domingo, 5 de febrero de 2017

Ganas de toros en Valdemorillo


Se notaba en el ambiente previo a la corrida. Tarde fría, despacible, lluviosa y ventosa, totalmente invernal, la de hoy en Madrid. A pesar que la climatología no invitaba precisamente a moverse y menos a ir a los toros ha resultado justo todo lo contrario. Muchas ganas de toros en la localidad madrileña de Valdemorillo, muchas ganas de toros en general en la afición madrileña que hasta esa localidad se ha desplazado par llenar en algo más de tres cuartos los tendidos de la cómoda y coqueta plaza cubierta de Valdemorillo. De no haber sido por las cualidades de la plaza el festejo de esta tarde se hubiera suspendido o hubiera sido un infierno tanto para los toreros como para los aficionados por el viento, el frío y la lluvia. Quizás debiera servir como ejemplo y empezar a plantearse muy en serio estudiar la manera de cubrir y proteger de las inclemencias del tiempo las plazas de toros. Resultaría muy beneficioso para el espectáculo y todos saldríamos ganando sin perder un gramo de pureza en la Fiesta.
Está claro que si uno encuentra comodidades para ver toros va a acudir a la plaza, pero si no se le ofrece un cartel atractivo no sirve de nada. En Valdemorillo se han reunido ambas condiciones, y el resultado ha sido más que notable. Seis toros de la ganadería madrileña de Monte la Ermita, procedencia Torrestrella, la mítica ganadería creada por D. Álvaro Domecq Díez en 1954, magníficos de presentación, de buenas hechuras, armónicos, muy serios, amplios de pitones pero sin exageraciones por delante, una corrida digna de una plaza de primera por peso y trapío en mi opinión  destacando el quinto, un auténtico tío que, el segundo y el cuarto. En cuanto a comportamiento creo que hay que destacar al primero por su fondo, nobleza y clase, el quinto por bravo y calidad y el cuarto, bueno pero que duró poco. Para lidiar este encierro una terna realmente atractiva, la compuesta por Manuel Jesús El Cid, Luis Antonio Gaspar "Paulita" e Iván Fandiño. Así es fácil comprender el sensacional aspecto que han presentado los tendidos de Valdemorillo y lo bien que lo hemos pasado, porque ante todo, repito, había muchísimas ganas de ver toros en Madrid. Por cierto, tarde en la que la afición no ha olvidado lo que hace un año ocurrió en esta misma plaza. En febrero de 2016, en esta misma feria, Víctor Barrio cortó dos orejas a un toro de Cebada Gago y resultó triunfador de la Feria de San Blas y la Candelaria del pasado año. Imposible era, por tanto, apartarlo de nuestra memoria. Un azulejo descubierto en el patio de cuadrillas en los previos de la corrida y una pancarta en un tendido así lo recordaban. En una contrabarrera han visto la corrida el padre y la hermana del torero segoviano, visiblemente emocionados, especialmente en el momento en que Fandiño le ha brindado el sexto de la tarde al padre de Víctor. 
El triunfador de la tarde ha sido el zaragozano Paulita, torero muy querido en Valdemorillo y que ya sabía lo que es salir a hombros en esta feria, algo que consiguió en 2014 al desorejar a un toro de Cebada Gago, dándose la casualidad que también estuvo presente el pasado año precisamente compartiendo cartel con Víctor Barrio. Mucho me ha gustado el aragonés en esta tarde, tanto por su entrega como por su toreo. Muy firme ante el primero de su lote, un toro deslucido, descastado, que no humillaba y que se defendía echando la cara arriba, sin opciones, de embestida descompuesta, dando arreones a diestro y siniestro. Muy seguro Paulita, poniéndose por ambos pitones, tragando mucho, exponiendo una barbaridad, muy digno. Mató de un estoconazo fulminante y recibió una merecida y cariñosa ovación que reconocía su entrega, valor y disposición en este toro. Nada que ver el quinto, un toro bravo, con fondo y clase al que Paulita ha cortado las dos orejas. Sensacional inicio de faena sobre el pitón derecho, tres tandas rotundas, templadas, con largura y ligadas. Muletazos hondos con mucho empaque. Es cierto que tras ese magnífico inicio ha bajado algo el tono de la faena, quizás porque al de Zaragoza le han podido las ganas de triunfar y agradar y ha encimado algo al de Monte la Ermita. Particularmente creo que el toro pedía más distancia para sacar todo lo que llevaba dentro, pero tampoco me parece justo ponerlo en el debe del torero, que ha mostrado un toreo de entidad y, sobre todo, una entrega encomiable. La sensacional estocada con la que ha pasaportado sin puntilla a este quinto ha sido motivo suficiente para que se pidieran con mucha fuerza las dos orejas, aunque algún disconforme ha habido en la plaza que ha protestado la concesión de los trofeos. Pero tiene que haber "gente pa tó".
El peor lote se lo ha llevado Iván Fandiño, que ha estado muy por encima de ellos. Brusco, con genio y peligro el tercero, un toro que en ningún momento humilló, que se revolvía y buscaba constantemente, y eso que en los primeros lances a la verónica, con mucho gusto y clase en el capote de Fandiño, parecía todo lo contrario. Puro espejismo. Firme y valiente el de Orduña, poniéndose por ambos pitones, siempre adelantando la muleta, tratando de llevar al toro metido en los vuelos, faena de mucho mérito en la que ha demostrado firmeza y superación, pero el de Monte la Ermita no se dejaba hacer absolutamente nada. Al entrar a matar el susto es tremendo al ver como le prende del vientre cayendo desplomado al suelo y quedar inmóvil unos angustiosos segundos. Gracias a Dios solo es un susto sin consecuencias y Fandiño coloca una sensacional estocada que acaba con la joyita que le había caído en suerte. El saludo capotero al sexto es también extraordinario. Verónicas templadas, ganado terreno al toro, desde el tercio a los medios, en cada lance lo saca un par de metros, con suavidad y un gusto exquisito. Toda la clase que ha demostrado el vizcaíno le ha faltado al toro. Otro ejemplar que no ha humillado y que no se ha entregado en ningún momento ante el que Fandiño ha estado de nuevo firme y seguro, mostrando un despliegue de recursos técnicos que han conseguido que veamos una faena de gran mérito en la que el torero ha tirado del toro exprimiendo lo poco que llevaba dentro, sobre todo en las primeras tandas por el pitón derecho, muy toreras, por bajo, flexionando las rodillas y con cierta largura. Una estocada casi entera algo trasera y atravesada y un descabello terminan con el sexto, recibiendo una calurosa y unánime ovación en reconocimiento a su, creo yo, muy buena actuación en esta tarde.
Aunque parezca difícil de creer Manuel Jesús El Cid hacía hoy su primer paseíllo en esta plaza. Sensacional debut el del sevillano, que ha cortado una oreja de peso al primero de la tarde, un toro con clase y nobleza que de salida no parecía tanto. Algo distraído y sin emplearse demasiado, pero al que El Cid ha visto claro desde el principio. Casi no se le ha picado por indicación del matador y así ha llegado entero a la muleta. Faena compacta y con mucho gusto a un toro con fondo que ha humillado y al que El Cid ha toreado con una facilidad y un gusto fuera de serie. Lances profundos por ambos pitones, relajado, con una suavidad extrema, temple máximo, la mano baja, perfectamente colocado para ligar los muletazos, tanto en redondo como al natural. Faena rotunda con adornos finales en forma de trincherazos de gran belleza para matar de estocada casi entera volcándose sobre el morrillo. Oreja de ley para el de Salteras que invitan a soñar de cara a lo que resta de temporada. El cuarto también fue un buen toro, con clase y sobre todo movilidad, pero que no se entregó ni llegó a romper como el primero. Muy dispuesto y firme Cid, los mejores pasajes han venido al inicio de la faena y por el pitón derecho con una tanda de redondos largos bajando la mano, único pitón del toro, ya que por el izquierdo se quedaba corto y se defendía echando la cara arriba. Nada que reprochar al Cid que ha aprovechado lo que tenía el de Monte la Ermita y que ha demostrado unas ganas y una disposición que otras muchas veces hemos echado de menos. De nuevo mata entrando por derecho y recibe una clamorosa ovación a la que responde con saludos desde el tercio y que premia su actuación en esta tarde de Valdemorillo. 
Y no quiero terminar sin hacer una mención especial a dos toreros de plata que para mi gusto han estado excepcionales en esta tarde de sábado. El primero de ellos es alguien ya muy conocido, un magnífico subalterno, Curro Robles, de la cuadrilla de El Cid, quien ha bregado a las mil maravillas al primero de la tarde y que ha colocado dos sensacionales pares al cuarto de la tarde, viéndose obligado a desmonterarse para saludar la tremenda ovación que ha recibido. El otro es Manuel de los Reyes, tercero de la cuadrilla de Paulita. ¡Vaya recital en banderillas!. Ha colocado un par a cada uno de los toros del lote de su matador de una manera portentosa. Andando despacio hacia la cara del toro, las manos bajas, dejándose ver, para arrancar y reunir de poder a poder, sin ventajas, asomándose al balcón, dos pares antológicos. Siempre hablamos de los matadores, muchas veces de los toros, pero muy pocas de los toreros de plata, que es como a mi más me gusta llamarlos, piezas fundamentales en le desarrollo de la lidia y de cuyo buen hacer depende que el toro llegue en las mejores condiciones a la muleta del matador. Desde aquí mi reconocimiento una vez más para ellos, hoy en las figuras de Curro Robles y Manuel de los Reyes.
Y sin pausa, tras dejar atrás Valdemorillo, cómodamente acoplado en el sofá frente al televisor, empiezo a ver el mano a mano de La México entre Zotoluco y Enrique Ponce, con una Monumental por fin llena para ver al maestro mexicano en el día que se despide de los ruedos. Tarde de toros y madrugada de toros, sesión continua, como antiguamente en los cines, una maravilla para los aficionados.

Antonio Vallejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario