martes, 20 de septiembre de 2022

Y volver, volver, volver

Casi 6 meses, medio año ya, desde que publiqué mi última entrada en este blog. Fue el Domingo de Ramos, era la encerrona de Emilio de Justo con seis toros de diferentes ganaderías, un reto, una hazaña, una heroicidad que por los avatares del toreo terminó para el extremeño en el primer toro con una aparatosa y grave cogida que le ha tenido en el hule hasta el pasado 22 de agosto en Almería. Un Domingo de Ramos que tuvo, por ese desgraciado lance, un protagonista de nombre Álvaro de la Calle, sobresaliente aquel día, que con una dignidad y una vergüenza torera de matrícula de honor se hizo cargo de 5 toros, hecho injustamente caído en el olvido y miserablemente no recompensado ni por la empresa de Madrid ni por ninguna otra. Les salvó aquella tarde con valor y un par. ¿Cuál fue la recompensa?. Ninguna. Triste realidad.

Pero todo esto es historia. Desde aquel día muchas han sido las tardes de toros que he visto en vivo o por televisión. Fue Sevilla, luego San Isidro, un mes maravilloso de toros que disfruté saboreando cada tarde como si fuera la última. Después todo el verano, Pamplona, Burgos, Málaga, Bilbao, estuve en El Puerto de Santa María para ver a Morante y al final fue Daniel Luque el que me llevó al éxtasis del toreo con una faena de antología a un gran toro de Nuñez del Cuvillo, y ya en septiembre en San Sebastián de los Reyes en una tarde pletórica de un Roca Rey que está pisando fuerte en  terrenos que pocos quieren pisar. Han sido unos meses fantásticos disfrutando de esta afición de una manera diferente, alejado de la labor de varios años escribiendo y contando cada tarde para que todos cuantos se asomaran a este blog  pudieran sentirlas con la emoción que yo lo hago. Alejado por un motivo claro, cansancio, no mental, en absoluto, sino físico. A nadie se nos va a olvidar lo que hemos vivido y sufrido en estos dos años y medio, lo que ha supuesto para todos y el desgaste que hemos padecido. En mi caso, y por mi profesión y la de mi mujer, me tocó de lleno. Mucha incertidumbre, mucho miedo, por qué no decirlo muchos desvelos, mucha exigencia, sobrecarga de labores, horas de trabajo interminables que, lógicamente, hicieron mella en lo físico. Los que me conocen, mi familia y mis amigos lo saben. Cuando llegó San Isidro y no veían publicaciones de las corridas bastantes me llamaban y preguntaban si me había pasado algo o si no iba a los toros, que por qué no escribía. Y. o hay más explicación que la necesidad de descansar, de poder volver a casa después de disfrutar en la plaza y cenar, hablar, ver una película, un programa de televisión, o un partido de tenis, vamos, lo normal en cualquier casa, y luego acostarme a una hora decente y estar al día siguiente fresco porque mi trabajo me lo exigía. No hay más razón que esa, no me encontraba con fuerzas físicas para aguantar un mes escribiendo - probablemente eso sea lo de menos porque en el fondo me lo paso bomba - pero lo de irme a la cama todos los días entre las dos y las tres de la madrugada.... Ufff, me pesaba mucho, demasiado. El cuerpo ya da para lo que da, es la verdad.

Por eso este período de vacaciones blogeras, por necesidad de recuperarme para volver con el ánimo y la fuerza de siempre. Para conseguirlo ha sido suficiente este maravilloso verano en el que he podido descansar y disfrutar de la vida, la familia y los amigos como nunca, recargar baterías y recuperar un estado físico que hace tiempo no alcanzaba. Así que he pensado que nada mejor que la Feria de Otoño para retomar las viejas y buenas costumbres y volver a compartir lo que vea cada tarde y siempre, gracias a Dios, de manera subjetiva. Sí, así ha sido siempre y así soy, y así será el toreo hasta el fin de los días, subjetivo, porque cuando uno habla de sentimientos, emociones, pasiones y arte no puede hacerlo de otra manera. No se trata de estadísticas, números y datos fríos, como si fuera un partido de fútbol en el descanso, es otra historia, mucho más, es algo muy grande y eterno, es vida y muerte, es épica y estética, es corazón y atributos, es amor a nuestra esencia, a nuestras raíces, a nuestra cultura  y a nuestras tradiciones. Con ese ánimo vuelvo a la carga,  a tratar de transmitirles en cada línea todo cuanto me lleve en el alma al salir de la plaza y haber sentido el toreo. 

Será a partir del Primero de Octubre, imposible haber elegido mejor día para retomar esta manera de compartir la afición. Será en Madrid, en Las Ventas, imposible mejor plaza.  Será con una Feria de Otoño que cuenta con argumentos de sobra que invitan a soñar el toreo y que tendrá como broche de oro un festejo de lujo el día 12 de Octubre, día de nuestra Fiesta Nacional. Todo eso será, es el momento de volver y quiero contárselo como siempre lo he hecho, acertada o equivocadamente, a mi manera. ¡Hasta muy pronto, amigos!


Antonio Vallejo

 

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