jueves, 13 de octubre de 2022

Corrida de la Hispanidad: Soñar, sentir, vivir el toreo


Salir de la plaza, como decían los antiguos, toreando al aire, lleno de felicidad y emoción, el pecho hinchado de pasión desbordada, deseos cumplidos, ¡qué grande es nuestra Fiesta Nacional!. No podía ser otro día, tenía que ser 12 de octubre, el día en que nuestro pasado, nuestra historia, nuestra gloria, nuestra nación caminando firme hacia el Imperio nos llena de orgullo por ser lo más grande que hay en el mundo: español. ¡Viva el día de nuestra Fiesta Nacional!. Ha sido un día pleno, por la mañana en las calles de Madrid con nuestros Ejércitos, herederos de aquellos tercios que conquistaron el mundo, por la tarde en las Ventas con el toreo, ¿qué más puedo pedir?. El final que todo aficionado sueña, esos sueños que nos llevan cada tarde a la plaza y que hoy se han cumplido, sueños vestidos de oro que han invadido los cinco sentidos y han desbordado los sentimientos, sueños transformados en una realidad maravillosa que colma con creces todas las ilusiones que en este día de Fiesta Nacional llevábamos en el corazón taurino. Una plaza llena, colgado el "no hay billetes", el Himno Nacional al finalizar el paseíllo, un ¡Viva España! seguido de una ovación atronadora que  hizo temblar los cimientos de la plaza llegando hasta todos los rincones  del planeta, los pelos de punta, maximizado con lo que después  vivimos hasta llegar al éxtasis, al triunfo ansiado, en hombros, camino del cielo más deseado, el de Madrid.

Tres buenos toros de Victoriano del Río, una faena de Roca Rey en máxima figura y dos de Francisco de Manuel de enorme dimensión nos han llevado en esta tarde a soñar, sentir y vivir el toreo en toda se expresión: mando, poder, valor y arte. Ya mostró sus cartas en un quite por chicuelinas ceñidísimas a manos bajas que fue una auténtica delicia, bellísimos y arriesgados lances, señal inequívoca de sus intenciones. Dos toros vio pasar el peruano antes que saltara el segundo tris, un castaño de 615 Kg muy grande, basto, que careció de fijeza en el capote, sin celo pero metiendo bien la cara, con mucha calidad, demasiados kilos, creo que lo pensamos casi todos, llegará muerto a la muleta dijimos.  Levantó al caballo tanto por la inercia de sus kilos como por lo que empujó abajo, bien aguantado y picado por Sergio Molina, nuevas sensaciones, mejores en banderillas, se desplazaba y mostraba mucha clase, colocando la cara, extraordinario Francisco Durán "Viruta", dos pares inmensos para poner a la plaza en pie y verse obligado a saludar desmonterado. Inicio de faena electrizante,  las zapatillas clavadas, lo cita en largo en terrenos del 5-6, cambiados por la espalda de infarto, los pitones limpiando el polvo de la chaquetilla, luego estatuarios, sin moverse un milímetro, un trincherazo de bandera y uno de desdén para poner a la plaza en pie. Toreo en redondo rebosante de poder, la muleta barriendo el suelo, echándole los vuelos, conduciendo el viaje con temple exquisito, enroscándoselo a la cintura, embraguetado, series rotundas en redondo llenas de mando y clase, profundidad y emoción, toreo celestial. Pausas para que respire, por el izquierdo misma hondura, la muleta alante y a ras de suelo, perdiendo los dos pasitos necesarios para ligar, expresión del toreo pleno, naturales muy lentos, de una belleza suprema, dimensión de máxima figura, un natural aún dura por la lentitud y el recorrido, un cambio de mano de los que te rompen en dos, el cielo en sus manos. Y aún había alguno que debía venir de casa con ideas reventadoras porque no me explico si no el por qué de las protestas y silbidos a no sé que colocación, al "crúzate" continuo en medio de una obra de arte de figurón del toreo. Final de faena fiel a su estilo, acortando distancias, metido entre los pitones, con verdad absoluta, tan anclado a la arena como al principio, pasándose al toro por ambos pitones, sin rectificar, si se paraba el animal no dudaba, hermético, se lo cambiaba a la espalda, o una arrucina, o un circular, la plaza en pie extasiada ante la magnitud de Roca Rey para remachar con unas bernadinas que nos han helado la sangre, los pitones descosiendo los bordados, más cerca no se puede pasar a un toro, impresionante, sensaciones que me hicieron viajar en el tiempo  hasta aquel José Tomás de los primeros años 2000. Mata a la perfección, la muleta abajo haciendo la cruz, recto, hundiendo el estoque hasta la empuñadura, y el toro que rueda sin puntilla. Petición unánime, un clamor, dos orejas para mi sin discusión, aunque conté unos 30 que protestaron y no en sentido figurado, me tomé la molestia de hacerlo buscando en ese tendido los que daban palmas de tango. No sé que más quieren, faenón de figura y estocada monumental, lo siento que no disfrutaran y guarden en la memoria lo que Roca Rey nos brindó.  Con la Puerta Grande ganada tuvo que ser intervenido en la enfermería por una herida en su mano izquierda por lo que su segundo toro fue corrido en último lugar, un toro sin fondo y sin historia que no se entregaba, la cara alta, derrotando con peligro, a la defensiva. Lo intentó de todas las maneras pero no había nada, tan solo las ganas de todos por verle salir en hombros acompañado de Francisco de Manuel.

Porque fue ese joven matador madrileño el que también nos embriagó de emoción en esta apoteósica tarde. Pocas veces vemos salir por esa puerta de los sueños a dos matadores camino de la calle Alcalá. Tuvo que ser ayer, precisamente, para sentir la grandeza de la fiesta Nacional. Una oreja en le tercero y dos en el que se corrió quinto por la lesión de Roca Rey que para mi fueron de ley de mucho peso. Muchas puertas se le abrieron ayer a Francisco de Manuel. Toreo de capa y de muleta en el que demostró firmeza, valor, temple y clase. Poco dijo el tercero en el capote, insulso, pero que en el peto y banderillas colocó la cara y dio señales positivas para la muleta. Arrebatado en el prólogo, ambas rodillas en tierra, conduciéndolo en largo, temple y largura en cada muletazo. Incorporado ya uno de trinchera y otro de desdén con la plaza en pie y los olés rugiendo sin parar. Sensacional toreo en redondo, bien colocado, echando la franela alante, embarcando la embestida con un temple exquisito, la mano baja, con recorrido, encajado, abrochando las series con unos de pecho sensacionales, sobre todo uno a la hombrera contraria de lujo. Ese toreo profundo se mantuvo por el izquierdo, primeros pases cogiendo la distancia para acoplarse y torear al natural como los ángeles, con una hondura y una calidad superior, todo por bajo, mucho temple, toreo de mando y categoría. Perdió fuelle el animal y al hilo de las tablas finiquitó el trasteo en distancias cortas pero sin perder la intensidad, la transmisión y la emoción anterior. Por ambos pitones robó los últimos muletazos siempre templados y profundos, extraordinarios, firmeza y decisión sin límites. Otra vez se nos puso el corazón en un puño con unas manoletinas para rubricar la faena haciendo pasar al toro por donde las leyes del espacio decían que no había sitio, pero de Manuel lo encontró, de frente, los pitones rascándole la barriga y las ingles, ¡una barbaridad!. Se tira a matar sin importarle el futuro, recto, dejando una entera trasera en todo lo alto que envió al más allá  a este buen toro en cuestión de segundos. Oreja de ley en mi opinión, pedida por amplísima mayoría, que dejaba todo abierto y los ánimos encendidos de cara al que le quedaba por lidiar. ¡Menudo saludo de capa a ese segundo de su lote!. Verónicas de fantasía, garbosas, manejando las muñecas con gracia y sutileza, mucho temple, gusto y arte, le gana pasos, se lo lleva a los medios y allí remata con una media llena de plasticidad, enorme el madrileño. Toro con un son excepcional, humilla y repite, celo y codicia, bravo toro. Si bello fue ese saludo no menos lo fueron las chicuelinas con las que se llevó al toro del caballo, las manos bajas, cadenciosas, ajustadas, media y larga de remate nacidas de su imaginación. Empujó en el caballo con más celo aún y  en banderillas se mostró en todo su esplendor. Toro pronto, se mueve y coloca la cara, mucha calidad y ¡Dios mío que tres pares colocaron Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez!. Andándole con torería hasta ganar la cara, cuadrando a la perfección, reunión y colocación suprema y torería descomunal para colmar de emoción y pasión a todos los tendidos, en pie, con las manos rotas de aplaudir, atrapados en un estado de delirio desatado. Tomó la muleta con la diestra y empezó a torear sin probaturas, magistral, series compactas y reunidas, temple y profundidad, sereno, natural, sin nada forzado, perfectamente acoplado, tirando del toro que repite y toma el viaje en largo. Pero donde todo rompió y se desbordó la locura fue con la mano izquierda. ¡Qué ritmo tenía el toro por ese lado!, ¡de qué manera interpretó el toreo al natural el madrileño!. El de Victoriano repetía, humillando, con celo, muy despacio, una maravilla, naturales parando el tiempo, de lentitud pasmosa, hondos, largos, todo barriendo la arena, mando supremo con la plaza entregada en olés roncos, y Francisco de Manuel aún más entregado, abandonado al toreo, la mano baja, relajado, algo que mucho tiempo tardaremos en olvidar y que no será fácil de superar. El final rematando por bajo fue divino, trincherazos monumentales que crujen el alma, aguantando un parón final eterno, sin inmutarse, mucho valor sumado a la calidad. Otra vez se tira a matar como si no hubiera mañana, entregado, enviando la más allá al de Victoriano con un estoconazo fulminante. Dos orejas pedidas con una fuerza pocas veces vivida en esta plaza y que para mi son justas y de mucho peso por ese toreo al natural que no exagero si digo que pasará a los anales de la historia del toreo.

Nos queda Talavante, que también estuvo ayer presente en Las Ventas y, la verdad, con el que no sé como empezar. No tuvo suerte en su lote, dos toros nobles y manejables, sí, pero sin fondo ni fuelle. Metían la cara y pasaban, sí, pero con un trote cansino, a media altura, sin poder obligarles porque a la mínima se derrumbaban. Fue buen el saludo capotero al que abría plaza, verónicas mecidas con mucho gusto, ganado terrenos para rematar con una media. También fue bueno el trato a sus dos enemigos, cuidó la altura, los llevó con suavidad, técnicamente bien, temple y buen trazo, muletazos limpios, pero faltó transmisión y emoción. Digamos que labor académica en función de las condiciones de su lote. Hasta ahí lo mismo que tantas veces decimos de tantas faenas. No hubo más en le primero, lo mató y a por el otro. Pero en ese otro ocurrió lo que no imaginaba ni en el peor estado de borrachera que podría ocurrir. Entiendo muchas cosas y las disculpo muchas veces, entiendo que un torero se vea superado por un toro bravo o encastado, entiendo que se equivoque en la manera de llevar al toro, entiendo que se lo quité de en medio a las primeras de cambio porque sea una alimaña indomable, entiendo que no encuentre su sitio, entiendo que pierda un gran toro, entiendo la falta de pericia en el manejo de los aceros, entiendo muchas cosas. Pero lo que no entiendo  en alguien que se viste de luces es el pasotismo, la falta de actitud, la ausencia de ganas, la dejadez. Ni lo entiendo ni lo disculpo. Y eso es lo que a mi modo de ver hizo Talavante, imperdonable actuación, más aún en un torero de su trayectoria y bagaje. El cuarto fue lo que fue, anduvo con él pulcro, saco lo que pudo y ya está. Entró a matar desconfiado, pinchó repetidas veces y al final dejó una estocada fea, atravesada y de efecto insuficiente. hasta ahí normal, un aviso, toma el descabello y va con la misma desconfianza. El toro tapado, de acuerdo, falla una y otra vez con la cruceta, cada vez peor, suena el segundo aviso y ahí se aparta un par de metros, se queda mirando como si no fuera con él la cosa, ni sacarla la espada para ver si doblaba o descubría la suerte, ni intentarlo más veces, nada, dejadez absoluta, casi un desprecio, esperando el tercer aviso sin acabar con el toro que, por supuesto sonó, para ver como se le apuntillaba en la tronera del burladero. En mi opinión, repito, vergonzosa actuación, indigna de un torero, con los valores que eso conlleva, y que debe tener repercusión. Espero que, para empezar, no vuelva a Las Ventas y deseo que se lo piense y medite si el tiempo de la retirada ha llegado ya, este regreso no ha sido precisamente lucido. Se pueden imaginar la que se lió, Bronca monumental con toda la razón. Suerte tuvo que Roca Rey pudiera salir a matar el segundo de su lote porque le hubiera tocado a Talavante y los ánimos estaban muy encendidos. Por cierto, que ya se había ganado otra bronca cuando estaba fuera de sitio, descolocado y distraído en el tercio de banderillas creo que del segundo toro y no salió a echar el capote cuando el toro puso en verdaderos aprietos al banderillero. Vamos, que le desidia venía de casa por lo que parecía.

Así se cierra una temporada que tras el año de parón por la pandemia y el otro de restricciones  ha vuelto a ser como siempre ha sido y como espero que siempre siga siendo. Una temporada con un broche de oro en la tarde de ayer, histórica y apotéosica doble Puerta Grande y también histórico el hecho de escuchar los tres avisos en un toro. Para lo bueno y para lo malo el toreo es así, tiene su cara y su cruz, pero con lo que nos fuimos a casa fue con la felicidad de soñar, sentir y vivir el toreo.


Antonio Vallejo

martes, 11 de octubre de 2022

6ª de Otoño: Punto y aparte


 Con la de ayer se cerraba el segundo acto de esta Feria de Otoño a la que aún le queda un tercero con la novillada sin picadores final del certamen Camino hacia Las Ventas programada para mañana y la extraordinaria del día 12 de octubre que, aunque reseñada oficialmente como fuera de abono, todos sabemos que no es así, al contrario, es la guinda que remata el pastel de este ciclo otoñal. Solo hay que ver cuanto se tardó en vender todo el papel y colgar el "no hay billetes", fue un visto y no visto, todo al reclamo de Roca Rey.
Un punto y aparte en este final de temporada que no está teniendo el resultado que nos hubiera gustado en muchos aspectos. Personalmente esperaba una mayor respuesta de público en los tendidos. Los primeros tres festejos fueron decepcionantes, media entrada o poco más, mucho cemento, especialmente el jueves con la novillada de Valdellán, un aspecto desolador. Y también soñaba con toros bravos embistiendo, triunfos con faenas rotundas y muchas emociones cada tarde. Ustedes lo han leído, la sensación general ha sido de desilusión o decepción. Cada día he hablado de toros sin fondo, sin raza, sin fuerzas, cada día se ha repetido la cantinela de que solo uno de los lidiados, uno y un poco de otro en capote o muleta o dos con suerte algún día. Flojo, peor de lo que esperaba y deseaba el apartado ganadero. Porque incluso del toro destacado de una corrida había que decir que hasta la muleta no había demostrado nada, incluso un día los dos destacados lo fueron por media faena de muleta. Eso sí, en cuanto a presentación creo que ha sido muy buena, toros con hechuras y bellas láminas, en tipo a su encaste la inmensa mayoría, pero solo con estampa no vale, para eso están las fotos, no la lidia. Y como es lógico, si el pilar fundamental de nuestra Fiesta falla es difícil que todo lo demás tome vuelo. Muchos de los toreros que han hecho el paseíllo se han encontrado con el muro infranqueable de la falta de transmisión. Por mucho que lo intentaran, por todo lo que pusieran de su parte, por mucho que arriesgaran su físico, por mucha verdad y disposición que hayan puesto ha resultado casi imposible. Así hemos hablado cada día de "detalles", "destellos", muletazos aislados de mérito, alguna serie aislada con calidad, pero muy poco hemos hablado de cuajar un toro y de una faena completa. ¿Buenas?, quizás seis, y si no contamos los sobreros han saltado al ruedo venteño 36 reses entre toros y novillos. Si añadimos los sobreros supera los 40. Y de orejas mejor no hablamos, porque eso también ha sido decepcionante, tanto por las pocas que se han pedido por méritos como por las cortadas, irrisoria cifra, bien por petición insuficiente, bien por las barbaridades cometidas por los ocupantes del palco, que para mi ha sido, sin duda, lo peor  de esta Feria de Otoño con diferencia. Un cero absoluto a su labor a mi modo de ver. Se han pasado el reglamento por el forro varias tardes y la mayoría no se han enterado que había toros inválidos que no tenían que haber seguido en el ruedo. Un auténtico desastre.  
No fue la corrida de ayer una excepción a este tono general de la feria. Un encierro de Fuente Ymbro remendado por uno de Puerto de San Lorenzo todos de buenas hechuras, serios y en tipo, pero ayunos de raza y fondo, con pocas fuerzas, decepcionante sin duda. Sin faltar a la norma de estos días repetir lo mismo, que solo se puede destacar al primero, buen toro, con calidad en su embestida y que permitió a Perera componer series con profundidad pero sin acabar de redondear la faena dejando la sensación de una labor a medias, sin acabar de rematarla. Otros, como el sexto, tuvo movilidad, pero se quedaba debajo, sin completar el muletazo, reponía y soltaba gañafones con peligro, complicado y brusco el quinto,  noble pero sin fuelle y soso el segundo, deslucido el tercero, pasaba y ya está y el cuarto no tuvo ni medio pase. 
Por encima la terna formada por Miguel Ángel Perera, Juan Leal y Álvaro Lorenzo que llevó a algo más de tres cuartos de espectadores a los tendidos y que, a mi modo de ver, estuvieron por encima de los de Fuente Ymbro. Cada uno respondió a su estilo y recibieron una ovación en le primero de sus respectivos lotes. Perera vertical, la mano muy baja, poderoso, que cuando llevó la embestida en largo cuajó tandas en redondo al primero de mucha calidad, belleza y emoción, para terminar acortando las distancias y toreando en terrenos de cercanías dono se siente tan cómodo, clavando las zapatillas pasándose al toro en una baldosa. Mató de entera fulminante entrando recto y saludó desde el tercio una fuerte ovación tras petición insuficiente. El cuarto, que tuvo que ser devuelto por descoordinado de los cuartos traseros, no le permitió nada. Descompuesto en su embestida, la cara alta, suelto a la salida del muletazo, sin entrega, sin nada. Juan Leal se la jugó de verdad en ambos toros. Técnico, con buen trato y pulcro al segundo llevándolo a media altura porque no aguantaba lo mínimo, se venía abajo, aunque tomaba la muleta con nobleza y cierto son, pero se queda corto. Lo cuidó e hizo todo bien, pero sin trasmisión ni emoción por las condiciones del fuenteymbro. Según se iba quedando  el astado sin la poca gasolina que tenía fue acortando distancias y acabó metido entre los pitones exponiendo una barbaridad, generando miedo en los tendidos y el "uy" acompañado de un respingo a cada pase. saludó desde el tercio otra ovación tras matar de pinchazo y entera volcándose. El mismo miedo que se generó con el complicado quinto, con la cara arriba, soltando tornillazos, ante el que tragó y aguantó lo indecible. Le puso la muleta, trató de someterlo, muy valiente y firme, pero la falta de entrega del animal le llevó a la única vía posible, meterse entre los pitones y ahí plantarle cara para robarle los muletazos de uno en uno con mucho mérito sin encontrar eco en los tendidos, algo ciertamente poco comprensible a mi modo de ver. Poderoso y lleno de torería en la apertura de faena Álvaro Lorenzo con el tercero, imponente de presencia, con un pitón izquierdo terrible, apuntando al cielo y fino como un estilete. Por abajo, flexionando la rodilla, doblones con mucho recorrido y un trincherazo descomunal. Mucho me gustó Lorenzo en este toro, viendo sus justas energías lo templó mucho y condujo a media altura de inicio , muy despacio, mucha técnica, series en redondo con calidad, bajando más la mano y rematadas por bajo al final, dejándonos también para el recuerdo un cambio de mano lentísimo de mucho sentimiento y unos de pecho largos, de pitón a rabo,  unos naturales profundos de mucha enjundia y un par de remates por bajo cargados de torería antes de entrar a matar y finiquitar a este tercero con una entera desprendida que le sirvió para recoger con saludos desde el tercio la ovación  tributada. Con el sexto de Puerto de San Lorenzo, un Atanasio en toda regla no tuvo la mínima opción. Cara alta, sin entrega, a la defensiva por su falta de raza, sin pasar en la muleta. valiente y decidido el toledano, muy firme, jugándosela sin recompensa posible en medio de la indiferencia general y ya de noche cerrada en Madrid. 
Y como cada tarde en esta Feria de otoño los detalles y destellos que ayer fueron deslumbrantes en los hombres de plata que brillaron como oro de muchos quilates durante toda la tarde. Curro Javier saludó desmonterado una ovación atronadora con su brega al primero de la tarde, lección magistral de lo que es lidiar, la perfección absoluta, y otra de similares decibelios tras parear al cuarto con pureza absoluta, de poder a poder, un maestro. Lo mismo le ocurrió a Javier Ambel también en ese primero. Los dos pares que dejó fueron de antología, llegando a la cara, marcando los tiempos perfectamente, reunión y colocación suprema, saliendo de la suerte con torería. Otra ovación que hizo temblar a Las Ventas. No se quedó atrás Andrés Revuelta con sus dos pares al tercero, soberbios, y su brega al quinto, merecida ovación. Y a la fiesta se sumó Vicente González al picar al quinto, toreando con el caballo, citando al toro, echando la vara alante y colocando la puya arriba, delantera, una maravilla los dos puyazos, haciendo grande esta suerte y este tercio al que ayer le dio brillo de oro y nos enseñó la inmensa belleza que encierra cuando se ejecuta com él lo hizo. Y si queda alguien para coronar el festín de los de plata ahí estaban Iván García y Fernando Sánchez en el sexto. ¡Que tercio, Dios mío! La plaza en pie, locura y éxtasis tras tres pares de los que deben quedar para la historia, apoteosis final en la que la verdad, la pureza y la belleza se dieron la mano para inundar todos los sentidos y desatar la pasión irrefenable que solo esta Fiesta es capaz de desencadenar.
Esperemos que este punto y aparte de ayer dé paso a un último capítulo en los dos festejos  restantes, especialmente el 12 de octubre, que nos embriague de emoción y despidamos la temporada gritando a los cuatro vientos, para que todo el mundo se entere: ¡Que grande es el toreo!.

Antonio Vallejo

domingo, 9 de octubre de 2022

5ª de Otoño: Uceda Leal, por siempre


 Grande era la expectación ante esta tarde, grande ha sido la respuesta de los aficionados, lleno en Las Ventas, por fin, al reclamo de los toros de Puerto de San Lorenzo para una terna de lujo integrada por José Ignacio Uceda Leal, José Antonio Morante de la Puebla y Ángel Téllez. Sobra decir que la frase del día en el Madrid taurino era "esta tarde voy a ver a Morante", pero al final ha resultado que, como tantas veces pasa en esta bendita Fiesta, el hombre propone, Dios dispone, sale el toro y lo descompone. Bueno, eso y el palco, pero mejor dejar a personajes accesorios con ánimo de protagonismo para el final, que los importantes son el toro, el torero y en segundo plano, los aficionados.
No hay mejor frase para contarles y explicar la actuación de Morante en esta tarde que la taurina y archiconocida de Rafael Guerra "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible". Cuando por la puerta de toriles saltan dos toros como los que le han correspondido al de La Puebla queda todo dicho. Serios y entipados, como toda la corrida, para mi gusto de buenas hechuras, pero nulos hasta decir basta para la lidia. Manso de solemnidad el segundo, descastado y sin fondo el quinto, dos joyas, ambos a la defensiva, la cara alta, soltando arreones y tornillazos por doquier, sin nada que sacar. No se anduvo con rodeos Morante y, en mi opinión, hizo lo único que se podía hacer, abreviar y ahorrarnos minutos de aburrimiento y sin sentido simulando pases que no llevan a ningún sitio, a lo sumo a la enfermería, postureo o impostura, según queramos ver. Morante no engaña, si no puede ser, no puede ser, y todos lo vimos, porque si no me cuesta entender que los que le abroncaron también abroncaran igual al toro en el arrastre. Es más, le demostración de que esta frase es la más adecuada es que cuando pudo ser, fue, ¡y vaya si lo fue!. ¿Qué me dicen del quite al primero de la tarde, eh?. En segundos nos elevamos al cielo en alas de emoción máxima, verónicas a compás, lentas, deteniendo el tiempo, a media altura, acompañadas con la cintura, el mentón hundido, y una media para volverse loco. ¿Y qué me dicen del arranque de faena al quinto? Solo duró eso, pero fue algo maravilloso. Al hilo de las tablas, la muleta plegada en la zurda, el cartucho de pescao, quizás rememorando al gran Joselito el Gallo o al maestro Pepe Luis Vázquez, citando al toro para burlarle con un quiebro hacia dentro, claro homenaje al maestro Antonio Bienvenida, ¡y la gente loca! un olé que ha retumbado en todos los rincones de la capital. Luego unos ayudados por alto desbordando torería y un  trincherazo de los que crujen, todo entre olés y una ovación atronadora. Y eso es lo único que pudo ser, ya no hubo más toro, solo un animal que se defendía sin clase alguna con violencia y brusquedad, sin pasar por la muleta. Se va de vacío el sevillano, pero deja llena la despensa de ganas de volver a verle, es lo que tienen los genios.
Se esperaba con muchas ganas a Ángel Tellez tras su triunfo en San Isidro con aquella Puerta Grande del 27 de mayo al cortar una oreja a cada uno de los toros de Victoriano del Río que le tocaron en suerte. Y para mi ha pasado el examen de reválida con nota. Tan solo le ha valido uno del lote, el que hacía tercero, el sexto no ha tenido nada, ni raza, ni bravura, ni fuerzas, ni nada, no merece la pena seguir una linea más con él. Nada que ver lo que fue Langosto, entipado y con mucha seriedad por delante, preciosa lámina, suelto y sin fijeza de salida, lo fija Téllez y le pega tres verónicas y una media de remate de enorme categoría, tanta como la que nos guardaba para las chicuelinas ajustadísimas con las que probó al toro tras salir del peto, rematadas con una revolera garbosa muy torera. Exigente y complicado en la muleta, pedía mucho y no daba nada el de El Puerto de San Lorenzo, algo tardo, mucho le costó arancarse al principio, le citaba en largo con la muleta en la izquierda pero nada, miraba sin decidirse. Acortó distancias y en terrenos del 6 empezó a torear al natural, el toro iba, encastado, tomaba la muleta pero no abandonaba los vuelos, se revolvía, tobillero, buscando, rebañando lo que podía, obligando al madrileño a perder pasos para poder seguir colocado y ligar las series, ni un segundo podía dejar de tener los cinco sentidos en alerta máxima, muy firme y con una decisión y un valor inconmensurable. Mucho mérito los naturales que trazó a base de colocación y exposición, sin perderle la cara y siempre intentando obligarle por bajo para dominar la tendencia a llevar la cara alta que tenía.  Por el derecho tuvo una embestida más clara, muy buenas series asentando las zapatillas, encajado, metiendo los riñones, enroscándoselo a la cadera, perdiendo los dos pasos necesarios para ligar y también salir ileso de los intentos del toro por hacer presa. Muy de verdad todo lo que hizo Téllez, toreo de muchos quilates, profundo, jugándosela en cada muletazo, con unas manoletinas finales que cortaban la respiración. Lástima que se emborronara con la espada su sensacional actuación porque la oreja creo que hubiera sido de ley.
No sé Uceda Leal que pacto tiene y con quien para que por él no pasen los años. Le vi cortar una oreja el 4 de septiembre en San Sebastián de los Reyes y me maravilló su toreo, el de siempre, y le he vuelto a ver hoy y me ha vuelto a maravillar. Es el de Usera uno de esos hombres a los que ves por la calle y, aunque no tengas ni idea de quien es, dices "ese es un torero". Es su figura, es su andar, es como va y como sale de la cara del toro, erguido y elegante, igual que hace 26 años cuando tomó la alternativa. Nada más tomar el capote y lancear al primero ha puesto la plaza en pie. Verónicas de ensueño a manos baja, mecidas con dulzura, temple y clase, abandonado, saboreando cada una, bellísimo saludo. También elegante  la manera de llevar al toro al caballo, andándole con torería para dejarle colocado con dos lances desmayados de estética difícilmente superable. ¡y que decir de la réplica al magistral quite de Morante! Chicuelinas ajustadísimas ejecutadas con un temple extraordinario, cuanta emoción y cuanta belleza, toreo de muchos quilates que en la muleta alcanzó cotas de intensidad estratosféricas. Desde el arranque todo fue emoción. Andándole hacia atrás, la muleta cambiada con un medio abaniqueo bajando la mano que el toro siguió con nobleza y calidad, metiendo la cara. Sinfonía de toreo profundo, la muleta adelantada, la mano siempre muy baja, cosido a los pitones para ligar las series en redondo enroscándose al toro, encajado, plasticidad máxima, una delicia, abrochándolas con unos de pecho sensacionales. También al natural compuso la figura y trazó muletazos de mucho peso, temple y ligazón por bajo, ritmo y transmisión, remates de pecho largos y lentos, maravillosos. Faena coreada  de principio a fin con olés sentidos que alcanzó su máxima expresión en una última serie  por el derecho totalmente entregado y unos muletazos finales rodilla en tierra, ayudados por bajo de mucho recorrido y uno de desdén para rubricar la preciosa composición que puso a las ventas patas arriba. Mató entrando recto dejando una casi entera arriba que fulminó al de El Puerto de San Lorenzo en escasos segundos. Petición mayoritaria que un señor sentado en el palco hurtó al no concederla. Apoteósica vuelta al ruedo que nadie, absolutamente nadie, de ningún tendido, protestó, ni los más exigentes que casi siempre encuentran un pero. ¡Menuda cagada, señor del palco!. El cuarto fue un toro que pasó por Las Ventas sin historia. Ni bueno ni malo, indiferente, manejable pero soso a rabiar, que se dejó pero no puso ni una chispita para transmitir. Solvente y con clase lo despachó Uceda, sacó muletazos sueltos de calidad pero el conjunto caraeció de continuidad y ritmo resultando deslucido a pesar del buen hacer del maestro por el que no pasan los años, desde siempre y por siempre, su toreo elegante y su clase le acompañará.

Antonio Vallejo 


P.D: Lo importante ya se lo he intentado contar. Aquí, aparte,  en segundo plano, el lugar que merece, dejo al personaje del palco. Hoy ha sido uno, ayer fue otro, el otro día uno distinto, pero todos lo mismo, quieren un protagonismo que no tienen ni merecen. Su papel se reduce a mantener el orden de la lidia y aplicar el reglamento, nada más. Una de dos, o no tienen ni idea del reglamento o no sé que motivos les llevan a tanto disparate cada tarde. Hay que saber  cuando un toro está inválido y hay que devolverlo, o al menos hay que escuchar a la plaza, porque al asesor veterinario también debieran rebajarle de servicio, como se decía en la mili, porque vaya tela con los consejos que les dan a veces. Y ya no digo con los trofeos. a ver si se les mete en la cabeza que la primera oreja la pide y concede el público, que su única misión es sacar el pañuelo blanco, nada más, que no pintan más y no queremos que pinten, que meten la pata casi siempre, que son secundarios, terciarios, de reparto, o mejor, que sean figurantes, así no perpetran injusticia tras injusticia. Lo de Uceda hoy en el primero tiene delito, era clarísimo y la vuelta al ruedo le ha puesto en evidencia al del palco, pero les da igual, al de hoy, al de mañana, y al del día 12, seguirán con su inutilidad por no sé que motivos, quisiera pensar que solo desconocimiento de lo que es el toreo.

sábado, 8 de octubre de 2022

4ª de Otoño: Aunque parezca poco fue mucho


 En la vida hay normas, reglas, reglamentos, protocolos, rutinas, técnicas, estereotipos, academicismos, cánones, ortodoxia, hermetismos,... Lo hay en todo, cada día, dictados establecidos que se siguen casi al pie de la letra. Pero en la vida también aparecen genios, seres maravillosos que rompen esa línea recta con escasos márgenes en la que la que la gran mayoría se mueve. Seres que se guían por otras normas, por la inspiración, por la imaginación, por la pasión, conceptos intangibles, valores atemporales que nacen de una única raíz, una fuente de la que fluye todo, el sentimiento, inexplicable, la que engendra el arte. 
Tantas veces lo he repetido y tantas más lo seguiré haciendo, el toreo es vida, y también es muerte, el toreo tiene normas, terrenos, suertes, técnica, valor, pero por encima de todo entiendo el toreo como el Arte supremo  que nace del sentimiento. Son los genios quienes guardan en su alma esos conceptos, y los derraman sobre la arena para regalarnos lo que ellos tienen, sentimiento, emoción y pasión. Morante de la Puebla es, sin duda, el genio de los genios, el duende, al que esta tarde voy a ver en Las Ventas, sobran palabras para decir lo que ya me recorre el cuerpo, un hormigueo  de arriba a bajo, un cosquilleo que me pide ir ya a la plaza porque sueño con su toreo, el pellizco, aunque solo sea encarnado en una verónica. Similares sensaciones tenía ayer, ansiedad y ganas de sentarme en el tendido, ilusión por lo que mi imaginación quería encontrar en otra preciosa y radiante tarde del bello otoño madrileño.
Por fin la plaza casi llena, diría que entre el 85 y el 90% de entrada, terminología poco taurina y ciertamente desafortunada en este foro, pero bastante descriptiva. Y por fin los abonados habituales, las caras de siempre, la afición de vuelta. Había motivos para ir y soñar, tres motivos con nombre y apellido, Diego Urdiales, Juan Ortega y Pablo Aguado. Tres genios, tres hombres que torean con el alma, tres sentimientos revelados en capotes y muletas. Toros de El Pilar, variados de hechuras pero todos serios y bien presentados, armónicos, proporcionados, bien hechos, con trapío pero sin estridencias de kilos, ofensivos pero sin exageraciones por delante. Juego pobre, la verdad, faltos de raza y empuje en general, aunque dos de ellos tuvieron clase y bravura en su embestida, por abajo, repitiendo, pero un punto por debajo de poder, una pena.
Diego Urdilaes, riojano de Arnedo, 47años, 22 de alternativa, torero veterano y curtido, torero alejado de los estereotipos, su figura y su toreo rememora estampas bañadas en sepia, toreo añejo, postales en blanco y negro de épocas doradas de la tauromaquia. Tuvo que lidiar un lote imposible, dos toros sin casta ni fuerza, deslucidos, que no pasaban ni a tiros. Pero solo verle ponerse en la cara, la suavidad en el trato, desgraciadamente a media altura porque no aguantaban que bajara la mano ni lo mínimo, cómo robó algunos derechazos y naturales sueltos de trazo sublime, naturalidad y elegancia, empaque y compostura, destellos de torería, solo eso merece la pena ver y sentir. Mató certero con habilidad, dos enteras que pasaportaron a los marmolillos con celeridad. Urdiales me dejó el regusto de una copa de buen vino de su tierra, aunque parezca poco es mucho.
Completando el cartel dos sevillanos, Ortega y Aguado, Aguado y Ortega, me da igual el orden, por antigüedad Ortega va primero, por Arte es indistinto. Ambos encarnan el toreo del alma, el de las musas que hacen  que fluya del corazón a las muñecas para jugar con las telas y hacer volar mariposas cargadas de belleza que llegan hasta cada aficionado despertando la pasión. Un toro tuvieron cada uno para lanzar al cielo bocanadas de aire cargado de azahar, aromas de primavera sevillana en el otoño madrileño. Tercero y quinto, quinto y tercero, Potrico y Jacobero, dos castaños de preciosas hechuras, aunque le quinto protestado por la cara algo lavado y quizás algo justo por detrás, puede ser, para gustos no ha disputas. 
Sentimiento en los capotes, verónicas de saludo de Aguado al tercero templadísimas, acompasadas, parando el tiempo, acompasadas, jugando los brazos con gracia, armonía, acompañadas con la cadera, ganando pasos, sueños toreros en una media a pies juntos de cartel, y la emoción desbordada en unos delantales sublimes, cimbreando, a la salida del primer puyazo, meciendo la embestida, suavidad y naturalidad coronada de gloria con otra media divina. Como celestial fue el ramillete de verónicas con las que Ortega recibió al segundo, cinco de órdago, lanceando sutil, acunando al toro, muñecas de cristal manejando seda, exquisita suavidad, y una media de las que hacen crujir de pies a cabeza. Sabores dignos del mejor paladar en unas chicuelinas al paso conduciendo al de El Pilar al peto, preciosas, lástima que deslucidas al final por el escaso recorrido del animal. Aunque parezca poco fue mucho.
Si en los capotes los sentimientos salieron a inundar la plaza fue en la muleta donde el alma dio rienda suelta a la pasión. Hemos comentado muchas veces que tanto Ortega como Aguado necesitan un tipo de toro y con un tipo de embestida de determinadas características, que quizás su toreo adolece de falta de registros para acoplarse a otros toros y ritmos. Es posible, y a lo mejor también otras manos con más poder o mando sacaran más de alguno de los ejemplares de ayer, nunca lo sabremos, elucubrar es fácil, ponerse delante de un toro no. Pero para mi todo se olvida cuando estos dos genios se abandonan a la imaginación y la inspiración, cuando su muleta se transforma en un pincel fino que dibuja sobre la arena estampas dignas de Leonardo, Miguel Ángel o Velázquez. ¡Como fueron los primeros compases de la faena al segundo! Torería máxima de Ortega, por bajo, doblones y trincherazos bellísimos, y un redondo largo, profundo, lento, infinito. Solo uno, ahí se acabó el toro, no hubo más, pero supo a gloria. Y en el quinto, ¡menudo arranque! Ayudados por alto repletos de aromas a toreo eterno, un par de trincherazos y un derechazo flexionando la rodilla que parecía no tener fin cosidos a dos remates por bajo llenos de gusto que pusieron a la plaza en pie, ronca de gritar olés. Lo que Ortega compuso con la franela fue una obra de arte, un monumento al toreo profundo, al toreo del sentimiento, el que no tiene guión ni viene escrito en ningún sitio. Series en redondo con temple supremo, lentas, por bajo, profundidad, ligazón, todo fluyendo con naturalidad, sin nada forzado, que prestancia. Pases de pecho y remates por bajo para levitar, pausas entre series, respiro, toreo caro, toreo eterno, toreo del alma. Fue le derecho el único pitón, por el izquierdo no tragaba ni uno y Jacobero se vino abajo. Poco más hubo, tan solo un par de derechazos sueltos al ralentí en los últimos tramos de mucho mérito. Toro con clase pero com poco empuje, si no creo que hubiera sido de faena de lío gordo. Entera arriba fulminante y petición de oreja que el palco considreó insuficiente. Yo creo que andaba mitad y mitad, no soy capaz de decir si había mayoría o no, sinceramente, nadan justo, pero sí soy capaz de opinar que no entiendo que se protestara la vuelta al ruedo por parte de un sector entre la indiferencia de muchos, algo que me entristece. Lo que me hizo sentir Ortega con el inicio de faena y las dos o tres series en redondo, más una estocada, vale más que orejas y vueltas al ruedo, la emoción y lo que guardo en mi recuerdo supera todo. Aunque parezca poco es mucho.
También Aguado destapó la caja de los sueños con su muleta. Y eso que no se lo pusieron fácil, entre continuos reproches a la colocación, cuando el que se cruzaba y colocaba era él y el que se iba de la suerte era el toro. Pero bueno, hay opiniones para todo. También por bajo, rodilla en tierra, prologó la faena, enorme, embarcando a Potrico con suavidad, en largo, ¡que torería!, todo entre olés roncos y sentidos.Sabor y profundidad por le derecho, toreo en redondo cargado de aromas, profundo, citando de frente, con ese estilo y esa compostura propia que recuerda a grandes maestros, a mi su figura me trae a la memoria a Bienvenida, desde la primera vez que le vi torear, había algo especial. Series cortas, medidas en función de las pocas fuerzas del animal, motivo por el cual faltó algo de transmisión, ritmo y continuidad, pero como rayos que nos recorrían y atravesaban el corazón para hacerlo estallar de emoción surgían muletazos por bajo largos y profundos que desataban olés de pasión irrefenable. Todo lo hizo por bajo, todo templado, todo fruto de la inspiración, solo toreaba el corazón. Poco o nada tuvo por el izquierdo, pero un natural de esos que paran las agujas del reloj fue suficiente para acabar de llenar la maleta de ilusión por este Arte inmortal. ¿Pudo ser más? Con más raza y empuje del toro seguramente, quizás  buscando pegar pases como sea, tirando del toro, por alto, pases y pases mecánicos sin rumbo alguno, puede ser. Pero, ¿para qué?. Vibré con el sentimiento, con la emoción, con el pellizco, a ráfagas, toda la tarde, y, aunque parezca poco, fue mucho.

Antonio Vallejo

viernes, 7 de octubre de 2022

3ª de Otoño: Difícil contar lo extraño

No sé como empezar a contar esta tarde de otoño en Las Ventas, se me hace muy difícil porque desde que he llegado a la plaza todo me ha parecido impregnado de un ambiente raro, una sensación extraña y desconcertante. Voy a ponerles en contexto. Jueves, seis de la tarde, en los carteles una novillada de Valdellán para tres novilleros de la parte alta del escalafón. Hasta ahí todo normal, como cada tarde de toros, mejor o peor, es lo anunciado. Bueno, pues empecemos con lo raro. Me imagino que son conocedores que desde hace varios días las corridas que se lidian en Las Ventas han vuelto al Batán y se pueden ir a ver en los corrales. La corrida de hoy llevaba allí desde el pasado fin de semana y en los medios taurinos se hablaba de la "gran expectación" que había levantado entre los aficionados. Algo normal porque este hierro es uno de los que en Madrid gozan del favor de la afición y son varios los novillos que han dado grandes tardes. Todo eso es también es normal. Entonces no entiendo lo que he visto esta tarde. Primero al llegar a la explanada, desolador aspecto, prácticamente vacía, sin ese ir y venir de público de un lado a otro para acceder a la plaza, con una puerta de acceso al patio de arrastre vacía, lo nunca visto, y lo peor de todo, al entrar al tendido mucho cemente al aire. Todo raro, en serio, no me lo esperaba. Si tanta expectación había, ¿dónde estaba la gente?, ¿y los abonados?. Porque también me ha parecido muy extraño que mirando a un lado y a otro de mi tendido solo he reconocido cinco o seis caras de los habituales, y era fácil de comprobar porque estaba medio desierto. Dicen que la entrada que la empresa ha comunicado como oficial es media plaza. habrá que creérselo, pero mi sensación es que llegaba muy justito a media y siendo generoso. No me esperaba tan pobre afluencia para una tarde como la de hoy, extraño y preocupante. Y lo que voy a decir ahora no quiero que me lo tomen como un desprecio ni una chulería o prepotencia por mi parte, pero es que ha sido así. De ese escaso público que se ha acercado hoy a Las Ventas pocos conocían la plaza, dejémoslo en eso. Cuando en el sexto han tenido que salir la manada de mansos de Florito para llevarse al inválido su actuación ha sido tan diligente como de costumbre, con la ovación consiguiente. Hasta ahí normal. Pero lo que no es normal es que tanta gente haya confundido al chulo de toriles con Florito y le hayan dedicado una fuerte ovación cuando ha salido a comprobar que el ruedo estaba libre para abrir la puerta de toriles y que saliera el sobrero. Cierto es que ambos iban vestidos de corto, cierto que ambos llevaban una visera similar, ¡pero cualquiera que haya ido mínimamente a Las Ventas sabe quien es quien! Como acertadamente ha apostillado uno de los acomodadores de mi tendido, buen aficionado, "vaya lo que saben de toros". Y aunque este detalle les parezca una tontería creo que no lo es y que quizás me permita explicar el ambiente general que hoy he apreciado en los tendidos. Muy raro, de verdad, como anestesiado, todo muy plano, ni para protestar ni para elogiar. No sé explicarlo, pero con una tarde luminosa como la de hoy, perfecta de temperatura, que invitaba a ir a los toros, pocos y además fríos. No parecía Las Ventas, todo muy extraño.

En ese ambiente de rareza que he sentido ha sido en el que ha transcurrido esta novillada de Valdellán, procedencia Santa Coloma, remendada con dos utreros de López Gibaja, procedencia Domecq. Pues esto también me ha parecido extraño, y por partida doble. Primero que no haya pasado el reconocimiento toda la corrida, más aún tras ver los dos primeros lidiados, protestados de salida por su presencia, y que, llevando varios días en los corrales del Batán no haya habido ocasión de verlos antes e ir al campo a por otros ejemplares que completaran la corrida con el hierro anunciado. Y segundo porque llama la atención hacerlo con dos novillos de encaste tan distinto al titular. No es la primera vez que pasa ni será la última, pero me extraña, sinceramente. Luego los novillos han salido como han salido, solo se salvan dos, el tercero y el quinto, los demás sin fondo de bravura, justos de fuerza y empuje, sin poder.

Así es muy difícil que los tres novilleros anunciados hoy, o cualquier otro, se abran camino. Eso tiene que estar pensando a estas horas el francés Yon Lamothe, al que le ha tocado en suerte un lote con nulas opciones. Un primero con poco recorrido, que a veces metía la cara y otras la llevaba alta, luego reponía, sin entregarse y sin empuje. Correcto y mostrando buen trato el francés, algunos muletazos sueltos con calidad pero no ha podido lucir su toreo. Menos aún con el cuarto, sin fondo, sin raza y sin un gramo de fuerzas, deslucido, no pasaba ni en el capote ni en la muleta. Digno y voluntarioso Lamothe poniéndole la muleta, tratando de tirar del novillo pero nada, no pasaba, desluciendo, cabeceando y protestando. Presentarse en Madrid, venir con la maleta de ilusiones llena y encontrarse con lo que ha tenido que lidiar tiene que ser desesperante. Pero puede volverse al hotel con la cabeza alta porque lo poco que ha podido hacer lo ha hecho con dignidad y firmeza.

No sé el por qué de la vara de medir al madrileño Diego García en esta tarde, quizás el pecado sea la Puerta Grande del pasado 1 de mayo al desorejar a un novillo de Casa de los Toreros. Si es así me parece desproporcionada la exigencia para un chico que debutó con caballos en julio de 2019, que luego pasó la pandemia sin torear y que en 20221 se vistió de luces 11 tardes. ¿Así queremos que los novilleros salgan adelante? Creo que, sin caer en el todo o casi todo vale, hay que medirles como lo que son y no llevar cuentas antiguas. Al segundo lo recibió a la verónica, con buen son, jugando bien los brazos, entre la indiferencia general, ese ambiente raro y semianestesiado al que me refería. Pasa por el caballo y banderillas sin emplearse y llega  a la muleta que quiere y no puede. Gusto y torería en el arranque de faena, doblones para hacer bajar la cara al santacoloma, ayudados por bajo con buen sabor, flexionado, tratando de alargar el viaje. Por ambos pitones compuso algunos muletazos de calidad y profundidad, sobre todo al natural dos o tres aislados por bajo muy templados que dejaron patente el buen trato y las condiciones del de San Sebastián de los Reyes. Pero faltó  ritmo y emoción por las escasa condiciones del novillo quedando todo en palmas cariñosas. El quinto podría pasar por toro en otras muchas plazas, serio y de buenas hechuras. Distraído de salida, poco celo, se va suelto de los lances. Mejora en el caballo, empuja abajo con cierta codicia y en banderillas Juan José Rueda "El Ruso" completa un buen tercio que, extrañamente, tuvo escaso eco y reconocimiento en los tendidos, facilidad y categoría en sus dos pares mostrando las virtudes que guardaba el de López Gibaja. Novillo con fondo al que García instrumentó un inicio de faena por bajo para obligarle y corregir el cabeceo que mostraba. Toreo en redondo buscando bajar la mano y llevarlo toreado, algunos derechazos templados profundos y ligados para ir embarcándolo en los vuelos. Poco a poco fue encontrando el ritmo, poniéndole la muleta en la cara, por ambos pitones demostró buen concepto y trato pero no llegaba a media faena cuando se le empezó a protestar la colocación a la mínima. Y en ese clima a la contra que tanta extrañeza me crea tuvo que continuar con un trasteo que perdió continuidad y emoción, acabando todo en silencio, dentro del tono de la tarde.

Jorge Martínez disfrutó del mejor novillo de la tarde, por no decir el único si salvamos algo en la muleta al quinto que acabamos de reseñar. El sexto fue devuelto por inválido, una pena porque de salida mostró buenas condiciones en el capote. El sexto bis tres cuartos de lo mismo, otro a los corrales. Y el sexto tris saltó con brío, repitiendo en el capote, la cara bajo pero las manos por delante. Y ahí agotó sus energías. Como estaba claro que por la hora que era el señor presidente no iba a devolver otro novillo más el trasteo fue como fue, los capotes a la altura del reloj de la plaza, simulacro de tercio de varas, masaje en banderillas y en la muleta... nada. A media altura, sin pasar, cabeceando, defendiéndose por su falta de fuerzas, imposible ante este novillo que también tenía que haber sido echado para atrás. y de paso el torilero se hubiera llevado otra ovación por los avispados espectadores. A la verónica recibió el murciano al tercero de la tarde, lanceando con temple y gusto, ganado pasos, bien ejecutadas, despertando algunos olés, menos de los que merecía. El arranque de faena tuvo sabor en los ayudados por alto que hilvanó con otros por bajo dejando patente su buen concepto del toreo. Priemras tandas por el pitón derecho, poco a poco, buscándole la distancia y la altura, temple, echa la muleta alante y lo lleva por bajo, ligando con gusto. El novillo toma dos pero al tercero le cuesta, protesta y corta un poco. Bien Martínez, le da pausa y vuelve, igual, todo intenta hacerlo por abajo, mucho temple, ni un toque a la tela, pero falta un punto de ritmo para romper. Lo hace mediada la faena y por el pitón izquierdo. Por ahí rompe a embestir de una manera descomunal el santacoloma y rompe a torear como los ángeles el de Totana. Naturales con hondura, templadísimos, ligados por bajo, largura y cadencia, toreando muy despacio, cada pase un crujido, y por fin los olés para despertar de la anestesia y apartar la extrañeza. Series rotundas, colocación perfecta, acoplado, erguido, metiendo los riñones, la mano baja, máxima belleza, rematando las tandas con unos de pecho sensacionales y un cambio de mano infinito, eterno, toreo caro. El epílogo de faena destila aromas a toreo caro por todas las esquinas, ayudados por alto, trincherazo y pase de la firma, mucha torería lanzada al aire para diluir con la emoción  lo espeso de la tarde. olés que han sabido a gloria y que hoy han sido casi medicinales. Se tira a matar por derecho y deja una entera  desprendida que pasaporta al buen novillo de Valdellán. Petición de oreja más que mayoritaria teniendo en cuenta, señor presidente, que se cuenta en función del público asistente, que los asientos vacíos no computan para estos menesteres. Y recordándole de paso que la primera oreja la concede el público, no usted, que lo dice el reglamento, aunque le suene extraño, como era la tarde. Vamos, que se ha lucido negándole una oreja de ley a Jorge Martínez, una vergüenza y una injusticia imperdonable. Pero en una tarde rara difícil de contar y explicar era de esperar esta tropelía.

Antonio Vallejo

lunes, 3 de octubre de 2022

2ª de Otoño: Con la verdad por delante


 Media entrada o quizás un poquito más en esta segunda de Otoño en Las Ventas, más o menos igual que la novillada de ayer. Sinceramente pobre y desalentador el aspecto de algunos tendidos en una tarde espléndida de temperatura ideal, sobre todo si me atengo y me creo la noticia que difunde la empresa sobre el aumento del número de abonos que ha superado incluso valores prepandemia. Hablan de 16.000 abonos, entre los renovados y los nuevos. No me salen las cuentas. O se han quedado en casa o, lo más probable, estas han sido las dos corridas que la mayoría ha rechazado, puesto que se nos daba esa posibilidad, renunciar a una novillada y una corrida de toros, lo que debe hacer pensar a los responsables de componer los carteles que algo falla. ¿Qué tiene tirón? Es posible que esta pregunta se responda en la segunda parte de la feria con la aparición en los carteles de nombres como Diego Urdiales, Juan Ortega, Pablo Aguado o Miguel Ángel Perera, no digo ya Morante el sábado y Roca Rey junto a Talavante en la extraordinaria del día 12 que parece que ya ha colgado el "no hay billetes" o anda muy cerca. Y no es que estas dos tardes no tuvieran su interés, mucho, pero en una Feria de Otoño con seis tardes más una extra fuera del abono, lo de las corridas para "aficionados" o "toristas" está claro que no funciona: Nos gustará o no, nos dolerá más o menos, a mi mucho porque creo que hay que ver todos los encastes y todos los toreros posibles para entender la grandeza de nuestra Fiesta, pero si queremos que la plaza se llene hay que contar con que venga el "público general" y llene los tendidos, asumiendo también lo malo que eso tiene, pero que lo que no va a hacer nunca es cambiar a los que nos sentimos aficionados de verdad  nuestra forma de ver y entender el toreo, ni nuestra seriedad y exigencia, ni tampoco creo que vaya a restar el mínimo valor a lo que se vea o juzgue en la arena venteña. 
Sí, hoy me hubiera gustad ver casi llenos los tendidos en la corrida de Adolfo Martín, y quizás se hubiera conseguido con otra terna, no lo sé, pero era lo anunciado. Y si al abonado, supuesto aficionado, no le atrae, y esto tiene tela, ¡qué decir de quien sin ser aficionado pero gustándole los toros quiere  ir una o dos tardes  a Las Ventas y tiene que elegir entre esta y las del próximo fin de semana! Está claro, ¿no?. Quizás haya que dejar de mirarse el ombligo y abrir más la miras, que por eso no va a desparecer la pureza y verdad del toreo de la que algunos se consideran únicos y exclusivos poseedores y defensores llevando sus posturas a una intransigencia que para mi es nociva para el desarrollo pleno de nuestra Fiesta.
Y como ejemplo de verdad y pureza en el toreo me remito a esta tarde que la mitad de la plaza se ha perdido. Sí, para mi la corrida de Adolfo Martín de hoy ha estado presidida por eso, la verdad, mucha verdad de Adrián Torres, Román y Ángel Sánchez. Por encima de un análisis de cómo hayan sido los lances de capa, más allá de los redondos o naturales que haya habido, de quites o estocadas mejores y peores, hay que hablar de verdad en los tres, que se la han jugado sin dejarse nada, cada uno con su toreo, su mayor o menor experiencia, sus virtudes y también sus carencias, pero con la verdad por delante. Eso se ha perdido media plaza, una pena. Lo han hecho ante toros de Adolfo Martín muy serios, entipados (quizás el cuarto el menos reconocible), enseñando las palas, muy ofensivos, vueltos de pitones, veletos, tremendamente astifinos, varios ovacionados por esta presencia, y que han tenido un comportamiento que, exceptuando el cuarto que a roto a embestir muy lento y arrastrando el hocico por la arena de mitad de faena hacia delante, ha distado. mucho de lo que es bravura. Todos ellos con peligro, revolviéndose, reponiendo, desarrollando sentido, mirando, midiendo, rebañando los tobillos o buscando la femoral directamente, comportamiento por otra parte típico de esta encaste Albaserrada. Toros que no permiten el mínimo falo cuando son buenos, no digo ya lo que piden cuando no lo son y se defienden bien por falta de bravura, casta o fuerzas, que eso ha pasado en esta tarde.
Tanto Adrián de Torres, que hoy confirmaba, com Román y Ángel Sánchez han estado valientes y decididos. Claramente el valenciano Román ha hecho valer su mayor experiencia y así al segundo lo ha lidiado como se debía en el capote, sobre las piernas, echándolo abajo, andándole hacia atrás para llevar a los medios a un toro que hacía hilo y no salía de los vuelos. Y en la muleta ha estado valiente y muy firme, por ambos pitones, poniéndole la muleta en la cara, tapándosela, llevándolo metido y perdiendo los dos pasitos necesarios para poder ligar los pases y también salir ileso cada vez que el toro se volvía buscando lo que dejaba atrás. También ha tragado parones y miradas eternas, exponiendo mucho, para acabar toreando en redondo por bajo con derechazos de órdago, profundos y y sentidos coreados con olés roncos. Y todo con verdad, como cuando se ha tirado a matar volcándose sobre el morrillo para ganarse el reconocimiento de todos con una ovación recogida desde el tercio que le ha tenido que saber a gloria. Con el quinto tan sólo ha podido lucir en las verónicas de saludo ganando pasos hacia los medios, jugando bien los brazos, con ritmo y temple, rematadas con una media de bella factura. Nada más tuvo el Albaserrada, desde que salió del caballo desfondado hasta que dobló no tuvo nada, ni fuerzas, ni bravura, ni nada. Entre protestas y silbidos intentó Román lo imposible, le puso la muleta pero nada, intentó por ambos pitones sacar algo, pero nada, pases sin sentido, innecesarios, lo único que podía llevarse era un susto o algo pero en uno de los arreones defensivos del desencastado animal. Pero con toda la imposibilidad enfrente, como un muro infranqueable, todo lo que intentó lo hizo con la verdad por delante.
Con el toro de su confirmación pocas opciones tuvo el jienense Adrián de Torres. De salida hacía hilo con el capote sin salirse de los vuelos, aunque humillaba y parecía que había algo. Lo lidió sobre las piernas andándole hacia atrás, ¿les suena de algo?, y vio como en el caballo y banderillas iba a pero y encima echaba la cara arriba. Así que se encontró en la muleta con un animal que se venía por dentro, con mucho peligro, que tragaba uno o dos muletazos pero al siguiente reponía y buscaba, mucho peligro, se revolvía cual lagartija a medio pase y soltaba la cara a la altura del pecho, jugándose la vida varias veces, pero sin echarse atrás, siempre adelantando la pierna y plantándole la muleta, todo con verdad. El cuarto fue, para mi, el de hechuras menos reconocibles para la casa, un toro largo y con volumen, con menos cara, un tanto desproporcionado, aunque mantenía la seriedad por delante, y también la mayor sorpresa por cuanto no apuntaba nada bueno de salida en cuanto a fuerzas y poder, aunque sí que metía la cara con clase. pasó por el caballo sin más, sin emplearse y fue en los palos de Iván García donde mostró ya otras condiciones. Sencillamente majestuosos Iván en banderillas, dos pares de antología, superlativos, de poder a poder, reunión y colocación perfecta, una obra de arte. Inicio de faena irregular, primero al natural, uno lo toma bien, otro  se va por dentro, igual por el derecho, redondos profundos, otros que corta, pero siempre buscando la colocación y enseñándole la tela planchada, haciéndolo con enorme verdad. Así hasta mitad de faena que rompió por abajo el adolfo. Embestida lenta, a la mexicana, por momentos parecía que se paraba, derechazos y naturales con la muleta barriendo la arena, enorme emoción, gran belleza, olés roncos, toreo caro del de Linares que me ha dejado una impronta en la memoria francamente buena. Verdad en todo lo que ha hecho, y mucho sentimiento cuando ha toreado tan despacio y profundo como lo ha hecho. Lo que ha pasado luego con la espada, sinceramente, no lo voy a recordar, para qué, lo que me queda es lo que había ya hecho  con tanta verdad, no me creo capaz de censurar nada a quien con poca experiencia y poco bagaje en 10 años de alternativa se ha presentado en Madrid, dentro del abono, con la verdad y el valor por delante.
Hablar hoy de Ángel Sánchez es hablar de un madrileño con tres años de alternativa que el año pasado toreó cero corridas,  creo que este año lleva las mismas, que ha tenido lo que hay que tener para venir a Madrid y plantarse delante de una corrida de Adolfo con toda su verdad por delante y que por ese motivo, por su verdad a esta horas está ingresado en un hospital por dos tremendas cogidas en el sexto que a punto han estado de quitarle la vida. Cornada en muslo izquierdo, contusión del hombro  derecho y traumatismo craneoencefálico grave, ese es el parte médico de los doctores que le han intervenido. Un sexto que traía el sentido desarrollado desde el campo, una auténtica alimaña. Aprieta en el capote hacia dentro, no deja los vuelos, derrota con violencia, busca sangre como un vampiro. Con esa condiciones no sé como Antonio Molina ha colocado los dos pares de banderillas que ha colocado, haciéndolo todo, llegando hasta la cara, cuadrando y clavando de poder a poder, impresionante, obligado a responder desmonterado una atronadora ovación. Bueno, sí que lo sé, porque lo ha hecho con verdad, como todos esta tarde. La alimaña le avisó ya en el primer derechazo, viniéndose hacia dentro, buscando, en el segundo reponiendo y soltando la cara y ha sido a la tercera cuando ha hecho presa con violencia, lanzando al madrileño por los aires com o un muñeco de trapo. Milagrosamente se levantó y parecía no llevar cornada, pero viendo el parte médico es posible que la cornada del muslo la llevara ya. Da igual, volvió a la cara y en todo momento le presentó batalla con su muleta, poniéndosela, aguantando los tornillazos, no tragaba ni un pase, se revolvía, buscaba, por los dos pitones se puso Ángel, por los dos pitones tartó de robar muletazos, y todo de verdad, sin trampas, sin guardarse nada. Mucho mérito y mucho valor. Tanta fue la verdad que llegada la hora de matar se tiró como si de esa estocada dependieran dos orejas. Recto y por derecho, entregándolo todo. Tremendo y escalofriante la manera que salió despedido del embroque para caer sin sentido al suelo. Entiendo que fue con la testuz porque si le hubiera empitonado la cornada le hubiera atravesado, literalmente, pero los segundos fueron de angustia. Dios quiera que se reponga y pueda volver a vestirse de luces pronto, se lo merece. Sobre todo porque ya en le tercero se la había jugado a cara de perro  con un toro falto de raza y fuerzas que tan solo le permitió lancear a la verónica con cierto gusto pero que en la muleta no concedió nada, tan solo riesgo y peligro. Un toro sin recorrido que hizo lo mismo que sus hermanos y al que Sánchez intentó llevar por ambos pitones exponiendo con toda la verdad por delante en una misión imposible cuyo único objetivo era salir vivo. Imagínense cuanta ha sido la verdad de esta tarde que con esta fiera que hizo tercero vivimos momentos de gran emoción en el turno de quites, primero con Adrián de Torres por gaoneras ceñidas y arriesgadas por las condiciones del toro al que replica Ángel Sánchez con otro por chicuelinas ajustadísimas bajando las manos que nos puso un nudo en la garganta. Y por si faltaba algo Curro Javier y José Antonio Prestel ejecutaron un tercio de banderillas antológico, con el toro parado, epsrando y midiendo, ganándole  la cara para cuadra y reunir entre los pitones, asomándose al balcón o más aún, una auténtica barbaridad, además saliendo del embroque con torería. Otra enorme ovación ante la que tuvieron que desmonterarse.
Y lo hicieron, sí, con la misma razón que todos en esta tarde, con la verdad por delante, esa verdad que media plaza se ha perdido.

Antonio Vallejo

domingo, 2 de octubre de 2022

1ª de Otoño: ¡Qué ganas tenía!


 ¡Qué ganas tenía de volver! Ganas ver toros, ganas de volver al Las Ventas y ganas  de retomar esta ventana cerrada por vacaciones y por la que quiero que vuelva a entrar el aire fresco de la ilusión y la pasión por el toreo como un soplo de vida, aire  de otoño madrileño. 
Así que aquí estamos de nuevo, para compartir esta afición que nos une y en la que caben tantas opiniones y gustos como aficionados, ante una Feria de Otoño que esta tarde ha arrancado con una novillada de Fuente Ymbro para una mano a mano enter el madrileño Víctor Hernández y el toledano Álvaro Alarcón. Pues como se trata de opinar, aquí va mi primera opinión. No soy especial fan de los mano a mano, creo que deben ser festejos excepcionales y, a mi modo de entender el toreo, deben reservarse para elevara máxima categoría la competencia entre figuras. Me pasa algo parecido con los festejos de un solo espada, creo que debe ser algo excepcional y reservado para las figuras. En los últimos tiempos creo que se "abusa" de ambos festejos y eso lleva a que se pierda un poco la relevancia de esos carteles especiales. No quiero con esta opinión menospreciar a los dos toreros que hoy han actuado en Las Ventas, sin duda se merecen esta tarde, pero pienso que en este escalafón un cartel con tres novilleros aporta más variedad y posibilidad de ver y evaluar diferentes estilos de torear, además de la oportunidad que supone para estos jóvenes llenos de ilusión verse anunciados en la primera plaza del mundo, más aún en estos tiempos tan difíciles para abrirse camino en este mundo del toreo, alcanzar el sueño de convertirse en matadores y quien sabe si llegar algún día a convertirse en figuras del toreo. Pero lo anunciado para hoy era este mano a mano y he ido con las mismas ganas a la plaza, lo importante es ver y disfrutar del toreo donde y cuando sea y pueda. Y lo mismo ha debido pensar la media plaza que hoy se ha llenado. Una pena que no haya sido más.
Solo escuchar la combinación novillada y Fuente Ymbro hace que a cualquier aficionado le entre un cosquilleo por todo el cuerpo y se cuenten los días para que llegue el momento. Muchas han sido las tardes de gloria de este hierro con los novillos, la última este pasado San Isidro. Son sinónimo de emoción por su bravura y calidad,  con esas expectativas iba hoy a Las Ventas. Y la verdad es que no sé como calificar la tarde en este apartado ganadero. No me atrevo a hablar de decepción, pero sí un poco desilusión. Quizás desigual sea el mejor término, o con altibajos, tanto por hechuras, algunos lavados de cara y vareados, otros más en tipo y alguno cuajado y con presencia de toro, como por juego y comportamiento, con calidad, clase y nobleza en algunos utreros, complicados otros, peligroso alguno... un poco de todo, aunque marcados en general por la falta de fondo y raza. Al final la sensación ha sido que nos hemos quedado a medias, que cuando parecía que uno embestía, ¡zas!, se le agotaba la gasolina y ahí se venía abajo el castillo de las ilusiones. Si tengo que destacar uno por juego ha sido sin duda alguna el primero, con una clase tremenda, humillando y tomando la muleta con prontitud y codicia, repetidor y noble. Por algo fue ovacionado con fuerza en el arrastre. Y no fue precisamente el de mejores hechuras, porque para mi gusto cuarto, aunque alto, largo, hecho cuesta arriba, estrecho de sienes pero con preciosa lámina, y sexto, cuajado y hondo, un toro en otras plazas,  se llevan la palma en este apartado. 
Y en lo que respecta a los novilleros lo primero y principal decirles que los dos me han gustado,  que han mostrado calidad, buen manejo de los engaños y gusto, que han puesto ganas y disposición, que también, como es lógico por su edad, han mostrado alguna carencia y cosas que mejorar, como en algunos pasajes de sus faenas dar un paso adelante y abandonar el torero un tanto "academicista", buscar algo distinto para haber sacado algo más de alguno de sus novillos. Si fuera un examen y tuviera que ponerles nota yo creo que un 7'5 podría valer, un notable digno sobre todo teniendo en cuenta el marco, ya conocido por ambos, dicho sea de paso.
El mejor toro de la tarde se lo ha llevado Víctor Hernández con el primero. Lo recibió con una larga cambiada de rodillas, muestra de la disposición y entrega con  que venía. Buen juego de los brazos en el capote por verónicas, temple y gusto, arrojo novilleril en el inicio de faena con un  cambiado por la espalda y un molinete para enlazar el toreo en redondo templado, de mano baja y ligado, con profundidad y recorrido. Buen sentido de la distancia, le dio la que pedía el buen fuenteymbro, que respondió con prontitud y bravura, humillando, nobleza y clase, repitiendo, mejor por el pitón derecho por el que la reunión fue mayor que el izquierdo, por ahí se desplazaba algo peor, pero trazó algunos naturales con hondura aunque las tandas no fueron tan rotundas, dejando para el final un cambio de mano superlativo para componer una serie final de derechazos largos y profundos que pusieron en pie a la plaza. Abrochó la faena con las típicas bernadinas, y aquí viene un pequeño pero que le pongo. Tal como había llevado la faena creo que rematar con toreo por bajo era lo mejor, el novillo pedía todo por abajo y ha humillado hasta el final. Pero entiendo que con las bernadinas se busca demostrar valor y arrojo, por lo que tampoco se lo censuro, lo entiendo, como el pasarse un poco de faena, lógico al verse con ese novillo y toreando como lo hizo, las ganas y el corazón pueden a la cabezas. Lo que no puedo entender es que el presidente sacara el pañuelo blanco para ordenar el primer aviso cuando estaba perfilándose para entrar a matar, más inoportuno imposible. ¿Tanto le costaba esperar diez o quince segundos más? En fin, ¡que poca sensibilidad y sentido común!
Y no fue ese el único momento en que el palco fue o buscó ser protagonista. El tercero salió deslucido, sin entrega en el capote, pasó por el caballo sin emplearse y en banderillas despertó mostrando una movilidad que mantuvo en un arranque de faena vibrante, ayudados por alto y un par de trincherazos que fueron un crujido para iniciar el toreo en redondo. De nuevo buen trato, suavidad en los muletazos, dándole altura, cuidando la embestida, el novillo se movía, tomaba el engaño pero se quedaba ahí, sin acabar de salir. Un par de series en redondo de mérito bajando poco a poco la mano, derechazos de buen trazo a los que el novillo responde pero sin acabar de entregarse. No lo hace igual por el pitón izquierdo, protesta y puntea las telas, corta el recorrido y repone, volviéndose complicado y exigente. No le perdió la cara y se la jugó de verdad aunque quizás hubiera sido momento de buscar una lidia diferente, no sé si tanto como a la antigua, sobre los pies, macheteando por bajo, pero sí que pedía poderle y someterle abandonando los intentos de seguir toreando en redondo o al natural. Mató de una sensacional estocada arriba que pasaportó sin puntilla al fuenteymbro. Yo creo que la petición de oreja fue mayoritaria, no juzgo si con o sin razón, pero se pidió, y el palco decidió no concederla. Bronca al canto, unos abroncando y otros, pocos, la verdad, aplaudiendo la decisión. Lo de siempre, y así será mientras exista el toreo, como los presidentes que se saltan el reglamento. Es mi opinión y, para despejar dudas, yo no pedí la oreja. 
Con el que hacía quinto, que se jugó en cuarto lugar por la cogida de Alarcón en el segundo, en cambio sí que cortó una oreja habiendo, según mi percepción, la misma cuantía de pañuelos en los tendidos. Cosas veredes. Fue un novillo que pasó desapercibido en los primeros tercios, sin fijeza ni entrega, la cara alta, para acabar rompiendo en la muleta y por el pitón izquierdo. Se arranca rebrincado en los primeros compases de faena, la cara alta, complicado. Le consiente el madrileño, concediéndole altura, adelantando la muleta, planchada, mucho temple para poco a poco bajarle la mano y ligar series en redondo de mucho mérito. Fuel tomar la muleta con la zurda cuando rompió la faena y tomó altura. Naturales hondos, mano baja, colocación, ligazón y recorrido, en definitiva, emoción y transmisión con un novillo exigente ante el que también aguantó y tragó lo suyo. Las manoletinas de rodillas como epílogo fueron una muestra más de la decisión con la que Víctor Hernández ha pisado la arena venteña esta tarde de otoño. Una entera desprendida que fulmina al fuenteymbro en segundos vale una oreja, pero esta vez los que abroncan al palco son los pocos que minutos ante le aplaudían. Y es que así es la fiesta. ¡Ah! y para mi la oreja fue justa y de ley, me parece que la actuación en conjunto del madrileño lo vale. 
El toledano Álvaro Alarcón resultó corneado por el segundo en los primeros compases de la faena de muleta, cornada de 15 cm en el muslo derecho. Operado en la misma enfermería salió de nuevo para matar su otros dos toros en una muestra de valor y pundonor. Desde que saltó el segundo se comportó igual. Rebrincado, la cara arriba, soltando derrotes, poco recorrido, reponiendo. Lo lidia bien por bajo con el capote tratando de someterlo, andándole hacia atrás, buena brega de Alarcón. Arranca la faena doblándose por bajo, el novillo pasa rebañando, con mucho peligro, se queda muy corto y en uno de esos derrotes secos engancha al de Torrijos por el muslo. Mareado y con un torniquete decide seguir la faena y pasa las de Caín hasta dar muerte al novillo de una media arriba fulminante y retirarse a la enfermería por su propio pie en medio de una gran y merecida ovación. Sinceramente, no daba un duro (ahora habría que decir un céntimo pero soy un antiguo) porque volviera a torear en lo que quedaba de tarde, pero una vez más he cometido el error de olvidar que estos hombres son diferentes y no se rigen por los mismos parámetros de sufrimiento y resistencia al dolor que los demás mortales. Regresó para dar muerte a los dos novillos que le quedaban y, sin la ovación anterior fue fuerte, esta no pueden imaginarse, atronadora. El que le correspondía como cuarto de la corrida se corrió quinto, un utrero suelto de salido, sin fijeza ni entrega en el capote, sin emplearse mucho en el buen puyazo de Manuel José Bernal. Electrizante arranque de faena por estatuarios, uno de desdén repleto de aromas y uno de pecho de pitón a rabo. Metió bien la cara en los primeros muletazos, derechazos ligados por bajo que toma con movilidad y repite en un par de tandas de buena factura. No va igual por el derecho, se va quedando corto y cada vez le cuesta más pasar, demasiado pronto para apagarse. Solo algún natural aislado tuvo calidad en un trasteo claramente a menos  por la falta de condiciones del animal. tampoco le ayudó el sexto y último, un castaño hondo con hechuras y presencia de toro. Buenas fueron las verónicas de saludo, ritmo y temple, repite y mete la cara con excelente clase, pero apunta una alarmante justeza de fuerzas. Se le mide mucho el castigo en el peto, para colmo hinca los pitones hasta tres veces y se pega unos costalazos que hacen mucha mella dejando al novillo muy mermado. Muy protestado en banderillas por su invalidez no fue devuelto a los corrales y así sucedió lo que sucedió, que ahí se acabó la corrida. La faena fue imposible porque el animal no se aguantaba ni le quedaba un átomo de energía para pasar en la muleta, por más que lo intentara Alarcón. Afortunadamente se dio cuenta, o mejor dicho, se lo hicieron ver  todos los tendidos cuando tras un par de no series hizo amago de continuar. Reconsideró la idea inicial y se fue a por la espada. Para lo que tuvo delante y en el estado que mató dos de sus novillos creo que estuvo más que digno y poco se le puede censurar, al revés, alabar su compromiso y profesionalidad.
En fin, amigos, que ya estamos de nuevo aquí. Y mañana la de Adolfo Martín, y el jueves otra novillada, y el viernes Urdiales, Ortega y Aguado, ¡y el sábado Morante!, y el domingo otra de Fuente Ymbro, ¡y el día 12 Roca Rey!. Todo eso queda por vivir y soñar. Ahora entienden que diga: ¡Qué ganas tenía!.

Antonio Vallejo