Son muchas las cosas que han pasado desde la última entrada que publiqué en este blog y en la que apuntaba todo o al menos una gran parte de lo que estaba por llegar en este verano taurino que tantas ilusiones y esperanzas despierta cada año en los aficionados con el aluvión de festejos que se programan a lo largo y ancho de nuestra España. Decía que han sido muchas las cosas que han pasado; en lo político mejor no hablar, lamentable, asqueroso diría yo en lo deportivo para echarse a llorar, pero vamos a ceñirnos a lo taurino, a lo nuestro, a esta afición que ningún ministro que venga nos va a quitar por mucho que se empeñe.
Dejábamos las cosas a las puertas de la Feria de Hogueras de San Juan en Alicante. Hablaba de una feria sumamente atractiva y que apuntaba triunfos e intensas emociones. Así fue, se cumplieron las expectativas y en Alicante Roca Rey formó un lío monumental a un toro de Cuvillo cortándole las dos orejas tras una faena arrebatadora, completa, en la que combinó clase, gusto y torería con ese toreo escalofriante y apabullante que caracteriza al peruano, un auténtico ciclón, Castella perdió la puerta grande esa misma tarde al fallar con los aceros pero anduvo con el mando, el temple y la enorme calidad que impregna su toreo, igual que Talavante, sensacional, poderoso, fácil y solvente ante su lote en la misma corrida de Cuvillo, José María Manzanares desorejó a un juampedro al que toreó de capote como los ángeles y al que llevó en la muleta con la clase, la elegancia, la naturalidad que lleva en la sangre, una auténtica obra de arte que cautivó a los aficionados alicantinos, para acabar con la doble puerta grande de Enrique Ponce y Juli en la corrida de Garcigrande, puerta grande para dos figurines del toreo, dos auténticos monstruos de la tauromaquia que demostraron por qué mandan en este arte desde hace tanto y por qué van a seguir mandando durante una larga temporada. Más allá de cómo torearon, más allá de su conocimiento del toro y de los terrenos, más allá de su portentoso mando, su capacidad lidiadora y su poderío para someter a los toros haciendo que el malo parezca aceptable, el medio bueno se convierta en bueno y el bueno en excelente, más allá del gusto y la clase que derramaron sobre el ruedo alicantino, Ponce relajado, desmayado, celestial, Juli abriendo el compás, bajando la mano a ras de suelo, conduciendo huyen largo la embestida, ambos con un temple y una torería suprema, más allá de todo eso estuvo su compromiso, su verdad como maestros, su entrega y su disposición, jugándosela con toros que no eran precisamente fáciles, toros exigentes y con peligro, como si tuvieran que demostrar algo, como si estuvieran empezando. Una auténtica lección de los que es ser figura máxima del toreo, cada tarde en la plaza, cualquiera, de primera, segunda o tercera, da igual, ante todo tipo de aficiones, un lección de profesionalidad y responsabilidad que pude ver a través de Canal Toros, la única corrida de esta Feria de Hogueras que retransmitió en directo este año, pero que mereció mucho la pena y que una vez más me emocionó viendo a estos dos maestros dejarse la piel por este arte en todas las plazas del mundo. Echo la vista un par de años atrás y se me viene a la memoria las tardes de Ponce en Zaragoza, en La México, en Valencia, en Málaga aquella corrida crisol, qué decir de Bilbao, magia pura, en sevilla, en Madrid abriendo la Puerta Grande y acallando a todos los críticos, al igual que Juli en su magistral tarde en Las Ventas con los alcurrucenes, en Sevilla, Bilbao, México, en definitiva, de todo el mundo.
Luego vino Badajoz con Ponce y Gines Marín a hombros en la Feria de San Juan y San Pedro, Morante, Manzanares, Roca Rey y Talavante deslumbrando en León, de nuevo Manzanares abriendo la puerta grande en Burgos, Cayetano extraordinario que hubiera salido también a hombros de no haber fallado con la espada, Morenito de Aranda siendo profeta en su tierra, Castella firmando en Burgos una faena extraordinaria, Roca Rey deslumbrando en Burgos y Zamora y tantas y tantas tardes en las que odas esta figuras se han vestido de luces para llevar su arte a todos los rincones de nuestra geografía.
Y así nos encontramos ya en plenos sanfermines, en la Feria del Toro que seguiré desde esta misma tarde por televisión gracias a la retransmisión íntegra de Canal Toros. Una feria que apasiona a todos los aficionados, un feria que en Pamplona se vive de una manera única desde la mañana hasta la noche y que quienes no estamos allí compartimos a través de la televisión, tanto los encierros con las corridas. Seguro que no faltará la emoción ni en las calles ni en la plaza de la capital navarra. Pero esa es otra historia que he empezado a degustar con el primer encierro esta misma mañana con los toros de Puerto de San Lorenzo que a las seis y media, como cada día, lidiarán Paco Ureña, Román y José Garrido.
En todo este camino que llevaba de Alicante a Pamplona había programad una feria que cada año pasa prácticamente desapercibida pero que esta vez llenaba las portadas de prácticamente la totalidad de medios taurinos. Me refiero, com creo que todos ustedes suponen ya, a la tan traida y famosa de Algeciras. cuatro festejos programados y preparados para mayor gloria y disfrute de un solo hombre, José Tomás, quien un buen día decidió que el 29 de junio iba a vestirse de luces esa tarde, un anuncio estelar más acorde a una condición de estrella del show business que a una figura del toreo. Lo dije ya y lo vuelvo a repetir, no comparto para nada su actitud y su modo de comportarse con el toreo, con los aficionados y con el resto de matadores que cada tarde se juegan la vida por esa profesión única que es ser torero, cientos de hombres que dignifican el toreo aquí y allá, dentro y fuera de. la plaza. Mantengo lo mismo que dije en su día, la postura de José Tomás me parece egocéntrica y sumamente egoísta.
Pero vamos a lo que para mi ha significado la actuación del de Galapagar aquella tarde del 29 de junio. Como habrán visto he traído al inicio de esa entrada una imagen de Ponce y Juli a hombros en Alicante. Cinco días, cinco, separaban aquel final de la Feria de Hogueras de San Juan de la famosa corrida de los tres toros de Nuñez del Cuvillo para José Tomás en Algeciras. No lo digo en tono despectivo, es que era realmente eso, tres toros, ni uno más ni uno menos, tres toros de Nuñez del Cuvillo que el propio José Tomás eligió en el campo. No, no, no y mil veces no, eso no es reaparecer. Reaparecer es lo que hizo Cayetano hace tres temporadas, volver a todas las ferias y a todas las plazas, reaparecer es lo que ha hecho Morante después de su hasta luego del pasado 13 de agosto en El Puerto de Santa María. Lidiar tres toros escogidos ante una afición que acude en peregrinación para adorar al ídolo se puede llamar como se quiera, pero no es reaparecer, por mucho que a algunos les pueda molestar.
Al margen de todas estas consideraciones personales voy con lo poco que puedo opinar sobre lo poco que he podido ver de aquella tarde. Lo que sé lo sé por lo poquito que he podido ver de la faena de José Tomás, un video editado de apenas cinco minutos ya que no permite retransmitir una corrida que en caso contrario se hubieran rifado las televisiones, y lo que he leído en los siguientes medios: Aplausos, Mundotoro, Burladero, Cultoro, ABC, El Mundo y La Razón. Voy a empezar por lo que he sacado en conclusión después de leer sus crónicas y comentarios. Todos coinciden en que las dos orejas que cortó el de Galapagar al primero de la tarde fueron excesivo premio, igual que coinciden en que el indulto al toro de Perera fue igualmente excesivo, ambas cosas claramente influenciadas por el ambiente de entusiasmo desbordado y exagerado de una legión de adoradores que por lo que parece pusieron el listón bastante bajo. Como he dicho, tan solo he podido ver los cinco minutos editados que José Tomás ha debido permitir. Lo primero, tanto con el capote como con la muleta toreó a las mil maravillas, variado en la suertes, verónicas, chicuelinas, navarras, gaoneras..., acoplado con la muleta, redondos y naturales magistrales, templados, toreando muy despacio, tremendamente relajado, abandonado, una auténtica delicia, monumental, recordándome al José Tomás que hace años nos emocionó y cautivó en Madrid y en todas las plazas. Cierto es que la estocada cayó trasera y cada, pero siempre he dicho que cuando una faena me llena y me emociona mando a la porra a la escuadra y el cartabón y no mido al milímetro la colocación de la espada y ahora no voy a cambiar de opinión, no tengo filias ni fobias, no cambio mi postura según el torero se llame así o asá. Pero todas las crónicas consideran que ese defecto de colocación de la espada hacía que lo justo hubiera sido una oreja, más aún siendo el primero de la tarde y con dos toros más aún por salir para el madrileño. Por mi parte incluso me parece lógico e incluso hasta bien que el público la pidiera, me parece perfectamente comprensible, al fin y al cabo iban a ver a su estrella y lo raro sería que la exigencia presidiera el criterio a la hora de pedir trofeos. También es cierto que muchos de los que esa tarde poblaban los tendidos algecireños son los mismos que otros días y en unos tendidos concretos de otra plaza apelan a su purismo y se llenan la boca hablando de "orejitas", de triunfalismo, de "plaza de pueblo" y una serie de frase hechas y tópicos que manejan según quien toree. No voy a caer en su error y mantengo lo que siempre he dicho, que si esa faena de José Tomás, o al menos lo poco que he visto, la vivo en Las Ventas estoy seguro que me hubiera llegado y emocionado enormemente y también le hubiera pedido las dos orejas, ¿por qué no?. Dicho esto, también tengo que decir que ahí se acabó la tarde de José Tomás, nada en el tercero y una buena faena al quinto pero sin llegar a los niveles del primero, malograda además con la espada. Como invitado de piedra estaba Miguel Ángel Perera, que toreó en Algeciras tres toros de Jandilla que él no eligió, como torea en Valencia, en Sevilla, en Madrid, en Alicante, en Pamplona, en Bilbao, en Málaga, etc, etc. Un convidado que a la postre resultó ser el máximo triunfador con tres orejas y un toro indultado, algo que según. he leído resulto igualmente excesivo ya que al parecer cumplió lo justo en el caballo y en la muleta tendía a rajarse. Pero el clima que reinaba en la plaza llevaba eso y mucho más, algo que tampoco critico porque creo que la Fiesta debe ser alegría y disfrute, aunque en algo tan serio como es el indulto a un toro. Soy de los que piensa que ver a los toreros a hombros y al toro volviendo al campo por su bravura es la mejor imagen que se puede dar al. mundo de lo que realmente es la Fiesta, ojalá todas las tardes fuera así, pero eso, además de imposible, tampoco es deseable. Todo en su medida, los indultos también, si son desmedidos no son beneficiosos, nunca hay que olvidar que el toreo es una lucha entre la fuerza de un animal bravo y el valor de un hombre, un combate del que emana arte y en el que la muerte está siempre presente, es más, es la esencia de la fiesta, por algo se llama la suerte suprema.
Y otro dato más, el gran triunfador de esta feria de Algeciras ha sido Julián López "El Juli", cuando todo estaba montado y preparado a mayor gloria de José Tomás, era su día, el que su legión de fieles iba a convertir en le único de la temporada, el que iba a eclipsar los demás meses y ferias, parecía que antes del 29 de junio nada había pasado y que después de esa fecha nada importaría ya tras rendirse a la estrella de Galapagar. Pero al final se demuestra que el toreo es muy serio, que ser torero, y más aún figura, es mucho más que anunciarse a bombo y platillo en una tarde que a la postre quedó resumida a un solo toro. Se es torero cada tarde, en todas las plazas, ante todos los públicos, y se es figura no solo por arte sino también por compromiso y responsabilidad, en el ruedo y fuera de él, dando la cara por la Fiesta, defendiéndola y honrándola por todo el mundo. Ponce y Juli, como máximas figuras de la actualidad a mi modo de ver, lideran a los Manzanares, Castella, Talavante, Perera, Roca Rey, Talavante, Cayetano, Ureña, Padilla, Escribano, Marín, Garrido, Mora, y así una lista interminable en la que está todos y cada uno de los matadores y novilleros que cada año sacan adelante las temporadas y que mantienen viva esta afición que nos arrebata. A todos los hemos visto torear y les seguiremos viendo, se anunciarán tantas tardes como puedan, muchos se tendrán que ganar los contratos a base de esfuerzo y sangre en la gran mayoría de casos y serán toreros cada día, de ellos se habla y se hablará porque no son divos, simplemente son toreros, algunos figuras, pero todos iguales, anunciándose por todo el mundo para que las aficiones disfruten con su arte.
José Tomás, ¿qué?, ¿alguien habla ya de él?, ¿ha supuesto esa tarde algo positivo para el futuro de la Fiesta?, ¿hay ya alguna referencia en los medios taurinos?, ¿tendrá a bien anunciarse otra tarde Dios sabe cuando y dónde?. Ni lo sé ni me preocupo por ello, sinceramente.
Antonio Vallejo
Dejábamos las cosas a las puertas de la Feria de Hogueras de San Juan en Alicante. Hablaba de una feria sumamente atractiva y que apuntaba triunfos e intensas emociones. Así fue, se cumplieron las expectativas y en Alicante Roca Rey formó un lío monumental a un toro de Cuvillo cortándole las dos orejas tras una faena arrebatadora, completa, en la que combinó clase, gusto y torería con ese toreo escalofriante y apabullante que caracteriza al peruano, un auténtico ciclón, Castella perdió la puerta grande esa misma tarde al fallar con los aceros pero anduvo con el mando, el temple y la enorme calidad que impregna su toreo, igual que Talavante, sensacional, poderoso, fácil y solvente ante su lote en la misma corrida de Cuvillo, José María Manzanares desorejó a un juampedro al que toreó de capote como los ángeles y al que llevó en la muleta con la clase, la elegancia, la naturalidad que lleva en la sangre, una auténtica obra de arte que cautivó a los aficionados alicantinos, para acabar con la doble puerta grande de Enrique Ponce y Juli en la corrida de Garcigrande, puerta grande para dos figurines del toreo, dos auténticos monstruos de la tauromaquia que demostraron por qué mandan en este arte desde hace tanto y por qué van a seguir mandando durante una larga temporada. Más allá de cómo torearon, más allá de su conocimiento del toro y de los terrenos, más allá de su portentoso mando, su capacidad lidiadora y su poderío para someter a los toros haciendo que el malo parezca aceptable, el medio bueno se convierta en bueno y el bueno en excelente, más allá del gusto y la clase que derramaron sobre el ruedo alicantino, Ponce relajado, desmayado, celestial, Juli abriendo el compás, bajando la mano a ras de suelo, conduciendo huyen largo la embestida, ambos con un temple y una torería suprema, más allá de todo eso estuvo su compromiso, su verdad como maestros, su entrega y su disposición, jugándosela con toros que no eran precisamente fáciles, toros exigentes y con peligro, como si tuvieran que demostrar algo, como si estuvieran empezando. Una auténtica lección de los que es ser figura máxima del toreo, cada tarde en la plaza, cualquiera, de primera, segunda o tercera, da igual, ante todo tipo de aficiones, un lección de profesionalidad y responsabilidad que pude ver a través de Canal Toros, la única corrida de esta Feria de Hogueras que retransmitió en directo este año, pero que mereció mucho la pena y que una vez más me emocionó viendo a estos dos maestros dejarse la piel por este arte en todas las plazas del mundo. Echo la vista un par de años atrás y se me viene a la memoria las tardes de Ponce en Zaragoza, en La México, en Valencia, en Málaga aquella corrida crisol, qué decir de Bilbao, magia pura, en sevilla, en Madrid abriendo la Puerta Grande y acallando a todos los críticos, al igual que Juli en su magistral tarde en Las Ventas con los alcurrucenes, en Sevilla, Bilbao, México, en definitiva, de todo el mundo.
Luego vino Badajoz con Ponce y Gines Marín a hombros en la Feria de San Juan y San Pedro, Morante, Manzanares, Roca Rey y Talavante deslumbrando en León, de nuevo Manzanares abriendo la puerta grande en Burgos, Cayetano extraordinario que hubiera salido también a hombros de no haber fallado con la espada, Morenito de Aranda siendo profeta en su tierra, Castella firmando en Burgos una faena extraordinaria, Roca Rey deslumbrando en Burgos y Zamora y tantas y tantas tardes en las que odas esta figuras se han vestido de luces para llevar su arte a todos los rincones de nuestra geografía.
Y así nos encontramos ya en plenos sanfermines, en la Feria del Toro que seguiré desde esta misma tarde por televisión gracias a la retransmisión íntegra de Canal Toros. Una feria que apasiona a todos los aficionados, un feria que en Pamplona se vive de una manera única desde la mañana hasta la noche y que quienes no estamos allí compartimos a través de la televisión, tanto los encierros con las corridas. Seguro que no faltará la emoción ni en las calles ni en la plaza de la capital navarra. Pero esa es otra historia que he empezado a degustar con el primer encierro esta misma mañana con los toros de Puerto de San Lorenzo que a las seis y media, como cada día, lidiarán Paco Ureña, Román y José Garrido.
En todo este camino que llevaba de Alicante a Pamplona había programad una feria que cada año pasa prácticamente desapercibida pero que esta vez llenaba las portadas de prácticamente la totalidad de medios taurinos. Me refiero, com creo que todos ustedes suponen ya, a la tan traida y famosa de Algeciras. cuatro festejos programados y preparados para mayor gloria y disfrute de un solo hombre, José Tomás, quien un buen día decidió que el 29 de junio iba a vestirse de luces esa tarde, un anuncio estelar más acorde a una condición de estrella del show business que a una figura del toreo. Lo dije ya y lo vuelvo a repetir, no comparto para nada su actitud y su modo de comportarse con el toreo, con los aficionados y con el resto de matadores que cada tarde se juegan la vida por esa profesión única que es ser torero, cientos de hombres que dignifican el toreo aquí y allá, dentro y fuera de. la plaza. Mantengo lo mismo que dije en su día, la postura de José Tomás me parece egocéntrica y sumamente egoísta.
Pero vamos a lo que para mi ha significado la actuación del de Galapagar aquella tarde del 29 de junio. Como habrán visto he traído al inicio de esa entrada una imagen de Ponce y Juli a hombros en Alicante. Cinco días, cinco, separaban aquel final de la Feria de Hogueras de San Juan de la famosa corrida de los tres toros de Nuñez del Cuvillo para José Tomás en Algeciras. No lo digo en tono despectivo, es que era realmente eso, tres toros, ni uno más ni uno menos, tres toros de Nuñez del Cuvillo que el propio José Tomás eligió en el campo. No, no, no y mil veces no, eso no es reaparecer. Reaparecer es lo que hizo Cayetano hace tres temporadas, volver a todas las ferias y a todas las plazas, reaparecer es lo que ha hecho Morante después de su hasta luego del pasado 13 de agosto en El Puerto de Santa María. Lidiar tres toros escogidos ante una afición que acude en peregrinación para adorar al ídolo se puede llamar como se quiera, pero no es reaparecer, por mucho que a algunos les pueda molestar.
Al margen de todas estas consideraciones personales voy con lo poco que puedo opinar sobre lo poco que he podido ver de aquella tarde. Lo que sé lo sé por lo poquito que he podido ver de la faena de José Tomás, un video editado de apenas cinco minutos ya que no permite retransmitir una corrida que en caso contrario se hubieran rifado las televisiones, y lo que he leído en los siguientes medios: Aplausos, Mundotoro, Burladero, Cultoro, ABC, El Mundo y La Razón. Voy a empezar por lo que he sacado en conclusión después de leer sus crónicas y comentarios. Todos coinciden en que las dos orejas que cortó el de Galapagar al primero de la tarde fueron excesivo premio, igual que coinciden en que el indulto al toro de Perera fue igualmente excesivo, ambas cosas claramente influenciadas por el ambiente de entusiasmo desbordado y exagerado de una legión de adoradores que por lo que parece pusieron el listón bastante bajo. Como he dicho, tan solo he podido ver los cinco minutos editados que José Tomás ha debido permitir. Lo primero, tanto con el capote como con la muleta toreó a las mil maravillas, variado en la suertes, verónicas, chicuelinas, navarras, gaoneras..., acoplado con la muleta, redondos y naturales magistrales, templados, toreando muy despacio, tremendamente relajado, abandonado, una auténtica delicia, monumental, recordándome al José Tomás que hace años nos emocionó y cautivó en Madrid y en todas las plazas. Cierto es que la estocada cayó trasera y cada, pero siempre he dicho que cuando una faena me llena y me emociona mando a la porra a la escuadra y el cartabón y no mido al milímetro la colocación de la espada y ahora no voy a cambiar de opinión, no tengo filias ni fobias, no cambio mi postura según el torero se llame así o asá. Pero todas las crónicas consideran que ese defecto de colocación de la espada hacía que lo justo hubiera sido una oreja, más aún siendo el primero de la tarde y con dos toros más aún por salir para el madrileño. Por mi parte incluso me parece lógico e incluso hasta bien que el público la pidiera, me parece perfectamente comprensible, al fin y al cabo iban a ver a su estrella y lo raro sería que la exigencia presidiera el criterio a la hora de pedir trofeos. También es cierto que muchos de los que esa tarde poblaban los tendidos algecireños son los mismos que otros días y en unos tendidos concretos de otra plaza apelan a su purismo y se llenan la boca hablando de "orejitas", de triunfalismo, de "plaza de pueblo" y una serie de frase hechas y tópicos que manejan según quien toree. No voy a caer en su error y mantengo lo que siempre he dicho, que si esa faena de José Tomás, o al menos lo poco que he visto, la vivo en Las Ventas estoy seguro que me hubiera llegado y emocionado enormemente y también le hubiera pedido las dos orejas, ¿por qué no?. Dicho esto, también tengo que decir que ahí se acabó la tarde de José Tomás, nada en el tercero y una buena faena al quinto pero sin llegar a los niveles del primero, malograda además con la espada. Como invitado de piedra estaba Miguel Ángel Perera, que toreó en Algeciras tres toros de Jandilla que él no eligió, como torea en Valencia, en Sevilla, en Madrid, en Alicante, en Pamplona, en Bilbao, en Málaga, etc, etc. Un convidado que a la postre resultó ser el máximo triunfador con tres orejas y un toro indultado, algo que según. he leído resulto igualmente excesivo ya que al parecer cumplió lo justo en el caballo y en la muleta tendía a rajarse. Pero el clima que reinaba en la plaza llevaba eso y mucho más, algo que tampoco critico porque creo que la Fiesta debe ser alegría y disfrute, aunque en algo tan serio como es el indulto a un toro. Soy de los que piensa que ver a los toreros a hombros y al toro volviendo al campo por su bravura es la mejor imagen que se puede dar al. mundo de lo que realmente es la Fiesta, ojalá todas las tardes fuera así, pero eso, además de imposible, tampoco es deseable. Todo en su medida, los indultos también, si son desmedidos no son beneficiosos, nunca hay que olvidar que el toreo es una lucha entre la fuerza de un animal bravo y el valor de un hombre, un combate del que emana arte y en el que la muerte está siempre presente, es más, es la esencia de la fiesta, por algo se llama la suerte suprema.
Y otro dato más, el gran triunfador de esta feria de Algeciras ha sido Julián López "El Juli", cuando todo estaba montado y preparado a mayor gloria de José Tomás, era su día, el que su legión de fieles iba a convertir en le único de la temporada, el que iba a eclipsar los demás meses y ferias, parecía que antes del 29 de junio nada había pasado y que después de esa fecha nada importaría ya tras rendirse a la estrella de Galapagar. Pero al final se demuestra que el toreo es muy serio, que ser torero, y más aún figura, es mucho más que anunciarse a bombo y platillo en una tarde que a la postre quedó resumida a un solo toro. Se es torero cada tarde, en todas las plazas, ante todos los públicos, y se es figura no solo por arte sino también por compromiso y responsabilidad, en el ruedo y fuera de él, dando la cara por la Fiesta, defendiéndola y honrándola por todo el mundo. Ponce y Juli, como máximas figuras de la actualidad a mi modo de ver, lideran a los Manzanares, Castella, Talavante, Perera, Roca Rey, Talavante, Cayetano, Ureña, Padilla, Escribano, Marín, Garrido, Mora, y así una lista interminable en la que está todos y cada uno de los matadores y novilleros que cada año sacan adelante las temporadas y que mantienen viva esta afición que nos arrebata. A todos los hemos visto torear y les seguiremos viendo, se anunciarán tantas tardes como puedan, muchos se tendrán que ganar los contratos a base de esfuerzo y sangre en la gran mayoría de casos y serán toreros cada día, de ellos se habla y se hablará porque no son divos, simplemente son toreros, algunos figuras, pero todos iguales, anunciándose por todo el mundo para que las aficiones disfruten con su arte.
José Tomás, ¿qué?, ¿alguien habla ya de él?, ¿ha supuesto esa tarde algo positivo para el futuro de la Fiesta?, ¿hay ya alguna referencia en los medios taurinos?, ¿tendrá a bien anunciarse otra tarde Dios sabe cuando y dónde?. Ni lo sé ni me preocupo por ello, sinceramente.
Antonio Vallejo
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