sábado, 28 de septiembre de 2019

Tomás Rufo: El sueño de la realidad


Corría el mes de abril del año 2015, el día 19 en concreto, un domingo de principio de temporada en Madrid en el que se anunciaba una novillada de La Ventana del Puerto en cuyo cartel aparecía el nombre de un joven peruano de 19 años que se presentaba en Madrid en medio de una enorme expectación por todo cuanto de él se contaba. Aquella tarde no defraudó, conquistó Madrid con su toreo arrollador y arrebatador, por una entrega y un valor pocas veces visto que le llevaron a cortar una oreja a cada uno de sus novillos y descerrajar así la Puerta Grande de la primera plaza del mundo camino de la gloria. Cuatro años han pasado desde entonces, ningún novillero ha sido capaz de abrir esa anhelada puerta de los sueños, cuatro años de sequía, de ver como ese escalafón languidecía de manera alarmante, cuatro años desesperanzadores para el futuro de la Fiesta, cuatro años hasta el 18 de julio de 2019 - esa fecha tenía que ser por la gracia de Dios - para que sobre la arena venteña hiciera su presentación en aquella novillada nocturna otro joven de 19 años, esta vez un toledano de Talavera de la Reina, que llenó de ilusión y esperanza a la afición madrileña. Aquella noche cuajó una más que notable actuación ante dos utreros de José Cruz cortando una oreja al tercero y perdiendo otra con la espada ante el sexto. Una noche en la que deslumbró por su mando y su mano baja, toreo poderoso y con clase que le dejó a las puertas de la gloria. Desde entonces ha perseguido un sueño, el mismo de todos cuantos quieren ser figuras del toreo, y ayer lo consiguió, con todo merecimiento, sin un solo pero que ponerle, con Las Ventas entregada a su arte y la afición rendida a sus pies.
Sí, ayer arrancaba una nueva Feria de Otoño en Madrid en una tarde aún veraniega en lo climatológico con una novillada de Fuente Ymbro para la terna integrada por El Rafi, Tomás Rufo y Fernando Plaza que tan solo consiguió llevar a media plaza. Lo siento por los que ayer no quisieron venir a verlo, muchos abonados, ¡lo que se perdieron!. Ricardo Gallardo trajo a Madrid una más que interesante corrida, seis novillos bien presentados, variada de hechuras, pero todos serios y con trapío para Madrid. Baste reseñar que cuatro de ellos sobrepasaron los 500 Kg y para mi gusto destacaron por su presencia el primero, quinto y sexto, hechuras y cara de toros, algo basto el cuarto siendo segundo y tercero los que mejor se identificaban como novillos por su peso y cara, lo cual no es un desmérito, ni mucho menos, pero es que en Madrid se ha plantado tal exigencia que parece pecado que un novillo sea novillo. Pero ni a estos se les reprochó nada de salida. Una corrida que en cuanto a juego fue variada contando con la menos tres novillos con opciones y calidad, primero, segundo y quinto, un sexto complicado y correoso que en su brusquedad llevaba emoción, quedando tercero y cuarto como los más deslucidos del encierro.
El que abrió plaza fue un novillo que mostró sus mejores cualidades por el pitón derecho en las verónicas de saludo de El Rafi mientras que por el izquierdo se venía un poco por dentro. Digno en cualquier caso el saludo del nimeño en su presentación ante Las Ventas. Cumplió sin más en el caballo dejándose pegar, lo probó Tomás Rufo en un quite por chicuelinas en el que de nuevo se coló por el pitón izquierdo y en banderillas brilló Ángel Gómez con dos buenos pares. En la muleta el novillo mostró nobleza y un punto de clase aunque creo que le faltó empuje y fuerzas. Pulcro y aseado el francés tras un inicio por alto para instrumentar dos buenas series en redondo con temple y mano baja, pero la escasa duración del fuentymbro y que quizás El Rafi acortara pronto las distancias no permitieron que la faena tomara vuelo. Lo pasaporta de una entera algo contraria y la cosa queda en silencio con algunas palmas para el novillo en el arrastre. No lo tuvo fácil ante el cuarto, un ejemplar alto y cuajado, quizás algo basto de hechuras para mi gusto pero que igual que el primero pasaría por toro en muchas plazas. Descompuesto en su embestida, sin humillar, distraído, sin fijeza, pasa sin entregarse en el capote y tampoco se emplea en el caballo, mansea y muestra querencia. En la muleta no mejora sus condiciones, la cara arriba, puntea las telas, desentendido de todo, El Rafi le da la altura que pide, trata de ponerle la muleta por ambos pitones e intenta conducirlo en largo, pero la colaboración del novillo es nula. Disposición es lo único que el francés puede mostrar y de nuevo su actuación es silenciada. Habrá más tardes para verle en Madrid, la de ayer fue un tanto fría y quedan aún en incógnita las cualidades que pueda llevar dentro el nimeño.
El madrileño Fernando Plaza confirmó las sensaciones que dejó en el pasado San Isidro, las de un novillero formado y con muy buenas maneras, firme y solvente, con mucha seguridad. El tercero salió suelto, sin fijeza, con la cara alta, sin entrega en el capote y sin demostrar nada en el peto. Lo probó El Rafi en un quite por chicuelinas y tafalleras vistoso en el que se enceló más y tan solo en los primeros muletazos por estatuarios con los que el madrileño arrancó su faena encontró nobleza y algo de entrega por parte del fuenteymbro. Pronto fue a menos, soso y deslucido, con escaso recorrido y carne de emoción por más ganas que le puso Plaza que a mi modo de ver alargó demasiado un trasteo que decía muy poco, carente de ritmo y continuidad. Pero a un novillero hay que entenderle y comprender que quiere sacar de donde no hay porque su futuro está ahí y no puede dejar pasar ni la mínima oportunidad por lo que no le censuro sus ganas de agradar. El sexto era un tío, otro con hechuras de toro y que además se mostró complicado y peligroso. Correoso y brusco desde salida, arrolló al madrileño con el capote, afortunadamente lo levantó con la pala sin llegar a empitonarlo, pero el susto fue de aúpa. Novillo reservón y probó, miraba y medía en todo momento, se paraba a cada toque de Plaza, calibraba la situación y al pasar soltaba la cara. Bueno, eso cuando pasaba, porque el madrileño aguantó parones y miradas que helaban la sangre, además de tragar tronillazos y arreones por ambos pitones. No le perdió la cara en ningún momento, le puso la muleta adelantada y trató de conducir la embestida en largo y bajando la mano. Enorme la entrega y mayor el mérito ante ese novillo, labor encomiable que en algunos muletazos alcanzó una profundidad que parecía imposible. Faena en la que la emoción residía en un peligro ante el cual Plaza demostró firmeza y mucha seguridad, rematando con unas bernardas ceñidísimas que cortaban la respiración. Para mi, si no se hubiera atascado con la espada habría merecido una oreja, y también creo que Madrid lo pensaba, solo hizo falta escuchar la gran ovación que saludó tras la muerte del sexto. 
Pero la tarde era de Rufo, así debía estar escrito en algún lado. Al talaverano le correspondieron los dos mejores novillos del encierro, especialmente el quinto, bravo, enclasado, con humillación, repetidor y duración. El segundo salir sin fijeza, con movilidad y desplazamiento pero sin entregarse, sin humillar ni lucir en el capote de Rufo. Empuja con codicia en una buena primera vara, en quites asistimos a la sana rivalidad y competencia que parece olvidada con dos quites por gaoneras ceñidísimas, cargadas de emoción, y es en banderillas donde ese extraordinario torero de plata que es Fernando Sánchez le enseña el camino por el pitón izquierdo dejando un par marca de la casa. Hago un inciso para volver a insistir en lo importante que es la labor de los subalternos y en reseñar una vez más la etapa de oro que estamos viviendo en este escalafón llamado de plata repleto de grandes toreros que bregan como los ángeles y banderillean como dioses. Así fue ayer. Creo que nadie daba un duro por ese novillo en la muleta, salvo Tomás Rufo probablemente siguiendo el camino marcado por Fernando Sánchez. ¡Cómo toreó al natural! Una auténtica maravilla, demostrando que aquel mano y aquella mano baja del 18 de julio - bendita fecha - no fue fruto de la casualidad. tandas rotundas, poderosas, templadas, la mano muy baja, sometiendo a un novillo nada fácil y que exigía, toreando despacio, con mucha clase y elegancia, naturales hondos, adornos por bajo repletos de sabor, una trincherilla que era un cartel, torería al natural. también nos lo mostró por el derecho, por ahí no pasaba, cabecea y punta la franela, pero incluso llega a cara algunos derechazos ligados por bajo de mucho valor. Y el final de faena, por fin un final de faena alejado de las manoletinas y bernardinas que parecen obligadas, ayudados por bajo, genuflexo, alargando el viaje para abrochar con un trincherazo monumental y un estoconazo volcándose sobre el morrillo que valieron una oreja de ley. Media puerta abierta y todo pendiente del quinto, un salpicado de preciosa lámina, hechuras para enmarcar, un auténtico toro, con mucho cuajo. Escondió sus virtudes en el capote, la cara alta, bronco en su embestida y sin demasiada movilidad. El galleo por chicuelinas con el que lo llevó al caballo ya presagiaba cosas muy distintas, aparte de inundar de gusto y torería el ruedo de Las Ventas. Ahí fue, en le peto, donde Hechizo, así se llamaba este utrero, destapó su bravura. ¡Cómo se arrancó al caballo de Manuel Sayago! en largo, con extraordinario galope, metiendo la cara abajo y empujando con los riñones. Sensacional y bellísimo tercio de varas que seguro contribuyó a mejorar al novillo de cara a la muleta. ¡Que importante es este tercio y que poco se valora!. Y lo mismo digo de la cuadrilla, con una brega magnífica por parte de Serio Blasco y un tercio de banderillas magistral a cargo de Rafael González y Fernando Sánchez que saludaron desmonterados la gran ovación de una plaza en pie. Si el novillo había enseñado sus magníficas condiciones Rufo no quería ser menos y  abrió de par en par su alma torera para llenar de emoción los corazones de los aficionados. Para mi fue eso, una faena engendrada en el alma y parida por la naturalidad, sin guiones previos, brotando de la imaginación de un joven, casi diría un niño que veía cerca sus sueño. Me hizo vibrar y sentir el toreo como lo han hecho los más grandes, de verdad. Viéndole torear no parecía un novillero que hacía su presentación en Madrid, más bien parecía un matador con años de bagaje. Entendió al novillo a la perfección, le dio distancia para enganchar alante las prontas arrancadas del animal, lo condujo templado, la mano baja, alargando el viaje aprovechando las excelentes cualidades del fuenteymbro, que se venía en largo, que humillaba y repetía con codicia, bravo y noble. Tandas en redondo profundas, toreando encajado, pasándoselo por la cintura, metiendo los riñones, la mano baja, rematando con unos de pecho largos, casi infinitos, a la hombrera contraria, recordando en algunos al maestro José Mari Manzanares. Sabores y aromas a toreo caro en cada pase, más aún por el pitón izquierdo, tandas de naturales hondos, la mano muy baja, la muleta barriendo la arena, muy lentos, erguido, preciosa estampa, y el novillo humilla y repite con bravura. cada muletazo es una pintura, cada serie una galería, la faena un museo del mejor arte, poder, mando, clase gusto, torería en su máxima expresión, también en el andar y la manera de llenar el ruedo, impropio de alguien que a sus 19 años es poco más que un niño . y con tan solo seis novilladas con picadores a sus espaldas. También cierra la faena por bajo, una delicia, despacio, con inmenso gusto, sin prisas para colocar al novillo y entrar a matar con garantías. Y así lo hizo, fulminó al gran novillo de una estocada hundiendo el acero hasta la yema, arriba, de efecto fulminante. Para mi eran dos orejas, y para la gran mayoría también, solo hacía falta ver el mar de pañuelos blancos que cubría los tendidos de Las Ventas y la perseverancia con que se pidieron los dos trofeos. Pero el que ayer calentaba el palco no sé que debió ver para negar la segunda oreja, a lo mejor pesó en su decisión el grito fuera de tiempo y lugar del bobo de la andanada del 8 que tarde tras tarde se empeña en dar la nota, ese que va a la plaza con su grito cansino ya de "se va sin torear". Sí, de verdad, que el mismo bobo lo grita ayer, hace falta ser bruto. Pero el presidente debía ser amigo o familiar para hacerle caso, si no no lo entiendo. Lo único seguro es que Gonzalo J. de Villa Parro volvió a demostrar ayer lo mal aficionado que es. Después de cómo toreó y mató Rufo al quinto, después de lo que nos hizo sentir, negarle a un novillero la segunda oreja es de mal aficionado y de mala persona, negándole un premio merecido que puede lanzar a este joven camino de los contratos y el éxito. No se puede tratar así a estos jóvenes que son el futuro de la Fiesta, hay que tener un mínimo de sensibilidad y de sentido de la justicia, más aún cuando se torea con el alma y se mata con verdad.
Pero nada ni nadie pudo ayer evitar que un joven de Talavera saliera a hombros por la Puerta Grande de madrid, la que lleva directa al cielo del toreo, cumpliendose así su mayor anhelo, el sueño de la realidad.

Antonio Vallejo

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