lunes, 12 de junio de 2023

¡El Rey!


Por fin alguien dijo ¡basta!, por fin alguien se plantó y plantó cara a la veintena de siempre que van a Las Ventas con el único objetivo de molestar e insultar a las figuras que tienen en su lista negra. Los revientafaenas son así, no van a ver toros, van a hacer la vida imposible en nombre de una "integridad", unas "esencias" y una "pureza" del toreo que sólo ellos conocen y guardan con celo. Pues si lo de estos de matracas pesados con su hit parade de voces y gritos extemporáneos ya tan caduco, repetitivo, manoseado y revenido  es la pureza del toreo, ¡viva la impureza!. Y si lo de Roca Rey hoy en Las Ventas es para ellos impureza, ¡viva aún más la impureza!. Son cuatro gatos, hoy otra vez se ha visto claro, se pueden contar, no son el 7 ni representan a los buenos aficionados que allí se sientan, aficionados de verdad, que deben estar hartos de escuchar tonterías como uno que le ha gritado hoy a Roca Rey, "¡estás fuera!" y "hay que ponerse". A ese indocumentado, por ser respetuoso y no llamarle lo que  realmente se merece, habría que ponerle unas gafas de mil aumentos para que viera dónde se ha puesto Roca Rey, jugándose la vida a cara de perro, los terrenos que ha pisado, lo que ha tragado y cómo ha podido a dos toros que eran unos hdlgp, cómo le han levantado tras un volteretón de aúpa en el sexto y cómo ha vuelto a la cara del toro aún con más arrestos, en definitiva, que viera lo que es tener valor, honradez, honestidad, verdad y un par de.... pero que muy gordos, algo de lo que estos veinte o treinta de cada día carecen. Así que no me extraña que el peruano estuviera hasta los mismísimos de tanta tontería y le lanzara un desplante, ¡olé!, que por fin despertó del letargo a una plaza que por una vez, ¡ya era hora!, fue un clamor de "fuera, fuera, fuera" contra esa minoría ridícula de veinte o treinta que pretende amedrentarnos a los 23.700 que hoy llenábamos los tendidos. ¿Y cuál ha sido su reacción?, pedir la dimisión la empresa, Plaza 1. ¡Qué valentía!. Ridículo, una vez más. 
Contra la fiereza, que no bravura, de su lote, contra los fóbicos reventadores habituales y contra un presidente una vez más acobardado, reculando en tablas, un manso de solemnidad, ha tenido que vérselas Roca Rey en una tarde  espléndida de sol y magnífica temperatura In Memoriam de Yiyo con toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés, dos hierros de la misma ganadería. Ha venido a por todas, sin guardarse nada, incluso sin recuperarse de la cogida en Toledo el pasado jueves 8, día del Corpus, vistiendo un terno corinto y azabache como el que lució el recordado José Cubero "Yiyo" en su última comparecencia en Las Ventas y en cuya memoria se celebraba la corrida de esta tarde. Sin duda toda una declaración de intenciones que luego se han visto refrendadas por su entrega sin límites. De infarto los estatuarios de inicio en el tercero, en los medios, con dos cambiados por la espalda que cortaban la respiración y uno de pecho majestuoso, sensacionales y rotundas, llenas de mando y poder las tandas por el derecho en las que sometido por bajo las embestidas del tercero, un toro que en todo momento buscaba los tobillos, que no salía, reponía con violencia, una alimaña, y las que le pegó al sexto, un toro sin entrega, que medía y buscaba, al que le hizo tragar muletazos inverosímiles, todo esto entre los reproches y las faltas de respeto de  esa minoría ridículamente minoritaria, que fueron a más cuando sus dos toros fueron a menos - si es que en algún momento habían ido a algo -  y Roca Rey acortó distancias para pisar eso terrenos que ponen los pelos de punta. Los pitones en los muslos, en la cadera, en el pecho, desafiando al riesgo extremo, pasándose al toro por ambos pitones, y unas espaldinas, y un circular por la espalda, y unos de pecho, todo clavado al firme, sin inmutarse ni casi rectificar, valor supremo. Y alguno de los bobos de solemnidad pidiéndole que se cruzara y se arrimara. No me extraña nada, como les comenté antes, que estuviese hasta la coronilla de tanto insulto, que se plantara y les mandara callar, bastante educado fue para lo que merecían. ¡Ya era hora de taparles la boca!.
Oreja ganada a pulso en el tercero y otra que tenía que haberse llevado en el que cerraba plaza tras una petición claramente mayoritaria y que habrían supuesto una nueva Puerta Grande para Roca Rey, pero que un presidente cobarde negó saltándose una vez más el reglamento y así  sembrar de vergüenza la plaza de Las Ventas junto a la patética minoría de revientafaenas que tampoco perdieron su oportunidad de intentar masacrar a otro de sus enemigos favoritos en la lista negra, Julián López "El Juli", quien una tarde más mostró su mando y capacidad para poder y someter a todos los toros. Un primero al que toreó a la verónica como los ángeles, ganado pasos, para rematar con una media llena de torería y que en la muleta parecía querer pero falto de empuje, con buen embroque pero sin acabar de rematar al que Juli, perdiéndole pasos primero, acabó metiendo en su poderosa muleta. Series en redondo con profundidad, la mano baja y el trazo con cierta largura, menos ritmo al natural, sueltos, de uno en uno, más deslabazado, sin la continuidad de la ligazón pero con mérito, dándole el pecho, todo entre los reproches habituales de "crúzate", "pico", "arrímate", etc, etc. Pero Julián está de vuelta, pasa de tanta tontería y lo mismo hizo en el cuarto, un toro encastado y exigente, con más entrega,  al que Juli recetó una par de tandas en redondo majestuosas, llevando en largo la embestida, siempre por bajo, rematando con unos de pecho de tronío. Lástima que la espada emborronara su actuación. Por su parte Talavante tuvo pocas opciones con su lote, muy deslucido, que tan solo tuvo algo de emoción en los primeros muletazos al segundo, doblones largos que solo fueron un espejismo. Lo intentó el extremeño, voluntarioso, puso empeño y trató de hacer la cosas bien, pero en ningún momento pudo transmitir lo mínimo.
Contra la intransigencia y la cobardía se ha rebelado un tío que tiene lo que a otros les falta, que ha acallado la poca vergüenza de una minoría guiada por las fobias y un presidente preso del miedo, un hombre que ha puesto en pie a Las Ventas  por su verdad y su valor para honrar como merece la memoria del gran Yiyo, aclamado a gritos de "torero, torero, torero"  por una afición entregada en una vuelta al ruedo apoteósica que deja claro quien manda aquí:  Andrés Roca ¡El Rey!

Antonio Vallejo


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