jueves, 29 de diciembre de 2016

¡Feliz año!: En el horizonte II


El pasado 6 de diciembre publicaba una entrada en la que comentaba lo cerca que estaba la próxima temporada taurina 2017 y comentaba algunas reseñas y avances de lo que puede ser un gran año a taurino. Mientras tanto, América sigue a toda máquina, Colombia, Perú, Venezuela y México acaparan toda la atención y prestan estos días navideños para la celebración de innumerables festejos  en sus plazas. Ayer mismo Cali ha asistido al enésimo triunfo de Andrés Roca Rey y a la enésima cogida del diestro limeño quien, una vez más, ha puesto el corazón en un puño a los aficionados de la plaza de Cañaveralejo en un quite por saltilleras ceñidísimo, pleno de belleza y riesgo, y su toreo característico con pases cambiados por la espalda con los pitones del toro arañando los bordados de la chaquetilla, pisando terrenos al límite de lo imposible. Faena de emociones que hizo vibrar, bramar diría mejor, a los tendidos y que merecía un final acorde al toreo desplegado por el peruano. Sabedor de lo que había se tiró a matar despreciando una vez más cualquier regla que hablara de cuidado o precaución, mirando una vez más cara a cara a la muerte entre los pitones del toro mientras hundía la espada en todo lo alto y era voletado de manera espeluznante por el de Paispamba. Afortunadamente salió de la suerte sin consecuencias y paseó como si nada las dos orejas del animal entre el delirio de la afición. México, en concreto Querétaro, también asistieron el día de Navidad a una magnífica corrida en la que Zotoluco cortó dos orejas y salió a hombros en su despedida de la plaza mexicana , Talavante dejó su sello de figura del toreo, reposado, cadencioso, en la cima de su carrera, cortando una oreja de mucho peso, y El Payo evidenció de nuevo que su triunfo en La México no fue pura casualidad, cortando otra oreja que a punto estuvieron de ser dos, ante toros de Campo Real. Y mucho más en plazas mexicanas, Silveti y Gerardo Rivera cortando orejas en Tlaxcala, Saldívar en Jalpa, Sergio Flores en Puruándiro, y un largo etcétera. Mención especial hay que hacer al enorme esfuerzo que ha supuesto sacar adelante la temporada taurina en Venezuela. De sobra es conocida la situación lamentable de es país, dominado por un estalinismo atroz que está llevando a la ruina, a la  miseria absoluta a esa tierra. Con lo que tienen, al demente que les desgobierna solo se le ocurre batallar contra la fiesta de los toros por ser una "tradición española", ese es su "gran" argumento, como el de los de aquí. Prohibición tras prohibición ha ido estrangulando, asesinando plaza tras plaza y sólo una pocas resisten el ataque. Ese es el ejemplo que siguen los "antis" en España, ese es el modelo que quieren importar los falsos animalistas, comunistas sanguinarios cuyo único fin es la destrucción de España, seres que solo se mueven por el odio y cuyo lema es prohibir, prohibir y prohibir, como la carmenada de las matrículas de los coches que hoy padecemos en Madrid. Mejor vuelvo a los toros, que es de lo que se trata, porque como siga calentándome acabo mal, o bien, según se mire. Decía de Venezuela, enorme mérito haber conseguido que 35 matadores y novilleros hayan hecho el paseíllo en las plazas que resisten. Sin duda lo más sonado han sido los rotundos triunfos de Enrique Ponce quien en tres corridas cortó nueve orejas, un rabo e indultó a un toro en Mérida, y Daniel Luque que hizo cuatro paseíllos en San Cristóbal y Mérida triunfando en ambas plazas. 
Como vemos, América sigue con su temporada, mientras en España seguimos con atención lo que allí acontece y nos preparamos para dentro de dos días tomar las uvas y dar la bienvenida al  nuevo año, que parece mentira que ya esté aquí. Ya lo decía el pasado 6 de diciembre, el tiempo vuela y en cuatro semanas saltará en Ajlavir el primer toro del 2017 y en cinco semanas iremos a Valdemorillo. Madrid ya anunció los primeros carteles, el Domingo de Ramos con toros de Victorino Martín y la posibilidad de que sea Paco Ureña en solitario el que los lidie. También Vistalegre presentó el festejo del 25 de febrero y Sevilla, por su parte, anunció ya las ganaderías de la próxima Feria  de Abril. A estos avances de lo que será la temporada 2017 se suman Castellón y Pamplona. La ciudad levantina perfila una Feria de la Magdalena de máximo nivel, con carteles de lujo que contarán con Ponce, Talavante, Manzanares, Morante, Juli, Roca Rey, Diego Ventura, Varea y no me extrañaría que aparecieran algunos de los mexicanos que están en boca de, posiblemente los hermanos Joselito y Luis David Adame y Octavio García "El Payo", frente a toros de reconocidas divisas, tales como Fuente Ymbro, Garcigrande-Domingo Hernández, Juan Pedro Domecq, Hermanos García Jiménez. Sin duda una feria de primera la que se espera en Castellón. Y otra plaza que, como es tradicional en estas fechas, cierra y anuncia su elenco ganadero es Pamplona. El coso de La Misericordia tiene ya definidos los hierros que correrán por las calles pamplonesas por la mañana y se lidiarán por la tarde en su Feria del Toro. Debuta en dicha feria la ganadería salmantina de Puerto de San Lorenzo, lo que será un auténtico espectáculo, pues ver a los Atanasios corriendo por Estafeta será una auténtica maravilla. Completan el serial Victoriano del Río, Jandilla, Cebada Gago, José Escolar, Nuñez del Cuvillo, Fuente Ymbro y la ya clásica y tradicional corrida de Miura como broche de oro el día 14 de julio. ¿Que eso está lejos?. ¡Ni mucho menos!. En un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en el verano. Si no, al tiempo. Por el camino tendremos a Sevilla, Madrid con un San Isidro que promete en este año, Alicante….. Será una gran temporada 2017, aunque a los que ya sabemos les jo…, perdón, les pese.
¡Feliz año!

Antonio Vallejo

lunes, 12 de diciembre de 2016

El duende invade México, ¡cumbre Morante!


Lo tenía guardado, lo dijo en una entrevista  mientras asistía como espectador en la tarde del sábado a la corrida de Fermín Rivera, El Payo y  Diego Silveti: "Necesito enseñarle a México lo que llevo dentro". ¡Y vaya si lo hizo!. La magia, el embrujo, el pellizco, el duende, todo lo sacó a pasear el de La Puebla del Río para hacernos soñar, una tarde antológica de Morante. Gusto, clase, maestría y torería en estado puro, obra cumbre de un Morante todo sentimiento, abandonado al toreo y a la inspiración, entregado al Arte, supremo, sublime, insultantemente bella su faena, todos los calificativos se me quedan cortos para expresar los sentimientos que transmitió la antología torera del de La Puebla del Río. ¡Merece la pena trasnochar y meterse a la cama a las tres de la mañana si es para ver torear así a mi Morante!. ¡Ole, ole y ole!, ¡viva el toreo!, ¡ésto es lo más grande!.

Todo ocurrió en una corrida de Teófilo Gómez desigual de presentación y juego programada como penúltima de la Temporada Grande. Una tarde más deslucido el aspecto de los tendidos, menos de media plaza, peor para ellos que se lo perdieron. Dos toros buenos, el primero y el cuarto, otro con clase pero soso a más no poder, el segundo, y tres que no sirvieron para el lucimiento.

Desde que saltó a la arena el segundo dejó claro Morante a qué venía a La México. Las verónicas de saludo, lentas, eternas, suaves, acariciando, meciendo, acunando la embestida de un noble y enclasado toro, pero al que le faltó chispa y gracia, eran el anuncio del delirio. Toda esa chispa y  gracia que no tuvo el animal la puso el sevillano a su toreo. Las trincherillas al inicio de su faena de muleta eran cada una un cártel por sí mismas. Desde que tomó la muleta el trasteo discurrió por los caminos del temple, la suavidad, la clase, el gusto y la exquisitez del toreo de Morante. Derechazos y naturales a cámara lenta, temple descomunal, llevando al toro cosido a la muleta, haciendo humillar al noble pero más que soso animal, todo ello seguido por una afición hipnotizada rendida ante tanto derroche de arte y belleza y que respondía con olés profundos, sentidos, roncos a cada lance, para alcanzar el cénit cuando Morante se saca de la nada un molinete garboso al apretarle el toro, que se quedaba ya muy corto al final de faena. Lástima el mal manejo de la espada porque una oreja era segura. Aunque realmente daba igual, porque el caprichoso destino le tenía reservado un cuarto toro para que el sevillano derramara toda su inspiración sobre la arena mexicana en una faena cumbre. Las chicuelinas garbosas de recibo fueron únicas, pero el delirio comenzó cuando Morante se echa el capote atrás, cita en largo colocándose casi de espaldas y nos deleita con un Quite de Oro antológico, moviendo las manos con una suavidad pasmosa. La plaza en pie rompiéndose a aplaudir tras el torerísimo remate con el capote, impregnado de ese sabor que solo Morante sabe imprimir a sus lances, fruto de su inspiración e improvisación ajenas a guiones escritos o prefabricados, solo Arte, puro Arte, esencia pura, como la del maestro Romero. El ambiente en los tendidos de La Monumental mexicana se lo pueden imaginar, todo el mundo era consciente que algo grande iba a ocurrir, pero creo que jamás soñaron con ver lo que vieron. Desde luego yo me frotaba los ojos ante el televisor, y no era de sueño, quería estar seguro que lo que estaba viendo era real. Inicia la faena al paso, ligando trincherazos y trincherillas, algo sublime, poesía pura con un trozo de tela. El derecho fue sin duda el mejor pitón del toro, por ahí surgieron series macizas de temple, ligazón y hondura, bajando la mano, toreando con la cintura y las muñecas, todo suavidad y naturalidad, enroscándose al toro en cada lance, dejándose en cada remate, entregado a sus musas y México rendido a sus pies, conquistado por el Hernán Cortés del toreo. Por el izquierdo le costó más tomar el engaño al de Teófilo Gómez, pero el de La Puebla recetó naturales sueltos inmensos, de infinita belleza. El estoconazo con el que fulminó a este muy buen toro fue de órdago. Rodado sin puntilla las dos orejas que paseó el sevillano culminaron una tarde mágica, noche de ensueño en España. Sí, lo que vi era real, y la emoción infinita al ver la sonrisa de Morante y México a sus pies, invadido por el duende, en una apoteósica vuelta al ruedo entre el clamor de los tendidos con gritos de "torero, torero, torero".

Pocas opciones tuvo José María Manzanares ante su lote. Feo, deslucido y sin  clase el tercero, embistiendo a arreones, sin humillar. Tardo, reservón y con peligro el quinto, que medía y buscaba en cada muletazo. Muy por encima de los toros el alicantino que solo pudo lucirse en el toreo de capote al quinto con verónicas de bellísima factura intercaladas con chicuelinas a manos bajas rememorando a su padre, para rematar con una revolera lentísima cargada de sabor. Nada tuvo en la muleta el segundo, soso y sin fuerza. Con muy buen criterio optó por abreviar el alicantino, evitando así una sucesión de pases sin sentido que solo consiguen aburrir al personal. Mayores complicaciones tuvo el quinto, un toro ante el que no era fácil estar y al que Manzanares sometió a base de paciencia y mando, demostrando el poderío de su toreo. Lo que parecía imposible lo logró el alicantino, que sacó un par de tandas por el pitón derecho plenas de temple, con la mano baja, haciendo humillar a un animal que siempre llevaba la cara arriba. Mal en el manejo de la espada Manzanares, algo a lo que no nos tiene acostumbrados, no en vano es uno de los mejores estoqueadores que hay en la actualidad. Recogió una merecida ovación a la muerte de su último toro en reconocimiento a su buen hacer ante un ganado imposible.

Junto a los dos diestros españoles completaba el cartel el mexicano Gerardo Rivera, que confirmaba alternativa con tan solo una corrida toreada en 2016. Y si viéndole en su toro de confirmación me dicen que llevaba toreadas una veintena de tardes me lo creo. Le tocó en suerte un toro feo de hechuras, descolgado, con poca cara, pero noble, pronto y repetidor al que el mexicano toreó francamente bien. Lo recibió a portagayola en un alarde de valor y disposición, ejecutó un quite por saltilleras con clase y banderilleó a sus dos toros de manera vibrante y con decisión. Con la muleta demostró temple y sacó tandas por ambos pitones depaciosas, bajando la mano y alargando el lance, aprovechando muy bien el recorrido del animal. También se le vieron algunos defectos, lógico, como la mala colocación al intentar una arrucina que le sirvió para ser volteado por el de Teófilo Gómez, afortunadamente sin consecuencias. Máxima entrega y ganas en Rivera, quien lo puso todo pero que se topó ante un animal deslucido en su segundo que le dio pocas opciones. Tampoco anduvo fino con los aceros, aunque no se le puede pedir más teniendo en cuenta que es uno de los muchos matadores que torean poco, poquísimo, algo desgraciadamente frecuente en el escalafón donde los contratos escasean y no es nada fácil hacerse hueco.

Pero la de ayer fue la tarde de Morante, la tarde del duende, la tarde de la magia, la tarde del pellizco en México, la noche para soñar despiertos aquí, en España. Esta es la magia y la grandeza de nuestra Fiesta, esto es el toreo, emoción y sentimiento.

Antonio Vallejo

martes, 6 de diciembre de 2016

En el horizonte


Noviembre, diciembre, meses de otoño, casi invierno en España. La temporada americana a toda máquina, México, Perú, Ecuador, sus plazas están en su máximo apogeo, Venezuela y Colombia con novilladas y alguna corrida de toros suelta previas a sus temporadas. Por aquellas tierras transatlánticas andan gran parte de los matadores españoles y franceses cuajando una más que notable temporada de invierno.
Sobre todas las ferias que por alía se desarrollan destacan sin duda, al menos a estas alturas del año, la Temporada Grande de La México y la de Lima. Por fortuna en España es posible seguir en directo el desarrollo de la temporada de la capital mexicana gracias a Toros Tv, una oportunidad de oro, como en anteriores ocasiones ya he comentado, para conocer el toreo en América y la manera de concebirlo, entenderlo, valorarlo y vivirlo, pero también una ocasión para constatar algo realmente preocupante y que en estos tres fines de semana de Temporada Grande que se llevan cumplidos, a excepción de las dos tardes del arranque, con Zotoluco, Manzanares, Talavante, Joselito Adame y Roca Rey en los carteles, ha sido una constante; la escasa, mínima en algunos casos, asistencia de espectadores. Lamentable el aspecto de los interminables tendidos de La México, que cuentan con  capacidad para 50.000 espectadores y que se han visto ocupados por tan solo 2.000 ó 4.000, algo desolador, triste, muy preocupante. Y no hablo de las novilladas de la temporada chica, en una de ellas el dato fue de ¡300 espectadores!. De hecho, hoy mismo he leído en Aplausos que la corrida programada para este viernes día 9 en La México, dentro del fin de semana de lo que allí llaman feria Guadalupana y en la que iban torear Sebastián Castella, Alejandro Talavante y Diego Sánchez se traslada al domingo 18, con vistas a una mejor entrada. Espero que sea algo anecdótico y pasajero, que con la llegada de las figuras se pueblen de aficionados los tendidos de La Monumental mexicana, porque si no es así se nos va la fiesta, se muere por sí sola. México es un puntal de la Fiesta, plaza de máximo nivel y referencia en el planeta toros, fundamental para difundir la grandeza del toreo, como son Madrid y Sevilla, el mayor escaparate al mundo de lo que significa el toreo, y si aquí falla la afición, algo grave nos pasa.
En lo puramente taurino y en lo que a México se refiere, el pasado sábado 26 de noviembre en la tercera de la Temporada Grande fue Ginés Marín el único que salvó la tarde. Malo, malísimo, horripilante el encierro de José Julián Llaguno, descastado, sin raza y falto de fuerza, en el que Marín dio una merecida vuelta al ruedo en el toro de su confirmación al torear con mucho gusto y temple al único ejemplar que sirvió algo. Muy por encima de su lote, en el sexto nos dejó un quite por saltilleras maravilloso y durante toda la tarde dio impresión de estar en un momento extraordinario, tal como demostró en el final de temporada española. Solvente y muy por encima de su lote anduvo también Arturo Saldívar, quien tiró de oficio y técnica para intentar sacar algo de sus toros, pero no tenían fondo alguno, misión imposible para el mexicano que recogió una ovación a la muerte del segundo premio a su entrega y buen hacer. Menos toreado, mucho menos, vi al también mexicano Juan Pablo Llaguno, que entre que no tuvo toros y que tampoco se le vio precisamente sobrado de recursos pasó sin pena ni gloria por la arena del coso de Insurgentes. Por si fuera poco mató mal, rematadamente mal, escuchando dos avisos en su primer toro que a punto estuvo de tener que ser devuelto a los corrales ya que se salvó por segundos de escuchar el tercero de los avisos.
Mejor resultó el festejo del domingo 27 de noviembre con toros de El Vergel para los mexicanos Fermín Rivera y Sergio Flores junto al español José Garrido que confirmaba alternativa. Encierro descastado y con complicaciones que nos permitió ver la primera salida a hombros de esta Temporada Grande al desorejar Sergio Flores al quinto de la tarde, el mejor del encierro sin duda alguna, tras una faena de mando y temple en la que sometió al animal sacando muletazos de hondura y bellísima factura por ambos pitones que encontraron el eco en los tendidos, olés sonoros con el público azteca entregado. Mató de un extraordinario estoconazo que pasaportó al de El Vergel y paseó con justicia los dos apéndices del animal. Muy serio y firme anduvo el confirmante Garrido. En el toro de su confirmación, un toro complicado, justo de fuerzas y de escaso recorrido, dejó magníficas sensaciones con el capote, chicuelinas garbosas con la mano baja y una muy torera media de remate como tarjeta de presentación. Entendió bien a su oponente y a base de temple y someterlo por bajo dominó la brusca embestida del animal, que se quedaba corto y buscaba a mitad del muletazo. Al natural surgieron los mejores lances de la faena, con el extremeño por encima de su enemigo, demostrando enormes dosis de valor al aguantar parones, miradas y arreones del animal. Mató de pinchazo y estocada desprendida. Ni Flores ni Garrido tuvieron opción alguna de lucimiento en el segundo de sus lotes, aunque demostraron valor y entrega. Lo mejor, la brevedad con los aceros a la hora de pasaportarlos. Fermín Rivera, mexicano de dinastía torera, sobrino de Curro Rivera, torero valiente de corte heterodoxo y tremendista,  una de las máximas figuras del toreo mexicano de los años 70 y que en España toreó 58 corridas, con 10 paseíllos en las Ventas y nueve orejas en su haber, dejó en el segundo detalles de toreo clásico y profundo, con series por ambos pitones con empaque que hicieron rugir a los tendidos de La México, entregada toda la tarde a Rivera. Toreó con mando, técnica, gusto y mucha torería en ese segundo lo que hubiera valido una oreja de no haber mediado un inoportuno desarme y el mal manejo de los aceros, pero escuchó una encendida y cariñosa ovación. En el cuarto tuvo oportunidad de desquitarse de lo ocurrido previamente al cortar una oreja de ley. Sensacional el quite por chicuelinas rematado con una larga cordobesa que puso en pie a los tendidos, anuncio de lo que vendría en la  muleta. Faena de temple y cadencia, muletazos ligados con gusto y naturalidad, con enorme soltura se le vio al mexicano y magnífico juego de muñecas, sobre todo en un cambio de mano excelso, eterno, lentísimo y largo que hizo que los aficionados se rompieran las palmas a aplaudir. Entró a matar con decisión, volcándose sobre el morrillo para liquidar al de El Vergel con un estoconazo fulminante para pasear con enorme gozo una oreja de mucho peso por el anillo de Insurgentes.
Para el sábado 3 de diciembre estaba programado Luis David Adame, quien no ha llegado a tiempo de recuperarse de la cornada del pasado 12 de noviembre en la apertura de la Temporada Grande, por lo que el festejo anunciado para esa tarde quedó en un mano a mano entre Octavio García "El Payo" y Sebastián Castella con toros de San Isidro. Al de Beziers le correspondió un lote infumable, rajados, reservones, con genio y peligro el tercero, totalmente nulos para el triunfo. Muy firme se mostró Castella toda la tarde, derrochando técnica y conocimiento, sin dudar ni un segundo en invadir los terrenos del toro para intentar sacar algo en claro de aquel desastre ganadero, eso sí, de preciosas hechuras, sobre todo el primero. Lo intentó por ambos pitones, se expuso el francés y llegó a trazar algún muletazo suelto largo y profundo. No anduvo fino con los aceros pero el público supo valorar su labor de entrega y compromiso despidiéndole con una calurosa y cariñosa ovación. Fue esa tarde cuando pudimos ver la actuación más redonda, compacta e importante de lo que va de Temporada Grande a cargo de El Payo. El torero de Qurétaro-ciudad famosa gracias a nuestro Emilio Butragueño, el Buitre- mostró un toreo de enormes dimensiones en el que combinó su concepto sobrio y clásico del Arte con gusto y naturalidad, sin estridencias ni excesos, todo inmerso en una línea de elegancia y sentimiento con la que llegó a los tendidos y los puso patada arriba. Toreó con una madurez que antes no había visto en sus actuaciones en Madrid, con exquisito temple, muletazos hondos, todo relajado, la mano baja, citando alante y llevando muy largo al toro, cerrando la salida para ligar las tandas con enorme belleza. La máxima expresión llegó en el sexto al que cortó una oreja con fuerte petición de la segunda y que el Juez de Plaza, como allí llaman al presidente, no otorgó. Cierto es que la colocación de la espada resultó algo defectuosa, pero su maciza actuación durante toda la tarde bien hubiera valido el segundo trofeo y su salida por la puerta grande. Creo que, sin apartarse de lo que dicta el reglamento, hay que tener sensibilidad y cierta generosidad cuando un hombre se juega la vida ante un toro y derrocha Arte. La Fiesta necesita triunfos, aunque solo sea como señal de reclamo para el público que tan escasamente está acudiendo a La México. 
Para la sexta de la Temporada Grande de este pasado domingo 4 de diciembre se anunciaba un encierro de Julian Hamdan para Miguel Angel Perera, Juan Pablo Sánchez y Armillita IV. Vibrante toreo de capote de Perera al primero de la tarde, cadenciosas verónicas, chicuelinas ceñidas y con sabor para rematar su toreo de capa con un quite por tafalleras estático, sin mover un milímetro las zapatillas. También extraordinario Curro Javier en banderillas con este primero, dos grandes pares, de poder a poder, reuniendo en la cara, viéndose obligado a responder desmonterado la gran ovación de los escasos 5.000 espectadores que ocupaban los tendidos de La Monumental azteca. Solo un pitón tuvo este primero de Hamdan , el derecho, por el que Perera exprimió al toro. Muletazos templados y largos, bajando la mano, ligados que fueron coreados con olés por los tendidos. Bajó el nivel y el ritmo de la faena al tomar la muleta con la mano izquierda. Al natural protestaba el toro, se revolvía y no humillaba. Quizás ese motivo y que el toro doblara con solo media estocada hizo que el Juez de Plaza no sacara el pañuelo a pesar de la que creo era mayoritaria petición de los aficionados, pero dio una vuelta al ruedo de gran valía. En el cuarto, un sobrero de Valparaíso, poco más que intentarlo pudo hacer el extremeño. Como el toro no iba se metió en sus terrenos, esos que tantas veces le hemos visto pisar a Miguel Angel y en los que parece encontrase increíblemente cómodo. Pases por la espalda, muletazos arrancados metido entre los pitones, alarde de entrega y valor, pero no había nada. Abrevió con criterio, como debe hacerse en estos casos. Armillita IV se llevó el peor lote. Ninguno de sus dos toros se entregó, no humillaban, siempre con la cara a media altura y con poco recorrido. Entregado y con ganas el mexicano, se puso y trató de conducir la embestida de su lote sin éxito. Silencio en ambas faenas para otro torero de dinastía, la de los Armilla. Juan Pablo Sánchez, torero de Aguascalientes, cortó una oreja al segundo de la corrida. Toreó con un temple extraordinario, reposado, entendiendo al toro a la perfección, dándole la altura, la cadencia y las pausas que requería. Faena muy al gusto de México, primero a media altura, con suavidad, enseñando al toro a embestir, para terminar bajando la mano y ligando muletazos largos y templados por ambos pitones, alcanzando una despaciosidad impresionante al natural, como si fuera la superlenta del plus. Todo lo hizo con naturalidad, sutileza y gusto, matando de un estoconazo y paseando por el ruedo una oreja que, en mi opinión, bien podían haber sido dos, puesto que méritos creo que hizo más que de sobra y la estocada fue colosal. Magnífico recuerdo el que me ha dejado este mexicano al que no había visto torear antes.
Dejando Mexico D.F, que es lo que puedo ver a través de televisión, Perú está viviendo días de enorme emoción y asistiendo a triunfos rotundos, esta vez sí que con máxima asistencia de aficionados, con llenos a reventar en la plaza de limeña de Acho. Ponce, Morante de la Puebla y Manzanares han dejado el pabellón español por las nubes, secundados por Roca Rey que ha reventado la Feria del Señor de los Milagros. Toreo maravilloso el del valenciano, en la línea de torero de época con la que nos ha obsequiado a lo largo de todo este 2016. Gusto y clase en su actuación, enorme y eterno Enrique, toreo templado y relajado, disfrutando en cada lance, un delicia. Y Morante, ¡qué voy a decir del maestro!, quien, por lo que cuentan las crónicas, detuvo el tiempo una vez más en su capote con un toreo a la verónica como solo él sabe hacer, meciendo, acunando la embestida del toro, trazando con la muleta redondos y naturales con un sabor y un empaque descomunal, molinetes y trincherazos con el gusto y la gracia que el sevillano imprime a cada lance. Una oreja para cada uno de ellos es el resultado de su actuación en Acho. Y por si faltara algo llegó José María Manzanares hace dos días, este pasado domingo para desorejar a un toro de Hermanos García Jiménez corrido en cuarto lugar ante el que realizó una vez más una obra cumbre. Faenón del alicantino que he podido ver en un resumen y que supone un compendio de la tauromaquia de Josemari. Toreo de empaque, rotundo, pleno de clase, gusto, elegancia y torería, redondos profundos y bajos, ligados, naturales hondos, de sublime temple. Torería y más torería en la manos y las telas del maestro alicantino. Como no podía ser de otra manera, mató de estoconazo fulminante en la suerte de recibir. Ponce, Morante y Manzanares, tres de mis debilidades, toreros a los que admiro y con los que sueño el toreo cada tarde, toreros por los que siempre he confesado mi admiración y pasión, sin tapujos, a las claras, porque ¿acaso hay algún aficionado al que no le guste verles crear tanta belleza con su Arte?. Pero el que se ha llevado el premio gordo de la feria limeña, el Escapulario de Oro, ha sido el local Andrés Roca Rey. El peruano cortó el domingo cuatro orejas haciendo enloquecer a los aficionados de Acho. Armó un auténtico lío con su toreo cargado de emoción, desde las largas cambiadas con las que recibió de capote a sus toros, toreo arrollador a la verónica y por chicuelinas, para cuajar dos faenas de muleta de arrebato, templadas, ligadas, perfectamente concebidas y ejecutadas, en largo y siempre por bajo. Estatuarios, pases por la espalda, bernardinas, trincheras, desplantes ¡y dos estoconazos fulminantes! para cortar cuatro orejas y pasearlas entre gritos de "Perú, Perú, Perú…".  No sé si algún día veremos en nuestra patria a un toreo paseando los trofeos entre grito de "España, España, España…", ¿se acabarán algún día los miedos y los complejos y seremos capaces de expresar claramente el amor por nuestra tierra y nuestra Fiesta?.
Hasta aquí un resumen de lo que he visto y algo de lo que he leído sobre la temporada americana. Estamos en diciembre, parece lejano pero realmente no lo es tanto. Como titulaba esta entrada, en el horizonte ya se divisa la próxima temporada española. De verdad, no queda nada, si no me lo dirán el último fin de semana de enero cuando Ajalvir abra sus puertas y salte el primer toro y pocos días después, allá por San Blas, el fin de semana del 3, 4 y 5 de febrero, Valdemorillo celebre su Feria de la Candelaria. De momento van surgiendo noticias y adelanto de lo que puede ser la temporada 2017. En Las Ventas estamos expectantes ante la nueva empresa. Simón Casas y su equipo han entrado pisando fuerte y parecen garantía de espectáculo y éxito. De momento solo anuncios en lo que a ganaderías se refiere, concretamente la de Juan Pedro Domecq que lidiará dos corridas en San Isidro, una con cada hierro, Juan Pedro Domecq y Parladé, dentro de las quince corridas que el ganadero gaditano tiene ya contratadas para este 2017. Valencia,  Sevilla, Nimes, Mont de Marsan, Istres, Brihuega, Puerto de Santa María, más que posiblemente Bilbao y, en palabras del ganadero, tres plazas más de segunda aún sin determinar. No sería descabellado que una de esas plazas sea Alicante, además de Pamplona y Zaragoza, que en mi opinión también contarán con los juanpedros. Ya veremos. Otra ganadería que también ha anunciado su próximos compromisos en el nuevo año ha sido Nuñez del Cuvillo. Dos tardes en Madrid a sumar a las de Pamplona, Bilbao, Valencia, casi seguro Sevilla aunque las negociaciones continúan, Nimes, Mont de Marsan, Dax, Beziers, Alicante y Jérez, en palabras de Alvaro Nuñez. Otro de los avances que ha levantado gran expectación también tiene a Madrid y a Simón Casas como protagonista, que ha anunciado un inicio de temporada a lo grande con dos novilladas de lujo, nada menos que La Quinta y Fuente Ymbro, además de la corrida del Domingo de Ramos, nada más y anda menos que con los albaserradas de Victorino Martín, que también llevará una corrida a San Isidro, con un cartel aún por decidir, si bien hay muchos rumores que apuntan a Paco Ureña en solitario con seis de Victorino, todo un reto y  un reclamo de lujo para el aficionado. Como es lógico la Real Maestranza de Sevilla no podía quedarse atrás. Circula el rumor de un cartel de campanillas con Morante de la Puebla, José María Manzanares y Andrés Roca Rey ante toros de Nuñez del Cuvillo. Sería la repetición de la terna que este domingo 4 de diciembre ha resultado triunfal en Lima, por qué no soñar con ello. Lo que sí ha confirmado el empresario Ramón Valencia es que contará con los hierros de Nuñez del Cuvillo, Victorino Martín y Miura, que cerrará la Feria de Abril, para el abono sevillano.
Como digo, en ese horizonte aparentemente lejano se dibuja ya una temporada apasionante. Sin darnos cuenta nos veremos inmersos en ella, disfrutando un año  más de nuestra Fiesta, aunque a muchos les pese, por encima de trabas, insultos, vetos y prohibiciones. Hasta entonces seguiremos con la temporada americana. De momento veré a través de toros tv la corrida del sábado 10 con reses de Teófilo Gómez para Morante de la Puebla, José María Manzanares y Gerardo Rivera que confirma alternativa, la del domingo 11 con toros de Barralva para El Payo, Diego Silveti y Roca Rey y la del lunes 12 con Joselito Adame como único espada frente a ejemplares de distintas ganaderías. Un apasionante fin de semana que cerrará la Temporada Grande de La México y que espero sea, por lo menos, un éxito de público, y que pondrá en marcha la cuenta atrás hacia la temporada española que asoma en el horizonte.

Antonio Vallejo