martes, 20 de agosto de 2019

Luis David pone caro Bilbao


Así es, Luis David ha puesto precio a la exigencia de Bilbao, y lo ha hecho a base de entrega y valor ante una corrida de Torrestrella magnífica de presentación e imponente de presencia y seriedad - sobran las palabras ante la imagen que les muestro - que tuvo como condiciones positivas la prontitud y la movilidad pero que por contra pecó de falta de humillación y de fijeza en los vuelos, una corrida con emoción y mucho que torear, de las que, como suele decirse, piden le carnet de torero. Más o menos lo mismo que la del domingo, una corrida de Victorino Martín,dura, correosa, exigente, con sentido y muchas complicaciones en una tarde gris y lluviosa que motivó que los tendidos de Vista Alegre presentaron el triste aspecto que vi a través de la retransmisión de Canal Toros. Un aspecto que ayer, además de triste, caminó hacia lo preocupante. Durante muchos años he ido a Vista Alegre para disfrutar de las Corridas Generales, durante años he visto unos tendidos que, si no estaban llenos uno y otro día, presentaban una magnífico aspecto, con independencia del tiempo. Bilbao es una ciudad acostumbrada a la lluvia y allí es difícil que los hábitos cambien porque caigan unas gotas. Es más, he visto echar para delante corridas que en tras plazas se hubieran suspendido claramente, entre otras cosas porque la capacidad de drenaje del coso bilbaíno es impresionante. Por eso me ha extrañado tan pobrísima entrada. Espero que hoy, con la corrida de Zalduendo para Enrique Ponce, Diego Urdiales y Ginés Marín la plaza se llena o esté al borde del "no hay billetes". Lo veré en un par de horas y se lo contaré... pues no lo sé, porque el verano tiene sus cosas, y una de ellas, al menos en este remanso de paz y oasis de buen vivir que es Sotogrande, no hay ni horarios ni planes establecidos, todo surge y cambia en un minuto y tengo que buscar los huecos  para escribir en cualquier momento, véase esta hora de la siesta, tan española como los toros.
Ayer Luis David dio una lección de entrega y firmeza ante dos toros exigentes, más enclasado, con humillación y exigente el tercero y mucho más complicado y peligroso el sexto, soltando la cara y sin  entrega. A los dos les hizo todo bien, les plantó cara, les puso la muleta, los llevó en largo, siempre conduciendo la embestida por bajo, o al menos lo más bajo que se dejaron los torrestrellas, aguantó derrotes y la brusquedad de unas acometidas de un lote con mucha movilidad y boyantía que taparon sus defectos. Siempre en el sitio, toreó por ambos pitones sacando series de mucho mérito, ligadas con clase cuando se dejaron llevar por abajo, perdiendo un paso cuando cortaban el viaje y soltaban la cara, echando la moneda en cada pase, atacando al toro, tirando de ellos, queriéndolo todo, dándolo todo,sin dejarse nada atrás, como demostró al entrar a matar al tercero, volcándose, recto, saliendo del embroque con un puntazo en la mejilla tras pinchar, dejando un estoconazo brutal en todo lo alto las segundo intento, y jugándose el físico al matar al sexto para dejar una entera desprendida que no fue obstáculo para que se pidiera con fuerza una oreja, igual que se pidió al tercero aunque hubiera pinchado, que al palco concedió en ambos casos. también se pidió la segunda con le último de la corrida, pero creo que el presidente anduvo muy acerado al no concederla. Muy bien por la afición que ayer se dio cita en Vista Alegre, que valoró como creo que merecía la honradez, la verdad, la entrega y el valor del hidrocálido, sin importarle que pinchara o que la espada cayera unos centímetros. y así demostró su sensibilidad y capacidad para reconocer todo lo bueno cuanto hizo Luis David.
El valenciano Román se mostró ayer totalmente recuperado de la terrible cornada del pasado San Isidro y estuvo realmente seguro y firme ante un lote de mucha exigencia que se movió mucho, que pasaba pero sin entrega ni encelarse en los vuelos. Muy serio Román, poniéndoles la muleta, tirando de los toros, jugando con la altura y la distancia para tapar el defecto de la falta de humillación, tragando también mucha quina con los derrotes y los arreones de ambos torrestrella para acabar dibujando series de mucho mérito a base de temple y mando. Dio una vuelta al ruedo tras matar al cuarto que debió haber sido con una oreja en su mano porque petición hubo más que de sobra, pero que el palco negó no sé con que criterio, a lo mejor el señor presidente no se ha enterado que le reglamento dice que hay concederla cuando la mayoría de los asistentes la pidan con sus pañuelos. Sí, la mayoría de asistentes, no los asientos vacíos, esos no cuentan, señor presidente. Es la única manera que encuentro para explicar la negativa, que contabilizara los dos tercio de asientos vacío como que no pedían la oreja. En fin, que no hay remedio, que por mucho que hagamos al final llega un señor al palco encantado de conocerse y hace lo que le place con tal de dar la nota.
Álvaro Lorenzo se llevó el peor lote de la tarde, un segundo soso y deslucido al que condujo con exquisita suavidad, mostrando unas maneras y una técnica más propia de un matador de años de alternativa que de un joven que está aún en los albores de su carrera y que entendió a la perfección al descastado, descompuesto y falto de tiro quinto. Todo lo hizo bien el toledano, buscando la colocación, llevando muy templada la deslucida embestida de ambos toros, buscando la largura y el toreo por bajo, pero la escasa condición de ambos animales impidiera que las faenas despegaran y llegaran arriba. Pero repito, todo lo hizo con suma facilidad y una capacidad lidiadora extraordinaria. Más no se le pudo pedir.
Todo esto fue ayer lunes, pero el domingo tuve la ocasión de vivir a través de Canal Toros una tarde de muchas emociones con la despedida del El Cid de esa plaza bilbaína que tanto le ha querido a lo largo de su dilatada carrera. Un aurresku de honor recibió al de Salteras tras romperse el paseíllo viéndose obligado a saludar desde los medios la atronadora ovación que los escasos aficionados que acudieron a Vista Alegre le tributaron en el día de sus adiós. Emoción incontenida en la cara del sevillano que respondió a los aficionados de la mejor manera posible, toreando como los ángeles, especialmente con esa zurda prodigiosa sobre la que creció su leyenda. Fue en una imponente corrida de Victorino Martín, de una serieedad y una presencia muy difícil de igualar y con mucho carácter, mucho sentido traído de casa y todo el que desarrollaron, con el comportamiento y las complicaciones propias de los albaserradas, reponiendo, revolviéndose, buscando los tobillos, sin permitir el mínimo fallo ni el mínimo descuido, pero a los que cuando se les llevó templados y por bajo permitieron ese toreo intenso y profundo que llega hasta lo más profundo del sentimiento y desata sin freno todas las pasiones y emociones toreras. El segundo fue el típico toro de Victorino, con mucho carácter y mucho que torear, que humilló y transmitió en las verónicas de recibo pero que en la muleta exigió mucho mando, colocación y temple. Por el pitón izquierdo compuso series de mucha importancia al natural, llevándolo largo y la mano muy baja, poderoso, que arrebataron a los aficionados bilbaínos. y cuando por el pitón derecho tuvo que fajarse ante la reposición del victorino no le perdió la cara y le dejó claro que el que mandaba era El Cid, plantándole batalla con la muleta adelantada para perderle un pasito y seguir colocado frente a la siguiente acometida, más que embestida. El quinto fue especialmente duro y complicada, no concedía nada, buscaba los tobillos con muy mala leche y sabe lo que se dejaba detrás en todo momento. Tiró de veteranía y oficio Manuel Jesús, muleta retrasada, jugándose los muslos, pero haciéndole pasar aunque fuera a regañadientes. Importante tarde del sevillano que culminó con una oreja cortada al segundo tras una entera desprendida y una ovación con saludos al quinto en reconocimiento a su actitud de entrega y disposición además de toda la verdad que puso sobre la gris arena bilbaína. 
Emilio de Justo también cortó una oreja al tercero, un toro con todo el sentido de mundo y muchas complicaciones, vamos, un cabronazo, con perdón, que medía y probaba en cada pase. Firmeza y disposición fueron las armas del extremeño para someter al Victorino, preiemor consintiéndole, dándole las ventajas de la altura y las distancias y que así se confiara para acabar pudiéndole por abajo, metiéndole en los vuelos y cuajando sensacionales tandas de redondos y naturales profundas y llenas de emoción, llegando incluso a gustarse y a relajarse hacia el final de faena, pero ya se sabe como se las gastan los albaserradas, a la mínima te buscan y te encuentran. Así fue y volteó a Emilio de Justo que se repuso para pasaportarlo con un pinchazo y una entera fulminante que le valieron una oreja de ley y mucho peso tras resultar corneado en la oreja y una fuerte contusión en la espalda que le obligaron a pasar a la enfermería sin poder regresar para matar al sexto.
Curro Díaz tuvo que lidiar su lote y el sexto que no pudo matar Emilio de Justo. Y menudas joyas le cayeron en suerte. Su lote no tenía por donde agarrarlo, sin recorrido, reponiendo, soltando la cara, muy peligrosos. En ambos toros tiró de veteranía, supo como paladear las faenas, nada de florituras, mucho mando y sometimiento, doblándose por bajo y con muchos pies. Solo así se podían dominar las constantes acometidas de los victorinos, alimañas puras y duras, llegando incluso a sacar algunos muletazos por el pitón derecho templados y con cierta profundidad de inmenso mérito. Para mi tuvo una importante actuación ante sus dos toros, lejos del pellizco que genera su toreo pero que demostró que los artistas los tiene muy bien puestos y saben estar a las duras y a las maduras. También tuvo que matar al sexto, otro auténtico bicho, que no pasaba, reservón, soltando la cara, al que le robó los muletazos de uno en uno a base de firmeza y un par, echándole la muleta a la cara, aguantando los tornillazos con temple y obligándole a pasar por abajo. Irreprochable la actuación del jienense que mató de una soberbia estocada que fulminó al victorino y que fue premiada por una ovación del escaso tercio de plaza que el domingo se dio cita en Vista Alegre a la que Curro respondió desde el tercio.
Llevamos dos tardes de a pie, dos corridas en las que el toro que ha salido ha sido el de Bilbao, impecable de presentación, imponente de presencia y con una seriedad de diez, dos corridas en las que los seis matadores que han actuado han estado francamente bien pero dos corridas en las que ha habido un lunar muy negor, la pobrísima asistencia de aficionados. Espero y confío que la presencia de Enrique Ponce con toros de Zalduendo en escasos minutos de un vuelco radical a esa preocupante situación y los tendidos bilbaínos luzcan esplendorosos.
Lo veré en unos minutos por televisión y se lo contaré... cuando los quehaceres veraniegos me den un respiro. Un saludo y feliz verano, amigos.

Antonio Vallejo

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