Para todos esos que andan por ahí calificándose como antitaurinos, para toda esa colección de ignorantes a los que los que realmente les mueven motivaciones políticas nacidas del odio a España y todo lo que eso signifique, sus tradiciones, sus símbolos, su identidad, para todas esa colección de mangantes que para ser progres y muy rojos queman nuestra bandera, pitan e insultan al himno y, por supuesto, quieren prohibir los toros porque les suenan a muy español, que lo son, por cierto, aunque les jo..fastidie, para toda esa minoría que ante su falta de argumentos y razones solo busca imponer su odio y su rencor va dirigida esta entrada. Porque esos antis, en su supina ignorancia, desconocen lo que es el toreo, no tienen ni idea, mezclan churras con merinas y claro, acaban haciendo el ridículo más espantoso en cuanto cualquier taurino les damos un mínimo argumento. Desconocen lo que tantas y tantas veces hemos comentado, que el toreo es una lucha de igual a igual entre el toro bravo, un animal cuyo único sentido es la lucha, un animal en cuya genética solo tiene cabida el vencer o morir, y el hombre, armado con una tela, sin más armadura que su cuerpo, con el añadido de que de esa lucha nace arte, emana belleza y genera un caudal de sentimientos, emociones y pasiones difíciles de describir. Una lucha en la que su más soñado fin es el regreso del toro con vida al campo donde durante cuatro o cinco años ha sido criado, cuidado, mimado y querido como ningún ser en este mundo, un premio que el animal se gana por su bravura, su clase y su nobleza, algo en las antípodas de la imagen de crueles y miserables que esos antis quieren difundir de la Fiesta, aunque no nos engañemos, en esa lucha de igual a igual uno de los dos tiene que morir. ¿Barbarie?, no, en absoluto, respeto al toro bravo y su naturaleza, respeto desde que nace en la ganadería hasta que muere en la plaza, y gracias a ese respeto profundo y absoluto el toro bravo como especie sobrevive en la actualidad. De no ser así esa especie habría desaparecido hace mucho tiempo, siglos me atrevería a decir. Lo que les pasa a esos antis es que ni oyen, ni escuchan, ni ven, ni tiene capacidad de entender cegados por un odio visceral a todo lo que suene a España, ese es su problema.
Todo esto viene al caso de la dramática cornada que Paco Ureña sufrió ayer en Albacete. Una vez más me ha asqueado leer cantidad de mensajes en diferentes redes sociales riéndose del maestro murciano, deseándole la muerte, a él y a todos los taurinos, mensajes vomitivos, repugnantes. Hace mucho que dejé de enfangarme y de responder a esos individuos cobardes que siempre se esconden bajo seudónimos y nombres falsos, me dan igual, es más, ni siquiera les deseo la muerte, como hacen ellos. La muerte es algo muy digno y muy grande, es el paso de esta vida en la tierra que Dios nos ha dado hacia la otra vida, la eterna, junto a El. Todos esos seres repugnantes no se merecen tal gracia, allá se las apañen con su odio.
Esos cobardes ignorantes son incapaces de ver todo lo que ayer y hoy ha pasado en los ruedos de España, son incapaces de reconocer una vez más la verdad del toreo, las dos caras de la Fiesta, el triunfo y el dolor. Si el jueves hablaba de una tarde maravillosa para soñar el toreo con Ponce, Juli y Roca Rey, si también Ferrera y Rubén Pinar desataron la pasión del toreo, si hoy mismo Ponce ha indultado un toro en Nimes y Ferrera a ser otro en La Glorieta de Salamanca, si López Chaves celebra sus veinte años de alternativa abriendo la puerta grande de su tierra, Salamanca, si Toñete ha tomado hoy la alternativa en Nimes cortando tres orejas y saliendo a hombros por la Puerta de los Cónsules del coliseo francés, si hablamos tantas veces de la cara triunfal del toreo, hoy hay que hablar de la cara amarga, de esa que los antis quieren esconder y que para ellos tan solo es motivo de burla y escarnio. Hoy tengo que hablar, por ejemplo, del torero de plata Vicente Varela, en estado muy grave tras ser herido en Jaén por un toro de Partido de Resina que le ha corneado en el muslo con importantes daños musculares y grave afectación de la vena femoral, del novillero Diego San Román en Nimes, otra cornada grave de dos trayectorias de 30 y 40 cm en el muslo, del también novillero mexicano José Sainz corneado en la plaza Arroyo en México mientras toreaba a puerta cerrada, o de Pablo Atienda cogido en la localidad madrileña de Villa del Prado, o de Thomas Joubert que ha vuelto a nacer tras su gravísima cogida el 2 de septiembre en Bayona, del rejoneador Emiliano Gamero herido por un novillo de Luis Albarrán en Los Yébenes al caer de su cabalgadura, o del picador José Quinta que va a las órdenes de Morenito de Aranda y que tiene un fractura vertebral al hacer del caballo durante el tercio de varas, y también del joven novillero Abel Robles que se recupera de un ictus sufrido este pasado jueves. Todo esto forma parte del toreo, es la verdad de nuestra Fiesta, lo saben esos superhombres que son los toreros, quienes cada tarde se visten de luces y se juegan la vida para crear arte. Es eso, nada más, ¡y nada menos!, verdad y pureza, realidad y crudeza, aunque gracias a Dios prácticamente siempre vemos la cara alegre, la del triunfo.
Quizás por ser una figura del toreo, un hombre con mucho cartel en casi todas las plazas, la cornada de Paco Ureña ayer viernes en Albacete ha hacho que toda esa serie de percances graves sucedidos en tan corto espacio de tiempo salgan a la luz. No, los antis no tiene ni idea de todo esto, solo están preocupados en derramar bilis y escribir basura por las redes sociales. Recibía el murciano de capote al cuarto de la tarde, un toro de Alcurrucén enorme, 622 Kg, abierto de cara y astifino, que se movía y metía la cara con clase. Verónicas templadas, acompasadas, con enorme clase y gusto, estaba bordando los lances, sensacional, entre olés, Ureña hunde el mentón y se abandona al toreo en una verónica en la que el Alcurrucén suelta la cara y aparentemente golpea al maestro a la altura del ojo izquierdo. Viendo la corrida por televisión, igual que debió ser en la plaza, todo es confuso, en un segundo los párpados tiene un gran hematoma que le impide abrir el ojo, los médicos le examinan en le callejón, se le aconseja que pase a la enfermería y sea explorado, Ureña se niega, dice que sigue toreando y así es. Tras el tercio de varas y banderillas que dirige su cuadrilla toma la muleta y completa la faena, ¡y mata al toro!. Da igual como fueron los muletazos, a quien le importa, algunos fueron sensacionales, por cierto. Lo que hay que valorar son otras cosas. Primero, su valor y su capacidad de sufrimiento, porque más allá de lo que luego hemos sabido, ya solo un golpe a la altura del pómulo, del párpado o del ojo de una bicho de 622 Kg es más que suficiente para no salir y ponerse delante de él. Segundo su vergüenza torera y su responsabilidad profesional, hay que tenerlos muy bien puestos para hacer lo que hizo. Y tercero, también creo que debemos empezar a pensar que estos superhombres ya se juegan bastante el físico y la vida como para que cuando sufran una cogida se les insista o incluso se les obligue a pasar a la enfermería y si posteriormente están en condiciones de continuar lo hagan. Lo digo porque he seguido con sumo interés la poca información que hasta el momento he encontrado sobre el estado de Paco Ureña. Lo que en un principio no se sabía si era un golpe, una herida en el pómulo o en el párpado, quizás una fractura se pensó en un primer momento, posteriormente se ha conocido que era una importante afectación del globo ocular. Hay escasísima información, repito. Lo que he leído es que tuvo una "rotura" del globo ocular y que la visión puede quedar muy afectada. Un trauma ocular puede conllevar desde una inflamación o una conmoción retiniana hasta un desprendimiento de retina si no es perforante, una perforación cornea o escleral si lo es y por supuesto el estallido del globo ocular. No hay duda que una perforación es grave y que deja secuelas visuales mayores o menores según la localización y la magnitud, pero si como en algún medio he leído lo que ha ocurrido es un estallido del globo ocular estamos hablando ya incluso de lo que conocemos por una evisceración con la consecuente pérdida funcional del ojo. No sé si esos diez minutos toreando variarán el pronóstico de su lesión ocular, pero en mi opinión no debía haber seguido toreando sea la que sea, para nada le ha beneficiado y, aunque me descubra ante su decisión y su actitud, la salud es lo primero, ya ha demostrado con creces su valor a lo largo de tantos años.
Las noticias no son desde luego esperanzadoras y parece que van por el supuesto más grave. Dios quiera que no sea así y que el maestro Ureña pueda recuperarse y pronto le veamos vestido de luces haciéndonos disfrutar de su toreo. Sí, antis, disfrutar del toreo, de un arte de siglos, de nuestras raíces y nuestras tradiciones, eso que odian y que desconocen. Disfrutar de una Fiesta que se basa en la alegría y no en la crueldad, una Fiesta que salva de la desaparición a una especie, eso es ecologismo y no lo vuestro, una Fiesta en la que el dolor y la muerte del hombre están presentes cada día, como vimos ayer, como vimos con Víctor Barrio, con Fandiño y con tantos y tantos maestros que a lo largo de la historia entregaron su vida delante de un toro, una Fiesta única que solo tiene verdad: el triunfo y el drama.
Antonio Vallejo
P.D: Estas líneas solo quiero que sirvan de homenaje a todos y cada uno de los hombres que cada tarde hacen posible que el sueño del toreo se haga real y desde ellas quiero transmitir a todos ellos mi ánimo, mi apoyo y mi reconocimiento en estos momentos duros que viven. ¡Viva el toreo!
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