lunes, 26 de marzo de 2018

Fortes al natural


Era el día esperado desde hace meses, Domingo de Ramos, toros de Victorino Martín en lo que yo pensaba que iba a ser un homenaje al ganadero y a su hierro, ese que ha forjado su leyenda en Las Ventas gracias a su bravura y los grandes triunfos que sus toros han dado en esta plaza. Digo lo de siempre, Victorino y Madrid son inseparables. Lo pensaba y me he debido equivocar. No sé, yo creía que en la primera tarde de la temporada, después del emotivo y precioso acto en Las Ventas en el que se recordó esa leyenda, la tarde de hoy iba a ser, no sé como decirlo, algo "especial". Bueno, a lo mejor no tanto como en otras plazas, aunque tampoco hubiera estado de más que en el ruedo o en la plaza hubiera algún detalle en recuerdo del ganadero de Galapagar o un homenaje, al menos un reconocimiento, en la figura de su hijo. Nada de nada, como cualquier tarde de la temporada. O al menos una ovación al finalizar el paseíllo. Tampoco. Nada de nada. De verdad, me ha parecido demasiado frío, no me lo esperaba y no lo entiendo. Es más, me parece un detalle muy feo por parte de esta plaza y una gran equivocación. Pero así es a veces las Ventas, para mí incomprensible, insensible, fría, heladora, como ha sido la tarde de este Domingo de Ramos, y muy ventosa, desagradable a más no poder.
Al menos la plaza presentaba un buen aspecto, unos dos tercios, algo es algo, con un magnífico aspecto en los tendidos de sol (del 4 al 8 casi lleno) y los tendidos de sombra, especialmente el 10 y el 1, con un aspecto desangelado, una pena. Pero para empezar la temporada creo que la entrada no ha estado nada mal, teniendo en cuenta lo desagradable de la climatología y que mucha gente se ha ido ya de vacaciones de Semana Santa, que todo cuenta.
Seis toros de Victorino Martín han pasado el reconocimiento, y eso es algo que esta tarde ha dado mucho que hablar. Corrida muy seria, astifina a más no poder, auténticos puñales, veletos, cornipasos que dicen en México, con los pitones vueltos, a mi modo de ver bien presentada, en tipo, todos reconocibles como albaserradas, salvo quizás el sexto, más recogido de pitones y menos agresivo que sus hermanos, más agradable de cara que suele decirse. El mejor lote se la ha llevado Fortes, con un tercero sensacional, bravo, con humillación y clase, y un sexto que también humillaba y tomaba la muleta con codicia pero que tenía peligro sordo por cuanto sabe perfectamente lo que se dejaba y rebañaba sin permitir al malagueño ni el mínimo respiro ni el mínimo error. Vamos, en la línea típica de este encaste. Deslucido y sin opciones el lote de El Cid y con peligro y a los que había que poder a base de un par bien puesto y tragar lo indecible en el caso de segundo y quinto, el lote de Pepe Moral.
La polémica vino nada más salir el primero. Imponente de hechuras, cornipaso, muy astifino, aplaudido de salida.... pero pitado en cuanto se comprobó que llevaba una herida, una cornada, en la nalga izquierda. Luego me he enterado que en redes sociales llevaban en las horas previas a la corrida de ese percance y los ánimos, al parecer, venían calentitos. Mucho se ha protestado a los veterinarios, difícil entender que ese toro haya pasado el reconocimiento a mi modo de ver, y al presidente, quien no ha considerado devolverlo a los corrales. Y eso que para echar más leña al fuego el toro demostró una falta de fuerzas más que patente. Nula opciones tuvo El Cid ante un toro sin recorrido y que perdía las manos a la mínima. Se lo quitó de en medio con una efectiva estocada. Con el cuarto tampoco tuvo mucha suerte el sevillano, un toro que humilló y que tan solo le permitió una tarde en redondo. Eso sí, fue una tanda extraordinaria, tres muletazos en redondo templados, largos y bajos, con profundidad, con el victorino humillando mucho. Pero nada más. El resto del trasteo discurrió entre pases por ambos pitones sin más historia, soso y deslucido.
Pepe Moral ha estado muy de verdad, aguantando y tragando lo indecible, firme y valiente, sin perderles la cara en ningún momento y presentándoles batalla sin dar un paso atrás. El segundo era una auténtica alimaña. Corto de recorrido,  reponedor, medía, miraba, se revolvía como una lagartija a mitad del muletazo buscando a Moral, embestía de forma bronca, muy agresivo, con la cara alta. Le echó mucho valor el sevillano de Los Palacios ante las acometidas del victorino, a lo que sumar que el puñetero viento no dejó de hacer flamear su muleta dejándole descubierto ante semejante joyita. El quinto tampoco se lo puso fácil. Otro toro con peligro, áspero y agresivo, con malas intenciones, con la cara alta. Buscó colocarse, ponerle la muleta a pesar del viento conducir la embestida con temple. Pero este también se frenaba, medía y tenía todo el sentido desarrollado. Otro regalito ante el que también tuvo que derrochar dosis infinitas de valor y lo que hay que tener para ponerse delante de la cara de estos toros. Por cierto, sensacional la cuadrilla del sevillano en les segundo, tanto Vicente Varela en la brega como Juan Sierra, con dos pares magníficos, y Manuel Pérez Valcárcel en banderillas.
Fortes ha toreado sensacionalmente de capa, flexionando las rodillas, llevando al toro muy en largo a la verónica, ganado terreno en cada lance para rematar con dos medias de cartel al tercero, un gran toro, con movilidad, humillación, repetición, clase y bravura. Tres puyazos tomó  este de Victorino arrancándose de lejos, galopando con buen tranco y empujando con celo en el peto, y no porque quisiera el matador. Es más, el malagueño pidió al palco el cambio de tercio tras el segundo puyazo pero el presidente obligó a una tercera entrada al caballo. Incomprensible, inaudito, ante el cabreo lógico de Fortes y la cuadrilla. Posteriormente he leído unas declaraciones del presidente en la que dice que lo ha hecho "por cabezonería", porque estaba seguro que el toro aguantaba otro puyazo. ¡Tócate las narices!. O sea, que ahora el presidente sabe más que el que está ahí abajo y ve las condiciones del toro y decide como quiere que llegue a la muleta. Una vez más un presidente se extralimita de sus funciones y sucumbe a sus ansias de protagonismo. Que yo sepa el presidente debe hacer cumplir el reglamento y ser justo y ecuánime a la hora de conceder los trofeos, nada más. El resto es labor de los profesionales. Hoy he tenido nuevamente la gran suerte de ver la corrida junto al maestro Jose Miguel Pérez Prudencio "Joselillo", un auténtico lujo por cuanto se aprende de todo los que ve y comenta. No salía de su asombro. Lo reglamentario son dos puyazos en plazas de primera. Ya los había tomado. A partir de ahí es el matador el único que decide si quiere que entre más veces al caballo, tres, cuatro o las que le dé la gana, o si considera que con dos varas es suficiente y quiere al toro así para la faena de muleta. Y lo dice alguien que se pone delante de los toros y que de esto sabe mucho y que estaba alucinando con el usía. En banderillas el toro siguió mostrando sus magníficas condiciones y permitió Jose Antonio Carretero colocar dos pares excepcionales, con pureza, viéndose obligado a saludar desmonterado ante la fortísima ovación. Quizás el único pero a la faena de Fortes fue cierta falta de continuidad, los altibajos en los que el molestísimo viento tuvo mucho que ver al levantar la muleta y hacer que el toro punteara la tela desluciendo los pases. Pero Fortes ha estado muy templado, bien colocado, anunciando en muletazos sueltos por el pitón derecho lo que luego sería por el izquierdo. Toreo templado y bajando la mano a un toro que humillaba y metía la cara con clase descomunal, naturales con hondura, con un temple y una despaciosidad inmensa, algunos de esos naturales nos hacían volar hasta La México y ese toreo cadencioso y lento que allí se estila tanto. Extraordinario el malagueño con la mano izquierda, a pesar del viento, enorme mérito por su parte. La guinda a su toreo templado al natural llegó con unos bellísimos ayudados por bajo al final de la faena y un estoconazo que hizo rodar al victorino y sirvió para que cortara la única oreja de la tarde. Fue la única porque en el sexto se atascó con la espada, porque de lo contrario estoy convencido que habría abierto la Puerta Grande. Este sexto derribó al caballo de Antonio Muñoz que quedó con su pierna derecha atrapada bajo el peso de la cabalgadura, afortunadamente sin consecuencias y mostró un comportamiento incierto en los primeros tercios. Con la muleta no se lo pensó dos veces Fortes, se fue directo a la mano izquierda y empezó a torera al natural sin más probaturas. De nuevo gran toreo al natural, templado, hondo, con muletazos de excelente trazo, siempre bajando la mano, bien colocado, encajado, ligando las series con clase, y eso que tuvo que luchar contra el viento que no daba tregua y contra un toro que si bien humillaba y tenía calidad tampoco era un hermanita de la caridad ya que también rebañaba y buscaba los tobillos, repone y se revolvía con enorme rapidez. De nuevo firme el malagueño, sin dejarse ganar la partida. La lástima ha sido que haya matado tan mal al que cerraba plaza porque estoy seguro que hubiera cortado la segunda oreja y con ella el sueño de cualquier torero, abrir la Puerta Grande de Madrid. Pero desde luego que la imagen que ha dejado hoy en Las Ventas es muy esperanzadora de cara al futuro.
Y así es como he visto este arranque de temporada venteña. Con cierto amargor porque esperaba otra reacción por parte de la plaza ante lo que suponía la corrida de Victorino pero con la alegría de volver a sentarme en mi tendido y estar de nuevo junto a amigos viendo toros. El Domingo de Resurrección más.

Antonio Vallejo

miércoles, 21 de marzo de 2018

Última de Fallas bajo el diluvio




Adios a las Fallas 2018, se acabó un año más la más madrugadora feria de primera, una feria de fallas que creo que ha sido de notable alto, en la que hemos visto muchas y muy buenas cosas, una feria a mi modo de ver muy bien confeccionada y en la que solo encuentro un lunar, muy preocupante y que debe hacernos reflexionar, que ha sido la escasa asistencia de público en la mayoría de las tardes. Si exceptuamos las tardes del viernes con la corrida de Nuñez del Cuvillo para Castella, Manzanares y Roca Rey, la del sábado con toros de Garcigrande y Domingo Hernández para Ponce, Talavante y Ureña y la del domingo para Ponce, Perera y López Simón que han llenado los tendidos, la sotas seis tardes que componían el ciclo gallero han registrado una, para mi parecer, muy pobre entrada. Ni un cuarto de plaza en las dos novilladas y, siendo generosos, media entrada en las cuatro corridas de toros restantes. Y eso que, repito, la confección de los carteles me ha parecido muy acertada tanto en el aspecto ganadero, en mi opinión Fuente Ymbro, Garcigrande, Nuñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq, Victoriano del Río, Alcurrucén o Jandilla son hierros de lujo y de reputación sobrada con presencia en todas las plazas de primera,  como en los matadores anunciados, pero parece ser que nombres como Antonio Ferrera, David Mora, José Garrido, Juan José Padilla, Fandi, Román, Luis David  Adame, Álvaro Lorenzo, Juan Bautista, Daniel Luque, Jesús Enrique Colombo o Ginés Marín no han sido suficiente atractivo para llenar la plaza en la primera de las grandes citas de la temporada. A mí me parece sorprendente, sobre todo en una plaza como Valencia que se caracteriza por un público entusiasta al que le gusta disfrutar de sus fiestas, pero así ha sido y me ha dado mucha pena el aspecto tan desolador de los tendidos que he podido ver por televisión. Sin ir más lejos, la tarde del lunes, 19 de marzo, día de San José, el día grande de Valencia, con una corrida de Victoriano Del Río para Antonio Ferrera, Ginés Marín y Jesús Enrique Colombo la plaza haya registrado una, en mi opinión, pobre media entrada siendo generoso una vez más y tirando un poco por lo alto. Bien es cierto que esa tarde la climatología no acompañaba, que cayó agua a mares, pero, demonios, era el día grande de las Fallas, festivo en Valencia, y el aspecto de los tendidos  fue deprimente no solo por el escaso público, también por la triste imagen de los aficionados parapetados tras un mar de paraguas. Una corrida que, al menos en mi modo de entender los toros y la Fiesta, no tenía que haberse celebrado. Hoy en día la previsión meteorológica es muy exacta, todos manejamos a diario cantidad de aplicaciones que nos predicen el tiempo por horas y con una exactitud tremenda. Planeamos viajes, actividades deportivas, celebraciones, etc según esos pronósticos. ¿Por qué los toros no?. Para mi una tarde de toros es un motivo para disfrutar de una arte, al menos con esa disposición voy a la plaza o, como en esta feria de Fallas, me siento frente al televisor para ver la retransmisión de Canal Toros. Cuando voy a la plaza lo que quiero ver es la fiesta de los toros en toda su dimensión, en toda su integridad, y para ello creo que deben darse unas condiciones mínimas. Y el lunes esas condiciones mínimas no se daban. He traído hasta esta entrada dos imágenes extraídas de Mundotoro que definen perfectamente por qué no debía haberse celebrado esa corrida. Juzguen ustedes, yo lo tengo claro. La primera muestra unos tendidos semipoblados de aficionados acurrucados bajo los paraguas, destemplados, ¿eso es disfrutar de los toros?. Lo tengo claro, no. Yo no disfruto arrugado bajo un diluvio, incómodo, lo siento, debo ser muy raro pero lluvia y toros me parecen incompatibles. ¿Y el barrizal en el que tuvieron que torear Ferrera, Marín y Colombo?. Estaba impracticable, asqueroso, vean la imagen. Además del peligro que eso genera en los toreros que de por sí juegan la vida ante la cara del toro, como para encima añadir más riesgos,  que deben tomar todas las precauciones y alguna más, y de lo que condiciona al toro que sobre ese barrizal no puede desarrollar sus condiciones al cien por cien. ¿Alguien se imagina que en la tierra batida de Roland Garros se jugara un partido de tenis sobre un lodazal parecido un día de lluvia?. Ni de coña, inimaginable. Viendo las previsiones (en Valencia se sabía que llovería a la hora de la corrida y así fue durante todo el festejo) se suspende, y en el caso de empezar sin lluvia y que se pusiera a diluviar durante el partido, también se suspende, por. mucho que insistieran los tenistas, por respeto al público y al integridad del espectáculo. Lo mismo debiera haber sucedido el lunes en Valencia. Si se hubiera aplicado la lógica no debiera haber celebrado, aunque los toreros hubieran insistido. Ya sé que es una pu...., perdón, un faena enorme para la empresa que si aplaza el festejo tendría que devolver el importe de sus localidades a quienes lo pidieran, que es difícil encontrar fecha y hora para celebra el festejo, que los toreros tiene compromisos firmados y puede que no tengan fechas, todo lo que quieran, pero la Fiesta debe celebrarse en toda su dimensión y con garantías. En esas condiciones resultaba imposible. Al menos esa es mi opinión, que cada cual saque sus conclusiones. 
Para mi ha sido un triste y gris final para una muy buena feria. Una feria en la que para mí ha sobresalido el compromiso, la entrega y la disposición de todos los toreros, con un nivel artístico de sobresaliente en muchas tardes, en la que me ha encantado ver a los novilleros con las ganas y la ilusión de quienes empiezan y tiene que abrirse camino en este difícil mundo del toreo, que ha estado como debe ser, como toda la vida se ha dicho, en novilleros. Una feria que, como todas, ya ha anunciado su premios en las diferentes categorías, una feria que tiene un nombre por la que será recordada para siempre: Enrique Ponce, majestuoso. Sus cuatro orejas y dos puertas grandes en el plazo de veinticuatro horas son algo histórico, su arte magistral, celestial, su torería le convierten en el gran triunfador de las Fallas sin discusión posible. Igual que Jesús Chover como novillero triunfador tras las dos orejas cortadas al sexto de Fernando Peña, indiscutible. Como mejor corrida ha sido elegida la de Alcurrucén, en un ciclo que a mi modo de ver se ha caracterizado por unas corridas serias y bien presentadas, quizás la de Garcigrande haya sido la más discreta en este apartado, pero las hechuras me han parecido muy buenas en general y han salido muchos toros de bellísima estampa. Hablando de toros, el premio al mejor toro de la feria se lo ha llevado Economista, de Alcurrucén, al que David Mora cortó una oreja, en pugna con Rosito, de Nuñez del Cuvillo que  Roca Rey desorejó la tarde del viernes. Y en cuanto al mejor subalterno le ha correspondido el honor a Ángel Otero, a las órdenes de David Mora, con tan solo un voto de diferencia sobre otro de los grandes del toreo de plata, Javier Ambel, a las órdenes de Miguel Ángel Perera. Sinceramente, creo que una tan buena feria como ha sido la de estas Fallas merecía un final mejor. Pero como siempre, las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran.
Gris final por el color del cielo, triste final por el pobre aspecto de los tendidos el día del patrón de la ciudad. Una corrida de Victoriano del Río que me gustó en cuanto a presencia y seriedad, de buenas y variadas hechuras excepto el primero, muy feo, la verdad, y con trapío suficiente para una plaza de primera, de juego desigual, con un gran toro, el cuarto, premiado con la vuelta al ruedo, deslucidos y sin opciones el primero, quinto y sexto, complicado y exigente el tercero y con movilidad y clase el segundo. Una corrida en la que la terna ha estado por encima del juego de los toros, con la duda de si el pésimo estado del ruedo ha influido en el comportamiento de alguno de los ejemplares lidiados. 
Antonio Ferrera cuajó en 2017 una temporada portentosa tras su calvario por una grave  lesión de los ligamentos de su rodilla , en plena madurez, con una torería superior, triunfador en Sevilla, extraordinario en Madrid en San Isidro y nos dejó con la miel en los labios al no poder verle en Otoño por la cogida sufrida en los sanmateos de Logroño. Muy solvente, técnico y académico anduvo con su primero, un toro feo d hechuras y de comportamiento, de embestida descompuesta y con nulas opciones para el lucimiento. Lo mejor fue la estocada para quitarse de en medio al de Victoriano del Río. Nada que ver el cuarto, segundo del lote del balear, un toro con ritmo, clase y nobleza que humilló y tomó la muleta con celo, repetidor, y que permitió a Ferrera disfrutar con un toreo de ensueño, encajado, templado, suave, despacio, cadencioso, abandonándose por momentos, dibujando redondos y naturales cargados de emoción y belleza, torería máxima. Toreó con el alma, dejando que todo surgiera del sentimiento, dejando que mandara la inspiración, con naturalidad, toreo nacido de ese corazón tan grande que tiene. El final de faena con ayudados por alto, bellísimos, fueron el epílogo perfecto para una obra maestra que fue una pena que no se culminara con un espadazo porque estoy seguro que las dos oreja hubieran caído en sus manos. Pero más allá de los trofeos el toreo es sentimiento, pasión y emoción, y eso lo ha tenido a toneladas la faena de Antonio Ferrera a este gran cuarto de Victoriano del Río.
Ginés Marín tuvo que vérselas y pelear con su lote y con un diluvio tremendo que cayó durante la lidia de sus dos toros. Solo en el segundo pudo el jerezano lucir su extraordinario toreo. Sensacional con el capote, verónicas templadas, cadenciosas, ganando pasos y una media de remate de cartel demostrando lo magnífico capotero que es. Sorprendió al rescatar un quite casi olvidado, el de la media luna, con el capote plegado en esa forma, que luego he sabido y leído que se llama morelianas, siendo volteado afortunadamente sin consecuencias debido probablemente al lamentable estado del barrizal en el que se estaba jugando la vida, lo mismo que hizo con un quite por chiquilinas ajustadas que puso en pie a la plaza, algo nada fácil con tanto paraguas. Extraordinario con la muleta, por ambos pitones, templado, encajado, ligando la series con gusto y una clase enorme, recordando en algunos lances a la grandísima faena que el pasado San Isidro cuajó a Barberillo, el toro de Alcurrucén al que desorejó el día de su confirmación de alternativa. Toreo caro, toreo con empaque que fue una pena que se quedara sin premio por el fallo con los aceros. En su descargo tengo que insistir en que a la hora de entrar a matar la cortina de agua que caía hacía casi imposible ver. El mérito que tiene matar a un toro en esa condiciones me parece que está por encima de los apéndices que se puedan cortar. Con el quinto, sin clase, deslucido, sin raza alguna y con más diluvio y barro para aburrir bastante hizo con estar delante de su cara y sacarle algún muletazo. Pundonor y vergüenza torera de un joven que quiere y tiene pinta que va a ser figura del toreo. Lo mostrado ayer lunes en Valencia así lo corrobora.
El venezolano Jesús Enrique Colombo volvía a la plaza en la que fue corneado el pasado mes de octubre, la misma a la que deslumbró en la pasada feria de Fallas por su entrega y valor, aparte de unas condiciones físicas descomunales que le hacen ejecutar unos tercios de banderillas con una potencia y una emoción fuera de serie. Y volvió a hacerlo, alucinante, sobre el lodazal, con muchísimo riesgo y peligro porque un resbalón en este tercio puede suponer una cogida grave, pero le dio igual. Tremendo, cómo coloca los pares este tío, parece que vuela delante de la cara del toro y cuando clava los palos da la impresión que va a reventar al toro. Y con le ruedo como estaba, se le ocurre poner un par al violín y por adentro, ¡la leche!. No es de extrañar que fuera volteado, quedando solo en un susto. El tercero se quedó ahí, se desfondó en el capote y en banderillas y en la muleta fue reservón, medía, buscaba con mala intenciones debido a su falta de fuerzas. Le dio igual a Colombo, le plantó cara, aguantó parones y miradas, tragó lo indecible, valiente y firme, derrochando entrega y disposición. No se le puede pedir más ente ese toro y las condiciones horribles del suelo. Mató de un espadazo y cortó una oreja de ley, premio a su valor sincero. Con el que cerraba plaza y feria solo pudo mostrar ganas y tesón. Un toro desarmado y deslucido que no tenía ni medio pase. Voluntad a raudales pero era imposible cualquier atisbo de lucimiento. Eso sí, el sabor de boca que ha dejado el venezolano invita a repetir, le veremos en muchas plazas, concretamente en Madrid el 30 de mayo confirmando alternativa con Ponce como padrino y Castella como testigo. 
Por tanto, adios a Fallas y ¡hola a todo lo que viene!. En cinco días el Domingo de Ramos en Las Ventas con los victorinos, luego Resurrección en Sevilla, palabras mayores para abrir la temporada maestrante, y Madrid. Sin darnos cuenta el abril sevillano y por después San Isidro. ¡Una locura!, bendita locura.

Antonio Vallejo

lunes, 19 de marzo de 2018

Ponce, Ponce, Ponce y siempre Ponce, eterno


No se han equivocado, no, para nada, esta no es la entrada de ayer, no es una repetición, ni mucho menos.  Sigan leyendo, vean la foto, observen la diferencia, no es la misma. Ayer fue la antepenúltima obra maestra del maestro más grande de la historia, hoy ha sido la penúltima, mañana será la última en la plaza que sea y tendrá fecha de caducidad porque a esa le sucederá otra que la destrone. Así una tarde tras otra, una feria tras otra, inagotable, eterno, inmortal, superando en tan solo 24 horas lo que parecía imposible. De la foto de ayer cambia únicamente el vestido, el resultado es el mismo, nada cambia, la vida sigue y un nombre seguirá sonando en todas la plazas como el número uno indiscutible del toreo, temporada tras temporada, y ya van 28, pero quedan muchísimas más a juzgar por el extraordinario estado de forma que presenta el maestro de maestros. Nada se le resiste, nada se le pone por delante, él sigue dictando cátedra allá donde torea, rindiendo y poniendo a sus pies hasta a los sectores que más le odian, porque no puedo decir críticos, es odio puro el de algunos que ya sabemos y que han tenido que claudicar, agachar las orejas y recular en tablas como mansos que realmente son ante el poderío y la torería de Enrique Ponce. Solo un figurón de leyenda, apenas dos horas después de abrir la puerta grande de Valencia en plena feria de Fallas es capaz de asumir la responsabilidad de aceptar la sustitución de su amigo Cayetano en la corrida de hoy domingo ante toros de Juan Pedro Domecq. Lo ha hecho por compromiso real con la Fiesta, por responsabilidad torera cuando su Valencia se lo ha pedido, por su inmensa grandeza como figura de  época, demostrando también su estratosférica dimensión humana que le hace dar siempre el paso adelante que haga falta cuando se le necesita. Torero y hombre íntegro que hoy ha agigantado aún más su leyenda, un escalón más de los muchos que aún le quedan por subir en esa escalera que le lleva al cielo del toreo, al Olimpo de la Tauromaquia.
Ayer lo dije y tengo que repetirlo. Pasan los años, aparecen y desaparecen quienes parecen llamados a suceder al maestro de Chiva en el trono el toreo, nombres que ilusionan y que algunos llegan a ser figuras, otros se quedan por el camino y alguno que pudiendo y con condiciones de valor y arte de sobra para ser leyenda del toreo da un paso a un lado, abandona a una Fiesta que le necesita, deja las grandes plazas y las primeras ferias para buscar acomodo en tardes anunciadas con cuentagotas, llenas de fans incondicionales y con toros elegidos con esmero y muchos condicionantes en las que lo sorprendente es que no se conviertan en una lluvia de orejas y rabos. Enrique no, Enrique no deja tirada a la Fiesta, la ama, vive por y para ella, la defiende como debe hacerse, con compromiso, con responsabilidad, con arte, con torería infinita. Lo lleva haciendo 28 años y los que quedan. Eterno, inmortal Enrique.
Ayer fueron Alejandro Talavante, con nula suerte en su lote, dos toros sin raza, descastados, sosos y deslucidos que no se emplearon ni se prestaron al mínimo lucimiento y ante los que se estrelló el extremeño, y Paco Ureña, que dio una lección de valor, compromiso y, sobre todo, verdad, jugándose la vida a pecho descubierto, tragando parones y malas miradas de sus dos toros, muy peligrosos ambos, aguantando arreones, descolgaban la cara, sabían lo que se dejaban detrás  y buscaban herir con saña, pero a los que el murciano sometió a base de entrega, de ponerles la muleta adelantada y poderles por bajo, sacando redondos y naturales de muchísimo peso tanto por su valentía como por la belleza de los muletazos. Tanto se la jugó Ureña que fue feamente cogido por el sexto en unos segundos dramáticos. Hecho un Ecce Homo remató la faena con una gran estocada que sirvió para pasear una oreja. Hoy ha sido Miguel Angel Perera quien ha estado por encima de su primero, muy suficiente y firme, con su poderío habitual ante un toro soso y deslucido de muy escasa emoción y transmisión y que ha perdido una oreja por el mal manejo de la espada en el segundo de su lote tras una faena a un buen juampedro, con clase y movilidad, al que ha toreado templado, sacando muletazos de excelente trazo por ambos pitones, adelantando la muleta, alargando el viaje, bajando la mano, segurísimo, para acabar con ese toreo vertical acortando las distancias, en las cercanías de los pitones, pasándose al toro rozando la taleguilla como si nada, impasible, con emoción y transmisión, y también hoy podría haber sido la noticia el madrileño Alberto López Simón, quien desde su cambio de apoderamiento retomó la senda de una carrera triunfal que se había venido abajo durante unos meses en los que se veía al de Barajas deprimido, abatido, desconfiado, sin sitio, en un estado muy preocupante. Pero resurgió y volvimos a ver poco a poco al López Simón que despegó como un cohete hace tres San Isidro, en aquel para él mágico 2015. Hoy ha cortado dos orejas, una a cada uno de su lote, y ha salido a hombros por la puerta grande de Valencia tras dos faenas presididas por el temple y el toreo pausado, dando distancia a unos toros que lo pedían, sin encimarlos tanto como otras tardes le he visto, sacando muletazos excelentes por ambos pitones, largos, bajando la mano, toreo clásico que ha alternado con fase de toreo enlazado, como el inicio de faena al sexto de rodillas en el mismo centro del anillo, arrebatado, y las manoletinas ajustadas que cerraron la faena al último de la corrida. Un extraordinario estoconazo recibiendo al tercero y una estocada entera al sexto le han valido al madrileño los trofeos para salir a hombros. 
Estos cuatro nombres habrían sido la noticia de las fallas en estos dos días, sobre todo López Simón. Pero vuelvo a lo de siempre, aparece Enrique Ponce en escena y eclipsa todo. Primero, dos puertas grandes en la misma plaza de primera y en el plazo de 24 horas, algo que no sé si se habrá visto alguna vez. Segundo, el valor de las orejas cortadas y de las robadas ayer por un presidente indigno con dos faenas antológicas, llenas de torería, de elegancia, de temple, de clase, de gusto, de técnica, de conocimiento del toro y los terrenos, una clase magistral de la tauromaquia de Enrique. La penúltima cátedra de tauromaquia impartida por la figura más grande que a mi modo de ver y entender ha dado el toreo a lo largo de toda su historia. Ayer fue la penúltima, hoy ha sido la última de momento, mañana puede verse desbancada por otra antología torera.
Ha sacado petróleo de un primer toro soso y deslucido del que había que tirar para que embistiera. Ponce lo hizo con maestría y esa facilidad, superioridad insultante me parece a mí, que tiene delante de la cara de los toros, llegando a hacernos creer que hasta los peores toros son buenos en su muleta por una técnica fuera de serie. Ha sido increíble lo que ha sacado a su primer toro, redondos y naturales que parecían imposibles, con la figura erguida, plantado en la cara del juampedro, poniéndole la muleta y conduciendo la desentendida embestida del animal con una maestría única. 
De nuevo ha sido en el cuarto donde el sueño se ha hecho realidad, el sueño del toreo más caro y bello que cualquier aficionado pueda desear. A mi ya se me han acabado los calificativo hace mucho, no encuentro ninguno que describa todo lo que me hace sentir el toreo de Ponce, todos se me quedan cortos para transmitir lo que he visto hoy gracias a Canal Toros. Una vez más lo digo sin rubor, el mejor maestro de toda la historia, con la diferencia que a Enrique lo estamos disfrutando en toda su carrera, desde que empezó hace 28 años hasta hoy, sin que en el horizonte se pueda adivinar un hipotético final del toreo de Ponce, un auténtico regalo del cielo, como bien lo han reconocido todos los aficionados que han llenado los tendidos de la plaza valenciana con una atronadora ovación al romperse el paseíllo, no por el triunfo de ayer, sino por toda su trayectoria y por el gesto de gallardía y valentía al aceptar matar la corrida de hoy.
Maniquí se llamaba este cuarto de Juan Pedro. ¡Que dos verónicas templadísimas, cadenciosas, acompañando la embestida con la cadera, jugando las muñecas con suavidad y una larga cordobesa de una estética y una belleza extraordinaria!. Casi tanta belleza como el quite por delantales al tercero, sedosos por su suavidad extrema, cada lance un cartel. Igual que la torería con la que ha conducido al toro hacia el caballo, a una mano, relajando el brazo, desmayando la figura, sensacional, con una naturalidad que deslumbra y enamora. Un toro con mucha clase y movilidad pero justo de fuerzas con el que Enrique ha compuesto una sinfonía perfecta en la que todos y cada uno de los instrumentos afinaban a la perfección y los acordes eran magia pura para los sentidos. Redondos con la figura erguida y los brazos desmayados, enroscándose al toro, con un temple descomunal, una suavidad exquisita, acariciando la embestida, mimando al juampedro para que sacara todo su fondo. Cambios de mano excelsos, revestidos de la elegancia y la plasticidad del toreo de Enrique, toreo profundo, toreo hondo. Hacía mucho que no veía a un Ponce tan encajado y relajado, disfrutando del toreo, soñando el toreo, componiendo nota a nota, lance a lance,  la más bella partitura  de su carrera, de momento. Los naturales que surgen tras un garboso molinete  son supremos, templados, largos, hondos, la mano muy baja, con el desmayo poncista que eleva la millonésima potencia la belleza del conjunto de su obra. Enloquecidos los tendidos, rotos a aplaudir, hipnotizados por la magia de Enrique, toreando de verdad, sin trucos ni ventajas, citando los naturales con el envés de la muleta para completar los lances con una profundidad abismal y rematar las series con unos de pecho de pitón a rabo monumentales. Un pase de la flores para ligar dos tandas en redondo reunida y ajustada, con desmayo, pasándose al toro por la cintura en una baldosa, de enorme emoción y belleza, dos tandas rotundas que ponen de nuevo en pie a los tendidos, roncos ya de gritar olés desaforados a cada muletazo. Vuelve al natural con otro cambio de mano superlativo, abandonado, disfrutando de la que sabe es su nueva obra maestra, poncinas, cambios de mano por la espalda, otro de pecho que dura toda una eternidad, pases y más pases entre la primera raya y las tablas, molinete, otro cambio de mano, los abaniqueos tan propios del maestro, ¡y sigue toreando!, ¡y sigue disfrutando!, ¡y sigue soñando el toreo más bello! todo enmarcado en la naturalidad, la elegancia y la despaciosidad de un toreo único e inigualable. No sabría explicar el estado de  los tendidos valencianos. Enloquecidos es poco, delirio me parece escaso, quizás éxtasis se acerque a lo que se sentía en la plaza y lo que yo he sentido a través de la televisión. Toda la plaza, absolutamente toda, puesta en pie al grito de "torero, torero", frotándose los ojos para cerciorarse que era verdad lo que estaban viendo, un nuevo magisterio de tauromaquia. Y por si faltaba algo ha finalizado la faena con ambas rodillas en tierra al hilo de las tablas, toreando por el pitón derecho con una largura superlativa, como si fuera un novillero que tiene que triunfar sea como sea para abrirse camino, como si estuviera empezando, como hacía en sus primeras tardes como matador de toros. ¡Pero es que lleva 28 años de alternativa y sigue con las mismas ganas y la misma frescura que aquel día de 1991!. ¿Y por qué?. Porque respeta y dignifica al toro, respeta y dignifica al toreo, respeta y dignifica a los aficionados y es torero desde que se levanta hasta que se acuesta, un día tras otro, dentro y fuera de la plaza. Solo así pienso que puede entender ese milagro que es Enrique Ponce. Un estoconazo volcándose sobre el morrillo para hundir la espada hasta la empuñadura y hacer rodar al toro sin puntilla. 
Dos orejas incontestables para hacer historia, otra puerta grande y otra salida hombros, 39 ya en Valencia, cuarta puerta grande consecutiva en cuatro corridas que lleva en la temporada española, la de Olivenza, la de Castellón y las dos de Valencia, agrandando más aún su leyenda. La apoteósica vuelta al ruedo y la despedida en el mismísimo centro del ruedo ante la totalidad de los tendidos coreando el grito de "torero, torero" resume todo. No hay palabras para expresar la emoción inmensa que he sentido una vez más, con la certeza que quedan muchas más tardes de gloria para soñar el toreo como lo hace Enrique.
Ponce, Ponce, Ponce, siempre Ponce, eterno e inmortal.

Antonio Vallejo

domingo, 18 de marzo de 2018

Ponce, Ponce, Ponce y siempre Ponce, eterno


Pasan los años, llegarán nombres nuevos que suenen para ocupar el trono del toreo, generarán ilusiones, algunos incluso se convertirán en realidades, llegarán modas, durarán más o menos, otras pasarán, pero solo hay uno que queda, por el que no pasa el tiempo, un número uno atemporal, temporada tras temporada, que llegue quien llegue da igual, el trono del toreo es de uno solo, un valenciano, un torero de pies a cabeza, un hombre íntegro dentro y fuera de los ruedos, un figurón del toreo, para mí el más grande de la historia, lo digo y lo repetiré, el maestro de maestros, Enrique Ponce. Nunca nadie ha estado en lo más alto año tras año, nadie ha competido con su generación y las que han venido por detrás sin dejar de ser el mejor, nadie, como dijo ayer el maestro Emilio Muñoz, tras 28 años de alternativa sigue abriendo la puerta grande de todas las plazas de primera, de segunda y de lo que sea, da igual, su toreo está por encima de cualquier clasificación. Pasan los años y Enrique sigue ahí, en lo más alto, fresco como el primer día, en su mejor momento.   Sevilla, Bilbao, México, Pamplona,  Málaga, Zaragoza, Madrid... y hoy otra vez Valencia, tarde tras tarde superando registros, tarde tras tarde mejorando la que parecía su obra maestra, tardes y tardes que aún quedan por ver y que harán historia  Dos orejas que ha cortado al cuarto y al menos otra más debía haber sido al primero si no se la hubiera robado un personaje cuyo nombre no conozco ni me importa que en esta tarde de sábado ocupaba el palco. Una vez más tenemos que soportar  que alguien que no es nada, que circunstancialmente está ahí sentado y que por un día tiene la potestad de sacar o no un pañuelo blanco, niegue una oreja pedida por una mayoría absoluta de los aficionados  en una clara violación de lo que dicta el reglamento. No sé si lo habrá hecho por capricho, por afán de protagonismo o por ignorancia . Da igual, en cualquier caso es una falta grave y ya se repite demasiado como para no tomar en serio la necesidad de hacer algo para frenar los desmanes que tantas tardes vemos en los palcos de nuestras plazas de toros y que tanto daño hacen a la Fiesta.
Por segundo día consecutivo lleno a reventar en los tendidos de Valencia para ver a Enrique Ponce, Alejandro Talavante y Paco Ureña frente a toros de Garcigrande- Domingo Hernández que han lucido divisa negra en señal de luto por la muerte hace unas semanas del ganadero Domingo Hernández. Vuelvo a lo mismo, ¿que entrada hubiera registrado la plaza si en el cartel hubieran estado anunciados Ureña, Garrido y Juan del Álamo ante los mismos toros?. Un cartelazo, sin duda, al menos a mí me lo parece, y a muchísimos aficionados también, pero me temo que solo con el interés de  los "aficionados" no hubiéramos llenado mucho más de media plaza. Que claro, por enésima vez, cual es el verdadero reclamo para atraer al gran público a los toros. Un público que ha roto en una gran ovación a Enrique Ponce tras romper el paseíllo y que el maestro ha querido compartir con Talavante y Ureña. Precioso y emotivo homenaje de la plaza de Valencia hacia su paisano y detalle de señorío y respeto del maestro hacia sus compañeros, un gesto que le honra una vez más.
Reservón y frenándose en el capote de Ponce el primero sin permitir el lucimiento del maestro de Chiva. Se va suelto al caballo que guarda puerta y a la salida del puyazo cambia su comportamiento y embiste con  clase en el capote de Ponce que deja un ramillete de verónicas extraordinarias rematadas con una media excelente. Talavante replica en su turno de quites con uno por chicuelinas y un remate a una mano de mucho gusto que es respondido por Ponce  por el mismo palo, chicuelinas a manos bajas templadas y cadenciosas que también remata a una mano con una elegancia superlativa. ¡Qué delicia volver a ver el pique en quites! Una costumbre que se va perdiendo y que tantas tardes de gloria ha dado a lo largo de la historia. Toro con movilidad, que tras tomar los puyazos ha roto a embestir humillando, con movilidad, emoción  y transmisión. Lo ve claro el valenciano en el tercio de banderillas, como se desplaza el toro, con qué alegría le galope y clase en la embestida se arranca a los cites. Decidido Ponce a brindar al público, camino de los medios, se le arranca el de Domingo Hernández e improvisa una serie de ayudados por bajo de una estética y profundidad enorme rematada con garbo y elegancia con un natural supremo y uno de pecho aún mayor, todo ello en el centro del ruedo y con la montera aún en su mano derecha. Todo lo hace con naturalidad, elegancia y suavidad, una auténtica maravilla, como la imagen del maestro brindando al público con el toro como testigo a escasos metros de él en los mismos medios. A partir de ahí una antología de la tauromaquia de Enrique, el poncismo en su máxima expresión. Toreo templado, con empaque, ritmo y cadencia, con un inicio por bajo, genuflexo, sometiendo al toro que responde con bravura, humillando y persiguiendo la muleta con celo. Sensacionales tandas en redondo, con temple exquisito, poniéndole la muleta en la cara, sin quitársela, ligando los pases con una cadencia extraordinaria, muletazos largos y bajos que llegan a los tendidos, naturales desmayados de gran calidad pese a que el de Domingo Hernández protesta por ahí pero se impone el mando del maestro y saca una serie extraordinaria por ese pitón izquierdo. Más y más redondos que se suceden sin solución de continuidad, toreando erguido, con el brazo desmayado, encajado, ese toreo único tan particular y especial del maestro de maestros, con una clase y una elegancia infinita, llevando al toro tapado, concatenando los pases con una naturalidad pasmosa para finalizar una nueva lección de tauromaquia genuflexo, poncinas con una largura y una profundidad fuera de serie y adornos cargados de gusto y sabor, como el farol que remata la obra y que pone en pie a toda la plaza. Estocada entera desprendida y un descabello para inundar los tendidos de pañuelos blancos ante la chulería de un presidente que violando el reglamento niega la oreja pedida por el público. Un auténtico sinvergüenza que desata la ira de los tendidos y el enfado mayúsculo de Ponce que da una antológica vuelta al ruedo entre el cariño de los aficionados que se han sentido insultados por ese impresentable que ocupaba el palco. Enrique Ponce está por encima de una oreja más o menos, su lección de toreo queda ahí y eso no se lo va quitar ningún don nadie. Ni que decir que la bronca que se gana el susodicho aún resuena en todo el Levante español.
El cuarto, de Garcigrande, ha salido con una embestida incierta, deslucido en el recibo capotero, sin humillar, echando la cara arriba, tanto en los capotes como en el peto del caballo, sin emplearse. Mucho lo cuida Ponce a la salida del caballo, con una suavidad exquisita, con mimo y dulzura para ir templando esas brusquedades, parando los arreones del garcigrande y mostrándole el camino de cómo hay que embestir. Magia pura en el capote del maestro que ha ejecutado un extraordinario quite por delantales con una calidad suprema, un gusto y un sabor que rompe todos los límites con la media de remate, un canto a la belleza. Primeros compases de la faena con suavidad, por bajo, ganándole pasos para sacarlo más allá de las rayas con elegancia. Sensacional una vez más Ponce, llevando al toro siempre con la muleta en la cara, ligando los redondos con temple exquisito, tapando el defecto que tiene el de Garcigrande de echar la cara arriba para poco a poco someterlo en su muleta y sacar tandas de redondos largos de enorme calidad y mérito. Lo mismo al natural, excelente, templando mucho, ajustando la altura y la velocidad a la exigencia del toro, magisterio pancista de técnica y mando, tirando del animal que se queda a medio muletazo pero que el poderío del maestro hace que llegue a completar y vaciar la embestida, citando al toro con el reverso de la muleta para cambiarla en el último segundo con un giro de muñeca y dejarla planchada en la cara para ejecutar los naturales de una manera bellísima. El epílogo de faena con redondos en paralelo a las tablas de extraordinaria largura, relajado, desmayado, enroscándose al toro para rematar con uno de pecho antológico pone de nuevo a toda la plaza en pie, las poncinas finales y un cambio de mano genuflexo de extraordinaria largura y unos molinetes de rodillas entre gritos de "torero, torero" de un público entregado pregonan un  triunfo grande que llega tras un pinchazo y un estoconazo que pasaporta al de Garcigrande y llena los tendidos de pañuelos. Muestra del desastre del palco es que ha sacado con enorme rapidez los dos pañuelos concediendo las dos orejas para compensar su grave error en el primer toro. No entro a discutir si dos orejas son premio justo para Ponce en este cuarto. Para mí sí, por la lección de técnica, de ciencia taurómaca y conocimiento supremo de Ponce para someter a este toro exigente y difícil a lo que ha sumado gusto y torería, aunque haya pinchado al primer intento. Me da igual, su magisterio vale mucho más y la plaza de Valencia también lo ha debido pensar así tras contemplar la apoteósica vuelta al ruedo y su despedida en el centro del anillo entre más gritos de "torero, torero". 
Primera de las muchas grandes tardes que aún nos va a dar el maestro Ponce, el más grande de todos los tiempos y del que aún no conocemos su límite. Ponce, Ponce, Ponce y más Ponce, siempre Ponce, eterno Ponce, 28 años de alternativa, madurez plena y frescura como la del primer día, un torero de pies a cabeza por el que no pasan los años y del que aún nos queda mucho por disfrutar.

Antonio Vallejo

sábado, 17 de marzo de 2018

El temporal Roca Rey... ¡Y Manzanares!


Ya ni sé el tiempo que llevamos entre nevadas, lluvias torrenciales, vientos huracanados y tormentas en toda España. En Madrid desde luego que así estamos desde hace bastantes semanas y no para, para la próxima anuncian otro frente de lluvia y frío para que no perdamos la costumbre. No tengo ni idea de qué nombre le pondrán, porque ahora la moda es poner nombre al mal tiempo, vamos, a las borrascas  de toda la vida; que si Felix, que si Giselle, que si Ana. Con perdón, una auténtica chorrada, otra modernidad más, porque si bien eso es algo propio del Caribe y Norteamérica, en España jamás se ha dado en bautizar los temporales. Pues bien, hoy en Valencia ha llegado otra tormenta, un huracán, un ciclón, un auténtico temporal de toreo que tiene nombre propio, Andrés Roca Rey. Arrollador, rompedor, vibrante, electrizante el peruano frente al tercero bis llevando la locura a los tendidos, poniendo boca abajo, o patas arriba, según se quiera ver, el coso de la calle Játiva. ya sé que es una expresión muy poco taurina, pero es que no puedo reprimirme, ¡ha sido la releche!, no encuentro manera más gráfica de resumir lo que ha hecho Roca Rey. 
El que hacía tercero tuvo que ser devuelto a los corrales por inválido y en su lugar decidió el limeño correr turno y que saltara el anunciado sexto, Rosito, de buenas hechuras, serio, muy astifino, que ya en las templadas verónicas de recibo ha demostrado buenas condiciones, concretamente fijeza, movilidad y humillación, galopando con buen tranco. Se emplea en el caballo de José Manuel Quinta en dos puyazos metiendo los riñones y empuja con celo en el peto. Quita por tafalleras y tres lances con el reverso del capote desmayados de gran belleza en los que el de Nuñez del Cuvillo se mueve con alegría y metiendo muy bien la cara, humillando con clase. Replica Roca Rey, que no cede ni se deja comer un palmo de terreno, con otro quite por gaoneras ajustadísimas rematado por una revolera por la espalda y un bellísimo pase con el capote a una mano muy por bajo. En banderillas continua galopando con alegría y fijeza hacia Juan José Dominguez y Paco Algaba que ejecutan un buen tercio, con emoción. Roca Rey lo ve claro, sabe de las magníficas condiciones del cuvillo y se va hacia El Centro del anillo a brindar a un público ya entregado, rendido diría yo, al peruano. Inicia la faena con ambas rodillas en tierra entre la primera raya y las tablas pasándose al toro por la espalda y alargando un natural de rodillas que ha puesto a los aficionados en pie para rematar este prólogo con un trincheras y un pase de desdén que prende el delirio. No había hecho nada más que arrancar la faena y ya se presagiaba lío gordo en Valencia. Despacio, dándole pausas entre series Roca Rey ha toreado templado, con largura y por bajo a Rosito, un toro bravo, pronto, repetidor, con recorrido y que no ha dejado d humillar ni un instante, un gran toro. Series en redondo encajado, perfectamente colocado, ligando los muletazos por bajo, dándole distancia, llevándolo perfectamente toreado, ni un toque a las telas, alargando los muletazos y rematando las series con un cambio de mano de extraordinaria belleza o un circular por la espalda que ha finalizado en un pase de pecho antológico. Sobra decir que la emoción y la transmisión a esas alturas desbordaban a unos tendidos enloquecidos que se estaban dejando las manos a aplaudir. Inicia el toreo al natural con un ¡cambiado por la espalda con media muleta! pasándose los pitones del de Cuvillo a milímetros de la chaquetilla, impasible, como si nada, como tantas veces le hemos visto, despreciando al miedo, escalofriante, cortando la respiración. Naturales templados, despaciosos, con mucha profundidad, hondos, con la mano muy baja. Combina una arruina con otro cambio de mano larguísimo para ligar una soberbia tanda de naturales dándole el pecho a este sensacional toro que no se ha cansado de embestir y humillar con una bravura y una clase extraordinaria. El epílogo de la faena en los medios con una tanda en redondo bajando la mano hasta arrastrar la muleta por la arena y con una largura en los muletazos fuera de lo común a estas alturas del trasteo da paso a una bernardinas que encogen el corazón por lo ajustadas y como cambia la trayectoria del toro en el último segundo haciendo que los pitones rocen la taelguilla al pasar. El estoconazo hundiendo el acero hasta la bola rubrica una antológica faena de Roca Rey y vale las dos orejas y el presidente debiera haber sacado el pañuelo azul para una vuelta al ruedo que este Rosito de Nuñez del Cuvillo merecía. 
Hoy sí, hoy se ha llenado hasta la bandera la plaza de Valencia para ver una corrida de Nuñez del Cuvillo seria, astifina, para mi gusto muy bien presentada y de magníficas hechuras que ha dado un juego inetersante al margen de este tercer toro que ha sido bravo y con una calidad tremenda. Con recorrido y buen tranco el segundo, bravo, con fuerza y clase el cuarto, irregular pero noble y a mejor al final de faena el quinto y solo deslucieron el primero, falto de fuerzas y recorrido y el inválido sexto. Pero lo que ha hecho que se llenaran los tendidos valencianos no ha sido la presencia de los toros de Nuñez del Cuvillo, ha sido la presencia de Sebastián Castella, Jose Mª Manzanares y Andrés Roca Rey en el cartel. A su reclamo hoy se ha visto la imagen que nos gustaría en cada tarde de toros a lo largo y ancho de España. Más claro agua, y si no que anuncien los mismos toros con otros nombres de medio escalafón por muy atractivos que sean para el aficionado. No tengo ninguna duda de lo que hubiera pasado.
Pocas opciones ha tenido Sebastián Castella ante el primero, un toro precioso pero muy justito de fuerzas y con muy poco recorrido. Faena de técnica, académica, del francés pero que no ha encontrado eco en los tendidos por lo deslucido del animal. Con el cuarto, un toro de gran calidad y con una embestida de dulce Castella ha estado francamente bien, encajado, toreando con gusto a este animal bravo que tenía fijeza, repetidor  y que perseguía con celo los engaños humillando. Faena con gusto de Castella que ha iniciado con ayudados por alto tan habituales en su tauromaquia, dándole pausas para torear templado, con mucha suavidad, ligando las series por bajo, demostrando la clase y la suficiencia que tiene ante los toros, con algunos momentos de enorme emoción por ambos pitones aunque a la faena le faltó un punto de continuidad restándole un punto de emoción. Mató de una magnífica estocada y creo que una oreja hubiera sido justo premio a su toreo y que me ha dado la impresión que se ha pedido con suficiente fuerza y mayoría de pañuelos pero que el presidente no ha considerado así, para mí de manera equivocada. Decepción lógica del francés que m parece más que razonable.
Pero ¡ay, señores! esta tarde estaba en el ruedo de Valencia Jose María Manazanares, y eso es mucho. Ni un pero a las dos rejas de Roca Rey, ni le resto un átomo de mérito a su toreo, ni a la emoción que genera y lo que ha hecho sentir a los aficionados que llenaban los tendidos y a los que estábamos viendo la corrida por televisión, pero el empaque del toreo de Jose Mari, su clase, su figura, su porte, su elegancia ante la cara del toro, ¡ay señores, eso son palabras mayores!. Precioso el jabonero corrido en segundo turno y cuya lidia correspondía al alicantino. Un toro serio, astifino, cuajado, astarcanado de cuello y cara que desde salida se ha movido con buen ritmo y tranco. Saludo capotero de Manzanares  lanceando a la verónica con el gusto y el sello personal que da el maestro al toreo de capa, meciendo la embestida, con suavidad exquisita. Decía antes de Roca Rey que no se deja comer ni un paso y no perdona una. Lo ha demostrado en su quite reglamentario a este toro, un quite por chicuelinas ajustadas y las manos bajas que ha sido espectacular. Le ha molestado el viento a Manzanares, pero no ha sido obstáculo para que el maestro haya cuajado una extraordinaria faena en la que ha dejado patente una vez más su clase y torería. Yo entiendo que a cada uno le llegue la emoción de esta fiesta de manera diferente, pero a mi me llena con toreros como Manzanares. Tandas en redondo templadas, con largura, dejando la muleta planchada, jugando las manos y las muñecas con una suavidad superlativa, conduciendo la embestida del toro con una calidad extraordinaria, alargando el muletazo, con la mano muy baja, componiendo la figura para lograr un conjunto de extraordinaria belleza y rematando con unos pase de pecho únicos, muy largos, eternos, llevándoselos al hombro contrario, tanto que por momentos parece que va a dar un circular pero no, es un pase de pecho ¡y qué pase de pecho!. Naturales con hondura, ligados por bajo, perfectamente colocado que levantan los olés, un cambio de mano excelso y muchos quilates de toreo caro en la muleta de Manzanares. Estoconazo de premio, para mi el mejor de la tarde, seguramente de la feria, y quizás una de las mejores estocadas que he visto en mi vida, para pasaportar al de Nuñez del Cuvillo sin puntilla ¡en 11 segundos!. Una oreja de ley para Manzanares que una vez más nos ha dejado ese sabor de su toreo, de su clase y su elegancia natural, ese toreo  de siempre que a mi me llega y me llena.

Antonio Vallejo


jueves, 15 de marzo de 2018

De la importancia de Garrido a la mezquindad del palco


Parece que la feria de Fallas va cogiendo velocidad de crucero y los aficionados y el público en general van dando un aspecto más saludable a los tendidos. Hoy, al menos por los planos que ha ofrecido Canal Toros, parecía algo más de media entrada. Algo es algo, pero efectivamente habrá que esperar a mañana para ver el primer lleno en el coso de la calle Játiva. Por lo que han comentado al final de la retransmisión se ha agotado el papel y se ha colgado el cartel de "no hay billetes" para la corrida de Nuñez del Cuvillo que matarán Castella, Manzanares y Roca Rey. Una vez más queda patentemente demostrado cual es el reclamo para que la gente acuda en masa a los toros. No hay otro, ese reclamo se llama las figuras. Lo demás es muy interesante para el aficionado-aficionado, pero para difundir al máximo la Fiesta y hacer que la gente quiera ver toros y vaya a la plaza está claro que hay que ponerle nombres que llamen la atención. Justo o injusto, nos puede gustar o no, pero es así, para bien y para mal. Por eso sigo pensando que en este San Isidro puede haber carteles de mucho "interés" que decimos los aficionados, pero faltan más tardes con nombres de relumbrón, con las máximas figuras acarteladas para atraer al gran público, tan necesario y respetable aunque algunos "puristas" los ninguneen y desprecien. Hay que dejar de mirarse al ombligo, alejarse de esa sensación de ser los guardianes del Grial del toreo y darse cuenta que los toros son una fiesta popular, como eso nacieron hace siglos, para celebrar victorias, coronaciones, nacimientos de príncipes  bodas de reyes  onomásticas... y como tal deben seguir entendiéndose. ¿Queremos que la tauromaquia sea lo que siempre fue, un espectáculo de masas o queremos encerrarnos en el purismo, la exigencia, la autocomplacencia y la endogamia?. Un debate en el que caben muchas opiniones y en el que yo me decanto abiertamente por abrir las puertas de las plazas de toros a cuanta más gente mejor, y eso solo se consigue de una manera. La llave para conseguirlo la tienen las empresas y las figuras, pero hay muchos intereses por medio, muchas presiones externas en algunas plazas y cada uno tira por su lado buscando su interés. Las empresas se escudan en los presupuestos y el gasto que supone traer a las figuras y estas a su vez exigen y exigen, no solo en el terreno económico y ponen las cosas complicadas a quien tiene que contratarles. No soy nadie para criticarlo, vivimos en el siglo XXI, cada cual tiene que sacar su vida adelante porque si no nadie lo va hacer por él, lo entiendo perfectamente, ante nada somos humanos. Pero soy de la poesía que promete más que de la poesía que destruye. Toreo y poesía, dos artes que nacen de los sueños y quiero soñar con ferias que cuenten con todos pero que se basan, cada tarde, en las figuras.
Hoy era una tarde de esas que dicen para aficionados, con una ganadería de categoría, Fuente Ymbro creo que lo es, una corrida seria, aspirina  bien presentada, con presencia sobrada para cualquier plaza de primera, que ha tenido movilidad y que ha resultado exigente, con complicaciones en varios toros y con dos buenos, el segundo bravo y con humillación y un sexto encastado y con emoción, y una terna de matadores con nombres que dicen mucho y de los que se espera también mucho. Juan Bautista es ya un torero veterano, un hombre que sabe lo que es abrir la Puerta Grande de Madrid y que la pasada temporada brilló en prácticamente la totalidad de plazas en las que hizo el paseíllo demostrando firmeza, sentado,  seguro, en plena madurez. Daniel Luque siempre ha demostrado enormes facultades con el capote (nunca olvidaré el pique en quites con Morante en Las Ventas el San Isidro de su confirmación) y durante años se le ha cargado el sambenito de que con la muleta no se manejaba, tópico que rompió en mil pedazos en las dos pasadas temporadas. Ha completado la terna José Garrido, exponente de la nueva generación que viene arreando y que lleva valor y arte como para ser figura del toreo pero que ha pasado por altibajos que le han impedido romper dar un golpe de efecto para lanzar su carrera. Con todos estos argumentos solo se ha podido llenar media plaza o quizás un poquito más porque seguramente faltaba un nombre con gancho. ¿Qué hubiera pasado si por ejemplo se hubiera anunciado a Cayetano en lugar de Juan Bautista?. Fíjense que no me voy a Ponce o Manzanares, digo Cayetano, de quien me he declarado fervoroso admirador desde su reaparición. Y el galo bien podría estar anunciado junto a Manzanares otro día, o Garrido con Ponce, o Luque con Talavante, o.... En fin, que soñar es gratis.
Lo que está claro es que los espectadores que en la tarde de hoy se han dado cita en los tendidos de la plaza valenciana han sido testigos de una monumental faena de José Garrido al sexto en la que primero ha tragado, luego ha sometido y mandado, después ha toreado con una clase y un gusto tremendo y finalmente ha matado de un estoconazo. Y también han sido testigos de como los tendidos han pedido con unanimidad la primera oreja, han sido testigos de como un presidente cicatero ha esperado a no sé qué para concederla, han sido testigos de como tras sacar el pañuelo blanco la gran mayoría de los espectadores seguían agitando sus pañuelos pidiendo el segundo trofeo, han sido testigos de como el presidente ha sido mezquino y ha negado esa segunda oreja a un joven torero que se la ha ganado con creces y para quien una puerta grande en Fallas hubiera supuesto mucho de cara a la temporada que arranca, en definitiva han sido testigos de como un solo individuo va al contrario de varios miles por su mero capricho y hace añicos la posibilidad de ver la imagen que todos deseamos y que tan necesaria es para difundir la grandeza de la tauromaquia, la salida hombros de un torero, la imagen del triunfo, la imagen de la alegría, eso es la Fiesta. Es deprimente ver que por muchos esfuerzos que se hagan basta con colocar a un inútil con ganas de protagonismo en el palco, otro más de los muchos que padecemos cada temporada, para echar por tierra el trabajo y los méritos de tantos, desde el ganadero ha invertido cuatro o cinco años para criar ese toro hasta el torero que se ha jugado la vida y ha acabado imponiéndose a base de valor y arte. 
Todo eso ha ocurrido durante la lidia del sexto de Fuente Ymbro, Vivero, muy serio, imponente por delante, cornidelantero, aunque algo lavado de cara y justo de remate por detrás, pero un señor toro. Un toro con movilidad y recorrido, encastado y  complicado por la falta de entrega en su embestida. Inicia la faena a pies juntos en la primera raya, molesta el viento que hace flamear la muleta y descubre al torero. Primeros compases sin claridad, embestida un tanto descompuesta, cabecea y echa la cara arriba, incluso se cuela en un par de lances, traga garrido y aguanta las acometidas del fuentymbro. Firme, valiente y decidido toma la muleta con la diestra y se la pone planchada en la cara para componer una tanda en redondo templando, haciendo que el toro empiece  a meter la cara aunque sabe lo que se deja atrás y hace por buscar al extremeño. Sigue tragando y consintiendo al toro al natural, adelantando la muleta y bajando la mano. Poco a poco, a base de paciencia, tesón, técnica, valor, mando y poderío dibuja unas series de naturales hondas, ligadas, bajando la mano y con el fuenteymbro humillando y persiguiendo el engaño con fijeza. Extraordinario Garrido en colocación y temple, lección de mando en una faena que va de menos a más, claro dominador, poderoso, ha acabado metiendo al toro en la muleta para torear por ambos pitones con largura y profundidad, incluso con improvisaciones y adornos como molinetes, un tres en uno (trincherilla, arrucina y el de pecho) y un farol como remate a una magnifica tanda de naturales largos, con la mano muy baja y el toro entregado e hipnotizado persiguiendo la muleta de seda que maneja el extremeño. El final de faena con una última serie de naturales templados, con la mano muy baja, encajado, metiendo los riñones para rematar con una trincherilla y un pase de desdén culminaba una obra que por sí misma valía una oreja. Se ha tirado a matar por derecho, volcándose para colocar un espadazo hundido hasta la empuñadura que ha hecho rodar al fuenteymbro de manera fulminante y que también valía una oreja por sí sola. Es muy fácil, uno más uno son dos. El resto ya lo saben, petición muy mayoritaria de dos orejas que el presidente no ha considerado oportuna. No sé a que se habrá podido agarrar el ocupa del palco, quizás a que la espada ha caido unos milímietros baja, quizás uno o dos centímetros. Las palabras que se han dibujado perfectamente en los labios de José Garrido y que ha dirigido al alguacilillo cuando le ha entregado la oreja son claras: "¿qué hacemos con esto?", a lo que el alguacilillo asentía. El gesto de desilusión era evidente en su rostro, iba cabreado y con razón, y no se ha callado ante las cámaras de Canal Toros, que creía que había sometido al toro, que había ido de menos a más, que creía que había toreado con verdad y clase y que creía lo había matado por derecho, que todo el mundo parecía de acuerdo con lo mismo pero cuando hay uno solo  que piensa lo contrario... ¿qué hacemos?.
Da igual, el toreo de Garrido y su estocada quedan ahí. Es cierto que dos orejas y puerta grande en una plaza de primera es mucho para un torero joven y pueden cambiar una temporada, pero creo que va a tener muchas oportunidades de corroborar lo de hoy, una tres que ha ido de la importancia de Garrido a la mezquindad del palco.

Antonio Vallejo

David Mora y Economista, valores seguros


Como Fray Luis de León, decíamos ayer que hoy estaba convencido que los tendidos de la plaza valenciana presentaría un aspecto muy distinto al de los dos días previos con las novilladas. Como dicen ahora, toma zasca. Algo más si, casi media entrada, pero sigue pareciéndome muy pobre para ser la segunda corrida de toros de Fallas tras la del pasado domingo y por el cartel de hoy con toros de Alcurrucén, ganadería de postín, encaste Nuñez, para la terna compuesta por David Mora, Álvaro Lorenzo y Luis David Adame.
De David Mora poco puedo decir que no les haya contado en otras ocasiones. Es uno de mis toreros favoritos por clase, elegancia y gusto, no tengo por qué ocultarlo ni que duelen prendas en reconocerlo. Más aún tras aquel 20 de mayo de 2014 y la terrible cogida en Las Ventas en la que salvó la vida de milagro. Después casi dos años de calvario, de lucha contra lo que parecía imposible en un afán de superación y un pundonor encomiable. La historia la conocen todos y no voy a repetirme otra vez para no ser pesado, pero no puedo callarme que debiera ser un ejemplo para esta juventud acomodaticia y buenista que padecemos. Álvaro Lorenzo se presenta en Valencia para afrontar una temporada en la que tiene que dar lo que se le presupone que lleva dentro para asentarse en le escalafón. Cualidades tiene y ganas también. Y Luis David Adame representa lo más puntero del toreo mexicano juro a su hermano Joselito, Saldívar, Silveti o El Payo. La pasada temporada, primera de alternativa era uno de los atractivos en casi todas las ferias, sobre todo tras las expectativas generadas tras su apoteósica trayectoria como novillero. es cierto que no acabó de romper pero es un torero al que, en mi opinión, no se le pone nada por delante y que cada tarde sale a comerse a los toros, algo que le ha llevado a recibir tantas cornadas por ese ímpetu desmedido que pone a sus faenas.
Matadores de nombre y atractivo, al menos a mi me lo parece como aficionado. Desde luego, si este cartel lo ponen en San Isidro es una de las tardes que marco desde el principio para no perdérmela. Una corrida de Alcurrucén, con un remiendo de El Ventorrillo , procedencia Juan Pedro Domecq, que me ha parecido muy bien presentada, de buenas hechuras, toros rematados y con cuajo, serios y muy astifinos pero sin excesos, proporcionados, con cuello y cara, muy en tipo Nuñez. Por cierto, un detalle. David Mora hallado hoy el mismo vestido que lució en Las Ventas en San Isidro de 2016 la tarde de su reaparición tras la grave cogida. Una corrida precisamente de Alcurrucén en la que desorejó al toro Malagueño y abrió la Puerta Grande. Precioso gesto del torero que, aunque nacido en Borox (Toledo) todos creo que consideramos madrileño.

¡Cómo ha toreado David Mora en esta tarde de Fallas! Con elegancia, con gusto, condesa torería que depende en cada movimiento, siendo y sintiéndose torero a cada instante. Sensacional toreo de capote  en ambos toros, verónicas de saludo cadenciosas, jugando las manos con una suavidad exquisita, con el mentón metido sobre el pecho, templado, con ritmo y compás, algunas con desmayo, dejando el capote muerto para mecer al toro y rematando con una media de cartel en el cuarto que vale por toda una tarde. El primero es noble, dulce y con muy buen ritmo en la embestida pero al que le ha faltado un punto de empuje y de fuerzas. Lo lleva cosido a la muleta Mora, templado, con ese gusto y ese sabor que impregna su toreo, con largura, despacio, sin un toque a la tela , elegante, bajando la mano sin obligarle en exceso para que no pierda las manos. Extraordinario David Mora también al natural, templado, pero por ese pitón el alcurrucen se desplaza peor y va a menos, desluciendo el buen toreo de Mora que ha estado muy a gusto ante este primero. Una lástima la falta de chispa y emoción del toro porque el empaque del madrileño frente a este toro con algo más de emoción podría haber valido una oreja si además el estoconazo arriba y hasta la yema hubiera caído al primer encuentro. La fuerte ovación que ha recibido da muestras de la dimensión de su toreo. Economista, un nombre con el que habrá que quedarse y tener presente al final de temporada a la hora de hacer balance y destacar a los mejores toros de la temporada. Un gran toro, de una presencia y unas hechuras imponentes, hondo, bajo y cuajado, serio, armónico y muy bien rematado. Como ya he dicho las verónicas de recibo han sido sublimes, un ramillete de lances celestiales, acompasando el movimiento de los brazos con la cadera, hundiendo el mentón, el capote lacio y la media de cartel referida. ¡Con qué gusto ha toreado hoy David Mora!. Bueno, hoy y siempre, ¡qué demonios!, si no lo digo reviento. Gran tercio de banderillas de Angel Otero, una vez más, con dos pares monumentales, reunidos y clavados en la cara saludando desmantelado la atronadora ovación de los tendidos. Decidido, firme, seguro, sin probaturas David Mora con la muleta, poniéndosela planchada para torear en redondo con temple, largura y ligazón, bajando la mano y frenando las arrancadas del toro de Alcurrucén, bravo, encastado, repetidor, con fijeza, humillación y duración, sin cansarse  de embestir  ¡Cómo lo ha sometido Mora, obligándole!. Siempre con la muleta adelantada, en redondo y al natural con una serie por el pitón izquierdo antológica, con hondura, rematando por bajo. Emoción y belleza suprema emanan a cada pase del madrileño, enorme, con su sello particular, esa elegancia y torería de la que me declaro admirador profundo. Estoconazo sensacional que fulmina a este Economista, un valor seguro que en la bolsa del toreo cotizará al alza. Oreja de peso para David Mora en su arranque en la temporada española y que también va a subir su cotización de cara al futuro.

Álvaro Lorenzo se presentaba hoy en Valencia para arrancar una temporada que puede ser fundamental para el despegue de su carrera. Y lo ha hecho con un precioso vestido azul purísima y oro de estreno. ¡Sí señor!, como debe ser. No le ha dejado lucir  el toreo de capa como el toledano sabe hacerlo, es sin duda un magnífico capotero como ha demostrado en un quite a la verónica al cuarto de David Mora, pero con la muleta se ha desquitado. Firme, decidido, dispuesto, entregado, todo lo que se diga es poco, poniéndole la muleta en la cara, llevando templado y muy toreado a un toro bravo, que humilla con el hocico a ras de arena, que mete la cara con clase pero que a la vez es exigente y pide una colocación  perfecta, máxima concentración y no permite el mínimo descuido. Gran toreo por ambos pitones, redondos largo y bajos, naturales con hondura y pases de pecho de pitón a rabo son el argumento de la faena del toledano, siempre en el sitio, muy seguro, dominador, en resumen, importante faena de Álvaro Lorenzo. Al igual que Mora mata de un tremendo estoconazo a la segunda, lo que sin duda ha frenado la posibilidad de cortar una oreja, pero a cambio ha recibido una fuerte ovación saludada desde el tercio. El quinto, segundo del lote de Lorenzo es el remiendo de El Ventorrillo, procedencia Juan Pedro, que presenta una defensa que asustan, tremendo por delante. Buen recibo a la verónica y una cordobesa con clase a cargo del toledano pero sin demasiada emoción por las condiciones del toro, un tanto desconcertante. Inicia la faena con suavidad en las rayas del tercio, por doblones, para someter la embestida del toro y obligarle a humillar. Bien Lorenzo, firme, pulcro, aseado, con técnica, pero el toro no se presta al lucimiento, suelta algo la cara y se desentiende al salir del muletazo. Por encima el toledano pero la faena no toma vuelo ni llega a los tendidos por la sosería del de El Ventorrillo. Una lástima, pero por lo mostrado hoy no creo que le falten oportunidades de lucir su buen concepto del toreo a lo largo de la temporada. De momento le veremos en Madrid en Resurrección y dos tardes en San Isidro.

El mexicano Luis David Adame ha venido a Valencia dispuesto a hacerse un nombre y si es posible convertirse en referente del toreo mexicano en España, con permiso de su hermano Joselito. Como su compañeros d eterna también se ha presentado elegantemente vestido, azul marino y oro, también de estreno. Puede parecer una tontería o una banalidad pero lo primero que debe exigirse a los toreros, y más en plaza y ferias de primera, es que su presencia esté acorde a la categoría del festejo y el lugar. Su primer toro carece de la fijeza de los dos primeros en los primeros tercios y no permite al hidrocálido lucir su buen manejo del capote en los lances de recibo. Mejor en le quite por chiquilinas a manos bajas y ceñidas pero el toro no tiene una embestida clara ni parece guardar mucha clase. Inicia la faena atacando al toro, clavando las zapatillas, con cambiados por la espalda y estatuarios buscando la emoción más allá del toreo estético ante un toro desclasado, sin ritmo, que es cierto que va y viene, que pasa, pero al que le falta calidad y humillación, con una embestida un tanto descompuesta. Lo que no se le puede negar a Adame son sus ganas de agradar y su entrega, poniéndose por ambos pitones, quizás un tanto embarullado y acelerado en algunas fases por esas ansias de hacer mucho y mostrar más, tremendamente voluntarioso y dispuesto, incluyendo las manoletinas ceñidas en el final de faena y una estocada volcándose encima del morrillo que casi le cuesta un susto gordo. Iba a por la oreja y casi lo consigue, pero la petición fue insuficiente y todo quedó en cerrada ovación y saludos desde el tercio. Con el que cerraba plaza tampoco ha podido lucir su buen manejo del capote, sin poder estirarse a la verónica ya que se acostaba por el pitón derecho. Buena pelea del alcurrucén en el caballo, metiendo los riñones con fijeza y un lucido quite por lopecinas o zapopinas que llaman en la tierra del mexicano preceden a un buen tercio de banderillas a cargo de Tomás López y Luis  Cebadera y una faena que en sus inicios resulta un tanto acelerada pero que en cuanto el hidrocálido decide adelantar la muleta, dejársela en la cara y llevarlo toreado las brusquedades del toro se atemperan y logra cuajar un par de tandas en redondo de buena factura con temple y ligazón. Pero a la faena le falta continuidad, por el pitón izquierdo el toro tiene poco recorrido y baja la emoción, a pesar de los intentos de Adame por sacar algo, hasta el arrimón final. De nuevo entrega y disposición máxima pero le ha faltado la colaboración de sus toros, deslucidos y faltos de clase. 

¿Será mañana con al corrida de Fuente Ymbro para Juan Bautista, Daniel Luque y José Garrido cuando por fin se vean unos tendidos poblados en su mayoría?, ¿o habrá que esperar al viernes con  los de Nuñez del Cuvillo para Sebastián Castella, Jose Mª Manzanares y Roca Rey para ver un lleno?. Porque como no sea ese día, apaga y vámonos.

Antonio Vallejo

miércoles, 14 de marzo de 2018

Valencia: dos novilladas para ilusionar


No es frecuente ver una feria en plaza de primera, ni de segunda, que apueste por dos novilladas (si exceptuamos San Isidro) y más aún en dos días consecutivos y al inicio del ciclo. Así está siendo en estas Fallas que para ayer lunes programaba una novillada de Fernando Peña y para hoy martes otra de El Freixo. Dos novilladas serias, muy bien presentadas, con presencia, sobre todo la de hoy, cuajada y rematada y que en muchas plazas hubiera pasado como corrida de toros si no fuera por la edad de los utreros. Enhorabuena a los ganaderos que han elegido con esmero las reses que han llevado a Valencia, con independencia del juego que luego hayan dado en la plaza ya que en cada tarde ha destacado un novillo que, curiosamente, ha sido el sexto en ambos casos. Y ambos novillos se han visto aprovechados por dos novilleros, el valenciano Jesús Chover y el consuenes Marcos, que han dado lo mejor de sí y han sacado lo mejor de sus oponentes demostrando calidad como toreros pero sobre todo entrega, ganas y disposición, que es lo principal que a mi modo de ver se debe exigir a los novilleros.
Me ha dado mucha pena ver el aspecto desangelado que han ofrecido los tendidos de la plaza valenciana en estas dos tardes, algo preocupante y que viene ya de años atrás en los que se ha perdido el interés que antiguamente tenían las novilladas. No hace falta irse muy lejos, con acordarse de los años noventa del siglo pasado -suena a lejano pero fue hace dos días como quien dice- y recordar como se llenaba la plaza de Las Ventas durante las novilladas de San Isidro es suficiente. No exagero al decir que tenía incluso más atractivo para los aficionados que muchas corridas de toros. Ese atractivo s esa perdido, no sé por qué, pero cuesta mucho ver buenas entradas en estas corridas que sean el futuro de la Fiesta, la cantera de la que saldrán las figuras del mañana y que hay que cuidar con esmero porque si no se acaba el toreo. En estas dos tardes de Fallas la entrada ha sido de un cuarto de plaza, demasiado poco, muy triste. No sé cual puede ser la fórmula para devolver el interés por las novilladas, me imagino que la crisis económica que hemos sufrido y de la que aún no nos hemos recuperado tiene gran parte de culpa. Pero no sirve con refugiarse en la economía para echarle la culpa de todo. Una vez más creo que los propios aficionados somos los mayores culpables de esta situación.Nos dan en los abonos de las grandes ferias la oportunidad de ver a los que se suponen son los mejores novilleros del escalafón cada temporada. ¿Cómo es posible que, hablo de Las Ventas que es el caso que conozco en primera persona, los días de novilladas vea que faltan tantos y tantos abonados del tendido?. Ahí no es la crisis la culpable puesto que las novilladas son obligatorias al renovar el abono, al contrario que los rejones que se puede renunciar a dos y las corridas de toros que se permite renunciar a siete este año. ¿Quién es el culpable, por tanto, de dejar su asiento vacío?. Está claro, digo yo. Recuerdo, lo he contado varias veces, que yo empecé a ver toros con cuatro años acompañando a mi abuelo Antonio, grandísimo aficionado, por las plazas de la Costa del Sol en las temporadas de primavera y verano que pasaba en su apartamento de La Carihuela. Me llevaba a becerradas, novilladas con y sin picadores y corridas de toros, daba igual lo que s anunciara en Torremolinos, Benalmádena  Mijas, Marbella o Málaga, me llevaba a todo lo que podía y ahí aprendí de él y con él a entusiasmarme por los toros y a amar el toreo, esa fue mi "cantera" y mi escuela para hacerme aficionado.  Pero sobre todo me llevaba a novilladas, y recuerdo las plazas llenas, igual que en Madrid durante muchos años. Eso se ha perdido y es una pena, más bien un drama porque, repito, matamos la cantera de toreros y también de aficionados. Por cierto, ¿por qué a lo que más me llevaba mi abuelo era novilladas? Por una razón muy sencilla, porque eran más baratas. Lógico cuando vas con un niño de cuatro o cinco años y no sabes si al segundo toro va a hartarse y quiere irse. A lo mejor por ahí está una parte del problema y algo de solución, en el precio. Vuelvo a la plaza de Madrid, pero en Valencia, en Sevilla, en Bilbao, Zaragoza o Pamplona puede que pase lo mismo, que el precio de las entradas para los novillos son poco inferiores a los toros, y eso echa mucho para atrás al público que va algunas tardes de cada feria, que no es el caso de los abonados como ya he apuntado. Quizás si se ofertaran las novilladas a precios más populares se llenara la plaza, o quizás no, no lo sé, pero si no se intenta nos quedaremos sin saberlo. Frente a este planteamiento se puede argumentar que si se cobra poco por las entradas no se hace suficiente taquilla para hacer rentable esa corrida y que la empresa pueda sufragar los gastos de ganaderos y toreros. Es posible, pero pienso que si van 3000 y pagan 20 se saca menos que si van 10000 y pagan 10. Se recauda más y se llena la plaza, lo que es lo mismo, muchos pocos hacen un mucho, y encima la imagen es mejor y se puede enganchar a la afición. En fin, el eterno dilema y gran preocupación para los que buscamos en estas novilladas a las figuras del futuro. 
¿Se acuerdan de lo que levantó Juli cuando era novillero?. Se llenaban las plazas, la expectación era máxima cada tarde que toreaba. Hace tres años ha ocurrido algo parecido con Roca Rey, pero ni de lejos llevó a tantos aficionados a la plaza como el madrileño. Es cierto que casos como esos surgen de tarde en tarde, pero ¿por qué Chover o Marcos pueden ser el Juli o el Roca Rey de un futuro no muy lejano?. Solo podremos saberlo viéndoles torear y las empresas nos dan la oportunidad de hacerlo, como será Madrid en San Isidro con Marcos, o con Toñete que también ha toreado hoy, o con Ángel Téllez y Alejandro Gardel ayer. Veremos la respuesta del público no habitual y de los abonados. Desde luego todos ellos han dado en estas dos tardes de Fallas argumento suficientes para atraer a los aficionados a la plaza.
Ayer fueron los madrileños Ángel Téllez, quien dejó muestras de muy buenas maneras con un lote de pocas opciones y un toreo al natural excelente en algunas fases de la faena a su primero, y Alejandro Gardel, que bastante hizo con poner todas las ganas del mundo e intentarlo de todas las maneras posibles ante dos utreros faltos de empuje y raza, quienes acompañaron al que a la postre será el triunfador de Fallas en le capítulo novilleril, el valenciano Jesús Chover, a quien le correspondieron los dos mejores novillos del encierro, bravos y encastados,  y que, por encima de sus cualidades artísticas, estuvo como hay que estar, en novillero. Un auténtico ciclón de ganas y empuje, entregado y con una voluntad de triunfar infinita. No se guardó nada, se mostró como es, desde el toreo de capa, sensacional a la verónica, templadas, cadenciosas, con mucho gusto, hasta un quite por gaoneras y chicuelinas galleando, desde los pares de banderillas, derrochando facultades y  disposición aunque con las carencias lógicas del que aún tiene mucho camino por recorrer, hasta el manejo de la muleta, combinando un cinco de faena arrebatado de rodillas para luego torear con gusto en varios pasajes de la faena tanto en redondo como al natural, templando y ligando las tandas con gusto, pero sin renunciar a la pasión atacando a sus novillos añadiendo aún más emoción y transmisión a la que ya tenían sus novillos. Cortó dos orejas a su segundo, quizás un tato excesiva la segunda si bien debía haber cortado una a su primero y que el presidente le negó no sé por que razón cuando la mayoría de pañuelos era clara. Así que una por otra, dos oreja justas a mi modo de ver y que le valieron la puerta  grande. ¿Que tiene carencias y cosa por pulir? Por supuesto, nos han fastidiado, es que si no sería figura del toreo y no novillero. Así que ole por el valenciano al que apodera otro valenciano que también era todo corazón y entrega, Vicente Ruíz "El Soro", buen espejo donde mirarse.
Hoy martes han sido Toñete, pulcro, técnico, demostrando solvencia y saber estar, toreando con mando sobre todo en redondo a su primero al que ha sometido en buenas tandas por el pitón derecho, templadas y ligadas por bajo pero que quizás sus ganas, su disposición y ese quiere hacer mucho para agradar le ha llevado a acortar mucho las distancias, meterse muy encima del novillo y ahogarlo un poco desluciendo sus buenas cualidades, Jorge Rico que tuvo que lidiar dos mansos pero que en el inicio de faena a su primero demostró clase y torería a raudales, maneras de torero con empaque y templado al sacar al novillo hacia los medios con gusto, encajado, firme, para coronar con un cambio de mano y un trincherazo de muchos quilates, bellísimos, un cartel por sí solos, y Marcos que cuajó un gran novillo de El Freixo, bravo, enrazado y con mucha clase al que el conquense toreó de maravilla, bien colocado, templado, llevándolo por bajo, ligando los redondos al llevar al novillo muy toreado, poniéndole la muleta, conduciendo la embestida conmino de seda, tapándole la cara para dejarlo perfectamente colocado para el siguiente muletazo. Sensacional también al natural con una serie con hondura con el novillero perfectamente asentado, toreo caro y de empaque, naturales largos, sin tocar la tela, templadísimos, una locura. La gran estocada que hace doblar al novillo vale una oreja de ley y nos deja con el gusanillo en el cuerpo de cara al próximo mayo cuando comparezca en Las Ventas.
Mañana seguirá la feria de Fallas con la de Alcurrucén para David Mora, Álvaro Lorenzo y Luis David Adame y seguro que el aspecto de los tendidos cambia radicalmente. Una pena, porque las dos novilladas lidiadas y que he tenido la oportunidad de ver por televisión han sido esperanzadoras, tanto por su presentación y presencia como por lo mostrado por los novilleros. Dos novilladas para la esperanza, dos novilladas para ilusionar. Ahora solo falta que los aficionados respondamos y sepamos estar a la altura porque, si la afición da la espalda a estos jóvenes, ¿que futuro tiene la Fiesta?.

Antonio Vallejo