Con la de ayer se cerraba el segundo acto de esta Feria de Otoño a la que aún le queda un tercero con la novillada sin picadores final del certamen Camino hacia Las Ventas programada para mañana y la extraordinaria del día 12 de octubre que, aunque reseñada oficialmente como fuera de abono, todos sabemos que no es así, al contrario, es la guinda que remata el pastel de este ciclo otoñal. Solo hay que ver cuanto se tardó en vender todo el papel y colgar el "no hay billetes", fue un visto y no visto, todo al reclamo de Roca Rey.
Un punto y aparte en este final de temporada que no está teniendo el resultado que nos hubiera gustado en muchos aspectos. Personalmente esperaba una mayor respuesta de público en los tendidos. Los primeros tres festejos fueron decepcionantes, media entrada o poco más, mucho cemento, especialmente el jueves con la novillada de Valdellán, un aspecto desolador. Y también soñaba con toros bravos embistiendo, triunfos con faenas rotundas y muchas emociones cada tarde. Ustedes lo han leído, la sensación general ha sido de desilusión o decepción. Cada día he hablado de toros sin fondo, sin raza, sin fuerzas, cada día se ha repetido la cantinela de que solo uno de los lidiados, uno y un poco de otro en capote o muleta o dos con suerte algún día. Flojo, peor de lo que esperaba y deseaba el apartado ganadero. Porque incluso del toro destacado de una corrida había que decir que hasta la muleta no había demostrado nada, incluso un día los dos destacados lo fueron por media faena de muleta. Eso sí, en cuanto a presentación creo que ha sido muy buena, toros con hechuras y bellas láminas, en tipo a su encaste la inmensa mayoría, pero solo con estampa no vale, para eso están las fotos, no la lidia. Y como es lógico, si el pilar fundamental de nuestra Fiesta falla es difícil que todo lo demás tome vuelo. Muchos de los toreros que han hecho el paseíllo se han encontrado con el muro infranqueable de la falta de transmisión. Por mucho que lo intentaran, por todo lo que pusieran de su parte, por mucho que arriesgaran su físico, por mucha verdad y disposición que hayan puesto ha resultado casi imposible. Así hemos hablado cada día de "detalles", "destellos", muletazos aislados de mérito, alguna serie aislada con calidad, pero muy poco hemos hablado de cuajar un toro y de una faena completa. ¿Buenas?, quizás seis, y si no contamos los sobreros han saltado al ruedo venteño 36 reses entre toros y novillos. Si añadimos los sobreros supera los 40. Y de orejas mejor no hablamos, porque eso también ha sido decepcionante, tanto por las pocas que se han pedido por méritos como por las cortadas, irrisoria cifra, bien por petición insuficiente, bien por las barbaridades cometidas por los ocupantes del palco, que para mi ha sido, sin duda, lo peor de esta Feria de Otoño con diferencia. Un cero absoluto a su labor a mi modo de ver. Se han pasado el reglamento por el forro varias tardes y la mayoría no se han enterado que había toros inválidos que no tenían que haber seguido en el ruedo. Un auténtico desastre.
No fue la corrida de ayer una excepción a este tono general de la feria. Un encierro de Fuente Ymbro remendado por uno de Puerto de San Lorenzo todos de buenas hechuras, serios y en tipo, pero ayunos de raza y fondo, con pocas fuerzas, decepcionante sin duda. Sin faltar a la norma de estos días repetir lo mismo, que solo se puede destacar al primero, buen toro, con calidad en su embestida y que permitió a Perera componer series con profundidad pero sin acabar de redondear la faena dejando la sensación de una labor a medias, sin acabar de rematarla. Otros, como el sexto, tuvo movilidad, pero se quedaba debajo, sin completar el muletazo, reponía y soltaba gañafones con peligro, complicado y brusco el quinto, noble pero sin fuelle y soso el segundo, deslucido el tercero, pasaba y ya está y el cuarto no tuvo ni medio pase.
Por encima la terna formada por Miguel Ángel Perera, Juan Leal y Álvaro Lorenzo que llevó a algo más de tres cuartos de espectadores a los tendidos y que, a mi modo de ver, estuvieron por encima de los de Fuente Ymbro. Cada uno respondió a su estilo y recibieron una ovación en le primero de sus respectivos lotes. Perera vertical, la mano muy baja, poderoso, que cuando llevó la embestida en largo cuajó tandas en redondo al primero de mucha calidad, belleza y emoción, para terminar acortando las distancias y toreando en terrenos de cercanías dono se siente tan cómodo, clavando las zapatillas pasándose al toro en una baldosa. Mató de entera fulminante entrando recto y saludó desde el tercio una fuerte ovación tras petición insuficiente. El cuarto, que tuvo que ser devuelto por descoordinado de los cuartos traseros, no le permitió nada. Descompuesto en su embestida, la cara alta, suelto a la salida del muletazo, sin entrega, sin nada. Juan Leal se la jugó de verdad en ambos toros. Técnico, con buen trato y pulcro al segundo llevándolo a media altura porque no aguantaba lo mínimo, se venía abajo, aunque tomaba la muleta con nobleza y cierto son, pero se queda corto. Lo cuidó e hizo todo bien, pero sin trasmisión ni emoción por las condiciones del fuenteymbro. Según se iba quedando el astado sin la poca gasolina que tenía fue acortando distancias y acabó metido entre los pitones exponiendo una barbaridad, generando miedo en los tendidos y el "uy" acompañado de un respingo a cada pase. saludó desde el tercio otra ovación tras matar de pinchazo y entera volcándose. El mismo miedo que se generó con el complicado quinto, con la cara arriba, soltando tornillazos, ante el que tragó y aguantó lo indecible. Le puso la muleta, trató de someterlo, muy valiente y firme, pero la falta de entrega del animal le llevó a la única vía posible, meterse entre los pitones y ahí plantarle cara para robarle los muletazos de uno en uno con mucho mérito sin encontrar eco en los tendidos, algo ciertamente poco comprensible a mi modo de ver. Poderoso y lleno de torería en la apertura de faena Álvaro Lorenzo con el tercero, imponente de presencia, con un pitón izquierdo terrible, apuntando al cielo y fino como un estilete. Por abajo, flexionando la rodilla, doblones con mucho recorrido y un trincherazo descomunal. Mucho me gustó Lorenzo en este toro, viendo sus justas energías lo templó mucho y condujo a media altura de inicio , muy despacio, mucha técnica, series en redondo con calidad, bajando más la mano y rematadas por bajo al final, dejándonos también para el recuerdo un cambio de mano lentísimo de mucho sentimiento y unos de pecho largos, de pitón a rabo, unos naturales profundos de mucha enjundia y un par de remates por bajo cargados de torería antes de entrar a matar y finiquitar a este tercero con una entera desprendida que le sirvió para recoger con saludos desde el tercio la ovación tributada. Con el sexto de Puerto de San Lorenzo, un Atanasio en toda regla no tuvo la mínima opción. Cara alta, sin entrega, a la defensiva por su falta de raza, sin pasar en la muleta. valiente y decidido el toledano, muy firme, jugándosela sin recompensa posible en medio de la indiferencia general y ya de noche cerrada en Madrid.
Y como cada tarde en esta Feria de otoño los detalles y destellos que ayer fueron deslumbrantes en los hombres de plata que brillaron como oro de muchos quilates durante toda la tarde. Curro Javier saludó desmonterado una ovación atronadora con su brega al primero de la tarde, lección magistral de lo que es lidiar, la perfección absoluta, y otra de similares decibelios tras parear al cuarto con pureza absoluta, de poder a poder, un maestro. Lo mismo le ocurrió a Javier Ambel también en ese primero. Los dos pares que dejó fueron de antología, llegando a la cara, marcando los tiempos perfectamente, reunión y colocación suprema, saliendo de la suerte con torería. Otra ovación que hizo temblar a Las Ventas. No se quedó atrás Andrés Revuelta con sus dos pares al tercero, soberbios, y su brega al quinto, merecida ovación. Y a la fiesta se sumó Vicente González al picar al quinto, toreando con el caballo, citando al toro, echando la vara alante y colocando la puya arriba, delantera, una maravilla los dos puyazos, haciendo grande esta suerte y este tercio al que ayer le dio brillo de oro y nos enseñó la inmensa belleza que encierra cuando se ejecuta com él lo hizo. Y si queda alguien para coronar el festín de los de plata ahí estaban Iván García y Fernando Sánchez en el sexto. ¡Que tercio, Dios mío! La plaza en pie, locura y éxtasis tras tres pares de los que deben quedar para la historia, apoteosis final en la que la verdad, la pureza y la belleza se dieron la mano para inundar todos los sentidos y desatar la pasión irrefenable que solo esta Fiesta es capaz de desencadenar.
Esperemos que este punto y aparte de ayer dé paso a un último capítulo en los dos festejos restantes, especialmente el 12 de octubre, que nos embriague de emoción y despidamos la temporada gritando a los cuatro vientos, para que todo el mundo se entere: ¡Que grande es el toreo!.
Antonio Vallejo
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