Desde luego que el juego de
palabras viene que ni pintado para reflejar lo que ayer aconteció en Valencia,
en un día que estaba marcado en grana y oro en el calendario taurino, la fecha
de este ya histórico y simbólico domingo 13 de marzo de 2016, que marcará un antes y un después para nuestra Fiesta. Valencia prende
la mecha cada año durante sus fiestas de Fallas, con las famosas mascletás y
sus noches de hogueras, en esas maravillosas obras de arte en madera y cartón
que arden el día 19 de marzo. Tradición y cultura en una tierra que ama
precisamente eso, las tradiciones y la cultura, fiestas inimaginables sin sus
bandas de música, ¡qué sería valencia sin música!, y fiestas asímismo
imposibles sin los toros, ¡qué serían las Fallas sin toros!. Es por esto por lo
que la fecha de ayer 13 de Marzo cobra especial relevancia. En tierra de
tradiciones, un pueblo, el español, se rebela ante el ataque a sus señas de
identidad, ante el odio, el insulto sectario y la amenaza constante. Valencia
ha encendido la mecha, Valencia debe ser la llama viva que el toreo debe seguir.
Ayer tomaron sus calles decenas de miles de españoles, venidos de todas partes
de nuestra geografía. Me da igual diez mil que cuarenta mil, las imágenes son
suficientemente reveladoras de la
magnitud de la manifestación en defensa de la libertad por disfrutar de una
espectáculo artístico ancestral, profundamente arraigado en nuestra cultura y
nuestro pueblo. No se pedía más que eso, respeto. Respeto a los toreros que
cada día se juegan la vida ante un toro, animal al que aman por encima de todo.
Respeto a los ganaderos que invierten mucho tiempo, dinero y esfuerzo en
preservar una raza única, el toro de lidia, que sin las corridas de toros
estaría extinguida. Respeto a los empresarios que también invierten y se juegan
mucho para mantener vivo un espectáculo cultural y popular ancestral. Respeto
para cualquier ciudadano español, o de donde sea, que religiosamente paga de su
bolsillo una entrada con su IVA correspondiente para asistir a algo que siente
y que le gusta. Respeto a las miles de familias que viven de esta Fiesta y que
tanto beneficio económico aportan cada año a las arcas del Estado con todos los
impuestos que escrupulosamente pagan, no como otros que tanto critican nuestra
Fiesta, ahogados en océanos de corrupción. Sólo se pide y se exige respeto, el
mismo que los taurinos tenemos con los demás. Siempre lo he dicho y lo
mantengo. Somos más, la mayoría es abrumadora. Los números son reveladores,
solo hace falta sumar los asistentes a lo largo de la temporada a las plazas de
toros y los miembros adscritos a las distintas asociaciones antitaurinas para
darse cuenta de la realidad. Y también, como siempre he dicho, somos mejores.
Sólo hace falta ver el ejemplo de ayer. Ni un insulto, ni un mínimo altercado,
ni una palabra malsonante en medio de una multitudinaria manifestación.
Educación y respeto, emblemas de nuestra manera de ser, obrar y comportarnos,
cualidades que a otros les faltan. Una multitud que, con orgullo, saca a las
calles nuestra esencia y nuestra razón de ser, ondeando sin prejuicios ni
complejos la bandera que a todos nos une, símbolo de nuestra identidad, sin
partidismos ni política demagógica, con un lema claro “los toros, cultura, raíces
y libertad de un pueblo”, con la verdad por delante, como el toreo bueno.
Valencia ha dado la talla,
ha enseñado el camino a seguir. Sevilla y Madrid, puntales de la tauromaquia,
ya tan cercanos, deben ser la continuación de esta marcha imparable en defensa
de nuestra Fiesta. Nadie puede callarnos, nadie puede con nuestra afición. Como
tantas veces he repetido últimamente, aunque ya pueda resultar cansino, no
fallemos los aficionados, llenemos las plazas, es nuestra gran oportunidad,
demos ejemplo al mundo entero de lo que somos, sigamos en la línea de no
callarnos, de proclamar nuestra afición a los cuatro vientos, de salir a la
calle y decir, con orgullo y la cara bien alta, ¡yo soy taurino!.
Antonio Vallejo
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