sábado, 1 de octubre de 2016

2ª de otoño: Román, la verdad por delante


Cuando se está de verdad, cuando se torea sin esconder nada, con la sinceridad que da la juventud y la necesidad de triunfo es muy difícil que no llegue la emoción, máxime cuando enfrente se tiene a dos toros de las características de los dos fuenteymbros que ha estoqueado en la tarde de hoy el valenciano Román. Sincero, firme, decidido y valiente, así creo que se puede calificar o definir a este joven torero, que se ha jugado el tipo ante dos toros con peligro, de esos que, como suele decirse, te piden el carnet de torero. Ni una duda, ni una vacilación, ni un paso atrás ha dado Román ante los arreones, la embestida brusca y rebrincada en ocasiones, con la cara arriba, cortando el viaje, revolviéndose y buscando, sabedores de lo que dejaban atrás, de los dos ejemplares de Fuente Ymbro con los que hoy ha tenido que lidiar. Un par, pero un par bien grande y bien puesto es lo que le ha echado el valenciano en esta tarde de otoño que más se parecía a cualquiera del mayo isidril por la agradable temperatura y la preciosa luz de un cielo azul limpio y un sol radiante. Pero no todo ha sido riesgo y valor en sus faenas, ¡que va!, sino que les ha puesto la  muleta adelantada, les ha llevado por bajo, conduciendo la embestida con temple, tratando de alargar los muletazos, pero los dos de Fuente Ymbro tragaban dos, a lo sumo tres pases de cada serie, al tercero o cuarto cortaban y buscaban, eso si no es como en les esto, que directamente se acostaba y medía en cada lance, con la mirada descaradamente puesta en los muslos del matador, que él sí ha sido el que ha tragado, sin enmendarse, sin inmutarse, plantando batalla a sus oponentes en los terrenos en que se lo pedían, dándoles todas las ventajas. Insisto, añadiendo buen toreo, toreo de verdad, llegando a meter en la muleta al tercero para sacar un par de series al natural de muchísimo mérito, pegándole tres  naturales hondos que han sido respondidos con sonoros olés por parte de los tendidos. Con estos ingredientes, toros con movilidad, exigentes, con brío, con raza y un torero sincero y entregado es imposible que no se conecte con los tendidos, que no surja la tan traída y llevada transmisión y que no impere la emoción. Ha matado al tercero de estocada entera levemente desprendida volcándose y al sexto de pinchazo y entera fulminante, lo que le ha servido para pasear una oreja merecidísima en su primero, de mucho peso y valor, y una gran ovación a la muerte del sexto que creo hubiera sido de oreja de no haber pinchado al entrar a matar en el primer encuentro. Por supuesto que se le pueden poner peros a la labor del valenciano, lógico por su juventud y sus tan solo dos años de alternativa, que aún le quedan defectos por pulir, que le queda por aprender, lo que quieran, pero hay que ser un tanto mezquino para hacerlo en esta tarde en la que se ha jugado la vida con la verdad por delante. Y los ha habido, los inconformistas de siempre, los sabios puristas, los que tienen que dar la nota, los del 7, siempre los mismos, que han protestado la oreja de ley cortada por el valenciano al tercero con unos gestos y unas maneras impropias de un aficionado con un mínimo de conocimiento y educación. Desconozco el motivo de la protesta, si les ha parecido poco la faena o si han sacado regla, escuadra y cartabón para medir al milímetro la colocación de la espada, algo que hoy me ha dado exactamente igual, que cayera centímetro arriba o abajo me importa absolutamente nada, porque Román ha conseguido emocionarnos. Sinceramente, no sé que demonios quieren, no les entiendo y, además, ¡no quiero entenderles!.
Muy seria, tremenda de pitones en algunos ejemplares, especialmente primero, quinto y sexto, de imponente e impresionante arboladura, más que astifinos, auténticos puñales, variados de tipo, algo desiguales de cara pero en general bien de presentación la corrida de Fuente Ymbro, procedencia Jandilla, encaste Juan Pedro Domecq. Por hechuras me han gustado especialmente el primero y el tercero, cuajados, bajos, hondos, de preciosa lámina. En cuanto a comportamiento bravo, noble y con clase el primero, complicado, temperamental y con genio el tercero, con mucha movilidad y brío el sexto, deslucidos cuarto y quinto. Junto al ya reseñado Román completaban la terna el toledano Eugenio de Mora y el salmantino Juan del Álamo ante tres cuartos de entrada en Las Ventas.
Con mucho gusto, templado, bajando la mano, llevando al toro en largo, ligando los muletazos, ha estado Eugenio de Mora, sacando tandas en redondo de gran hondura y profundidad, faena de clase y sabor, toreo reposado que ha calado en los tendidos por su belleza y calidad ante un ejemplar de Fuente Ymbro que metía la cara con nobleza y bravura, un toro de dulce al que el de Mora ha entendido y ha sabido conducir hasta que se le acabo la gasolina. estoy seguro que si no pincha al entrar a matar habría cortado una oreja, y también estoy casi seguro que la habrían protestado los del 7, por supuesto. Nada, absolutamente nada ha podido sacar del cuarto, un animal deslucido, sin fuerzas ni casta, ante el que se ha justificado en una faena sin mayor sentido y que quizás haya largado en exceso. Pero en el recuerdo nos deja el sabor de su toreo al que abría plaza. Ovación con saludos para Eugenio de Mora en ese primero y silencio en el cuarto.
La otra noticia de la tarde, junto a la verdad y el valor de Román es que Juan del Álamo no haya tocado pelo, y ya es raro, porque cuenta sus actuaciones en Madrid por orejas. Hoy no ha sido posible, y eso que ha tenido en el segundo de la tarde un toro con posibilidades, con notas de bravo, al que lanceó de salida a la verónica con temple y compás, rematando con una preciosa media. De más a menos la faena del salmantino, con algunos altibajos. Mejor las primeras dos series, con el fuenteymbro desplazándose con alegría, en largo, metiendo la cara, muletazos con profundidad y emoción por el pitón derecho. Por el pitón izquierdo baja el nivel, naturales menos limpios, algunos enganchones y la aparición de un molesto viento hicieron el resto para que la faena decayera. A partir de ahí acorta las distancias el salmantino, creo que equivocadamente, y pierde emoción, a la vez que el toro se queda sin fuelle y comienza a cabecear y defenderse sin que la faena ya remonte el vuelo a pesar del tesón y el empeño de del Álamo. Mata de entera trasera y escucha silencio, el mismo que al liquidar al quinto, en el que le ha ocurrido exáctamente igual que a Eugenio de Mora, que no ha tenido oponente, un toro descastado y sin fuerza ante el que lo único que ha podido hacer el salmantino ha sido justificarse, que ya es bastante.

Antonio Vallejo




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