domingo, 26 de junio de 2016

Paco Ureña: La grandeza de los valores del toreo


Era sábado 25 de junio, toros de Adolfo Martín para cerrar la exitosa tanto a nivel artístico como de público Feria de Hogueras de San Juan en Alicante, el cartel con dos nombres de los que no faltan en ninguna de la ferias que a largo de nuestra geografía nacional se desarrollan, dos  toreros con muchas tardes a sus espaldas, con sonados triunfos en plazas como Madrid o Sevilla, Manuel Escribano y Paco Ureña, y un torero de la tierra, Francisco José Palazón, que se vestía de luces por primera vez en esta temporada 2016 y que buscaba en la de ayer la tarde que lanzara su carrera. Corría el segundo de la tarde. Palazón lo recibe bien a la verónica, con gusto. No se emplea el de Adolfo en el caballo, pasa sin más por el tercio de banderillas. Toma la muleta el alicantino. No torea mal, incluso algunos muletazos por la derecha son largos y profundos, lo lleva bien, pero se le ven los defectos lógicos de quien no torea habitualmente, entre ellos no adelantar la muleta y llevarla a la cadera. Pero bueno, la faena tiene momentos de cierta emoción y calidad. Buen balance general para el alicantino, dando la cara y tratando de hacer las cosas bien. Llega la hora de matar, la suerte suprema, la que da y quita. Mal, mata mal Palazón, estocada tendida ineficaz. El toro no dobla, suena un aviso, los nervios afloran en el alicantino, a partir de ahí todo es una cascada de infortunios. No humilla el de Adolfo, descabella una y otra vez sin conseguir nada, pasan los segundos, pasan los  minutos y suena el fatídico tercer aviso. Toro al corral, los sueños de Palazón en su primera tarde vestido de luces se van al limbo, se le viene el  mundo encima, su cara es un poema, totalmente hundido el alicantino, lógico. A nadie, el primero a mi y seguro que a todos los aficionados, nos apena al máximo ver que a un torero le suenan los tres avisos, es algo de una dureza extrema. Pero la vida sigue y la corrida tiene que continuar. Salta a la arena el tercero de la tarde, cuya lidia y muerte corresponde al murciano Paco Ureña. El de Lorca está en un momento extraordinario, torea como los ángeles, entiende a los toros como pocos, como hizo ayer  con este de Adolfo Martín. Bien con el capote, magnífico con la  muleta, llevando al albaserrada metido en las telas, embebido en los vuelos, muletazos sueltos de muchos quilates aunque intermitentes por las condiciones del toro. Acabó metido entre los pitones con mucha exposición, valor y riesgo para matar de estocada entera que liquida al de Adolfo. Oreja para Ureña, merecida, sin duda.
Pero todo esto no tiene valor en sí, nada más que el valor de un trofeo. Lo grande, lo importante en este tercero de la tarde ha venido antes del inicio de la faena de muleta. El murciano toma  las telas, la espada simulada y su montera. Se dirige, como es preceptivo, a cumplimentar al palco. Lo que nadie esperaba es el camino que iba a tomar el lorqueño. Se encamina al burladero de cuadrillas y llama a Francisco José Palazón. Un toreo hundido tras escuchar tres avisos en el segundo de la tarde recibe el brindis de un hombre íntegro, un TORERO con mayúsculas, alguien lleno de humanidad y que lo hace con naturalidad, sin estridencias, sin gestos forzados. Emotivo abrazo, emocionantes palabras de Ureña hacia Palazón, palabras de ánimo, de consuelo, de compañero, de buena persona, en definitiva, de lo que es el toreo, de lo que son sus valores, de lo que estos hombres que cada tarde se juegan la vida delante de un toro aprenden desde muy jóvenes en las escuelas taurinas. El gesto de Ureña resume y representa lo que es este Arte y lo que son los toreros, valores supremos por encima de la rivalidad y la competencia. Ayer por la tarde el murciano Paco Ureña hizo grande  a la Fiesta, más allá de cortar orejas, demostrando al mundo cómo son estos hombres. ¡Bravo Ureña, TORERO!
Sería de tremenda injusticia pasar por la tarde de ayer en Alicante sin dedicar un apartado especial a Manuel Escribano. El caso del sevillano de Gerena es uno de los  muchos que hacen mítico este Arte que es la Tauromaquia. Llevaba años Escribano sin torear, la oportunidad llamó a su puerta en forma de sustitución hace dos años en la Feria de Abril de Sevilla para suplir la ausencia de Julián López "El Juli", herido unos días antes. La corrida nada más y nada menos que la de Miura, imaginénse la responsabilidad. Triunfo de Escribano con los miuras, a partir de ahí su carrera sale lanzada como un cohete, se convierte en fijo en todas las ferias. Triunfa en Alicante el pasado junio de 2015 ante otra corrida de Miura y alcanza la gloria suprema el miércoles de farolillos de la feria sevillana de este año al indultar al ya mítico "Cobradiezmos" de Victorino Martín. Ayer cortó dos orejas, una a cada uno de su lote, consiguiendo abrir de nuevo otra Puerta Grande. Pero no pudo salir a hombros, más bien hizo realidad esa tópica frase del toreo que dice algo así como que "o salgo por la puerta grande o por la de la enfermería". Y así ha sido. Es impresionante cómo entiende y cómo sabe sacar el sevillano todo lo que tienen dentro sus toros, así lo demostró ayer en Alicante, ¡cómo llevó a sus dos adolfos!, de los mejores de la tarde junto al tercero, dicho sea de paso. Animales nobles y con clase, que metían la cara y que le permitieron cuajar buenos muletazos. Mató de estocada entera algo trasera al primero, lo que le valió una oreja, y se volcó al entrar a matar al segundo de su lote, resultando gravemente cogido en el triángulo de Scarpa, región fatídica y que alarma nada más escucharla. Una vez más se dan la mano la gloria y el dolor en este noble Arte que es la Tauromaquia en la figura de Manuel Escribano. Estremecedora la imagen del diestro llevado en volandas hacia la enfermería mientras se desangraba. Una vez más las expertas manos de los doctores, entre los que gracias a Dios y al Angel de la Guarda de los toreros se encontraba un cirujano vascular, han obrado el milagro de salvar la vida a un torero. Eso y que ha ocurrido en una plaza como Alicante, dotada de medios más que suficientes para afrontar estas situaciones. No quiero pensar cuál hubiera sido la consecuencia de haber sucedido en otras plazas de las que pueblan nuestra querida España. Lo importante es que el sevillano Escribano está estable a estas horas del domingo, 24 horas después, a salvo, consciente ¡y preguntando ya a los médicos cuando podrá volver a torear!. 
Así son estos superhombres, que no saben lo que es rendirse, que vencen al dolor y a la adversidad a base de sacrificio y pundonor, como ya lo está haciendo Escribano, que saben estar siempre al lado de su compañero, que ante todo rebosan humanidad y sensibilidad,  que no conocen el egoísmo, como ayer demostró Paco Ureña, y que aunque el mundo se les venga encima al ver como el toro en el que había depositado todas su esperanzas y todos sus sueños se le va vivo a los corrales, sale a matar al segundo de su lote como si no hubiera pasado nada. Esa es la verdad de la Fiesta, la que la ha hecho grande, la que hará que nunca muera y que sobreviva a los ataques indiscriminados de la izquierda podemita totalitaria, revanchista y antiespañola. ¡Esa es la grandeza de los valores del toreo!

Antonio Vallejo

sábado, 25 de junio de 2016

José Tomás, la mistica. Manzanares, la elegancia y el toreo


Por los motivos que todos conocemos por los que José Tomás no permite la retransmisión de las tardes que torea (algo más que discutible y censurable en mi opinión pero que va con el personaje) no pude ver en directo la corrida de ayer de la feria de Hogueras de San Juan, pero esta mañana canal Plus Toros ha emitido un especial de una hora que recogía íntegras las faenas de Manzanares y José Tomás. Sensacional toreo el de ambos diestros, José Tomás con su estilo vertical y su quietud, pases ceñidísimos, Manzanares pura elegancia y plasticidad, suprema belleza en cada muletazo, ante dos magníficos toros de Nuñez del Cuvillo. Ambos matadores excepcionales, arte supremo, toreo de infinita calidad y emoción… pero a Manzanares se lo he visto hacer en Madrid y a José Tomás hace muchos años que no le veo en una plaza primera. Repito, excelso toreo el de ambos y dos toros de gran calidad….pero no era el toro de Madrid, ni el de Sevilla, ni el de Bilbao. Y también repito, a Manzanares le he visto torear igual, toreo celestial de capa y de muleta, templadísmo, despacioso, lento, parando el reloj en cada pase, naturales enormes, eternos, en Madrid hace 25 días, en Sevilla en plena Feria de Abril y en Bilbao en sus Corridas Generales, esa es la diferencia. Entiendo la mística tomasista, ha creado una especie de religión taurina, rayando en secta. Hace 12 años rompió todo los esquemas, pero el camino que ha tomado el de Galapagar, totalmente respetable por supuesto, me parece que está huérfano de pisar algunas plazas y medirse ante algunas aficiones que no sean la legión de admiradores que arrastra en peregrinación allá donde se anuncia a cuentagotas. Ni que decir que esto es tan solo una opinión, que algunos a lo mejor comparten y que otros aborrecerán y me llamarán de todo, y que no resta ni un ápice de mérito a lo que ayer hizo en Alicante, mágico. Pero lo he tenido que ver en diferido y no en directo por su negativa a ser televisado. Una pena, creo que tanto el directo para que todo el mundo vea su arte como anunciarse en Madrid, Sevilla o Bilbao serían la guinda para coronarle como figura de época. De momento disfrutemos de tardes como la de ayer, la Fiesta en todo su esplendor.

Antonio Vallejo

viernes, 24 de junio de 2016

Hay vida después de Madrid


Sin pausa, sin descanso, tras el intenso mes madrileño, tras los galardones de los distintos jurados a los triunfadores de San Isidro, el mundo del toro sigue y sigue a lo largo y ancho de nuestra geografía. Eso sin olvidarnos de la vecina Francia que tanto y tan bien está haciendo por el auge de la Fiesta. Hablaba de los triunfadores de San Isidro en la última entrada de este blog hace ya tres semanas, ¡cómo pasa el tiempo!, y he comprobado que prácticamente todos han girado sobre los mismos nombres, Victoriano del Río como mejor ganadería, Malagueño, de Alcurrucén,  como mejor toro, Roca Rey como revelación, Leonardo Hernández entre los rejoneadores y José María Manzanares como matador en los jurados que incluyen Beneficencia y David Mora en los que no incluyen este festejo extraordinario y se ciñen al abono. Totalmente justos los premios, sin duda, pero el mejor ha sido el de Telemadrid que ha optado por una fórmula que, al menos a mi, me ha encantado, nombrando a Mora y Manzanares como triunfadores del abono y del ciclo. Precioso detalle de Moncholi y todo su equipo puesto que ambos toreros hicieron méritos suficientes para recibir tal honor por su arte sobre la arena venteña, a lo que hay que sumar la enorme carga sentimental y emocional en ambos casos, el madrileño por su reaparición en Madrid tras el calvario padecido y el alicantino por lo que significa para una parte de la afición madrileña entre la que me incluyo y lo que tiene que aguantar por otra parte de la afición cada vez que hace el paseíllo en Las Ventas, venciendo a los elementos, nunca mejor dicho. 
Pero San Isidro es historia y la Fiesta no acaba en Madrid, aunque a juzgar por el pobrísimo aspecto de los tendidos de La Monumental madrileña en los domingos de junio pueda parecerlo. La Fiesta no para, ¡hay vida después de Madrid!, y un ejemplo lo hemos tenido en la vecina Francia, concretamente en la localidad de Istres, en un fin de semana, el pasado, en el que gracias a las extraordinarias retransmisiones de Canal Plus Toros asistimos a algo histórico, la encerrona de Enrique Ponce antes seis astados de diferentes ganaderías en la que cortó ocho orejas y dos rabos, además de indultar a un magnífico toro de Nuñez del Cuvillo. Hasta ahí tampoco sorprende, es algo que entra dentro de la lógica. Y que nadie piense que los animales escogidos eran medio toros, novillos más o menos grandes. ¡Qué va!, seis animales serios, bien presentados, con trapío, tanto como varios de los que Joselito llevó y que sirvieron para Thomas Joubert cortara cuatro orejas a un ejemplar de El Tajo y otro de La Reina, ambos hierros propiedad del maestro madrileño. Istres ha sido un ejemplo de cómo se confecciona una feria, con toros dignos de plazas de primera, algunos mejores que muchos de los que se han lidiado en Madrid, y con toreros con cartel; veáse si no los nombres que se suman a los anteriores, López Simón, Manzanares, Joaquín Galdós, Roca Rey, por ejemplo, con el maestro Ponce como epicentro del ferial, celebrando sus 26 años de alternativa en tierras francesas y agradeciendo a la afición gala el reconocimiento y el cariño que siempre le ha prestado. Qué mejor manera de hacerlo que toreando de esmoquin el quinto y sexto toro de su encerrona el pasado domingo 19 de Junio. Impactante imagen, la elegancia del toreo de Ponce unida a la elegancia del vestir, que quedaran en nuestra memoria como algo inolvidable. "Pour L'historie" titulaba al día siguiente un periódico galo, y así fue. 
Pero ya que hablamos de junio, este mes tiene una fecha clave muy arraigada en nuestra cultura popular, tanto como los toros, aunque algunos quieran hacernos creer que la Fiesta no es cultura popular. Esa fecha es el día 24, San Juan. Hablar de este día  es hablar de fiestas, de fuego, de hogueras y de Alicante. Y es que, por mucho que se empeñen, la tradición y la cultura popular van de la mano de los toros, por eso se celebra en estos días la feria de Hogueras de San Juan en Alicante. Más claro, agua, el nombre lo dice todo. Magnífico trabajo de la empresa al reunir en la plaza alicantina a los nombres más demandados por la afición, lo que hace que tarde tras tarde los tendidos presenten un lleno absoluto. No me extraña, sobre todo con festejos como el de ayer, apoteósico,  bordando la terna el toreo, con Ponce, López Simón y Roca Rey a hombros tras cortar ocho orejas en una muy buena corrida de Daniel Ruiz. Y como la que se espera hoy,  una corrida mixta con Manuel Manzanares rejoneando dos toros de Fermín Bohórquez y José María Manzanares y José Tomás a pie frente a toros de Nuñez del Cuvillo, un auténtico lujo. ¡Esto es lo que la Fiesta necesita! carteles atractivos, tendido llenos y ganas de disfrutar y ver toros. Y Alicante lo está consiguiendo. ¡Bravo!. Como también lo está haciendo Badajoz con su homóloga Feria de San Juan con la corrida de Juan Pedro Domecq lidiada ayer en la que Miguel Angel Perera, José Garrido y Ginés Marín con la terna a hombros, otro ejemplo a seguir.
Y por delante aún mucho. La corrida de Adolfo Martín para mañana sábado en Alicante con Manuel Escribano, Francisco José Palazón y Paco Ureña, la feria de San Pedro en Burgos por donde desfilarán nombres como Enrique Ponce, El Juli, López Simón, Fernando Robleño, Manuel Escribano, Fortes, Padilla, Fandi, José Garrido, Castella, Perera, Roca Rey frente a toros de El Capea, Conde de Mayalde, Antonio Bañuelos y Puerto de San Lorenzo. Otra feria con carteles atractivos y que espero cuente con el respaldo de la afición burgalesa en una plaza de la que guardo muchos y buenos recuerdos de estas mismas fechas siendo yo un niño que acompañaba a mi abuelo materno, un burgalés de primera. Transición castellana camino del plato fuerte del mes de Julio, los Sanfermines, Pamplona, la Feria del Toro, con sus peculiaridades, su carácter y su manera de interpretar la Fiesta. Siempre lo he pensado y lo he manifestado, me parece enorme el mérito de cuantos toreros se anuncian allí. No debe ser nada fácil estar concentrado ante la cara del toro de Pamplona y el ambiente ruidoso, cuasi infernal, con los cánticos y bailes de los mozos pamplonicas que llegan a la plaza bien servidos de comida y, sobre todo, bebida. ¡Pero qué sería de la Fiesta sin San Fermín!. Allí veremos a Abellán, Paco Ureña, Roca Rey, Eugenio de Mora, Pepe Moral, Javier Jiménez, Francisco Marco, Juan Bautista, Alberto Aguilar, Curro Díaz, Fandiño, Juan del Álamo, Urdiales, Talavante, López Simón, Padilla, El Juli, Sebastián Castella, Miguel Angel Perera, Rafaelillo, Escribano y Dávila Miura, quien por cierto matará precisamente la corrida de Miura en un bonito gesto, muy torero. Ganadería míitica y fija en Pamplona que junto a Nuñez del Cuvillo, Fuente Ymbro, Cebada Gago, José Escolar, Pedraza de Yeltes, Jandilla, Victoriano del Río y la novillada de El Parralejo conformarán los sanfermines 2016. Desde el encierro de las ocho de la mañana hasta la corrida de la tarde la Fiesta de los toros en todo su esplendor. No hay que perdérselo, porque aunque en la plaza pamplonesa muchos no se enteren de lo que pasa y le presten mínima atención, las transmisiones de Canal Plus Toros harán las delicias de cuantos esperamos con auténticas ganas estas corridas de San Fermín y permitirán al  mundo entero ver la Fiesta y lo triunfos que allí sucedan. Son los sanfermines el anuncio del verano taurino, el que culminará en agosto con las Corridas generales de Bilbao, feria de enorme importancia y transcendencia, de gran seriedad y que marca el mes de agosto. Pero para llegar ahí aún queda un camino por recorrer en el que encontraremos El Puerto de Santa María, Almería, Huelva, Málaga...
Lo dicho, el mundo del toro ni para ni descansa, y nunca lo hará, al menos mientras haya un ganadero que críe un toro bravo, un empresario que organize un festejo, un torero que lo lidie y un aficionado que lo vea, le pese a quien le pese.

Antonio Vallejo


lunes, 6 de junio de 2016

San Isidro, premios y balance final


Nada más finalizar la corrida de Miura que echaba el cierre a este San Isidro 2016 se hicieron públicos los premios concedidos por el jurado de Taurodelta en los distintos apartados y que son los siguientes:

Triunfador de la feria: José María Manzanares
Mejor faena: José María Manzanares
Mejor novillero: Luis David Adame
Mejor rejoneador: Leonardo Hernández
Torero revelación: Roca Rey
Mejor estocada: José María Manzanares
Mejor picador: Juan Bernal, en la cuadrilla de El Cid.
Mejor brega de subalterno: César del Puerto, en la cuadrilla de Alberto Aguilar
Mejor par de banderillas: David Adalid, en la cuadrilla de José Carlos Venegas
Mejor ganadería: Victoriano del Río
Mejor toro: Malagueño, número 1, de la ganadería de Alcurrucén, lidiado el 24 mayo.

José María Manzanares acapara los grandes premios, y no es para menos, ya se intuía el pasado 1 de junio, aunque, al menos yo, desconocía que las corridas de Beneficencia y Prensa, ambas extraordinarias, fuera del abono aunque dentro del serial isidril, optaban a los premios. De hecho así lo escribí, pensando que iba a ser una lástima que lo que Manzanares nos hizo sentir con su toreo magistral y lo que nos dejó en la memoria aquella tarde no pudiera ser galardonado como creo que justamente se merecía. 
Para mi los premios son los justos, aunque se queden sin aparecer David Mora y Andrés Roca Rey, quienes con su toreo pleno de arte, clase, elegancia, con tanta carga emocional y sentimental del madrileño y el arrojo, valor y disposición no exenta de arte y buen gusto del peruano, hubieran sido también dignos merecedores de ese reconocimiento. Pero solo pude haber un triunfador y ese, sin duda, ha sido el alicantino. El resto de los premios creo que no tienen discusión, quizás el de mejor par de banderillas pueda ser opinable, no hay que olvidar a Angel Otero, Javier Ambel y Fernando Sánchez, todos extraordinarios, grandísimos pares los colocados por ellos, junto a David Adalid, enorme banderillero y ganador final. Y tampoco genera discusión Juan Bernal con sus dos puyazos al Victorino del viernes, ya lo dije aquel día, aunque ayer mismo Francisco Vallejo le puso las cosas difíciles al jurado.
Estos son los premios, los triunfadores. Otra cosa es el balance final que cada uno pueda hacer de este San Isidro 2016. Por ejemplo, si lo miramos desde el punto de vista numérico y nos fijamos en el número de orejas cortadas nos sale un total de 30 apéndices cortados, lo que supondría una media de una oreja cortada por festejo. Recordemos que han sido 30 y no 31 las corridas lidiadas puesto que el día 10 de mayo tuvo que suspenderse el festejo por la lluvia y las malas condiciones del ruedo. Según se mire, una oreja por tarde no sería mal balance, pero la estadística no es arte y la Tauromaquia sí, y todos sabemos que esas orejas han estado desigualmente repartidas. Por ejemplo, los rejoneadores se han llevado nada más y nada menos que 12 orejas, 6 de ellas cortadas por Leonardo Hernández, lo que ya da muestras de que la estadística no sirve para valorar el toreo. Otro ejemplo, dos orejas tan solo las cortadas por lo novilleros, una Juan de Castilla y otra Luis David Adame. Para un total de 18 novillos lidiados me parece escaso bagaje, aunque es cierto que los novilleros que han pasado por Madrid en este ciclo han dejado apuntes de buenas maneras y han perdido algún trofeo por la espada, pero el balance final creo que no puede ser positivo.
Y en el escalafón superior sucede algo parecido. Han sido 16 las orejas cortadas por los matadores. Diez de ellas recaen en cinco matadores que han cortado dos apéndices cada uno: David Mora, Roca Rey, López Simón, Alejandro Talavante (una en cada tarde que ha actuado) y las referidas de José María Manzanares. El resto, hasta un total de 45 que han sido los matadores anunciados, se han repartido las seis restantes. Pobre, realmente pobre balance. Por eso decía que la estadística no sirve para valorar el arte. Muchos se han ido sin tocar pelo, es cierto, pero gracias a Dios los aficionados valoramos muchas más cosas, porque esto no son números y el toreo conlleva una importante carga de sentimiento. Dejando a un lado las faenas que nos han hecho emocionarnos y vibrar, el caso de Roca Rey, David Mora y José María Manzanares, sería injusto no reconocer el poso que nos han dejado en el recuerdo toreros como Paco Ureña, hecho un tío ante toros con mucho que lidiar y con mucho peligro, a los que sometió de maravilla, el toreo maduro y reposado de Miguel Abellán, impecable en sus actuaciones, Iván Fandiño, quien en la primera semana cuajó una magnífica faena a un toro de El Ventorrillo poniendo a Las Ventas en pie, la entrega y regularidad de Juan del Álamo, que no falló a su tradición de oreja por corrida toreada en Madrid, Miguel Angel Perera, derrochando mando y poderío ante animales deslucidos y con la incomprensión de parte del público, y muchos otros que han demostrado ganas y entrega pero que se han encontrado ante lotes infumables, a los que por falta de casta, de raza o de fuerzas ha sido imposible sacar el mínimo lucimiento. Pero hay tres casos que me merecen un capítulo propio, tres matadores que han pasado por San Isidro y que han dejado claro lo que es ser figura del toreo: Sebastián Castella, Alejandro Talavante y Enrique Ponce.
El galo Sebastián Castella apostó fuerte en este San Isidro, gesto importante, con cuatro tardes anunciado. Cuatro tardes en las que ha tenido en contra tanto al ganado que ha tenido que lidiar como al público, que de manera incomprensible, injusta y caprichosa, dirigido desde el sector "sabio", la ha tomado en contra de Castella. A mi modo de ver bueno el paso del francés por Madrid, demostrando que es figura del toreo, sacando a cada toro lo poco que llevaba dentro, muy firme y entregado todas las tardes, con un toreo templado cuando fue posible y en distancias cortas, exponiéndose de verdad, cuando sus toros se apagaban. Y se le ha escapado alguna oreja por el mal manejo de los aceros, una lástima, pero su esfuerzo y su enterga merecen una mención y un reconocimiento especial.
Otro de esos casos es el de Alejandro Talavante, muy digno y por encima de sus toros las tres tardes que actuó, deslumbrando  con una soberbia labor el día 18 de mayo  con un toro de Fuente Ymbro. Templado y firme estuvo en su primero, del que perdió una oreja con la espada, y maestro con mayúsculas en su segundo, un manso al que exprimió con unas dosis de poder, mando y torería solo al alcance de una gran figura del toreo. Se fue donde pedía el toro, le dio todas las ventajas y cuajó una faena extraordinaria en terrenos del cinco, sacando una obra de arte de lo que parecía imposible. La oreja valió por mucho, sin duda.
Y la última mención especial es la del maestro Enrique Ponce, figura de época, quien el jueves 19 de mayo rindió Las Ventas a sus pies con un toreo excelso, templadísimo, relajado, disfrutando de lo que hacía, con ese porte, esa clase y ese estilo único que el maestro de Chiva lleva dentro. ¡Cómo sería que hasta el siete se rindió a la evidencia!, los que tanto le han maltratado con tanta injusticia y falta de razones. Da igual que la espada le privara de trofeos, en la memoria quedará su faena al toro de Puerto de San Lorenzo. 

Analizado el capítulo "toreros", nos quedan un par de ellos más espinosos. Uno es el ganadero. Por supuesto que toros sueltos han salido buenos, muy buenos, con raza, con clase y bravura. No hay duda alguna que "Malagueño" de Alcurrucén fue el mejor de la feria y que el premio es más que justo, que "Dalia", el de Victoriano del Río al que Manzanares desorejó fue de vuelta al ruedo y que ha habido otros que han dado muy buen juego, por supuesto. Pero en líneas generales el tono medio ha sido discreto, con falta de casta y bravura en general, con alarmante falta de fuerzas en la mayoría de los casos y con tan solo una corrida que pueda considerarse completa, la de Victoriano del Río, escaso resultado a todas luces. Ya sé que es complicadísimo criar un toro, que es muy difícil elegirlos, que aunque sobre el papel todo diga que son buenos, solo en la plaza se ve el resultado final. Y muchos de los toros lidiados no cumplían con lo que Madrid exige, dejando a un lado la vergonzosa tarde de Saltillo, impropia de la primera plaza del mundo y que debe llevar a la reflexión de muchos. Por ejemplo, a lo mejor merece la pena reflexionar si es conveniente mantener la llamada semana turista, con las ganaderías consideradas "duras" todas seguidas, que año tras año suponen un fiasco y que discurren entre el bostezo y el hartazgo, difíciles de digerir en dosis tan repetidas. Quizás fuera conveniente insertarlas a lo largo de la feria como ocurre con encastes como Nuñez y Atanasio-Lisardo, cambiando el ritmo y rompiendo de ese modo la monotonía en todos los sentidos, que tan empachoso para el paladar taurino es seis o siete días de Domecq seguidos como de estas ganaderías toristas. En cualquier caso es fácil echar la culpa al toro, al fin y al cabo no puede defenderse, pero también es cierto que no han cumplido con las expectativas que habían generado por nombre y tradición y que el nivel ganadero ha estado bajo, en un tono gris, con muchos, demasiados toros sosos y deslucidos a los que, para ser benévolos, se les ha aplicado el calificativo de nobles, esa cualidad que usamos como eufemismo cuando el toro mete la cara y pasa sin más, sin capacidad de emocionar ni transmitir a los tendidos. Confiemos que la cabaña brava remonte el vuelo y en un futuro no lejano salgan más toros con opciones de triunfo que los que han salido este año.
El segundo de estos capítulos "espinosos" y último de esta reflexión final de la feria es el del público. La afición es fundamental para la Fiesta y tiene una parte nada despreciable de responsabilidad y culpa en lo bueno y en lo malo que suceda. Lo primero que hay que pedir a los aficionados es que asistan a la plaza. En ese aspecto no ha estado mal. No es lo de antaño, lleno tras lleno todos los días, pero en general ha respondido y la entrada media ha sido superior a los tres cuartos de plaza, con varios llenos de "no hay billetes". Otra cosa ha sido la imposibilidad de apartar, aunque solo hubiera sido por este año, ciertos tics, manías y comportamientos censurables a mi modo de ver. Sí, me refiero una vez más al sector intransigente, el de los sabios, el que quiere imponer su criterio a toda costa, el que decide a quien hay que aplaudir y a quien hay que machacar con sus improperios y sus salidas de tono, el que se guía por sus filias y fobias y cambia el criterio según el nombre del torero o del hierro, el siete, o una pequeña parte de él realmente. Un año más han estado impertinentes, han perdonado a sus protegidos lo que a otros han criticado con muy mala educación, haciendo un flaco favor a la Fiesta. Con lo que sigue no quiero decir que esto se convierta en un cachondeo, ni mucho menos, pero pienso que el prestigio de las Ventas no iba a verse resentido si por una vez apartamos la intransigencia y levantamos la mano para que la imagen de nuestra Fiesta sea la del triunfo, algo que considero necesario hoy más que nunca. Pongo solo un ejemplo, discutir la segunda oreja a Roca Rey y a López Simón, que a lo mejor yo pienso igual que ellos sobre su justicia o injusticia, pero este año no, que hay que defender la Fiesta y la imagen del triunfo y la alegría, repito,  es un argumento demoledor ante los que nos tachan de crueles y bárbaros, que solo disfrutamos con el maltrato y que nos califican de criminales y asesinos. Lo he dicho mil veces y lo repito una vez más. Son unos veinte mal contados, pero montan el espectáculo perfectamente coreografiados y acaban por arrastrar a un número no despreciable de espectadores, con un comportamiento indigno y absolutamente falto de la mínima educación y el mínimo respeto para quien se juega la vida ante un toro. El exponente máximo de esto que comento fue la bronca que se le montó a Uceda Leal, cuando solo dos días después se silbó y reprochó a Javier Castaño y Pérez Mota que siguieran delante de la cara del toro cuando desde el primer muletazo se veía que no había un pase que dar. Esa actitud, esa falta de criterio es vergonzosa, al menos para mi que me considero un aficionado. Si ellos son sabios es un honor ser un ignorante en esto de los toros.

A pesar de todo, a pesar de la línea un tanto plana de la feria, con picos de emoción altísimos pero con demasiados valles de letargo, ha sido un mes intenso y que se ha hecho corto. Nos quedamos con más ganas de toros. En el horizonte las tardes de domingo veraniego de Madrid, con mucho más cemento que público, Alicante como primera parada del camino que queda por hacer hasta final de temporada, Pamplona en julio, un coloso, cita importantísima, la Feria del Toro, Huelva, Almería y El Puerto  como transición suave hasta culminar en agosto otra de las grandes cumbres de la temporada, Bilbao, con su Semana Grande y sus Corridas Generales. 
Hasta entonces queda mucho por ver y contar, seguro.

Antonio Vallejo

29º de abono: Miura, solo uno, pobre balance


El pasado domingo, hace tan solo una semana, comentaba mis dudas y cierto pesimismo respecto a lo que se anunciaba para esta semana llamada turista, la de las ganaderías duras. Desgraciadamente se han cumplido los pronósticos y no se puede decir que este tipo de encastes, necesarios, imprescindibles para la Fiesta y que no deben desaparecer, hayan lucido, probablemente lo contrario, con una corrida indigna de Madrid como fue la de Saltillo y un tono general gris oscuro, faltas de casta, confundiendo en muchos casos genio y peligro con bravura, arreando más que embistiendo, dejando en los espectadores el aburrimiento como nota dominante. En mi opinión los matadores han estado muy por encima de todos los toros que han salido en esta semana (a excepción de Beneficencia), algo aplicable a la miurada de esta tarde de domingo que cerraba el San Isidro 2016. Miura es leyenda, leyenda viva del toreo, eso es innegable. Ganadería mítica, marcada por la trágica muerte de Manolete en Linares el 29 de agosto de 1947 al entrar a matar al famoso Islero, de esta misma ganadería, lo que ha generado que solo oír su nombre genere pánico. Toros grandes, altos, zancudos, largos, con mucha caja, de fisonomía muy peculiar, muy desarrollados de encornadura, abiertos, a veces exagerada, como los que hoy se han lidiado en Las Ventas, seis ejemplares en tipo a lo que es este encaste, muy serios, con un peso medio de 595 Kg, ¡ahí es nada!, pero que han lucido realmente poco, de muy escaso juego y con pocas, poquísimas posibilidades para el lucimiento, al menos en el concepto del toreo actual. Uno, tan solo uno, ha tenido clase y condiciones, el que se anunciaba cuarto y que ha salido como primero bis al tener que devolverse el que se corría en primer lugar por falta de fuerzas. Esa ha sido otra de la características de la corrida de hoy, su falta de fuerzas, su blandura, con uno devuelto a los corrales y varios que han llegado agotados a la muleta, preocupante a más no poder en cualquier caso, pero aún más en estos encastes duros, a los que al menos se les presupone buen fondo. Por último, tanto en la tarde de hoy como en toda esta semana torista, en la que uno de los atractivos es el tercio de varas, este ha pasado casi desapercibido. Tan solo recuerdo al sexto de Victorino Martín y al sexto de Miura de  hoy arrancándose en largo al caballo, empujando con fijeza, metiendo los riñones con bravura. El de Victorino fue picado por José Bernal y comentaba el viernes que era firme candidato al mejor puyazo de la feria, a no ser que en la corrida de Miura alguien lo mejorara. Cerca ha estado Francisco Vallejo, de la cuadrilla de Pérez Mota, al picar extraordinariamente al sexto de hoy domingo. Dos fantásticos puyazos delanteros, agarrados a la primera, buena pelea del toro y muy bien el picador. Pero el premio de Taurodelta al mejor puyazo, los primeros que acabo de conocer hace escaso minutos, ha recaído en José Bernal, de la cuadrilla de Manuel Jesús El Cid. Me alegro de haber acertado el pronóstico, aunque eso será motivo de otra entrada, hoy vamos a lo de Miura.
Como ya he dicho, solo uno de la miurada ha servido. Se anunciaba en cuarto lugar, de nombre "Tabernero" y 605 Kg de peso, pero ha saltado como primero bis al tener que devolverse le primero por inválido. Mal empezaba la cosa si un Miura es devuelto a los corrales a la primeras de cambio por falta de fuerzas. Recibió Rafaelillo a este primero bis lidiándolo a la antigua, con el capote bajo, andándole hacia atrás, llevándoselo a los medios. Ovación para el  murciano en esta faceta lidiadora que tantas veces ha mostrado. Se emplea en varas, empuja, mete los riñones, buena pelea en el caballo de Agustín Collado. Buenos los dos pares de José Mora, y eso que el toro tiene su aquel, vaya par de pitones presenta, enormemente abiertos, de gruesa mazorca, un bicharraco, tanto que en un descuido del subalterno, al salir del tercer par y quedarse junto a las tablas, casi es corneado por el Miura. Por fortuna ha quedado en un susto. En la muleta de Rafaelillo hemos vivido los mejores momentos de la tarde. Imposible por el pitón derecho, desde el primer muletazo por ese lado el toro se colaba y buscaba con descaro, el murciano se ha echado la  muleta a la mano izquierda y ha embarcado en el vuelo de las telas al Miura, dejándonos para el recuerdocinoc series de naturales templadísimos, vertical la figura, la mano baja, alargando el viaje, el Miura, encastado y bravo, repitiendo, metiendo la cara abajo, humillando, por instantes dudábamos si era de esta ganadería o nos habían colado uno de Domecq. Extraordinarios los naturales del  murciano, magníficamente acoplado a la embestida del toro, temple extraordinario, lentos, bellísimos. No han sido de extrañar los olés profundos que han acompañado cada lance, especialmente al final de faena, con el toro apagándose, sacándolos de uno en uno, citando de frente, naturales de suprema belleza por su hondura. Remata la faena con un pase del desdén mirando al tendido que encandila al personal. Lástima del fallo con la Tizona. De no haber sido así estoy seguro que habría cortado una oreja, pero es que matar a este Miura no era tarea fácil, a ver quién era el guapo que entraba con esa amplitud de pitones, complicadísimo, por no decir imposible, entrar a matar con rectitud, salvo que quisiera salir corneado sí o sí. Gran ovación para Rafelillo quien, pese a no haber cortado orejas, ha dejado una gratísima impresión, de torero serio y firme tras sus dos tardes en San Isidro con toros de Adolfo Martín y Miura.  El sobrero de Valdefresno que le ha salido al murciano Rafaelillo en cuarto lugar ha sido infame. Infame desde salida por su presencia, un toro gordo, obeso, muy badanudo, con una papada descomunal, sin cuello, aspecto de búfalo. No me extraña que se le silbara de salida por feo, por horroroso de hechuras, al menos para  mi gusto. Para más inri no ha servido en el capote, no se ha empleado en el caballo, dejándose pegar sin ningún empuje, deslucido en banderillas, tercio de oficio a cargo de Álvaro Oliver y Pascual Mellinas, y en la muleta no tenía un pase. Embestida sosa, deslucida, al tran-tran, con la boca abierta, asfixiado por tener que mover tantos kilos de carne fofa, ante el que Rafaelillo ha estado 
más que voluntarioso, pero era imposible, a la mínima que le obligaba  se desplomaba por el peso de sus kilos de más. 
Del resto poco que destacar, la verdad. Buen detalle de la afición madrileña al recibir a Javier Castaño con una cariñosa y calurosa ovación, la misma que ha escuchado tras matar a su segundo toro en reconocimiento a su entrega y su compromiso al presentarse en Madrid tras vencer a un cáncer, con lo que supone de desgaste tras el tratamiento quimioterápico. Era la segunda vez que se vestía de luces en la temporada tras su paso por Sevilla. Valiente gesto de Castaño que demuestra una vez más que estos hombres son de otra especie, están hechos de otra pasta, son un ejemplo constante de superación. Mínimas opciones las del leonés aunque criado y crecido en Salamanca ante sus dos toros. Dos animales deslucidos, sin fijeza alguna, que no se han empleado en el caballo y que han echado constantemente la cara arriba, sin humillar, totalmente faltos de casta y clase. Tan solo el quinto le ha permitido a Castaño lucir con el capote, verónicas casi delantales a pies juntos, bellísimos, acompasados, ganando pasos, olés y ovación de reconocimiento. Complicados y con peligro ambos Miuras, a los que Castaño les ha tratado de someter, con la  muleta abajo, pero ni por esas, no humillaban ni de broma. Soltando arreones, cortando el viaje, midiendo y buscando como alimañas, con un torero firme y valiente, que les ha plantado cara y no se ha arrugado en ningún momento. Con mucho valor, muy por encima de sus dos toros Javier Castaño, muestra de entrega, pundonor y vergüenza torera. Merecida la gran ovación con la que Madrid ha despedido a este torero de pies a cabeza, muestra de cariño y premio a su disposición.
Y de Pérez Mota podríamos decir lo mismo que de Javier Castaño. Nulas opciones ante el tercero, un toro sin fijeza en el capote, que en el caballo ha metido la cara arrancándose largo en dos puyazos que, aunque han estado muy calibrados por José Valdeolivas, le han dejado seco. En la muleta no ha embestido, lo único que hacía era pegar arreones y tornillazos, cortando y buscando al torero, resultado de su falta de casta y de fuerzas. Toro complicado y con peligro, ante el que Pérez Mota ha estado firme y valeroso, poniéndose y poniéndole la muleta, pero el Miura no tragaba más de un muletazo, al siguiente se revolvía defendiéndose. Curiosamente han aparecido los pitos a Pérez Mota por "alargar"la faena cuando se veía que no había nada que hacer. Seguramente hayan silbado muchos de los mismos que el vieren abroncaron a Uceda Leal por obviar trapazos sin sentido a un toro intoreable, ¡viva la coherencia!. El sexto, segundo del lote del gaditano Pérez Mota, ha sido para mi gusto el más bonito de hechuras de la corrida, un imponente animal, muy serio, que ha tenido un comportamiento extraordinario en varas. Son los dos puyazos de Francisco Vallejo que al inicio de la entrada relataba, arrancándose el Miura en largo, bien picado, delantero  Pero todo lo que tenía dentro el Miura se lo ha dejado allí, porque a la muleta ha llegado como sus hermanos, fundido, echando la cara arriba, defendiéndose y protestando si  trataba de someterlo, reservón, midiendo, revolviéndose para buscar la carne, con mucho peligro. De nuevo entregado el gaditano, poniendo todo de su parte, pero las nulas condiciones del animal han deslucido todo el trasteo. Al igual que sus compañeros de terna, muy por encima Perez Mota de su lote.
Para el final reservo un apartado especial, como hice el otro día con Ambel, para dos magníficos toreros de plata. Uno de ellos es Raúl Ruiz, que hoy formaba a la órdenes de Pérez Mota. Extraordinarios pares de banderillas los que ha colocado al sexto, andando hacia la cara del toro con torería, reuniendo y clavando en la cara, sensacional banderillero. Gran ovación la que ha recibido y a la que ha respondido saludando montera en mano. El otro torero de plata al que me voy a referir es Fernando Sánchez. No descubrimos nada nuevo si decimos que es uno de los mejores del momento actual. Hoy lo ha demostrado una vez más en los dos toros que ha banderilleado. Magnífico el par colocado al segundo, pero supremos los dos pares que ha puesto al quinto. Y digo bien dos pares, porque aunque va como tercero de la cuadrilla de Javier Castaño, el público ha pedido al palco que le permitiera clavar un par más, tal ha sido la belleza y la torería con la que había colocado su par reglamentario. Es un espectáculo verle citar, su figura de torero de antaño, su andar pausado, las manos bajas agarrando los palos, marcando los pasos, rezuma torería, cómo se arranca hacia el toro, cómo y donde reúne, en la misma cara, cómo clava los palos, perfecto, para salir de la cara del toro como si nada, andando, con la misma torería. Atronadora ovación para uno de los grandes toreros de plata (me gusta más llamarles así que subalternos, porque ellos también son toreros) de los que disfrutamos en la actualidad, y son muchos, a la que ha respondido saludando desmonterado desde el tercio.
Estos dos momentos en banderillas junto con el puyazo de Francisco Vallejo al sexto, las verónicas a pies juntos de Castaño al quinto y el magnífico toreo al natural de Rafaelillo al primero han sido lo mejor de la tarde. Sinceramente, escaso bagaje para una corrida como la de hoy, que cerraba la feria, y una ganadería de la historia, la tradición y el prestigio como es Miura.
La feria de San Isidro 2016 ha llegado a su fin. Al final de la corrida las despedidas son las protagonistas. 31 días de festejos junto a la gente que año tras año ocupamos los mismos abonos, algunos de ellos amigos con los que me unen muchas  más cosas que los toros, que ya saben quienes son y a los que tengo tantas cosas que agradecer, al primo Javier, compañero de fatigas de tantas tardes, a los amigos (José Antonio, Yago, Jacobo, Luis Felipe, Javier, el otro Raúl, Eduardo y hoy mismo Luis) que algunas tardes han querido acompañarme y con los que tan bien me lo he pasado, otros como el bueno de Benito, que con sus prismáticos y su conocimiento nos ha sacado cada día de dudas sobre distintas suertes, si la estocada estaba arriba o caída, si el torero llevaba puntazo o no y a quien cariñosamente hemos rebautizado como Benitopedia, a los Iñigos, a Jaime, al bueno de Marqueta, morantista como yo y que se ha dejado ver con cuentagotas pero cuyas apariciones han sido estelares, en tardes escogidísimas, y, por supuesto, a todo el personal de plaza que este año se ha ocupado de hacer del tendido 1 alto una especie de familia. Su trato amable, su educación y su amabilidad no pueden pasarse por alto. Gracias Santiago, Cristina, Jesús, Ricardo…. y todos cuyos nombres me falten, y espero me perdonen. Muchas gracias a todos por hacer de este mes algo maravilloso. 
Y, por supuesto, a mi hija María que también me ha acompañado algún día, en quien la afición espero que vaya creciendo como lo hizo en mi y me ha aguantado los rollos que le coloco, pero por encima de todo, a mi mujer, Inmaculada, una santa, con quien he tenido la inmensa suerte de disfrutar algunas tardes y cuya compañía vale millones, casi tanto como su infinita paciencia para aguantarme un mes llegando a las nueve y media de la noche o más tarde a casa para después ponerme ante el ordenador con el fin de contaros  lo que he visto y he sentido cada día. Gracias también a vosotros por dedicar unos minutos de vuestro tiempo a leerlo.
Mañana será día de balances, hasta entonces, como digo siempre:
¡Viva la Fiesta de los toros!

Antonio Vallejo

sábado, 4 de junio de 2016

27ª de abono: ¡Los Victorinos!….Y Cobradiezmos en la memoria


Plaza llena, otra más de "no hay billetes", ambiente de las grandes ocasiones, todo al amparo de los toros de Victorino Martín , reclamo más que suficiente por sí mismos en esta plaza, en la que tantas tardes de emoción y triunfos han dado a los aficionados. Este año aún más si cabe. Sobrevuela la memoria del aficionado el nombre de "Cobradiezmos", el toro que hizo historia aquel miércoles de Feria de Abril sevillana al ser indultado. Estoy seguro que hace unos días, allá en su campo cacereño de Las Tiesas, vio embarcar a en el camión a sus seis hermanos rumbo a Madrid. A buen seguro que les dijo: "Tomad el capote con alegría, empujad en el caballo,  apretad mucho, meted la cara abajo, humillad sin miedo, seguid la muleta con codicia, no os canséis de repetir y llenaos el morro de la arena venteña como yo hice con el albero sevillano. De esa manera nos veremos de nuevo por aquí en unos días". Pero Cobradiezmos solo hay uno y sus hermanos, o no le entendieron o no supieron seguir sus consejos. Seis toros de Victorino Martín, para mi modo de entender correctos de presentación, con hechuras en correspondencia a lo que se espera de este encaste Albaserrada, todos en tipo. Los seis cárdenos, peso y volumen típico, no son toros grandes de caja, que nadie espere bisontes en este encaste, una media de 520 Kg, pero con unos pitones marca de la casa, tendiendo a veletos, engatillados, astifinos es poco, puntas afiladísimas, auténticas lanzas capaces de atravesar la frágil anatomía del hombre. Y comportamiento también acorde a lo que se espera de los Albaserrada. Con genio, con peligro, revolviéndose, echando la cara arriba, midiendo y buscando, pero deslucidos en general, escasos de raza, alguno manso claro, una alimaña el primero, inlidiable, con corto recorrido en la muleta en general, exceptuando el tercero, un toro encastado y muy exigente y el quinto, enrazado y con movilidad. Ha sido precisamente durante la lidia de estos dos toros en los que hemos visto los mejores pasajes de la tarde. Tarde, por cierto, en la que al finalizar el paseíllo se ha guardado un minuto de silencio por la muerte en Guadalajara (México) del genial torero  azteca Rodolfo Rodríguez "El Pana". El último romántico del toreo como muchos le califican, un personaje peculiar, excéntrico, que a largo de su vida y su carrera ha atravesado todo tipo de caminos, los del cielo, el triunfo y la gloria hasta los del infierno del alcohol, la cárcel y las penurias económicas. Un tipo idolatrado en México, una leyenda que finalmente falleció en la tarde del jueves, a las cinco de la tarde hora mexicana. Precisamente esa tenía que ser la hora, la de las cinco de la tarde, tan cargada de simbología torera, la de Lorca, no podía haber sido otra, torero hasta en la muerte. Descanse en paz El Pana.
Bien ha toreado Manuel Jesús El Cid al tercero. Ya desde el saludo de capa parecía que El Cid iba a reeditar alguna de sus buenas faenas en esta misma plaza ante animales de este mismo hierro. Verónicas templadas, con gusto, ganando pasos, llevándolo hacia las afueras, buena la media y revolera de remate. Ovación para el de Salteras. Buen comportamiento del victoriano en el caballo, arrancándose en largo, agarra dos magníficos puyazos Juan Bernal, delantero el primero, algo más retrasado pero también bueno el segundo, bien en el castigo, bien administrado, sin barrenar ni quedarse corto señalando sin más. Lógica y merecida ovación para el picador, que se ha prolongado durante su recorrido por el callejón camino de patio de cuadrillas, con los tendidos puestos en pie a su paso. Salvo que mañana domingo, en la  miurada, alguno de los varilargueros lo supere, creo que el premio al mejor puyazo tiene dueño. Desde mi localidad no lo apreciaba con claridad pero creo que brindó el toro a Victorino Martín padre, sentado ayer en el bajo del 9. Bonito detalle del sevillano. Magnífico el toreo de El Cid por ambos pitones, templado y bajando la mano, muletazos reunidos y con largura, en una serie coreada con olés. Olés que se reprodujeron en dos series por el pitón izquierdo, bellísimas, naturales largos, hondos, con mucho empaque, el toro metiendo la cara en le vuelo de la muleta, el torero corriendo la mano baja. La pena es que el animal duró lo que duró, esas tres tandas, y a partir de ahí se vino abajo y la faena fue difuminándose. ¡Ay si Garrochista hubiera hecho caso de los consejos de Cobradiezmos!, porque clase y casta tenía, pero se cansó pronto. Una estocada baja desluce el final, pese a lo cual recoge desde el tercio una generosa ovación.
El otro toro en el que vimos cosas interesantes fue el quinto, "Alevín", un toro con movilidad, encastado y con cierta bravura. Serio animal, abierto de pitones, veleto, muy en tipo Albaserrada. Humilla en el capote de Miguel Abellán que lo lleva hacia los medios lidiándolo por bajo, andándole hacia atrás, para ligar una verónicas con mucho gusto, aplaudidas. Se emplea más en la segunda vara, empuja, mete los riñones, buen pelea de bravo.  Como también buena es la actuación de Miguel Martín en banderillas, dos soberbios pares, reuniendo y clavando a la perfección. En la muleta es donde Miguel Abellán nos ha dejado el sabor de su toreo reposado, el que le da la madurez de sus 18 años de alternativa, etapa de auténtica dulzura la que atraviesa el madrileño desde hace varias temporadas, disfrutando de los toros y haciéndonos disfrutar con ello. Extraordinario toreo en redondo de Abellán, templadísimo, ligando los muletazos, largos, poniéndole la muleta en la cara al victorino, sin quitársela, en tres tandas con profundidad, de mucho valor y belleza. Por el izquierdo también raya la perfección en naturales hondos, templados y largos, si bien la continuidad de la faena no es la misma por ese lado. El toro no repite igual, los naturales surgen sueltos pero son de una extraordinaria belleza. De todas formas, el madrileño ha estado magnífico, toreando para él y para todos, los olés repetidos así lo demostraban. Tan solo la mala fortuna a la hora de matar ha restado a Abellán haber paseado una oreja por el anillo de Las Ventas en reconocimiento a su toreo toda la tarde. Porque en el segundo, un animal con mucho peligro, una alimaña de las que este encaste nos tiene acostumbrado a echar, estuvo Miguel como un jabato. Toro con peligro sordo, que muchos no han visto, que medía y cortaba, se fijaba en el torero y poco en el trapo, malas intenciones en su instinto asesino. Muy firme y valiente Abellán, tragando y aguantando parones y miradas del victorino, hasta lograr meterlo en la muleta a base de técnica y mando. Se la ha jugado de verdad en este toro sin que se le haya reconocido como se merecía por la exposición y la verdad que ha mostrado. Y es que hoy había muchos de los que no son precisamente habituales en los tendidos, al menos en el mío.
Precisamente esos no habituales, dejándose llevar por el vociferio organizado por el sector "sabio", han tenido una actitud más que censurable al finalizar el primer toro. Primer toro que, desde salida, ha demostrado ser manso, una alimaña, no un toro bravo. Desde la primera verónica de José Ignacio Uceda Leal se colaba, buscando al torero, por ambos pitones, sin humillar. En el caballo cabecea de fea manera, sin meter la cara, defendiéndose, mansea. Pánico en banderillas, corta y va a por los peones, que bastante hacen con colocar los palos y salir ilesos. A ver, no llega a ser lo del Saltillo del pasado martes pero por ahí se anda. Con estos antecedentes el comportamiento en la muleta no varia un ápice. Absolutamente intoreable. El de Usera le pega unos machetazos por bajo y toma inmediatamente la espada para matar. La bronca es monumental. Y para mi ha estado excelente. Vale, podía haberle pegado tres machetazos más, ¿para qué?. Podía incluso haber estado cinco minutos dando trapazos por bajo, ¿para qué?, ¿para acabar herido o dejarse matar?, ¿es sangre lo que quieren, un circo romano?. ¡Ah, para justificarse!.¿Justificarse, de qué?. Un torero como Uceda Leal no tiene que justificar ya nada en Madrid. Muchas veces le hemos visto torear y sabemos de su arte. Ante una alimaña como la de ayer no necesita justificarse, ante una alimaña como la de ayer lo mejor es pasaportarla rápido y dejarse de falsas e inútiles exposiciones. Y me temo que si hubiera estado varios minutos dando machetazos, los mismos que le han abroncado por matar rápido lo hubieran hecho por "prolongar" la faena. El sector "sabio" encendió la mecha que rápidamente prendió en gran parte del público, curiosamente gente que no es la habitual de cada día, vamos, que los que más protestaban a mi alrededor y más barbaridades decían eran los que hoy asomaban por primera vez en esta feria. Muy curioso, debe ser que tampoco han visto mucho a Uceda. Pero aunque yo opine que Uceda ha hecho lo correcto y la bronca monumental ha sido injustificada a mi modo de ver (y por cierto,  el de la  grandísima mayoría de la crítica y la prensa que he leído), es respetable, tanto derecho tiene un aficionado para silbar y gritar como para aplaudir. Lo que no tolero, así lo comentamos en ese momento mi amiga Carmen y yo, es que se aplaudiera por parte de algunos, afortunadamente minoría, al toro en el arrastre. Cuando eso ocurrió me rebelé con los de mi alrededor, aquellos a los que no había visto ni un día por el tendido, y les dije que no se puede aplaudir a ese toro. Su respuesta fue suficiente para que ellos solos se calificaran: "Es para joder al torero", y lo cito textualmente, con sus palabras. Les replico que eso no es ser aficionado y que hay que respetar a quien se juega la vida. Oye, mano de santo, a partir de ahí más suaves que la seda, no hay nada como decirle a la cara las cosas al que se esconde en la masa vociferante, mansea y recula en tablas. Pues bien, si alguien va a los toros con ese ánimo, mejor que se quede en casa y calme sus frustraciones de otra manera. Eso no puede calificarse nunca como aficionado, es público que lo mismo vino ayer a Las Ventas que hoy  tira una botella a la cancha del Palacio de los Deportes si el árbitro pita una personal que no le gusta en el partido del Madrid de esta noche. Impresentable reacción la de aplaudir al toro en el arrastre. La bronca, por supuesto, es respetable, aunque no la comparta, quizás por ser Uceda uno de los toreros por los que tengo mucha preferencia y debilidad, por su gusto, su porte y si torería, pero lo otro no es respetable. Aún hay más,  es que  la cosa no ha acabado ahí. Durante la lidia del tercero se disponía José Ignacio ha hacer el turno de quite que reglamentariamente le corresponde. Pitada impresionante y de nuevo injustificada, negándole el derecho que tiene a ello. Y esa pitada ha nacido en el siete, arrastrando a muchos "sincriterio". Penosa actitud, falta total de conocimiento de lo que es el reglamento, la lidia y el toreo, por muy "sabios" que se consideren. Mal, muy mal nos va a ir así si queremos sacar adelante la Fiesta y defendernos de los ataques de la izquierda podemita chekista y totalitaria desfrazada de antitaurinismo animalista. 

Y de esta manera, a las nueve en punto de la aún tarde, salíamos de Las Ventas en la que ha sido la corrida más rápida de este San Isidro 2016, lo cual no está nada mal, porque a algunos nos dio tiempo de ir a tomar una cervecita en compañía de unos buenos aficionados y mejores amigos, sin prisas ni agobios, antes de ir a cenar y disfrutar de una preciosa noche primaveral madrileña con otros grandes amigos que, con buen criterio, habían reservado mesa para las diez y media, "por si se alargaban los toros". Se lo pregunté y me han asegurado que ellos no montaron la bronca para que Uceda prolongara el trasteo y saliéramos más tarde de la plaza. Je,je,je.

Antonio Vallejo

viernes, 3 de junio de 2016

26ª de abono: Javier Ambel


Tras la tempestad llega la calma, suele decirse. Tras lo de ayer, tempestad, temporal, huracán, ciclón, tsunami torero en el capote, la muleta y la espada de José María Manzanares en la corrida extraordinaria de Beneficencia, llegaba la calma de hoy. Tras el lleno de "no hay billetes" de ayer regresaban los tres cuartos de plaza. Tras la emoción y la apoteosis de la Fiesta vivida ayer ha llegado el letargo. Tras los toros de Victoriano del Río, posiblemente la corrida más completa vista en este mes, que no en el abono puesto que era extraordinaria y, por tanto, creo que no puede optar a ninguno de los premios que otorguen los diferentes jurados, llegaban los de Celestino Cuadri. Ganadería muy peculiar, encaste y estirpe nueva desde 1954, fruto del cruce de sangres Ibarra-Santa Coloma, Urcola, Conde de la Corte y Gamero Cívico, una de las fetiches de los toristas, de las respetadas y toleradas por el sector más intransigente de la plaza para con otros encastes, uno de los buques insignias de las denominadas duras, una ganadería que, si juzgamos lo de hoy, tiene más de nombre e historia que otra cosa. Decepcionante en mi opinión la corrida de Cuadri. Bien de presencia, seria, es lo mínimo para Madrid y en este tipo de ganaderías, desigual de hechuras a mi modo de ver y con algunos ejemplares cuya morfología no es la que a mi más me gusta, pero es tan solo una opinión, una cuestión de estética. Mala en cuanto a comportamiento, sin raza, descastada y escasa de fuerzas en mi opinión, aunque con cierta nobleza, esa cualidad que utilizamos para definir de manera más o menos educada al toro que pasa pero lo hace andando al paso, a media altura, sin emplearse y sin transmitir la mínima emoción. Es decir, un eufemismo para no llamarlo soso y aburrido. Y es que la línea general de la corrida me ha parecido eso, sosa y plomiza, aletargada, quizás porque aún estábamos bajo los efectos hipnóticos de lo visto ayer en manos del maestro Manzanares. Más de uno mirábamos al ruedo y veíamos el lugar donde dio las verónicas, nuestra mente volaba al recuerdo de las chicuelinas a manos bajas como las de su padre, los redondos y naturales, los pases de pecho, las trincheras…. y esa tremenda estocada que si hubiera sido en corrida de abono se llevaría el premio a la mejor de la feria. Pero los sueños, sueños son, y la realidad de hoy era bien distinta. Basta señalar un detalle de la tarde de hoy  para resumir lo que me ha parecido. Siendo Cuadri una ganadería "torista" y "dura", protegida y mimada por los puristas, esos que exigen poner al toro en largo para que se arranque al caballo y que consideran que solo estas ganaderías de su agrado pueden hacerlo, hoy no ha tenido ni eso. Si mis apuntes y mi memoria no fallan tan solo contabilizo una arrancada en largo y un buen puyazo, bien agarrado a la primera y con el toro empujando y metiendo los riñones, en el lidiado en tercer lugar. El resto de los tercios de varas han sido decepcionantes, sin la vibración y la belleza que este tercio aporta y que se supone en este encaste, con los toros colocados en corto, midiéndose mucho el castigo, cuando no ha sido solo señalado, sin que los cuadris hayan peleado como bravos y hayan metido los riñones, más bien han cabeceado. Y no se crean que el siete ha estallado, ¡qué va!, silencio en general, permisivos…..¿o también hechizados por el embrujo torero de su "odiado" Manzanares? Je,je,je. En definitiva, que si ni en varas se han empleado, apaga y vámonos. Y es una lástima, porque Cuadri ha dado grandes tardes de toros en Madrid, pero hoy no ha sido su día. No sé si llamarlo petardo, pero mala sí. Y va otro fracaso de los "toristas", algo que por desgracia se veía venir, así lo he repetido desde el pasado domingo. Lo dije y lo mantengo, el timo de la estampita, muchos kilos de carne y poco más, cuando eran ganaderías que en otros tiempos, con menos tonelaje, se han movido y han sido más que emocionantes, vibrantes. Eso sí, hoy sin protestas ni gritos de "toros, toros", paradojas de la vida. 

Malo el lote del madrileño Luis Miguel Encabo, sin opciones. Su primero, "Desconfío", nombre que era un auténtico presagio de todo lo que iba a venir. Verónicas de saludo aplaudidas, ganando pasos, el toro se desplaza pero no parece que tenga ni mucha clase ni  muchas fuerzas. No cumple en el caballo ni en banderillas, colocadas por el propio matador con solvencia. Corta el de Cuadri en el primer par, resuelve con oficio Encabo, mejores el segundo y tercero, en la cara, se nota su veteranía de 20 años de alternativa. Faena deslucida en la que Encabo ha mostrado esa veteranía y técnica, tratando de templar la embestida corta del de Cuadri, que no humilla y cabecea, poniéndole la muleta alante, pero sin emoción, pases y más pases con voluntad, con tesón, técnicamente bien, pero sin pizca de emoción por lo soso del toro. Mata de media y tres descabellos. 
El cuarto, "Astrólogo", toma el capote del madrileño rebrincando, lo tiene que llevar andándole hacia atrás para que humille y meta algo la cara, bien lidiado pero sin lucimiento. No se emplea en el caballo, se deja pegar echando la cara arriba, mala pelea. En banderillas espera, clava Encabo con facilidad, oficio de veterano. Lo que apuntaba desde salida se ha confirmado en la muleta. El de Cuadri no humilla, cabecea, se frena, un prenda, vamos. Tira de nuevo veteranía aunque sin demasiada confianza. Faena, por llamarlo de alguna manera, deslucida, pases y pases tratando de sacar lo que no hay. Para colmo de desgracias mata horriblemente mal, saliéndose de la suerte, pinchando bajo en tres ocasiones. Si al menos hubiera matado de bajonazo nos habría ahorrado los ¡once descabellos! que ha tenido que dar para acabar con este toro. Imaginen la bronca. 

Recibe Fernando Robleño a su primero, "Sembrador", por verónicas, ganando terreno, con una media de remate de cierto gusto. Palmas para el también madrileño. No se emplea en el caballo, empuja con la cara medianamente alta en la primera puya, se deja pegar en la segunda y se le castiga poco. Bandirellea con calidad Raúl Ruiz, cuadrando y reuniendo en la cara, ovación para el buen subalterno. Firme y sobrio ha estado Robleño con la muleta. Inicia la faena allá por terrenos del 4, el toro se desplaza pero sin demasiada emoción. Paciente Robleño, lo va templando y metiendo en la muleta a base de ponérsela en la cara y llevarlo muy toreado. Saca una notable serie por el pitón derecho con la mano baja, con temple, ligados. En la siguientes tandas por ese pitón el cuadri acorta el recorrido y se defiende, echa la cara arriba. Mejor el pitón izquierdo, más claro. Por ahí surge una serie de naturales con más empaque, largos y templados, siempre poniéndole la muleta en la cara. Bien el madrileño, por encima del toro, bueno su toreo por el pitón izquierdo, con clase, hasta que el animal se agota, que es pronto. El bajonazo con el que ha matado afea su actuación, que ha quedado en silencio.
El quinto de la tarde, "Jabato", viene marcado por el salto a la arena previo a su salida  de un antitaurino al que sus promotores podemitas han pagado una entrada de sol para que monte su numerito. Rápidamente ha sido reducido por el mozo de espadas y parte de las cuadrillas, que se lo han llevado a golpes y arrastras hasta el burladero del 1, donde el canalla en cuestión ha tenido la gran suerte de ser tomado por la policía, porque de no haber sido así a lo mejor había sido lidiado como sobrero, una lástima. Toro muy grande y alto, 627 Kg, demasiado volumen. Lo recibe Robleño a la verónica, buenos lances coreados con olés. No se emplea en el caballo, se deja pegar, sin más. Deslucido en banderillas, sin humillar, tercio de mero trámite. Inicia Robleño su faena por bajo, flexionando la rodilla, suave, tratando de templar la embestida descompuesta del toro, con gusto. Pero no humilla, sigue con la cara alta. Tremenda voluntad y entrega del madrileño, le pone la muleta en la cara, el toro no pasa, le mira, malas intenciones. El trasteo resulta soso, no dice nada, imposible sacar algo mínimamente lucido. Las pasa canutas Robleño para entra a matar por la altura de la cara del de Cuadri. Consigue a la tercera colocar una casi entera que liquida a este mal toro.

El lote mejor le ha correspondido al albaceteño Rubén Pinar. Ojo, que decir el mejor de hoy no es decir bueno, simplemente aplicar aquello de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Si sus hermanos han sido malos, la medianía se convierte en algo bueno. El tercero, "Berraquillo", parece que humilla en el capote de Pinar pero echa las manitas por delante. Buenas verónicas de saludo. Toma dos puyazos. El primero sin emplearse, arrancando en corto. Es en el segundo donde se alteran los ánimos de los toristas y se aceleran los corazones, ¡va a entrar largo la caballo!, ¡qué maravilla!, ¡un puyazo de 12 posibles con el toro galopando al caballo y agarrando bien el picador! Esto merece por sí solo el precio de la entrada, señores, ¡vaya toro!. Digo yo que eso es lo que han debido pensar los que ya sabemos. Triste bagaje. Es en este momento de la lidia donde entra en escena Javier Ambel, lo dejo ahí. El toro tiene un solo pitón, el izquierdo. Por el derecho corta y no pasa. Naturales con recorrido, templados, hondos, sobre todo cuando ha corrido la mano y ha llevado en largo la embestida del cuadri. Toda la faena la ha llevado por el izquierdo, con empaque, seguro, trazando series cortas de naturales largos, lo que pedía el toro. Se le ven cualidades a Pinar, ya lo ha demostrado abriendo la Puerta Grande en la Feria del Aniversario de 2009, buen torero, con técnica más que sobrada, pero a veces un tanto academicista, sin ese pasito adelante que termine de llegar a los tendidos y genere más emoción. Pero hoy ha estado muy por encima de sus toros. Mata de estocada entera y escuchan ovación tanto el torero como el toro en el arrastre. 
El sexto, "Mediador", es para mi gusto el más serio y de mejores hechuras del encierro. Sale sin emplearse en el capote, verónicas suaves de Pinar, buena la media de remate, palmas para el albaceteño. No se emplea en el caballo, se deja pegar sin más. Tercio de banderillas, toma los palos Javier Ambel….Faena pulcra, solvente, académica, con técnica la de Rubén Pinar a este sexto, con temple, llevando bien al toro en la muleta, redondos largos y ligados, bajándole la mano para corregir su defecto de echar la cara arriba. Para mi, por ponerle un pero, con un pequeño defecto de colocación, algo fuera al citar . Quizás lo mejor hayan sido dos cambios de mano lentísimos de gran calidad, recibidos con olés por los tendidos. Todo esto por el pitón derecho, porque por el izquierdo el toro no quiere saber nada, sale suelto del muletazo, no humilla nada, imposible. Al igual que en su primero, he visto a Pinar muy por encima de este toro, al que mata de estocada casi entera arriba. Recoge la segunda ovación, premio a su firme actuación esta tarde venteña.

Cada día hablamos de los toros, de cada uno de los matadores, de sus pases, sus estocadas, y reseñamos la actuación de la escuadrillas. Pero nunca encontramos un espacio reservado para los de plata, tan importantes para el correcto desarrollo de la lidia. Hoy no va a ser así. Hoy tengo que destacar a un magnífico subalterno, Javier Ambel. La brega de este magnífico torero al tercero de la tarde ha sido, sencillamente, extraordinaria. ¡Cómo ha llevado al toro sin darle un solo capotazo!, andándole hacia atrás, con el capote bajo, dejando al toro perfectamente colocado para que sus compañeros entren a colocar los pares, y como se ha llevado a punta de capote al toro en el momento en que su matador se dirigía a cumplimentar al palco previo al inicio de la faena de muleta. ¡Olé, eso es bregar, eso es torear!. Pero su labor no acaba ahí. En el sexto ha colocado dos excelentes pares de banderillas, dejándose ver, andando despacio a la cara del toro, reuniendo en la  misma cara, entre los pitones, colocando arriba los cuatro palos. Sensacional banderillero Javier Ambel, uno de los nombres que cuando aparecen en le programa de cada día aseguran lucimiento. Hay una magnífica hornada de banderilleros en este momento: Angel Otero, Juan José Trujillo, David Adalid, Fernando Sánchez, Curro Vivas, Raúl Ramírez, Vicente Osuna, Jesús Arruga y otros muchos que seguro se me olvida citar, amén del mencionado Javier Ambel. Por eso hoy el título de la entrada va para un magnífico torero de plata que esta tarde ha arrancado la mayor ovación de la tarde con su labor de brega y sus pares de banderillas, en representación de tantos buenos toreros de plata que cada tarde hacen las delicias de los aficionados. Desde aquí mi profundo agradecimiento y mi reconocimiento a su torería. Hoy va por ellos, va por Javier Ambel.

Antonio Vallejo

jueves, 2 de junio de 2016

Extraordinaria de Beneficencia: Antología de Manzanares, enorme López Simón. ¡Viva el toreo!


Antología del toreo en el capote, la muleta y la espada de José María Manzanares. Desde la primera verónica hasta el estoconazo recibiendo, una sublime obra de arte, la excelencia del toreo, la faena perfecta ante un bravo y sensacional toro de Victoriano del Río, procedencia Juan Pedro Domecq, corrido en quinto lugar, un toro de vuelta al ruedo que incomprensiblemente no le ha sido concedida. ¿Este toro no les gusta a los toristas? ¿no es este el toro que los aficionados de verdad queremos?. Pero hoy no hay sitio para la polémica ni para sacar los colores a los cuatro de cada día que ya han demostrado que, salvo vociferar y decir barbaridades, no tienen ni idea de esto. Lo de hoy ha sido muy grande. Bastante ración han tenido hoy para callarse, se han ido con la cabeza gacha y las orejas plegadas ante la antología del toreo que ha recitado uno de sus "odiados", el maestro José María Manzanares. Dos orejas que para mi debieron ir acompañada del rabo. Y me explico. La faena ha sido, por sí sola, de dos orejas. Previamente ha toreado de capa con una verónicas sublimes, lentísimas, cadenciosas, de una belleza descomunal, con compás, acompañadas con el cuerpo, ganándole terreno, y una media de remate de cartel, extraordinaria, con una clase descomunal. El quite por chicuelinas lo ha tenido todo, ceñidísimas, a manos bajas, bajísimas, enorme plasticidad, y otra media de época. Y con la muleta ha compuesto una sinfonía del toreo descomunal. Por un pitón y por el otro, los redondos se sucedían templados, ligados, la mano siempre baja, la figura compuesta, sin postreros ni exageraciones, todo natural y elegante, como es el maestro. Redondos profundos coreados con rotundos olés, pase de pecho eternos, de pitón a rabo, auténtico canto a la belleza. y por el pitón izquierdo, ¡Ay por el pitón izquierdo!. Naturales de ensueño, temple en estado puro, ligazón, siempre cargando la suerte, ligados uno a otro sin solución de continuidad. El vuelo de la muleta era una vaporosa seda que hipnotizaba la brava y sensacional embestida de "Dalia", así se llamaba el extraordinario toro de Victoriano del Río. Cambios de mano, más redondos, más naturales, un atracón de toreo infinito, en cada pase se detenía el tiempo, trincherazos de suprema belleza, cambios de mano inmensos. La emoción máxima en los tendidos, los olés retumbaban a cada muletazo, las manos rotas a aplaudir. Es imposible explicar lo que he sentido, es imposible transmitir la emoción que aún siento recordando ahora lo que  José María Manzanares ha dejado plasmado en sangre de toro y oro sobre la arena de Las Ventas. Su padre, viéndole torear desde allá arriba, se habrá sentido orgulloso de él, ¡olé, maestro!. Repito, hasta aquí todo perfecto, sublime, antológico, de principio a fin, de pitón a rabo, como los pases de pecho de ensueño con los que ha rematado sus series por ambos pitones. Silencio máximo cuando, en la primera raya del 1, en la suerte contraria ¡ha colocado un estoconazo recibiendo, hasta la bola, en todo lo alto, que hace rodar al de Victoriano sin puntilla!. Creo que es la estocada de la feria, seguro. A partir de ahí un mar de pañuelos, cae la primera, cae la segunda y se pide el rabo, yo lo he hecho, sin dudarlo, para mía lo merecía. Y lo explico con una sencilla ecuación:
Toreo de capote y muleta de dos orejas + estocada por sí solo de oreja = Dos orejas y rabo.
Y el reglamento dice que el rabo se concede cuando el torero está perfecto en los tres tercios, ¿queda alguna duda?. Para mi ninguna.
Dos orejas de antología, dos orejas históricas, dos orejas que pasarán años y seguirán vivas en nuestra memoria. ¡Ole, ole y ole, que grande es el toreo!. La obra maestra compuesta por Manzanares ha hecho que salgamos radiantes de la plaza de toros, dando pases al aire, contando a todo el mundo lo que habíamos visto, con orgullo de la grandeza de nuestra Fiesta. ¡Gracias, maestro!. 

Pero no solo ha sido Manzanares el único en abrir la Puerta Grande. Alberto López Simón, al que ya muchos querían enterrar, ha demostrado una vez más su categoría, su valor y su enorme torería. Ha sido en el tercero de la tarde, "Campirito", al que ha toreado a la verónica con enorme gusto y calidad rematada con una media bellísima. El toro va suelto pero se mueve, no se emplea en el caballo pero sigue demostrando movilidad en banderillas, cortando y poniendo en complicaciones a Vicente Osuna y Jesús Arruga. En los estatuarios iniciales el toro va con movilidad, repite pero se va suelto. Se va el madrileño López Simón a fijarlo en los medios ¡y vaya como lo fija!. Con la mano diestra compone unas  series en redondo sensacionales, templadas, conduciendo larga la embestida de toro, con la mano baja, ligadas, además de la emoción que el toro transmitía, un toro exigente, que tenía un punto d peligro nada despreciable. Olés sentidos en los tendidos, faena de mando y poder de López Simón, firme y valiente. Hasta cuatro series de enorme clase ha compuesto por es pitón derecho, aguantando también los parones del de Victoriano, sin rectificar un milímetro, traga y al final le hace pasar embebido en la muleta. ¡Cómo está toreando el de Barajas! Mete los riñones, se enrosca al toro, todo relajado, toreo vertical, la mano baja, tremenda emoción y transmisión. Por el pitón izquierdo el toro tiende también a irse, pero López Simón le pone la muleta en la cara, le tapa la salida, lo recoge en el vuelo de las telas y saca unos naturales de auténtico lujo. Olés rotundos… y los cuatro de cada día protestando no sé qué. Pero como ya he dicho antes, al final las orejas gachas y la cabeza baja al ver el ridículo que cada día hacen. El final de faena rezuma gusto por los cuatro costados, tanda de derechazos en el tercio, en corto, ligadísimos los muletazos, muy bajos, templados, en un palmo de terreno, sin mover casi las zapatillas, rematado con un pase de pecho sensacional, de pitón a rabo, larguísimo, de máxima belleza. Extraordinario López Simón ante este exigente toro, con movilidad y emoción, no exento de riesgo. Culmina con una estocada entera arriba que hace doblar al animal. Dos orejas para mi justas y de ley, premio al valor y la torería del madrileño. ¿Que la espada ha quedado un palmo trasera? ¿Y qué?, ha matado recto y por derecho a la primera, volcándose encima del toro, tanto que le ha volteado por el vientre con la pala del pitón, menos mal, porque si le empitona le revienta. ¿Se puede pedir más?. Yo, al menos, no. Repito, dos orejas merecidísimas, aunque los amantes de la escuadra y el cartabón dictaminen que unos centímetros más adelante  está el sitio perfecto. Imagínense quienes han protestado la segunda oreja. En efecto, los del siete. En fin, que donde no hay no se puede sacar.
Y aún ha podido cortar otra oreja al sexto, un toro incómodo, con la cara arriba, al que, teniendo ya las dos orejas de su primero ha ido a recibir a porta gayola, como si tuviera que ganarse aún el triunfo, al que a base de tesón y técnica ha sometido en la muleta, un toro con movilidad y transmisión pero que no ha acabado de entregarse. Muy firme de nuevo López Simón, pleno de entrega y compromiso, que bien pudo haber valido otra oreja, pero no hubo petición, a esas horas lo único que la gente quería era ver a los dos toreros saliendo a hombros por la Puerta Grande de Madrid.

Y no debemos olvidar que ha habido otro gran torero hoy sobre la arena de las Ventas, un torero que, aunque no haya tocado pelo, ha estado muy por encima de sus dos toros, demostrando que es una figura del toreo, que ha aplicado enormes dosis de técnica y de mando para llevar a sus dos oponentes, toros complicados, a los que les ha dado distancia, los ha llevado templados en la muleta, realmente bien y pulcro en sus dos faenas, con mucha clase y calidad, pero la embestida sosa de los animales ha restado emoción al trasteo. Y cuando los toros se le han apagado no ha dudado en acortar las distancias y meterse entre los pitones con verdad, sin dejarse impresionar por las constantes faltas de respeto y la protestas injustificadas de los que le tienen enfilado. Muy entregado el francés, sin suerte con la espada, ha escuchado una fuerte ovación al finalizar el cuarto sin querer salir a recibirla más allá del callejón. Y ha hecho bien, lo he entendido al escuchar con posterioridad a la corrida su declaraciones a los micrófonos de Canal Plus Toros, desencantado con el maltrato y la falta de reconocimiento que en sus cuatro tardes ha tenido que soportar de parte de los cuatro infames de todos los días. Pero su labor, su entrega, su profesionalidad y su enorme dignidad la hemos apreciado y valorado muchos.

Si ayer salimos de Las Ventas con un enfado monumental por la infame moruchada que tuvimos que soportar, hoy lo hacemos inflados de emoción, llenos de toreo del bueno, orgullosos de haber visto a tres grandes toreros, dos de los cuales han abierto la Puerta Grande y uno, José María Manzanares, ha compuesto una antología de la tauromaquia.
¡Qué bello es el toreo! ¡Qué grande es nuestra Fiesta!

Antonio Vallejo

miércoles, 1 de junio de 2016

25ª de abono: Un insulto a la Fiesta


Esta tarde hemos asistido a un espectáculo lamentable en la plaza de toros de Madrid, un espectáculo indigno de esta plaza, un espectáculo indigno de San Isidro y un espectáculo indigno para la Fiesta. Hoy era una de esas corridas de las que se proclaman a bombo y platillo como torista, de las que los puristas vienen a ver perdonándolo todo, hasta la falta de trapío, como en el caso de hoy, la falta de presencia, como en el caso de hoy, la falta de buenas hechuras, como en el caso de hoy, la falta de belleza, como en el caso de hoy. ¡Ni una sola protesta del sector sabio!, ¡ni una sola protesta de los talibanes del siete!. No tienen el mínimo de decencia, no tienen el mínimo de vergüenza, no tiene ni idea de lo que es el toreo. Tanto que han gritado en tantas tardes, tanto que han voceado contra los veterinarios y los presidentes, ¿por qué hoy han callado?. Porque era una de sus ganaderías "favoritas", de las que tienen bula. ¿Por qué se han aprobado en el reconocimiento toros como los que han saltado esta tarde, sin el mínimo exigible para esta plaza, por mucho Saltillo que se llamen?, ¿a qué presiones responde esto?. No lo sé, pero lo que si sé es que hoy han dado una puñalada de muerte a la Fiesta. Si lo que ha salido de los corrales es lo que los "puristas" y los "toristas" reclaman, ¡que se lo metan por donde les quepa!. 
Espectáculo lamentable, espectáculo bochornoso, espectáculo indigno, no ya de esta plaza, de cualquier plaza de toros. Porque lo que ha salido de los corrales ha sido una moruchada infame, indecente, infumable, inlidiable, intolerable, inservible, intoreable, impresentable, indigna, y todos los in que se puedan imaginar. Mansedumbre a toneladas, peligro infinito, además de feos de narices. Vamos, sin rodeos, una mierda de corrida. Y todavía ha habido algún imbécil que se sienta por el siete y aledaños que ha tenido la desvergüenza de recriminar algo a los toreros y subalternos y de meterse con los picadores, llegando al insulto. ¡Que bien estaríamos en Las Ventas si se largan los talibanes de una vez!. Ni uno de los seis ha servido para nada, pero lo del tercero y cuarto ha sido el colmo. ¡Cómo sería que el cuarto se ha llevado banderillas negras!. Yo no había visto jamás eso, es la primera vez en mi vida que veo asomar el pañuelo rojo en el palco, que también tenía que haberlo hecho en el tercero, por cierto. Dos mansos de libro, que no embestían, que se paraban, medía e iban directos al pecho del torero. Dos alimañas asesinas que, en su mansedumbre se defendían a arreones, derrotando de mala manera, buscando hacer sangre, con mucho peligro. Imposibles de picar, llegaban al caballo y se iban sin tocar el peto, también derrotando, echando la cara arriba, casi al cuello de los caballos. Y todavía ha habido algún idiota que, como ya he dicho, ha protestado que no se colocara la toro en distancia, ¡cuanta ignorancia encierran los que se autoproclaman sabios!. Imposible su lidia, desorden y caos absoluto, espectáculo vomitivo, iban y venían a sus anchas, sin fijeza en nada, derrotando a diestro y siniestro, buscando con saña a quien en uno de sus arreones perdía el capote y se veía desprotegido, demostrando mansedumbre y cobardía, justo lo opuesto a lo que es un toro bravo.
Frente a este auténtico despojo bovino, solo así puedo calificar lo que se ha lidiado o intentado lidiar esta tarde, han estado tres héroes, tres auténticos gladiadores que venían a Madrid con toda la ilusión del  mundo, toreros con pocos contratos en busca de la gloria, en San Isidro, en la "gran" semana torista. Y se han encontrado con lo que tantas veces he repetido, la última vez ayer y el pasado domingo: Lo de la semana torista me parece el timo de la estampita. Una semana impuesta por unos pocos para calmar sus ansias de kilos y de entradas al caballo, una auténtica estafa año tras año. Sánchez Vara, Alberto Aguilar y José Carlos Venegas han estado más que dignos, más que profesionales, más que valientes, exponiéndose, poniéndose delante de esas alimañas para llegar a sacarles algún pase, algo más que meritorio. Cómo habrá sido que Sánchez Vara, en declaraciones que he leído con posterioridad a la corrida ha dicho: "No quiero ofender, pero los síntomas del toro eran de estar toreado". Esta frase es terrible, sobre todo porque está cargada de razón. Lo de hoy es para reflexionar y hacérselo  mirar muy mucho, ha sido un estocada de muerte a la Fiesta, que si sigue viva es gracias a estos tres hombres que han demostrado vestirse por los pies, aunque algún indocumentado haya sido capaz de ponerles un pero. Gracias a Dios la gran mayoría de los aficionados hemos sabido valorarles y premiarles como se han merecido. Nada ha importado que Venegas haya visto como el saco de mansedumbre que era la alimaña que se corría en tercer lugar se haya ido con vida tras escuchar tres avisos. La inmensa mayoría le hemos dedicado una cariñosa, reconfortante y merecida ovación porque todos hemos visto que era totalmente imposible matarlo, la misma que se les ha dedicado a cada uno de ellos al abandonar el ruedo. Como las que se ha llevado ese sensacional torero de plata que es David Adalid al banderillear de manera extraordinaria al tercero y al sexto, algo que parecía imposible, la que se ha llevado Raúl Ramírez al conseguir clavar las banderillas negras al infame cuarto, la que se ha llevado César del Puerto al lidiar de manera extraordinaria, con gran saber y poder, con el capote bajo, sometiendo al quinto, y la que se ha dedicado a Alberto Aguilar en la faena de muleta de ese mismo quinto en la que ha sacado redondos largos y bajos sometiendo la brusquedad y la más que bronca embestida del  morucho. Lo único brillante de la tarde, sin duda, esos tres momentos, junto con los enormes arrestos que le han echado los tres matadores y la tremenda sensibilidad para con ellos de la gran mayoría de aficionados que han sabido ver la imposibilidad de los seis animales que llevaban, o mejor dicho manchaban, un nombre mítico como Saltillo.
Lo malo es que aún nos quedan por delante la de Cuadri, Victorino Martín, posiblemente la única en la que veamos algo o mucho de calidad, y la de Miura. ¡Miedo me dan las corridas toristas y las ganaderías "duras"!, siempre lo he dicho. Si no , al tiempo. Mañana la extraordinaria de Beneficencia con toros de Victoriano del Río para Sebastián Castella, José María Manzanares y Alberto López Simón. Aventuro tarde de reventadores, de protestas a los toros aunque tengan más que trapío, así como de gritos, faltas de respeto e improperios para los matadores. Los que ya todos sabemos  irán mañana con las escopetas cargadas y cantidad de sobra de munición para hacer la vida imposible a Castella y Manzanares, hagan lo que hagan, incluso antes de que lo hagan, la consigna será machacarles. Quizás López Simón tenga alguna oportunidad, pero me temo que pocas, creo que también ha entrado en el selecto grupo de toreros enfilados por el sector sabio, los impositores de su criterio a base de vociferar y manejar a su coro de palmeros. Pero, vistas las cosas, que ese sector trate de reventarte la faena es un elogio, significa que eres un gran torero y que estás haciendo las cosas bien. Si no, al tiempo.
Hoy me voy a dormir triste y preocupado tras haber visto que la Fiesta tiene, como dije ayer, al enemigo dentro, en un día muy negro para la tauromaquia. Hoy he asistido a un auténtico insulto a la Fiesta.

Antonio Vallejo