Tras una intensa y
emocionante Semana Santa malagueña, en la que con fervor y sentimiento hemos
revivido la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, en la que nos hemos emocionado y
sobrecogido al ver el rostro de dolor de Nuestra Madre la Virgen, con el aroma a
incienso aún vivo y los ecos de tambores, cornetas y marchas procesionales
clavados en nuestros sentidos, llegaba este Sábado de Gloria en el que clarines
y timbales toman desde hace unos años el relevo de los sonidos de la ciudad y
que nos anuncian tarde de toros en La Malagueta, una cita que lleva camino de
convertirse en clásica dentro del calendario taurino nacional.
Tarde de toros con atractivo
cartel: Miguel Ángel Perera, Cayetano Rivera y Fortes (así se anuncia esta
temporada el malagueño) con toros de Núñez del Cuvillo. Esto era lo anunciado
desde el día 25 de febrero, fecha en la que se presentó esta corrida. Pero cuál
es mi sorpresa cuando por la mañana busco información del apartado y sorteo de
los toros que se van a lidiar y me encuentro que la corrida programada ha sido
sustituida por otra conformada por tres hierros distintos, los de Luis Algarra,
Vegahermosa y Jandilla, estos dos últimos pertenecientes a la misma ganadería,
y los tres de procedencia Juan Pedro Domecq Díez. Así, a priori, llama la
atención este baile de corrales. Rebuscando por periódicos y portales taurinos,
leo que se han reconocido ¡veintidós toros!, y que de ellos tan solo ocho han
pasado el reconocimiento, los seis que se lidiarán más dos sobreros de
Jandilla. Es decir, que siendo yo un desastre para esto de los números, y si
mis cuentas no fallan, catorce toros no han sido aprobados por el equipo de
veterinarios de La Malagueta. Y, supongo, que esos catorce animales
pertenecerían a la ganadería anunciada, Núñez del Cuvillo, digo yo. Hombre, a
bote pronto, raro, llamativo y chocante sí que parece, que Cuvillo no tenga en
el campo, a estas alturas de temporada, una corrida que pase el reconocimiento
de Málaga. Desconozco si habrá otros motivos más allá, intereses más o menos claros,
pero tampoco me voy a poner a dudar de la profesionalidad de nadie ni quiero
pensar en oscuras intenciones o malintenciones de nadie, ya sea empresa,
ganadero, veterinarios o toreros, y menos en un día como el de hoy, y en una
temporada como esta, la que tantas veces he repetido debe ser ejemplo de
alegría y triunfo para demostrar al
mundo y a tanto antitaurino, prohibicionista, animalista o de lo que se
disfracen los que ya sabemos, qué es y qué significa nuestra Fiesta. De igual
manera, llevo repitiendo machaconamente que los aficionados debemos responder
de la mejor forma que somos capaces para respaldar la Fiesta, acudiendo a las
plazas y llenando los tendidos. Al menos esa parte hoy se ha cumplido, con tres
cuartos de plaza llenos de aficionados deseosos de disfrutar de una gran tarde
de toros en esta coqueta plaza malagueña en una bonita tarde primaveral,
agradable de temperatura, pero con la presencia de un incómodo viento que ha
molestado durante toda la corrida.
Y si no hemos disfrutado del
arte como nos hubiera gustado no ha sido por culpa de los matadores, más bien
por las escasas cualidades de los toros, desiguales de presentación, con más de
uno anovillado, salvando quizás primero, segundo y sobre todo el sexto, los de
mejores hechuras y trapío, pero con mal juego, descastados, faltos de raza y
clase en general, saliendo toda la corrida blanda y justa de fuerzas. Frente a
esto tres toreros que han estado, a mi modo de ver, muy por encima del juego de
sus oponentes, voluntariosos, firmes y valientes, tratando de sacar todo cuanto
llevaran dentro los cornúpetas, que era más bien poco.
El primero, “Misterioso”, de
483 Kg, perteneciente al hierro de Luis Algarra, es un bonito colorado bajo de
agujas, ancho de sienes, sin excesos por delante pero un toro serio, muy en
tipo a lo que es el encaste Domecq. Lo recibe Perera a la verónica a pies
juntos, con las manos bajas, con gusto, ganando terreno al de Algarra, que mete
la cara, mejor por el pitón izquierdo, para rematar con una elegante media que
arranca las primeras palmas. No obstante, el toro echa las manos por delante,
demostrando que no va muy sobrado de fuerzas, por lo que se le mima en el
caballo, recibiendo un castigo muy medido, y eso que empuja con cierta bravura.
Pierde las manos al salir del primer encuentro y la segunda vara es un visto y
no visto, poco más que señalada y mal colocada, trasera y baja, pese a lo cual
se aplaude al picador. En fin, diversidad de gustos y criterios, pero
desgraciadamente el tercio de varas está pasando a ser un mero trámite que hay
que cumplir, con lo importante y necesario que es para el desarrollo de la
lidia. Buen tercio de banderillas el protagonizado por Joselito Gutiérrez y
Guillermo Barbero, llegando a la cara del toro, clavando con limpieza, sin ventajas
y saliendo con garbo del encuentro.
Muletazos de tanteo de
Perera suaves, con la mano a media altura, sin obligar al animal, que lleva el
depósito en reserva. Tiene nobleza el de Algarra, mete la cara con bondad, pero
su escaso fondo hace que falte emoción y transmisión, todo resulta un tanto
soso. Lo tiene que cuidar el pacense en su muleta, con series cortas y muy
medidas, rematadas con pases de pecho tras los cuales pierde las manos el
noblote pero flojo toro. Por ambos pitones lo prueba Perera con idéntico
resultado y, a medida que se apaga el toro, acorta distancias Miguel Ángel,
metiéndose entre los pitones, con ese estilo suyo tan peculiar en el que, si el
toro no embiste, es él quien lo hace. Alarde de voluntad y valor del pacense
recompensado con palmas desde los tendidos. Mata de entera en todo lo alto,
como suele decirse, gran estoconazo, sin duda, recibiendo ovación tímida,
escasa, a mi modo de ver, para su actuación, muy por encima del toro.
El segundo, “Pelotero”, 517
Kg, también pertenece al hierro de Algarra. Negro, armónico, bonitas hechuras,
serio, con trapío, pero quizás ligeramente anovillado, posiblemente correcto de
presencia en una plaza de segunda, pero en La Malagueta y un Sábado de Gloria
debemos pedir algo más. Sale abanto este de Algarra, sin fijeza en los capotes, cabecea, echa las manitas por
delante….y pierde las manos. Poco puede lucirse Cayetano en su recibo por
verónicas. Afloran las primeras protestas en los tendidos ante tales muestras
de blandura. Toma dos varas perfectamente señaladas, delanteras, pero sólo eso,
nada más que eso, no se le puede castigar por que el animal va muy justito de
fuerzas. Aprovecha su turno de quites Fortes, un tanto deslucido, incomodado
por el viento y las escasas reservas del de Algarra, con el consiguiente
mosqueo de Cayetano, a quien tenía escasos dos metros, junto al burladero de
cuadrillas con una cara que era un poema. Poco le ha gustado al madrileño esa
entrada al quite del malagueño, y lo entiendo, porque el toro no estaba para
ello, pero también comprendo que Fortes juega en casa y viene dispuesto a todo.
De nuevo, al igual que en el anterior toro, muy buen tercio de banderillas a
cargo de Agustín Serrano y Alberto Zayas, que reciben una tibia ovación ,
escasa a mi juicio para lo bien que han cuadrado, clavado y reunido los palitroques. Pero es lo que hay. Inicia
la faena Cayetano a media altura, muy suave y templado, con mucho gusto y
torería, la que desprende el maestro y que le viene de familia. Poco a poco va
bajando la mano por el pitón derecho y saca un buen redondo, más largo y hondo,
en una tanda cortita para no ahogar al toro, que echa la cara arriba y engancha
la muleta en el remate de pecho. Por el
izquierdo lo prueba Cayetano, imposible a todas luces. Corta el viaje el de
Algarra, se revuelve y busca por ese pitón. Con buen criterio retorna la toreo
en redondo, pero a estas alturas de la faena el torito está apagado. Ganas y
voluntad a raudales por parte del madrileño, pero al toro le cuesta una
enormidad tomar la muleta que le pone el maestro. Palmas de reconocimiento a su
voluntad y a su labor, también claramente por encima del toro. Mata de entera
al volapié, ligeramente desprendida, traserita y tendida, pero más que
suficiente para pasaportar al de sangre Domecq. Discreta ovación como premio a
su actuación, más que voluntariosa.
El tercero, “Jirivillo”, 530
kg, pertenece al hierro de Vegahermosa. A porta gayola se va el malagueño
Fortes para recibir a este primero de su lote. Ni que decir que la ovación de
los aficionados es tremenda. Va a por todas, está claro, y en los tendidos un
runrún de expectación y cierto miedo ante lo que pueda pasar. Todavía está
fresca en la memoria su grave cogida el pasado mes de agosto, y ya conocemos
todos la trayectoria de este torero y su amplio historial de cornadas. Ese
ambiente de nerviosismo se transforma en casi pánico cuando asoma el de
Vegahermosa por la puerta de chiqueros y pierde las manos al salir, con Fortes
de rodillas ante él, sin inmutarse, con el toro amagando para finalmente darle
una larga cambiada con peligro, con el toro revolviéndose en busca del torero.
Primer susto. Toro serio, con más presencia, al que recibe con el capote a la
verónica y dos chicuelinas a manos bajas que enloquecen a la parroquia. Parece
que va bien el de Vegahermosa, pese a lo cual se le pega muy poco en el
caballo, dos puyazos traseritos sin emplearse mucho el toro. Turno para Perera,
quien nos deleita con un lucido quite en el que combina chicuelinas, una
tafallera y gaoneras para rematar con un pase de pecho de pitón a rabo con su
capote. Muy bien el de Badajoz, con gusto, arte y torería, pese a lo que
escucha algunos pitos, ¿por qué?. Es su turno y tiene todo el derecho a hacer
su quite correspondiente, por mucho que Fortes sea malagueño y toree en su
casa. No se puede ser así, señores, no va en beneficio de la Fiesta. Réplica de
Fortes al quite de Perera, bonito ver este pique entre matadores, con otro
quite por gaoneras, igualmente rematado con otro pase de pecho con el capote.
Gran ovación, esta vez sí, de la afición local, como era de esperar. Otro gran
tercio de banderillas, y ya van tres de tres, a cargo de Martín Blanco y José
Luis Hernández “El Zuri”, ambos ovacionados tras sus buenos pares.
Se dirige el malagueño a
brindar al público, pero el toro se le arranca y lo torea por alto, muy suave,
con mucho gusto, montera y espada en su mano izquierda, para rematar con un
trincherazo lleno de sabor. Ahora sí, brindis al público. El toro tiene más
tranco que los dos anteriores, repite, aunque no mete la cara abajo con tanta
clase, pero va, lo que sirve para que Fortes recete una primera serie por el
pitón derecho con largura y temple que gusta a los tendidos. En la segunda
tanda en redondo baja algo el empuje del Vegahermosa, que acorta su embestida,
para rematar con uno de pecho nuevamente ovacionado. Por el pitón izquierdo le
cuesta más acoplarse al malagueño. Saca un buen natural hondo por bajo, pero
sin rematar hacia dentro al final de los naturales, saliendo suelto el toro
tras el muletazo, un tanto deslucido. Toma de nuevo la muleta en la mano
derecha y esta vez sí le coloca la tela en la cara, llevándolo bien toreado,
tapándole la salida, con lo que consigue eso que llamamos ligazón, transmisión
y, al fin y al cabo, emoción. Poco a poco se queda sin fuelle el toro y acorta
distancias Fortes, en un nuevo alarde de valor y disposición, con un recital de
circulares por la espalda que vuelven locos al personal. Mata de media tendida
y tres descabellos, pese a lo cual se pide la oreja por un sector de la
afición. Escucha una cariñosa ovación.
El cuarto, “Vinazo”, 514 kg,
del hierro de Vegahermosa es anovillado, con poca cara, muy justito de
presencia, indigno de una plaza de primera, ¡y Málaga lo es!. Si este animal
pasó el reconocimiento, ¿cómo serían los catorce rechazados?. Otro que sale
suelto, a su aire, sin fijeza, sin permitir a Perera lucirse con el capote. Mal
tercio de varas. Primer puyazo trasero, bajo y sin castigo, tan solo señalado,
y segundo puyazo que es un simulacro, con el toro entrando y saliendo del
caballo en un abrir y cerrar de ojos, como si hubiera rebotado cual muelle. Lo
peor es que se aplaude este no tercio de varas; cosas veredes, amigo Sancho. Lo
prueba Miguel Angel Perera con un lucidísimo quite por delantales, pleno de
gusto, rematado con una media con sabor a toreo añejo. Por cuarta vez un
sensacional tercio de banderillas en las manos de Curro Javier y Guillermo
Barbero, torería pura, quienes, esta vez sí, tienen que desmonterarse para
responder a la sonora ovación. Brinda al público Perera, coloca con mimo la
montera en la segunda raya, costumbre habitual del pacense, y clava las
zapatillas en la primera raya para recibir al de Vegahermosa por alto, con
suavidad. Torea en redondo bajando la mano, largo y templado, pero el toro
traga tres pases, al cuarto se revuelve. Tandas cortas, por tanto, para rematar
con el de pecho a este animal reservón que va justito de fuerzas y que protesta
a cada muletazo. Por el pitón izquierdo le cuesta embestir, hay que taparle la
cara para sacar algún natural de mérito, pero sin ligazón. Visto el
comportamiento del toro, vuelve a cortar distancias Perera, que se mete entre
los pitones, exponiendo una barbaridad, con las puntas rozando la taleguilla,
justa ovación de reconocimiento a su disposición. Mata de media trasera y
ligeramente atravesada que acaba con la vida de este “Vinazo”. Cariñosa ovación
de despedida.
El quinto, “Gestora”, de
Jandilla, es el de mayor peso de la corrida, 570 Kg en la báscula. Serio, bizco
del pitón izquierdo, buena presencia. Con brusquedad y arreando toma el capote de Cayetano, que pasa las de
Caín ante las arrancadas del Jandilla. Pero ojo, no confundamos brusquedad con
bravura. Es este un toro con peligro, un peligro sordo que me da la impresión
que muchos no han visto. Entra al
caballo que monta Chano Briceño quien agarra un buen puyazo arriba, delantero y
sin rectificar, aguantando el empuje del toro. ¡Bien picado, por fin!. Pues no
se crean, que ha habido protestas a esta buena vara, como a la segunda, también
agarrada arriba y delantera, como debe ser. ¡Menos mal que algunos aficionados
han respondido con palmas al retirarse el picador por el patio de cuadrillas!.
Intenta el quite Fortes, pero el toro no está para florituras, además del
viento, que sopla ahora con más fuerza y descubre al torero. Cara de no muchos
amigos la de Cayetano, a quien creo que no le ha hecho demasiada gracia esta nueva
entrada al quite. Complicado y con peligro, el que tiene el de Jandilla, el
tercio de banderillas, resuelto con mucho oficio por Joselito Rus y Alberto
Zayas. Insisto, toro con peligro, al que hay que poder y someter. Personalmente
pienso que requería una lidia a la antigua, doblándose por bajo, enseñándole al
toro quien manda para posteriormente intentar el toreo en redondo o al natural,
si es posible, a un toro que echa la cara arriba, se revuelve y busca presa
constantemente. Gran mérito tiene, por tanto, los redondos por bajo que ha sacado
Cayetano poniéndole la franela en la cara y llevando metido en la muleta al de
Jandilla. No se ha escondido el madrileño y, en mi opinión, ha estado mas que
digno, rematando además con un estoconazo antológico en todo lo alto, entrando
con todo, volcándose sobre el morrillo, que acaba de manera fulminante con el
animal. Como el resto de la temporada siga igual con la espada y los toros le
acompañen, vamos a ver a Cayetano abrir unas cuantas Puertas Grandes.
El último de la tarde,
“Hilachozo”, 511 Kg, de Luis Algarra, es un precioso colorado muy serio,
armónico, musculado, de bella lámina y buenas hechuras, con dos puñales por
pitones señalando al cielo de Málaga. Suelto en los primeros compases, sin
fijeza en el capote de Fortes, tanto que se arranca hacia los caballos de los
picadores que están saliendo por la puerta del patio de cuadrillas. Providencial
en ese momento “El Zuri”, perfectamente colocado se lleva al toro a punta de
capote hacia el burladero, ¡bien por los buenos toreros de plata!. Gran y
merecidísima ovación para el subalterno. Recibe el de Algarra dos puyazos
traseros, empuja en el peto del caballo dejándose pegar, sin emplearse en
demasía. Complicado resulta el tercio de banderillas. Corta una barbaridad y
pone en apuros a los banderilleros, que resuelven el trance con oficio, especialmente
“El Zuri”, colocando un arriesgado segundo par, cerrando así una buenísima
actuación a lo largo de toda la tarde, tanto en la brega como con los
garapullos. Toro sin raza ni casta este de Luis Algarra que no da opciones al
lucimiento de Fortes. Faena deslavazada, sin ligazón, pases sueltos sin emoción
ni transmisión, además molestado por un viento que a esas horas sopla con más
fuerza. Poca historia, en resumidas cuentas, a pesar de la voluntad y las ganas
de agradar del malagueño. Mata de entera traserita y tendida, más que de sobra
para acabar con el toro.
Como titulaba esta entrada,
Sábado sin Gloria en Málaga. Y no será porque Perera, Cayetano y Fortes no
hayan puesto todo de su parte. Pero ya sabemos como es la Fiesta: el hombre
propone, Dios dispone y luego sale el toro y lo descompone.
Antonio Vallejo
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