En plena efervescencia la primera de las grandes de la temporada, la de Fallas en Valencia que por lo que llevan vivido va ser recordada por muchas cosas; por el esperado y deseado regreso de Paco Ureña tras su cornada el pasado septiembre en Albacete y que no acabó en triunfo apoteósico por culpa de la espada, por el golpe en la mesa de Pablo Aguado, sensacional la tarde de los Alcurrucén, por la puerta grande de Alberto López Simón que nos hace soñar con la vuelta del madrileño por aquellos fueros del triunfo a los que nos tenía acostumbrados, por el huracán Roca Rey que una vez más, y ya van seis de seis, arrasa Valencia demostrando que es el llamado a mandar en el toreo de las próximas décadas y abre la puerta grande al cortar tres orejas, aunque como bien me apuntó mi buen amigo Raúl hubo en esa tarde un doble rasero a la hora de conceder los trofeos, negándole al toricantano Jesús Chover la segunda oreja por caer la espada desprendida y concediéndole sin dudarlo un segundo la segunda oreja al peruano que también dejó la espada desprendida, o por la eterna juventud de Enrique Ponce, 104 paseíllos en Valencia y 39 salidas a hombros y sigue conservando las mismas ganas, el mismo compromiso, la misma entrega, la misma verdad y el mismo arte sublime, inmortal, único e infinito que lleva dentro el más grande de todos los tiempos, que de no haber marrado con los aceros hubiera sumado su puerta grande número cuarenta en una tarde portentosa. Mucho ha pasado en Valencia en estos días y mucho me he perdido en directo porque la vida tiene lo que tiene y llegan momentos en los que te lleva a cambios como es la mudanza a una nueva casa con la ilusión de toda la familia que casualmente ha coincidido con el comienzo de una nueva y apasionante etapa en mi vida profesional. Y claro, como vivimos en los tiempos de la dictadura wifi, si no la tenemos parece que estamos perdidos. En mi caso ha sido una semana, desde el pasado lunes, sin acceso a Canal Toros, siguiendo las corridas de Fallas a través de los medios taurinos y viendo cuantos resúmenes he podido, pero para nada es como disfrutar de las retransmisiones en directo. Pero tras resolver problemitas técnicos he llegado, como suele decirse en baloncesto, sobre la bocina para engancharme y por fin ver la de este domingo, la de Jandilla, una corrida marcada por dos nombres, Sebastián Castella y Horroroso, aunque quien debía llevar ese nombre o a quien debiera haberse aplicado dicho calificativo es al personaje que esta tarde calentaba el asiento del palco presidencial, otro más que no es nada ni nadie y que quiere hacerse notar. Resulta que al quinto de la tarde todo el público valenciano le pidió el indulto, el matador también lo solicitó de manera más que ostensible, el ganadero hizo lo mismo, los comentaristas de Canal Toros, Germán Estela, Maxi Pérez y el maestro Emilio Muñoz, yo que he visto la corrida desde mi nueva casa también me he sumado en deseo y justicia por lo que estaba viendo y estoy seguro que la inmensa mayoría de los aficionados que también a través de la televisión han vibrado y han sentido la emoción de la bravura y el toreo también lo han hecho. Pues no, al parecer todos estábamos equivocados y había un tipo en le palco que era el único que tenía la razón. Es como el chiste ese tan viejo del que se mete con el coche en dirección contraria por una autopista y llama locos a toda los demás porque van en contra. No sé que demonios habrá pasado por la cabeza de escasa sustancia gris del sujeto en cuestión o si el problema era de vista, de no ver que este toro de Jandilla de nombre Horroroso, ha sido bravo desde salida, ha acudido al caballo con galope ágil y alegre en dos varas, metiendo la cara abajo y derribando en ambas por su empuje, que ha protagonizado un emocionante quite por chicuelinas que el galo ha abrochado con una media preciosa, que en banderillas ha sido pronto, con magnífico tranco en un tercio excepcional en el que han saludado desmonterados José Chacón y Fernando Pérez y que en la muleta ha tenido todas las virtudes de la bravura; prontitud, fijeza, clase, nobleza, humillación, repetición, recorrido, ritmo, todo, absolutamente todo. A eso hay que sumar que Castella lo ha toreado como los ángeles, desde los primeros compases clavado al suelo, haciendo el péndulo, citándolo en largo para en el último segundo dibujar cambiados por la espalda de infarto que cosió a series todas ellas dominadas por el temple y la ligazón, adelantando la muleta, conduciendo las embestidas de Horroroso con la mano muy baja, barriendo la arena con la muleta, redondos profundos y largos, naturales hondos, todos ligados con una maestría superlativa. No sé los muletazos que pudo pegarle a Horroroso, comentaba el ganadero Borja Domecq tras la muerte del toro que cien, y a lo mejor se quedó corto, todos ellos con el mismo tranco, el mismo son y la misma humillación del primero. Ni el mínimo amago de rajarse, ni el mínimo amago de salir hacia tablas, ni el mínimo amago de fatiga, incansable en sus embestidas, persiguiendo la muleta de Castella con un celo y una codicia que solo tiene un calificativo: bravura. De verdad que me resulta incomprensible que este extraordinario toro de Jandilla no haya vuelto con vida al campo para procrear, como ocurrió hace dos sanisidros con otro toro del mismo hierro, el mítico Hebrea, algo imposible de entender. Por cierto, que el vestido azul purísima y oro que esta tarde ha lucido Castella es el mismo que llevó aquella tarde de mayo de 2017 en Madrid, increíble los caprichos del destino y el azar. No sé si el francés volverá a ponérselo para matar la corrida de Jandilla que casualmente le ha asignado el bombo de San Isidro, pero yo sí lo haría. Saldremos de dudas en un par de meses.
Aquel día de 2017 no supimos por qué el presidente negó un indulto pedido por mayoría absoluta, un clamor no atendido por puro capricho. Hoy parece ser que el del palco ha dicho que al derribar dos veces al caballo ¡se ha ido sin picar!. Hace falta ser muy bobo y muy mal aficionado para soltar semejante tontería. ¿Pero no lo has visto?, ¿cómo empujaba con la cara abajo y metiendo los riñones?, ¿no te has percatado de su fuerza y codicia?. Aunque aún puede ser peor porque parte que también ha sugerido ¡que ha escarbado un par de veces!. Creo que sobran más comentarios hacia este sujeto pasajero, anecdótico, secundario, pero muy dañino para la Fiesta. El indulto es algo excepcional, algo que no puede ni debe convertirse en costumbre porque rompe la esencia y la razón de ser del toreo, la lucha a vida o muerte entre un hombre y un toro bravo, y es cierto que en los últimos años hemos asistido a bastantes indultos y muchos de ellos ciertamente discutibles, pero lo de hoy en Valencia con Horroroso, igual que dije hace dos años con Hebrea, no tiene un pase. Hubiera sido importantísimo para esta temporada que a partir de Valencia tomará velocidad de crucero ver la imagen de Castella a hombros y Horroroso con vida de vuelta al campo. Pero un tipo solo, ajeno a lo que se pedía por unanimidad, nos ha privado de sentir algo muy grande que llena el alma de cualquier taurino y que era más que merecido y de total justicia tanto para Horroroso como para un grandísimo Castella, para un público emocionado y entregado y para un ganadero que pone toda su afición, toso su esfuerzo y todo su dinero para conseguir criar un toro como este que hoy hemos visto en Valencia y que a final de temporada estará en todas las quinielas como candidato al mejor toro del año. Pero el del palco no ha querido ni ha sabido verlo, horroroso aficionado.
Antonio Vallejo
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