lunes, 20 de abril de 2020

¿Dónde están los animalistas?


El toro espera, paciente, en el campo, cuidado como siempre, alimentado y mimado con esmero en todas las ganaderías que pueblan nuestra geografía, día tras día, sin descanso. Esta manera de iniciar una nueva entrada de este blog podría aplicarse a cualquier temporada, cualquier año de los que hemos vivido hasta la fecha, porque nada cambia, porque quienes quizás más aman a este animal, quienes  más lo protegen y lo defienden son, en primera línea de batalla, los ganaderos que ponen su afición, su trabajo, su esfuerzo y su dinero para mantener viva una especie única de un valor incalculable en todos los aspectos. Ahí están ellos, los principales protagonistas de la Fiesta, sin los que nada tiene sentido, tranquilos, pacientes, esperando el momento de demostrar lo que son, toros bravos, genética concebida para luchar y morir peleando, con nobleza y honor. Es su razón de ser, para eso viven y para eso están preparados.
Y nada es diferente este año. En el campo bravo la vida sigue igual pese a la plaga que estamos sufriendo por culpa de un virus chino alimentado y potenciado por un gobierno absolutamente incapaz, incompetente y negligente que raya en lo delictivo por su actuación y sus medidas que traspasan claramente la legalidad en muchas ocasiones. Nada es diferente, repito, porque el trabajo que todas y cada una de las ganaderías están haciendo es exactamente el mismo que han hecho siempre, todas las horas del día, todos los días de la semana, todas las semanas del mes, todos los meses del año, todos los años de nuestras vidas, contra viento y marea, haga calor o frío, llueva o nieve. El toro no entiende de festivos o diarios, no tiene puentes ni vacaciones, necesita dedicación exclusiva, y a eso siguen entregados en cuerpo y alma los ganaderos, los mayorales y los miles de españoles que viven y trabajan por y para el toro. No desfallecen, ni uno, aún sabiendo que muchos de los animales alimentados, entrenados y cuidados con esmero durante años tendrán un triste final, entregados en un matadero donde encontrarán una muerte indigna y, me atrevo a decir, cargada de mucho estrés y sufrimiento, de verdadero dolor, porque será contra natura, contra su esencia, contra sus genes, contra su naturaleza luchadora, sin ninguna opción de defenderse, algo que  sí encuentran en la plaza. Pese a todo eso los cuidados que reciben son los mismos, como si mañana mismo fueran a embarcar en un camión camino de Sevilla, aunque su final sea mucho más triste. Eso es amar al toro, eso es proteger y preservar una especie, esa es la abnegación de los ganaderos a quienes creo que es de justicia dedicarles una auténtica ovación, a nuestro estilo, acompañada de un flamear de pañuelos blancos, con seriedad y respeto, no esos aplausos verbeneros mecanizados e instrumentalizados por los pesebreros del poder acompañados del "resistiré" de turno. Se merecen el máximo respeto, se merecen un homenaje cuando pueda ser, su entrega es absoluta y nuestro agradecimiento debe ser eterno ya que sin tanto esfuerzo esta bendita afición no tendría sentido, sin el toro no hay nada. Aquí no hay bulos, aquí no hay la horterada esa de las fake news, en el toreo hay verdad, solo verdad, desde el campo hasta la plaza, y esa verdad la están demostrando día a día.
Frente a estos auténticos héroes que son los ganaderos, olvidados, insultados por muchos,  ¿qué hay?. Nada, tan solo la mezquindad de otros, la miseria moral de muchos, de todos esos que van por ahí llamando asesinos a quienes nos declaramos taurinos, a quienes de verdad amamos a este majestuoso animal y, entre todos los taurinos, como he dicho al principio, en primera línea de batalla están los ganaderos. ¿Dónde están los animalistas?, ¿dónde están los del perro Excalibur?, ¿qué están haciendo por el toro bravo?. Nada, absolutamente nada, no hay noticias de ellos, ni las habrá, porque no tienen ni idea de lo que es y significa el toro, porque no les importa, porque lo único que les mueve es una motivación política nacida del odio. 
Nada más que eso, que tomen nota, que aprendan lo que es defender una especie.
¡Ole, ole y ole por nuestros ganaderos!.

Antonio Vallejo

2 comentarios:

  1. Así se habla Vallejo. Que prosa tienes, que clara y que bien escrita. Enhorabuena maestro. Ole, ole y ole.

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  2. Gracias, ¡Newman y compañía! Un placer teneros por aquí, ya sabes, esto no para, 12 meses al año porque toros hay aquí y allí sin pausa, España, Francia, Portugal o América, da igual donde, la tauromaquia es eterna, inmortal

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