No ha llovido, algo que parecía difícil a tenor de lo que ha caído esta tarde en Madrid, y eso que los pronósticos coincidían en que a la hora de los toros no iba a llover, aunque fíate de las aplicaciones - "apps" que dicen los cursis - de los teléfonos, fallan más que una escopeta de feria. Sin duda alguna eso ha sido lo mejor de la tarde, que hemos salido secos, y eso que quien más quien menos llevábamos material preparado para aguantar chaparrones, gabardinas, paraguas, gorros, viseras...No han hecho falta. Tampoco han estado mal las almendritas de Antonio "El Cordobés" de las que como casi todos los días hemos tenido nuestra dosis, nunca fallan, si van a Las Ventas no duden en comprarlas, los vendedores se identifican perfectamente en todos los tendidos y están de muerte. Y si sigo con las cosas buenas, ¡cómo no!, las conversaciones que hemos tenido durante toda la tarde, tan divertidas como cada día. Compartir una tarde de toros con quienes cada día lo hago convierte todo en fácil y ameno, su amistad no tiene precio. Si continúo rebuscando para sacar algo más de positivo podría decirles que la entrada de hoy ha salido rentable ya que hemos visto saltar ocho toros por el precio de seis. Algo es algo.
El resto, lamentable. No he visto peores toros todos juntos en una misma tarde en mi vida. Piensen en todas las cualidades y virtudes que le pueden pedir a un toro y que no pienso enumerar para no aburrir. Pues ni una sola de esas cualidades, repito, ni una, han tenido los seis de Román Sorando y los sobreros de José Vázquez y Montalvo. ¡Que horror de toros!, ¿de dónde los han sacado?. No merece la pena gastar una línea más hablando de estos desechos.
Poco se puede decir de Diego Urdiales, Juan Ortega y Pablo Aguado que nada han podido hacer porque nada había para hacer. Bastante han tenido con aguantar toda la tarde con la dignidad y vergüenza torera que lo han hecho. Destellos aislados del empaque del riojano, alguna verónica de Aguado y la lidia con el capote al sexto, a la antigua, sobre los pies, y un par de remates por bajo de Ortega con gusto. El resto ha sido la nada, el vacío absoluto, la desesperación ante lo imposible. Lo mejor que podían hacer es lo que han hecho, abreviar, no andarse con intentos absurdos de pases inexistentes que no conducen a nada. Frente a eso lo peor de todo, que alguno en algún tendido aún les ha recriminado. ¿Qué demonios querían que hicieran con semejantes desperdicios?, ¿aburrirnos y cabrearnos más?. En fin, que en España y en Las Ventas siempre cabe un tonto más.
Lo dicho, no ha llovido, un alivio.
Antonio Vallejo
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