lunes, 8 de junio de 2015
Trigésimoprimera de San Isidro... y última: Llegaron los miuras, ¿para qué?
Parecía que este momento no iba a llegar. Lejano en la memoria queda aquel ilusionante viernes 8 de mayo en que abría sus puertas el San Isidro 2015. Por delante un mes de toros que hemos ido desgranando día a día, con triunfos sonados, fracasos también, percances, algunos graves por desgracia, momentos emocionantes y otros muy emotivos, tiempo para la euforia y para el decaimiento, lugar para el encuentro con amigos y la charla distendida, todo ello con un común denominador, la Fiesta de los toros. La primera feria del mundo en la primera plaza del mundo, el Olimpo del toreo. Habrá tiempo para analizar lo que ha supuesto este ciclo isidril, en lo bueno y en lo malo, que de todo ha habido, como es lógico, para distinguir a los triunfadores de la feria en cada apartado (esta misma noche ya se fallarán los primeros premios) y para comentar aspectos que, a mi juicio, deben hacernos recapacitar a todos cuantos amamos nuestra Fiesta, nuestra plaza de Las Ventas y nuestra feria de San Isidro.
Pero eso será a partir de mañana. Hoy llegaban los miuras, todo un mito. Miura, uno, si no el más, de los nombres que impresiona en la historia de la tauromaquia. Se pronuncia y hace temblar a cualquiera. Ganadería antigua, creo que la más antigua, puesto que su origen data de abril de 1849, fecha en la que Juan Miura la formó, creando un encaste propio que perdura hasta hoy. Una historia repleta de triunfos a manos de los mejores maestros de cada época, con tradición de "dura", al menos en las últimas décadas, y una ganadería marcada por un nombre, "Islero", una plaza, la de Linares, una fecha, el 29 de agosto de 1947, cuando al entrar a matar ese toro, "Islero", hiere de muerte al gran Manolete, hecho trascendental en la historia no solo del toreo, sino de España, por su enorme repercusión a todos los niveles de la sociedad. ¡Qué aficionado no lo recuerda una y otra vez!.
Rafaelillo, Javier Castaño y Serafín Marín han tenido que lidiar los seis toros de Miura aprobados en el reconocimiento matinal(casualmente la misma terna que lidió el 8 de junio del año pasado la corrida de este mismo hierro que cerró el San Isidro 2014), entipados, altos de agujas, amplia caja, largos, correctos de presentación aunque con algún altibajo, serios en conjunto y bien rematados. Comportamiento malo y deslucido en general, justos de fuerzas, excepto el buen cuarto, con casta y fondo, y manejable el sexto, noblote aunque de más a menos.
El primero, "Fogonero", responde a las hechuras tipo de este encaste, alto, con una arboladura tremenda, astifino. Suelto y distraído de salida, sin fijeza en el capote y demostrando una evidente falta de fuerzas. Toma dos varas muy medidas, en las que se le cuida mucho, recibiendo muy poco castigo a la vista de su debilidad. Asoman las primeras protestas que crecen y terminan en una monumental bronca al palco por cambiar de tercio y no de toro. En medio de las protestas banderillean bien, con riesgo y oficio José Mora y Pascual Mellinas, ante un toro complicado a la hora de realizar la suerte, parado y con la cabeza arriba. Imposible para la muleta, aunque lo intenta Rafaelillo, pero el miura no se mueve, no hay quien le saque ni medio pase. Las protestas referidas van subiendo de decibelios, sobre todo cuando dobla las manos otra vez al intentar tomar la muleta que le ofrece el murciano. Mata de pinchazo y entera delantera que provoca en el animal una desagradable hemorragia para morir al abrigo de las tablas en terrenos de chiqueros. Silencio para Rafaelillo y bronca gordísima a la presidencia. Malos augurios para empezar.
Tras este decepcionante inicio y lo que sucedía en segundo y tercero, no creo que Rafaelillo tuviera mucha esperanzas puestas en su segundo toro, cuarto de la corrida, "Injuriado", otro toro en tipo, correcto de presentación, sin ser el paradigma de la belleza en cuanto a hechuras. Sale suelto, barbeando tablas, y lo recibe Rafael con una larga de rodillas junto a las tablas del 7 que arranca una de las pocas ovaciones de la tarde. Intenta el miura saltar al callejón y a punto está de conseguirlo. No sé si por el golpe con las tablas o por sus condiciones, pero acto seguido pierde las manos, con el consiguiente mosqueo del personal. Toma bien los dos puyazos, empuja con más clase y fijeza que sus hermanos y apunta mejoría de cualidades. Correcto y con solvencia la ejecución de los pares de banderillas de Álvaro Oliver y Mellinas. A estas alturas parecía que el toro iba y que podía prestar juego. Así también lo ha debido ver Rafaelillo porque se planta rodillas en tierra para iniciar la faena de muleta, con mucho valor, porque el miura no regalaba nada. Comienza el toreo en redondo bajando la mano para corregir la tendencia del toro a echar la cara arriba, lo somete en la muleta y lo lleva templado, largo y bajo. La faena va tomando altura, especialmente por el pitón izquierdo, realmente bueno. Por ahí ha venido lo mejor de la faena, con naturales buenos, de mucha calidad y mérito, ligados y templados, bajándole la mano, pudiendo al miura, que no es poco. Muy firme y valiente, bien colocado, llegando a una tanda final con adornos, pase mirando al tendido, con susto en uno de pecho en el que se ha confiado y, ya se sabe, con los Miura, bromas las justas, y despistes menos. Termina con un desplante frente a la cara del toro tirando la muleta y el estoque simulado que hace estallar al público en una tremenda ovación. Sabedor de que la faena que ha hecho ha sido de las de verdad, de peso, de las que van a tener repercusión, se toma su tiempo para cuadrar al toro, la oreja depende de la espada. Dos pinchazos y una entera son los culpables de que no hayamos visto cortar una oreja de mucho mérito a este torero murciano que tantas y tantas corridas duras ha despachado a lo largo de su carrera y que se merecía recompensa. Pero la suerte suprema lo es por algo. No obstante, ha dado una clamorosa vuelta al ruedo, merecidísima a mi modo de ver, y que sabe a triunfo.
Malo, o muy malo, el lote que le ha correspondido a Javier Castaño, salmantino de adopción y formación como torero pero leonés de origen. Su primer toro, "Aguilero", ha sido, en mi opinión, el más justo de cara y defensa del encierro. Aprieta en tablas a Castaño con el capote, que intenta el toreo a la verónica, siendo desarmado a las primeras de cambio. Echa las manos por delante y la carita arriba, malos augurios. Mal su comportamiento en el tercio de varas, sin emplearse, cabeceando, sin demostrar grandes virtudes. El tercio de banderillas ha sido, como es lógico, espectacular. Y digo como es lógico porque correspondía poner los palos a Angel Otero y Fernando Sánchez. ¿Resultado?: Magníficos pares, reunión y colocación sensacionales, teniendo que responder desmonterados a la gran ovación recibida. Lo que ha llegado a la muleta ha sido un toro sin fuerzas y sin clase, de sosa embestida, que se defendía, con la cabeza alta, acortando el viaje, derrotando, buscando lo que se dejaba atrás, con mucho peligro en una palabra, ante el que Castaño ha estado valiente y más que digno, exponiendo una barbaridad, mostrando la nulidad del miura para la faena, misión imposible. Mata de pinchazo y entera en la suerte natural y escucha silencio.
El quinto de la tarde, segundo del lote del salmantino-leonés, es un pedazo toro, grande, bien hecho, con dos defensas que bien le vendrían al Madrid para la próxima temporada, impresionante de presencia. Poco recorrido en el capote de Castaño, blandea ostensiblemente, por lo que recibe dos puyazos muy medidos, en los que se trata de castigarle lo mínimo y cubrir el expediente. Probablemente, por esa falta de fuerzas, se frena en banderillas y empitona al buen torero de plata que es Marco Galán, quien se va a la enfermería por su propio pie. Fernando Sánchez resuelve con valor y clase el tercio de banderillas, arriesgando y exponiendo ante este peligroso "Sonajillo". Como todos pueden suponer, la faena de muleta no apunta alto. Muy firme y serio Castaño, valiente a más no poder frente a un toro que sabía perfectamente donde y lo que había que buscar. Por ambos pitones lo ha probado, se la ha jugado en repetidas ocasiones, le ha buscado la distancia, le ha puesto la muleta, cruzándose, exponiéndose, lo ha hecho todo el matador, pero la alimaña no tenía nada de nada. Monta la espada y mata de pinchazo y pinchazo hondo que precisa de un descabello. Silencio para despedir a Castaño, que creo que se merecía algo más de reconocimiento a su actitud, disposición y exposición esta tarde.
Serafín Marín completaba la terna. Su primer oponente, "Velero", es un cárdeno de muy buenas hechuras, pero que, y esto no es nuevo, echa las manos por delante y la cara arriba (¿lo he comentado ya alguna vez?), complicando mucho el toreo de capa. Se le castiga duro en los dos puyazos que toma, con cierto empeño, aunque se deja pegar más que pelear, dicho sea. En el tercio de banderillas se para, le cuesta un mundo arrancar, resultando todo muy deslucido. Serafín Marín no tiene toro, no arranca, y cuando lo hace casi mejor que se hubiera quedado quieto, porque la manera de tomar la tela no podía ser más sosa y fea, sin nada de recorrido, no digo ya de emoción, cero absoluto. Mata de dos pinchazos y trasera defectuosa, mandando al de Miura al otro barrio, que es lo mejor, o lo único, que se podía hacer. Silencio a la actuación del barcelonés.
El segundo de su lote, "Arenoso", era el que cerraba la feria de San Isidro. Aprieta a Serafín Marín en el capote, lo lleva a los medios lidiando, con buen criterio en mi opinión, ante la poca calidad del miura. Se va suelto, no atiende a los capotes y entra a su aire al caballo que monta Óscar Bernal, recibiendo un primer puyazo muy blando y un segundo más largo, de mayor castigo con el toro viniendo desde dentro, tapándole la salida, en definitiva, mal picado. De hecho, se despide con pitos a Bernal, lo que es noticia. Se luce Curro Robles en dos buenos pares, con riesgo. Siendo Marín un torero al que le veo cierta rigidez a la hora de usar la muleta, en el que todo me parece previsible, con mucha técnica, sí, pero con poco lugar a la improvisación y a la sorpresa, hoy le he visto firme y seguro con este toro, poco lucido y apto para la muleta. En los primeros compases ha templado la embestida un tanto acelerada del miura, con redondos buenos, algunos largos y con mayor hondura. Nada mal teniendo en cuenta lo que tiene enfrente. Por el pitón izquierdo la embestida es menos franca, y le cuesta encontrar el sitio, pero le planta cara al natural y acaba ganando la batalla. No me ha parecido que haya estado nada mal en este sexto, es más, lo considero muy por encima del miura, que tenía realmente muy poco que torear. Mata de entera caída tras varios pinchazos, escuchando, como en su primer toro, silencio.
Y así se ha echado el cierre, se ha bajado el telón, o como quieran decirlo, a este San isidro 2015. A estas horas ya tengo conocimiento de los premios Taurodelta. Pocas sorpresas, cumpliéndose la mayoría de los pronósticos. A partir de mañana seguirán saliendo los galardones de los distintos jurados y habrá tiempo para comentarlos. Pero eso será a partir de mañana, y no a las siete de la tarde, por desgracia, porque se nos ha ido otro San Isidro y mañana nos veremos un tanto huérfanos de toros, sin saber qué hacer cuando las manecillas marquen esa hora que tanto esperamos los que disfrutamos con nuestra Fiesta.
Antonio Vallejo
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