domingo, 18 de octubre de 2015

Última del Pilar: Talavante, López Simón y en la presidencia un ladrón










Quizás a muchos les extrañe ver tantas fotos en esta entrada del blog. Pero no me cabe ninguna duda que quien no haya visto la corrida que cerraba la Feria del Pilar en Zaragoza y que acceda a este comentario lo entenderá cuando finalice su lectura. Para quienes hayan tenido la suerte de poder ver la corrida, bien en la plaza de toros, bien a través de las cámaras de Canal + Toros, incluso les parecerán pocas las imágenes.
Se anunciaba un interesantísimo y esperadísimo mano a mano entre Alejandro Talavante y Alberto López Simón para cerrar la última de las ferias importantes de la temporada, la Feria del Pilar de Zaragoza, la que allá por el mes de junio las hordas podemitas decían que iban a impedir, que en Zaragoza no habría toros durante las fiestas de el Pilar, que no tolerarían más el "maltrato animal" y tantas y tantas tonterías como de sus podridas bocas salen tan a menudo. ¡Pues toma ya!, ha habido toros, la plaza casi llena todos los días, la afición ha disfrutado por todo lo alto y además se ha convertido en un escenario diario de reclamo de libertad y reivindicación de nuestra Fiesta. Y la gente ha acudido a la plaza en paz, pagando religiosamente su entrada para disfrutar de un espectáculo artístico con siglos de tradición en esta tierra aragonesa, que es decir España. Solo un detalle antes de analizar lo que ayer pasó en el coso zaragozano. Había estoqueado Talavante al quinto de la tarde, se esperaba su muerte para pedir los trofeos. Hasta ahí todo normal, como en cualquier plaza de toros. Lo increíble fue la manera de esperar a que el toro doblara: ¡La plaza puesta en pie cantando el "que viva España"!. ¡Toma ya, podemitas!. A pesar de las campañas en contra, las amenazas, los insultos, las agresiones, el acoso brutal a la Fiesta, esta sigue viva, a lo mejor más que nunca, a lo mejor habéis avivado un fuego que parecía que podía extinguirse. Enorme ejemplo de la afición maña.
Pero, siendo éste un detalle, o más que un detalle, tremendamente significativo a mi modo de ver, de la tarde de este sábado 17 de octubre, lo realmente importante es lo que ocurrió sobre la arena de Zaragoza. Anunciados tres toros de Garcigrande y Domingo Hernández (primero, tercero y quinto), mal presentados, fuera de tipo, para Alejandro Talavante, y otros tres de Vellosino (segundo, cuarto y sexto), bien de presentación, serios, para Alberto López Simón. Mano a mano entre dos de los nombres de la temporada. Uno ya veterano y torero consagrado, el extremeño, que ha cuajado una magnífica temporada. El otro la revelación de la temporada, el madrileño de Barajas, que como ya he apuntado en varias ocasiones, ha salido disparado, mejor dicho, ha despegado como un reactor desde su triunfo en Madrid el 2 y el 24 de mayo, luego Sevilla, Pamplona, Bilbao, Nimes, Logroño, Albacete, aterrizando ayer en Zaragoza donde cuajó dos importantes faenas, de toreo del bueno, del de verdad. Por tanto, todo preparado para una gran tarde. ¿Todo?. Desgraciadamente, no. En el palco de Presidencia se coló un sujeto cuyo nombre no sé ni me importa, no pienso ni tan siquiera perder un átomo de energía en buscarlo, como tampoco sé a qué se dedica. Desconozco si en Zaragoza la presidencia de las corridas de toros recae, como en Las Ventas, en comisarios de Policía. Espero que no se así, porque en ese caso tenemos un problema, ya que quien ha presidido la corrida de ayer sábado en Zaragoza se comportó como un vulgar ladrón, además de ser un pésimo, un nulo aficionado (si lo es), que ha manchado la Fiesta con su sola presencia, robando a Alejandro Talavante una segunda oreja y una Puerta Grande que tenía más que ganada por su arte y su valor.
Todo ocurrió en el quinto de la tarde, un muy buen toro de Domingo Hernández. Sensacionales lances de recibo de Talavante, como toda la tarde, marcada por un toreo de capote de muchos quilates por parte de ambos espadas, pleno de arte, gusto, variedad y torería. Cumple en varas el toro y recibe dos extraordinarios pares de banderillas por parte de Juan José Trujillo, de poder a poder, cuadrando en la cara del toro, asomándose al balcón que suele decirse, reuniendo perfectamente y saliendo de la cara del astado con una torería marca de la casa. Tremenda la ovación, respondida por el de plata montera en mano desde la boca del burladero. El toro de Domingo Hernández se presumía bueno, había dado muestras de buenas condiciones. ¡Cómo lo ha toreado Talavante!. Inicio de faena con el toro arrancándose de largo y, para empezar, una arrucina que quitaba la respiración. A partir de ahí una borrachera de toreo en redondo, al natural, pases de pecho, uno de farol y otro de las flores con aroma a México, trincheras, ayudados por bajo. Una lección de colocación, siempre cruzado al pitón contrario, de temple (ni un enganchón a la tela), de ligazón, toreo largo, hondo, bajando la mano, rematando hacia dentro, cargando la suerte. Faena de, al menos, una oreja. Para colmo se tira a matar entre los pitones, despreciando al miedo, derrochando valor tras haber desparramado arte sobre la arena zaragozana. Dos orejas, sin duda. El toro tarda en doblar (en ese espacio de tiempo es en el que contaba antes que se había vivido la emocionante escena del público puesto en pie cantando el "que viva España") y Talavante, con buen criterio, toma el estoque de cruceta y con un certero golpe de descabello fulmina al toro, para el que, por cierto, algún aficionado desde  el tendido había pedido el indulto unos minutos antes. La plaza puesta en pie, flamear de pañuelos blancos pidiendo las dos orejas, parecía que había nevado en los tendidos, tal era la blancura que se veía. Pues al presidente no le ha salido de sus relaños conceder la segunda oreja a quien se la había ganado por derecho, por arte y valor. Ahora entenderán el por qué de haber traído las imágenes iniciales. En ellas se ve la cara del ladrón que ocupaba el palco, a quien espero no dejen entrar jamás en una plaza de toros. En ellas se ve cómo ha toreado Talavante, ¡cómo y dónde ha matado!, arriba y jugándose la vida. En ellas se ve al extermeño roto, hundido, llorando sentado en el estribo, sin consuelo a pesar de los ánimos de su cuadrilla. al sentirse robado e insultado por un ser moralmente ínfimo, un indeseable que ayer ocupaba el palco de presidencia. Gesto torero el de Alejandro negándose a recoger la oreja de manos del alguacilillo, emocionante y que honra al matador. ¡Sí señor, eso es vergüenza torera!. A partir de ahí dos apoteósicas vueltas al ruedo, que podían haber sido tres, cuatro o las que hubiera querido porque el público así lo pedía, finalizando con el torero rodilla en tierra, en el centro del anillo, recogiendo un puñado de arena, besándola y guardándola junto a su corazón. Bello final a pesar del delincuente del palco. Por cierto, en Las Ventas he presenciado broncas monumentales. Juegos de niños al lado de la que se llevó este tipejo ayer por la tarde. Me quedo con los comentarios de los maestros Manuel Caballero y Emilio Muñoz y de los de David Casas que ayer retransmitían la corrida y cuya indignación era superlativa (no quiero pensar lo que hubiera dicho el maestro Molés), de los de Simón Casas en el callejón, atónito, con un enfado  monumental, de lo que se oía y se veía en los tendidos. Indiganción absoluta, con razón, contra ese delincuente.
Entenderán, por tanto, que lo que acabo de contar eclipsa todo lo bueno que ayer se vió en la ultima del Pilar, que fue mucho. Pero es que no podía ser de otra manera que intentando contarles el atropello a la Fiesta y el robo a un torero que ayer se produjo en Zaragoza. Para empezar, ya lo he dicho, toreo de capa de mucha altura. Verónicas, medias de remate, serpentinas, tafalleras, chicuelinas, un recital por parte de ambos matadores, quienes no han rehusado al turno de quites, rivalizando en cada toro con el capote, precioso espectáculo, como las figuras de antaño. En banderillas los de plata han estado a buena altura, pares bien colocados en general, con oficio y dominio de la suerte. Pero hay dos subalternos a los que sería injusto no destacar en la tarde de ayer. Domingo Siro en el segundo y el ya reseñado Juan José Trujillo en el quinto. Inmensos pares de banderillas los suyos. Con razón han saludado ambos montera en mano para responder la atronadora ovación de los aficionados.
Y lo de Alberto López Simón con la muleta ha sido de escándalo. Ha cortado una oreja al  buen segundo con una faena plena de temple y conocimiento del toreo. Parece mentira que sea un torero de tan solo cuatro años de alternativa y que prácticamente no había toreado hasta el pasado mes de mayo. Temple, hondura y ligazón, ¿alguien da más?. Siempre colocado, ha desplegado un recital de toreo por ambas manos, lleno de clase, arte y emoción. Lástima del mal manejo de la espada, porque si no hubiera sido así, posiblemente estaríamos hablando de tres orejas, dos en el segundo y una en el sexto. Aunque, claro, con el ser miserable que ayer ocupó la presidencia, cualquiera sabe qué hubiera pasado.
A falta de la Feria de San Lucas de Jaén y algunos festivales, la temporada taurina española echa el cierre. Ya está en marcha la temporada americana. Allí nos esperan México, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela. Allí estarán las figuras y el planeta toros no parará. Por cierto, al final de la magnífica retransmisión que ayer hizo Canal + Toros desde Zaragoza, David Casas anunció que iban a retransmitir corridas de la temporada americana desde la Monumental de México, sensacional noticia para los aficionados que podremos disfrutar, como en aquellas tierras lo hacen, de nuestra Fiesta. Y con la profesionalidad y el magnífico trabajo de cuantos realizan y comentan las corridas de Canal + Toros será un espectáculo que no hay que perderse. Enhorabuena por su labor, maestros.

Antonio Vallejo

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