jueves, 4 de junio de 2015
Vigésimoséptima de San Isidro: Sin opciones
Sin opciones. Así se han quedado Juli y Perera ante la descastada corrida de Victoriano del Río y Toros de Cortés anunciada para esta tarde extraordinaria de Beneficencia, cita clásica en el calendario madrileño, de gran, enorme, máxima expectación y que año tras año registra un lleno de "no hay billetes". Palco Real engalanado, anuncio de presencia importante. Hoy ha sido la infanta Dª Elena, gran aficionada a la Fiesta, la que ha ocupado lugar preferente en dicho palco, escoltada por Ignacio González y Jose Ignacio Wert. Siempre al lado de nuestra Fiesta, dando su apoyo sin complejos, defendiendo lo nuestro. Algunos y algunas, como se dice ahora, podían aprender. Podré reprocharle cosas, pero su firme afición y compromiso con la Fiesta jamás, no como a otros y otras.
Sin opciones de lucimiento, sin opciones de emocionar, sin opciones de triunfo, huérfanos de lo más importante para el éxito, el toro, se han quedado Juli y Perera en su mano a mano. Porque no han tenido toros. Puede sonar a tópico, pero así ha sido. Corrida desigual de presentación, con hechuras muy dispares, algunos fuera de tipo, en escalera, con pesos de 490 Kg a 660 Kg, cinqueños los cuatro primeros, alguno a punto de cumplir seis. Serios y armónicos primero, segundo y cuarto, un morlaco de impresión, bien rematado el tercero, feo y descompensado el quinto, justo de presencia el sexto. Al contrario que en presentación, el juego ha sido homogéneo y uniforme: malo, deslucido, falto de casta, poco apto para el toreo. Sin opciones, salvo el primero, con más movilidad y clase en su embestida, al que Juli ha realizado una faena de gran técnica y mando, muy fácil el madrileño, seguro y firme. Juli y Perera muy por encima de sus toros, demostrando que están sobrados de técnica, de capacidad de mandar y dominar a los toros, de sacar muletazos del vacío, de sentirse tan seguros ante el toro que parece que no hacen nada. Y claro, tras tres tardes de silencios (no me refiero a los veredictos a los toreros sino a los voceadores del 7) hoy han sacado a pasear todo su repertorio, protestando lo que otros días valía, abroncando lo que otros días pasaban por alto, incapaces de estar callados cuando el torero se perfila para entrar a matar, algo básico si se tiene la mínima educación o conocimiento de lo que es el toreo. Pero esta tribu carece de ambas cosas. Una vez más, impresentables.
El primero de Juli, "Distante", es un toro de magníficas hechuras, serio, armónico, abierto de pitones, rematado por delante, acabado en puntas que, increíble e incomprensiblemente, es protestado de salida desde algunos asientos del 7, los de siempre. Algo han debido ver en sus condiciones, porque quiero pensar que no habrán protestado su presencia. No creo que confundan trapío con kilos. Pesaba 490 Kg, ¡y qué!, estaba perfectamente hecho. Toro que presentaba movilidad, aunque se iba suelto, punteando hacia arriba en el capote de Julián. No presta demasiado juego en el peto del caballo de Agustín Navarro. Primer puyazo trasero, no se emplea, cabecea de forma fea, sale suelto. Mal picado en el segundo encuentro, invade el varilarguero las rayas, se acerca mucho, alarga la vara y ¡no coloca la puya, pica al aire!, teniendo que rectificar, con la consiguiente bronca. Tampoco resulta brillante el tercio de banderillas, mal ejecutados y colocados los pares. Brinda Julián a Dª Elena. Inicio de faena por bajo, con mucha suavidad, conduciendo con mimo la embestida algo rebrincada del de Victoriano, con torería y gusto, sobre todo en un último pase de desdén. Casi toda la faena la ha basado el madrileño al natural, bajando la mano, ligando, con mucho temple, fruto de su técnica y dominio de los toros, sin enganchones a la muleta, a pesar de la tendencia del animal a echar la cara arriba al final del muletazo. Saca algunos naturales hondos respondidos con olés. Corre la mano por el derecho, con facilidad, llevando al Victoriano a tomar una más que aceptable serie por el pitón derecho, aunque siempre entre protestas. Protestas lógicas, porque claro, está conduciendo al toro con templanza y ligazón, largo, bajo, con gusto, con enorme derroche de técnica, con seguridad y facilidad ante la cara del toro, sacándole, exprimiéndole todo lo que lleva dentro, que tampoco es para volverse loco. Muy por encima del toro, haciendo lo que quiere con el toro, en definitiva, mandando. Por tanto, más que lógicas las protestas de los sabios. ¡Cómo se le ocurre a Julián hacer una faena así a este toro!. Los ignorantes, sin embargo, hemos aplaudido y coreado con olés las series al natural de Juli. Cosas veredes. Una faena que apuntaba a oreja de no ser por el fallo a espadas, con un pinchazo hondo trasero atravesado y tres golpes de verduguillo. Ovación general salpicada con los habituales pitos del grupito integrista. Ovación para el toro en el arrastre.
Al tercero de la tarde, un veleto astifino de bonita estampa, lo recibe Julián con dos verónicas buenas. Molesta el viento y el animal se va suelto del capote. Renuncia a la pelea en varas, sin empujar, sin celo en el peto, dando cabezazos, huyendo suelto. No mejora sus condiciones "Soleares" en banderillas, deslucido tercio, clavadas sin más. Una vez más, emotivo, elegante y torero gesto de brindar el toro a David Mora, muestra de cómo son estos hombres. ¡Cuantas ganas tenemos de verle de nuevo vestido de luces y dedicarte una atronadora ovación, Maestro!. Inicia el toreo por bajo, doblándose, con una trinchera y un cambio de mano de extraordinaria belleza. Le cuesta humillar al de Cortés, echa la cara arriba, puntea al final del muletazo. Echa mano Juli de técnica, aunque no logra conectar con los tendidos y emocionar con la deslucida embestida del animal, vacío de clase. Parado, soso y aburrido el de Toros de Cortés. Entre contínuas protestas sigue Julián dominando al toro y robando los poquísimos pases que se le podían sacar. Mucho mérito lo que está haciendo Juli, muy por encima de las cualidades de su enemigo. Como era de esperar han gritado lo del petardo, ¡qué cansinos!. Estos días pasados no han debido ser un petardo, ridículo. Y como Juli los tiene bien puestos, ante la bronca fundamentalista, le pega al morlaco una serie final por bajo con adornos que calla a los vociferantes y que arranca una sonora ovación. Mata de estocada trasera tendida, recibiendo silencio con algunas palmas aisladas.
El quinto, "Beato", es feo de hechuras, justo de cara y pitones para sus 651 Kg. Igual que sus hermanos, suelto de salida, sin fijeza alguna, rehuyendo la pelea en varas, teniendo que picarlo Salvador Núñez tapándole la salida, la única manera posible de colocarle un puyazo. Aprieta en banderillas y colocan unos aseados pares Alvaro Montes y Fernando Pérez, sin brillantez pero con eficacia. Lo que le llega a Julián a la muleta es un toro imposible, carente de casta, clase y fuerzas. Ante esas dificultades tira el madrileño de oficio, de conocimiento y poder, con tesón e insistencia, llegando a sacar algún muletazo aislado de mérito, sobre todo unas trincheras bellas, limpias, sin un solo toque de la tela. Poca emoción ha tenido lo que ha hecho Juli por la nula colaboración del toro, pero no se le puede reprochar su dignidad y sus ganas, sin taparse y excusarse en las nulas condiciones del toro. Clama al cielo la falta de educación de ese sector del público que, mientras un torero está delante de la cara del toro, corea con olés de mofa y burla su labor. Eso no es de aficionado, es de hooligan, sobre todo cuando son incapaces de estar callados y respetar la entrada a matar. Coloca una entera trasera que precisa del descabello para acabar con el animal. Muy digna actuación de Juli que escucha silencio en su despedida de San Isidro.
Si poco lucido ha sido el lote de Juli, peor aún ha sido el que le ha correspondido a Miguel Angel Perera. Su primer toro, "Cantaor", es, al menos para mi gusto, un toro precioso, de buenísimas hechuras, muy serio y rematado por delante. Suelto de salida, sin fijeza en el capote del extremeño, distraído, a su aire, mostrando señales de manso, buscando las tablas, entrando al caballo del picador que guarda puerta, luego directo al que le corresponde turno pero fuera de sitio, en el 2, recibiendo así dos puyitas, que es lo que han sido. Una vez colocado le picador en su sitio solicita Perera el cambio de tercio, denegado por el presidente con buen criterio, a mi juicio, al considerar que no estaba picado. Toma una tercera vara muy medida, prácticamente señalada. Buen par de banderillas de Juan Sierra, los otros dos deslucidos, para salir del paso. Brinda también su primer toro a Dª Elena. Imposible sacar faena al de Victoriano del Río. Noblote pero sin gracia alguna, soso, de corto recorrido. Domina al toro gracias a su técnica y su poderío, pero falta emoción, no va ni por el derecho ni por el izquierdo y, aunque consigue sacar algunos muletazos sueltos, no cala en los tendidos. Tampoco se le da mérito a su voluntad y a su esfuerzo, misión imposible, sin opciones. Mata de pinchazo y casi entera trasera caída que liquida al de Victoriano del Río. Silencio.
El cuarto, "Corchero", es un tío, un pedazo toro, rematado, muy bien hecho, con hondura y cuajado. No corresponde su estampa a su comportamiento, suelto, las manos por delante, apuntando a manso, sin fijeza, renunciando a la pelea en el caballo, en el que se le castiga poco. Entra Juli en su turno de quites y nos deja unas chicuelinas muy bajas, lentas y suaves, con dos medias de olé. Replica Perera con un lucido quite en el que combina tafalleras con gaoneras y una revolera de remate. Magníficos pares de Joselito Gutiérrez, fuertemente ovacionado. Brinda al público, llevando la montera a la segunda raya donde la deposita con cuidado, fiel a su ritual. Primeros muletazos a pies juntos en la raya del 10, luquesina enlazada con pase ligados por ambos pitones, sin moverse un milímetro de su posición. Lleva al toro hacia los medios donde consigue meterlo en la muleta, poniéndosela en la cara, tapando la salida, rematando hacia dentro, toreando por bajo, ligando los muletazos. Muy bien el pacense, derrochando técnica, venciendo la tendencia del toro a echar la cara arriba al final del pase. Por el pitón izquierdo tiene muy poco. Sale suelto de los naturales, hay que taparle mucho, pero ni por esas, no traga más de dos pases seguidos. Se apaga el toro, si es que en algún momento ha estado encendido. Despliegue de técnica y poderío del extremeño, pero sin transmisión. Pasaporta al de Victoriano con una entera más un golpe con el estoque de cruceta. Silencio también en sus segundo.
Le queda a Perera el sexto, "Brazalete", quizás el de menos presencia de los que hoy han salido. Muestra de salida una blandura excesiva, pierde las manos al salir de un primer puyazo en el que empuja, mete los riñones y aprieta al caballo contra las tablas. Pierde de nuevo las manos y es devuelto a los corrales. Salta el primer sobrero, "Juncal" (nombre mítico), de Montalvo, astifino, sin fijeza alguna, echa las manos por delante, síntoma de escasez de fuerzas. Ovación para la cuadrilla de Perera al fijar al toro en el burladero a la espera de la colocación del picador. ¿por qué no se hace esto tan sencillo más veces?, nos ahorraríamos muchas calamidades en el tercio de varas. Banderillas de trámite, ante un toro que aprieta a los banderilleros, que resuelven la papeleta con más o menos oficio. La faena de muleta no ha tenido historia alguna. Sin ritmo ni emoción, absolutamente imposible sacar ni medio muletazo. Lo ha intentado el extremeño, irreprochable su actitud, pero lo que no puede ser no puede ser, y además.... Liquida al Montalvo de entera eficaz y recibe su terecr silencio como despedida.
Sin opciones, no se puede decir más sobre lo visto hoy en Las Ventas. Ha habido toreros, dos y muy buenos, y sólo ha habido un toro, el primero. Los otros cinco más el sobrero pueden valer mucho en la cocina de Casa Toribio, pero en el ruedo, nada de nada. Sin opciones, una verdadera pena.
Antonio Vallejo
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