lunes, 18 de septiembre de 2017

Juli: Broche de oro en Albacete


Albacete, plaza de segunda pero con carácter de primera, celebra cada año por estas fechas su Feria de la Virgen de los Llanos. Una plaza y una feria que se distingue por su rigor y su seriedad tanto en la confección de los carteles como en el cuidado que se pone a la hora de elegir el ganado que se vaya a lidiar, labor en la que tiene mucho que ver el sensacional trabajo que el maestro Manuel Caballero está realizando para conseguir un resultado tan redondo. Una feria que está ocupando un lugar destacado en el calendario taurino, que va escalando posiciones a pasos agigantados en importancia y relevancia, una feria que nos está acostumbrando cada año que pasa a ver grandes faenas y triunfos rotundos, en definitiva, una feria y una plaza de primer nivel que en esta edición de 2017 no ha defraudado lo más mínimo. Basta apuntar un detalle; ocho puertas grandes a cargo de siete matadores en una semana, un balance muy difícil de igualar: Alejandro Talavante, Paco Ureña, Miguel Ángel Perera, Ginés Marín, Andrés Roca Rey, Rubén Pinar por partida doble y en la tarde de hoy domingo Julian López "El Juli" poniendo el broche de oro a una gran feria que en algunas tardes he tenido la ocasión de disfrutar a través de las retransmisiones de Canal Toros. No han sido muchas, tres en concreto, pero han merecido mucho la pena, como la doble salida a hombros de Perera y Marín el jueves, la buena novillada del miércoles para Diego Carretero, Jesús Enrique Colombo y Marcos, y la corrida de esta tarde que cerraba la feria albaceteña.
Corrida de Daniel Ruíz, procedencia pura Jandilla (Domecq Díez), seria, para mi gusto muy bien presentada, astifina, de buenas hechuras y bastante pareja, con trapío más que de sobra para una plaza de segunda y mayor que el de muchos toros que han saltado en algunas plazas de primera, además de dar un peso medio de 508 Kg, lo que dice mucho a favor de quienes pensamos que trapío y kilos no son sinónimos, sino que los toros tienen que estar bien hechos y entipados, como ha sucedido hoy en Albacete. Terna de auténtico lujo para estoquearla: Julián López "El Juli", Alejandro Talavante y Cayetano. Por tanto, no resulta nada extraño contemplar el sensacional aspecto que presentaban los tendidos de La Chata, llenos a reventar. Y es que está claro que quien siembra, recoge, solo así se entienden los números de Albacete; grandes entradas todos los días porque los toros interesan, vaya si interesan, sobre todo cuando los carteles se construyen bien.
Eso que la tarde no arrancó de manera esperanzadora. Pocas opciones de lucimiento para Juli en el primero, un toro que es cierto que metía la cara, que humillaba, que iba y venía, pero lo hacía sin gracia, sin emoción ni transmisión, cualidades a las que sumaba escaso fondo, corto recorrido, que reponía,  y un carácter gazapón y andarín ante el que Juli tenía que perderle varios pasos al finalizar los muletazos, incluso hacía hilo con el madrileño con intenciones de herir. Pero enfrente tenía a un maestro que ha estado muy por encima, dejando patente una vez más su impresionante técnica, haciendo lo que necesitaba el de Daniel Ruíz, dándole lo que pedía, consintiéndole, para luego obligarle y someterle con ese mando que Juli atesora. Solo así creo que es posible entender que sacara los lances que ha sacado, exprimiendo al máximo lo poco que llevaba dentro el de Daniel Ruiz y al que mató de una buena estocada. 
No mejoraron las cosas en el segundo, nulo para el lucimiento, con la cara arriba desde salida, que no es que no haya humillado, ni siquiera ha echo amago de ello. Alejandro Talavante lo ha tratado de conducir con suavidad, a media altura, sin someterle, pero cualquier cosa resultaba imposible ante un toro de embestida descompuesta, que se defendía soltando la cara. Para mi lo mejor que ha hecho es abreviar ahorrándonos pases y minutos sin sentido que se veía a leguas que no llevaban a ningún sitio.
Por suerte el devenir de la tarde ha cambiado a partir del tercer toro, con Cayetano sensacional con el capote, dando un paso adelante, derrochando raza, garra, ganas, entrega y disposición. A Cayetano le podrán criticar lo que quieran, le pueden decir que tiene carencias (¿y quién no las tiene?), pero lo que nadie puede negar es que es un torero que engancha, que tiene imán para la afición, que emociona y transmite. Así ha sido con las chicuelinas al paso, preciosas, que han puesto en pie a los tendidos, y así ha sido también con el inicio de faena arrebatado, de rodillas, dándole el pecho al toro, llevándolo sometido por bajo y alargando el viaje del de Daniel Ruiz, un toro de comportamiento realmente desconcertante y cambiante, que tan pronto soltaba la cara y punteaba los engaños como en la siguiente serie humillaba y tomaba la muleta con clase y nobleza, incluso con dulzura. Lo único claro de este tercero ha sido su falta de motor, se ha vaciado en los primeros muletazos y se ha acabado demasiado rápido. Respecto a Cayetano, sinceramente creo que ha estado por encima, templado, tratando de calmar las brusquedades del toro cuando soltaba la cara y poniéndole la muleta en la cara, conduciendo la embestida con suavidad y la mano baja en las fases en las que el toro humillaba y repetía, demostrando una vez más que el momento que atraviesa y sus triunfos a lo largo de la temporada no son casualidad.
Sin duda el momento cumbre de la tarde ha llegado en el cuarto, un gran toro de Daniel Ruíz que además ha caído en manos de Juli. No es que de salida apuntara grandes cosas, todo lo contrario, echaba las manos por delante y en el capote su embestida ha sido francamente incierta, aunque movilidad sí que ha mostrado desde salida, cualidad que ha desarrollado en el tercio de banderillas mejorando claramente su comportamiento. Así ha llegado a la muleta de un portentoso Juli, ¡de qué manera ha iniciado la faena!, un auténtico mago que ha hipnotizado al toro con una infinita suavidad, poniéndole la muleta en la cara, enseñándosela, cuidando la altura, la distancia y la velocidad, un temple pasmoso, mostrándole el camino que tenía que seguir, la forma de embestir y el lugar por donde tenía que pasar, para poco a poco ir bajando la mano y someter al de Daniel Ruíz con el mando y el poderío habitual del madrileño. Faena construida desde el temple, la colocación, un enorme conocimiento de los terrenos y un dominio de la técnica de este arte que es la Tauromaquia que ha llevado a series rotundas por ambos pitones, muletazos largos y profundos, sometiendo mucho por bajo, con el compás abierto, esa figura habitual en Juli, corriendo la mano con extrema largura en cada lance. Sencillamente enorme Juli, que ha pasaportado a este gran cuarto con un espadazo fulminante que he hecho rodar al toro sin puntilla. Dos orejas sin discusión y otra puerta grande más que sumar a las muchas que lleva el madrileño, la anterior hace una semana en la grotesca de Arles para no ir más lejos.
El quinto, probablemente el de peores hechuras y menor trapío de la corrida,  también ha resultado un buen toro, aunque tampoco de salida haya apuntado cosas buenas. Se frenaba en el capote de Talavante, sin humillar, con la cara arriba, igual que en el caballo, defendiéndose, haciendo sonar el estribo y huyendo en cuanto sentía el hierro. Igual que el anterior ha mejorado su comportamiento y ha ido a más en banderillas, lo que ha visto claro el extremeño que se disponía a brindar, momento en el que el toro se le ha arrancado y Talavante nos ha deleitado en un improvisado prólogo de faena con ayudados por bajo de inmensa torería, con la montera en la mano, rematando con un trincherazo maravilloso para posteriormente brindar al público. Esa es la tauromaquia de Talavante, basada en la inspiración y la improvisación, dejando que el arte fluya y se exprese en cada muletazo con una belleza suprema. Pero en la tarde de hoy no solo ha habido inspiración sino que el extremeño ha sabido aplicar enormes dosis de técnica para someter al de Daniel Ruiz y sacar todo el partido a las cualidades que guardaba en su  interior. Series por ambos pitones enroscándose al toro a la cintura, cargadas de emoción y transmisión que han calado en los tendidos, llevando al toro cosido a la muleta, sin un toque, a lo que sumar un magnífico sentido de la medida de duración de la faena, al menos a mi modo de ver, sin alargar en exceso  Manoletinas finales ajustadas mirando al tendido y estocada casi entera caída que ha recibido ovación como premio tras petición insuficiente, a mi modo de ver poco comprensible y, sinceramente, pienso que su labor merecía más premio. Voy a dar por hecho que la petición ha sido minoritaria, es posible, yo tengo dudas, pero por televisión no se ve igual ni se puede tener una idea global de la plaza. En cualquier caso, ¿por qué no se ha pedido la vuelta al ruedo?. Para mi ese hubiera sido el premio justo, pero vivimos tiempos en los que la vuelta al ruedo parece un pecado, cuando toda la vida ha sido algo más que reseñable, una lástima que esas costumbres caigan en el olvido.
A por todas ha salido Cayetano ante el sexto, una larga cambiada de rodillas y verónicas suaves que arranca los olés ganando terreno para rematar con una buena media en los medios. Toro con movilidad y cierto recorrido pero que no iba sobrado de clase ni calidad, que no humillaba y soltaba la cara al final del muletazo, deslucido y sin emoción, al que Cayetano ha tratado de cuidar al máximo, templando la embestida, llevándolo con suavidad, a media altura, sin obligarle, para que no toque las telas, haciendo bien las cosas, con técnica, pero sin que la faena llegara a romper por las escasa cualidades del de Daniel Ruíz. Silencio en la despedida de este madrileño que iba a Albacete dispuesto a salir como lo ha hecho Juli, el otro madrileño, a hombros por la puerta grande de esa coqueta plaza que es La Chata.
Despedimos así a Albacete, también dice adiós Salamanca, hace unos días Valladolid, anuncio del final de la temporada. Por delante el San Mateo de Logroño, el San Miguel de Sevilla y el otoño madrileño como platos fuertes antes de encarar la última gran feria del año, la del Pilar en Zaragoza, argumentos más que de sobra para seguir soñando con grandes toros y faenas redondas en este tiempo tan dado a la melancolía que es el otoño.

Antonio Vallejo

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