lunes, 6 de junio de 2016
29º de abono: Miura, solo uno, pobre balance
El pasado domingo, hace tan solo una semana, comentaba mis dudas y cierto pesimismo respecto a lo que se anunciaba para esta semana llamada turista, la de las ganaderías duras. Desgraciadamente se han cumplido los pronósticos y no se puede decir que este tipo de encastes, necesarios, imprescindibles para la Fiesta y que no deben desaparecer, hayan lucido, probablemente lo contrario, con una corrida indigna de Madrid como fue la de Saltillo y un tono general gris oscuro, faltas de casta, confundiendo en muchos casos genio y peligro con bravura, arreando más que embistiendo, dejando en los espectadores el aburrimiento como nota dominante. En mi opinión los matadores han estado muy por encima de todos los toros que han salido en esta semana (a excepción de Beneficencia), algo aplicable a la miurada de esta tarde de domingo que cerraba el San Isidro 2016. Miura es leyenda, leyenda viva del toreo, eso es innegable. Ganadería mítica, marcada por la trágica muerte de Manolete en Linares el 29 de agosto de 1947 al entrar a matar al famoso Islero, de esta misma ganadería, lo que ha generado que solo oír su nombre genere pánico. Toros grandes, altos, zancudos, largos, con mucha caja, de fisonomía muy peculiar, muy desarrollados de encornadura, abiertos, a veces exagerada, como los que hoy se han lidiado en Las Ventas, seis ejemplares en tipo a lo que es este encaste, muy serios, con un peso medio de 595 Kg, ¡ahí es nada!, pero que han lucido realmente poco, de muy escaso juego y con pocas, poquísimas posibilidades para el lucimiento, al menos en el concepto del toreo actual. Uno, tan solo uno, ha tenido clase y condiciones, el que se anunciaba cuarto y que ha salido como primero bis al tener que devolverse el que se corría en primer lugar por falta de fuerzas. Esa ha sido otra de la características de la corrida de hoy, su falta de fuerzas, su blandura, con uno devuelto a los corrales y varios que han llegado agotados a la muleta, preocupante a más no poder en cualquier caso, pero aún más en estos encastes duros, a los que al menos se les presupone buen fondo. Por último, tanto en la tarde de hoy como en toda esta semana torista, en la que uno de los atractivos es el tercio de varas, este ha pasado casi desapercibido. Tan solo recuerdo al sexto de Victorino Martín y al sexto de Miura de hoy arrancándose en largo al caballo, empujando con fijeza, metiendo los riñones con bravura. El de Victorino fue picado por José Bernal y comentaba el viernes que era firme candidato al mejor puyazo de la feria, a no ser que en la corrida de Miura alguien lo mejorara. Cerca ha estado Francisco Vallejo, de la cuadrilla de Pérez Mota, al picar extraordinariamente al sexto de hoy domingo. Dos fantásticos puyazos delanteros, agarrados a la primera, buena pelea del toro y muy bien el picador. Pero el premio de Taurodelta al mejor puyazo, los primeros que acabo de conocer hace escaso minutos, ha recaído en José Bernal, de la cuadrilla de Manuel Jesús El Cid. Me alegro de haber acertado el pronóstico, aunque eso será motivo de otra entrada, hoy vamos a lo de Miura.
Como ya he dicho, solo uno de la miurada ha servido. Se anunciaba en cuarto lugar, de nombre "Tabernero" y 605 Kg de peso, pero ha saltado como primero bis al tener que devolverse le primero por inválido. Mal empezaba la cosa si un Miura es devuelto a los corrales a la primeras de cambio por falta de fuerzas. Recibió Rafaelillo a este primero bis lidiándolo a la antigua, con el capote bajo, andándole hacia atrás, llevándoselo a los medios. Ovación para el murciano en esta faceta lidiadora que tantas veces ha mostrado. Se emplea en varas, empuja, mete los riñones, buena pelea en el caballo de Agustín Collado. Buenos los dos pares de José Mora, y eso que el toro tiene su aquel, vaya par de pitones presenta, enormemente abiertos, de gruesa mazorca, un bicharraco, tanto que en un descuido del subalterno, al salir del tercer par y quedarse junto a las tablas, casi es corneado por el Miura. Por fortuna ha quedado en un susto. En la muleta de Rafaelillo hemos vivido los mejores momentos de la tarde. Imposible por el pitón derecho, desde el primer muletazo por ese lado el toro se colaba y buscaba con descaro, el murciano se ha echado la muleta a la mano izquierda y ha embarcado en el vuelo de las telas al Miura, dejándonos para el recuerdocinoc series de naturales templadísimos, vertical la figura, la mano baja, alargando el viaje, el Miura, encastado y bravo, repitiendo, metiendo la cara abajo, humillando, por instantes dudábamos si era de esta ganadería o nos habían colado uno de Domecq. Extraordinarios los naturales del murciano, magníficamente acoplado a la embestida del toro, temple extraordinario, lentos, bellísimos. No han sido de extrañar los olés profundos que han acompañado cada lance, especialmente al final de faena, con el toro apagándose, sacándolos de uno en uno, citando de frente, naturales de suprema belleza por su hondura. Remata la faena con un pase del desdén mirando al tendido que encandila al personal. Lástima del fallo con la Tizona. De no haber sido así estoy seguro que habría cortado una oreja, pero es que matar a este Miura no era tarea fácil, a ver quién era el guapo que entraba con esa amplitud de pitones, complicadísimo, por no decir imposible, entrar a matar con rectitud, salvo que quisiera salir corneado sí o sí. Gran ovación para Rafelillo quien, pese a no haber cortado orejas, ha dejado una gratísima impresión, de torero serio y firme tras sus dos tardes en San Isidro con toros de Adolfo Martín y Miura. El sobrero de Valdefresno que le ha salido al murciano Rafaelillo en cuarto lugar ha sido infame. Infame desde salida por su presencia, un toro gordo, obeso, muy badanudo, con una papada descomunal, sin cuello, aspecto de búfalo. No me extraña que se le silbara de salida por feo, por horroroso de hechuras, al menos para mi gusto. Para más inri no ha servido en el capote, no se ha empleado en el caballo, dejándose pegar sin ningún empuje, deslucido en banderillas, tercio de oficio a cargo de Álvaro Oliver y Pascual Mellinas, y en la muleta no tenía un pase. Embestida sosa, deslucida, al tran-tran, con la boca abierta, asfixiado por tener que mover tantos kilos de carne fofa, ante el que Rafaelillo ha estado
más que voluntarioso, pero era imposible, a la mínima que le obligaba se desplomaba por el peso de sus kilos de más.
Del resto poco que destacar, la verdad. Buen detalle de la afición madrileña al recibir a Javier Castaño con una cariñosa y calurosa ovación, la misma que ha escuchado tras matar a su segundo toro en reconocimiento a su entrega y su compromiso al presentarse en Madrid tras vencer a un cáncer, con lo que supone de desgaste tras el tratamiento quimioterápico. Era la segunda vez que se vestía de luces en la temporada tras su paso por Sevilla. Valiente gesto de Castaño que demuestra una vez más que estos hombres son de otra especie, están hechos de otra pasta, son un ejemplo constante de superación. Mínimas opciones las del leonés aunque criado y crecido en Salamanca ante sus dos toros. Dos animales deslucidos, sin fijeza alguna, que no se han empleado en el caballo y que han echado constantemente la cara arriba, sin humillar, totalmente faltos de casta y clase. Tan solo el quinto le ha permitido a Castaño lucir con el capote, verónicas casi delantales a pies juntos, bellísimos, acompasados, ganando pasos, olés y ovación de reconocimiento. Complicados y con peligro ambos Miuras, a los que Castaño les ha tratado de someter, con la muleta abajo, pero ni por esas, no humillaban ni de broma. Soltando arreones, cortando el viaje, midiendo y buscando como alimañas, con un torero firme y valiente, que les ha plantado cara y no se ha arrugado en ningún momento. Con mucho valor, muy por encima de sus dos toros Javier Castaño, muestra de entrega, pundonor y vergüenza torera. Merecida la gran ovación con la que Madrid ha despedido a este torero de pies a cabeza, muestra de cariño y premio a su disposición.
Y de Pérez Mota podríamos decir lo mismo que de Javier Castaño. Nulas opciones ante el tercero, un toro sin fijeza en el capote, que en el caballo ha metido la cara arrancándose largo en dos puyazos que, aunque han estado muy calibrados por José Valdeolivas, le han dejado seco. En la muleta no ha embestido, lo único que hacía era pegar arreones y tornillazos, cortando y buscando al torero, resultado de su falta de casta y de fuerzas. Toro complicado y con peligro, ante el que Pérez Mota ha estado firme y valeroso, poniéndose y poniéndole la muleta, pero el Miura no tragaba más de un muletazo, al siguiente se revolvía defendiéndose. Curiosamente han aparecido los pitos a Pérez Mota por "alargar"la faena cuando se veía que no había nada que hacer. Seguramente hayan silbado muchos de los mismos que el vieren abroncaron a Uceda Leal por obviar trapazos sin sentido a un toro intoreable, ¡viva la coherencia!. El sexto, segundo del lote del gaditano Pérez Mota, ha sido para mi gusto el más bonito de hechuras de la corrida, un imponente animal, muy serio, que ha tenido un comportamiento extraordinario en varas. Son los dos puyazos de Francisco Vallejo que al inicio de la entrada relataba, arrancándose el Miura en largo, bien picado, delantero Pero todo lo que tenía dentro el Miura se lo ha dejado allí, porque a la muleta ha llegado como sus hermanos, fundido, echando la cara arriba, defendiéndose y protestando si trataba de someterlo, reservón, midiendo, revolviéndose para buscar la carne, con mucho peligro. De nuevo entregado el gaditano, poniendo todo de su parte, pero las nulas condiciones del animal han deslucido todo el trasteo. Al igual que sus compañeros de terna, muy por encima Perez Mota de su lote.
Para el final reservo un apartado especial, como hice el otro día con Ambel, para dos magníficos toreros de plata. Uno de ellos es Raúl Ruiz, que hoy formaba a la órdenes de Pérez Mota. Extraordinarios pares de banderillas los que ha colocado al sexto, andando hacia la cara del toro con torería, reuniendo y clavando en la cara, sensacional banderillero. Gran ovación la que ha recibido y a la que ha respondido saludando montera en mano. El otro torero de plata al que me voy a referir es Fernando Sánchez. No descubrimos nada nuevo si decimos que es uno de los mejores del momento actual. Hoy lo ha demostrado una vez más en los dos toros que ha banderilleado. Magnífico el par colocado al segundo, pero supremos los dos pares que ha puesto al quinto. Y digo bien dos pares, porque aunque va como tercero de la cuadrilla de Javier Castaño, el público ha pedido al palco que le permitiera clavar un par más, tal ha sido la belleza y la torería con la que había colocado su par reglamentario. Es un espectáculo verle citar, su figura de torero de antaño, su andar pausado, las manos bajas agarrando los palos, marcando los pasos, rezuma torería, cómo se arranca hacia el toro, cómo y donde reúne, en la misma cara, cómo clava los palos, perfecto, para salir de la cara del toro como si nada, andando, con la misma torería. Atronadora ovación para uno de los grandes toreros de plata (me gusta más llamarles así que subalternos, porque ellos también son toreros) de los que disfrutamos en la actualidad, y son muchos, a la que ha respondido saludando desmonterado desde el tercio.
Estos dos momentos en banderillas junto con el puyazo de Francisco Vallejo al sexto, las verónicas a pies juntos de Castaño al quinto y el magnífico toreo al natural de Rafaelillo al primero han sido lo mejor de la tarde. Sinceramente, escaso bagaje para una corrida como la de hoy, que cerraba la feria, y una ganadería de la historia, la tradición y el prestigio como es Miura.
La feria de San Isidro 2016 ha llegado a su fin. Al final de la corrida las despedidas son las protagonistas. 31 días de festejos junto a la gente que año tras año ocupamos los mismos abonos, algunos de ellos amigos con los que me unen muchas más cosas que los toros, que ya saben quienes son y a los que tengo tantas cosas que agradecer, al primo Javier, compañero de fatigas de tantas tardes, a los amigos (José Antonio, Yago, Jacobo, Luis Felipe, Javier, el otro Raúl, Eduardo y hoy mismo Luis) que algunas tardes han querido acompañarme y con los que tan bien me lo he pasado, otros como el bueno de Benito, que con sus prismáticos y su conocimiento nos ha sacado cada día de dudas sobre distintas suertes, si la estocada estaba arriba o caída, si el torero llevaba puntazo o no y a quien cariñosamente hemos rebautizado como Benitopedia, a los Iñigos, a Jaime, al bueno de Marqueta, morantista como yo y que se ha dejado ver con cuentagotas pero cuyas apariciones han sido estelares, en tardes escogidísimas, y, por supuesto, a todo el personal de plaza que este año se ha ocupado de hacer del tendido 1 alto una especie de familia. Su trato amable, su educación y su amabilidad no pueden pasarse por alto. Gracias Santiago, Cristina, Jesús, Ricardo…. y todos cuyos nombres me falten, y espero me perdonen. Muchas gracias a todos por hacer de este mes algo maravilloso.
Y, por supuesto, a mi hija María que también me ha acompañado algún día, en quien la afición espero que vaya creciendo como lo hizo en mi y me ha aguantado los rollos que le coloco, pero por encima de todo, a mi mujer, Inmaculada, una santa, con quien he tenido la inmensa suerte de disfrutar algunas tardes y cuya compañía vale millones, casi tanto como su infinita paciencia para aguantarme un mes llegando a las nueve y media de la noche o más tarde a casa para después ponerme ante el ordenador con el fin de contaros lo que he visto y he sentido cada día. Gracias también a vosotros por dedicar unos minutos de vuestro tiempo a leerlo.
Mañana será día de balances, hasta entonces, como digo siempre:
¡Viva la Fiesta de los toros!
Antonio Vallejo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario