jueves, 1 de junio de 2023

¡ESTO ES UNA CORRIDA DE TOROS!

Señores, ¡qué corrida de toros!. El azulejo que distingue cada San Isidro a la mejor corrida ya tiene nombre: Santiago Domecq. ¡Enhorabuena, ganadero!. Una corrida completa, de principio a fin, con una presentación impecable, seis toros cada uno de diferentes capas, castaño, cárdeno claro, colorado, negro, negro mulato, con una presencia imponente, muy serios, ofensivos, magníficas hechuras, láminas para enmarcar, armónicos, proporcionados, la belleza del toro bravo en su máxima expresión. Una corrida que además ha ido más allá de la fachada, una corrida con mucho fondo, bravura, casta, raza y clase, a raudales, una corrida con enorme transmisión y  emoción que ha embriagado a toda la plaza. Del primero al sexto, toros que han embestido siempre por abajo, humillando, con fijeza, con celo y codicia, comiéndose las telas, repitiendo, y con duración, seis toros con fuerza y exigencia, con movilidad y muchas teclas que tocar, seis toros para irse al desolladero sin orejas puestas, en definitiva, la corrida soñada por cualquier aficionado, la que colma todos los deseos que tiene uno cuando va a la plaza, la que muestra en todo su esplendor la grandeza de este animal único que es el toro bravo y que ha tenido su cénit en el quinto, un torazo de 599 Kg e impresionante trapío, perfectamente proporcionado, la guinda del pastel, de nombre Contento, ese que ven en la imagen de portada, y que ha sido justamente premiado con una vuelta al ruedo apoteósica. Triunfadora la corrida y no resultará extraño que este Contento también lo sea al final del serial. 
Un nombre que en la tarde de hoy debe ir íntimamente unido a otro, Fernando Adrián, que hoy ha colmado todos sus sueños toreros abriendo de par en par y con toda justicia a mi parecer la Puerta Grande de Las Ventas, en hombros, acariciando el cielo de Madrid que hoy lucía espléndido. ¡Qué entrega la de ambos! Desde que tomó la muleta, firmeza y seguridad, sabiendo lo que quería y debía hacer, arrebatado, de rodillas, la muleta adelantada, temple y largura, todo por bajo, un cambiado a la espalda de cortar la respiración, intensidad y sinceridad. Y luego el toreo, ¡que manera de torear!, muy largo y muy profundo, excelsa colocación, trazo fino, temple y ligazón, una tras otra las tandas, en redondo o al natural, encajado, con hondura, toreo superlativo, un cambio de mano de una factura imposible de describir, los de pecho para abrochar, los adornos por bajo y un final genuflexo con doblones de infinita torería. ¡y que ritmo el de Contento!, humillando, repitiendo, celo y codicia, todo lo quería por abajo, a más en cada tanda, incansable, bravo y encastado, la encarnación de la raza en el momento de la muerte, solo, en los medios, resistiendo en pie hasta el último aliento, altivo, momentos de una intensidad emocional que tardaremos en volver a sentir, Adrián honrándole con su ovación, los pelos de punta, la plaza en pie. Nada importó que matara de un espadazo tras un metesaca, la petición fue clara, ayusista podría decirse, mayoría absoluta indiscutible y una oreja para abrir la deseada Puerta Grande. Otra había cortado al encastado y exigente segundo, jugándosela a pecho descubierto, con disposición y exposición, también muy firme, la mente despejada, un toro ante el que había que ponerse y al que había que poder. Y lo hizo, vaya si lo hizo, primero por estatuarios en ayudados por alto y un cambiado por la espalda electrizante. Siempre por bajo, viaje largo, corriendo bien la mano, tragando también porque el toro pedía mucho, emoción e intesidad en toda la faena, hasta el final en las cercanías, por ambos pitones con un cambio de mano celestial y una bernadinas más que ajustadas, deshilvanando los bordados con las afiladas puntas para tirarse a matar con todo y cobra una entera ligeramente desprendida que valió una oreja.
Arturo Saldívar salió a tumba abierta, a por todas, despreciando el riesgo, incluso diría que acelerado o embarullado por momentos, sin que se le puede negar su entrega sin límites y su valor a prueba de fuego, mejor dicho, a prueba de volteretas y revolcones. Toda la lidia del primero nos tuvo con el alma encogida, un tremendo susto cuando le arrolló en el quite con el capote a la espalda y hasta dos veces más salió por los aires al venirse por dentro en la muleta el de Santiago Domecq. Un toro con enorme movilidad y encastado que además derrochó clase en su embestida cuando el mexicano lo llevó templado y por bajo, con mando, respondió humillando y repitiendo en un par de tandas al natural de mucha entidad, entregándose también en una tanda de derechazos rotunda de inmensa profundidad. Quizás podría decir lo mismo co el cuarto, otro gran toro, que todo lo pedía por abajo en la muleta, que fue a más en la faena y que rompió a embestir con una bravura y clase descomunal cuando Saldívar le bajó la mano en tandas rotundas por ambos pitones. Valor y entrega no se le puede negar a Saldívar, pero quizás mas sosiego hubiera hecho que esos toros perdieran algunas de sus orejas antes de ser arrastrados. 
Álvaro Lorenzo ha dado una vez más muestra de su integridad al matar al sexto con una cornada de 15 cm tras un volteretón estremecedor. Bien toreó de capa a sus dos toros, a la verónica, templado, ganado pasos, con mucho gusto, a compás y con ambos se mostró firme y asentado en la muleta, buscando la colocación, bajando la mano y  llevándolos muy metidos en los vuelos, con profundidad y emoción, todo con un temple y una despaciosidad extrema, a veces de uno en uno, otras con ligazón, pero la carga de sentimiento siempre igual. Y también clase, como la de la última tanda de naturales al sexto, de una lentitud y una hondura máxima, un pase de desdén de gusto exquisito y un final por bajo genuflexo con la muleta arrastras para abrochar con una trincherilla llena de torería. Una entera arriba y petición de oreja que creo era mayoritaria pero que el palco no consideró igual. La vuelta al ruedo se la ganó a pulso y tuvo que saberle a gloria.
Señores, ¡esto es una corrida de toros!

Antonio Vallejo
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario