Hace ta solo unos días me envió mi gran amigo y grandísimo aficionado Raúl Rodríguez una extraordinaria entrevista publicada por Antonio Lorca en El País el pasado 21 de enero en la que dos veterinarios, dos grandes expertos, dos autoridades en la materia, ahondan en la raíz de muchos de los problemas que están llevando a la Fiesta a un estado de profunda preocupación en lo que a bravura y comportamiento de los toros en el ruedo se refiere. Esos dos reputados especialistas son D. Juan Miguel Mejías, quien lleva 42 años dedicado al toro, y D. Francisco Herrera, veterinario de la Real Maestranza sevillana desde hace 25 años. No son, por tanto, dos desconocidos ni dos recién llegados a este mundo y sus reflexiones y opiniones me parece que aportan mucha luz para entender muchas de las cosas que vemos cada tarde de toros y que no van en beneficio de la Fiesta. Al final de esta entrada dejaré el enlace para que todo aquel que quiera leer dicha entrevista lo haga. Y se lo recomiendo, es una auténtica delicia. ¿Por qué?. Pues no solo por los que aportan tras años y años de experiencia sino por la pasión con la que hablan y con la que transmiten sus sentimientos. Son eminencias en la materia, son dos grandes profesionales, pero ante todo se ve que son aficionados, que aman la Fiesta y quieren y respetan al toro bravo por encima de todo. No debemos olvidar, y no tengo dudas que absolutamente ninguno de los que lean esto lo hacen, que el principal protagonista de este Arte tan mágico y maravilloso que es la Tauromaquia es el toro bravo, un animal "emblemático de nuestra cultura, y probablemente el más cuidado y mimado que existe en el mundo" en palabras de Mejías, y "el sol del universo animal, el más brillante y el de más solidez" en opinión de Herrera. Solo quien habla así del toro bravo puede quererlo y respetarlo como buen aficionado, y desde ese prisma analizan el origen del gran problema que amenaza a la dehesa brava en la actualidad, el sobrepeso de las reses. Entresaco dos frases que comparto al cien por cien y que resumen todo: "el toro de lidia moderno es un atleta agobiado por el estrés y fatigado por la obesidad" y "está superalimentado porque se le exigen muchos kilos en la plaza. Casi todos sufren de sobrepeso".
Quienes se han asomado a este blog me habrán leído muchas veces repetir algo parecido. ¿Cuantas veces he dicho aquello de animal mastodóntico, el elefantoro que llamo yo?. Muchas tardes en la que por la puerta de toriles he visto salir animales de 600 y más kilos que se ve a la legua que están gordos, que no pueden con su alma y, claro, luego pasa lo que pasa durante la lidia. Según Mejías el toro bravo "es muy armónico, de una belleza extraordinaria y condiciones físicas excepcionales, que se mantiene desde el bos taurus primigenio, porque lo único que se ha modificado ha sido su comportamiento, pero no su constitución", a lo que añade Herrera: "para mí, es una mezcla de bravura y nobleza, cualidades que se complementan para que sea posible un espectáculo fabuloso en el ruedo". Ahí está la clave de todo, en esos dos aspectos está guardado el secreto del toro bravo, en su anatomía y su comportamiento, algo aparentemente tan sencillo pero de una complejidad infinita.
¿Cuántas veces hemos hablado del trapío?, ¿cuántas veces hemos intentado definirlo y cada uno aporta su propia definición?. Para mi es armonía, proporcionalidad y seriedad de pitón a rabo. Yo siempre he mantenido que soy subjetivo y que creo muy poco o nada en la objetividad. Pienso que cada uno ve una misma cosa según lo que le han enseñado, lo que ha aprendido, lo que su experiencia le aporta o, simplemente, lo que responde a sus gustos. No somos objetos, somos sujetos y cada uno es de su padre y de su madre que suele decirse. Si tenemos una opinión distinta de todo lo que hay a nuestro alrededor, aún más se acentúan las diferencias al hablar de un arte como el toreo en el que los sentimientos juegan un papel fundamental y del toro como animal que cada uno ve y le gusta o no según sus apetencias. Por gentileza y con el permiso de otro amigo ganadero y gran aficionado que es David Domínguez Camacho, he traído a la portada de esta entrada una foto de uno de los toros de su hierro, Hnos. Domínguez Camacho, cuyo autor es Adrián y que me parece que refleja lo que es el toro bravo en cuanto a morfología se refiere. En ese caso me parece un animal imponente, bellísimo, que refleja, bravura, fuerza y potencia, de una seriedad tremenda, un animal en el que las proporciones y la armonía destacan por encima de todo y que para mi tiene eso que se llama trapío. Pero eso me lo parece a mí, a otro le parecerá otra cosa, y cada uno es libre de verlo según su criterio. Y son precisamente lo que podríamos llamar "criterios" lo que en la actualidad están llevando a un senda que, en mi opinión, resulta sumamente preocupante para el futuro de la Fiesta. No voy a entrar a juzgar quien tiene más o menos culpa en este problema del toro cargado de kilos que, insisto que es mi opinión, vemos saltara la arena de muchas plazas, quizás Madrid la más llamativa. Puede que sean o seamos los aficionados, o una parte ellos con más poder de influencia, que en estos tiempos reclaman un toro enorme, con mucho volumen y unas encornaduras descomunales, puede que sean los empresarios que saben que si no dan gusto a esas exigencias se merma la taquilla, puede que sean los veterinarios que se ven "forzados" a aprobar toros de cierto peso para arriba según la plaza, puede que sean los ganaderos que también son conscientes de la presión que tienen para criar un toro que pueda pasar dichos reconocimientos en esas plazas o puede que sean las figuras que prefieren un toro noble y manejable que genere "menos problemas". Cada parte tiene que asumir su responsabilidad y no creo que ninguna sea la que más cuota de culpa tiene, aunque personalmente tengo mi opinión pero, con su permiso, me la reservo, aunque quienes me conocen seguro que aciertan. Lo que particularmente reclamo es volver a un concepto que me parece básico en el toro: el tipo. Creo que una de las cosas que más me gusta decir cuando veo un toro en el ruedo y juzgo su presentación y su presencia es que está "entipado". Cada hierro tiene su procedencia, su encaste, y cada encaste tiene unas características morfológicas de siglos de antigüedad que en mi opinión también son la garantía de que ese animal conserve también su instinto intacto y su comportamiento natural. No es lo mismo un toro de Domecq que uno de Nuñez, no es igual un Atanasio que un Albaserrada, Lisardo con Parladé, nada tiene que ver Saltillo o Santa Coloma con Murube, no digamos ya Miura, caso único. Cada uno tiene su volumen, su peso ideal, su cara, su cornamenta y, después de todo eso, su comportamiento dentro de la bravura, unos más nobles, otros más fieros y algunos unos auténticos cabrones, con perdón. Pero cada encaste dentro de su línea. El problema viene cuando se saca de tipo a un toro para que pueda ser lidiado encierras plazas, que se altera no solo su morfología. A mi me chirría ver un toro de Albaserrada con 600 Kg, o uno de Domecq con más kilos aún y unos cuernos desproporcionados como me chirriaría ver a un Miura de 490 Kg y bajito. ¿Por qué entonces se salen de tipo tantos toros?. De nuevo coincido con Mejías y Herrera cuando dicen que "el toreo artístico de hoy obliga a profundos cambios en el comportamiento del animal; el toro se debe someter a un durísimo examen en la plaza: que sea bravo y noble, encastado y fuerte, que repita en la embestida, que dure tres tercios, que empuje en el caballo, que humille y tenga recorrido en veinte tandas de muletazos, que mantenga la boca cerrada, y que no muja ni escarbe ni recule a las tablas". ¿Alguien da más?. Una locura conseguir el toro perfecto que cumpla todos esos criterios, por mucho que los ganaderos se rompan la cabeza día y noche para criar el toro ideal con cruces y más cruces de sangres. Pero la genética tiene rincones en los que por mucho que se haga jamás se llegará a entrar. Todos los ganaderos, absolutamente todos, buscan ese toro ideal y trabajan a conciencia y con sinceridad en ello, misión casi imposible, por lo que me parece muy razonable y lógico que busquen acercarse al máximo a la exigencias del toreo y los gustos actuales. Y lo más sencillo a priori es cumplir al menos con los que se les exige en cuanto a una presentación, que a mi modo de ver se confunde con kilos en la mayoría de los casos, puesto que modelar bravura, casta o nobleza son aspectos sumamente complicados y que están expuestos al azar en gran medida por mucho que se estudie la genética. De ahí ese problema fundamental que es el toro con sobrepeso. Trapío sí, toros entipados ante todo, pero no animales enormes que luego no lleguen a lo que peligrosamente tiende el toreo actual, a basar todo en la muleta dejando a un lado la lidia y pasando de puntillas muchísimas veces por los primeros tercios, algo lógico por otro lado porque si desde salida se ve al toro fatigado, ¿quien va a ser el guapo que le exija en el caballo para que llegue medio muerto a la faena de muleta y se líe la monumental?. Entresaco otra frase de la entrevista que me parece tremendamente clarificadora: "así es el toreo moderno, y no hay que olvidar que antes se lidiaba y hoy se torea".
Vuelvo a lo mismo, al inicio, todas las partes tienen su parte de responsabilidad en este problema, quizás los aficionados los que más por sus exigencias, en algunos casos caprichos a mi modo de entender, lo que nos lleva a ver cantidad de toros que, como afirman ambos expertos, están 50 ó 60 Kg por encima de su peso ideal. Al menos en Las Ventas esa así muchísimas tardes, o a mi me lo parece.
Por último. La entervista termina con la siguiente pregunta y su respuesta:
-Por cierto, ¿qué se perdería si desapareciera la fiesta?
-Desaparecería el toro, porque como producción ganadera es totalmente antieconómico".
Más claro imposible.
Probablemente muchos compartan parte de mis opiniones, otros pensarán que no tengo ninguna razón. Así debe ser y ahí está la grandeza de nuestra Fiesta, que es un arte que cada uno entiende y disfruta de distinta manera y en la que cada día se aprende algo más escuchando a expertos o aficionados. Disfruten con la entrevista que aborda cantidad de aspectos interesantísimos de lo que es el toro y el toreo y que estoy convencido que les va a encantar.
Antonio Vallejo
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