La última de la Feria de la Magdalena en Castellón ha sido la única que he podido ver a través de Canal Toros porque ha sido la única retransmitida en directo, y ha merecido la pena a pesar de la incertidumbre por la lluvia, a pesar de la hora de retraso con la que ha comenzado el festejo, a pesar del mal estado del ruedo, a pesar que todo parecía a la contra y que el sentido común decía que lo más lógico y sensato para garantizar la integridad del festejo y de los matadores y correspondientes cuadrillas, a pesar de todo esto la corrida ha ido para delante y hemos podido disfrutar de un gran toreo, toreo del bueno, toreo del que alcanza lo más hondo del sentimiento.
Pero no haber visto en directo no significa que no haya seguido con enorme interés una feria que año a año va ganando terreno y ocupando un espacio de privilegio no solo en este arranque de temporada, sino en el conjunto de todo el año taurino gracias a unos carteles rematados y ganado bien escogido que hacen que sea sinónimo de éxito y triunfo. Gracias a las diferentes crónicas que he leído en esta semana y a los resúmenes que he visto a diario he tenido la oportunidad de acercarme a la excelentemente presentada corrida de Adolfo Martín para tres matadores de la tierra y en la que Paco Ramos paseó una oreja en una tarde en la que demostró temple, firmeza, seguridad y soltura a pesar de su escaso bagaje de festejos toreados, a la oreja que se llevó El Cid en su despedida de la plaza castellonense ante el cuarto de El Pilar con una faena vibrante en redondo, acoplado y ligando por bajo, curiosamente menos intensa al natural y con un final por circulares y desplantes atípicos en el de Salteras, o también al rotundo triunfo de Roca Rey, un huracán que arrolló Castellón ante toros una corrida muy buen presentada y de gran juego de Juan Pedro Domecq en la que el peruano dejó sin respiración a los aficionados con sus quites por gaoneras y chicuelinas, por sus cambiados por la espalda, por su toreo de infarto entre los pitones, pero también por su temple y gusto toreando al primero de su lote como los ángeles, templado, a compás, por bajo, despacio, pura gloria. A hombros salió el limeño acompañado de un Fandi por el que no parece pasar el tiempo que sacó a relucir temple y gusto ante el primero de Juan Pedro, mientras le duró, y que tiró de recursos de veterano y de valor ante el reservón y complicado cuarto en una faena marca de la casa que llegó a los tendidos. Esa misma tarde también pude comprobar que Manzanares ha vuelto en plenitud de facultades tras su última intervención de espalda, creo profundo y elegante, con el sello y la clase que lleva dentro, llevándose una oreja de gran peso cortada al quinto, pero al que desgraciadamente no podré ver en San Isidro por esos caprichos del dest..., perdón, del bombo. Como de igual modo he vuelto a soñar el toreo en lo que he visto del genio, del duende, del maestro Morante, quien demostró una tarde más que el toreo que llena es el del sentimiento, que el toreo que emociona nace de la inspiración y la naturalidad, que un doblón por bajo que arranca un olé que surge de lo más profundo del corazón vale por veinte pases mecánicos, un ayudado por alto te estremece, un trincherazo te lleva al cielo y un pase de la firma supone el éxtasis supremo. Todo eso lo hizo el de La Puebla simplemente dejándose llevar por su imaginación, sin reglas ni normas, arte puro, de las musas a un capote y una muleta, pasión y emoción en cada verónica, ¡ay las medias, qué sabor!, y los aromas de azahar de los redondos y los naturales. Ese es el toreo que me llena, más allá de lo estructurada o compacta que pueda ser la faena, por supuesto más allá de la espada, pero también me quedaré sin ver en Madrid al duende por culpa de un bombo.
En fin, que Castellón ha tenido mucho, sin olvidarme de la rotunda y seria actuación de Perera, a hombros tras cortar sendas oreja a dos ejemplares de Garcigrande con dos faenas marcadas por el poder y el mando del extremeño, sometiendo a su lote a base de sitio, mano baja y portentosa técnica y dominio de los terrenos, pero también ha echado de menos al más grande, el maestro Enrique Ponce, quien en esta tarde de domingo ha sido sustituido por Juan Serrano, Finito de Córdoba, excelente decisión de la empresa a mi modo de ver no solo por el extraordinario sabor de boca que nos dejó en el final de Fallas, sino porque es uno de esos matadores que destilan aromas de torería por los cuatro costados y al que me encanta ver de nuevo en las grandes ferias tras unos años de injusto e incomprensible ostracismo. Al menos sí que podré ver al de Sabadell en el arranque de San Isidro, concretamente el día 15, día del Santo Patrón, ante toros de Fuente Ymbro y compartiendo cartel con Diego Urdiales y Miguel Ángel Perera en una de las pocas tardes de expectación que creo que va a tener este año la feria madrileña.
Como comentaba al principio la de hoy ha sido una tarde marcada por la lluvia, que nos ha mantenido en vilo durante una hora sin que se supiera si la corrida iba echarse o si se suspendía. Al final, tras una hora de dudas y deliberaciones, se ha decidido hacer el paseíllo e ir a por todas, de lo cual nos alegramos todos cuantos hemos podido verla en la plaza o por televisión, ha merecido la pena. y claro, con tanto retraso en el inicio del festejo, la previa de Canal Toros ha dado para mucho, y entre todas las cosas que se han comentado ha habido una que desconocía y que me ha llamado mucho la atención. Al parecer se ha bautizado al San Isidro 2019 como "el de la oportunidad". No sé si será así, como campaña de marketing creo que es muy buena, pero yo siempre había oido eso de que Madrid es quien da, quien pone y quien quita, siempre había creído que la primera feria del mundo en la primera plaza del mundo debe contar con las máximas figuras midiéndose entre ellas, ante el toro de Madrid y frente a la afición venteña, no precisamente fácil y dócil. Pues debo estar muy equivocado y lo que parece es que San Isidro, nada más y nada menos que San Isidro, va ser el concurso de la oportunidad, a ver si descubrimos nuevos valores o se relanza la carrera de otros valores no tan al alza. En fin, que cada cual piense lo que crea oportuno, pero no me gusta el camino que lleva. Luego veremos el 16 de junio si ha sido acertado o no, a lo mejor me la tengo que envainar y comerme mis palabras porque asistimos a una feria histórica, y ojalá sea así, pero me temo que no. Aunque por lo que he leído hoy mismo parece que la renovación de abonos va viento en popa, se habla de un 32% más de renovación en la primera semana con respecto al pasado año. Repito, ojalá veamos de nuevo la plaza llena día tras día como antaño, pero de momento permítanme que al menos mantenga la duda.
El caso es que aunque con retraso de una hora han hecho el paseíllo Finito de Córdoba, quien al igual que en Valencia ocupaba el inmenso vacío del lesionado Ponce, Cayetano y Varea para matar una corrida de Hermanos García Jiménez con ejemplares de los tres hierros de la casa, Olga Jiménez, Peña de Francia y García Jiménez, los tres de procedencia Juan Pedro Domecq por vía Jandilla, desiguales de hechuras y variados de juego, con movilidad pero reservón y sin ritmo el primero, noble y enclasado el segundo, bravo, con clase y entrega el magnífico tercero, el mejor del encierro, suelto y con tendencia a rajarse el cuarto pero que rompió a bueno en la muleta, manso sin opciones el quinto y áspero y complicado el sexto.
Finito de Córdoba dejó más que pinceladas de la clase, el gusto y al elegancia que domina su toreo. Las verónicas de saludo al primero así lo atestiguan, cadenciosas, suaves, meciendo la embestida del toro. Fue este primero un ejemplar que tuvo movilidad pero al que le faltó ritmo y entrega, le bajó la mano Finito pero respondía soltando la cara, pese a lo cual dejó el de Sabadell muestras de su temple y torería, como un pase de pecho ejecutado con una exquisitez superlativa, elegante y delicado, un canto a la belleza. Como lo fue la faena al cuarto, todo torería y gusto. Un toro que tendía a salirse y buscar las tablas pero al que Finito sujetó y acabó sometiendo, terminando por romper en la muleta el de García Jiménez. ¡Como ha estado Finito!, torero a más no poder, que manera de andar en la cara del toro, que porte, que detalles, cada muletazo era un cartel, la mano baja, la figura compuesta, natural, elegante, los naturales desmayados una locura, los de pecho de remate inmensos, de pitón a rabo, echándoselo a la hombrera contraria, un kikirikí repleto de aromas, los adornos para soñar y no despertar, en definitiva, trazos de maestro, toreo caro y con empaque, cargado de sabor, que perdura y no pasa. Lástima del borrón de la espada porque para mi ha sido una faena de gran triunfo, pero el arte ahí queda. Ojalá el día 15 de mayo vuelva a ver a Finito como hoy.
De Cayetano todos ustedes conocen mi respeto y admiración hacia su figura, no solo por sus cualidades artísticas, sin por su persona más allá de los ruedos, por su compromiso con la Fiesta y con España, sin complejos, abiertamente, sin temores, diciendo a la cara las verdades a quien se le ponga en frente para tratar de difamar al toreo, situándose en lo políticamente incorrecto sin vergüenza alguna, quizás por eso me sienta tan identificado con él y valore tanto su figura. Compromiso fuera y dentro de la plaza, como lo ha demostrado hoy ante su lote. Solo hay que ver la larga cambiad de rodillas con la que lo recibió al segundo en el tercio, o las verónicas a pies junto con las que lo paró y fijó, sencillamente sublimes, acunando la embestida, una auténtica delicia. Templado con la muleta, poniéndosela adelantada, acoplado a la embestida, especialmente al natural, con hondura, por bajo, ligando las series con enorme clase para abrocharlas con buenos de pecho, largos. En redondo también surgieron los muletazos templados, series ligadas bajando la mano, alcanzando las mayores cotas de emoción con los circulares epílogo de la faena que pusieron a la plaza en pie. Quien quiera le podrá criticar muchas cosas a Cayetano, pero hay algo que abolsutamente nadie puede reprocharle es su raza torera y su entrega al máximo, como ha demostrado ante el manso e ingobernable quinto, sin perderle la cara en ningún momento, echando toda la carne en el asador, sin guardarse nada, como los molinetes de rodillas para tratar de arrancar las embestidas del manso y una estocada volcándose sobre el morrillo como si de ello dependiera toda su carrera. Cortó una oreja de mucho valor al segundo y una vez más dejó ese magnífico recuerdo que hace que quieras volver e a verle torear. ¡Vaya por Dios!, tampoco le veré en San Isidro. Claro, debe ser que no merece una "oportunidad". La duda que me queda es si los aficionados merecemos la oportunidad de verle torear, más aún tras su firme comparecencia el pasado año.
Por último Varea, otro torero castellonense que ha hecho el paseíllo en su tierra y que también ha cortado una oreja de enorme peso con un toreo de gran dimensión. Desde el saludo capotero al tercero por verónicas templadísimas y armoniosas rematadas con una media de cartel, o el galleo por chicuelinas para llevarlo al caballo y dejarlo perfectamente colocado una media belmontina para perder el sentido, se respiraba el run-run de las grandes faenas. Enorme la clase con la que ha toreado Varea, acoplado, muletazos de trazo largo, siempre por bajo, toreo ligado y caro, desmayando la figura, excelente los redondos, sublimes los naturales, remates por bajo repletos de sabor, trincherillas soberbias, pases de la firma supremos, todo ejecutado con torería y naturalidad, pura poesía. Mata a este tercero de un espadazo fulminante en todo lo alto, hundiendo la espada hasta la empuñadura, la plaza se inunda de pañuelos desafiando a la lluvia que no ha cesado en toda la tarde, ¡y otra vez el del palco quiere ser protagonista y no concede una segunda roja que era un clamor!. Que pena que la Fiesta sufra a estos tipos grises que acampan en los palcos. Ni sé el nombre del de hoy en Castellón, ni me importa ni pienso perder un segundo más en un personajillo dañino y mal aficionado, es incomprensible su actitud. No sé que demonios tiene que hacer un torero como Varea para cortar las orejas y salir a hombros, con lo que necesita ese triunfo él y otros muchos como él para abrirse camino en este tan difícil mundo de los toros. De que sirve dar oportunidades a los matadores jóvenes y con proyección si luego se les cortan las alas desde palcos ignorantes. No se vino abajo Varea y ante el brusco y complicado sexto sacó de nuevo relucir sus magnificas maneras, intentando en todo momento someterlo por bajo, pero el toro soltaba la cara y cada embestida era un derrote seco ante los que varea no se encogió en absoluto. Le plantó cara a base de entrega, ganas y mucho valor en una dignísima faena que emborronó con la espada. No sé si de haber matado al primer intento se habría pedido la oreja, yo creo que sí, y hubiera salido a hombros, pero en cualquier caso ha dejado sus credenciales y se ha podido ver por televisión, que vale mucho.
Y así se ha cerrado la Feria de la Magdalena, bajo un diluvio y con unos hombres que han demostrado, más allá de su torería, una entrega y un compromiso fuera de toda duda, porque con las condiciones en las que han toreado y se han jugado la vida lo más fácil hubiera sido decidir la suspensión de la corrida. La espera ha merecido la pena.
Antonio Vallejo
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