jueves, 22 de agosto de 2019

Manzanares, elegancia y poder, Juli, mando supremo en Bilbao


Salió el sol en Bilbao para animar al público a acudir a Vista Alegre para ver una corrida de toros de lujo, un cartel de máxima categoría con Antonio Ferrera, Julián López "El Juli" y José María Manzanares frente a toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Los dos tercios de plaza son una señal de mejoría en la preocupante salud del coso bilbaíno, tan escasamente asistido los días precedentes. Este fue uno de los aspectos positivos de los muchos que tuvo la tarde de ayer, una gran tarde de toros, pero que contó con tres aspectos que no fueron tan positivos. Primero, Victoriano Del Río y Toros de Cortés, aunque pertenecen al mismo propietario y pastan ambos en la madrileña localidad de Guadalix de la Sierra, son dos hierros distintos y cada uno tiene su divisa, amarilla y negra los de Victoriano y pajiza y encarnada los de Cortés. No puede ser que el tercero y quinto toro, pertenecientes al hierro de Toros de Cortés saltaran ayer con la divisa de Victoriano del Río, no, no y no, error imperdonable para una plaza de primerísima categoría como es Bilbao. Segundo, es lamentable e inadmisible que durante prácticamente toda la corrida un señor se pasara recorriendo el callejón a sus anchas saludando a todos cuantos por allí merodeaban, charlando con unos y con otros. Entiendo que debía ser alguien muy conocido y muy querido por allí, porque de no ser así era un total desconocedor de las normas de comportamiento en el callejón, además de mal aficionado. No entiendo que los alguacilillos le llamaran la atención en toda la tarde, vergonzoso para una plaza que siempre ha llevado la seriedad y el rigor por bandera. Y tercero, no entiendo que la afición bilbaína no siguiera pidiendo con fuerza la segunda oreja para José Mari Manzanares tras matar al sexto con un volapié antológico tras una faena antológica por mucho que el usía hubiera sacado el pañuelo azul para premiar al toro con la vuelta al ruedo. Me da la impresión que la jugada del palco retrasando el primer pañuelo y sacando el azul de manera inmediata confundió a los tendidos que pensaron que había sacado también el de la segunda oreja. Un fallo y una falta de atención que para mi supone una injusticia para Manzanares, quien debió haber desorejado a Ruiseñor, bravo y encastado toro de Victoriano del Río.
Pero dicho esto, la tarde fue memorable, comenzando por los toros y siguiendo por la terna, superlativa, cada uno en su estilo. Corrida excelente de presentación, hechuras, seriedad y presencia, una corrida proporcionada, de extraordinario trapío, muy pareja y sin ningún tipo de exageraciones. Los seis eran toros de Bilbao, como suele decirse, que además tuvo nobleza y bravura, con un tercero de inmensa clase, segundo y quinto encastados y exigentes, manso pero a más para acabar entregado el quinto, noble pero falto de entrega el primero y con mucha guasa el cuarto, complicado. Nadie pudo aburrirse ayer, imposible.

Antonio Ferrera lidió el lote con menos posibilidades de la corrida. Al primero, un toro de preciosa lámina y excelentes hechuras que metía bien la cara pero que mostraba escaso recorrido, lo recibió por verónicas. Un par de ellas tuvieron un gusto sensacional, pero la falta de entrega del animal deslució el saludo capotero. En banderillas Montoliú dejó dos buenos pares, especialmente el tercero, y Fernando Sánchez puso a la plaza en pie con un magnífico par con su estilo habitual, andando con torería, cuadrando en la cara y dejando los palos reunidos para salir con una suficiencia insultante. Tuvo nobleza y un punto de clase este primero en la muleta pero le faltaba recorrido, se quedaba abajo y punteaba las telas. Muy firme y solvente Ferrera, faena seria, de torero cargado de veteranía, faena para aficionados, para ver como hay que estar ante un toro carente de entrega. Mata de entera al segundo intento y la afición bilbaína reconoce su buen hacer con una ovación que el balear saluda desde el callejón. El cuarto, estrecho de sienes, vuelto de pitones y muy astifino, tremendamente serio, muy en el tipo de la casa, salió con las manos por delante y con tendencia a llevar la cara alta. Poco lucido en el capote, lo mejor fue, sin duda, la media con la que remató el saludo, repleta de sabor. Extraordinario fue el tercio de varas a cargo de Antonio Prieto, dos puyazos delanteros perfectamente agarrados, midiendo el castigo a al perfección y con el toro empujando con los riñones en el peto y la cara abajo. Grandísima ovación para el varilarguero en su abandono del ruedo. De nuevo Fernando Sánchez nos hizo vibrar con otro extraordinario par dejándose llegar al toro para asomarse al balcón y dejar los garapullos con maestría absoluta, esta vez acompañado de Javier Valdeoro que colocó dos excelentes pares con mucha exposición. Ambos banderilleros saludaron desmonterados otra gran ovación. Muletazos de tanteo de Antonio Ferrera buscando los terrenos donde menos molestara el viento para componer una primera buena tanda en redondo con temple y mano baja, ligada con el gusto y la clase que el balear imprime a su toreo. Toro con movilidad y encastado, exigente, con transmisión, que pide mando y sometimiento, al que en las primeras tandas le tiene que perder un paso para poder ligar pero al que acaba sometiendo en una sensacional serie en redondo muy templada y ligada por bajo. Por el pitón izquierdo protesta y se queda más corto. Enorme firmeza de Ferrera aguantando los derrotes del toro, poniéndole la muleta en la cara para llevarlo tapadito y poder sacar algunos naturales de mérito. Vuelve al pitón derecho pero el de Victoriano del Río va a menos, se queda cada vez más corto y suelta la cara con peligro, derrotes secos, tornillazos ante los que la firmeza y capacidad lidiadora del balear consiguen dominar para rematar la faena con una serie de derechazos sin la ayuda que en esta etapa de dorada madurez nos deleita tantas tardes. Complicado a la hora de matar, echaba la cara arriba, le cortaba el paso a Ferrera y le tapaba la salida, incluso recibió dos varetazos en la mano y en el pecho pero colocó la espada con facilidad y el entendido público bilbaíno premió con palmas la firmeza y capacidad del maestro.

Juli no es tan solo una gran figura del toreo, es mucho más, es un torero de época, una auténtica leyenda viva, uno de los que ocuparán puestos de privilegio en la historia de la Tauromaquia. Ayer volvió a demostrar su inmensa capacidad lidiadora, su técnica descomunal, su conocimiento sin fin del toro y los terrenos además de una clase y un reposo fuera de serie. El segundo, serio, proporcionado y de magníficas hechuras, como toda la corrida, repito, saltó al ruedo distraído, sin fijeza, suelto, sin permitir lucir al madrileño su excelente toreo de capa. Tan solo la media de remate tuvo enjundia. Le cuida en el caballo, dos puyazos tan solo señalados, en los que el toro metió bien la cara y se empleó. Buen tercio de banderillas a cargo de Álvaro Montes y José Núñez "El Pilo", con oficio y habilidad en el que el de Toros de Cortés mostró buen tranco y fijeza, contrastando con su comportamiento de salida. En los primeros compases de faena mostró prontitud y movilidad, muletazos de tanteo por bajo que el toro toma con celo pararematar con un precioso pase de desdén. Técnica, temple y poderío en la muleta de Juli desde la primera tanda en redondo, la mano baja, llevándolo con suavidad, muy relajado el maestro, desmayando la figura, por momentos abandonado, mando y clase, sometimiento y gusto en la muleta de Juli que culmina con un cambio de mano sublime y dos naturales desmayados de escándalo que ponen en pie a los aficionados. Toro con mucha clase al que Juli supo medir perfectamente en la distancia y la altura para componer series magistrales por ambos pitones, echando la muleta alante, tirando del toro con suavidad, ligadas con la mano muy baja, todo con naturalidad, un privilegio para los sentidos, y la plaza rendida al maestro de Velilla. El toro acaba por rajarse ante el brutal poderío de Juli, se va hacia tablas y allí remata la faena con cuatro pases clavado al suelo cambiándose la muleta de mano para pasarse al animal por ambos pitones en un arrimón de verdad. Lástima del primer pinchazo y que el estoconazo que dejó a la segunda no hicieran doblar al toro precisando de dos descabellos que esfumaron una oreja que estoy seguro hubiera ido al esportón del maestro por su sensacional faena. El quinto, imponente, cornidelantero, astifino a más no poder, apunta querencia desde salida, se va suelto, sin fijeza, sale rebotado del primer encuentro con el caballo de José Antonio Barroso nada más sentir la puya, síntomas de manso, por lo que Barroso le tapa la salida en el segundo puyazo con excelente criterio, así hay que fijar en el caballo a los mansos. Curiosamente el toro empuja y mete los riñones en este segundo encuentro con el peto. Corta en banderillas y sigue mostrando querencia y poca fijeza, complicado tercio para José María Soler y José Núñez "El Pilo" que dejan los pares de sobaquillo, con habilidad pero sin lucimiento. La capacidad técnica y el conocimiento de Juli es tan majestuoso que se lleva al toro a los medios, directamente, al único sitio donde lo único que podía hacer era embestir o huir. Lo sabía Juli, y también sabía como había que llevar al toro, con poder y mando, obligándole por bajo, con la muleta muy puesta para taparle la salida y evitar su tendencia a huir. Impresionante tanda en redondo por bajo, con largura, tapándole la cara que remató con un cambio de mano y un pase de pecho superlativo que pone al público en pie. Al natural surgen series de intensa emoción, la muleta adelantada, metiendo al toro en los vuelos con una capacidad y un dominio brutal, pero donde sele a relucir la inmensidad lidiadora de Juli y su magistral técnica es en una serie de derechazos que remata con un cambio de mano y dos naturales de auténtico escándalo que precede a otra tanda imperial en redondo adornada con molinetes, un farol y el martinete que arrebata al público y pone la plaza patas arriba. Se tira a matar con todo, recto, por derecho, y deja una gran estocada algo trasera pero más que suficiente para pasaportar al enclasado toro. Oreja de mucho peso para el madrileño premio a una faena de poder y clase, intensa y bellísima a la vez.

Muy ofensivo el tercero, cornidelantero y abierto de cara. Echa las manos por delante en el capote de Manzanares y tiende a acostarse por el pitón derecho. Verónicas e que remata con una media impregnada de la elegancia innata del alicantino. Medido el castigo en el caballo, pega una voltereta completa al salir del segundo puyazo que es como una tercera entrada al caballo. Oficio de Jesús González "Suso" y Luis Blázquez en banderillas, correctos, seguros y fiables. Desde que tomó la muleta Manzanares puso las cosa claras, temple y mando eran la receta para aprovechar las condiciones del toro. Muleta adelantada, tirando del toro para alargar el viaje, la mano baja, elegante, con clase, muy despacio, administrando las pausas a la perfección para darle aire al de Cortés, muy inteligente Manzanares. Tandas en redondo profundas y bellísimas, metiendo los riñones, ciñéndose al toro, rematadas con pases de pecho descomunales pitón a rabo que acaban en la hombrera contraria. Los naturales surgen también  poderosos, con hondura, muy ceñidos, elegantes, vaciando la embestida por abajo para rematar con pases de pecho marca de la casa, algunos parece que van a acabar en circulares por la largura del pase. Final de faena apoteósico con un cambio de mano monumental y dos naturales divinos más uno de pecho eterno por su lentitud y largura que precede a una estocada de antología en la suerte de recibir que hace rodar al toro sin puntilla. Oreja pedida por unanimidad para una faena elegante y poderosa a la vez, cargada de torería a un muy buen toro de Toros de Cortés despedido con una gran ovación en el arrastre. Impactante de capa el sexto, cárdeno alunarado, bajo, hondo y muy serio, quizás con el único pero de ir algo cargado de kilos. Sensacionales verónicas del alicantino, templadas, acompasadas, cadenciosas, con elegancia, rematadas por una garbosa revolera que vuelve locos a los aficionados. Extraordinario tercio de varas a cargo de Pedro Morales "Chocolate", dos puyazos perfectamente agrados arriba, delanteros  y excelentemente calibrados en el castigo con le toro empujando con bravura, metiendo los riñones. Un tercio de varas que hacía tiempo que no veíamos, ¡cuanta belleza y emoción  guarda este tercio cuando se ejecuta bien!. Primero muletazos doblándose, sometiendo al toro por bajo, llevándolo en largo, con poder y mando. Embestida un tanto descompuesta y haciendo hilo en estos primeros compases al que Manzanares somete a base de temple y mano baja, pudiéndole, obligándole para acabar ligando una portentosa tanda en redondo repleta de gusto y clase. Toro bravo y encastado que pide y exige mucho por el izquierdo, nada fñacil, traga dos naturales pero al tercero corta y repone con peligro. Vuelve al pitón derecho para componer una tanda prodigiosa ligada con la muleta a ras de suelo, con recorrido, tapándole la cara, sin quitarle la muleta, encelándolo en los engaños para rematar con los magistrales de pecho que ejecuta como nadie. El toro acabó totalmente rendido y entregado a la poderosa muleta del alicantino, embistiendo con una nobleza y una clase descomunal, mágica conversión de su encastado carácter inicial. Manzanares culminó su obra maestra con un volapié monumental que reventó al de Victoriano. Para mi era de dos orejas, con independencia que el espadazo cayera un par de centímetros arriba o abajo, me da igual, porque ese debió ser el obstáculo que el señor presidente puso como excusa para no conceder una más que justa y merecida segunda oreja. Una pena que el público no insistiera más en la petición y se guardara tan rápido los pañuelos cuando asomó el azul que premiaba a bravo y encastrado toro con al vuelta al ruedo. 
Pero para el recuerdo queda la elegancia, la clase y el mando de Manzanares, el poder, la técnica, el saber y el reposo de Juli y la torería y el gusto de Ferrera en una gran tarde de toros.

Antonio Vallejo


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