jueves, 28 de septiembre de 2017

3º de otoño: Veteranos y noveles


Parecía ayer cuando se cerraba San Isidro y las despedidas en el tendido hasta otoño sonaban a un futuro lejano que, sin darnos cuenta, ya ha llegado. Día de reencuentro, de saludos, momentos previos en los que la pregunta y el tema de conversación es único y obligado, ¿qué tal el verano?, y en la respuesta un leve suspiro y una expresión de melancolía que encaja a la perfección en este tiempo de otoño que estrenamos y que supone los últimos coletazos de una temporada más. Por delante solo quedan Zaragoza y Jaén para echar el cierre y hacer las maletas para afrontar la temporada invernal en América, aunque para que eso llegue es cita obligada la Feria de Otoño madrileña, con permiso del San Miguel sevillano, por supuesto. 
Feria de otoño que arrancó el pasado fin de semana con una corrida de rejones y un apasionante desafío ganadero con reses de José Escolar y Ana Romero pero que concentra en estos cinco días que llevan hasta el próximo domingo el grueso de los festejos con carteles que, al menos a mi, me parece que cuentan con gran atractivo para el aficionado.
Carteles como el de la novillada de esta tarde y que, a juzgar por la más de media entrada que ha registrado la plaza, ha generado interés. Novillada de El Ventorrillo a mi modo de ver y entender bien presentada y de buenas hechuras en general, quizás el quinto sea el que menos me ha gustado de presencia, proporcionados, sin exageraciones, agradables de cara, abrochaditos pero muy seria, con varios utreros que en muchas plazas hubieran pasado por toros. otra historia ha sido su juego, desigual, manejables en general, algunos rebrincados y con genio como el cuarto y quinto, con cierto fondo de nobleza, el primero posiblemente el de más clase y calidad pero que, como toda ja corrida, ha adolecido de una falta de fuerzas llamativa. Ante estos ejemplares tres novilleros que encarnan el pasado y el futuro del escalafón: el venezolano Jesús Enrique Colombo, el mexicano Leo Valadez y el madrileño Carlos Ochoa. Tres jóvenes, 20 añitos tienen los tres, pero que están en una etapa muy diferente de sus carreras. Si Colombo y Valadez se encuentran en capilla para tomar la alternativa en Zaragoza, Ochoa hacía su presentación en Las Ventas. Apropiándome de esa parte tan conocida del himno de mi Real Madrid, "veteranos y noveles miran siempre tus laureles con respeto y emoción", creo que representa lo que ha sido la tarde de hoy. Emoción en los que se despiden del escalafón para hacerse matadores y en el que se presenta como novillero en su casa, Madrid. Respeto por la Fiesta y la afición, algo que en mi opinión han demostrado hoy dando todo lo que llevan, sin guardarse nada, incluido un enganchón y un arrimón que les podía haber costado la alternativa a los veteranos y cortar la lesión al novel. Así han mirado a los tendidos de Las Ventas, el Olimpo donde se ganan los laureles del toreo, estos tres jóvenes cargados de ilusión y, por qué no decirlo, de algo más que ganas, entrega y disposición, con buenas maneras y solvencia delante de la cara de los novillos. Porque, al menos así lo he visto yo, han estado por encima de unos lotes que han prestado escasas opciones para el triunfo porque se han venido abajo muy rápido por esa falta de fuerzas a la que ya he aludido, restando emoción y transmisión  a todo lo que han intentado hacer la terna.
Quizás el que me ha dejado la sensación de estar más cuajado y con aires más de matador de toros que de novillero ha sido el venezolano Colombo. Más allá de su demostración de unas facultades físicas portentosas en los tercios de banderillas, los dos últimos pares al cuarto han sido extraordinarios, uno al quiebro por adentro y otro andándole hacia atrás al novillo, clavando con pureza, de poder a poder, en la misma cara, entre los pitones, asomándose al balcón, ha mostrado un sensacional manejo del capote, ¡cómo ha sido el saludo capotero al cuarto por caleserinas!, y una gran solvencia con la muleta, templado, con un inicio de faena al primero cargado de torería, andándole hacia los medios, por bajo, con un gusto exquisito, para luego llevarlo con suavidad por ambos pitones, cuidando la distancia y la altura, sin poder obligarle, sabedor de que a la mínima se le podía venir abajo.   Una pena que este primer novillo, con clase y calidad, haya estado tan justo de fuerzas porque metía la cara y tomaba bien la muleta, pero le faltaba esa chispa necesaria para generar emoción y transmisión. Por cierto, la estocada con la que lo ha pasaportado Colombo ha sido monumental. Ante el cuarto, un utrero sin clase ni entrega alguna, ha estado igual de solvente y seguro con la muleta, y eso que ha iniciado la faena de rodillas en los medios con el riesgo que ello conlleva, sobre todo ante este novillo de embestida incierta y que sabía perfectamente los que tenía delante. Tanto lo sabía que al tercer muletazo le ha enganchado, afortunadamente sin consecuencias, y por poco echa al limbo de los sueños la alternativa del próximo 11 de octubre a manos de Enrique Ponce. Pero eso sí, dice mucho del venezolano, que no ha venido a Madrid a guardarse nada, cuando lo más fácil era aliviarse y excusarse ante las nulas condiciones del de el Ventorrillo. Por cierto, también lo ha matado de un estoconazo recibiendo al segundo encuentro. Más que merecidas las palmas y la ovación que ha recibido hoy en Madrid. 
Mala suerte la del mexicano Valadez en la tarde de hoy. Mala suerte en el segundo, un novillo con buen tranco de salida, que metía la cara en el capote, humillando y que hacía presagiar cosas buenas. Muy bien lo ha toreado Leo Valadez a la verónica, encajado, ganado pasos, refrendando aquel magnífico toreo de capa que descubrimos en Valencia al inicio de temporada aquel frío y lluvioso día de Fallas. Digo que mala suerte porque era un buen novillo, o la menos lo parecía, al que ha iniciado sin probaturas la faena de muleta, citando en largo, con el de Ventorrillo arrancándose pronto, con alegría y buen galopar, bajándole la mano, tanto que ha clavado los pitones en la arena y ha pegado una voltereta completa que lo ha dejado des coordinado para el resto de la faena. No ha habido más, el novillo estaba claramente lesionado, no descordado pero sí descoordinado, inútil para el lucimiento, a pesar de lo que el mexicano lo ha intentado por activa y por pasiva, pero era prácticamente imposible sacar un muletazo limpio. Y mala suerte con el rubricado quinto, un novillo que jamás bajó la cara, sin recorrido, que embistió rebrincado, soltando la cara con peligro, sin clase alguna. bastante ha hecho Valadez con estar delante, ponerse por ambos pitones y conseguir que no le tocara las telas a pesar de los constantes arreones. Por encima del novillo, mostrando también solvencia y seguridad. Solo un debe a su labor, la espada. A ambos novillos los ha matado mal, con una estocada caída, muy caída, al segundo y un bajonazo infame en medio del costado al quinto. Debe mejorar mucho con los aceros de cara a su alternativo del día 10 a manos de su compatriota Joselito Adame. Silencio en ambos más por las escasa cualidades de los novillos que por su labor.
El madrileño Carlos Ochoa ha venido a presentarse a Las Ventas con una maleta cargada de ganas, entrega y disposición, como deben venir los novilleros a la primera plaza del mundo. Luego saldrán mejor o peor las cosas, pero esa actitud es lo mínimo que hay que pedir. Así lo ha demostrado en su turno de quites al quinto con un muy buen quite por caleserinas al que Valadez replicó por lopecinas rescatando esa sana competencia de toda la vida entre toreros y que tantos momentos de emoción, belleza y arte nos ha deparado a lo largo de la historia. Al tercero, un novillo que iba y venía, que tenía movilidad, cierto, pero sin clase ni entrega, soltando la cara a medio muletazo, lo ha llevado templado en todo momento, con limpieza, sin un solo toque a la muleta, algo sumamente complicado dadas las condiciones del utrero. Más no se le puede pedir al madrileño, que ha exprimido lo poco que llevaba dentro el de Ventorrillo y que se ha volcado sobre el morrillo para pasaportarlo de un estoconazo fulminante realmente extraordinario, una estocada de premio por ejecución y colocación. Con el sexto se lució a la verónica con gusto, rematando con una media a un novillo que metía la cara con clase en el capote y que en el caballo empujó con celo y codicia. Prometedor inicio de faena por el pitón derecho, en los medios, citando lejos, en largo, templado, bajando la mano, obligando al novillo, en una tanda ligada de mucha calidad en la que dejó patente su mando y poderío. Pero el de Ventorrillo me ha dado la sensación que se vació en esa primera tanda, porque a partir de ahí se vino abajo estrepitosamente y la faena bajó de nivel, aunque aún quedaron para el recuerdo algunos naturales sueltos metiendo los riñones que permiten hacer soñar con un torero de futuro, matando a este sexto de algo más de media en muy buen sitio suficiente para hacer doblar al animal. Palmas de reconocimiento y ovación resumen la, para mí, buena actuación del madrileño, más allá de las ganas, la entrega y la disposición.
Así que suerte a los tres, a los "veteranos" Colombo y Valadez en su inminente alternativa y al "novel" Ochoa en lo que aún le queda por delante.

Antonio Vallejo



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