Ya ni sé el tiempo que llevamos entre nevadas, lluvias torrenciales, vientos huracanados y tormentas en toda España. En Madrid desde luego que así estamos desde hace bastantes semanas y no para, para la próxima anuncian otro frente de lluvia y frío para que no perdamos la costumbre. No tengo ni idea de qué nombre le pondrán, porque ahora la moda es poner nombre al mal tiempo, vamos, a las borrascas de toda la vida; que si Felix, que si Giselle, que si Ana. Con perdón, una auténtica chorrada, otra modernidad más, porque si bien eso es algo propio del Caribe y Norteamérica, en España jamás se ha dado en bautizar los temporales. Pues bien, hoy en Valencia ha llegado otra tormenta, un huracán, un ciclón, un auténtico temporal de toreo que tiene nombre propio, Andrés Roca Rey. Arrollador, rompedor, vibrante, electrizante el peruano frente al tercero bis llevando la locura a los tendidos, poniendo boca abajo, o patas arriba, según se quiera ver, el coso de la calle Játiva. ya sé que es una expresión muy poco taurina, pero es que no puedo reprimirme, ¡ha sido la releche!, no encuentro manera más gráfica de resumir lo que ha hecho Roca Rey.
El que hacía tercero tuvo que ser devuelto a los corrales por inválido y en su lugar decidió el limeño correr turno y que saltara el anunciado sexto, Rosito, de buenas hechuras, serio, muy astifino, que ya en las templadas verónicas de recibo ha demostrado buenas condiciones, concretamente fijeza, movilidad y humillación, galopando con buen tranco. Se emplea en el caballo de José Manuel Quinta en dos puyazos metiendo los riñones y empuja con celo en el peto. Quita por tafalleras y tres lances con el reverso del capote desmayados de gran belleza en los que el de Nuñez del Cuvillo se mueve con alegría y metiendo muy bien la cara, humillando con clase. Replica Roca Rey, que no cede ni se deja comer un palmo de terreno, con otro quite por gaoneras ajustadísimas rematado por una revolera por la espalda y un bellísimo pase con el capote a una mano muy por bajo. En banderillas continua galopando con alegría y fijeza hacia Juan José Dominguez y Paco Algaba que ejecutan un buen tercio, con emoción. Roca Rey lo ve claro, sabe de las magníficas condiciones del cuvillo y se va hacia El Centro del anillo a brindar a un público ya entregado, rendido diría yo, al peruano. Inicia la faena con ambas rodillas en tierra entre la primera raya y las tablas pasándose al toro por la espalda y alargando un natural de rodillas que ha puesto a los aficionados en pie para rematar este prólogo con un trincheras y un pase de desdén que prende el delirio. No había hecho nada más que arrancar la faena y ya se presagiaba lío gordo en Valencia. Despacio, dándole pausas entre series Roca Rey ha toreado templado, con largura y por bajo a Rosito, un toro bravo, pronto, repetidor, con recorrido y que no ha dejado d humillar ni un instante, un gran toro. Series en redondo encajado, perfectamente colocado, ligando los muletazos por bajo, dándole distancia, llevándolo perfectamente toreado, ni un toque a las telas, alargando los muletazos y rematando las series con un cambio de mano de extraordinaria belleza o un circular por la espalda que ha finalizado en un pase de pecho antológico. Sobra decir que la emoción y la transmisión a esas alturas desbordaban a unos tendidos enloquecidos que se estaban dejando las manos a aplaudir. Inicia el toreo al natural con un ¡cambiado por la espalda con media muleta! pasándose los pitones del de Cuvillo a milímetros de la chaquetilla, impasible, como si nada, como tantas veces le hemos visto, despreciando al miedo, escalofriante, cortando la respiración. Naturales templados, despaciosos, con mucha profundidad, hondos, con la mano muy baja. Combina una arruina con otro cambio de mano larguísimo para ligar una soberbia tanda de naturales dándole el pecho a este sensacional toro que no se ha cansado de embestir y humillar con una bravura y una clase extraordinaria. El epílogo de la faena en los medios con una tanda en redondo bajando la mano hasta arrastrar la muleta por la arena y con una largura en los muletazos fuera de lo común a estas alturas del trasteo da paso a una bernardinas que encogen el corazón por lo ajustadas y como cambia la trayectoria del toro en el último segundo haciendo que los pitones rocen la taelguilla al pasar. El estoconazo hundiendo el acero hasta la bola rubrica una antológica faena de Roca Rey y vale las dos orejas y el presidente debiera haber sacado el pañuelo azul para una vuelta al ruedo que este Rosito de Nuñez del Cuvillo merecía.
Hoy sí, hoy se ha llenado hasta la bandera la plaza de Valencia para ver una corrida de Nuñez del Cuvillo seria, astifina, para mi gusto muy bien presentada y de magníficas hechuras que ha dado un juego inetersante al margen de este tercer toro que ha sido bravo y con una calidad tremenda. Con recorrido y buen tranco el segundo, bravo, con fuerza y clase el cuarto, irregular pero noble y a mejor al final de faena el quinto y solo deslucieron el primero, falto de fuerzas y recorrido y el inválido sexto. Pero lo que ha hecho que se llenaran los tendidos valencianos no ha sido la presencia de los toros de Nuñez del Cuvillo, ha sido la presencia de Sebastián Castella, Jose Mª Manzanares y Andrés Roca Rey en el cartel. A su reclamo hoy se ha visto la imagen que nos gustaría en cada tarde de toros a lo largo y ancho de España. Más claro agua, y si no que anuncien los mismos toros con otros nombres de medio escalafón por muy atractivos que sean para el aficionado. No tengo ninguna duda de lo que hubiera pasado.
Pocas opciones ha tenido Sebastián Castella ante el primero, un toro precioso pero muy justito de fuerzas y con muy poco recorrido. Faena de técnica, académica, del francés pero que no ha encontrado eco en los tendidos por lo deslucido del animal. Con el cuarto, un toro de gran calidad y con una embestida de dulce Castella ha estado francamente bien, encajado, toreando con gusto a este animal bravo que tenía fijeza, repetidor y que perseguía con celo los engaños humillando. Faena con gusto de Castella que ha iniciado con ayudados por alto tan habituales en su tauromaquia, dándole pausas para torear templado, con mucha suavidad, ligando las series por bajo, demostrando la clase y la suficiencia que tiene ante los toros, con algunos momentos de enorme emoción por ambos pitones aunque a la faena le faltó un punto de continuidad restándole un punto de emoción. Mató de una magnífica estocada y creo que una oreja hubiera sido justo premio a su toreo y que me ha dado la impresión que se ha pedido con suficiente fuerza y mayoría de pañuelos pero que el presidente no ha considerado así, para mí de manera equivocada. Decepción lógica del francés que m parece más que razonable.
Pero ¡ay, señores! esta tarde estaba en el ruedo de Valencia Jose María Manazanares, y eso es mucho. Ni un pero a las dos rejas de Roca Rey, ni le resto un átomo de mérito a su toreo, ni a la emoción que genera y lo que ha hecho sentir a los aficionados que llenaban los tendidos y a los que estábamos viendo la corrida por televisión, pero el empaque del toreo de Jose Mari, su clase, su figura, su porte, su elegancia ante la cara del toro, ¡ay señores, eso son palabras mayores!. Precioso el jabonero corrido en segundo turno y cuya lidia correspondía al alicantino. Un toro serio, astifino, cuajado, astarcanado de cuello y cara que desde salida se ha movido con buen ritmo y tranco. Saludo capotero de Manzanares lanceando a la verónica con el gusto y el sello personal que da el maestro al toreo de capa, meciendo la embestida, con suavidad exquisita. Decía antes de Roca Rey que no se deja comer ni un paso y no perdona una. Lo ha demostrado en su quite reglamentario a este toro, un quite por chicuelinas ajustadas y las manos bajas que ha sido espectacular. Le ha molestado el viento a Manzanares, pero no ha sido obstáculo para que el maestro haya cuajado una extraordinaria faena en la que ha dejado patente una vez más su clase y torería. Yo entiendo que a cada uno le llegue la emoción de esta fiesta de manera diferente, pero a mi me llena con toreros como Manzanares. Tandas en redondo templadas, con largura, dejando la muleta planchada, jugando las manos y las muñecas con una suavidad superlativa, conduciendo la embestida del toro con una calidad extraordinaria, alargando el muletazo, con la mano muy baja, componiendo la figura para lograr un conjunto de extraordinaria belleza y rematando con unos pase de pecho únicos, muy largos, eternos, llevándoselos al hombro contrario, tanto que por momentos parece que va a dar un circular pero no, es un pase de pecho ¡y qué pase de pecho!. Naturales con hondura, ligados por bajo, perfectamente colocado que levantan los olés, un cambio de mano excelso y muchos quilates de toreo caro en la muleta de Manzanares. Estoconazo de premio, para mi el mejor de la tarde, seguramente de la feria, y quizás una de las mejores estocadas que he visto en mi vida, para pasaportar al de Nuñez del Cuvillo sin puntilla ¡en 11 segundos!. Una oreja de ley para Manzanares que una vez más nos ha dejado ese sabor de su toreo, de su clase y su elegancia natural, ese toreo de siempre que a mi me llega y me llena.
Antonio Vallejo
El que hacía tercero tuvo que ser devuelto a los corrales por inválido y en su lugar decidió el limeño correr turno y que saltara el anunciado sexto, Rosito, de buenas hechuras, serio, muy astifino, que ya en las templadas verónicas de recibo ha demostrado buenas condiciones, concretamente fijeza, movilidad y humillación, galopando con buen tranco. Se emplea en el caballo de José Manuel Quinta en dos puyazos metiendo los riñones y empuja con celo en el peto. Quita por tafalleras y tres lances con el reverso del capote desmayados de gran belleza en los que el de Nuñez del Cuvillo se mueve con alegría y metiendo muy bien la cara, humillando con clase. Replica Roca Rey, que no cede ni se deja comer un palmo de terreno, con otro quite por gaoneras ajustadísimas rematado por una revolera por la espalda y un bellísimo pase con el capote a una mano muy por bajo. En banderillas continua galopando con alegría y fijeza hacia Juan José Dominguez y Paco Algaba que ejecutan un buen tercio, con emoción. Roca Rey lo ve claro, sabe de las magníficas condiciones del cuvillo y se va hacia El Centro del anillo a brindar a un público ya entregado, rendido diría yo, al peruano. Inicia la faena con ambas rodillas en tierra entre la primera raya y las tablas pasándose al toro por la espalda y alargando un natural de rodillas que ha puesto a los aficionados en pie para rematar este prólogo con un trincheras y un pase de desdén que prende el delirio. No había hecho nada más que arrancar la faena y ya se presagiaba lío gordo en Valencia. Despacio, dándole pausas entre series Roca Rey ha toreado templado, con largura y por bajo a Rosito, un toro bravo, pronto, repetidor, con recorrido y que no ha dejado d humillar ni un instante, un gran toro. Series en redondo encajado, perfectamente colocado, ligando los muletazos por bajo, dándole distancia, llevándolo perfectamente toreado, ni un toque a las telas, alargando los muletazos y rematando las series con un cambio de mano de extraordinaria belleza o un circular por la espalda que ha finalizado en un pase de pecho antológico. Sobra decir que la emoción y la transmisión a esas alturas desbordaban a unos tendidos enloquecidos que se estaban dejando las manos a aplaudir. Inicia el toreo al natural con un ¡cambiado por la espalda con media muleta! pasándose los pitones del de Cuvillo a milímetros de la chaquetilla, impasible, como si nada, como tantas veces le hemos visto, despreciando al miedo, escalofriante, cortando la respiración. Naturales templados, despaciosos, con mucha profundidad, hondos, con la mano muy baja. Combina una arruina con otro cambio de mano larguísimo para ligar una soberbia tanda de naturales dándole el pecho a este sensacional toro que no se ha cansado de embestir y humillar con una bravura y una clase extraordinaria. El epílogo de la faena en los medios con una tanda en redondo bajando la mano hasta arrastrar la muleta por la arena y con una largura en los muletazos fuera de lo común a estas alturas del trasteo da paso a una bernardinas que encogen el corazón por lo ajustadas y como cambia la trayectoria del toro en el último segundo haciendo que los pitones rocen la taelguilla al pasar. El estoconazo hundiendo el acero hasta la bola rubrica una antológica faena de Roca Rey y vale las dos orejas y el presidente debiera haber sacado el pañuelo azul para una vuelta al ruedo que este Rosito de Nuñez del Cuvillo merecía.
Hoy sí, hoy se ha llenado hasta la bandera la plaza de Valencia para ver una corrida de Nuñez del Cuvillo seria, astifina, para mi gusto muy bien presentada y de magníficas hechuras que ha dado un juego inetersante al margen de este tercer toro que ha sido bravo y con una calidad tremenda. Con recorrido y buen tranco el segundo, bravo, con fuerza y clase el cuarto, irregular pero noble y a mejor al final de faena el quinto y solo deslucieron el primero, falto de fuerzas y recorrido y el inválido sexto. Pero lo que ha hecho que se llenaran los tendidos valencianos no ha sido la presencia de los toros de Nuñez del Cuvillo, ha sido la presencia de Sebastián Castella, Jose Mª Manzanares y Andrés Roca Rey en el cartel. A su reclamo hoy se ha visto la imagen que nos gustaría en cada tarde de toros a lo largo y ancho de España. Más claro agua, y si no que anuncien los mismos toros con otros nombres de medio escalafón por muy atractivos que sean para el aficionado. No tengo ninguna duda de lo que hubiera pasado.
Pocas opciones ha tenido Sebastián Castella ante el primero, un toro precioso pero muy justito de fuerzas y con muy poco recorrido. Faena de técnica, académica, del francés pero que no ha encontrado eco en los tendidos por lo deslucido del animal. Con el cuarto, un toro de gran calidad y con una embestida de dulce Castella ha estado francamente bien, encajado, toreando con gusto a este animal bravo que tenía fijeza, repetidor y que perseguía con celo los engaños humillando. Faena con gusto de Castella que ha iniciado con ayudados por alto tan habituales en su tauromaquia, dándole pausas para torear templado, con mucha suavidad, ligando las series por bajo, demostrando la clase y la suficiencia que tiene ante los toros, con algunos momentos de enorme emoción por ambos pitones aunque a la faena le faltó un punto de continuidad restándole un punto de emoción. Mató de una magnífica estocada y creo que una oreja hubiera sido justo premio a su toreo y que me ha dado la impresión que se ha pedido con suficiente fuerza y mayoría de pañuelos pero que el presidente no ha considerado así, para mí de manera equivocada. Decepción lógica del francés que m parece más que razonable.
Pero ¡ay, señores! esta tarde estaba en el ruedo de Valencia Jose María Manazanares, y eso es mucho. Ni un pero a las dos rejas de Roca Rey, ni le resto un átomo de mérito a su toreo, ni a la emoción que genera y lo que ha hecho sentir a los aficionados que llenaban los tendidos y a los que estábamos viendo la corrida por televisión, pero el empaque del toreo de Jose Mari, su clase, su figura, su porte, su elegancia ante la cara del toro, ¡ay señores, eso son palabras mayores!. Precioso el jabonero corrido en segundo turno y cuya lidia correspondía al alicantino. Un toro serio, astifino, cuajado, astarcanado de cuello y cara que desde salida se ha movido con buen ritmo y tranco. Saludo capotero de Manzanares lanceando a la verónica con el gusto y el sello personal que da el maestro al toreo de capa, meciendo la embestida, con suavidad exquisita. Decía antes de Roca Rey que no se deja comer ni un paso y no perdona una. Lo ha demostrado en su quite reglamentario a este toro, un quite por chicuelinas ajustadas y las manos bajas que ha sido espectacular. Le ha molestado el viento a Manzanares, pero no ha sido obstáculo para que el maestro haya cuajado una extraordinaria faena en la que ha dejado patente una vez más su clase y torería. Yo entiendo que a cada uno le llegue la emoción de esta fiesta de manera diferente, pero a mi me llena con toreros como Manzanares. Tandas en redondo templadas, con largura, dejando la muleta planchada, jugando las manos y las muñecas con una suavidad superlativa, conduciendo la embestida del toro con una calidad extraordinaria, alargando el muletazo, con la mano muy baja, componiendo la figura para lograr un conjunto de extraordinaria belleza y rematando con unos pase de pecho únicos, muy largos, eternos, llevándoselos al hombro contrario, tanto que por momentos parece que va a dar un circular pero no, es un pase de pecho ¡y qué pase de pecho!. Naturales con hondura, ligados por bajo, perfectamente colocado que levantan los olés, un cambio de mano excelso y muchos quilates de toreo caro en la muleta de Manzanares. Estoconazo de premio, para mi el mejor de la tarde, seguramente de la feria, y quizás una de las mejores estocadas que he visto en mi vida, para pasaportar al de Nuñez del Cuvillo sin puntilla ¡en 11 segundos!. Una oreja de ley para Manzanares que una vez más nos ha dejado ese sabor de su toreo, de su clase y su elegancia natural, ese toreo de siempre que a mi me llega y me llena.
Antonio Vallejo
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