Parece que la feria de Fallas va cogiendo velocidad de crucero y los aficionados y el público en general van dando un aspecto más saludable a los tendidos. Hoy, al menos por los planos que ha ofrecido Canal Toros, parecía algo más de media entrada. Algo es algo, pero efectivamente habrá que esperar a mañana para ver el primer lleno en el coso de la calle Játiva. Por lo que han comentado al final de la retransmisión se ha agotado el papel y se ha colgado el cartel de "no hay billetes" para la corrida de Nuñez del Cuvillo que matarán Castella, Manzanares y Roca Rey. Una vez más queda patentemente demostrado cual es el reclamo para que la gente acuda en masa a los toros. No hay otro, ese reclamo se llama las figuras. Lo demás es muy interesante para el aficionado-aficionado, pero para difundir al máximo la Fiesta y hacer que la gente quiera ver toros y vaya a la plaza está claro que hay que ponerle nombres que llamen la atención. Justo o injusto, nos puede gustar o no, pero es así, para bien y para mal. Por eso sigo pensando que en este San Isidro puede haber carteles de mucho "interés" que decimos los aficionados, pero faltan más tardes con nombres de relumbrón, con las máximas figuras acarteladas para atraer al gran público, tan necesario y respetable aunque algunos "puristas" los ninguneen y desprecien. Hay que dejar de mirarse al ombligo, alejarse de esa sensación de ser los guardianes del Grial del toreo y darse cuenta que los toros son una fiesta popular, como eso nacieron hace siglos, para celebrar victorias, coronaciones, nacimientos de príncipes bodas de reyes onomásticas... y como tal deben seguir entendiéndose. ¿Queremos que la tauromaquia sea lo que siempre fue, un espectáculo de masas o queremos encerrarnos en el purismo, la exigencia, la autocomplacencia y la endogamia?. Un debate en el que caben muchas opiniones y en el que yo me decanto abiertamente por abrir las puertas de las plazas de toros a cuanta más gente mejor, y eso solo se consigue de una manera. La llave para conseguirlo la tienen las empresas y las figuras, pero hay muchos intereses por medio, muchas presiones externas en algunas plazas y cada uno tira por su lado buscando su interés. Las empresas se escudan en los presupuestos y el gasto que supone traer a las figuras y estas a su vez exigen y exigen, no solo en el terreno económico y ponen las cosas complicadas a quien tiene que contratarles. No soy nadie para criticarlo, vivimos en el siglo XXI, cada cual tiene que sacar su vida adelante porque si no nadie lo va hacer por él, lo entiendo perfectamente, ante nada somos humanos. Pero soy de la poesía que promete más que de la poesía que destruye. Toreo y poesía, dos artes que nacen de los sueños y quiero soñar con ferias que cuenten con todos pero que se basan, cada tarde, en las figuras.
Hoy era una tarde de esas que dicen para aficionados, con una ganadería de categoría, Fuente Ymbro creo que lo es, una corrida seria, aspirina bien presentada, con presencia sobrada para cualquier plaza de primera, que ha tenido movilidad y que ha resultado exigente, con complicaciones en varios toros y con dos buenos, el segundo bravo y con humillación y un sexto encastado y con emoción, y una terna de matadores con nombres que dicen mucho y de los que se espera también mucho. Juan Bautista es ya un torero veterano, un hombre que sabe lo que es abrir la Puerta Grande de Madrid y que la pasada temporada brilló en prácticamente la totalidad de plazas en las que hizo el paseíllo demostrando firmeza, sentado, seguro, en plena madurez. Daniel Luque siempre ha demostrado enormes facultades con el capote (nunca olvidaré el pique en quites con Morante en Las Ventas el San Isidro de su confirmación) y durante años se le ha cargado el sambenito de que con la muleta no se manejaba, tópico que rompió en mil pedazos en las dos pasadas temporadas. Ha completado la terna José Garrido, exponente de la nueva generación que viene arreando y que lleva valor y arte como para ser figura del toreo pero que ha pasado por altibajos que le han impedido romper dar un golpe de efecto para lanzar su carrera. Con todos estos argumentos solo se ha podido llenar media plaza o quizás un poquito más porque seguramente faltaba un nombre con gancho. ¿Qué hubiera pasado si por ejemplo se hubiera anunciado a Cayetano en lugar de Juan Bautista?. Fíjense que no me voy a Ponce o Manzanares, digo Cayetano, de quien me he declarado fervoroso admirador desde su reaparición. Y el galo bien podría estar anunciado junto a Manzanares otro día, o Garrido con Ponce, o Luque con Talavante, o.... En fin, que soñar es gratis.
Lo que está claro es que los espectadores que en la tarde de hoy se han dado cita en los tendidos de la plaza valenciana han sido testigos de una monumental faena de José Garrido al sexto en la que primero ha tragado, luego ha sometido y mandado, después ha toreado con una clase y un gusto tremendo y finalmente ha matado de un estoconazo. Y también han sido testigos de como los tendidos han pedido con unanimidad la primera oreja, han sido testigos de como un presidente cicatero ha esperado a no sé qué para concederla, han sido testigos de como tras sacar el pañuelo blanco la gran mayoría de los espectadores seguían agitando sus pañuelos pidiendo el segundo trofeo, han sido testigos de como el presidente ha sido mezquino y ha negado esa segunda oreja a un joven torero que se la ha ganado con creces y para quien una puerta grande en Fallas hubiera supuesto mucho de cara a la temporada que arranca, en definitiva han sido testigos de como un solo individuo va al contrario de varios miles por su mero capricho y hace añicos la posibilidad de ver la imagen que todos deseamos y que tan necesaria es para difundir la grandeza de la tauromaquia, la salida hombros de un torero, la imagen del triunfo, la imagen de la alegría, eso es la Fiesta. Es deprimente ver que por muchos esfuerzos que se hagan basta con colocar a un inútil con ganas de protagonismo en el palco, otro más de los muchos que padecemos cada temporada, para echar por tierra el trabajo y los méritos de tantos, desde el ganadero ha invertido cuatro o cinco años para criar ese toro hasta el torero que se ha jugado la vida y ha acabado imponiéndose a base de valor y arte.
Todo eso ha ocurrido durante la lidia del sexto de Fuente Ymbro, Vivero, muy serio, imponente por delante, cornidelantero, aunque algo lavado de cara y justo de remate por detrás, pero un señor toro. Un toro con movilidad y recorrido, encastado y complicado por la falta de entrega en su embestida. Inicia la faena a pies juntos en la primera raya, molesta el viento que hace flamear la muleta y descubre al torero. Primeros compases sin claridad, embestida un tanto descompuesta, cabecea y echa la cara arriba, incluso se cuela en un par de lances, traga garrido y aguanta las acometidas del fuentymbro. Firme, valiente y decidido toma la muleta con la diestra y se la pone planchada en la cara para componer una tanda en redondo templando, haciendo que el toro empiece a meter la cara aunque sabe lo que se deja atrás y hace por buscar al extremeño. Sigue tragando y consintiendo al toro al natural, adelantando la muleta y bajando la mano. Poco a poco, a base de paciencia, tesón, técnica, valor, mando y poderío dibuja unas series de naturales hondas, ligadas, bajando la mano y con el fuenteymbro humillando y persiguiendo el engaño con fijeza. Extraordinario Garrido en colocación y temple, lección de mando en una faena que va de menos a más, claro dominador, poderoso, ha acabado metiendo al toro en la muleta para torear por ambos pitones con largura y profundidad, incluso con improvisaciones y adornos como molinetes, un tres en uno (trincherilla, arrucina y el de pecho) y un farol como remate a una magnifica tanda de naturales largos, con la mano muy baja y el toro entregado e hipnotizado persiguiendo la muleta de seda que maneja el extremeño. El final de faena con una última serie de naturales templados, con la mano muy baja, encajado, metiendo los riñones para rematar con una trincherilla y un pase de desdén culminaba una obra que por sí misma valía una oreja. Se ha tirado a matar por derecho, volcándose para colocar un espadazo hundido hasta la empuñadura que ha hecho rodar al fuenteymbro de manera fulminante y que también valía una oreja por sí sola. Es muy fácil, uno más uno son dos. El resto ya lo saben, petición muy mayoritaria de dos orejas que el presidente no ha considerado oportuna. No sé a que se habrá podido agarrar el ocupa del palco, quizás a que la espada ha caido unos milímietros baja, quizás uno o dos centímetros. Las palabras que se han dibujado perfectamente en los labios de José Garrido y que ha dirigido al alguacilillo cuando le ha entregado la oreja son claras: "¿qué hacemos con esto?", a lo que el alguacilillo asentía. El gesto de desilusión era evidente en su rostro, iba cabreado y con razón, y no se ha callado ante las cámaras de Canal Toros, que creía que había sometido al toro, que había ido de menos a más, que creía que había toreado con verdad y clase y que creía lo había matado por derecho, que todo el mundo parecía de acuerdo con lo mismo pero cuando hay uno solo que piensa lo contrario... ¿qué hacemos?.
Da igual, el toreo de Garrido y su estocada quedan ahí. Es cierto que dos orejas y puerta grande en una plaza de primera es mucho para un torero joven y pueden cambiar una temporada, pero creo que va a tener muchas oportunidades de corroborar lo de hoy, una tres que ha ido de la importancia de Garrido a la mezquindad del palco.
Antonio Vallejo
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