lunes, 5 de octubre de 2015

Cuarta de Otoño: La verdad por delante


Tarde otoñal, incierta, amenazante de lluvia, ésta de cierre de la Feria de Otoño. Anunciados, y aprobados en el reconocimiento, seis toros de Adolfo Martín, los "adolfos". Un encierro bien presentado, con hechuras acordes a su encaste, muy serios todos, bien armados, astifinos, muy en Albaserrada los cuatro primeros, más en Saltillo los dos últimos. ¿Su comportamiento?. Deslucido en general, aunque con las complicaciones propias de este encaste tan peculiar, que hacen que en ningún momento, ni un solo segundo, el torero pueda perder un átomo de atención y concentración, porque se revuelven, buscan, traen mucho aprendido en su sangre y desarrollan aún más sentido en la lidia como no se hagan bien las cosas. Escasos de fuerza los cinco primeros, peligrosos los seis, noble pero sin fondo el quinto y un sexto con clase, fondo y raza, además de muy complicado por lo exigente que ha sido y con el que Paco Ureña ha rozado el triunfo, de no fallar a espadas.
Para su, como se decía antes, lidia y muerte, tres matadores veteranos en esta lides, tres toreros fajados en mil batalles con este tipo de encastes denominados duros. ¡Cuántas corridas de Adolfo y Victorino Martín, José Escolar, Miura, etc habrán lidiado Rafaelillo, Fernado Robleño y Paco Ureña!. Sin ir más lejos, el pasado 7 de junio, Rafaelillo toreó a un Miura como hacía mucho no se veía, faena que llevaba camino de las dos orejas que lastimosamente se fueron al limbo por matar mal. Pero el reconocimiento a su toreo fue inmneso y pesó mucho, casi tanto como si hubiera cortado los apéndices del Miura.
La Monumental de Las Ventas casi llena para presenciar lo que presumíamos podía ser una gran tarde de toros. Buen dato, magnífico, que la afición responda. Da gusto ver los tendidos poblados, sobre todo de jóvenes, el futuro de la Fiesta. Porque ayer nos llamó sobremanera la atención este hecho, y lo comentamos antes de iniciarse el paseíllo. Gran cantidad de chicos y chicas (como se dice ahora para no herir sensibilidades, lo de la igualdad, el sexismo y tantas tonterías como imperan), juventud sana, que acude a la plaza para ver algo que siente y que le gusta de verdad. Una maravilla, sí señor.
El primero de la tarde, "Aviador", cumple a la perfección las hechuras de este encaste. Albaserrada puro, cárdeno, muy serio, perfectamente armado, en tipo. Abanto de salida, olisqueando las tablas, hace amago de saltar al callejón en terrenos del seis. No parecen buenas señales de inicio, como tampoco parece que vaya sobrado de fuerzas. Toma dos puyazos sin emplearse demasiado, entra en corto al caballo, empujando pero sin mucho celo, dejándose pegar más que peleando. Tampoco se le castiga en exceso, muy medido en varas. Las señales emitidas de falta de fondo se confirman tras este tercio y se hacen aún más patentes en banderillas, con el adolfo muy parado, lo que complica la colocación de los palos, resuelto con oficio por Álvaro Oliver y Pascual Mellinas. No parece que vaya a ser sencilla la faena de muleta para Rafaelillo. Comienza el murciano con pases  por bajo flexionando la rodilla, con regusto y sabor torero, sacando al toro hacia fuera. El de Adolfo parece que mete la cara con cierta nobleza y clase, aunque sin fondo aparente. Quizás su falta de fuerzas haya sido el motivo por el que, tras este inicio de tanteo, comience a cortar el viaje, a revolverse y buscar lo que se deja tras la muleta. Como todos sabemos, estos albarradas saben latín, y si no lo saben lo aprenden rápido. Desde ese momento Se complican las cosas para Rafaelillo. El toro busca y se revuelve a cada muletazo, tiene enorme peligro, y el murciano le planta cara como debe hacerse en estos casos, doblándose por bajo, sometiendo al toro, a la antigua, toreando, como se decía entonces, con los pies. Gran labor que es reconocida por los aficionados, quienes responden con una gran ovación. Cada toro tiene su lidia. La de éste entiendo que era esa y así lo reconoce también la mayoría de los aficionados. Esta plaza es así, dura y exigente, pero sabe mucho, y cuando se hacen las cosas bien se entrega, como así ha sido. Por el pitón izquierdo el adolfo sigue siendo una alimaña, quizás con más peligro todavía, revolviéndose con malísimas intenciones, buscando constantemente el cuerpo del murciano, que está como un  jabato, firme y decidido, bien colocado y rápido de reflejos, llegando incluso a dominar la terrible embestida de "Aviador" y sacar dos naturales increíbles que provocan el olé del público, rematados con un trincherazo que levanta a los tendidos. Mata de pinchazo arriba y entera contraria que liquida a la alimaña. Recibe una merecidísima ovación que recoge desde los medios, siendo pitado el toro en el arrastre.
El segundo, "Fogonero", tiene dos pitones que asustan, por lo afilados y veletos. Proporcionado, de buenas hechuras, negro entrepelado, otro muy en tipo Albaserrada. Sin fijeza en el capote de Fernando Robleño, justito de fuerzas, pasa por el caballo sin emplearse, deslucido. Buen quite de paco Ureña con dos chicuelinas muy bajas y ceñidas y una revolera de remate aplaudida. Banderillas con oficio, sin grandes alardes a cargo de Raúl Ruiz y Juan Cantora, dos buenos subalternos. Nulas condiciones para la muleta las de este de Adolfo. Paradísimo, no es que vaya corto, es que no completa ni medio muletazo, y eso que Robleño lo intenta por ambos pitones, pero es misión imposible. Se revuelve, como su hermano, aunque no lo hace con tan mala leche, pero no deja de tener peligro. Robleño lo ve, todos lo vemos y hace lo que, en mi opinión hay que hacer. Si se intenta, todos vemos lo que hay, y aquí no hay un pase que dar; hay que ir a por la espada, abreviar y terminar cuanto antes y de la mejor manera posible con el toro. Asi lo hace el madrileño que manda al otro barrio a esta joyita de un espadazo fulminante colocado en todo lo alto. Silencio para el matador y pitos para el toro.
El tercero, "Rizos", tiene una estampa peculiar. Protestado de salida por escasa presencia, 502 Kg "nada más", con dos pitones ya no veletos, verticales y hasta engatillados diría yo, como dos antenas de televisión, parecido a la cornamenta que lucen los toros tejanos de los rodeos. A mi, personalmente, no me ha gustado, prefiero el toro cornidelantero. Pero son dos puñales acabados en puntas, eso sí. Mete la cara y repite en el capote de Paco Ureña que torea a la verónica con clase, bello saludo capotero ovacionado por el público. Muy buena pelea en el caballo que monta Pedro Iturralde, con un primer puyazo en el que mete los riñones y empuja con codicia. Toma también con celo un segundo puyazo bien medido por el varilarguero. Sale con movilidad del caballo, supongo que ayudado por tener que mover "solo" 502 Kg. En banderillas desarrolla sentido, corta el viaje y pone en apuros a Curro Vivas, dos buenos pares, y a Álvaro López "Azuquita". El toro tiene movilidad, no hay duda, pero no mete la cara con clase, es más, echa la cara arriba y pega arreones. Tampoco tiene excesivo fondo, se le nota. Inteligente Ureña, sabe que hay que ponerle la  muleta en la cara, taparle mucho y bajarle la mano para someterlo. Pero el de Adolfo busca y sabe donde encontrar. Prende sin consecuencias al de Lorca que se levanta como si nada y vuelve a plantar cara al toro que cada vez tiene más peligro. Se faja en la pelea Ureña, valiente, firme, aguantando las paradas a medio muletazo del albaserrada, se huele el peligro, tanto que vuelve a voltear a Ureña. No se echa atrás el  murciano y le pone la  muleta planchada, dándole el pecho, ¿quien dijo  miedo?, ¡y le saca una tanda de redondos de antología! que ponen la plaza boca abajo. Mata de pinchazo recibiendo en los medios, ¡olé sus hu...! y entera fulminante con lo que se gana una grandísima ovación saludada desde los medios, premio a una faena de valor y arte. División de opiniones para el toro en el arrastre, con mayoría de pitos y algunas palmas. Importante actuación de Ureña que supongo que en el próximo mes de mayo se tendrá en cuenta.
El cuarto, "Baratillo", es otro típico Albaserrada. Cárdeno, magníficas hechuras, proporcionado, de una seriedad imponente, astifino y veleto, bonito de cara. Precioso saludo capotero a la verónica en los lances de Rafaelillo con una media de remate de lujo, bellísima, de las de cartel. Magnífico segundo puyazo a cargo de Agustín Collado, con el toro arrancándose en largo, toreando con el caballo y citando con la vara, preciosa estampa, de las que no vemos a menudo. Agarra perfectamente y pica delantero, ¡qué maravilla!, abandonando el callejón entre aplausos. ¡Qué bello es el tercio de varas cuando se jecuta bien!, ¡y que pocas veces lo vemos!. El de Adolfo adolece, como sus hermanos, de escasez de fuerzas, lo que se nota en banderillas, que corta el viaje y echa la cara arriba, complicando la labor de José Mora y Pascual Mellinas. Brinda al público el murciano. Inico de faena en las tablas del 10 con la rodilla flexionada, llevando al toro por bajo, quizás excesivo castigo para un animal que no va sobrado de energías. El comportamiento de este "Baratillo" es muy parecido al del primero. Viaje corto, cortando, revolviéndose, girando el cuello para hacer sangre, busca descaradamente carne. Faena de brega, de poderle, buscando colocación y tragando lo indecible. Firme Rafaelillo, por ambos pitones, pone la muleta pero el toro no pasa, lo lleva toreado hasta medio muletazo y ahí se para, mirando al torero, malas intenciones ante las que no se arruga el murciano, ¡un tío!. Mata de pinchazo y casi entera trasera suficiente para acabar con la vida del adolfo. Merecida ovación por valor y disposición para Rafaelillo y silencio con algunas palmas para el toro en el arrastre. Digna y de verdad la actuación de Rafaelillo esta tarde, se le notan las tablas en este tipo de corridas.
Salta el quinto cuando ya la luz natural es ténue bajo un cielo encapotado, con la iluminación de la plaza encendida, sensación de otoño que anuncia que se nos va la temporada. "Horquillero" se llama. Este es más Saltillo, negro entrepelado, más alto de agujas, muy serio, bonitas hechuras. Salta con muchos bríos, aprieta a Robleño en las tablas del tres en los lances de recibo con el capote. Echa la cara arriba y las manos por delante, malos presagios. Mal, sin paliativos, el tercio de varas. Se protesta, y con razón, que al toro se le coloca corto y que el picador invade descaradamente las rayas del tercio. Magnífico en la brega Raúl Ruiz, ya lo he dicho antes, gran subalterno, llevando al toro con el capote bajo, desplazándolo sin darle un solo capotazo, cuidándole y enseñándole a meter la cara sin darle opción a desarrollar sentido. Gran ovación a la brega de esta afición que, repito, sabe mucho y sabe apreciar lo bueno. En banderillas coloca dos sensacionales pares Jesús Romero que responde desmonterado  a la ovación de los tendidos. Tal como anunciaba, pocas energías las que lleva dentro este toro. Faena deslucida, con enorme disposición del madrileño, pero sin transmisión, carente de emoción, sin ritmo ni continuidad. Firme el torero, colocándose bien, pero el animal no va, resulta del todo imposible. Mata de una magnífica estocada arriba que evita el aburrimiento que tantas tardes sufrimos con toros de estas condiciones a los que se les alarga artificialmente y sin sentido la faena. Silencio para  Fernando Robleño que no ha tenido suerte con su lote y silencio con algunos pitos para el toro.
Cierra esta Feria de Otoño "Murciano", cuya lidia y muerte   corresponde a Paco Ureña, murciano de Lorca, casualidades de la vida. Otro muy bien presentado, de buenas hechuras, serio, bien rematado, muy en tipo Saltillo. En los primeros tercios no apunta buenas condiciones. No luce en el capote, se le trata mal en el caballo, colocándole muy en corto, se le pega quizás en exceso, mucho castigo para este adolfo. En banderillas corta mucho el viaje, sobre todo por el pitón derecho, poniendo en apuros y apretando a Víctor Hugo "Pirri" y Álvaro López "Azuquita", que resuelven con oficio. Toro complicado, otro que corta el viaje y busca, que en los primeros compases de la faena prende a Paco Ureña afortunadamente sin consecuencias serias. Se levanta el murciano, se mira y está entero. ¡A por él! debe decirse a sí mismo, porque a partir de ese momento se envalentona y comienza un recital de toreo de muchos quilates, Valor, temple y colocación, toreo de verdad en la muleta del lorqueño. magníficas series en redondo, con la mano baja, perfectamente colocado, largas, ligando los muletazos, rematando hacia dentro. Gran ovación. Pero la locura ha venido por el pitón izquierdo, gran pitón el que tenía "Murciano". Por ahí han salido naturales citando de frente, con los pies juntos, cruzándose, templados, la mano baja, ligados, rematados por sensacionales pases de pecho. Toreo de muchos quilates, naturales de excelsa belleza, arte puro. Adornos finales por bajo con gran regusto, sabor de toreo del bueno, olor a dos orejas si remata con los aceros. ¡Lástima de fallo a espadas!. Pinchazo, bajonazo haciendo guardia de manera escandalosa y entera fulminante al tercer encuentro. Atronadora ovación y vuelta al ruedo de las de Madrid como premio a la importante actuación de Paco Ureña esta tarde. Aplausos para el toro en el arrastre, sin duda el mejor de la corrida por clase, casta y fondo.
Como titulaba esta entrada, la verdad por delante en esta tarde en el toreo de Rafaelillo, Robleño y Ureña. Sin taparse ni justificarse ante las complicaciones de los toros de Adolfo Martín, dando la cara, poniéndose y exponiéndose, con valor, compromiso y mucha vergüenza torera. Todo de verdad, como es nuestra Fiesta.

Antonio Vallejo

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