sábado, 17 de septiembre de 2016

Sebastián Castella: Cumbre en Nimes


Gracias a Dios, los números, las matemáticas y el arte no tienen nada que ver. Si fueran lo mismo hoy diríamos que Sebastián Castella se ha encerrado en el Coliseo de Nimes con seis toros y ha cortado dos orejas. Pobre estadística, diría alguno. Y, dicho así, cualquiera que se acercara a leer sobre la corrida de esta tarde en tierras francesas, posiblemente no lo haría salvo que fuera un buen aficionado, incluso más de uno pensaría en un "fracaso" del torero, cuando ha sido precisamente todo lo contrario, una gran tarde de toros con un matador que ha estado cumbre, haciendo todo, absolutamente todo, bien, muy bien me atrevería a decir, aunque quizás una tarde más para aficionados que para público general. Y hoy, quienes no hemos tenido la suerte de poder estar allí, hemos podido disfrutar de lo que en Nimes ha ocurrido gracias a la sensacional retransmisión de Toros Tv, gracias al extraordinario trabajo de los Manolos, Molés y Caballero, que consiguen que nos sintamos como en la plaza aún estando en el salón de casa, tal es el conocimiento de los toros que derrochan y la manera de retransmitir y transmitir la emoción de la Fiesta con sus certeros comentarios. Es impagable la labor que el equipo del antiguo Canal Plus Toros, ahora Toros Tv en Movistar, están haciendo en favor de este Arte. Con Manolo Molés al frente, David Casas, Germán Estela, Manolo Caballero, Emilio Muñoz y César Rincón, Máximo Pérez "Maxi"y una excelente realización, hacen en cada retransmisión las delicias de los aficionados y nos traen a casa los toros en directo desde las plazas y ferias más importantes de España, Francia y América, y van más de 100 retransmisiones en lo que va de año, un auténtico lujo, como el de hoy.
Volviendo a Nimes, en esta otoñal y ventosa tarde de septiembre, lo que hemos visto tiene mucho, pero que mucho valor para el aficionado. No solo porque Sebastián Castella haya apostado fuerte por una encerrona con seis toros, algo que, como siempre he dicho y mantengo, está al alcance de muy pocos y hay que ser una gran figura del toreo para salir airoso del trance, hay que tener muchos recursos y muy variada tauromaquia en la cabeza para mantener el tono, el nivel y la atención de los tendidos ante seis astados, y el de Beziers ha demostrado ser un figurón del toreo, sino porque además lo ha hecho ante ejemplares de Adolfo Martín, encaste Albaserrada, todo un reto, nada de Domecq, con la cantinela de siempre de encaste bonachón, facilón, apto para figuras, bla, bla, bla, para que nadie pueda ponerle un pero. ¡Ah! que casi se me olvida, y con el añadido de hacerlo en Nimes, de primera, plaza que, si mi memoria no me falla, es junto a Las Ventas y la México las únicas del  mundo en las que se confirma alternativa. Más no se le puede pedir a Castella. 
Así que con todos estos condicionantes es normal que los tendidos del Coliseo nimeño registraran un lleno absoluto. 14.000 aficionados, escuchen los antirtaurinos, ¡14.000!, alguno más de los 5.000 procedentes de toda España que la pasada semana consiguieron reunir en Madrid en una manifestación que consideraron un éxito, o al menos así debieron considerarlo las televisiones que en sus informativos le dedicaron un tiempo desproporcionado para la insignificancia de tal manifestación. Una vez más se retratan la inmensa mayoría de los medios de comunicación, en manos de la izquierda sectaria. 
Corrida muy seria, bien presentada, muy pareja en cuanto a hechuras y pesos, en tipo, acorde a la categoría de la plaza, bien elegida en el campo, sin duda, la que ha traído Adolfo Martín a Nimes, y que se ha comportado en la línea del encaste Albaserrada, con las complicaciones propias de estos toros, pero también con lo bueno que tiene cuando rompen en la  muleta, algo que ha sido posible gracias a la lección de toreo que ha dejado Castella sobre la arena nimeña. Digo lección porque, sinceramente, creo que así ha sido. El toreo dicen que es parar, templar y mandar, y eso es lo que Castella ha hecho. Ha parado los arreones y el genio de varios de los toros lidiados, por ejemplo, el tercero, encastado, muy complicado en los primeros compases de la faena, el quinto y el sexto, exigentes, a los que había que entender muy bien, todos ellos toros que en otras manos se hubieran ido sin mostrar lo que realmente llevaban dentro. Ha templado, ¡y de qué manera!, cada muletazo, poniendo la tela en la cara de los adolfos, con una suavidad y una despaciosidad inmensa para embeber al toro de los engaños y conducir su embestida con templanza infinita. Y ha mandado, ha dado una clase magistral de poderío, al someter a sus oponentes y hacerles pasar por donde él quería, no por donde querían hacerlo haciendo gala de su casta y su genio. Por todo eso digo que ha dado una lección. Bueno, por eso y porque además ha toreado por bajo a los seis, dándoles la distancia que precisaban y las pausas que pedían, midiendo las faenas para no pasarse de tiempo, con inicios repletos de clase, elegancia y torería, como el emocionante prólogo del segundo, al hilo de las tablas, los doblones del tercero y los primeros muletazos al quinto sentado en el estribo de la barrera, dibujando después series en redondo ligadas, profundas, arrastrando la muleta, derramando sobre la arena un toreo al natural al tercero de una hondura inenarrable, pases cambiados por la espalda marca de la casa y alardes de valor y riesgo cuando los de Adolfo se quedaban sin fuelle y acortaba las distancias el de Beziers para meterse entre los pitones, estático, vertical, recordando al gran Paco Ojeda. De verdad, hemos visto a un Castella pletórico, en figura, dando toda la dimensión de su toreo, extraordinario, en plena madurez. Técnica, conocimiento del toro y de los terrenos, poderío, entrega, arrojo, valor, belleza y armonía han estado presentes en las seis faenas. Repito, para mi modo de entender, una lección.
Y para acabar de culminar la fiesta, las cuadrillas se han sumado al espectáculo. Muy bien todos los integrantes de las mismas en la lidia y la brega y, algo a lo que no desgraciadamente no estamos acostumbrados a ver, ¡se han picado bien los seis toros!. Increible haber vuelto a disfrutar con la emoción y la belleza del tercio de varas. Hacía mucho que no veía picar así, en serio, dando distancia  a los toros, picando arriba, casi siempre delantero y sin rectificar, midiendo el castigo que cada toro requería, sensacional. Destaco el tercio de varas del cuarto que ha entrado en largo y con excelente tranco al caballo que con maestría montaba Gabin Rehabí, extraordinario, ¡cómo ha picado el francés!. Este tercio, cuando se hace bien es, además de fundamental para la lidia, de una belleza extraordinaria. Es una pena que en la gran mayoría de las corridas se haya convertido en un molesto e incómodo trámite que hay que cumplir, pero los tiempos modernos nos llevan a eso. Y no puedo pasar sin destacar a tres toreros de plata que esta tarde han banderilleado a las mil maravillas: José Chacón, Marco Leal y Morenito de Arles. Todos los pares de la corrida se han colocado con limpieza y torería, pero lo de estos tres buenos subalternos ha sido de nota, ejecutando la suerte con torería, llegando a la cara del toro para reunir y clavar con pureza, recibiendo la fuerte ovación del público y saludar desmonterados para así agradecer el reconocimiento de la entendida afición nimeña, a la que hay que darle no un diez, sino una matrícula de honor por su exquisito comportamiento y su demostración de conocimiento, seriedad y respeto por la Fiesta. Desde la tremenda ovación con todos los espectadores en pie al arrancar el paseíllo, la no menos tremenda ovación para Castella antes de saltar el primero de la tarde, hasta la cariñosa ovación al despedirse y abandonar el coso, los aficionados que han llenado las localidades del Coliseo se han mostrado como eso, grandes aficionados, sabiendo en todo momento valorar en su justa medida lo que ocurría sobre la arena, reconociendo el valor y el mérito de lo que veían pero a la vez siendo ecuánimes en el premio, sin dejarse llevar por sentimentalismos ni triunfalismos, un auténtico ejemplo del que debiéramos tomar nota en mucha solazas de España. ¡Olé por ellos!.
Y, después de todo, alguien podría pensar y cuestionar que Castella "solo" ha cortado dos orejas, una al segundo y otra al quinto, que ha matado mal y se le han escapado al menos tres más. Pues sí, es cierto, así ha sido, negarlo sería absurdo, pero me da igual. Lo que he visto esta tarde, lo que Sebastián Castella ha hecho esta tarde, su toreo y su arte, me ha llegado y me ha llenado. Vuelvo al principio, el arte, a Dios gracias, ni son números ni se puede medir, y el toreo es Arte. En la adorable biografía que allá por el año 2000 escribió Antonio Burgos sobre el Maestro Curro Romero decía el Faraón de Camas que las orejas son para los matarifes. Pues eso.

Antonio Vallejo

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