lunes, 3 de octubre de 2022

2ª de Otoño: Con la verdad por delante


 Media entrada o quizás un poquito más en esta segunda de Otoño en Las Ventas, más o menos igual que la novillada de ayer. Sinceramente pobre y desalentador el aspecto de algunos tendidos en una tarde espléndida de temperatura ideal, sobre todo si me atengo y me creo la noticia que difunde la empresa sobre el aumento del número de abonos que ha superado incluso valores prepandemia. Hablan de 16.000 abonos, entre los renovados y los nuevos. No me salen las cuentas. O se han quedado en casa o, lo más probable, estas han sido las dos corridas que la mayoría ha rechazado, puesto que se nos daba esa posibilidad, renunciar a una novillada y una corrida de toros, lo que debe hacer pensar a los responsables de componer los carteles que algo falla. ¿Qué tiene tirón? Es posible que esta pregunta se responda en la segunda parte de la feria con la aparición en los carteles de nombres como Diego Urdiales, Juan Ortega, Pablo Aguado o Miguel Ángel Perera, no digo ya Morante el sábado y Roca Rey junto a Talavante en la extraordinaria del día 12 que parece que ya ha colgado el "no hay billetes" o anda muy cerca. Y no es que estas dos tardes no tuvieran su interés, mucho, pero en una Feria de Otoño con seis tardes más una extra fuera del abono, lo de las corridas para "aficionados" o "toristas" está claro que no funciona: Nos gustará o no, nos dolerá más o menos, a mi mucho porque creo que hay que ver todos los encastes y todos los toreros posibles para entender la grandeza de nuestra Fiesta, pero si queremos que la plaza se llene hay que contar con que venga el "público general" y llene los tendidos, asumiendo también lo malo que eso tiene, pero que lo que no va a hacer nunca es cambiar a los que nos sentimos aficionados de verdad  nuestra forma de ver y entender el toreo, ni nuestra seriedad y exigencia, ni tampoco creo que vaya a restar el mínimo valor a lo que se vea o juzgue en la arena venteña. 
Sí, hoy me hubiera gustad ver casi llenos los tendidos en la corrida de Adolfo Martín, y quizás se hubiera conseguido con otra terna, no lo sé, pero era lo anunciado. Y si al abonado, supuesto aficionado, no le atrae, y esto tiene tela, ¡qué decir de quien sin ser aficionado pero gustándole los toros quiere  ir una o dos tardes  a Las Ventas y tiene que elegir entre esta y las del próximo fin de semana! Está claro, ¿no?. Quizás haya que dejar de mirarse el ombligo y abrir más la miras, que por eso no va a desparecer la pureza y verdad del toreo de la que algunos se consideran únicos y exclusivos poseedores y defensores llevando sus posturas a una intransigencia que para mi es nociva para el desarrollo pleno de nuestra Fiesta.
Y como ejemplo de verdad y pureza en el toreo me remito a esta tarde que la mitad de la plaza se ha perdido. Sí, para mi la corrida de Adolfo Martín de hoy ha estado presidida por eso, la verdad, mucha verdad de Adrián Torres, Román y Ángel Sánchez. Por encima de un análisis de cómo hayan sido los lances de capa, más allá de los redondos o naturales que haya habido, de quites o estocadas mejores y peores, hay que hablar de verdad en los tres, que se la han jugado sin dejarse nada, cada uno con su toreo, su mayor o menor experiencia, sus virtudes y también sus carencias, pero con la verdad por delante. Eso se ha perdido media plaza, una pena. Lo han hecho ante toros de Adolfo Martín muy serios, entipados (quizás el cuarto el menos reconocible), enseñando las palas, muy ofensivos, vueltos de pitones, veletos, tremendamente astifinos, varios ovacionados por esta presencia, y que han tenido un comportamiento que, exceptuando el cuarto que a roto a embestir muy lento y arrastrando el hocico por la arena de mitad de faena hacia delante, ha distado. mucho de lo que es bravura. Todos ellos con peligro, revolviéndose, reponiendo, desarrollando sentido, mirando, midiendo, rebañando los tobillos o buscando la femoral directamente, comportamiento por otra parte típico de esta encaste Albaserrada. Toros que no permiten el mínimo falo cuando son buenos, no digo ya lo que piden cuando no lo son y se defienden bien por falta de bravura, casta o fuerzas, que eso ha pasado en esta tarde.
Tanto Adrián de Torres, que hoy confirmaba, com Román y Ángel Sánchez han estado valientes y decididos. Claramente el valenciano Román ha hecho valer su mayor experiencia y así al segundo lo ha lidiado como se debía en el capote, sobre las piernas, echándolo abajo, andándole hacia atrás para llevar a los medios a un toro que hacía hilo y no salía de los vuelos. Y en la muleta ha estado valiente y muy firme, por ambos pitones, poniéndole la muleta en la cara, tapándosela, llevándolo metido y perdiendo los dos pasitos necesarios para poder ligar los pases y también salir ileso cada vez que el toro se volvía buscando lo que dejaba atrás. También ha tragado parones y miradas eternas, exponiendo mucho, para acabar toreando en redondo por bajo con derechazos de órdago, profundos y y sentidos coreados con olés roncos. Y todo con verdad, como cuando se ha tirado a matar volcándose sobre el morrillo para ganarse el reconocimiento de todos con una ovación recogida desde el tercio que le ha tenido que saber a gloria. Con el quinto tan sólo ha podido lucir en las verónicas de saludo ganando pasos hacia los medios, jugando bien los brazos, con ritmo y temple, rematadas con una media de bella factura. Nada más tuvo el Albaserrada, desde que salió del caballo desfondado hasta que dobló no tuvo nada, ni fuerzas, ni bravura, ni nada. Entre protestas y silbidos intentó Román lo imposible, le puso la muleta pero nada, intentó por ambos pitones sacar algo, pero nada, pases sin sentido, innecesarios, lo único que podía llevarse era un susto o algo pero en uno de los arreones defensivos del desencastado animal. Pero con toda la imposibilidad enfrente, como un muro infranqueable, todo lo que intentó lo hizo con la verdad por delante.
Con el toro de su confirmación pocas opciones tuvo el jienense Adrián de Torres. De salida hacía hilo con el capote sin salirse de los vuelos, aunque humillaba y parecía que había algo. Lo lidió sobre las piernas andándole hacia atrás, ¿les suena de algo?, y vio como en el caballo y banderillas iba a pero y encima echaba la cara arriba. Así que se encontró en la muleta con un animal que se venía por dentro, con mucho peligro, que tragaba uno o dos muletazos pero al siguiente reponía y buscaba, mucho peligro, se revolvía cual lagartija a medio pase y soltaba la cara a la altura del pecho, jugándose la vida varias veces, pero sin echarse atrás, siempre adelantando la pierna y plantándole la muleta, todo con verdad. El cuarto fue, para mi, el de hechuras menos reconocibles para la casa, un toro largo y con volumen, con menos cara, un tanto desproporcionado, aunque mantenía la seriedad por delante, y también la mayor sorpresa por cuanto no apuntaba nada bueno de salida en cuanto a fuerzas y poder, aunque sí que metía la cara con clase. pasó por el caballo sin más, sin emplearse y fue en los palos de Iván García donde mostró ya otras condiciones. Sencillamente majestuosos Iván en banderillas, dos pares de antología, superlativos, de poder a poder, reunión y colocación perfecta, una obra de arte. Inicio de faena irregular, primero al natural, uno lo toma bien, otro  se va por dentro, igual por el derecho, redondos profundos, otros que corta, pero siempre buscando la colocación y enseñándole la tela planchada, haciéndolo con enorme verdad. Así hasta mitad de faena que rompió por abajo el adolfo. Embestida lenta, a la mexicana, por momentos parecía que se paraba, derechazos y naturales con la muleta barriendo la arena, enorme emoción, gran belleza, olés roncos, toreo caro del de Linares que me ha dejado una impronta en la memoria francamente buena. Verdad en todo lo que ha hecho, y mucho sentimiento cuando ha toreado tan despacio y profundo como lo ha hecho. Lo que ha pasado luego con la espada, sinceramente, no lo voy a recordar, para qué, lo que me queda es lo que había ya hecho  con tanta verdad, no me creo capaz de censurar nada a quien con poca experiencia y poco bagaje en 10 años de alternativa se ha presentado en Madrid, dentro del abono, con la verdad y el valor por delante.
Hablar hoy de Ángel Sánchez es hablar de un madrileño con tres años de alternativa que el año pasado toreó cero corridas,  creo que este año lleva las mismas, que ha tenido lo que hay que tener para venir a Madrid y plantarse delante de una corrida de Adolfo con toda su verdad por delante y que por ese motivo, por su verdad a esta horas está ingresado en un hospital por dos tremendas cogidas en el sexto que a punto han estado de quitarle la vida. Cornada en muslo izquierdo, contusión del hombro  derecho y traumatismo craneoencefálico grave, ese es el parte médico de los doctores que le han intervenido. Un sexto que traía el sentido desarrollado desde el campo, una auténtica alimaña. Aprieta en el capote hacia dentro, no deja los vuelos, derrota con violencia, busca sangre como un vampiro. Con esa condiciones no sé como Antonio Molina ha colocado los dos pares de banderillas que ha colocado, haciéndolo todo, llegando hasta la cara, cuadrando y clavando de poder a poder, impresionante, obligado a responder desmonterado una atronadora ovación. Bueno, sí que lo sé, porque lo ha hecho con verdad, como todos esta tarde. La alimaña le avisó ya en el primer derechazo, viniéndose hacia dentro, buscando, en el segundo reponiendo y soltando la cara y ha sido a la tercera cuando ha hecho presa con violencia, lanzando al madrileño por los aires com o un muñeco de trapo. Milagrosamente se levantó y parecía no llevar cornada, pero viendo el parte médico es posible que la cornada del muslo la llevara ya. Da igual, volvió a la cara y en todo momento le presentó batalla con su muleta, poniéndosela, aguantando los tornillazos, no tragaba ni un pase, se revolvía, buscaba, por los dos pitones se puso Ángel, por los dos pitones tartó de robar muletazos, y todo de verdad, sin trampas, sin guardarse nada. Mucho mérito y mucho valor. Tanta fue la verdad que llegada la hora de matar se tiró como si de esa estocada dependieran dos orejas. Recto y por derecho, entregándolo todo. Tremendo y escalofriante la manera que salió despedido del embroque para caer sin sentido al suelo. Entiendo que fue con la testuz porque si le hubiera empitonado la cornada le hubiera atravesado, literalmente, pero los segundos fueron de angustia. Dios quiera que se reponga y pueda volver a vestirse de luces pronto, se lo merece. Sobre todo porque ya en le tercero se la había jugado a cara de perro  con un toro falto de raza y fuerzas que tan solo le permitió lancear a la verónica con cierto gusto pero que en la muleta no concedió nada, tan solo riesgo y peligro. Un toro sin recorrido que hizo lo mismo que sus hermanos y al que Sánchez intentó llevar por ambos pitones exponiendo con toda la verdad por delante en una misión imposible cuyo único objetivo era salir vivo. Imagínense cuanta ha sido la verdad de esta tarde que con esta fiera que hizo tercero vivimos momentos de gran emoción en el turno de quites, primero con Adrián de Torres por gaoneras ceñidas y arriesgadas por las condiciones del toro al que replica Ángel Sánchez con otro por chicuelinas ajustadísimas bajando las manos que nos puso un nudo en la garganta. Y por si faltaba algo Curro Javier y José Antonio Prestel ejecutaron un tercio de banderillas antológico, con el toro parado, epsrando y midiendo, ganándole  la cara para cuadra y reunir entre los pitones, asomándose al balcón o más aún, una auténtica barbaridad, además saliendo del embroque con torería. Otra enorme ovación ante la que tuvieron que desmonterarse.
Y lo hicieron, sí, con la misma razón que todos en esta tarde, con la verdad por delante, esa verdad que media plaza se ha perdido.

Antonio Vallejo

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