sábado, 22 de mayo de 2021

Me voy a cargar la Fiesta

Hoy sí, hoy ha respondido la afición, ¡menos mal!, aunque no ha habido lleno, al menos un muy buen aspecto de los tendidos. Claro, todo eso entendido en el contexto de los tiempos que vivimos, toros en tiempos de pandemia, con la aforo reducido. vamos, que si la entrada de hoy se hubiera producido hace 3 años diríamos que la Fiesta está herida de muerte. Pero es lo que hay y así hay que aceptarlo, no queda otra. Lo importante es que hay toros en Madrid a pesar de las circunstancias, algo que creíamos imposible hace pocos meses, no hace falta irse muy lejos, con 2 ó 3 es suficiente. Así que disfrutemos de este regalazo viviendo cada tarde de toros con intensidad, como si fuera la última, disfrutando de todo lo bueno que nos da, cada detalle, cada instante o el conjunto.

La verdad es que lo sorprendente hubiera sido que con el cartel de esta tarde la respuesta hubiera sido distinta. Se notaba al llegar a la plaza, ir y venir de aficionados, gente guapa y el famoseo que en estas tarde de claveles se deja ver por la plaza, aunque sea en Carabanchel. Sí, se sentía día grande, se veía en la cara de la gente, alegría e ilusión, al fin y al cabo eso es el toreo. Ir hoy a los toros era una oferta imposible de rechazar. En el cartel tres nombres de máximo atractivo, Diego Urdiales, muy del gusto de la afición madrileña, José María Manzanares, sobran las palabras, y Roca Rey, el futuro de la Fiesta, el que nadie se quiere perder, ante toros de una ganadería de primerísima línea, Victoriano del Río, con uno de Toros de Cortés, el segundo hierro de la casa. Si con estos argumentos la afición no hubiera respondido, apaga y vámonos.

Una tarde más hay que destacar la magnífica presentación de la corrida, cinqueños los del hierro de Victoriano, cuatreño el de Cortés, pero todos con una presencia y una seriedad imponentes, astifinos, enseñando las puntas, afiladísimos, ofensivos por delante pero sin las exageraciones que otras veces hemos visto en Las Ventas, donde parece que si los pitones no cruzan al otro lado de la M-30 no valen. Toros de magníficas hechuras, proporcionados, con trapío, altos y con volumen, muy en tipo Victoriano, que es lo mejor que se puede decir de una ganadería. Una corrida que, como la de ayer, se ha caracterizado por la movilidad y la exigencia, una corrida que no ha regalado nada y ha pedido mucho a los toreros.

Diego Urdiales nos ha brindado una tarde de naturalidad, elegancia, reposo, gusto, en definitiva, torería, de las que no se olvidan. El poso de la madurez y  la maestría, técnica y conocimiento al servicio del arte, una auténtica maravilla ante nuestros ojos, la manera de andarle a los toros, la manera de estar y la manera de irse de la cara del toro, la manera de citar, la figura en el embroque, suavidad y temple conduciendo las embestidas, imágenes toreras que rememoran otras épocas. Desde las verónicas infinitas de saludo al primero hasta que ha recogido la montera tras la muerte del cuarto todo ha sido torería. ¡Qué verónicas las del primero!, maravillosas, más que temple, a compás, ganando pasos con un empaque único a la vez que mecía los brazos, acompañándose con la cintura, encajado, enroscándose al toro, no sé las que habrán sido, no las he contado, se lo juro, pero se ha a cercado a la veintena, o por ahí han debido estar, verónicas que cada una era una caricia a la embestida, sedosas. La media de remate un cartel de toros, y la plaza entera en pie. Así ha empezado la tarde, desenfreno de las emociones. Con la muleta más de lo mismo, clase y elegancia en el inicio de faena, por bajo, andándola con torería infinita, suavidad y temple, llevándoselo a los medios casi en levitación, dominando al toro que venía fuerte, movilidad sin control, lo paró y lo sometió para componer dos tandas en redondo sensacionales, embraguetado, la mano baja, superando la tendencia del de Victoriano a soltar la cara, y todo natural ni una estridencia, relajado, reposado, una delicia. Se ve podido el toro y se raja en la primera al natural, busca la salida, huye, pese a todo lo sujeta en las rayas del 7 y acaba sacando dos o tres naturales con enjundia, largo y por abajo. Magistral el riojano que mata de entera volcándose ligeramente trasera. Con el cuarto, complicado y exigente, además de peligroso, nada pudo lucir de capa, pero en la muleta rescató del armario de la memoria del toreo ese que nos transporta a otra épocas, exquisitez, suavidad, naturalidad, compostura, naturalidad. Toreo inmortal por el pitón derecho, mano baja, reposado, muletazos largos, series abrochadas con sensacionales de pecho. Por el izquierdo no va, se queda debajo, suelta la cara con mucho peligro, pese a todo le consigue sacar un par de naturales de órdago. Cierra la faena con unas trincherillas de inmensa belleza, auténticos carteles que dan paso a una entera ligeramente desprendida tirándose a matar con decisión y rectitud que vale una más que merecida oreja no solo por este toro sino por toda su actuación, tarde de torería y gran dimensión.

José maría Manzanares tuvo en le segundo un toro exigente y encastado que no admitía la mínima duda ni el más ligero error. Las verónicas que le recetó de salida, a pies juntos, muy despacio, para rematar con una media de lujo fueron el exquisito aperitivo de lo que sería la faena de muleta. El de Victoriano pedía mando y mano baja, se lo dio el alicantino. Poniéndole la muleta adelantada, llevándolo templado por ambos pitones, la mano baja, alargando la embestida, consiguió componer tandas de magnífico trazo y enorme calidad, ligando con calidad, dejándonos detalles de sabor infinito como un cambio de mano larguísimo marca de la casa y unos pases de pecho supremos, como él los dibuja en el aire, muy largos, a la hombrera contraria. Todo eso enmarcado en esa personalidad y es gusto que impregna su toreo, amén de su elegancia innata y también, no se puede negar, una técnica y una capacidad para someter a los toros fuera de serie. Lo raro es que Manzanares, un cañón con la espada, pinchara a la primera en la suerte de recibir y enterrara una media arriba que hizo doblar al toro. El que hizo quinto no permitió nada, imposible para el lucimiento. Corto de recorrido y justo de fuerzas desde que saltó, sin emplearse, deslucido. Bastante hizo el alicantino con mantenerlo en pie, todo a media altura, sin obligarle lo más mínimo porque se venía abajo. Técnica y pulcritud en su muleta pero ni gota de emoción, no había nada. Con acierto abrevió y tomó la espada, lo mejor que se podía hacer viendo el percal. 

Siempre se le espera a Roca Rey con la máxima expectación , hoy no podía ser una excepción, sobre todo tras su triunfo tan solo 48 horas antes en este mismo ruedo. El tercero tuvo una salida desconcertante,  mucha movilidad pero sin criterio, echando las manos por delante y la cara arriba. Verónicas a pies juntos con cierta calidad y un par de chicuelinas ajustadas ajustadas son lo único que pudo hacer con el capote. Sabedor de la responsabilidad que conlleva ser figura fue a por todas desde el inicio de faena sin guardarse nada. Estatuarios ayudados por alto en los medios hilvanados a un par de trincherillas de escándalo, declaración de intenciones. Toro tardo y probón pero que cuando embiste lo hace por abajo. Por el pitón derecho le encuentra la medida a la perfección, adelantando la muleta, embarcándolo en un viaje con largura, temple, profundidad, perdiéndole un pasito entre muletazo y muletazo para quedarse perfectamente colocado y poder ligar, la esencia de la emoción. Por el pitón izquierdo le cuesta un mundo, tardo, sin recorrido, se queda a medio pase y se revuelve. Es el derecho el único pitón potable, queda claro y por ahí es por donde continuó toda la faena. Toreo en redondo por bajo, mandando y ligando hasta que se fue apagando el de Cortés. Lo que he comentado muchas veces, si el toro no embiste lo hace Roca Rey. Y así ha sido, acortó distancias el peruano para meterse literalmente entre los pitones para trazar circulares por la espalda de mucha exposición, tanto que en uno de ellos le voltea por las aires sin consecuencias. Lástima que la espada se le fuera baja porque la faena fue un derroche de valor y disposición además de mando y capacidad. El sexto también se queda corto en el capote, además sale suelto, sin fijeza, primeros tercios desordenados, mala lidia. Lo mejor fue el quite del peruano a la salida del puyacito, un quite por chicuelinas y tafalleras con una revolera y larga cordobesa de remate. En la muleta solo tuvo el inicio, electrizante, de rodillas en los medios, dos cambiados por la espalda, un muletazo en redondo larguísimo, un cambio de mano más largo aún y una vez incorporado culminar con uno de pecho mirando al tendido y otro de desdén con la misma mirada. La movilidad del toro la aprovechó Roca Rey para trazar derechazos largos, ligados con mano baja, pero el toro va a menos desde muy pronto. Lo intentó el peruano por el otro pitón pero la cosa no mejoraba. Entrega y disposición de Roca Rey que consiguió algún derechazo y algún natural aislado con calidad, pero el trasteo careció de ritmo, continuidad y emoción. Al menos se lo quitó de en medio de una entera levemente trasera que acabó con el último de la tarde.

Cada uno podrá ponerle el calificativo que quiera a esta tarde de claveles, pero el único que no me encaja es aburrida. Incluso diria que ha sido una buena tarde que solo ha tenido un lunar que no ha estado en el ruedo, sino justo en la fila inferior a la mía. En esas localidades lleva unos días apareciendo un personaje de voz realmente peculiar y sonora al que todo, absolutamente todo lo que sucede le parece mal y que hoy nos ha dado la tarde. Bueno, realmente media tarde, los tres primeros toros, porque en el cuarto ha desaparecido, gracias a Dios. Es de estas personas que yo no entiendo que vayan a los toros, sería mejor que buscaran otra afición u otro entretenimiento porque, sinceramente, tiene que sufrir viendo que todos los toreros lo hacen mal, especialmente las figuras que tiene atravesadas, y que todos los que estamos en la plaza somos unos ignorantes que no vemos lo que solo ve él y un par de personas más que le acompañan y corean sus dogmas. No es por no ir, pero ir "pa ná", para pasarlo tan mal, es tontería, que decía aquel. Es de los de la banda del "¡crúzate!" constante, de los del pico, y todos esos latiguillos y gritos cultivados en el 7 venteño   repetidos temporada tras temporada a los que hoy han incorporado uno nuevo. Como todos los que estábamos en la plaza hemos coreado con olés las faenas de Urdiales, Manzanares y Roca Rey y según su infinita sabiduría éramos unos ignorantes y no estábamos viendo la única verdad, la suya, la que solo ellos podían advertir, tanto el personaje en cuestión como su amiga en sapiencia, pureza y verdad del toreo se han pasado repitiendo toda la tarde la chica y afortunadamente solo durante los tres primeros toros el individuo una frasecita que me imagino que pronto ingresará en la lista del hit parade de los gritos de este grupo portador de las esencias y sabiduría del torero: "se van a cargar la Fiesta". Sí, no es coña ni exageración, constantemente repitiendo el latiguillo cada vez que un muletazo era  acompañado con olés o cuando se aplaudía una serie, o un remate porque realmente nada estaba bien hecho. Pues les digo una cosa, yo lo he pasado muy bien esta tarde, he disfrutado a pesar de la turra que nos han dado los dos, es más estoy encantado de no tener ni idea y haber gozado con la torería de Urdiales, la clase y porte de Manzanares y el valor de Roca Rey, aunque intentaré llevar con resignación cristiana la losa de saber que soy uno de los que se va a cargar la Fiesta.

Antonio Vallejo


 

2 comentarios:

  1. Gracias maestro por tu maravillosa narración de la tarde del viernes, como siempre un lujo leerte. Pero hoy te escribo para celebrar que se critique a los sabios, a los críticos del criticar todo, a la no afición del 7 y sus numerosisimos secuaces que se “cargan” desde hace años la feria en Madrid con su sabiduría infundada y que su mala educación embarran cada tarde una plaza que pudiendo ser una joya mundial, la convierten en el foro del ruido y la mala educación... ellos son los verdaderos artificieros del “se van a cargar la feria”

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    1. Muchas gracias por la acertada precisión y matización. Has dado en la diana, el problema es la mala educación y la apropiación indebida de algo que es de todos. Cada uno vive y siente la Fiesta de una manera y se emociona con un lance o una suerte que a otro no le dice nada. Ahí está la grandeza de este arte, que es para todos y no tiene dueño. Hipócrates decía, cuando se le preguntaba por su sabiduría: "sé tanto que de ni de medicina sé". Creo que la sabiduría está en el respeto y la mesura, no en los gritos ni insultos, menos en las fobias.
      Gracias de nuevo por tu acertado comentario, gracias por leerme y gracias por disfrutar de la afición más bonita que para mi hay en este mundo.

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