domingo, 10 de abril de 2016

Magisterio de Ponce en Sevilla


Preciosa tarde de primavera sevillana la de este sábado, un cielo limpio, de ese azul purísima tan torero y una luz que solo esta joya de ciudad que es Sevilla tiene. Es cierto, no es un tópico, Sevilla es mágica, tiene un color especial y un olor único. En ningún lugar del mundo el azahar huele como en Sevilla, su embrujo, el que te enamora nada más conocerla. Nuevo lleno en los tendidos, segundo día que se cuelga en las taquillas el cartel de “no hay billetes”. La climatología invita a ir a los toros, seguro, pero los seis toros de Juan Pedro Domecq anunciados para Enrique Ponce, José María Manzanares y Andrés Roca Rey, invitan aún más a venir a esta preciosa plaza de La Real Maestranza de Caballería, sobre todo tras lo vivido ayer con la magia y el embrujo de Morante, el poderío y el dominio de El Juli y la colocación y el temple de Perera.

Magnífico de presentación el primero, buenas y bonitas hechuras las de este castaño, bajo de agujas, como corresponde al encaste Domecq, serio, con los pitones rematados hacia dentro y ligeramente en puntas, astifino, en tipo. Poco juego en el capote de Ponce, protestado por sus aparente escasez de fuerzas. Deslucido tercio de varas, mero trámite. Comentan en Canal Plus Toros David Casas y el maestro Emilio  Muñoz la importancia que el tercio de varas tiene para la lidia, la cual no debe resumirse a la faena de muleta, y que desde que el toro salta a la plaza todo debe hacerse bien para sacar del animal las mejores condiciones. Imposible no estar más de acuerdo con las palabras del maestro. Buenos pares de banderillas de Mariano de la Viña, el eterno subalterno de Ponce, veintiséis años junto al maestro. Brindis al Rey D.Juan Carlos, quien ocupa el Palco Real junto a su hija, la Infanta Dª Elena y su nieta Victoria Federica, y brindis a España, como ha dicho el maestro “va por Usted y por España”, ¡olé, maestro!. Tiene calidad el juanpedro, lo lleva Ponce con la suavidad y el temple que en él es habitual, mete la cara con clase el toro y saca tres series en redondo repletas de gusto, con una cadencia exquisita, rematadas con un pase de pecho de pitón a rabo. Es impresionante la facilidad del valenciano delante de la cara de los toros, muletazos limpios, largos y bajos, sin un solo toque a la muleta, sin una soloa brusquedad. Suenan los olés y la música. Menos calidad por el pitón izquierdo, con el viaje más corto, sin humillar tanto como por el pitón derecho, al que vuelve Ponce para dibujar otra tanda en redondo de gran calidad, como la que tiene el juanpedro por ese pitón. ¡Cómo mide los tiempos, las pausas y las series el maestro Ponce!. Está toreando de maravilla, con una armonía exquisita, ¡vaya cambio de mano!, muy bien el de Chiva, y qué fácil parece todo en sus manos. Adornos finales con ayudados por bajo flexionando la rodilla, pura estética. Magnífico Ponce, ¡qué saber y qué torería!, con solo verle andar y estar delante de la cara del toro se dice todo. Mata de estocada casi entera arriba, el toro está rodado sin puntilla. Oreja de ley para Enrique Ponce, que si el toro hubiera tenido un puntito más de fuerza y emoción las dos orejas hubieran ido a parar a las manos del valenciano.

Musculado el colorado segundo de Juan Pedro Domecq, serio, más abierto de pitones, astifino y ligeramente veleto, algo más alto de agujas, quizás un poquito más feo de hechuras que su hermano. Poco juego en los lances de recibo con el capote de Manzanares, suelto, escasa fijeza, con la cara alta, sin permitir lucirse al alicantino. Tercio de varas de trámite, sin emplearse.  Pierde las manos al salir del segundo encuentro con el caballo. Pitos en los tendidos. Entra al quite en su turno el peruano Roca Rey, con tafalleras ceñidas y una media de remate con sabor. Jesús González “Suso” y Luis Blázquez colocan tres buenos pares de banderillas con mucho oficio, parce que el toro despierta y se viene más alegre, con mejor tranco. También brida manzanares al Rey D. Juan Carlos. Inicio de faena en redondo, magníficos los muletazos de Manzanares, con la muleta adelantad, bajando la mano y llevando largo el viaje del toro, rematando hacia dentro. Muy templadas las series por el pitón derecho, obligando cada vez más al juanpedro, muy despacio, series cortas, medidas, dándole la pausa que precisa, sensacionales los pase de pecho con los que finaliza las tandas. Sensacional Manzanares. Igual que en el toro de Ponce, embestida menos clara por el izquierdo, a pesar de lo cual saca dos naturales largos y bajos de gran calidad. Se le acaban las fuerzas al juanpedro. Última serie en redondo ligada, con mucho temple, despaciosa, para cuadrar al toro en la suerte natural y colocar un espadazo tremendo, entera, arriba, volcándose sobre la cara del toro, otro que rueda sin puntilla. Gran ovación para José María Manzanares tras petición insuficiente para una faena plena de temple, dominio, gusto, torería pura a mi modo de ver, en la que el alicantino lo ha hecho todo con un toro que no transmitía la mínima emoción.

Precioso de hechuras el tercero, negro, armónico, muy en tipo, serio, estrecho de sienes, los pitones rematados hacia dentro y en puntas. Galopa de salida, mete la cara con clase en el capote de Andrés Roca Rey, aprieta al limeño Rey le desarma. Se le mide muchísimo en el caballo, dos simulacros de puyazo ante la debilidad del juanpedro, que pierde las manos de forma ostentosa ala salir del encuentro con el peto del equino. Protestas por parte de la afición ante la falta de fuerzas del toro. Se le cuida al de Domecq tanto en el quite de Ponce como en banderillas, con los capotes arriba, sin obligarle, colocando los rehiletes con suavidad. El toro es cierto que galopa con ritmo, tiene calidad, y ya sabemos cómo es este encaste. No sería la primera vez, ni será la última, que un toro de Juan Pedro se viene arriba en la muleta. También brinda el peruano a D. Juan Carlos. Con mimo, con enorme temple, despacio, muletazos a media altura, sin obligar al juanpedro por bajo, por lo que la faena pierde esa emoción que tanto nos gusta y reclamamos los aficionados. Por el pitón izquierdo saca una primera tanda de naturales templados y ligados, rematados por un buen obligado de pecho. Vuelve a tomar la muleta con la diestra, pero el toro se apaga, tiene menos recorrido y pierde las manos a la mínima que se le baja la mano. No se le puede reprochar la actitud al peruano, que está sacando lo poco que tiene el toro, pero falta la chispa que encienda a la afición, culpa del escaso fondo del de Domecq. Con buen criterio, y ante las primeras protestas de los aficionados, no prolonga la faena y se perfila para colocar una estocada entera que pasaporta sin puntilla al animal. Cariñosa ovación que recoge desde el tercio el limeño, premio a su disposición y buen estar delante del toro, que es pitado en el arrastre.

Es devuelto el cuarto por inválido, algo patente desde salida, perdiendo las manos claramente en el capote de Ponce, haciendo que las protestas crezcan ante la debilidad del toro, sobre todo al caer estrepitosamente tras el encuentro con el caballo. Pañuelo verde en el palco y toro devuelto a los corrales. Salta el primer sobrero, también de Juan Pedro Domecq, negro, buenas hechuras, muy en tipo juanpedro, muy serio de pitones, astifino. Saludo a la verónica dándole sitio al toro. Echa las manos por delante, corta la embestida y sale suelto del capote del valenciano. Poco celo en el caballo, no se emplea el de Domecq. Pierda las manos al salir del encuentro con el picador, lo cuida Ponce, echando el capote arriba para mantenerlo en pie. Tercio de banderillas correcto, ejecutando los pares con oficio pero sin especial brillantez. Las señales que emite el toro no hacen presentir una gran faena precisamente. Inicia el trasteo Ponce por el pitón derecho, el juanpedro no va, acorta el viaje, hay que llevarlo con la muleta a media altura para que no se derrumbe, lo que hace que todo resulte carente de emoción. Toro sin clase, casta ni fuerzas, poco puede hacer el maestro de Chiva. Lo intenta y se justifica Ponce sin conseguir lucimiento, aparecen las protestas de quienes consideran que lo mejor es abreviar y tomar la espada frente a los que agradecen con palmas el esfuerzo de Enrique por agradar. Yo, desde luego, no podría protestar a Ponce, pero debo reconocer que cuando veo claro que no hay nada que hacer con el toro agradezco la brevedad en la faena. Toma la espada el matador y coloca con gran habilidad una entera que acaba con este deslucido cuarto bis de la corrida, despedido con pitos. Palmas de cariño y agradecimiento a su vergüenza torera, ovación que recoge desde la raya del tercio.

Abierto de pitones el quinto, muy serio, como toda la corrida, bonitas hechuras, bajo de agujas, muy bien de presentación. No se deja torear en el capote que le ofrece José María Manzanares, echa la cara arriba y las manos por delante, malos síntomas. Se arranca con prontitud al caballo que monta Pedro Morales “Chocolate”, que agarra un magnífico puyazo, empuja el toro con fijeza, metiendo los riñones, pelea de bravo. Magnífica también la segunda vara, agarrada arriba, bien medido el castigo. Gran ovación para el picador al abandonar el ruedo. Extraordinario quite de Roca Rey echándose el capote a la espalda, por gaoneras ceñidísimas, él quieto como si nada, rematado con una revolera. Quite de mérito, quite de valor. Sensacional tercio de banderillas, ejecutando la suerte con pureza y riesgo, a cargo de Rafael Rosa y Luis Blázquez, que saludan montera en mano la sonora ovación que el público les dedica. Se desplaza el juanpedro en la primera serie con la derecha, en largo, ligando los muletazos. Buenos derechazos del alicantino bajando la mano, alargando el viaje, para rematar la serie con un gran pase de pecho. Le deja tomar aire al toro, dándole la pausa necesaria para iniciar otra tanda en redondo rematada con otro de pecho enroscándose al toro a la cintura. Por el pitón izquierdo protesta más, naturales sueltos, uno de ellos más largo y por bajo, buen natural. Pocas reservas le quedan al toro, la faena, buena faena del alicantino, por encima del toro, está hecha. Toma la espada Manzanares. Media estocada en muy buen sitio suficiente para que el animal doble definitivamente. Ovación merecidísima para Manzanares que saluda desde el tercio.

El último de la tarde, también muy entipado, serio, buenas hechuras. Saludo torero con el capote, quieto, a pies juntos, pegado a las tablas, verónicas para ir ganando terreno al toro. Magnífico el manejo del capote de Roca Rey, que lleva al toro al caballo galleando con el capote a la espalda. Preciosa manera de colocar al toro en suerte, muy aplaudida. Tercio de varas muy medido, con dos puyazos breves y traseros a cargo de Manuel Molina. Buenos pares a cargo de Juan José Dominguez y Francisco Gómez “Paquito Algaba”, con oficio, saliendo de la reunión andando hacia atrás, muy torero Dominguez. Brinda al público el limeño. Quieto en el centro del ruedo se pasa al toro por la espalda, enlazando con pases ceñidos por ambos pitones, templados y ligados, con mucha quietud por parte del torero. Buena serie con la derecha, tratando de bajar la mano, pero humilla poco el animal. Bonito el remate de pecho. Desde luego que las maneras de roca Rey no parecen las de un matador de recientísima alternativa, firme y con la mente clara, sabiendo lo que quiere hacer y lo que hay que hacer a este toro. Por el pitón izquierdo el toro se defiende, corta la embestida y echa la cara arriba. Muy justo de fuerzas va ya el juanpedro, pero prosigue en su empeño por sacar muletazos por el pitón derecho, pero la faena va a menos por las condiciones del toro. Trasteo soso, en el que todo lo pone el matador para tratar de transmitir algo de emoción. Enorme la disposición del peruano, reconocida con la ovación de los aficionados. Gran susto al enganchar el toro a Roca Rey por el muslo. Gracias a Dios no le hiere, queda suspendido de la pala del pitón entre las dos piernas, agarra la punta del asta, segundos angustiosos que afortunadamente se resuelven sin consecuencias. Mata de entera fulminante que acaba con el último de la corrida. Fortísima ovación y vuelta al ruedo tras leve petición para la disposición y el buen toreo desplegado por el limeño en esta tarde de primavera sevillana.

Magisterio de Enrique Ponce, nueva lección de este catedrático del toreo que lleva ya 26 años impartiendo clases magistrales de toreo, con ese estilo que deslumbró allá por 1990, relajado, desmayado, templado, suave, con un conocimiento de los toros, las suertes y los terrenos excepcional, haciendo que todo parezca fácil, sacando a cada animal todo lo que lleva dentro, tapando y corrigiendo tantos y tantos defectos de muchos toros, quitándose importancia en ocasiones, algo que no pocos no han sabido valorar en la figura del maestro, torero de pies a cabeza, dentro y fuera de la plaza, todo un señor. Pasan los años y permanece intacto, quizás aún mejorado por ese empaque que da la veteranía, el poso de ese reloj de arena que es la vida. La elegancia hecha torero en la figura de José María Manzanares, con su toreo de dinastía, poderoso y artista, ganando con los años, conjuntando la herencia con la técnica, el valor con el arte, el saber con la inspiración. También torero desde que se levanta hasta que se acuesta, no obstante tiene como maestro, además de su padre José María Manzanares que desde la plaza del cielo ve sus faenas, a Enrique Ponce, su padrino de alternativa, además de su gran amigo. Y la juventud, la quietud, el valor, la técnica y las ganas de un joven peruano, Andrés Roca Rey, que viene a poner todo patas arriba, dispuesto a liderar esa nueva generación de matadores que deben tomar el relevo de los maestros, que tienen en sus manos, en sus capotes, sus muletas y sus espadas el futuro de nuestra Fiesta. Una Fiesta que en tardes como la de este sábado sevillano hacen grande nuestra afición, con una Maestranza repleta, como debe ser para callar bocas y frenar la barbarie antitaurina.

Antonio Vallejo





No hay comentarios:

Publicar un comentario