miércoles, 10 de julio de 2019

5ª de San Fermín: Solitaria oreja con los de Escolar


La de hoy ha sido una jornada con doble cara. Por la mañana los de José escolar han protagonizado un encierro muy rápido y limpio para lo que suelen acostumbrar. Lo normal es que al menos uno de los toros se quede rezagado, haga el recorrido por libre, se vuelva siembre el pánico por donde pasa, pero hoy no ha sido así. Un día más muchas quejas de los mozos porque también han sido los cabestros los que han liderado el encierro y los seis escolares han ido arropados y sin hacer prácticamente ni un gesto feo, esos derrotes secos que lanzan a diestro siniestro cuando sacan a relucir su sangre, su  mala leche y sin comportamiento de alimañas, unos auténtico cabrones, con perdón. En el aire quedaba la duda sobre cual sería su comportamiento en el ruedo, y ahí demostraron su dureza y complicaciones, soltando la cara, revolviéndose y buscando con peligro, al menos primero, cuarto y quinto. 
Seis toros cárdenos muy bien presentados, muy serios y entipados, abiertos de cara, vueltos de pitones, todos claramente reconocibles en su procedencia Albaserrada pero que en cuanto a juego han tenido mucha disparidad, desde las alimañas que como ya he comentado han sido primero, cuarto y quinto, hasta otros con nobleza e incluso cierta bondad, como segundo, tercero y sexto pero que no significa que fueran fáciles, para nada, exigían mando porque a la mínima te buscaban las cosquillas. Todo ello en una tarde en la que ha vuelto a brillar el sol tras el diluvio de ayer y la plaza pamplonesa ha lucido otro lleno a reventar para ver una de las ganaderías favoritas para esta afición que ha vuelto a inundar la tarde con la algarabía, el jolgorio, el bullicio, el desenfreno de comida, bebida, cánticos y el no parar quieto en los tendidos tras el silencio de ayer sin lo  que Pamplona no sería Pamplona. Otra vez "El Rey", "la chica ye-ye", Tony Ronald y su "help, ayúdame" dirigidos por las charangas de las peñas que copan el sol. En ese ambiente auténticamente infernal se han visto las caras con los de José Escolar los integrantes de la terna, Fernando Robleño, Javier Castaño y Pepe Moral, los tres sobrados conocedores de este encaste, los tres forjados en mil batallas con estos hierros llamados duros.  Sinceramente, hay que tener mucha capacidad de concentración y abstracción para torear allí, encima a unas alimañas como suelen ser estos albaserradas que desarrollan sentido a la mínima - si no lo traen ya de casa - y que no permiten el mínimo fallo ni la mínima distracción. Me descubro ante estos hombres.
Una corrida en la que yo creo ha habido mucho que lidiar y que en muchas fases requería un toreo a la antigua, con los pies, sometiendo por bajo, sin miedo a doblarse y echar las telas al suelo para hacer humillar a los de Escolar y de esa manera poder instrumentar muletazos con profundidad y ligazón en algunos siendo totalmente imposible en otros que en todo momento se revolvían, llevaban la cara alta y soltaban los tornillazos habituales.
El peor lote se lo ha llevado el madrileño Fernando Robleño que ha demostrado su conocimiento, madurez y veteranía ante este tipo de corridas. Sensacional en la lidia, que es lo que requerían sus dos toros, lidiarlos y poderles, siempre por bajo, con enorme firmeza y seguridad, bien colocado, poniéndoles la muleta, provocándoles la embestida  tirando de los toros, perdiéndoles pasos en cada muletazo cuando los de Escolar se revolvían y buscaban, magnífico Robleño, serio y capaz, ante unos tendidos indiferentes a lo que estaba tragando y las faenas de tanto mérito que estaba desarrollando. Pero es lo que tiene Pamplona cuando te toca abrir plaza y el toro de la merienda, que una mayoría de la plaza está más por la chica ye-ye, los bocadillos, los guisos y los litros de alcohol que por un hombre que con enorme valentía y dignidad se está jugando la vida. Dos silencios que para mi han sido muy escaso  premio a la generosa y muy buena labor de Robleño, torero toda la tarde, firme y seguro, lidiando a la perfección sin que muchos lo apreciaran, una lástima, pero así es esto.
Pepe Moral parece volver a levantar el vuelo que parte tener algo perdido en esta temporada. En conjunto creo que le ha correspondido el lote de mayores opciones, con un tercero al que recibió a la verónica con temple, gusto y suavidad y que en la muleta pedía mucho mando porque si no tendía a soltar la cara con serio peligro. Inició la faena por bajo, doblándose, poderoso, poco a poco, a base de colocación y ponerle la muleta fue metiendo al de Escolar en los vuelos. Embestía al paso, había que aguantarle y alejarse de cualquier brusquedad para que humillara. Mejor por el pitón derecho, menos acople por el izquierdo pero creo que ha vuelto a apuntar el toreo que tantas tardes nos ha emocionado. El sexto tuvo nobleza en su embestir, pero había que sacarle los muletazos de uno en uno, le costaba humillar y la mayoría de las veces salía por encima del palillo desluciendo el conjunto. Firme y paciente el sevillano hasta conseguir hilar unas series de derechazos con ligazón y profundidad a mitad de faena que llegaron a los tendidos.  Lástima de los pinchazos en ambos toros que precedieron a las estocadas porque de haber enterrado el acero a la primera las dos ovaciones con saludos que recibió podrían haber sido algo más.
La única oreja de la tarde fue a parar al esportón de Javier Castaño con el segundo, un toro al que entendió a las mil maravillas dándole el ritmo, la velocidad, la distancia y la trayectoria que pedía. Un toro noble al que había que esperar más que tirar de él, sin obligarle demasiado, llevándolo más en recto que enroscado, con mucho temple, dándole las ventajas al inicio para ir bajando la mano poco a poco y alargar el viaje para ligar series de clase y mucho mérito que curiosamente no tuvieron el eco que debían en los tendidos de sol, que sin embargo se volvieron locos con la gran estocada con la que pasaportó a ese segundo y que le valió el preciado trofeo. El quinto salió con todo el sentido desarrollado, parecía incluso corraleado, soltando la cara, quedándose corto, reponiendo, buscando los tobillos, los muslos, el costado, lo que fuera. Toro duro, toro peligroso, la típica alimaña a la que Escolar nos tiene acostumbrados, toro para hombres, como es Javier Castaño. Meritoria brega del salmantino, extraordinaria me atrevería decir, macheteando por bajo, lidia a la antigua como decía al principio que no fue ni entendida ni apreciada por quienes estaban bien cargaditos a esa altura de la corrida, más entretenidos en cantar desenfrenadamente que en apreciar y valorar a un torero que estaba hecho un jabato. No tenía nada más ese toro, hizo lo que había que hacer, abreviar  y dejarlo listo para el tiro de mulillas con una estocada efectiva y habilidosa. Otro silencio que para mi tampoco hace justicia a la firmeza y valentía de Javier Castaño. 
No quiero pasar sin mencionar una vez más a un toreo de plata que es un fuera de serie, Fernando Sánchez, quien esta tarde ha vuelto a sembrar de torería el ruedo pamplonica con dos pares de banderillas monumentales a dos toros nada fáciles, andándoles con su estilo habyrula, cuadrando en la cara, exponiendo hasta el límite o algo más, dejando los palos reunidos para salir andando con chulería, como si nada. Junto a su compañero Joao Ferreira han tenido que saludar desmonterados tras cuajar dos tercios de banderillas de máximo nivel. Grandes toreros de plata, sí señor.
Pero esto sigue, en unas horas otro encierro, el de Jandilla, que por la tarde será estoqueado por Diego Urdiales, Sebastián Castella y Andrés Roca Rey mientras Pamplona sigue inmersa en una fiesta continua, y no habrá que perdérselo.

Antonio Vallejo


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