sábado, 27 de agosto de 2016
¿Los excesos se pagan?
Ayer se lidiaba en Bilbao la corrida de Torrestrella, muy seria, imponente de arboladura, magnífica de presencia, variedad de hechuras y de pelajes y muy exigente en cuanto a comportamiento, con mucho que torear. Como exigente estaba ayer la afición bilbaína al iniciarse el paseíllo del mano a mano entre Alberto López Simón y José Garrido en que había quedado el cartel por la baja de Andrés Roca Rey, aún convaleciente de su percance en Málaga. Hecho que no gustó nada a la afición de Vista Alegre, claramente enfadada ante la decisión de la empresa de no contratar a ningún torero que sustituyera al peruano Roca Rey, y nombres hay en el escalafón, y más que atractivos, para ocupar ese puesto. No sé si habrán influido criterios económicos, sin duda la reducción de costes al no contratar a nadie debe ser notable, o si de buena voluntad habrá pensado la empresa que los mana a mano están de moda y resultan un gancho para el público. En cualquier caso parece bastante claro que no acertó. Al menos así se desprende de la respuesta del público al iniciarse el paseíllo en la tarde ayer que dedicó una sonora pitada a los diestros Alberto López Simón y José Garrido. Bueno, el público y la afición son soberanos y dictan sentencia, ayer lo hicieron, con razón o sin ella, no soy quién para juzgarlo, pero mostraron su desacuerdo, algo que puede considerarse normal. Pero este hecho que bien podría haberse quedado en anécdota resultó ser una pesada losa en el ánimo del madrileño Alberto López Simón. La situación le sobrepasó, le generó una crisis de ansiedad al finalizar su faena al tercero de la tarde que le impidió proseguir con la lidia, hasta el punto de precisar ventilación mecánica en la enfermería de la plaza para recuperarse de la alcalosis respìratoria generada por hiperventilación. ¿Cuál pudo ser la causa de tal crisis de ansiedad?. Muy complicado de saber, pero si que puede servirnos como motivo de reflexión y de aviso para el futuro. Si echamos la vista atrás y repasamos la trayectoria del de Barajas nos encontramos con un torero que hasta un domingo de mayo de 2015 en las Ventas prácticamente no toreaba. Aquel domingo de aquel San Isidro su vida cambió, abrió la Puerta Grande de Madrid y se ganó un puesto en una sustitución dentro de ese mismo ciclo para volver a salir a hombros en Las Ventas. Desde ese momento su carrera despegó de forma espectacular, como si fuera un reactor en las pistas de su barajas natal. No había feria que no contara con su presencia en los carteles, triunfo tras triunfo, Pamplona, San Sebastián, Bilbao, Málaga, Nimes, Zaragoza….toda España a sus pies, la revelación de la temporada 2015, el gran triunfador. Luego vino el invierno y la temporada americana, repleta de contratos, deslumbrando al otro lado del Atlántico con su toreo vertical, poderoso y sin miedo alguno. Y en esta temporada 2016 más de lo mismo, desde Castellón hasta ayer mismo en Bilbao todas las ferias han contado con él como figura. Valencia, Sevilla, Alicante, Madrid, Burgos, Santander, Huelva, Málaga, etc, etc, etc le han visto torear. Yo no sé si serán 70, 80 ó 90 corridas las que tenga contratadas a lo largo de la temporada, pero son muchas, muchísimas, prácticamente sin tiempo para descansar entre una y otra, tanto en lo físico como en lo mental. No digo que esto haya sido la causa de su crisis de ayer en Bilbao, de su desfallecimiento anímico, pero estoy convencido que ha tenido bastante culpa de ello. Para mantener ese ritmo y ponerse cada tarde delante de la cara de un toro hay que tener mucha fortaleza mental. por supuesto que hay muchos hombres que la tiene, pero también pienso que esa fortaleza se gana con los años y que las figuras y los toreros consagrados a lo largo de años son quienes están capacitados para soportar la presión y situaciones adversas y complicadas como la del público de la tarde de ayer en Bilbao sin resentirse en lo mental o anímico. Como he dicho antes todo esto puede llevarnos a reflexionar y a aplicar ese refrán español tan acertado que dice que la avaricia rompe el saco. Pero, claro, ¿quién se resiste a aprovechar el momento y renuncia a contratos jugosos cuando se tienen veintipocos años y el mundo a sus pies?. A lo mejor ahí es donde debiera aparecer una figura de confianza para el torero que le aconsejara más allá de lo puramente económico. Pero eso es muy difícil de valorar y aún más de juzgar o criticar, a ver quien es el guapo que dice que no en esa situación. Lo mismo que los deportistas en los que una molestia puede aconsejarles tomar un descanso de una o dos semanas para evitar una lesión de más envergadura, a un torero a lo mejor habría que mentalizarle que tomar unos días de descanso y faltar a alguna plaza puede resultarle muy beneficioso. Repito, no sé si lo de ayer se hubiera evitado con un menor número de contratos y un mayor descanso mental o anímico, es solo una opinión y una hipótesis, pero no me parece descabellada.
Y me da pena no haber dedicado esta entrada a la gran, la enorme tarde de José Garrido ayer en Bilbao, hecho un auténtico tío, teniendo que estoquear cuatro toros de la exigente corrida de Torrestrella, demostrando mucho valor y fortaleza, además de un toreo de muchos quilates, tanto de capote como de muleta, con quietud, serenidad y profundidad, ni de la oreja de tanto peso y valor cortada al quinto, ni de la repuesta del público de Bilbao con una enorme ovación en la despedida del pacense demostrando que es una afición que entiende mucho de esto, que sabe de toros, y que reconoce el esfuerzo, el valor y el arte. Tarde importante para el extremeño que ayer salió reforzado de Vista Alegre, refrendando lo que ya venía anunciando. Un torero para tener muy en cuenta. Pero es que la tarde de ayer vino marcada por la ansiedad, incluso creo que pudo ser un ataque de pánico de Alberto López Simón generado por stress o fatiga mental.
En el toreo, como en todo en la vida ¿es posible que los excesos se paguen?.
Antonio Vallejo
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