Sanfermines 2015: Fin de fiesta, triunfos, tirunfalismo....y lo de TVE

Con la tradicional miurada se ha cerrado la Feria del Toro 2015, traducido al lenguaje de los mortales, los sanfermines de toda la vida. Una semana de toros al estilo de Pamplona, donde todo es fiesta, alboroto, jolgorio, música, ruido, en las calles, a cualquier hora, y en la plaza de toros cada día a las seis y media de la tarde. Pamplona es distinta, su feria de San Fermín también, y así hay que verla, entenderla, valorarla y analizarla. Debemos olvidarnos de la categoría que ostenta la plaza, de la justicia o no de los trofeos concedidos por un público que rompe todos los moldes conocidos en el mundo taurino. Sin duda, el mérito que tienen todos aquellos matadores que se anuncian en San Fermín es algo extraordinario. Enfrentarse a animales de ese peso, imponente presencia, a veces descomunal, con trapío y seriedad, como corresponde a la que se autodenomina Feria del Toro, en la que todo gira alrededor de este noble y bello animal, mientras en los tendidos no se para de cantar la chica yé-yé, Paquito el Chocolatero, la marcha Radezsky o lo que se tercie, gritar como si fuera un campo de fútbol, bailar, comer (¡Dios mío, eso son meriendas y no los bocadillos que me tomaba de pequeño!) y sobre todo beber, mucho, para aguantar el ritmo, y ser capaces de mantener la concentración y torear me parece algo fuera de serie, de auténticos superhéroes. No es extraño, por tanto, que muchas figuras se nieguen a venir a San Fermín en este ambiente de auténtica locura. Y dentro de este contexto hay que entender y valorar la concesión de trofeos, tanto aquellos que dependen del respetable, el primero, como los que son potestad del Presidente, figura que en esta plaza pamplonica no recae en comisarios de policía, sino en concejales del ayuntamiento aconsejados por un asesor taurino. No podemos, por tanto, desmerecer ni despreciar las orejas cortadas en San Fermín entre el bullicio y el cachondeo general porque muchas son de peso y gran mérito, ni debemos volvernos locos y proclamar a los cuatro vientos y de manera triunfalista la enorme cosecha de orejas que cada año se recogen en esta feria. Si nos ceñimos a las cortadas este 2015, nada menos que 16 en una semana, podríamos hablar del cúlmen del toreo, de la excelencia del arte, de apoteosis total. Y aunque no es oro todo lo que reluce, y es cierto que algunas no se hubieran concedido en otras plazas, no digo ya Madrid o Sevilla, estos trofeos los pide el público, que evidentemente no es el madrileño ni el sevillano, es el de San Fermín, único, peculiar y especial a más no poder, pero que es el que llena la plaza cada día y el que decide si lo que le ve le gusta o no y si es o no merecedor de premio. Merece la pena, por tanto, hacer un breve análisis de lo sucedido en el ruedo. Como ya he dicho, lluvia de orejas y cuatro Puertas Grandes para López Simón, quien cortó tres orejas a la corrida de Jandilla y Vegahermosa en tarde importantísima, dos cortó Miguel Abellán en la de Fuente Ymbro demostrando una enorme disposición, una madurez y una plenitud en su tauromaquia que le llevan a estar en el mejor momento de su carrera, otras dos cortó Paco Ureña demostrando enormes cualidades y capacidad frente a los de José Escolar y las dos que cortó El Juli en la impresentable corrida de Domingo Hernández y Garcigrande y que tanta polvareda y polémica han generado en la crítica taurina. Cuatro salidas a hombros, algo que no es fácil de conseguir. No han salido a hombros pero han tocado pelo y han triunfado otros nombres como Roca Rey en la novillada de El Parralejo, Hermoso de Mendoza en la de rejones del día 6 cortando un apéndice a un toro de El Capea, Sebastián Castella y Fandiño, una cada uno a toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés, Eugenio de Mora otra oreja de gran valor cortada a un ejemplar de Conde de la Maza, Miguel Angel Perera a un toro de Domingo Hernández y Manuel Escribano a un Miura en la última de feria. Repito, hay que saber valorar cada trofeo, pero una oreja en Pamplona tiene su peso, guste o no. Luego hay un caso, el de Jiménez Fortes que merece mención aparte. No obtuvo trofeo, pero su faena al toro de El Tajo y la Reina, ganadería propiedad de José Miguel Arroyo "Joselito", mereció una vuelta al ruedo que supo a triunfo de los buenos y, aunque no compute en el balance final, quedará en la memoria de los aficionados por su soberbia actuación, que no hace sino confirmar lo que este malagueño viene apuntando desde la pasada temporada. Por tanto, podemos discutir muchas cosas acerca de esta feria de San Fermín, de la personalidad del público, de sus seriedad o no, del valor de los triunfos, de lo que queramos, pero hay algo innegable, que nadie se aburre en la plaza. ¡Cuantas veces pecamos de puristas y nos olvidamos que nuestra Fiesta es precisamente eso, una fiesta!, un espacio de diversión en el que hay que ir a disfrutar y a pasarlo bien, aunque particularmente disienta de la manera de entender los toros como se hace en Pamplona. Me gusta más el silencio y el olé rotundo que lo rompe de mi plaza de Las Ventas que la charanga pamplonesa, soy más del apunte certero sevillano y su saber estar que de los cánticos etílicos sanfermineros, pero son solo maneras distintas de vivir lo mismo, de demostrar la afición y el amor al toro, que es lo que cuenta, lo único que puede mantener viva la Fiesta.
Y luego está lo de TVE. Que quede claro que reconozco y alabo la magnífica y enorme labor que cada mañana realizan todos y cada uno de los miembros del equipo encargado de la retransmisión de los encierros. Un trabajo excelente, con imágenes increíbles, comentarios certeros, entrevistas, tertulia, anécdotas. Nadie puede negar que los sanfermines no tendrían sentido sin encierros, que son imagen de nuestra Fiesta exportada a todo el mundo, un escaparate de auténtico lujo, y que son un espectáculo que, al menos a mi, me hacen estar frente a la televisión a las ocho de mañana cada año entre el 7 y el 14 de julio. Pero tampoco hay que olvidar que los encierros por sí solos no tendrían sentido, ni tan siquiera existirían, si no fuera porque por la tarde se lidian los toros que se corren por la mañana. Y ahí es donde le doy un puyazo y el pongo un par de banderillas negras a TVE, a su dirección o a quien corresponda. Me explico. Cada mañana vemos en directo el encierro, posteriormente repeticiones de los momentos de más emoción, peligro o belleza en las carreras de los mozos. En el telediario de mediodía y de la noche una reseña del encierro del día, balance de heridos, etc. ¿Cuántas noticias se han dado tanto en el programa matinal como en los informativos sobre las corridas de San Fermín?, ¿cuántas imágenes se han visto de los toreros saliendo a hombros?, ¿cuantas de las faenas, banderillas, varas o la suerte suprema?. Pues ninguna. Silencio absoluto, o pantalla en negro, como corresponde a la televisión. Hace cuatro años, vísperas de unas elecciones generales, a muchos miembros del partido aún gobernante se les llenaba la boca con frases grandilocuentes en las que proclamaban su afición y su firme promesa de defender y difundir la Fiesta de los toros. ¿Qué queda de aquello?. Nada, solo complejos, ese miedo, esa cobardía que les lleva a esconder todo lo que crean que no pueda ser políticamente correcto, en este caso nuestra Fiesta. Por eso relegan la información taurina al magnífico programa Tendido Cero, escondido en la programación de La 2 los sábados a mediodía. Nada de mostrar sangre, nada de mostrar un puyazo, nada de mostrar un lance de capote, ni un derechazo, ni un natural, absolutamente prohibida la estocada, por supuesto. Nada de sangre... del toro, porque si hubiera habido cogidas de toreros en este San Fermín (gracias a Dios y el famoso capote del santo no las ha habido), seguro que hubiera sido noticia. Esa sangre sí se puede mostrar, la del hombre que combate de igual a igual ante el animal, que le honra y le da la oportunidad de defenderse y desarrollar su naturaleza y sus sentido, morir peleando, con bravura y nobleza. Sin la Fiesta el toro bravo sería ya una especie extinguida, no lo olvidemos, no lo olviden, señores animalistas y no habría encierros. Pero eso no lo entienden los dirigentes de TVE. Una pena que un sensacional trabajo como el que desarrollan cada mañana no sea perfecto, con algo tan sencillo como una reseña e imágenes de la corrida del día anterior. En fin, que está visto que, o luchamos toda la afición unida frente a la ola antitaurina que nos acecha y frente a la dejadez de funciones de quienes debieran hacerlo, o estamos perdidos. TVE, su dirección y el partido del que depende han perdido otra oportunidad de oro de hacer algo por esta tradición cultural de siglos de tradición en España que son los toros.
Antonio Vallejo
Amén
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