lunes, 15 de agosto de 2016

San Sebastián: ¿Se equivoca José Tomás?


Se esperaba, se deseaba, se ansiaba la tarde de ayer en San Sebastián. El coso de Illumbe presentaba un sensacional aspecto, lleno a reventar, ni un asiento libre, cartel de no hay billetes. Claro, los toros no interesan a nadie, no atraen al público. Que se lo digan a los hosteleros donostiarras estos días con la gran afluencia de visitantes reclamados por la Semana Grande, a ver que opinan a la hora de hacer caja. Primer objetivo conseguido. Ante los desmedidos ataques de los antis en una brutal campaña que llevan realizando desde hace bastantes fechas, la afición ha respondido y ha dado la cara. Bien por ellos, ya basta de callarse y acomplejarse. Por si fuera poco el Rey Emérito D. Juan Carlos, su hija la Infanta Elena y sus nietos Froilán y Victoria Federica acudieron a Illumbe manteniendo la tradición veraniega de la familia real española que durante tantos y tantos veranos acudía a San Sebastián en los meses estivales, convirtiendo a la capital guipuzcoana en el epicentro del verano español, un veraneo con clase y elegancia el de aquellos ya lejanos tiempos. Los once mil espectadores que ayer llenaron los tendidos de Illumbe irrumpieron en una atronadora ovación a la entrada de la familia real. Tortazo en la cara a los proetarras que habían orquestado la campaña antiespañola disfrazándola de animalismo y antitaurinismo. 
Solo esto ya es suficiente justificación para seguir dando toros en San Sebastián. Pero en la tarde de ayer había un plus de interés, la presencia de José Tomás, el mito, la leyenda, el que arrastra allá donde se anuncia a una legión de incansables seguidores. Era sin duda la gran atracción, todos estaba preparado para una tarde triunfal, y así fue… para Julián López El Juli. Dicho así puede parecer que fracasó el de Galapagar. Nada más lejos de la realidad, ni mucho menos fue así, pero la tarde nos deja varias lecturas. La primera, lo que tantas veces hemos repetido, nos tenemos que contentar con ver los vídeos de las faenas de José Tomás. Sigo sin entender su negativa a ser retransmitido en directo, creo que sería bueno para él que todos los aficionados le viéramos. ¿O es que lo que realmente quiere es que solo le vean sus fieles?. De verdad, no se le va a restar ningún mérito a lo que haga, ni se le va criticar más o menos por los toros elegidos, simplemente queremos verlo en directo, con lo que ello conlleva de emoción, algo que evidentemente se pierde cuando uno conoce ya el resultado del festejo. Porque al final lo vamos a ver y vamos a darnos cuenta que los toros son los que son, y no son precisamente los toros de Madrid, Sevilla o Bilbao. De igual manera, quienes lo viéramos por televisión no tendríamos capacidad para quitarle los trofeos, que no tenga miedo por eso. Por cierto, que  a veces son más que generosos por parte de sus incondicionales que le siguen en peregrinación. Vuelvo a lo que siempre he repetido. José Tomás se hizo un mito a base de torear como nadie, de ponernos el corazón en un puño al hacer pasar a los toros por sitios increíbles, por un concepto del toreo vertical y de quietud pasmoso. Yo vi ese toreo en Madrid, y me apena no haberle vuelto a ver en Las Ventas. Con todos mis respetos pero Granada, Huelva, San Sebastián, Alicante y otras plazas elegidas no son Las Ventas, la Maestranza ni Vista Alegre, y para seguir siendo el que fue y ser una auténtica figura de época creo necesario su paso por plazas de primerísima categoría. Ya he apuntado algo de otra de las lecturas que se pueden sacar de la tarde de ayer. El ganado, muy elegido para la ocasión, bien presentados, eso sí, pero algunos terciaditos y de presencia algo discutible. Curioso que ayer el lote de más cuajo le correspondiera a Juli, siendo los toros del de Galapagar los más justitos de presencia, caprichos del sorteo. Y una tercera lectura es la elección de los alternantes. Si echamos la vista atrás, al 31 de enero de este año en La México, fue Joselito Adame el triunfador de lo que estaba preparado para una apoteosis tomasista. En Alicante la gloria fue compartida con José María Manzanares, quien para mi estuvo un punto por encima. Y ayer, en San Sebastián, fue Juli quien dio un golpe de mando, una lección de autoridad, quien demostró el pedazo maestro que es y salió por la puerta grande. Todos sabemos su también negativa a compartir cartel con algunos toreros como, por poner un ejemplo, el maestro de Chiva, Enrique Ponce. Difícil de asumir quizás que, cuando todo está pensado y preparado para JT quien se lleve las portadas y los honores sea otro. Todo esto son, por supuesto, especulaciones, que se caerían de un plumazo si JT compareciera de nuevo en plazas de primera. No pierdo la esperanza de que así sea en breve.
Dicho esto, en lo puramente artístico, ayer se vio un toreo de gran altura en Iluumbe. Lo de Juli al tercero fue tremendo. ¡Qué toreo!. Desde los compases iniciales, doblándose, conduciendo la toro con un temple inaudito, ni rozó la tela el de Garcigrande, por ambos pitones, muletazos profundos, sometiendo al toro, con un cambiado por la espalda y un cambio de mano que duró toda la eternidad y que pusieron a los tendidos en pie. Estoconazo volcándose sobre el morrillo y dos orejas de enorme valor. Muy bien había toreado José Tomás al segundo, faena de temple y gusto, dándole al toro la distancia y la velocidad que precisaba, muletazos ceñidos, bajos, hondos, con una quietud pasmosa y un trincherazo final antológico. Faena de enorme altura. La espada le privó de al menos una oreja, una lástima, pero dejó en la memoria sus grandes cualidades artísticas y su temple. A por todas salió el de Galapagar en el quinto tras ver a Juli cortar dos orejas. Impresionante tercio de quites, rivalidad entre los dos madrileños. Gaoneras ajustadas de José Tomás replicadas por lopecinas a manos bajas y una media abelmontada de Juli que de nuevo pusieron en pie a todos los aficionados. Faena iniciada por estatuarios, seguida por redondos y naturales ceñidísimos, toreo vertical, sin inmutarse, sin mover los pies del terreno, pasándose al toro a milímetros de la taleguilla, sometiéndole, alarde de valor. Un pinchazo previo a la estocada dejaron el resultado en una oreja.
En definitiva, gran tarde de toros por muchos motivos. Por lo que supone de respaldo a la Fiesta en una ciudad como San Sebastián, por la extraordinaria respuesta de la afición que no se ha sentido amedrentada por las amenazas separatistas disfrazadas de antiaturinismo, y por el arte que vimos sobre la arena de Illumbe. Al final fue El Juli el triunfador, el que lleva toreando desde que se inició la temporada en Castellón, el que lleva una temporada de órdago, el que ha impresionado en Sevilla, en Madrid, en Pamplona….y seguro que dentro de unos días en Bilbao, el que ha matado corridas de gran diversidad de hierro y encastes. Y es que torear regularmente y hacerlo con el mando que lo hace Juli tiene mucho mérito y recompensa. Quizás plantear una temporada a siete tardes elegidas y anunciadas con suspense lleve a perder regularidad, y quien sabe si a lo mejor el fallo a espadas de ayer que le privó de salir por la puerta grande se explica en parte por eso.
¿Se equivoca José Tomás?.

Antonio Vallejo

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