domingo, 2 de octubre de 2022

1ª de Otoño: ¡Qué ganas tenía!


 ¡Qué ganas tenía de volver! Ganas ver toros, ganas de volver al Las Ventas y ganas  de retomar esta ventana cerrada por vacaciones y por la que quiero que vuelva a entrar el aire fresco de la ilusión y la pasión por el toreo como un soplo de vida, aire  de otoño madrileño. 
Así que aquí estamos de nuevo, para compartir esta afición que nos une y en la que caben tantas opiniones y gustos como aficionados, ante una Feria de Otoño que esta tarde ha arrancado con una novillada de Fuente Ymbro para una mano a mano enter el madrileño Víctor Hernández y el toledano Álvaro Alarcón. Pues como se trata de opinar, aquí va mi primera opinión. No soy especial fan de los mano a mano, creo que deben ser festejos excepcionales y, a mi modo de entender el toreo, deben reservarse para elevara máxima categoría la competencia entre figuras. Me pasa algo parecido con los festejos de un solo espada, creo que debe ser algo excepcional y reservado para las figuras. En los últimos tiempos creo que se "abusa" de ambos festejos y eso lleva a que se pierda un poco la relevancia de esos carteles especiales. No quiero con esta opinión menospreciar a los dos toreros que hoy han actuado en Las Ventas, sin duda se merecen esta tarde, pero pienso que en este escalafón un cartel con tres novilleros aporta más variedad y posibilidad de ver y evaluar diferentes estilos de torear, además de la oportunidad que supone para estos jóvenes llenos de ilusión verse anunciados en la primera plaza del mundo, más aún en estos tiempos tan difíciles para abrirse camino en este mundo del toreo, alcanzar el sueño de convertirse en matadores y quien sabe si llegar algún día a convertirse en figuras del toreo. Pero lo anunciado para hoy era este mano a mano y he ido con las mismas ganas a la plaza, lo importante es ver y disfrutar del toreo donde y cuando sea y pueda. Y lo mismo ha debido pensar la media plaza que hoy se ha llenado. Una pena que no haya sido más.
Solo escuchar la combinación novillada y Fuente Ymbro hace que a cualquier aficionado le entre un cosquilleo por todo el cuerpo y se cuenten los días para que llegue el momento. Muchas han sido las tardes de gloria de este hierro con los novillos, la última este pasado San Isidro. Son sinónimo de emoción por su bravura y calidad,  con esas expectativas iba hoy a Las Ventas. Y la verdad es que no sé como calificar la tarde en este apartado ganadero. No me atrevo a hablar de decepción, pero sí un poco desilusión. Quizás desigual sea el mejor término, o con altibajos, tanto por hechuras, algunos lavados de cara y vareados, otros más en tipo y alguno cuajado y con presencia de toro, como por juego y comportamiento, con calidad, clase y nobleza en algunos utreros, complicados otros, peligroso alguno... un poco de todo, aunque marcados en general por la falta de fondo y raza. Al final la sensación ha sido que nos hemos quedado a medias, que cuando parecía que uno embestía, ¡zas!, se le agotaba la gasolina y ahí se venía abajo el castillo de las ilusiones. Si tengo que destacar uno por juego ha sido sin duda alguna el primero, con una clase tremenda, humillando y tomando la muleta con prontitud y codicia, repetidor y noble. Por algo fue ovacionado con fuerza en el arrastre. Y no fue precisamente el de mejores hechuras, porque para mi gusto cuarto, aunque alto, largo, hecho cuesta arriba, estrecho de sienes pero con preciosa lámina, y sexto, cuajado y hondo, un toro en otras plazas,  se llevan la palma en este apartado. 
Y en lo que respecta a los novilleros lo primero y principal decirles que los dos me han gustado,  que han mostrado calidad, buen manejo de los engaños y gusto, que han puesto ganas y disposición, que también, como es lógico por su edad, han mostrado alguna carencia y cosas que mejorar, como en algunos pasajes de sus faenas dar un paso adelante y abandonar el torero un tanto "academicista", buscar algo distinto para haber sacado algo más de alguno de sus novillos. Si fuera un examen y tuviera que ponerles nota yo creo que un 7'5 podría valer, un notable digno sobre todo teniendo en cuenta el marco, ya conocido por ambos, dicho sea de paso.
El mejor toro de la tarde se lo ha llevado Víctor Hernández con el primero. Lo recibió con una larga cambiada de rodillas, muestra de la disposición y entrega con  que venía. Buen juego de los brazos en el capote por verónicas, temple y gusto, arrojo novilleril en el inicio de faena con un  cambiado por la espalda y un molinete para enlazar el toreo en redondo templado, de mano baja y ligado, con profundidad y recorrido. Buen sentido de la distancia, le dio la que pedía el buen fuenteymbro, que respondió con prontitud y bravura, humillando, nobleza y clase, repitiendo, mejor por el pitón derecho por el que la reunión fue mayor que el izquierdo, por ahí se desplazaba algo peor, pero trazó algunos naturales con hondura aunque las tandas no fueron tan rotundas, dejando para el final un cambio de mano superlativo para componer una serie final de derechazos largos y profundos que pusieron en pie a la plaza. Abrochó la faena con las típicas bernadinas, y aquí viene un pequeño pero que le pongo. Tal como había llevado la faena creo que rematar con toreo por bajo era lo mejor, el novillo pedía todo por abajo y ha humillado hasta el final. Pero entiendo que con las bernadinas se busca demostrar valor y arrojo, por lo que tampoco se lo censuro, lo entiendo, como el pasarse un poco de faena, lógico al verse con ese novillo y toreando como lo hizo, las ganas y el corazón pueden a la cabezas. Lo que no puedo entender es que el presidente sacara el pañuelo blanco para ordenar el primer aviso cuando estaba perfilándose para entrar a matar, más inoportuno imposible. ¿Tanto le costaba esperar diez o quince segundos más? En fin, ¡que poca sensibilidad y sentido común!
Y no fue ese el único momento en que el palco fue o buscó ser protagonista. El tercero salió deslucido, sin entrega en el capote, pasó por el caballo sin emplearse y en banderillas despertó mostrando una movilidad que mantuvo en un arranque de faena vibrante, ayudados por alto y un par de trincherazos que fueron un crujido para iniciar el toreo en redondo. De nuevo buen trato, suavidad en los muletazos, dándole altura, cuidando la embestida, el novillo se movía, tomaba el engaño pero se quedaba ahí, sin acabar de salir. Un par de series en redondo de mérito bajando poco a poco la mano, derechazos de buen trazo a los que el novillo responde pero sin acabar de entregarse. No lo hace igual por el pitón izquierdo, protesta y puntea las telas, corta el recorrido y repone, volviéndose complicado y exigente. No le perdió la cara y se la jugó de verdad aunque quizás hubiera sido momento de buscar una lidia diferente, no sé si tanto como a la antigua, sobre los pies, macheteando por bajo, pero sí que pedía poderle y someterle abandonando los intentos de seguir toreando en redondo o al natural. Mató de una sensacional estocada arriba que pasaportó sin puntilla al fuenteymbro. Yo creo que la petición de oreja fue mayoritaria, no juzgo si con o sin razón, pero se pidió, y el palco decidió no concederla. Bronca al canto, unos abroncando y otros, pocos, la verdad, aplaudiendo la decisión. Lo de siempre, y así será mientras exista el toreo, como los presidentes que se saltan el reglamento. Es mi opinión y, para despejar dudas, yo no pedí la oreja. 
Con el que hacía quinto, que se jugó en cuarto lugar por la cogida de Alarcón en el segundo, en cambio sí que cortó una oreja habiendo, según mi percepción, la misma cuantía de pañuelos en los tendidos. Cosas veredes. Fue un novillo que pasó desapercibido en los primeros tercios, sin fijeza ni entrega, la cara alta, para acabar rompiendo en la muleta y por el pitón izquierdo. Se arranca rebrincado en los primeros compases de faena, la cara alta, complicado. Le consiente el madrileño, concediéndole altura, adelantando la muleta, planchada, mucho temple para poco a poco bajarle la mano y ligar series en redondo de mucho mérito. Fuel tomar la muleta con la zurda cuando rompió la faena y tomó altura. Naturales hondos, mano baja, colocación, ligazón y recorrido, en definitiva, emoción y transmisión con un novillo exigente ante el que también aguantó y tragó lo suyo. Las manoletinas de rodillas como epílogo fueron una muestra más de la decisión con la que Víctor Hernández ha pisado la arena venteña esta tarde de otoño. Una entera desprendida que fulmina al fuenteymbro en segundos vale una oreja, pero esta vez los que abroncan al palco son los pocos que minutos ante le aplaudían. Y es que así es la fiesta. ¡Ah! y para mi la oreja fue justa y de ley, me parece que la actuación en conjunto del madrileño lo vale. 
El toledano Álvaro Alarcón resultó corneado por el segundo en los primeros compases de la faena de muleta, cornada de 15 cm en el muslo derecho. Operado en la misma enfermería salió de nuevo para matar su otros dos toros en una muestra de valor y pundonor. Desde que saltó el segundo se comportó igual. Rebrincado, la cara arriba, soltando derrotes, poco recorrido, reponiendo. Lo lidia bien por bajo con el capote tratando de someterlo, andándole hacia atrás, buena brega de Alarcón. Arranca la faena doblándose por bajo, el novillo pasa rebañando, con mucho peligro, se queda muy corto y en uno de esos derrotes secos engancha al de Torrijos por el muslo. Mareado y con un torniquete decide seguir la faena y pasa las de Caín hasta dar muerte al novillo de una media arriba fulminante y retirarse a la enfermería por su propio pie en medio de una gran y merecida ovación. Sinceramente, no daba un duro (ahora habría que decir un céntimo pero soy un antiguo) porque volviera a torear en lo que quedaba de tarde, pero una vez más he cometido el error de olvidar que estos hombres son diferentes y no se rigen por los mismos parámetros de sufrimiento y resistencia al dolor que los demás mortales. Regresó para dar muerte a los dos novillos que le quedaban y, sin la ovación anterior fue fuerte, esta no pueden imaginarse, atronadora. El que le correspondía como cuarto de la corrida se corrió quinto, un utrero suelto de salido, sin fijeza ni entrega en el capote, sin emplearse mucho en el buen puyazo de Manuel José Bernal. Electrizante arranque de faena por estatuarios, uno de desdén repleto de aromas y uno de pecho de pitón a rabo. Metió bien la cara en los primeros muletazos, derechazos ligados por bajo que toma con movilidad y repite en un par de tandas de buena factura. No va igual por el derecho, se va quedando corto y cada vez le cuesta más pasar, demasiado pronto para apagarse. Solo algún natural aislado tuvo calidad en un trasteo claramente a menos  por la falta de condiciones del animal. tampoco le ayudó el sexto y último, un castaño hondo con hechuras y presencia de toro. Buenas fueron las verónicas de saludo, ritmo y temple, repite y mete la cara con excelente clase, pero apunta una alarmante justeza de fuerzas. Se le mide mucho el castigo en el peto, para colmo hinca los pitones hasta tres veces y se pega unos costalazos que hacen mucha mella dejando al novillo muy mermado. Muy protestado en banderillas por su invalidez no fue devuelto a los corrales y así sucedió lo que sucedió, que ahí se acabó la corrida. La faena fue imposible porque el animal no se aguantaba ni le quedaba un átomo de energía para pasar en la muleta, por más que lo intentara Alarcón. Afortunadamente se dio cuenta, o mejor dicho, se lo hicieron ver  todos los tendidos cuando tras un par de no series hizo amago de continuar. Reconsideró la idea inicial y se fue a por la espada. Para lo que tuvo delante y en el estado que mató dos de sus novillos creo que estuvo más que digno y poco se le puede censurar, al revés, alabar su compromiso y profesionalidad.
En fin, amigos, que ya estamos de nuevo aquí. Y mañana la de Adolfo Martín, y el jueves otra novillada, y el viernes Urdiales, Ortega y Aguado, ¡y el sábado Morante!, y el domingo otra de Fuente Ymbro, ¡y el día 12 Roca Rey!. Todo eso queda por vivir y soñar. Ahora entienden que diga: ¡Qué ganas tenía!.

Antonio Vallejo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario