miércoles, 3 de junio de 2015

Vigésimosexta de San Isidro: Corrida "torista"... ¡salvada por los toreros!


Llegaba la tercera de las corridas toristas, la de Cuadri, y salió otro petardo. Y van tres de tres. Naufragio ganadero, con toros muy bien presentados, eso sí, muy en tipo, eso también, serios, es lo mínimo en este tipo de corridas, astifinos, faltaría más, pero deslucidos, desenrazados, descastados, desfondados, despistados, desilusionantes, desmotivantes, desencantantes, desesperantes, descorazonadores, desesperanzadores, des, des y mil des más que se le puedan ocurrir a uno. Una vez más, de acuerdo con el guión típico de estas corridas, reses muy bonitas de hechuras, con hondura y cuajo, pero que ahí se han quedado. ¡Lo que han tenido que tirar Encabo, Robleño y Aguilar de los seis de Cuadri para que se movieran y decidieran entrar, no digo ya embestir, a los engaños!. Y cuando lo han hecho ha sido de forma bronca, con muchas complicaciones  para la lidia. Dicho de forma castiza, se lo han currado los tres. Dignidad, tesón, esfuerzo y voluntad han puesto a miles. No se les puede pedir más. Ha estado la terna, en mi opinión, muy por encima de los toros en una tarde calurosa con tres cuartos de entrada (quizás incluso un poquito más). Han sido los únicos que han puesto sal y pimienta para hacer más digerible el empacho de kilos de carne que han salido a la arena de Las Ventas, en una corrida en la que, tristemente, se han cumplido los malos presagios que ayer dejaba en el aire.

Abre plaza Luis Miguel Encabo, torero que demuestra una madurez y una claridad de ideas extraordinaria. El primero de su lote, "Mandadero", es un toro de magníficas hechuras, fuerte, serio, bien armado. Sale despistado, mirando a un lado y a otro, se va a las tablas, olisquea y parece que quiere buscar salida, ¿Apunta a manso?. Verónicas de Encabo ganándole terreno al toro, que repite, tiene movilidad y parece que mete la cara. ¡Qué bien lleva el madrileño a este Cuadri al caballo!. Con gusto, con garbo y un quiebro por bajo como remate, con mucha gracia, para dejarlo colocado en largo frente al caballo de Jesús Vicente, que pica trasero y rectificando las dos briosas arrancadas del toro. Se dispone Robleño a realizar un quite en su turno, pero desiste, con muy buen criterio a mi juicio, ante las escasas cualidades del Cuadri y las pocas posibilidades de lucimiento. Se dispone el propio matador a banderillear, y lo hace con rectitud, cuadrando en la cara del toro, reuniendo y colocando los palitroques con muy buenas maneras. Recibe la primera ovación tras este tercio de banderillas. Inicia la faena con muletazos por bajo, lidiando, tratando de someter al de Cuadri, pero le cuesta Dios y ayuda acudir al engaño del madrileño. Toques y toques para que se arranque el animal. Además su embestida es sosa y deslucida, más noble por el pitón derecho, cortando y buscando el cuerpo del torero por el izquierdo. Firme el madrileño, sin apartarse de la cara del toro, voluntarioso, con mando pero con mínima emoción por el desfondamiento total del morlaco. Mata de entera tendida que resulta efectiva, con silencio, roto por algunas palmas, como veredicto.
El segundo de su lote, "Tejedor", creo que ha sido el mejor, o el menos malo en comportamiento, de toda la corrida. Un bonito castaño, afilado de puntas pero que me da la impresión que estaba ligeramente pasado de kilos. Al igual que al primero lo recibe Encabo por verónicas ganando un paso en cada capotazo para sacar al toro hacia  las afueras. También tiene movilidad, fijeza y repetición en el capote. La primera vara es protestada por la colocación en corto, el caballo invadiendo la raya del tercio, no clavar, rectificar mal y darle mucho castigo, desmedido, al toro. Vamos, un compendio de lo que no hay que hacer en este tercio. En el segundo puyazo lo deja Luis Miguel más largo, pero el toro no se arranca ni de coña. Se hace eterno, todos mirando al de Cuadri, éste quieto, ajeno a todo, el picador moviendo el caballo hacia todas partes, a un lado y a otro, adelante y atrás, sin éxito alguno. Así pasan varios minutos, la gente se empieza a impacientar y decide Encabo colocar al toro más en corto. Ahí sí se arranca, con tal fuerza que manda al picador por los aires, literalmente sale volando, tremendo. Cambia el tercio el Presidente y se monta la marimorena al considerar el público que no está aún picado el animal, con razón bajo mi punto de vista. En Madrid, en pleno San isidro, en tarde torista, ¿por qué no una tercera vara bien puesta?. En banderillas hemos vivido los momentos más intensos y emocionantes de la tarde con los pares de Angel Otero, grandísimo torero de plata, extraordinario banderillero, que ha ejecutado y colocado dos magníficos pares a este toro. Dejándose ver, cuadrando en la cara del toro, de poder a poder, reuniendo y clavando a la perfección , de matrícula de honor. Lástima que en el tercero no hayan prendido los palos, que creo que han chocado con los ya colocados. En medio de una cerrada ovación solicita permiso a la presidencia para colocar un cuarto par, esta vez con algo de ventaja, a toro pasado y clavando algo bajo. Pero el mérito de los dos primeros queda ahí y saluda desmonterado la ovación del respetable. El inicio de faena de Encabo es  a la antigua, doblándose por bajo, sometiendo al toro, pudiéndole, enseñándole quien es el que manda. Buena labor lidiadora con un toro que pienso lo exigía así. A este también le cuesta un mundo arrancarse y cuando lo hace es más con genio que con clase y casta. Tapándole la cara, poniendo la franela en el hocico, sin apartarla, consigue meterlo en la muleta por ambos pitones, siendo más bronco y complicado el izquierdo y más colaborador el derecho. Gran mérito de Luis Miguel, que sigue firme y seguro cuando el toro se acaba, mide mucho y corta el viaje con peligro, buscando al torero. Lástima que haya matado mal, de entera atravesada que hace guardia y seis descabellos. Supongo que habrá sido por el mal manejo de los aceros por lo que ha escuchado pitos, incomprensible tras lo que ha sacado a este toro al que, por cierto, han despedido con aplausos en el arrastre. No lo entiendo, sinceramente. ¿Qué pueden haber visto en el toro y haber dejado de ver en el torero?, ¿acaso el torismo ciega?. Digna, muy digna, firme y torera la actuación de Luis Miguel Encabo esta tarde ante lo que ha tenido que lidiar.

Fernando Robleño es otro de los toreros que está mostrando un estado de forma extraordinario, está en un momento dulce de su carrera, y hoy ha demostrado su solvencia ante los de Cuadri. El primero de su lote, "Fangoso", hace acto de presencia en el ruedo como dormido, sin parecer enterarse de mucho, oliendo las tablas. Se anima en el capote de Robleño, aprieta, tiene movilidad y genio en los primeros compases. Va al caballo de Francisco Javier González con prontitud, mete los riñones, empuja y recibe fuerte castigo, quedándose encelado en el peto. En la segunda puya se le mide mucho el castigo, apunta escasez de fondo. Aprieta el de Cuadri en banderillas, les corta el terreno, poniendo en apuros a Jesús Romero y Juan Cantora, que clavan mal, muy mal, un solo palo como si fuera rejoneo, otros como buenamente caigan, siendo abroncados. Muletazos iniciales bajando la mano, flexionando las rodillas, probando por ambos pitones, con mayor desplazamiento por el pitón derecho. Pero el toro no está sobrado de fuerzas, echa la cara arriba para defenderse y corta el viaje. La única manera de poderle es llevarlo muy metido en la muleta, sin quitársela de la cara, acortando la distancia del cite. Además hay que hacer lo imposible para lograr que el toro se arranque, está muy parado, desfondado. Me parece de enorme mérito que Robleño haya conseguido robar redondos y naturales a este animal, con tesón y oficio, reflejo del buen momento que atraviesa. Para mi, muy por encima del toro. Mata de estocada entera desprendida y recibe una merecida ovación saludada desde el tercio.
El segundo del lote del madrileño, "Bienvenido", me parece un preciosos ejemplar, armónico, cuajado, hondo, abierto de pitones, muy serio pero sin desentonar con la caja que los portan. Saludo por verónicas, echa las manos por delante el Cuadri, pero tiene movilidad. Le deja largo ante el caballo de El Legionario, se arranca  con mucha fuerza, empuja, mete los riñones y derriba al picador aparatosamente. Toma también un segundo buen puyazo. Al menos hemos visto un buen tercio de varas y dos buenos tercios de banderillas, mucho más ya que en las dos tardes anteriores. No puedo decir lo mismo del tercio de banderillas en este quinto de la corrida, muy deslucido y de puro trámite, con el toro apretando y los banderilleros colocando de sobaquillo, clavando en el morrillo. En la muleta muestra los mismos defectos que sus hermanos, venido a menos, echando la cara arriba, con una embestida sosa, sin pizca de emoción. Voluntarioso Robleño, buscando la distancia en la que sacar algún muletazo, con tesón, robándole los pocos pase que tenía el astado, con mucho oficio, justificándose más que de sobra. Mata de un bajonazo metesaca y estocada entera caída. Silencio en su despedida de San Isidro, en el que ha dejado sensación de torero hecho.

Alberto Aguilar se ha topado con un lote que no difiere prácticamente nada de los de sus compañeros de terna. "Remendón" y "Rastreador", buenas hechuras, en tipo, serios, pero igual de escasos de condiciones y juego para el toreo, al menos como lo entendemos hoy en día. Ninguno de los dos ha permitido excesivo lucimiento en el capote. Repetir han repetido, apretar también lo han hecho, pero sin mucha clase, con la cara arriba y las manos por delante. Ya en varas acusa el tercero de la tarde, "Remendón", ir justito de fondo. Toma un primer puyazo en corto, recibiendo un duro castigo. Le cuesta muchísimo entrar por segunda vez al caballo de Juan Carlos Sánchez, quien coloca un mal puyazo, teniendo que rectificar en dos ocasiones. Pares con mucho oficio de Joselito Rus, más desangelado el de Lucas Benítez. Como ha ocurrido a lo largo de toda la corrida, le cuesta mucho, una barbaridad, arrancarse y no mete la cara con clase. A pesar de esos defectos lo domina a base de plantarse, tirar del toro y bajar la mano, aprovechando las dos primeras tandas en las que humilla algo más y tiene recorrido. Saca dos series en redondo con cierta hondura, tapándole la cara, poniendo la tela muy cerca sin quitársela para ligar los muletazos. Pero el de Cuadri se viene abajo y en esas primeras tandas se acaba, se para y se vuelve reservón. Poco más hay que hacer salvo abreviar y tomar la espada. Mata de tres pinchazos con el toro encogido que dobla por sí solo. Silencio a su actuación.
El último de la tarde, "Rastreador", no le ha dado opción alguna a Aguilar. Recibe duro castigo en un primer puyazo largo, que toma sin emplearse, haciendo sonar el estribo, y un segundo puyazo con el caballo invadiendo la raya, muy medido el castigo esta vez. Horroroso, no digo más, el tercio de banderillas, y eso que no ha sido de los toros que más ha apretado. Brinda al público. Muy poco tiene el de Cuadri dentro, siempre con la cara arriba, defendiéndose, colándose. Lo intenta por ambos pitones, busca la distancia en la que pueda meterlo en la muleta, pero todos los intentos de Aguilar resultan imposibles ante el recorrido corto del toro, sin chispa alguna, sin la mínima emoción. A lo mejor, igual que en el toro anterior de Robleño, hubiera sido más efectiva una lidia  a la antigua, doblándose por bajo, sometiendo al toro y dominando su embestida. Cada toro tiene su lidia y no todo son redondos y naturales. Una lidia por bajo,  el toreo con los pies, puede ser preciosa si es lo que las condiciones del toro exigen. Por lo menos es lo que hemos comentado esta tarde en el tendido, y saben mucho algunos de mis amigos del 1. Desgraciadamente nunca sabremos si los toros de hoy hubieran mejorado algo su juego de haber sido lidiados por bajo, pero peor de lo que se han comportado dudo que lo hubieran hecho. Mata de pinchazo y pinchazo hondo, suficiente para que el de Cuadri doble. Silencio como despedida.

Y así, a las nueve y media de la noche, se ha echado el cierre a la tercera de las corridas toristas, que se ha hecho larga y pesada, aunque, a diferencia de los dos días previos, hemos visto algo en el caballo, en banderillas y a tres toreros que se merecen algo más que tener que enfrentarse a estos encastes, por muy bonitos de hechuras que sean. Porque, igual que no solo de pan vive el hombre, no solo de presencia vive el toro.
Hasta mañana, con el paréntesis de Beneficencia. Veremos que da de sí el mano a mano Juli- Perera. De lo único que  estoy seguro es que va a haber más protestas y broncas que estos días, que parece que casi todo vale. Si no, al tiempo.

Antonio Vallejo

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