sábado, 12 de diciembre de 2015
JOSÉ TOMÁS: 20 AÑOS DE ALTERNATIVA, 20 AÑOS DEL MITO
José Tomás es algo más que un torero, quizás más que un mito, si me apuran. José Tomás creo que encaja mejor en el apartado de leyenda, apoyado sobre ese ambiente de mística y de misterio que le rodea. Por un lado está el José Tomás torero, una figura que ocupa un lugar destacadísimo en la historia del toreo, sin duda alguna. Quienes le hemos visto torear hemos vivido experiencias irrepetibles, lances que posiblemente nunca volvamos a ver, le hemos visto colocarse no ya en el sitio, sino en lo aparentemente imposible, menos para él, rozando la muerte tantas y tantas tardes que resultaba cogido, algunas de tremenda gravedad. Y por otro lado está el José Tomás personaje, un tipo peculiar, reservado, enigmático, siempre rodeado de ese halo de misterio del que hablaba, algo que quizás haya contribuido sobremanera a construir su leyenda, con su particular forma de ser, sus idas y venidas, sus desapariciones y regresos, su constante negativa a los medios de comunicación, especialmente la televisión y que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los empresario taurinos. Personaje, no podía ser de otra forma, controvertido, como todos los genios, admirado creo que por todos los taurinos y, por qué no decirlo, discutido en los últimos tiempos por su manera de afrontar la profesión. Muchos no compartimos, aunque yo la respeto, su decisión de apartarse de las plazas de primera en los últimos años, de anunciarse a cuentagotas en plazas de menor categoría, con reses de trapío algunas veces más que discutible. A mi, al menos, me hubiera gustado volver a verle en Madrid, en Sevilla, en Bilbao…
Como decía, José Tomás es especial. Para empezar, su alternativa. Fue hace ya 20 años, un 10 de diciembre de 1995 (la fecha ya por sí sola llama la atención) en la México, la plaza de México D.F. No me negarán que se alejo de lo que es al uso en España, donde los toreros españoles suelen tomar la alternativa a lo largo de nuestra temporada y, a poder ser, en las grandes ferias. Pero no, el maestro de Galapagar ya apuntaba sus características diferenciales. Quizás por ese hecho, su alternativa en tierras mexicanas, se explique su personal idilio con aquella tierra y aquella afición, donde su figura desborda la barrera de mito. Y probablemente no ha sido La México la plaza azteca donde ha cosechado sus mayores éxitos, pese a haber cortado seis orejas en sus diversas tardes, pero sin llegar a salir a hombros. Posiblemente Aguascalientes haya sido el escenario donde con más intensidad ha desarrollado su tauromaquia, en lo bueno y en lo malo, en el éxito, volviendo loca a su afición cortando orejas, saliendo a hombros en repetidas ocasiones, y también en el dolor y la tragedia, sobre todo la última, un 25 de abril de 2010 ante un toro de la ganadería De Santiago que le empitonó en el muslo izquierdo y que le tuvo al borde de la muerte. Alternativa, triunfos y dolor son, por tanto, los lazos de unión tan grandes del madrileño con México.
Sería injusto olvidarnos de otro de los lugares donde José Tomás es un auténtico ídolo, Francia. Dax, Arlés, Bayona, Beziers, Mont-de-Marsan, todas han visto torear a José Tomás y le han visto triunfar. Pero si hay una por encima de todas, esa es, en mi opinión, la de Nimes. A quien se le va a olvidar la tarde del domingo 16 de septiembre de 2012 en el anfiteatro nimeño, con legiones de aficionados españoles desplazados hasta allí junto a la querida afición francesa. José Tomás frente a seis ejemplares de distintas ganaderías (Victoriano del Río, Jandilla, El Pilar, Parladé y Garcigrande), todo un recital del toreo, tanto de capa como de muleta, rematado con espadazos de antología. El resultado fueron las ya míticas once orejas y un rabo simbólico que cortó a aquella tarde abriendo la Puerta de los Cónsules y que ocupan un lugar con letras de oro en la historia de nuestra Fiesta, algo que no creo que volvamos a ver jamás.
Pero no solo México y Francia han visto tardes apoteósicas en el capote y la muleta de José Tomás. En nuestro suelo patrio son muchas las plazas que han enloquecido con su arte y su valor, a veces temerario. Repasar todas seria interminable, así que voy a ceñirme a las plazas de primera. Valencia, Pamplona y Barcelona le han visto cruzar a hombros sus Puertas Grandes. Para el recuerdo quedará la tarde de Barcelona previa al cierre por motivos políticos de La Monumental barcelonesa, a hombros de la afición desde la Puerta Grande hasta su hotel por las calles de Barcelona. Todo un símbolo. Menos suerte quizás haya tenido en Zaragoza, donde ha cortado 2 orejas en su carrera, y en Bilbao, plaza en la que aún no ha logrado sumar ningún apéndice. Pero si hay dos plazas españolas que han visto el toreo en la cumbre de José Tomás han sido Sevilla y Madrid. La Real Maestranza asistió en la Feria de Abril de 2001 a faenas antológicas que le abrieron de par en par la Puerta del Príncipe. Fueron las tardes del 15 de abril frente a toros de Torrealta y el 28 de ese mismo mes frente a astados de Nuñez del Cuvillo. Dos salidas a hombros del coso maestrante que elevaron a los puestos más altos del escalafón al madrileño. Toreo de lujo, arte y valor de la mano, con la entendida afición sevillana rendida al madrileño.
Pero el resumen de tanto y tanto triunfo quedaría huérfano si no se hace un aparte especial para el binomio José Tomás-Madrid o Madrid-José Tomás, como prefieran. Hasta en seis ocasiones ha salido en hombros camino de la calle Alcalá el maestro de Galapagar. Hubo una séptima Puerta Grande en Las Ventas en la que no pudo salir a hombros pese a cortar cinco orejas a toros de Puerto de San Lorenzo y El Torero, ya que resultó cogido, una vez más, teniendo que ser intervenido en la enfermería de la misma plaza. Su carrera torera se inició nada más nada menos que cortando una oreja a un ejemplar de Jandilla el día de su confirmación, un 14 de mayo de 1996, con Ortega Cano como padrino y Jesulín de Ubrique como testigo. A partir de ahí una carrera meteórica jalonada de triunfos, aunque salpicados con algún que otro lunar com aquella tarde de junio de 2001 en la que se dejó un toro vivo de Adolfo Martín. Pero lo que realmente nos ha dejado impactados a los aficionados venteños han sido, repito, sus numerosas tardes de triunfo, muchas de ellas haciéndonos pasar auténtica angustia y más de un sobresalto por su colocación y ver cómo se pasaba los toros, en terrenos auténticamente inverosímiles. Sin duda hay un trienio mágico, el comprendido entre 1997 y 1999 que marcaron el devenir de José Tomás en Madrid. Las tres Puertas Grandes consecutivas en otros tantos sanisidros crearon grandísima expectación ante el anuncio de José Tomás en Las Ventas. En el 97 frente a toros de Alcurrucén, en el 98 con los de El Torreón y en el 99 los de Puerto de San Lorenzo, su figura creció y llegó a lo más alto. Hubo que esperar al año 2001 para ver al de Galapagar abrir de nuevo la Puerta Grande ante reses, una vez más, de Puerto de San Lorenzo, hazaña repetida al año siguiente, durante el San Isidro de 2002 ante astados de Martelilla. Cuatro años de sequía nos conducen a un mes y un año mágicos tanto para la plaza madrileña como para José Tomás. Fueron dos tardes de ensueño del mes de junio de 2008. En el cartel posiblemente dos de las ganaderías consideradas talismán para el maestro: Victoriano del Río y Puerto de San Lorenzo. Cartel de "no hay billetes" desde que se anunciaron. La reventa alcanzó aquellos días niveles estratosféricos, fuera incluso de toda lógica. Dos Puertas Grandes apoteósicas, antológicas, de toreo magistral, donde también estuvo presente el otro denominador común de su carrera, el dolor, ya que fue herido por su último toro privándole del privilegio de abandonar la plaza de Las Ventas a hombros por su Puerta Grande.
Esa fue su última parición en la arena venteña. Como decía al principio, la trayectoria torera de José Tomás a partir de entonces ha variado su rumbo. No entro a juzgar si acierta o no, no soy quien para criticar a un figurón del toreo. Desconozco, aunque lo intuyo, cuales serán los motivos reales que le hicieron tomar la decisión de medir muy mucho cuánto y dónde torea, así como las ganaderías elegidas. No sé si los motivos económicos son lo principal, el peso de los derechos televisivos, su caché, si se refugia en festejos "menores", incluso se le acahaca "miedo". Sí que hay algo de lo que no tengo dudas. La terrible cornada de Aguascalientes en 2012 le marcó mucho, y no me extraña nada, es algo lógico y humano. Puede haber pesado en su ánimo, por supuesto, pero me reitero en lo mismo: Es su decisión y es respetable, aunque discutible. El apartado ganadero es, quizás, uno de los flancos por el que más se le ha atacado en los últimos años. Como todas las figuras tiene sus predilecciones a la hora de elegir el ganado. Puerto de San Lorenzo, Victoriano del Río y Nuñez del Cuvillo han sido testigos de sus rotundos triunfos, les ha llamado ganaderías talismán, y es lógico que elija reses de esos hierros en las corridas que se anuncia, ¡quién no lo haría!, y menos siendo la máxima figura. Mucho se le ha criticado por este motivo, pero me parece injusto. Otro asunto es el trapío de los toros elegidos, y ahí sí que soy algo crítico con la presencia de muchos de los animales estoqueados por José Tomás en las últimas temporadas. Aunque sean lidiados en plazas de segunda y alguna de tercera, es una figura de primera categoría y creo que debiera cuidar mejor la presentación de los toros elegidos. Pienso, sinceramente, que le beneficiaría a ojos del aficionado, de ese aficionado que tanto le añora en Madrid y al que le gustaría volver a ver torear en la primera plaza del mundo.
José Tomás, figura y enigma, tras 20 años de alternativa, sigue sin dejar indiferente al aficionado.
Antonio Vallejo
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