Así rezaba el mosaico que adornaba el ruedo de Zaragoza para cerrar la temporada española de Julián López "El Juli" que conmemora sus 20 años de alternativa. Una temporada redonda, rotunda, triunfal, con un Juli en plenitud, espléndida madurez, reposado, disfrutando del toreo, cuajando faenas de antología, cuyo epílogo tenía que estar a la altura. El escenario no podía ser mejor, la Feria de El Pilar de Zaragoza, siendo nada más y nada menos que una encerrona con seis toros de distintas ganaderías el formato elegido por el maestro de Velilla de San Antón para la ocasión. Gesto valiente, gesto de figura en la última feria de primera que se celebra en nuestra piel de toro, gesto de responsabilidad y de riesgo, porque ya se sabe que estos desafíos pueden resultar un calvario si la tarde se tuerce. Pero si en el panorama taurino hay un hombre capaz de afrontar el reto con garantías ese es Juli, un figurón del toreo, con capacidad y recursos suficientes para poder a cualquier toro, con infinita variedad de suertes con el capote y con un mando portentoso en la muleta, capaz de no hacer decaer el ritmo, la intensidad, la atención y la emoción durante seis toros. Siempre lo he dicho, estas gestas solo están al alcance de unos pocos, de auténticas figuras, y Juli lo es. Cierto es que el resultado final no ha sido el esperado y deseado, que dos orejas saben a poco, que todos soñábamos con una salida triunfal a hombros, pero bien por las condiciones de los toros, bien por la falta de acierto en el manejo de la espada, la realidad es que la tarde no llegó a alcanzar las cotas de altura torera que anhelábamos. Pero eso no significa que sobre el ruedo de Zaragoza no se haya visto a Juli en toda su dimensión, un compendio perfecto de lo que han sido estos 20 años siempre en lo alto del escalafón. Extraordinario torero de capa, variado vistoso, de los mejores de la historia, poderoso, mandón y con una técnica descomunal en la muleta, dominador de todo tipo de hierros y encastes a lo largo de su carrera, torería y clase. Resumiendo, todo lo que ha significado Juli en estos 20 años. Vestido con un precioso y elegante terno goyesco negro con ribetes en blanco ha afrontado un paseíllo cargado de sentimientos, de recuerdos y de ilusiones, sintiendo el respeto, el cariño y admiración que goza en esa plaza, cuyos aficionados le han tributado una cerradísima ovación en reconocimiento a toda una carrera plagada de triunfos, muchos y muy sonados en esta plaza hoy abarrotada con el cartel de "no hay billetes", y que ha recogido desde los medios visiblemente emocionado. Ante sí seis toros de diferentes hierros - Garcigrande, Nuñez del Cuvillo, Puerto de San Lorenzo, Los Maños, Parladé y El Pilar - representando a los encastes Domecq, Atanasio-Lisardo y Santa Coloma, con esa parte de Nuñez y Osborne que lleva Cuvillo en su sangre, pero quizás he echado de menos en esta tarde tan especial la presencia de un toro de Alcurrucén, puro Nuñez, un hierro y una sangre que le ha proporcionado a Juli rotundos triunfos. Seis toros que, con tan diferente procedencia, eran todos muy parejos, con buenas hechuras, serios, de nota alta en cuanto a presentación.
Abrió plaza un toro de Garcigrande que en el capote apuntó excelentes condiciones de humillación, fijeza y repetición pero se partió un pitón en un derrote en burladero y tuvo que ser devuelto. Salta uno de Nuñez del Cuvillo que desde salida muestra nobleza aunque una justeza de fuerzas más que aparente. Con sumo cuidado lo trata en los primeros tercios, los capotes arriba, no se le exige en varas, prácticamente señalados los dos puyazos, para interpretar una faena basada en el temple y la suavidad en la que sacó a relucir toda su técnica, midiendo la altura y la distancia a la perfección, dándole las pausas necesarias al Cuvillo para que recobrara el aliento, sin obligarle al principio, mimando la embestida, con suavidad. Series ligadas a media altura al inicio del trasteo, con clase, para ir bajando la mano poco a poco y alcanzar la mayor emoción en dos tandas rotundas por el pitón derecho mediada la faena. Redondos profundos, la mano baja, largo el recorrido, enroscándose al toro, los de pecho son de lujo, largos, de pitón a rabo, una par de cambios de mano soberanos que arrancan olés y una tremenda ovación. Por el pitón izquierdo le cuesta algo más, a media altura, puntea las telas en un par de ocasiones pero surge el mando que caracteriza a Juli y finalmente dibuja una serie de naturales con empaque, sobre todo uno de desprecio mirando al tendido. Los adornos finales por bajo, trincherillas repletas de sabor y una fenomenal estocada volcándose sobre el morrillo sirven para que pasee una oreja sin contestación.
El segundo, de Los Maños, Santa Coloma puro, cárdeno, vuelto de pitones,sale con buen tranco y humilla pero lleva justitas la fuerzas. Casi no se le pega en el caballo, prácticamente señalados los puyazos. Precioso quite por faroles rematado con una revolera aflorando el mejor Juli capotero. Toro con clase al que Juli lleva a media altura en los primeros compases, mucho temple, surgen un par de naturales de mucha hondura y redondos ligados sin quitarle la muleta de la cara, el toro va aunque se vence por el pitón derecho y suelta alguna que otra mirada. Faena poderosa, bajando la mano y templando mucho, con mucha despaciosidad a un toro que embiste al paso, al que hay que perderle un pasito para quedarse colocado, por. momentos toreo muy de La México, con esa lentitud que tanto gusta por aquellas tierras que en breve verán comenzar su temporada. Soberbio Juli, entendiendo a la perfección la embestida del santacoloma, con la técnica y el conocimiento que atesora el maestro. Se atasca con los aceros y todo queda en silencio.
En tercer lugar salta el primer sobrero de El Pilar, alto y serio, estrecho de sienes, entipado, que se desplaza con buen tranco por ambos pitones, tiene fijeza, mete la cara con clase, humilla y repite. Empuja con celo aunque con un solo pitón y en paralelo en un primer puyazo largo, medido el segundo, antes de un maravilloso quite por lopecinas, espectacular, bellísimo, ejecutado perfectamente, para rematar con una media y revolera que pone a la plaza en pie. Brinda el toro a todos los toreros heridos en este accidentado final de temporada con especial recuerdo al maestro Ureña, detalle de sensibilidad y de lo que es este torero. Muletazos de tanteo a media altura, suaves, probando la embestida para citar en largo, compone dos buenas series por el pitón derecho, con recorrido, el toro repite y humilla, redondos profundos, por abajo, rematadas con uno de pecho y un trincherazo cargado de aromas. Por el izquierdo tira del toro con suavidad, temple magistral, llevándole muy toreado, naturales con hondura, largos, bajando la mano, magistral Juli. El toro va a menos y Juli ataca para poner la emoción que le falta a la embestida del toro en otra serie en redondo obligando mucho al de El Pilar, magníficos muletazos con largura y mano baja para acortar las distancias, en terrenos de cercanías, estático, pasándose al toro por ambos pitones, sensacional medida de la faena, en cada momento el ritmo y la distancia que precisaba, en maestro. Mata de entera en todo lo alto y pasea una oreja de este buen toro premiado con una gran ovación en el arrastre.
El cuarto luce el hierro de Puerto de San Lorenzo, un torazo de 616 Kg, muy hondo, muy serio, acapachado y abrochadito de pitones, preciosas hechuras. Poco lucido en el capote, no acaba de pasar, algo bastante común en este encaste Atanasio. Se emplea en un primer puyazo largo, muy medido el segundo, para probar al del Puerto con otro quite esta vez por chicuelinas sin demasiada emoción por la sosería en la embestida del toro. Faena pulcra y de mucha técnica, luciendo más cuando somete al del Puerto, brusco, áspero y un tanto descompuesto, sin acabar de entregarse. Por encima Juli, mostrando su capacidad lidiadora y su mando aunque la faena no tome vuelo ni transmita por las condiciones del toro, que va a menos, acorta el viaje y se defiende. Mata de un estoconazo fulminante volcándose, en recto, y escucha silencio.
En quinto lugar salta uno de Garcigrande muy ofensivo por delante, alto, algo desproporcionado, escurridizo de cuartos traseros, lo que ha generado tibias protestas por falta de remate. Un ramillete verónicas templadas y espaciosas de saludo, ganando terrenos, rematadas a una mano con mucha clase y un quite por cordobinas rematado por una serpentina en una alarde de variedad capotera que tiene continuidad con otro quite más esta vez por rogerinas, magistral capotero tanto por su amplio repertorio como por la dificultad de las suertes y su perfección a la hora de ejecutarlas. Toro pronto y con mucha movilidad ante el que se planta de rodillas para comenzar la faena, pundonor y entrega del madrileño. Embestida con cierta brusquedad y sin demasiada clase, Juli le somete y se siente podido, cabecea, enorme Juli, templado, aguanta las acometidas, a base de bajo la mano y obligarle saca una serie en redondo ligada y con emoción. Por el izquierdo protesta aún más, se siente podido, suelta la cara y tiende a rajarse, pero Juli lo fija, no le quita la muleta de la cara y sigue firme y seguro, sensacional lección de mando, perfecto de colocación, tapándole la salida, haciendo pasar al de Garcigrande por donde no quería, como un circular que acaba en un prodigioso cambio de mano, inventándose una faena, entregado, como ha acabado el público, rendido a la ambición, el coraje, la raza y la verdad de Julián. Lástima que de nuevo se le atragantara la espada porque estoy convencido que otra oreja habría caído en sus manos. La tremenda ovación que ha recibido creo que así lo confirma.
Al sexto, de Parladé, cuajado, precioso de hechuras, lo recibe Juli con una arrebatada larga de rodillas, pero tiene que ser desafortunadamente devuelto a los corrales al lesionarse los cuartos traseros. En su lugar salta el segundo sobrero, también de El Pilar, alto, ofensivo, deslucido en el capote, la cara alta y las manos por delante, sin emplearse en el caballo, sin clase, haciendo sonar el estribo. Cede el quite a ambos sobresalientes en un bonito detalle y ambos responden con verónicas, aseados, correctos, lo mejor la media de remate de ambos. Sensacional tercio de banderillas a cargo de Raúl Cervantes y Jesús Arruga que respondieron con saludos a la gran ovación del público, igual que hizo Arruga al parear al tercero junto a Gómez Escorial, extraordinarios banderilleros. Brindis al público en señal de agradecimiento a esta afición no solo por la tarde de este sábado, sino por tantos años de respeto en esta plaza de la Misericordia. Inicio suave, por estatuarios, muy templado, el toro no muestra gran recorrido. Por el pitón derecho tira del toro para alargar el viaje, le baja la mano en un par de derechazos soberbios, vaciando la embestida, extraordinario Juli, otra vez con mando, obligando al toro en un par de tandas con emoción y clase por parte del maestro, porque el toro no demuestra tal clase, incierto, desconcertante, se para, incluso mira y suelta un par de amagos buscando el cuerpo de Julián y ahí se acaba el toro. No duda Juli, se mete entre los pitones, arrimón de verdad, exponiendo, pundonor y compromiso máximo de un figurón del toreo. Se tira a matar con un espadazo hundiendo el estoque hasta la empuñadura y recibe otra grandísima ovación tras petición insuficiente que despide una tarde que, si nos quedamos con los números, el balance es de "solo" dos orejas, pero que ha mostrado la enorme dimensión torera de Julián, un maestro de leyenda, torero de época, 20 años arriba, en una lección de entrega, compromiso, responsabilidad, profesionalidad y mucha torería, extraordinario capotero, variado y muy lucido, con mando y poder en la muleta, amén de una técnica portentosa que le ha llevado a entender a la perfección a los seis toros que ha matado, dándoles la distancia, la altura, la lidia y la medida que precisaban, con exactitud y firmeza. Tan solo ha fallado la espada para que no estemos hablando de un triunfo antológico. Pero apelo a lo de siempre, este Arte no entiende de números, este Arte es mucho más que eso, es sentimiento y pasión, como los 20 años de Juli.
Antonio Vallejo
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