jueves, 20 de agosto de 2015

Por fin llega el toro-toro de Bilbao


Con el mes de agosto, mes vacacional por excelencia, llega la proliferación de festejos a lo largo de toda nuestra geografía, teniendo como punto culminante el día 15 de agosto, día de La Virgen, la fecha en la que, tradicionalmente, más toros son estoqueados en España. Tras las grandes ferias de Sevilla, Madrid y Pamplona, donde el toro es lo principal, donde se exige una presencia y un trapío de primera, como corresponde a la categoría de estas tres plazas, llegan las rebajas de agosto, donde toman el mando las plazas de segunda y tercera, rebajando, en mi opinión, en muchos enteros la presencia y valía del animal frente a los nombres de los toreros que pueblan los carteles de todas estas ferias. Hay dos plazas de primera categoría, sin embargo, que desarrollan su feria en este mes de agosto. Son Málaga y Bilbao. 
La feria de Málaga, si bien es cierto que en los últimos años ha ganado algo en seriedad por la asistencia a los festejos de muchos aficionados que desde Madrid venimos a pasar nuestro verano en estas tierras del sur de España, goza de un ambiente festivo, distendido, excesivo en muchas tardes, que lleva a tolerar el desfile de reses de muy justita presencia, de presentación no digna de una plaza de primera y de trapío escaso o nulo en algunos casos. Y se tolera porque mucha parte del público se fija solo en el nombre del torero anunciado, despreciando al eje fundamental de la Fiesta, el toro. Y no soy yo, precisamente, defensor del toro mastodóntico, pero quiero ver sobre la arena toros con trapío y toros serios, pesen 490 kg ó 580 Kg. Y lo que he visto salir en esta feria de Málaga dista mucho de lo que, a mi juicio, debe ser el toro de una plaza de primera categoría como es La Malagueta. Creo que Málaga debiera dar un giro en este aspecto y cuidar un poco más la elección del ganado.
La otra gran feria del mes de agosto es la de Bilbao. Bueno, feria no exactamente. Las Corridas Generales, que es como en la capital vizcaína denominan a su semana taurina. Aquí sí que llega el toro-toro. Bilbao es una plaza, como todas, con sus peculiaridades y su personalidad, pero hay algo que cuida y que no perdona. En Bilbao se pide trapío, se exige presencia y se tiene muy en cuenta la presentación del animal. Al final de esta entrada dejo un enlace en el que pueden ver las fotos de las corridas completas que se anuncian en Vistalegre, tomando como ejemplo estos dos ejemplares de Garcigrande que muestro en la foto. Toros serios, imponentes en algunos casos, dignos de una plaza de primera y de las figuras que se anuncian. De todos es conocido el romance existente entre Ponce, o Manzanares, por poner dos ejemplos, y la plaza y la afición bilbaína. ¿Por qué ese romance casi eterno?. Porque allí el público  ha visto triunfar a las figuras de distintas épocas, yo el primero, con el toro de Bilbao, cuajado, serio, hondo. Toros de primera acordes a la categoría de la plaza. Después de la relajación vacacional de agosto en tantas plazas, alguna increíblemente de primera, por fin vuelve el TORO. Desde el domingo 23 de agosto lo veré (aunque será por canal plus toros, no puedo estar en dos sitios a la vez je,je,je)

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Antonio Vallejo

sábado, 15 de agosto de 2015

San Sebastián, mucho más que toros

Lo que ocurrió el pasado miércoles día 13 en la plaza de toros de San Sebastián, el ya mítico para cualquier aficionado coso de Illumbe, superó con mucho las barreras de lo puramente taurino. Lo que allí aconteció fue un acto de rebelión ante los ataques fundamentalistas de una minoría que, por motivos única y exclusivamente políticos, quiere  echar tierra sobre una nación de muchos siglos de antigüedad e identidad y sobre sus tradiciones y cultura. Una minoría cuyo único objetivo es borrar cualquier huella de España. Con tan solo 48 horas transcurridas desde la celebración de la corrida del pasado miércoles nos vamos haciendo idea de la magnitud y la importancia de tantos gestos producidos, cargados de simbolismo, emoción y razón, sobre todo razón. A medida que pase el tiempo seremos aún más conscientes del antes y el después que marca esta fecha y esta plaza. Solo había que ver la cara y el rictus de los toreros (tanto los de oro como los de plata) para darse cuenta de la importancia que tenía lo que iban a hacer. No era una tarde más en la que se van a enfrentar a seis toros. Era LA TARDE, con mayúsculas, el día que iban a decir basta a tanta atrocidad, insultos y agresiones, era LA TARDE en la que, sin miedo ni complejos, iban a dar un Viva a España y a la Fiesta, era LA TARDE en la que iban a defender la verdadera libertad,  era LA TARDE en la que defendían una cultura y un arte milenario y, lo más importante quizás, una especie animal que estaría extinguida de no ser por la Fiesta. Pero no fueron los toreros los únicos que elevaron LA TARDE a categoría de mítica. No hay duda que la presencia de Don Juan Carlos, su hija la Infanta Elena y dos de sus nietos, dieron aún más transcendencia al festejo. Si su hijo, le rey Felipe VI hubiera acudido, el espaldarazo a la Fiesta hubiera sido tan rotundo que se acabaría tanta tontería. Pero todo no puede ser, poco a poco. Y tampoco hay duda que la inmensa mayoría de los medios de comunicación, de variados signos políticos, han desarrollado durante esta semana, en los días previos y el mismo día 13, una labor informativa en favor y defensa de los toros como no recuerdo jamás. Porque esto no es política, es arte, es cultura, aunque resulte cansino que lo repita tantas veces. Noticias, reportajes y entrevistas en televisiones y radios. Decenas de artículos, editoriales y cartas en prensa escrita, ¡ya no digo la digital y los medios taurinos!. Y todos con un denominador común, la defensa de la libertad para asistir aun espectáculo artístico y cultural privado, en el que el ganadero pone su dinero y su esfuerzo para mantener una especie, los empresarios arriesgan su capital para ofrecer un festejo privado, y el público paga una entrada con el IVA correspondiente. Y es que cuando se tiene la razón, cuando se trata de defender una tradición artística, cultural y popular profundamente arraigada en una nación con tantos siglos de historia a sus espaldas, ninguna minoría esquizofrénica puede imponer la tiranía de lo absurdo, por mucho que lo disfracen de animalismo. Hace unos días, unas semanas, unos meses albergaba dudas sobre la continuidad de la Fiesta, sobre la posibilidad de claudicación ante el acoso de los antitaurinos. Desde el pasado miércoles 13 de agosto, fecha ya imborrable en nuestra memoria, ya no tengo dudas. La Fiesta seguirá y los toros saldrán adelante porque tenemos la razón, somos más, muchos  millones más y sobre todo, mejores, muchísimo mejores. ¡Viva España!, ¡Viva la Fiesta!

Antonio Vallejo

lunes, 10 de agosto de 2015

¡Olé por Morante!: Al ataque contra los antitaurinos, con la suerte suprema si es necesario


¡Ya está bien!. La paciencia tiene un límite. Y la idiocia en la que nuestra España se ve sumida por la ola marxista que nos acecha y la miserable cobardía de un gobierno acomplejado incapaz de imponer el orden y hacer cumplir la ley, también. ¡Ya está bien!. Se lidiaban en Marbella, como todo el mundo sabe ciudad antitaurina desde hace siglos, toros de Benjumea para Paquirri, Morante de la Puebla y Alejandro Talavante. Durante la lidia del quinto de la tarde, que correspondía al maestro de La Puebla del Río, un imbécil, cretino, idiota holandés, un tal Peter Jansen, que ya la lió en Palma de Mallorca y se fue de rositas, por supuesto, volvió a montar su numerito contar la fiesta de los toros. ¿Qué demonios le importa a un holandés carente de recursos mentales nuestra Fiesta?, ¿qué sabe este auténtico imbécil sobre la Fiesta?. Nada, porque su idiocia no da para más. No tiene ni idea de que el ganadero ha invertido mucho dinero y tiempo para sacar adelante una especie, la del toro de lidia, que si no estría ya extinguida. Con su esfuerzo y el de todos los ganaderos de España, Francia, Portugal, México, Perú, Colombia..... esta especie sigue viva. La empresa, con su dinero, había contratado a tres matadores para ofrecer un espectáculo que aunque les duela, es arte. Y el público que asistía, ha comprado su localidad de manera legal pagando el IVA, por cierto. Vuelvo a preguntarme, ¿qué hacía un idiota holandés en un espectáculo privado?, ¿por qué no se va a su país a criar tulipanes?. Lógicamente, la cuadrilla de Morante hizo lo que debía, enganchar al cretino y echarlo del ruedo. ¿Cuál serí el siguiente paso lógico?: Que la autoridad le llevara retenido o detenido y le denunciara por escándalo público (si eso existe) o por lo que fuera. Pues no. Al parecer la autoridad es aún más imbécil que el holandés y no se le ocurre nada mejor que decir que iba a denunciar y multar a la cuadrilla de Morante y al propio matador por la manera agresiva en que habían desalojado del ruedo al idiota holandés. ¡Estamos locos!. Ante tal aberración, el maestro de La Puebla, ejemplo de vergüenza torera, se planta y se niega a matar al quinto de Benjumea, escuchando los tres avisos preceptivos que devuelven el toro al corral. Como no podía ser de otra manera, Morante recibió una de las mayores ovaciones que jamás haya recibido, saludó desde el tercio con un ramo de flores que le habían lanzado desde un tendido y se le pidió la vuelta al ruedo. ¡Olé por Morante!, ¡Olé por la educación y el saber estar de la afición!. Al finalizar el festejo los toreros abandonaron el ruedo andando en lugar de salir a hombros tras cortar dos orejas en señal de protesta contra la supuesta autoridad (me dicen que se apellidaba Maricomplejines) entre decenas de aficionados que les acompañaban y una tremenda ovación del público de verdad, del que ama y respeta al toro bravo, el que de veras le quiere y protege. Entiendo que haya gente que no le guste la Fiesta, incluso que le repugne, para eso está la libertad de no verla. Pero que no lo vistan de "animalismo", eso es una patraña, nadie quiere más al toro bravo que el mundo del toro, ganaderos, toreros y aficionados. No tienen ni idea, se mueven por motivos políticos y, en casos como el del imbécil e idiota holandés, oscuros motivos económicos de un banco holandés, ING para más datos, del que invito a todos a hacer el boicot total.
Esto ha sido otro más de los ataques que los aficionados a la Fiesta Nacional sufrimos día sí y día también. Supongo que lo habrán notado; estoy muy, muy, muy cabreado. Realmente, estoy hasta los  mismísimos. Y no solo de los marxistas que nos acechan, de los imbéciles de supuestos países europeos civilizados y democráticos (pobre Europa, en qué manos está), sino de la miserable cobardía, lo repito una y  mil veces, de los responsables de mantener el orden y la ley. Y, o estoy muy equivocado, o es el Gobierno de España, su Presidente y  su Ministro del Interior quienes deben mantener ese orden y hacer cumplir las leyes. Cobardes y acomplejados, demostrados enemigos de España. Ante el desamparo de quienes debieran proteger a los ciudadanos honrados, que cumplimos con la ley y que, si vamos a un espectáculo privado que nos gusta, pagamos religiosamente incluido el IVA, solo nos queda defendernos. Mejor dicho, atacar. Se acabaron las contemplaciones. En lo que a mí respecta, si un día de los que voy a los toros cae cerca mío un imbécil como el idiota holandés, no pienso andarme con contemplaciones. A  lo mejor me multan, pero me iba a quedar más ancho que largo. ¡Olé por Morante y su cuadrilla!, ¡Viva la Fiesta de los toros!

Antonio Vallejo

sábado, 8 de agosto de 2015

Cambios en Las Ventas: Bien, pero la música debe seguir igual


El pasado 16 de julio se celebró a una reunión por parte de la empresa gestora de la plaza de toros de Madrid, Taurodelta, con diversos estamentos integrantes de la fiesta; matadores, banderilleros, picadores, ganaderos, abonados, veterinarios, personal de plaza.... para acordar una serie de cambios en beneficio del desarrollo de la lidia y, por consiguiente, de la corrida. Particularmente pienso que las medidas aprobadas van a ser beneficiosas y pueden ayudar a que nos ahorremos tiempos excesivos en muchos casos y espectáculos poco agradables en otros tantos. 
Entre esas medidas hay dos que me parecen especialmente acertadas. Una de ellas es la que concierne al tercio de varas. Durante el próximo mes de agosto, de forma experimental, el caballo de turno en la suerte de varas accederá al ruedo por la puerta de Madrid (entre los tendido 7 y 8) en vez de hacerlo por la puerta de cuadrillas (entre los tendidos 3 y 4). El objetivo es  reducir la duración del espectáculo en alrededor de 10 o 12 minutos por corrida, no interrumpir  el ritmo de la lidia, no obligar al toro a un ejercicio y a un desgaste innecesario ni permitir la reiteración de derrotes en el burladero del 7. Los presidentes ordenarán la salida del caballo sólo cuando el toro haya sido parado por el matador y / o su cuadrilla. Si realmente es así, se agradecerá.
La otra medida que destaco la considero fundamental, más que necesaria, sobre todo tras el bochornoso espectáculo al que hemos tenido que asistir durante el pasado San Isidro con el nefasto manejo de la puntilla en tantas tardes. Ya no solo por la cantidad de intentos que necesitaba el puntillero de la cuadrilla para finiquitar al toro, sino por la tremenda cantidad de toros que ya estaban echados y el susodicho puntillero los levantaba, privando en no pocas ocasiones al matador de un trofeo malogrado por la impericia del subalterno que retrasaba mucho la muerte del animal, si no obligaba al espada a volver a entrar a matar o usar el descabello, con fatales consecuencias. La norma  aprobada dice lo siguiente: con carácter inmediato el Centro de Asuntos Taurinos analizará la posibilidad de incorporar al reglamento la limitación del uso del descabello y la puntilla en los espectáculos taurinos de Las Ventas, en cuanto al número de intentos que puedan practicar los matadores y sus cuadrillas. Se insta además a los matadores a la utilización del puntillero de plaza para lo cual Taurodelta facilitará su óptima preparación y su gratuidad para los matadores. Supongo que mi buen amigo Raúl Rodriguez se alegrará de esta, repito, acertadísima medida. ¡Cuántas tardes se encargaba de recordarme que en la crónica de la corrida reseñara las veces que el puntillero de turno levantaba al toro!, ¡qué mal le sentaba!, ¡cuantas tardes ha reclamado la actuación de Angel Santander, puntillero de Las Ventas, totalmente desaprovechado!. Solo por satisfacción de Raúl la norma merece la pena.
Otras medidas, personalmente, las considero de menos relevancia. La que respecta a la indumentaria del chulo de toriles a quien se le retira el traje de luces (no la comparto puesto que era una seña de identidad de Las ventas, que se lo digan a Antoñete), la manera de sacar los pañuelos por parte del Presidente y de atender éste escrupulosamente el criterio del público a la hora de conceder el primer trofeo, la actuación de los mulilleros, o la polémica desencadenada a raíz del asunto de si la Puerta Grande se gana con dos orejas cortadas a un solo toro o a ambos del lote del matador. De momento queda como está, y no me parece mal. Tampoco me parecería mal que se hubiera variado el criterio, pero considero que una oreja en Madrid es más que varias en el resto de plazas (excepto Sevilla, por supuesto) y mantiene el valor y el peso que tiene una oreja en Madrid. Cortar un apéndice a un toro exige lidiar y torear muy bien, así como matar a la primera y de manera correcta, sin espadazos defectuosos. Madrid es Madrid, en Las Ventas el criterio es ese y la exigencia muy alta y pienso que se mantiene de esta manera.
Hay un último asunto que también se apuntó en la citada reunión y que Jose Antonio del Moral lleva a su columna de opinión en la sección de toros de La Gaceta. Es la que respecta a la música. De todos es sabido que la banda de música de Las Ventas sólo toca durante el desarrollo del paseíllo y en el intervalo entre toro y toro, durante el arrastre. Todo viene de un curioso suceso ocurrido durante la celebración de la llamada "Corrida de la Victoria", celebrada el 24 de Mayo de 1939, primer festejo taurino que se celebraba en dicha plaza después de la guerra civil. El cartel lo integraban el rejoneador Antonio Cañero y los espadas Marcial Lalanda, Vicente Barrera, Pepe Amorós, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida y Luis Gómez, "El Estudiante".Durante la faena de Marcial Lalanda al primer toro de la tarde, el público pidió que tocase la música para amenizar la faena, interpretándose un pasodoble  dedicado a él. Por el contrario, la faena antológica que Domingo Ortega realizó al cuarto toro, la ejecutó sin que sonase la música; hecho éste que protestaron ruidosamente los partidarios del diestro de Borox. Fue a partir de entonces cuando se acordó que dejase de sonar la música durante las faenas realizadas en la Monumental de Las Ventas. Vamos por partes. A mi me gusta tal como está, no echo de menos la música, voy  a los toros, para música voy a un concierto. Es más, disfruto del sonido del olé rotundo de Madrid, que cuando sale es impresionante, lo más grande del mundo, te pone la carne de gallina. Y me hipnotiza ese silencio de expectación que antecede a  un buen pase, segundos mágicos. ¡Y no digo nada de la ovación cuando se produce y la plaza se entrega, eso es música celestial!. Como he dicho, me gusta ir a ver toros, la música no me aporta nada, pero entiendo que haya gente a quien le guste disfrutar de la faena de muleta con un pasodoble. Pero Madrid es Madrid, siempre lo ha sido y siempre lo será, y una de nuestras señas de identidad es que no se escuche la música, que lo que se escuche sea el toreo, la partitura más bella de la que podamos disfrutar. Y quien no lo haya sentido nunca, le invito a ver una buena faena de muleta en Las Ventas escuchando los acordes del olé de los tendidos. Entonces entenderá lo que digo.

Antonio Vallejo 

martes, 4 de agosto de 2015

¿Qué es torear?: Lectura recomendada



"¿Qué es torear? Yo no lo sé. Creí que lo sabía Joselito y vi cómo lo mató a un toro". Así comienza Gregorio Corrochano (1882-1961), el maestro de maestros, posiblemente el padre de la crítica taurina moderna, este ensayo en el que nos deleita con su experiencia, su saber y sus vivencias, narradas con ese estilo depurado en lo literario y en lo taurómaco que le elevó hasta lo más alto del escalafón de la prensa especializada. Colaborador inicialmente del diario La Mañana, pasó a formar parte de las filas de ABC, diario en el que, por pura casualidad, fue destinado a la sección de toros. ¡Bendita casualidad!. A lo largo de su vida vio torear a los más grandes, fue testigo de las legendarias rivalidades de la edad de oro del toreo. Y eso se nota en la manera de relatar tantas vivencias, anécdotas, curiosidades y lecciones de toreo. Desde Pepe Hillo y Paquiro, Chiclanero y Cúchares, Frascuelo y Lagartijo, Bombita y Machaquito, Guerrita, el único que en su época no tuvo rival, Joselito y Belmonte, hasta llegar a Domingo Ortega, Corrochano nos transporta a través de la historia más grande de nuestra Fiesta, desgranando la eterna disquisición sobre si es más importante el conocimiento de la res, el toro bravo, o de las suertes del toreo. Por variados caminos, por diferentes puntos  de vista, por vivencias propias y ajenas, desemboca en lo que realmente conjuga la verdad del toreo, el temple, donde el conocimiento del animal y de las suertes se funden en este vocablo mágico y enigmático, temple, que busca la armonía del movimiento del toro que acomete y del torero que torea. Y eso es torear, tan sencillo y difícil a la vez. Temple en el capote y la muleta, temple en el brazo y temple en el hombre que torea con ese brazo. Partiendo de esta magia, el autor nos sumerge en el conocimiento del toro de lidia, sus hechuras y, lo más importante, cómo debe comportarse en el ruedo un  toro bravo; la suerte de varas, la importancia del varilarguero para medir al toro; la suerte de banderillas, la externa importancia de contar con una cuadrilla que lidie, pique y banderillee correctamente para llegar a la faena de muleta con el toro medido y en condiciones de ejecutar la suerte suprema, la de matar, de acuerdo a los cánones. Todo ello relatado de manera amena y dinámica, sin perder un átomo de interés, enganchando al lector desde la primera página, bien sea aficionado conocedor de las distintas suertes del toreo como novato en la materia, con un lenguaje claro y sencillo, en el que los tecnicismos dejan de ser tales y se explican con nitidez extrema, asumibles perfectamente por alguien que jamás haya tenido contacto con el lenguaje, ¡qué digo!, ni siquiera el mundo de los toros, y que al aficionado más entendido le aportará una dosis extra de conocimiento y anécdotas nunca soñadas. En definitiva, un libro que animo a leer a todos cuantos sean aficionados y que, a quienes aún no lo son, seguro que les aportará un punto de vista de la Fiesta que jamás habían imaginado.
Como dice Corrochano, un maestro debe participar por igual de los dos principios en que se funda el toreo: conocimiento de las reses y conocimiento de las suertes. Y ambos principios los domina el autor, un auténtico maestro, un lujo.

Antonio Vallejo