Esta mañana tenía muchas dudas sobre si hoy iba a escribir algo sobre la corrida de ayer en Bilbao en la que la ganadería El Parralejo hacía su presentación en tan importante plaza. Verano, sol, playa, ejercicio matinal, un poco de polo por las tardes, cenas con amigos, mucha diversión y sobre todo descanso, paz y tranquilidad en este oasis de Sotogrande en el que parece que el mundo se detiene. A todo eso tengo que sumarle el lujo que es para mi poder seguir en directo las corridas de Bilbao a las seis de la tarde cómodamente tumbado en mi hamaca a la orilla del mar gracias a las extraordinarias retransmisiones de canal toros que sigo a través de cualquier dispositivo móvil. Y la verdad es que lo que ayer pude ver da para poco y me daba mucha pereza ponerme delante del ordenador para no poder contar casi nada, más aún con la inmensa cantidad de planes que surgen por aquí a cada momento.
Pero aunque la tarde de ayer fuera decepcionante he decidido escribir algo, aunque sea poco, por si le sirve de algo a un gran amigo y seguidor de este blog que hoy pasa por un momento tan duro y difícil como es la pérdida de una madre. Una madre tan taurina y aficionada como él y con la que unas cuantas ocasiones tuve el placer de compartir tardes de toros en Las Ventas. La tristeza y el vacío tan grande que deja ese hueco imposible de llenar no lo va a suplir nada en estos momentos, menos aún unos párrafos hablando de toros, pero si al menos vale para que durante cinco minutos este buen amigo pueda distraer su mente y dibujar aunque solo sea una mueca de alegría sabiendo que su querida madre vio la corrida de ayer desde esa barrera privilegiada que es el cielo, vale la pena vencer la pereza y ponerse a teclear en esta hora de siesta veraniega. Estas letras son para ti, amigo, escritas desde mi Fe y con el cariño y el enorme aprecio que te tengo.
Ayer no viste la corrida. Pues no te perdiste nada. Seis toros fuera de tipo, desiguales de presentación, unos con muchos kilos, otros con una arboladura exagerada, para nada en lo que se supone a su procedencia Jandilla, encaste Domecq, más aún si se echa la vista atrás y a una plaza cercana a Vista Alegre, la de San Sebastián, en la que debutó hace un año con una corrida preciosa de hechuras que bien podría haberse lidiado en Sevilla. Aquellos fueron toros armónicos, los de ayer me parecieron desproporcionados. Y para colmo tampoco dieron juego, salvo que cumplieron en el caballo, lo único que se salvó de la quema, porque al último tercio llegaron vacíos, a la defensiva por su falta de condiciones, alguno con un puntito de nobleza pero sin empuje alguno, faltos de emoción los seis.
Por encima, muy por encima de sus oponentes los matadores que componían la terna de ayer: Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perea y Ginés Marín. Extraordinario Ferrera con lo que tuvo enfrente, derrochando torería y reposo, en la línea que le llevamos viendo las dos últimas temporadas tras su vuelta de la larga lesión de rodilla que le tuvo en el dique seco tantos meses. Al protestan primero le robó multemos cargados de sabor y buen gusto, relajado, natural, suave, toreo maduro y elegante, sobre todo al natural, con una par de series con hondura y largura, lo mejor de la faena. Al cuarto poco le pudo hacer, perdía las manos a la mínima, no se le podía obligar, todo fue a media altura, todo muy despacio, perfecto Ferrera pero sin poder generar emoción, aunque algunos muletazos tuvieron empaque y sabor a toreo caro, pero eran pinceladas sueltas que en ningún momento pudieron llenar el lienzo de la faena. Miguel Ángel Perera tuvo un segundo que se. vía con brío de salida, que mantuvo una muy buena pelea en el caballo, la cara abajo, metiendo los riñones, con celo, pelea de bravo. Tan solo aguantó las dos primeras series por el pitón derecho, metía la cara y se desplazaba bien. Pero fue cambiar de pitón y el toro se vino abajo, se rajó, se puso a la defensiva soltando la cara y ahí se acabó todo. El quinto era un prenda, medía, probaba, reponía, una alimaña, buscaba constantemente el cuerpo de Perera quien hizo lo mejor y lo único que se podía hacer, doblarse, machetazo por bajo y quitárselo de en medio a la mayor brevedad posible. Sinceramente no comparto los pitos que el extremeño escuchó de la afición bilbaína, esta vez creo que no tenían razón alguna para recriminar nada a Perera. Por su parte el jerezano Ginés Marín se las tuvo que ver con un lote totalmente falto de clase y empuje. Es cierto que el tercero tenía movilidad posiblemente por la inercia de sus kilos, pero pasaba por la muleta sin entregarse, iba y venía sin gracia alguna, nula emoción pese a que Ginés buscó siempre la colocación, le puso la muleta y trató de llevarlo con largura, pero no había tu tía, el de Parralejo a su aire, como su hermano que hizo sexto, idéntico, deslucido y soso, sin una gota de clase ni entrega. Así era imposible conectar con unos tendidos que aún no sé que vieron para aplaudir a alguno de los ejemplares en el arrastre. No creo que el hecho de que alguno derribara al caballo en el tercio de varas y que en general mostraran buena pelea en el peto cumpliera con sus expectativas. ¿A ver si la media plaza que ayer se registró esta ocupada por público proveniente de otro sitio o de otro tendido?. No me cuadra esa respuesta en una afición como la de Bilbao, algo falla.
Ya ves, amigo, no te perdiste nada. Tan solo deseo que estos minutos hayan distraído algo tu mente de la tristeza que comparto contigo en estos momentos. Un abrazo.
Antonio Vallejo
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