Era el día esperado desde hace meses, Domingo de Ramos, toros de Victorino Martín en lo que yo pensaba que iba a ser un homenaje al ganadero y a su hierro, ese que ha forjado su leyenda en Las Ventas gracias a su bravura y los grandes triunfos que sus toros han dado en esta plaza. Digo lo de siempre, Victorino y Madrid son inseparables. Lo pensaba y me he debido equivocar. No sé, yo creía que en la primera tarde de la temporada, después del emotivo y precioso acto en Las Ventas en el que se recordó esa leyenda, la tarde de hoy iba a ser, no sé como decirlo, algo "especial". Bueno, a lo mejor no tanto como en otras plazas, aunque tampoco hubiera estado de más que en el ruedo o en la plaza hubiera algún detalle en recuerdo del ganadero de Galapagar o un homenaje, al menos un reconocimiento, en la figura de su hijo. Nada de nada, como cualquier tarde de la temporada. O al menos una ovación al finalizar el paseíllo. Tampoco. Nada de nada. De verdad, me ha parecido demasiado frío, no me lo esperaba y no lo entiendo. Es más, me parece un detalle muy feo por parte de esta plaza y una gran equivocación. Pero así es a veces las Ventas, para mí incomprensible, insensible, fría, heladora, como ha sido la tarde de este Domingo de Ramos, y muy ventosa, desagradable a más no poder.
Al menos la plaza presentaba un buen aspecto, unos dos tercios, algo es algo, con un magnífico aspecto en los tendidos de sol (del 4 al 8 casi lleno) y los tendidos de sombra, especialmente el 10 y el 1, con un aspecto desangelado, una pena. Pero para empezar la temporada creo que la entrada no ha estado nada mal, teniendo en cuenta lo desagradable de la climatología y que mucha gente se ha ido ya de vacaciones de Semana Santa, que todo cuenta.
Seis toros de Victorino Martín han pasado el reconocimiento, y eso es algo que esta tarde ha dado mucho que hablar. Corrida muy seria, astifina a más no poder, auténticos puñales, veletos, cornipasos que dicen en México, con los pitones vueltos, a mi modo de ver bien presentada, en tipo, todos reconocibles como albaserradas, salvo quizás el sexto, más recogido de pitones y menos agresivo que sus hermanos, más agradable de cara que suele decirse. El mejor lote se la ha llevado Fortes, con un tercero sensacional, bravo, con humillación y clase, y un sexto que también humillaba y tomaba la muleta con codicia pero que tenía peligro sordo por cuanto sabe perfectamente lo que se dejaba y rebañaba sin permitir al malagueño ni el mínimo respiro ni el mínimo error. Vamos, en la línea típica de este encaste. Deslucido y sin opciones el lote de El Cid y con peligro y a los que había que poder a base de un par bien puesto y tragar lo indecible en el caso de segundo y quinto, el lote de Pepe Moral.
La polémica vino nada más salir el primero. Imponente de hechuras, cornipaso, muy astifino, aplaudido de salida.... pero pitado en cuanto se comprobó que llevaba una herida, una cornada, en la nalga izquierda. Luego me he enterado que en redes sociales llevaban en las horas previas a la corrida de ese percance y los ánimos, al parecer, venían calentitos. Mucho se ha protestado a los veterinarios, difícil entender que ese toro haya pasado el reconocimiento a mi modo de ver, y al presidente, quien no ha considerado devolverlo a los corrales. Y eso que para echar más leña al fuego el toro demostró una falta de fuerzas más que patente. Nula opciones tuvo El Cid ante un toro sin recorrido y que perdía las manos a la mínima. Se lo quitó de en medio con una efectiva estocada. Con el cuarto tampoco tuvo mucha suerte el sevillano, un toro que humilló y que tan solo le permitió una tarde en redondo. Eso sí, fue una tanda extraordinaria, tres muletazos en redondo templados, largos y bajos, con profundidad, con el victorino humillando mucho. Pero nada más. El resto del trasteo discurrió entre pases por ambos pitones sin más historia, soso y deslucido.
Pepe Moral ha estado muy de verdad, aguantando y tragando lo indecible, firme y valiente, sin perderles la cara en ningún momento y presentándoles batalla sin dar un paso atrás. El segundo era una auténtica alimaña. Corto de recorrido, reponedor, medía, miraba, se revolvía como una lagartija a mitad del muletazo buscando a Moral, embestía de forma bronca, muy agresivo, con la cara alta. Le echó mucho valor el sevillano de Los Palacios ante las acometidas del victorino, a lo que sumar que el puñetero viento no dejó de hacer flamear su muleta dejándole descubierto ante semejante joyita. El quinto tampoco se lo puso fácil. Otro toro con peligro, áspero y agresivo, con malas intenciones, con la cara alta. Buscó colocarse, ponerle la muleta a pesar del viento conducir la embestida con temple. Pero este también se frenaba, medía y tenía todo el sentido desarrollado. Otro regalito ante el que también tuvo que derrochar dosis infinitas de valor y lo que hay que tener para ponerse delante de la cara de estos toros. Por cierto, sensacional la cuadrilla del sevillano en les segundo, tanto Vicente Varela en la brega como Juan Sierra, con dos pares magníficos, y Manuel Pérez Valcárcel en banderillas.
Fortes ha toreado sensacionalmente de capa, flexionando las rodillas, llevando al toro muy en largo a la verónica, ganado terreno en cada lance para rematar con dos medias de cartel al tercero, un gran toro, con movilidad, humillación, repetición, clase y bravura. Tres puyazos tomó este de Victorino arrancándose de lejos, galopando con buen tranco y empujando con celo en el peto, y no porque quisiera el matador. Es más, el malagueño pidió al palco el cambio de tercio tras el segundo puyazo pero el presidente obligó a una tercera entrada al caballo. Incomprensible, inaudito, ante el cabreo lógico de Fortes y la cuadrilla. Posteriormente he leído unas declaraciones del presidente en la que dice que lo ha hecho "por cabezonería", porque estaba seguro que el toro aguantaba otro puyazo. ¡Tócate las narices!. O sea, que ahora el presidente sabe más que el que está ahí abajo y ve las condiciones del toro y decide como quiere que llegue a la muleta. Una vez más un presidente se extralimita de sus funciones y sucumbe a sus ansias de protagonismo. Que yo sepa el presidente debe hacer cumplir el reglamento y ser justo y ecuánime a la hora de conceder los trofeos, nada más. El resto es labor de los profesionales. Hoy he tenido nuevamente la gran suerte de ver la corrida junto al maestro Jose Miguel Pérez Prudencio "Joselillo", un auténtico lujo por cuanto se aprende de todo los que ve y comenta. No salía de su asombro. Lo reglamentario son dos puyazos en plazas de primera. Ya los había tomado. A partir de ahí es el matador el único que decide si quiere que entre más veces al caballo, tres, cuatro o las que le dé la gana, o si considera que con dos varas es suficiente y quiere al toro así para la faena de muleta. Y lo dice alguien que se pone delante de los toros y que de esto sabe mucho y que estaba alucinando con el usía. En banderillas el toro siguió mostrando sus magníficas condiciones y permitió Jose Antonio Carretero colocar dos pares excepcionales, con pureza, viéndose obligado a saludar desmonterado ante la fortísima ovación. Quizás el único pero a la faena de Fortes fue cierta falta de continuidad, los altibajos en los que el molestísimo viento tuvo mucho que ver al levantar la muleta y hacer que el toro punteara la tela desluciendo los pases. Pero Fortes ha estado muy templado, bien colocado, anunciando en muletazos sueltos por el pitón derecho lo que luego sería por el izquierdo. Toreo templado y bajando la mano a un toro que humillaba y metía la cara con clase descomunal, naturales con hondura, con un temple y una despaciosidad inmensa, algunos de esos naturales nos hacían volar hasta La México y ese toreo cadencioso y lento que allí se estila tanto. Extraordinario el malagueño con la mano izquierda, a pesar del viento, enorme mérito por su parte. La guinda a su toreo templado al natural llegó con unos bellísimos ayudados por bajo al final de la faena y un estoconazo que hizo rodar al victorino y sirvió para que cortara la única oreja de la tarde. Fue la única porque en el sexto se atascó con la espada, porque de lo contrario estoy convencido que habría abierto la Puerta Grande. Este sexto derribó al caballo de Antonio Muñoz que quedó con su pierna derecha atrapada bajo el peso de la cabalgadura, afortunadamente sin consecuencias y mostró un comportamiento incierto en los primeros tercios. Con la muleta no se lo pensó dos veces Fortes, se fue directo a la mano izquierda y empezó a torera al natural sin más probaturas. De nuevo gran toreo al natural, templado, hondo, con muletazos de excelente trazo, siempre bajando la mano, bien colocado, encajado, ligando las series con clase, y eso que tuvo que luchar contra el viento que no daba tregua y contra un toro que si bien humillaba y tenía calidad tampoco era un hermanita de la caridad ya que también rebañaba y buscaba los tobillos, repone y se revolvía con enorme rapidez. De nuevo firme el malagueño, sin dejarse ganar la partida. La lástima ha sido que haya matado tan mal al que cerraba plaza porque estoy seguro que hubiera cortado la segunda oreja y con ella el sueño de cualquier torero, abrir la Puerta Grande de Madrid. Pero desde luego que la imagen que ha dejado hoy en Las Ventas es muy esperanzadora de cara al futuro.
Y así es como he visto este arranque de temporada venteña. Con cierto amargor porque esperaba otra reacción por parte de la plaza ante lo que suponía la corrida de Victorino pero con la alegría de volver a sentarme en mi tendido y estar de nuevo junto a amigos viendo toros. El Domingo de Resurrección más.
Antonio Vallejo