jueves, 18 de junio de 2015

Salamanca: Arte, tradición y toros





Por motivos profesionales estoy pasando unos magníficos días en Salamanca, ciudad universitaria por excelencia. Junto a Santiago de Compostela y Alcalá de Henares, la cuna de nuestras humanidades, guardianes del saber y de la cultura. Pasear por sus calles es un placer, cada esquina rezuma arte, cada edificio es un monumento, se respira la tradición forjada por tanto siglos, de cuyas aulas tantas y tan insignes figuras han salido. Pero esta tierra salamantina no es solo campo del conocimiento, es también campo bravo, es sinónimo de tierra de toros y de grandes toreros. Decir Salamanca es hablar del campo charro en el que tantas ganaderías y de tanto prestigio pastan. Y decir Salamanca es traer a la memoria nombres de grandes toreros. Toro y toreo, el binomio perfecto para la Fiesta, se fusionan en esta tierra castellano-leonesa, cuna de la tauromaquia. A pocos kilómetros de esta tierra, en la vecina localidad zamorana de Toro, asoman los primeros vestigios de nuestra Fiesta. En los capiteles del convento de San Ildefonso, tallados entre 1285 y 1290, se nos muestran ya escenas taurinas. Tan solo un siglo más tarde, en el año 1384, hay datadas pinturas en el burgalés monasterio de Santo Domingo de Silos en las que se representan escenas de caza y de una primitiva tauromaquia, a caballo y a pie, con una lanza y una capa desplegada respectivamente, para enfrentarse a su enemigo, el toro. Recordemos que el origen de nuestra Fiesta está en el toreo a caballo, a cargo de la nobleza de entonces, mientras el pueblo llano corría y “toreaba” a pie. De hecho, la Iglesia tan solo permitía el toreo a caballo, considerando los juegos de toros del pueblo llano un acto impuro. Tampoco podemos pasar por alto que en otra localidad muy próxima a Salamanca, la también zamorana Benavente, se nos aporta el primer testimonio de una corrida de toros, en el año 1506 con motivo del encuentro de Felipe “El Hermoso” y Fernando “El Católico” tras el fallecimiento de la reina Isabel. Esta tradición continúa con la afición de los Habsburgo a los “juegos de toros”, siendo el propio Carlos I el que impulsó la construcción en 1561 de la Plaza Mayor de Valladolid para estos juegos, siendo el mismo monarca quien lanceó varios toros. Su hijo, Felipe II, si bien no participó en lancear toros, si que fue un gran aficionado a estos juegos, embrión de las corridas de toros. No es extraño, por tanto, que esta tierra salmantina, vecina de Zamora, Valladolid y de la algo más lejana Burgos, tenga tan arraigada su tradición taurina en su doble vertiente, ganadera y torera.
Basta alejarse unos pocas kilómetros de la ciudad universitaria para darnos cuenta de la magnitud del campo charro. ¿Cuántos nombres de ganaderías se nos viene a la cabeza al hablar de Salamanca?. Infinidad, la lista es enorme. Actualmente hay 64 adscritas a la Unión de Criadores de Toros de Lidia, con nombres y encastes de renombre. A nadie se le escapa que el campo charro es la cuna y el reservorio del encaste Atanasio y Atanasio-Lisardo. Nombres tales como Puerto de San Lorenzo, Ventana del Puerto, Valdefresno, Los Bayones, Moisés Fraile, Hnos Fraile Mazas, Charro de Llen… Ganaderías que luchan por el mantenimiento de esta mítica sangre, de este encaste que tantas tardes de gloria nos ha dado. Pero no es esta la única sangre que campa por esta tierras charras. ¡Qué decir de Santa Coloma!. Sánchez Cobaleda con Vega-Vilar y Alipio Pérez-Tabernero trabajan duro, día a día, para preservar la supervivencia de este encaste mítico, el del Conde de Santa Coloma. Labor encomiable y que debemos agradecer cuantos amamos a esta noble especie que es el toro bravo. Si no es por el enorme esfuerzo de Sánchez Cobaleda, de Alipio y otros tantísimos nombres, este y otros encastes ya habrían desaparecido, lo que parece no importar a los llamados antitaurinos. Pero no solo de Atanasio y Santa Coloma vive esta tierra. No es, en absoluto, despreciable la presencia del encaste Domecq, en su doble vertiente, Domecq Díez y Domecq Solís. Nombres como Aldeanueva, El Pilar, Garcigrande, La Glorieta (antigua propiedad del gran Julio Robles, tristemente fallecido), Montalvo, Pedraza de Yeltes… por resaltar algunas de las más conocidas. Tantos nombres ganaderos y tal variedad de encastes nos dan idea de la grandeza del campo charro.
Y, claro, con tal materia prima no es extraño que esta tierra haya dado tantos y tan grandes toreros. La lista también es enorme, sin duda, pero hay tres nombres que sobresalen por encima de todos. Estos son Santiago Martín “El Viti”, Julio Robles y Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”. Terna de lujo, ¡menudo cártel!.

Santiago Martín, apodado “El Viti” por ser natural de Vitigudino, es posiblemente la máxima figura del toreo salmantino. Torero de estética clásica, revestido con la sobriedad característica de la escuela castellana, salmantina en este caso, representa la seriedad, el temple y la cadencia, con un tremendo dominio del toreo de capa y de muleta, rayando la perfección, a lo que sumó su gran capacidad como estoqueador. Por ello, y haciendo un juego de siglas con sus iniciales, fue conocido como S.M, Su Majestad “El Viti”. Este maestro salmantino ostenta, además, el record de Puertas Grandes en la plaza de Las Ventas. Nada más y nada menos que en 16 ocasiones ha cruzado a hombros la Puerta Grande de Madrid, dos como novillero y catorce como matador de toros. Un figurón del toreo, un maestro de época, sin duda alguna. Su estatua ante la puerta grande de la plaza de toros salmantina, La Glorieta, es reflejo de la importancia de El Viti para esta ciudad. Como de costumbre, los vándalos antiturinos, haciendo gala de su respeto y tolerancia habitual, la han destrozado con pintura. Muy graciosos los chicos (y chicas, para que no se molesten)
Pedro Gutiérrez Moya, “El Niño de la Capea”, gran figura de los años 70, en dura pugna y sana rivalidad con El Viti durante los años que coincidieron en los ruedos, siendo famosas las disputas en el coso de La Glorieta entre partidarios de uno y otro maestro. Torero de carácter, de mando, valiente y valeroso, luchador hasta extremos máximos, con un sentido del temple único, y de ambición sin límites, demostrada desde aquel junio de 1974, día de su confirmación en Las Ventas, con Palomo Linares de padrino y Paquirri como testigo, ante toros de la ya tristemente desparecida ganadería salmantina de Atanasio Fernández. ¡Cómo conocería a los toros de su tierra el Capea para cortar tres orejas esa tarde a su lote y abrir la Puerta Grande de Madrid tal día!. A partir de ahí una metórica carrera repleta de triunfos,  carrera que aún continúa como ganadero, El Capea se llama su hierro, y con un hijo, El Capea, ¡cómo si  no!,  en el escalafón que trata de seguir los pasos de su progenitor, harta difícil tarea.
Para el final dejo a un nombre y un hombre que nos dejó un 14 de enero de 2001 en su querida Salamanca, en el campo charro que tanto amaba, tras once durísimos años en silla de ruedas por su gravísima cogida en Béziers ante un toro de Cayetano Muñoz en agosto de 1990 que le provocó una tertraplejía. Ese es D. Julio Robles. Decir Julio Robles es decir clasicismo, es decir seriedad, es decir elegancia, es decir pureza, es decir calidad, es decir torería. Figura esbelta, alargada, un tanto amanoletada, su toreo nos llevaba a la plenitud, a la auténtica gloria, tal era la manera de embarcar al toro en su muleta. En tres ocasiones abrió la Puerta Grande de Las Ventas, y hubieran sido muchas más de no haber sufrido el fatal percance. Su memoria es honrada por cuantos amamos esta grandísima afición que es nuestra Fiesta, sobre todo tras la vergonzosa profanación de su tumba por un grupo de criminales antitaurinos, no pueden llamarse de otra manera, que en 2008 cometieron tal atrocidad, robando el busto del matador y diciendo que no lo devolverían hasta que “termine la masacre de toros”. ¡Viva la educación y el respeto, viva la tolerancia!. Desde el cielo el maestro verá con lágrimas en sus ojos cuán desalmados pueden ser algunos. Pero su arte y si toreo siempre estarán con nosotros.

Como decía en el encabezamiento de este comentario, Salamanca es arte, tradición y toros, como reza uno de sus lemas. Esta ciudad es cuna de nuestra cultura, y cultura, arte y tradición es nuestra Fiesta, los toros. No podía ser de otra manera que el campo charro y su centenario coso de La Glorieta hayan visto a largo de los años tantas tardes de gloria.

Antonio Vallejo

miércoles, 10 de junio de 2015

Triple reconocimiento a "Agitador"


Estaba claro que tenía que ser así. Ya lo expresé de esta manera en mi anterior comentario acerca de los premios de Taurodelta, que otorgaba el galardón al mejor toro a "Jabatillo", en dura competencia con  "Agitador" y "Lenguadito". Fue un gran toro, merecedor de este reconocimiento. Traigo hasta aquí la noticia recogida de Aplausos:

"Agitador, toro de Fuente Ymbro número 184 lidiado por Paco Ureña en Madrid el pasado 9 de mayo, ha sido distinguido con tres de los galardones destinados al animal más bravo jugado en la última Feria de San Isidro. Concretamente, el pupilo de Ricardo Gallardo se ha alzado con los trofeos que conceden en la mencionada categoría Onda Cero, las Tertulias Taurinas Andanada del 9 y el Casino de Madrid. Triple reconocimiento para uno de los ejemplares de mejor nota de todo el abono isidril".


Antonio Vallejo

lunes, 8 de junio de 2015

Premios Taurodelta a los triunfadores de San Isidro


Anochecía en Las Ventas, aún no se habían cerrado las puertas de la plaza ni se habían apagado las luces, resonaban los ecos de los comentarios de los últimos aficionados que se resistían a echar el telón a esta San Isidro, cuando se hacían públicos los primeros galardones a los triunfadores en los distintos apartados, concedidos por la empresa gestora de la plaza de Las Ventas, Taurodelta. La relación de nombres es la siguiente:

Triunfador de la feria: Sebastián Castella

Mejor faena: Sebastián Castella

Mejor novillero: Posada de Maravillas

Mejor rejoneador: Diego Ventura

Torero revelación: Alberto López Simón

Mejor estocada: Joselito Adame

Mejor picador: Pedro Iturralde, de la cuadrilla de Paco Ureña.

Mejor brega de subalterno: Curro Javier, de la cuadrilla de Manzanares

Mejor par de banderillas: Juan José Trujillo, de la cuadrilla de Alejandro Talavante

Mejor ganadería: Juan Pedro Domecq

Mejor toro: Jabatillo, nº 145, 3º de la ganadería de Alcurrucén, lidiado el 27 mayo. 


Por supuesto, nada que objetar, ni mucho menos. En el toreo, como en todo en la vida, no hay verdades absolutas, todo es subjetivo, y depende mucho de los gustos y las apetencias de cada uno. Es imposible discutir al triunfador de la feria, lo de Castella es inapelable y creo que la unanimidad es absoluta. Pero sí que pueden aparecer en otros premios de otros jurados nombres que difieran de los publicados por Taurodelta. Por ejemplo, "Jabatillo" fue un torazo, espectacular, pero no se quedan atrás, a mi modo de ver, "Agitador", de Fuente Ymbro, lidiado por Paco Ureña, o "Lenguadito", de Nuñez del Cuvillo, lidiado por el propio Sebastián Castella. No sería de extrañar que estos nombres aparecieran en alguno de los diferentes jurados. Lo mismo digo en el apartado de mejor par de banderillas. Aquí reconozco que me puede mi admiración por los hombres de la cuadrilla de Javier Castaño, en concreto Angel Otero y Fernando Sánchez. No puedo olvidar el memorable tercio de banderillas que protagonizaron ante "Hurante", de la ganadería de Pedraza de Yeltes, tras el que recibieron una de las mayores ovaciones que se han escuchado en esta feria. Por valor, arte y pureza a la hora de reunir y clavar, por tanta torería como emana de su forma de andar hacia la cara del toro y la manera tan airosa de salir de la misma, por las actuaciones que han tenido en cada uno de los días que han comparecido en Las Ventas, con una regularidad, eficacia y un nivel artístico extraordinario. Por todo eso creo que también pueden ocupar el puesto más alto del podio en opinión de otros jurados. ¡Y qué voy a decir del gran Tito Sandoval con la segunda vara colocada al sexto de la corrida de Victorino, "Mentorillo"!. Magnífico puyazo  que le fue reconocido con una clamorosa ovación mientras se retiraba por el callejón. A nadie puede sorprenderle si su nombre aparece en algún premio de los muchos que se otorgan. Y en el capítulo de toreo a caballo tres cuartos de lo mismo. Lo que vi hacer a Diego Ventura el día 16 fue maravilloso, cortó dos orejas que podían haber sido cuatro, pero no se queda a la zaga Leonardo Hernández, con cinco orejas cortadas en dos tardes, saliendo por la Puerta Grande en sus dos actuaciones. Merecedor, por tanto, de algún galardón por parte de cualquier jurado.

Así que estos son los primeros triunfadores de este San Isidro 2015 que ya es historia y del que podemos hacer multitud de balances y sacar infinidad de conclusiones. Desde el número de trofeos cortados, 29 en total, 19 cortadas por toreros de a pie (sólo una en la última semana) y 10 por rejoneadores, hasta el preocupante estado de la cabaña brava. Esto se ha hecho especialmente patente en esta última semana, la torista, que nos ha llevado de decepción en decepción. Ya lo he comentado cada uno de estos días y no voy a repetirme, pero creo que la empresa debe replantearse la ubicación de estas corridas toristas con ganaderías "duras" a lo largo del ciclo, no todas seguidas en la misma semana, algo difícil de tragar y digerir, al menos bajo mi punto de vista. Igual que debemos reflexionar por qué, además de motivos económicos y de la famosa crisis, solo hemos visto una tarde a toreros como Jose Mari Manzanares o Morante de la Puebla, mientras otros, muy respetables y que a buen seguro se lo han ganado, han tenido dos y hasta tres tardes. Por supuesto que esto es muy opinable y discutible. Aquí los gustos y preferencias de cada uno nos llevan a lo mismo que decimos cuando se anuncia la lista de convocados a la selección nacional de fútbol, que cada uno es un seleccionador y cambiaría unos nombres por otros. En los toros y en San Isidro ocurre lo mismo, que cada uno somos empresa a nuestra manera y confeccionaríamos los carteles a nuestro gusto, a lo mejor sin reparar en el coste que supone una feria como esta. Pero, repito, algunos casos sobrepasan lo que a mi modo de ver es la lógica.

Pero el mundo no acaba en Madrid y su San Isidro. Por delante queda un verano que seguramente será apasionante en lo taurino. En pocos días tomarán el relevo Burgos y Pamplona, San Sebastián con el coso de Illumbe reabierto a los toros, la Semana Grande de Bilbao, cita obligatoria en el verano taurino, el Puerto de Santa María, la feria de Málaga....¡Esto sigue y no para!. ¡Viva nuestra Fiesta de los toros!.

Antonio Vallejo




Trigésimoprimera de San Isidro... y última: Llegaron los miuras, ¿para qué?


Parecía que este momento no iba a llegar. Lejano en la memoria queda aquel ilusionante viernes 8 de mayo en que abría sus puertas el San Isidro 2015. Por delante un mes de toros que hemos ido desgranando día a día, con triunfos sonados, fracasos también, percances, algunos graves por desgracia, momentos emocionantes y otros muy emotivos, tiempo para la euforia y para el decaimiento, lugar para el encuentro con amigos y la charla distendida, todo ello con un común denominador, la Fiesta de los toros. La primera feria del mundo en la primera plaza del mundo, el Olimpo del toreo. Habrá tiempo para analizar lo que ha supuesto este ciclo isidril, en lo bueno y en lo malo, que de todo ha habido, como es lógico, para distinguir a los triunfadores de la feria en cada apartado (esta misma noche ya se fallarán los primeros premios) y para comentar aspectos que, a mi juicio, deben hacernos recapacitar a todos cuantos amamos nuestra Fiesta, nuestra plaza de Las Ventas y nuestra feria de San Isidro.
Pero eso será  a partir de mañana. Hoy llegaban los miuras, todo un mito. Miura, uno, si no el más, de los nombres que impresiona en la historia de la tauromaquia. Se pronuncia y hace temblar a cualquiera. Ganadería antigua, creo que  la más antigua, puesto que su origen data de abril de 1849, fecha en la que Juan Miura la formó, creando un encaste propio que perdura hasta hoy. Una historia repleta de triunfos a manos de los mejores maestros de cada época, con tradición de "dura", al menos en las últimas décadas, y una ganadería marcada por un nombre, "Islero", una plaza, la de Linares, una fecha, el 29 de agosto de 1947,  cuando al entrar a matar ese toro, "Islero", hiere de muerte al gran Manolete, hecho trascendental en la historia no solo del toreo, sino de España, por su enorme repercusión a todos los niveles de la sociedad. ¡Qué aficionado no lo recuerda una y otra vez!.

Rafaelillo, Javier Castaño y Serafín Marín han tenido que lidiar los seis toros de Miura aprobados en el reconocimiento matinal(casualmente la misma terna que lidió el 8 de junio del año pasado la corrida de este mismo hierro que cerró el San Isidro 2014), entipados, altos de agujas, amplia caja, largos, correctos de presentación aunque con algún altibajo, serios en conjunto y bien rematados. Comportamiento malo y deslucido en general, justos de fuerzas, excepto el buen cuarto, con casta y fondo, y manejable el sexto, noblote aunque de más a menos. 

El primero, "Fogonero", responde a las hechuras tipo de este encaste, alto, con una arboladura tremenda, astifino. Suelto y distraído de salida, sin fijeza en el capote y demostrando una evidente falta de fuerzas. Toma dos varas muy medidas, en las que se le cuida mucho, recibiendo muy poco castigo a la vista de su debilidad. Asoman las primeras protestas que crecen y terminan en una monumental bronca al palco por cambiar de tercio y no de toro. En medio de las protestas banderillean bien, con riesgo y oficio José Mora y Pascual Mellinas, ante un toro complicado a la hora de realizar la suerte, parado y con la cabeza arriba. Imposible para la muleta, aunque lo intenta Rafaelillo, pero el miura no se mueve, no hay quien le saque ni medio pase. Las protestas referidas van subiendo de decibelios, sobre todo cuando dobla las manos otra vez al intentar tomar la muleta que le ofrece el murciano. Mata de pinchazo y entera delantera que provoca en el animal una desagradable hemorragia para morir al abrigo de las tablas en terrenos de chiqueros. Silencio para Rafaelillo y bronca gordísima a la presidencia. Malos augurios para empezar.
Tras este decepcionante inicio y lo que sucedía en segundo y tercero, no creo que Rafaelillo tuviera mucha esperanzas puestas en su segundo toro, cuarto de la corrida, "Injuriado", otro toro en tipo, correcto de presentación, sin ser el paradigma de la belleza en cuanto a hechuras. Sale suelto, barbeando tablas, y lo recibe Rafael con una larga de rodillas junto a las tablas del 7 que arranca una de las pocas ovaciones de la tarde. Intenta el miura saltar al callejón y a punto está de conseguirlo. No sé si por el golpe con las tablas o por sus condiciones, pero acto seguido pierde las manos, con el consiguiente mosqueo del personal. Toma bien los dos puyazos, empuja con más clase y fijeza que sus hermanos y apunta mejoría de cualidades. Correcto y con solvencia la ejecución de los pares de banderillas de Álvaro Oliver y Mellinas. A estas alturas parecía que el toro iba y que podía prestar juego. Así también lo ha debido ver Rafaelillo porque se planta rodillas en tierra para iniciar la faena de muleta, con mucho valor, porque el miura no regalaba nada. Comienza el toreo en redondo bajando la mano para corregir la tendencia del toro a echar la cara arriba, lo somete en la muleta y lo lleva templado, largo y bajo. La faena va tomando altura, especialmente por el pitón izquierdo, realmente bueno. Por ahí ha venido lo mejor de la faena, con naturales buenos, de mucha calidad y mérito, ligados y templados, bajándole la mano, pudiendo al miura, que no es poco. Muy firme y valiente, bien colocado, llegando a una tanda final con adornos, pase mirando al tendido, con susto en uno de pecho en el que se ha confiado y, ya se sabe, con los Miura, bromas las justas, y despistes menos. Termina con un desplante frente a la cara del toro tirando la muleta y el estoque simulado que hace estallar al público en una tremenda ovación. Sabedor de que la faena que ha hecho ha sido de las de verdad, de peso, de las que van a tener repercusión, se toma su tiempo para cuadrar al toro, la oreja depende de la espada. Dos pinchazos y una entera son los culpables de que no hayamos visto cortar una oreja de mucho mérito a este torero murciano que tantas y tantas corridas duras ha despachado a lo largo de su carrera y que se merecía recompensa. Pero la suerte suprema lo es por algo. No obstante, ha dado una clamorosa vuelta al ruedo, merecidísima a mi modo de ver, y que sabe a triunfo. 

Malo, o muy malo, el lote que le ha correspondido a Javier Castaño, salmantino de adopción y formación como torero pero leonés de origen. Su primer toro, "Aguilero", ha sido, en mi opinión, el más justo de cara y defensa del encierro. Aprieta en tablas a Castaño con el capote, que intenta el toreo a la verónica, siendo desarmado a las primeras de cambio. Echa las manos por delante y la carita arriba, malos augurios. Mal su comportamiento en el tercio de varas, sin emplearse, cabeceando, sin demostrar grandes virtudes. El tercio de banderillas ha sido, como es lógico, espectacular. Y digo como es lógico porque  correspondía poner los palos a Angel Otero y Fernando Sánchez. ¿Resultado?: Magníficos pares, reunión y colocación sensacionales, teniendo que responder desmonterados a la gran ovación recibida. Lo que ha llegado a la muleta ha sido un toro sin fuerzas y sin clase, de sosa embestida, que se defendía, con la cabeza alta, acortando el viaje, derrotando, buscando lo que se dejaba atrás, con mucho peligro en una palabra, ante el que Castaño ha estado valiente y más que digno, exponiendo una barbaridad, mostrando la nulidad del miura para la faena, misión imposible. Mata de pinchazo y entera en la suerte natural y escucha silencio.
El quinto de la tarde, segundo del lote del salmantino-leonés, es un pedazo toro, grande, bien hecho, con dos defensas que bien le vendrían al Madrid para la próxima temporada, impresionante de presencia. Poco recorrido en el capote de Castaño, blandea ostensiblemente, por lo que recibe dos puyazos muy medidos, en los que se trata de castigarle lo mínimo y cubrir el expediente. Probablemente, por esa falta de fuerzas, se frena en banderillas y empitona al buen torero de plata que es Marco Galán, quien se va a la enfermería por su propio pie. Fernando Sánchez resuelve con valor y clase el tercio de banderillas, arriesgando y exponiendo ante este peligroso "Sonajillo". Como todos pueden suponer, la faena de muleta no apunta alto. Muy firme y serio Castaño, valiente a más no poder frente a un toro que sabía perfectamente donde y lo que había que buscar. Por ambos pitones lo ha probado, se la ha jugado en repetidas ocasiones, le ha buscado la distancia, le ha puesto la muleta, cruzándose, exponiéndose, lo ha hecho todo el matador, pero la alimaña no tenía nada de nada. Monta la espada y mata de pinchazo y pinchazo hondo que precisa de un descabello. Silencio para despedir a Castaño, que creo que se merecía algo más de reconocimiento a su actitud, disposición y exposición esta tarde. 

Serafín Marín completaba la terna. Su primer oponente, "Velero", es un cárdeno de muy buenas hechuras, pero que, y esto no es nuevo, echa las manos por delante y la cara arriba (¿lo he comentado ya alguna vez?), complicando mucho el toreo de capa. Se le castiga duro en los dos puyazos que toma, con cierto empeño, aunque se deja pegar más que pelear, dicho sea. En el tercio de banderillas se para, le cuesta un mundo arrancar, resultando todo muy deslucido. Serafín Marín no tiene toro, no arranca, y cuando lo hace casi mejor que se hubiera quedado quieto, porque la manera de tomar la tela no podía ser más sosa y fea, sin nada de recorrido, no digo ya de emoción, cero absoluto. Mata de dos pinchazos y trasera defectuosa, mandando al de Miura al otro barrio, que es lo mejor, o lo único, que se podía hacer. Silencio a la actuación del barcelonés. 
El segundo de su lote, "Arenoso", era el que cerraba la feria de San Isidro. Aprieta a Serafín Marín en el capote, lo lleva a los medios lidiando, con buen criterio en mi opinión, ante la poca calidad del  miura. Se va suelto, no atiende a los capotes y entra a su aire al caballo que monta Óscar Bernal, recibiendo un primer puyazo muy blando y un segundo más largo, de mayor castigo con el toro viniendo desde dentro, tapándole la salida, en definitiva, mal picado. De hecho, se despide con pitos a Bernal, lo que es noticia. Se luce Curro Robles en dos buenos pares, con riesgo. Siendo Marín un torero al que le veo cierta rigidez a la hora de usar la muleta, en el que todo me parece previsible, con mucha técnica, sí, pero con poco lugar a la improvisación y a la sorpresa, hoy le he visto firme y seguro con este toro, poco lucido y apto para la muleta. En los primeros compases ha templado la embestida un tanto acelerada del miura, con redondos buenos, algunos largos y con mayor hondura. Nada mal teniendo en cuenta lo que tiene enfrente. Por el pitón izquierdo la embestida es menos franca, y le cuesta encontrar el sitio, pero le planta cara al natural y acaba ganando la batalla. No me ha parecido que haya estado nada mal en este sexto, es más, lo considero muy por encima del miura, que tenía realmente muy poco que torear. Mata de entera caída tras varios pinchazos, escuchando, como en su primer toro, silencio.

Y así se ha echado el cierre, se ha bajado el telón, o como quieran decirlo, a este San isidro 2015. A estas horas ya tengo conocimiento de los premios Taurodelta. Pocas sorpresas, cumpliéndose la mayoría de los pronósticos. A partir de mañana seguirán saliendo los galardones de los distintos jurados y habrá tiempo para comentarlos. Pero eso será a partir de mañana, y no a las siete de la tarde, por desgracia, porque se nos ha ido otro San Isidro y mañana nos veremos un tanto huérfanos de toros, sin saber qué hacer cuando las manecillas marquen esa hora que tanto esperamos los que disfrutamos con nuestra Fiesta.

Antonio Vallejo

sábado, 6 de junio de 2015

Vigésimonovena de San Isidro: Lo malo si breve....


Si miramos al cartel que se presentaba en el programa de mano de esta tarde encontramos el preludio de lo que luego ha sido. Ilustrativo a más no poder. Un toreo, solo uno, en esta caso Manuel Jesús "El Cid". Podíamos pensar que su mirada baja, quizás pensativa, sea un  reflejo de lo que el diestro sevillano podía sentir minutos antes de hacer el paseíllo esta tarde en Las Ventas, responsabilidad máxima ante su encerrona, nada más y nada menos, con seis victorinos. El reto, desde luego, es para hacerle pensar a uno. Pero también podemos pensar que el cartel es le reflejo de lo que ha pasado. En mi opinión, un torero no tocado, sino hundido. El encierro no ha sido fácil, los toros de Victorino, bien presentados aunque desiguales, han resultado, a mi  modo de ver, descastados, sin raza, faltos de fuerza, peligrosos algunos, complicados, lo son por norma en este encaste. Pero, sinceramente, no he visto a un Cid capaz de hacer frente a las complicaciones que presentaban los animales. Es más, a medida que avanzaba la corrida, me ha dado incluso la impresión que lo único que quería era acabar cuanto antes de pasar ese mal trago y volver entero al hotel. Los toros han sido, en mi opinión, muy difíciles, hasta intoreables algunos, pero eso no me sirve como excusa ante lo que he visto hoy en Las Ventas. Sabíamos que el reto era enorme, el primero en saberlo era el propio matador. Así se lo ha reconocido la plaza al romper el paseíllo con una sentida y generosa ovación. Pero para afrontar un reto como este hay que estar muy preparado, y creo que ElCid no lo estaba. Desde que se anunciaron los carteles, desde que en una fría mañana de abril estaba frente a las taquillas con un buen amigo renovando nuestros abonos, temíamos mucho esta tarde. Hoy mismo, al escuchar la ovación dedicada al de Salteras, le he comentado a esa misma persona que ojalá no fuera esa la única ovación que hoy escuchara Manuel Jesús. Y Dios sabe las ganas que tenía de equivocarme, pero no me ha dado esa satisfacción, y los malos presagios que teníamos ante esta corrida se han cumplido, para desgracia nuestra y de la Fiesta. De sobra saben los que me conocen lo que opino de las encerronas en solitario. Hay que ser no una figura del toreo, sino una superfigura, un torero de época, para ser capaz de mantener la concentración y tener la variedad y los recursos suficientes para soportar seis faenas seguidas y mantener el nivel. Y no solo eso, hay que tener una fortaleza mental tremenda. Pues ni una cosa ni la otra. Nunca he visto al Cid capaz de superar este reto. Por cualidades técnicas y recursos siempre que le he visto he debido tener muy mala suerte, jamás ha sacado a relucir las bondades que de él he oído. Siempre me ha parecido un torero bueno, sí, pero sobrevalorado. Hoy, desde luego, sin variedad, poder, capacidad ni recursos. Repito, habrá sido mala suerte. Y por fortaleza mental hoy no le he visto capacitado, es más, me ha demostrado una fragilidad de ánimo preocupante, hundiéndose moralmente a medida que salían los toros, sin capacidad de reacción y, en los dos últimos, con ganas de quitárselos de en medio y salir de la plaza cuanto antes.  

Con estas premisas, entenderán que no sea capaz de analizar uno a uno los toros y la lidia de cada uno. Bueno, hablo de lidia y me parece un eufemismo, porque toda la tarde ha sido un auténtico desastre en este aspecto. Sin orden ni concierto, sin lidiar los seis toros, un caos absoluto sobre el ruedo, nadie mandando, nadie colocado en su sitio, los toros campando a sus anchas, mal picados, horribles en varios, ni un solo quite, nada o casi nada, si salvamos una verónicas  aisladas al sexto, en el capote. Mención aparte merece lo que hemos visto, atónitos, en el tercio de banderillas del cuarto y quinto. Yo no recuerdo nada igual. De acuerdo que los toros no ayudaban, de acuerdo que ambos toros eran alimañas con enorme peligro, pero el espectáculo vivido ha sido lamentable, indigno para la primera plaza del mundo, indigno en pleno San Isidro, vergonzoso. Banderillas clavadas de una en una, pares en falso, sin colocación, entrando de mala manera para pasar el mal trago y que el presidente cambie el tercio, algo que ha hecho de manera antirreglamentaria en el cuarto que solo llevaba clavados tres palitroques, cuando debe llevar un mínimo de cuatro, con la consiguiente y merecida bronca al palco. Solo puedo salvar de la quema a Tito Sandoval y a Cándido Ruiz en el sexto. Tito Sandoval, ¡gran picador!, ha colocado un segundo puyazo sensacional en cuanto a colocación y castigo en el sexto, reconocido con una gran ovación al retirarse por el callejón. Y Cándido Ruiz ha clavado dos magníficos pares de banderillas también a este sexto, toro complicado y peligroso, pero al que se le podían hacer cosas.Y si Cándido lo ha hecho, ¿por qué otros con toros de igual o menor peligro nos han hecho padecer vergüenza de lo que hemos visto esta tarde?. Seguramente preguntas sin respuesta.

Poco más me queda por añadir a lo ya dicho. No voy a perder tiempo en describir faenas de muleta que no han existido. Algo en el primero, algún redondo y natural suelto con cierto nivel, pero nada más. Descompuesto, sin sitio, fuera de cacho, desconfiado, sin ideas, sin recursos, lidiando mal, incluso muy mal, así he visto a El Cid. Me apunta en el quinto mi buen amigo Raúl que tras lo de esta tarde no estaría de más que durante una temporadita no viéramos de nuevo al Cid. No me parece nada descabellada la idea. Quienes hayan estado hoy en la plaza entenderán mi postura, y quienes no hayan estado, que no pierdan ni un segundo en buscar nada sobre lo de hoy, un fiasco total. No me extraña, aunque no la comparto ni la aplaudo, la lluvia de almohadillas al finalizar el festejo. Muchos años hacía que no veía esto en Las Ventas. Gráfico el balance final para el de Salteras: Silencio, silencio, silencio, silencio, pitos rayando en bronca, silencio. Lejana queda aquella primera y única ovación que refería al principio.

Para terminar solo una última reflexión. Llevamos veintiocho  orejas cortadas en esta feria. De ellas, diez corresponden a rejoneadores y dieciocho  a toreros de a pie. De esas dieciocho, diecisiete han sido cortadas en las tres primeras  semanas y ¡una, solo una! en esta última semana (la de Manuel Escribano jugándose el tipo), en la semana torista, la de las ganaderías duras, las del timo de la estampita, que es lo que son. A los datos me remito. Aburrimiento general, un par de arrancadas al caballo y bonitas hechuras, a veces ni eso. Francamente, busco algo más en la Fiesta.

Decía que lo malo si breve... Lo mejor  de esta tarde es que ha terminado las nueve menos cuarto. Menos mal, porque después de lo visto, si  tenemos que aguantar como ayer hasta casi las nueve y media nos puede dar algo. ¡Qué pena tener que acabar así! pero es lo que ha habido. Y aún nos falta la miurada del domingo. ¡Que Dios nos asista!.

Antonio Vallejo

viernes, 5 de junio de 2015

Vigésimoctava de San Isidro: Oreja de valor para Escribano



Oreja de peso, de valor y valentía, de disposición máxima, de arte y de verdadera justicia la que ha cortado el sevillano Manuel Escribano esta tarde al sexto Adolfo. Oreja ganada a pulso, irreprochable, de principio a fin, tremenda disposición la del de Gerena desde que ha pisado la arena de Las Ventas hasta que se ha despedido en medio de una calurosa ovación. Así se viene a Madrid, y así se sale de Madrid catapultado hacia el resto de temporada. Madrid, siempre se ha dicho, da y quita. Hoy, sin duda, ha dado, y con mucha justicia, a Escribano. ¡Enhorabuena, torero!.

Corrida de máxima expectación, lleno de "no hay billetes" por segunda tarde consecutiva para ver a los de Adolfo Martín, los Albaserradas, sinónimo de emoción , casta y bravura, además de muchas dificultades. Seis toros de Adolfo que han pasado el reconocimiento, tres cinqueños y solo uno, el tercero, por encima de los 500 Kg. No necesitan más estos toros para estar en tipo, sus hechuras soportan esos kilos, así que no extraña ver esos pesos en el programa de mano. Correctos de presentación , muy en Albaserrada, aunque un tanto desiguales de remate. Buenos el primero, noble y con un pitón derecho tremendamente exigente, y el sexto, encastado, exigente y peligroso. Válido para la muleta el cuarto, pero con muy poco fondo. Los demás, peligrosos y descastados, dando pocas o nulas opciones.

La terna anunciada era la formada por Diego Urdiales, Sebastián Castella y Manuel Escribano. Gran expectación también por cuanto se anuncia el francés Castella tras su Puerta Grande del pasado 27 al desorejar a un alcurrucén y la oreja cortada el día 21 al sobrero de El Torero. Junto a él un torero cuajado, con paso firme en esta temporada, el riojano Diego Urdiales, y el sevillano Manuel Escribano, lanzado tras el paso por Sevilla en su Feria de Abril. Magníficos ingredientes los del cóctel elegido para esta importante tarde del Corpus Christi, uno de los jueves que antes relucían más que el sol pero que, desgraciadamente, en estos tiempos que nos toca sufrir, poca gente recuerda y, de las nuevas generaciones, ni siquiera conocen su significado. Renunciando a nuestras esencias estamos perdidos, no solo en la Fiesta de los toros.

El primero de la tarde, "Mulillero II", representa el prototipo de este encaste. Albaserrada puro, de pitón a rabo. Muy serio, magníficas hechuras, perfectamente rematado, astifino y abierto, con 494 Kg de peso, ¿para qué más?. Puro trapío. Buenas verónicas de saludo en el capote de Urdiales, ganando terreno para llevar el toro hacia fuera. Primera ovación para el riojano. De momento el de Adolfo muestra movilidad y repetición. Toma un  primer puyazo defectuoso de colocación y un segundo en el que no se emplea demasiado. Buenos pares de banderillas a cargo de Víctor Hugo "Pirri". No parece tener mucho fondo el albaserrada, le cuesta arrancarse al toque pero mete la cara con nobleza. Inicia Urdiales el toreo en redondo con una serie poderosa, por bajo, ligada, y eso que el toro se cuela en un par de ocasiones. Está firme y valiente el de Arnedo, aguanta los avisos y logra sacar redondos de uno en uno de muy buen trazo y mucho mérito ante un toro que se está volviendo reservón. Por el pitón izquierdo corta el viaje, tiene peligro sordo, traga una barbaridad Urdiales hasta llegar a pegar dos naturales de gran altura, bellísimos. Finaliza con una última serie en redondo, firme, de mucha exposición, con valor y valentía, que levanta los olés del público. No sería descabellado pensar en trofeo si hubiera matado bien, pero la tizona le ha jugado una mala pasada, con media arriba y dos descabellos. No obstante, recibe una merecida ovación que recoge desde el tercio.
El cuarto de la tarde, segundo del lote de Diego Urdiales, "Aviador", correcto de presentación, abrochado de pitones, acabado en puntas hacia arriba, sale haciendo cosas feas que no apuntan buenas maneras, sin fijeza en los capotes y con una pelea deslucida en el caballo, cabeceando, sin emplearse. Dobla las manos en la salida, lo que sube el nivel de las protestas ante la escasez de fuerzas del toro. Pares de banderillas con oficio por parte de "El Víctor". Brinda al público. Primera serie por el derecho templada, con regusto, aún mejor en la segunda, relajado, con la mano baja, pasándose al toro por la barriga, con cierto desmayo que aporta grandes dosis de belleza, con un molinete de adorno quedándose perfectamente colocado para enlazar el siguiente derechazo, y un trincherazo final de olé. Tiene clase el de Adolfo, pero sus fuerzas son mínimas. Se viene abajo. Por el izquierdo corta el viaje, se defiende, se ha quedado sin fuerzas, lo que complica muy mucho el toreo al natural. Vuelve al derecho, el mejor pitón, para rematar la faena con una tanda vertical, templada, sin un solo enganchón de la muleta, trincheras y adornos finales por bajo. Mata de un volapié espectacular que hace rodar al toro sin puntilla. ¡Ay si hubiera matado así al primero!. Leve petición y fuerte ovación saludada desde los medios. Digna, valiente y torera actuación de Diego Urdiales, que puede irse con la cabeza bien alta tras su paso por este San Isidro.

Infumable, solo así puedo definir el lote que ha tenido que lidiar Sebastián Castella. De donde no hay no se puede sacar, y eso que el de Beziers lo ha intentado de todas las maneras. El primero de su lote, "Repollito", es protestado de salida por escasa presencia. Buenas verónicas de Castella a un toro que se  arranca largo y que muestra movilidad y recorrido, al menos lo parece. En varas se emplea con cierta fijeza, mete los riñones y empuja. Pero es un espejismo. A partir de ahí cambia su comportamiento, tanto que al entrar a tomar el segundo puyazo hace un regate al caballo de "Josele" digno de un jugador de primera división, atacando al caballo por el lateral más desprotegido por el peto, cogiendo al picador a la contra, sin poder colocar la puya en condiciones. La segunda vara resulta mejor, aunque medida en el castigo. El tercio de banderillas se presenta sumamente complicado porque el toro mide mucho, busca,  tiene una trayectoria desconcertante y con peligro para los rehileteros, que clavan como pueden, de una en una,  feas maneras, entre una gran bronca. En la muleta pienso que era un toro para someterlo por bajo, dominarlo y poderle, una lidia a la antigua, porque no demostraba cualidad ni calidad alguna para el lucimiento. Una vez sometido quizás probarlo en redondo o al natural y, si no va, matarlo. Comienza Castella por el derecho, pero resulta imposible. El toro se defiende, echa la cara arriba, corta el viaje, se revuelve, busca descaradamente al torero, desarrolla mucho sentido. Lo intenta al natural. El mismo resultado, embestida deslucida, sin emoción pero con peligro. Expone el francés, a mi modo de entender sin necesidad. Tremenda disposición y valentía de Castella, aunque no necesita ya demostrarla, es de sobra conocida. Mata de pinchazo y entera recibiendo silencio a su actuación.
El segundo del lote de Castella, "Buscador", es un precioso animal, cuajado, imponentes hechuras, abierto de pitones, un auténtico puñal el derecho. Lidia bien el francés sacando al toro de los adentros. Poco juego en el tercio de varas, sin emplearse. Sin embargo, buen tercio de banderillas, sobre todo el primer par de José Chacón, muy bien ejecutado. Brinda Sebastián al público en su toro de despedida en este San Isidro. Se dirige a terrenos del 5 y el 6, entre la rayas del tercio. El toro se arranca y lo lleva por bajo, sometiéndole mucho, con un cambio de mano precioso que exige mucho al de Adolfo. Puntea con la cara arriba al final del muletazo, deslucida embestida, poquísima clase. Se viene abajo a las primeras de cambio, quizás se haya vaciado en esa primera tanda tan baja, nunca lo sabremos. A partir de ahí no hay nada, nulo recorrido por ambos pitones, no hay manera de sacarle un pase. Se mete el francés entre los pitones, con  limpieza, de verdad, exponiendo, con peligro, y con nulo eco en los tendidos. Es más, se le recrimina hasta el extremo de no callarse cuando cuadra al toro y se dispone a matar. He tenido el inmenso placer de estar acompañado esta tarde por mi hija María, quien cada día disfruta más de esta Fiesta. Pues bien, en ese preciso  momento, con el torero perfilado para entrar a matar, algunos energúmenos han comenzado a gritar. Me pregunta por qué no se callan de una vez, que en ese instante hay que estar en silencio, que si no lo saben. No puedo expresar lo que he sentido, una mezcla de alegría, felicidad y orgullo, está creciendo una nueva aficionada, buena aficionada con seguridad. Solo así puede ser cuando hace tal aseveración, no como los otros. Mata de pinchazo y media trasera caída. Silencio a su actuación.

La disposición con la que ha venido Manuel Escribano esta tarde a Madrid ha quedado patente nada más pisar la plaza de Las Ventas. A sus dos toros ha ido a recibirlos a porta gayola. El gesto lo dice todo. Sale "Mulillero I" despistado, sin fijeza, con una larga de rodillas del de Gerena. Es un toro serio, entipado, cuajado, que se mete dos topetazos impresionantes contra las tablas. No sé si sus escasas fuerzas y su despiste venían con el toro desde los corrales o los dos golpetazos contra las tablas han influido, pero ambos defectos parecen muy evidentes. En varas no se emplea, se deja pegar sin pelear. Toma las banderillas el propio matador y coloca tres buenos pares, cuadrando en la cara, reuniendo bien. Inicio muy torero por bajo, con suavidad, cuidando la embestida del adolfo, por ambos pitones, con menos recorrido por el izquierdo, cortando el viaje y buscando el cuerpo del torero, con mucho peligro. Deslucido también por el derecho, se defiende, corta la embestida, se revuelve y desarrolla sentido. Escribano está hecho un tío, no se aparta de la cara del toro y le plantea batalla, valiente y con enorme voluntad, irreprochable actuación. A mi modo de ver, por las características del toro, está para doblarse con él, machetear por bajo y poderle. Así lo comentamos en el tendido y así parece entenderlo también el sevillano, que acaba su faena por bajo, macheteando. Palmas de reconocimiento a su esfuerzo y exposición. Mata mal, de cuatro pinchazos saliéndose de la suerte y una entera defectuosa. Silencio.
El último de la tarde, "Baratero", se lo han perdido muchos de los que hoy han ido a la plaza y en el quinto han desfilado camino de su casa o quién sabe donde en este jueves de medio puente. Una pena que no hayan aguantado veinte minutos más para haber visto lo que ha hecho Escribano, un torero de pies a cabeza. A porta gayola se ha ido sin dudarlo para recibir al sexto, impresionante veleto y astifino ejemplar, con una larga cambiada rodillas en tierra de las que paran la respiración, seguida de unas verónicas con gusto. Toma una primera vara con decisión, empujando al caballo, con fijeza, buen puyazo de Jose Manuel Quinta, que mide mucho el segundo. De nuevo toma los palos el matador. Es un toro exigente y con peligro, y así lo demuestra en este tercio, en el que Escribano ha tenido que emplearse a fondo. Pares con mucho riesgo, de poder a poder, en el tercero con el toro que se frena y que por poco engancha a Escribano. Enrabietado toma un nuevo par de banderillas que coloca a la perfección , sin ventajas. Recibe una enorme ovación a la que responde con saludos y muestras de sincero agradecimiento a esta afición. ¡Menudos pares se han perdido los impacientes!. Como ya he dicho, el toro es exigente, complicado, tiene genio y peligro, gazapea y le cuesta al sevillano pararlo y fijarlo en la muleta. Pero lo consigue, ¡vaya si lo consigue!. Inicia la faena en redondo, pitón por el que el adolfo corta y busca, sin clase. Por el izquierdo va mejor, claramente. Templada serie de naturales largos y bajos con el obligado de pecho, tragando mucho Escribano de las embestidas de "Baratero", que se revuelve y desarrolla sentido. A pesar del patente peligro está muy firme el matador, que sigue por el derecho, sacando muletazos uno a uno, exponiendo, muy por encima del toro. Se le reconoce el mérito, el valor y el esfuerzo con una sentida ovación antes de rematar la faena con un ayudado por alto, cuatro naturales enormes, muy de verdad, con gran pureza, dando el pecho, con olés profundos desde los asientos, y un pase de desprecio final bellísimo que pone a la plaza en pie. Coloca al primer encuentro una estocada casi entera que termina con el animal, al que corta una merecidísima oreja. Oreja de ley, oreja de valor, oreja de justicia.

Antonio Vallejo


jueves, 4 de junio de 2015

Vigésimoséptima de San Isidro: Sin opciones


Sin opciones. Así se han quedado Juli y Perera ante la descastada corrida de Victoriano del Río y Toros de Cortés anunciada para esta tarde extraordinaria de Beneficencia, cita clásica en el calendario madrileño, de gran, enorme, máxima expectación y que año tras año registra un lleno de "no hay billetes". Palco Real engalanado, anuncio de presencia importante. Hoy ha sido la infanta Dª Elena, gran aficionada a la Fiesta, la que ha ocupado lugar preferente en dicho palco, escoltada por Ignacio González y Jose Ignacio Wert. Siempre al lado de nuestra Fiesta, dando su apoyo sin complejos, defendiendo lo nuestro. Algunos y algunas, como se dice ahora, podían aprender. Podré reprocharle cosas, pero su firme afición y compromiso con la Fiesta jamás, no como a otros y otras. 

Sin opciones de lucimiento, sin opciones de emocionar, sin opciones de triunfo, huérfanos de lo más importante para el éxito, el toro, se han quedado Juli y Perera en su mano a mano. Porque no han tenido toros. Puede sonar a tópico, pero así ha sido. Corrida desigual de presentación, con hechuras muy dispares, algunos fuera de tipo, en escalera, con pesos de 490 Kg a 660 Kg, cinqueños los cuatro primeros, alguno a punto de cumplir seis. Serios y armónicos primero, segundo y cuarto, un morlaco de impresión, bien rematado el tercero, feo y descompensado el quinto, justo de presencia el sexto. Al contrario que en presentación, el juego ha sido homogéneo y uniforme: malo, deslucido, falto de casta, poco apto para el toreo. Sin opciones, salvo el primero, con más movilidad y clase en su embestida, al que Juli ha realizado una faena de gran técnica y mando, muy fácil el madrileño, seguro y firme. Juli y Perera muy por encima de sus toros, demostrando que están sobrados de técnica, de capacidad de mandar y dominar a los toros, de sacar muletazos del vacío, de sentirse tan seguros ante el toro que parece que no hacen nada. Y claro, tras tres tardes de silencios (no me refiero a los veredictos a los toreros sino a los voceadores del 7) hoy han sacado a pasear todo su repertorio, protestando lo que otros días valía, abroncando lo que otros días pasaban por alto, incapaces de estar callados cuando el torero se perfila para entrar a matar, algo básico si se tiene la mínima educación o conocimiento de lo que es el toreo. Pero esta tribu carece de ambas cosas. Una vez más, impresentables. 

El primero de Juli, "Distante", es un toro de magníficas hechuras, serio, armónico, abierto de pitones, rematado por delante, acabado en puntas que, increíble e incomprensiblemente, es protestado de salida desde algunos asientos del 7, los de siempre. Algo han debido ver en sus condiciones, porque quiero pensar que no habrán protestado su presencia. No creo que confundan trapío con kilos. Pesaba 490 Kg, ¡y qué!, estaba perfectamente hecho. Toro que presentaba movilidad, aunque se iba suelto, punteando hacia arriba en el capote de Julián. No presta demasiado juego en el peto del caballo de Agustín Navarro. Primer puyazo trasero, no se emplea, cabecea de forma fea, sale suelto. Mal picado en el segundo encuentro, invade el varilarguero las rayas, se acerca mucho, alarga la vara y ¡no coloca la puya, pica al aire!, teniendo que rectificar, con la consiguiente bronca. Tampoco resulta brillante el tercio de banderillas, mal ejecutados y colocados los pares. Brinda Julián a Dª Elena. Inicio de faena por bajo, con mucha suavidad, conduciendo con mimo la embestida algo rebrincada del de Victoriano, con torería y gusto, sobre todo en un último pase de desdén. Casi toda la faena la ha basado el madrileño al natural, bajando la mano, ligando, con mucho temple, fruto de su técnica y dominio de los toros, sin enganchones a la muleta, a pesar de la tendencia del animal a echar la cara arriba al final del muletazo. Saca algunos naturales hondos respondidos con olés. Corre la mano por el derecho, con facilidad, llevando al Victoriano a tomar una más que aceptable serie por el pitón derecho, aunque siempre entre protestas. Protestas lógicas, porque claro, está conduciendo al toro con templanza y ligazón, largo, bajo, con gusto, con enorme derroche de técnica, con seguridad y facilidad ante la cara del toro, sacándole, exprimiéndole todo lo que lleva dentro, que tampoco es para volverse loco. Muy por encima del toro, haciendo lo que quiere con el toro, en definitiva, mandando. Por tanto, más que lógicas las protestas de los sabios. ¡Cómo se le ocurre a Julián hacer una faena así a este toro!. Los ignorantes, sin embargo, hemos aplaudido y coreado con olés las series al natural de Juli. Cosas veredes. Una faena que  apuntaba a oreja de no ser por el fallo a espadas, con un pinchazo hondo trasero atravesado y tres golpes de verduguillo. Ovación general salpicada con los habituales pitos del grupito integrista. Ovación para el toro en el arrastre. 
Al tercero de la tarde, un veleto astifino de bonita estampa, lo recibe Julián con dos verónicas buenas. Molesta el viento y el animal se va suelto del capote. Renuncia  a la pelea en varas, sin empujar, sin celo en el peto, dando cabezazos, huyendo suelto. No mejora sus condiciones "Soleares" en banderillas, deslucido tercio, clavadas sin más. Una vez más, emotivo, elegante y torero gesto de brindar el toro a David Mora, muestra de cómo son estos hombres. ¡Cuantas ganas tenemos de verle de nuevo vestido de luces y dedicarte una atronadora ovación, Maestro!. Inicia el toreo por bajo, doblándose, con una trinchera y un cambio de mano de extraordinaria belleza. Le cuesta humillar al de Cortés, echa la cara arriba, puntea al final del muletazo. Echa mano Juli de técnica, aunque no logra conectar con los tendidos y emocionar con la  deslucida embestida del animal, vacío de clase. Parado, soso y aburrido el de Toros de Cortés. Entre contínuas protestas sigue Julián dominando al toro y robando los poquísimos pases que se le podían sacar. Mucho mérito lo que está haciendo Juli, muy por encima de las cualidades de su enemigo. Como era de esperar han gritado lo del petardo, ¡qué cansinos!. Estos días pasados no han debido ser un petardo, ridículo. Y como Juli los tiene bien puestos, ante la bronca fundamentalista, le pega al morlaco una serie final por bajo con adornos que calla a los vociferantes y que arranca una sonora ovación. Mata de estocada trasera tendida, recibiendo silencio con algunas palmas aisladas.
El quinto, "Beato", es feo de hechuras, justo de cara y pitones para sus 651 Kg. Igual que sus hermanos, suelto de salida, sin fijeza alguna, rehuyendo la pelea en varas, teniendo que picarlo Salvador Núñez tapándole la salida, la única manera posible de colocarle un puyazo. Aprieta en banderillas y colocan unos aseados pares Alvaro Montes y Fernando Pérez, sin brillantez pero con eficacia. Lo que le llega a Julián a la muleta es un toro imposible, carente de casta, clase y fuerzas. Ante esas dificultades tira el madrileño de oficio, de conocimiento y poder, con tesón e insistencia, llegando a sacar algún muletazo aislado de mérito, sobre todo unas trincheras bellas, limpias, sin un solo toque de la tela. Poca emoción ha tenido lo que ha hecho Juli por la nula colaboración del toro, pero no se le puede reprochar su dignidad y sus ganas, sin taparse y excusarse en las nulas condiciones del toro. Clama al cielo la falta de educación de ese sector del público que, mientras un torero está delante de la cara del toro, corea con olés de mofa y burla su labor. Eso no es de aficionado, es de hooligan, sobre todo cuando son incapaces de estar callados y respetar la entrada a matar. Coloca una entera trasera que precisa del descabello para acabar con el animal. Muy digna actuación de Juli que escucha silencio en su despedida de San Isidro.

Si poco lucido ha sido el lote de Juli, peor aún ha sido el que le ha correspondido a Miguel Angel Perera. Su primer toro, "Cantaor", es, al menos para mi gusto, un toro precioso, de buenísimas hechuras, muy serio y rematado por delante. Suelto de salida, sin fijeza en el capote del extremeño, distraído, a su aire, mostrando señales de manso, buscando las tablas, entrando al caballo del picador que guarda puerta, luego directo al que le corresponde turno pero fuera de sitio, en el 2, recibiendo así dos puyitas, que es lo que han sido. Una vez colocado le picador en su sitio solicita Perera el cambio de tercio, denegado por el presidente con buen criterio, a mi juicio, al considerar que no estaba picado. Toma una tercera vara muy medida, prácticamente señalada. Buen par de banderillas de Juan Sierra, los otros dos deslucidos, para salir del paso. Brinda también su primer toro a Dª Elena. Imposible sacar faena al de Victoriano del Río. Noblote pero sin gracia alguna, soso, de corto recorrido. Domina al toro gracias a su técnica y su poderío, pero falta emoción, no va ni por el derecho ni por el izquierdo y, aunque consigue sacar algunos muletazos sueltos, no cala en los tendidos. Tampoco se le da mérito a su voluntad y a su esfuerzo, misión imposible, sin opciones. Mata de pinchazo y casi entera trasera caída que liquida al de Victoriano del Río. Silencio.
El cuarto, "Corchero", es un tío, un pedazo toro, rematado, muy bien hecho, con hondura y cuajado. No corresponde su estampa a su comportamiento, suelto, las manos por delante, apuntando a manso, sin fijeza, renunciando a la pelea en el caballo, en el que se le castiga poco. Entra Juli en su turno de quites y nos deja unas chicuelinas muy bajas, lentas y suaves, con dos medias de olé. Replica Perera con un lucido quite en el que combina tafalleras con gaoneras y una revolera de remate. Magníficos pares de Joselito Gutiérrez, fuertemente ovacionado. Brinda al público, llevando la montera a la segunda raya donde la deposita con cuidado, fiel a su ritual. Primeros muletazos a pies juntos en la raya del 10, luquesina enlazada con pase ligados por ambos pitones, sin moverse un milímetro de su posición. Lleva al toro hacia los medios donde consigue meterlo en la muleta, poniéndosela en la cara, tapando la salida, rematando hacia dentro, toreando por bajo, ligando los muletazos. Muy bien el pacense, derrochando técnica, venciendo la tendencia del toro a echar la cara arriba al final del pase. Por el pitón izquierdo tiene muy poco. Sale suelto de los naturales, hay que taparle mucho, pero ni por esas, no traga más de dos pases seguidos. Se apaga el toro, si es que en algún momento ha estado encendido. Despliegue de técnica y poderío del extremeño, pero sin transmisión. Pasaporta al de Victoriano con una entera más un golpe con el estoque de cruceta. Silencio también en sus segundo.
Le queda a Perera el sexto, "Brazalete", quizás el de menos presencia de los que hoy han salido. Muestra de salida una blandura excesiva, pierde las manos al salir de un primer puyazo en el que empuja, mete los riñones y aprieta al caballo contra las tablas. Pierde de nuevo las manos y es devuelto a los corrales. Salta el primer sobrero, "Juncal" (nombre mítico), de Montalvo, astifino, sin fijeza alguna, echa las manos por delante, síntoma de escasez de fuerzas. Ovación para la cuadrilla de Perera al fijar al toro en el burladero a la espera de la colocación del picador. ¿por qué no se hace esto tan sencillo más veces?, nos ahorraríamos muchas calamidades en el tercio de varas. Banderillas de trámite, ante un toro que aprieta a los banderilleros, que resuelven la papeleta con más o menos oficio. La faena de muleta no ha tenido historia alguna. Sin ritmo ni emoción, absolutamente imposible sacar ni medio muletazo. Lo ha intentado el extremeño, irreprochable su actitud, pero lo que no puede ser no puede ser, y además.... Liquida al Montalvo de entera eficaz y recibe su terecr silencio como despedida.

Sin opciones, no se puede decir más sobre lo visto hoy en Las Ventas. Ha habido toreros, dos y muy buenos, y sólo ha habido un toro, el primero. Los otros cinco más el sobrero pueden valer mucho en la cocina de Casa Toribio, pero en el ruedo, nada de nada. Sin opciones, una verdadera pena.

Antonio Vallejo