sábado, 16 de abril de 2016
¡Y Morante paró el tiempo!
Segunda consecutiva de Núñez del Cuvillo. En el recuerdo inmediato las dos orejas cortadas por Manzanares y el valor, la pureza y la verdad del toreo de José Garrido. El cartel de hoy, difícilmente mejorable: Morante de la Puebla, qué decir del Duende, y más en Sevilla, Julián López El Juli, tras su rotunda actuación del pasado viernes, y Andrés Roca Rey, uno de los emergentes, de la nueva camada que viene arreando fuerte, quietud y poder en su toreo. No hace falta ser adivino para suponer el lleno de "no hay billetes" en la Real Maestranza de Sevilla, hoy también luminosa y bella como siempre en otra preciosa tarde primaveral, pero con el inconveniente del fuerte viento que durante casi toda la tarde ha soplado con fuerza, incomodando la labor de los matadores. Y digo bien, casi toda la tarde, porque Eolo no se ha querido perder la antología de toreo que ha derramado esta tarde Morante de la Puebla sobre el albero maestrante. Durante el cuarto se ha ido a su localidad y ha visto una de las faenas, una de las obras de arte más bellas que jamás se hayan visto en una plaza de toros. Faena de genio, de inspiración, de gusto, de sabor, de figura de antaño. Paró el viento, paró el reloj, detuvo el tiempo en su muleta, despacio, largo, muletazos eternos que no se acababan nunca. Volvía el Duende, volvía el arte, volvía el mejor Morante.
Seis de Nuñez del Cuvillo magníficos de presentación. Corrida más pareja que la de ayer, de preciosas hechuras, muy seria por delante, toros armónicos sin excesos de kilos. Corrida a la postre muy del gusto de Sevilla, que además ha tenido un comportamiento noble, con calidad y clase en general, si bien le ha faltado un poco de fondo y chispa en algunos toros para redondear las faenas. Ante ellos, y cada uno en su estilo, magnífica la terna. De Morante ya lo he dicho casi todo. Importante, valiente y entregada actuación de Julián López El Juli, que no cortó orejas, pero que al tener que abandonar el coso camino de la enfermería por la cogida en el glúteo durante la faena al quinto, fue despedido con una atronadora ovación en reconocimiento a su extraordinario estar y torear durante toda la tarde. Y Roca Rey a un pasito de abrir la Puerta del Príncipe. Oreja en el tercero y, si no falla con la espada en el sexto, otra segura, y quién sabe si la segunda también. Impresiona el peruano por su actitud y cualidades de torero veterano con tan solo unos meses de alternativa. Otra tarde de triunfos, de disfrutar con nuestra Fiesta, y van ya tres consecutivas que engrandecen nuestra afición; la inolvidable de Victorino, con "Cobradiezmos" y Escribano, la de ayer con Manzanares y Garrido y la de hoy, que retoman la linea de buen toreo del fin de semana pasado, con el magisterio de Ponce (a persa de la blanda corrida de Juan Pedro Domecq) y el triunfo rotundo de López Simón con los toros de El Pilar, que nos sacan del pequeño paréntesis del lunes y el martes con la corrida de Daniel Ruiz y la de Jandilla que bajaron un tanto el nivel general.
Cuarto paseíllo de José Antonio Morante de la Puebla tras el del Domingo de Resurrección, día en que rozó la gloria y el fallo con la espada le devolvió vivo el toro a los corrales tras escuchar los tres avisos, y los dos anteriores en esta Feria de Abril. Máxima expectación y máximas ganas de la afición sevillana por ver triunfar a su torero. ¡Y de veras que lo han visto!. El primero es un precioso melocotón de capa, de magníficas hechuras, fino, armónico, que de salida mete bien la cara. Lancea a la verónica durmiendo al toro en el capote. ¡Siete verónicas con una cadencia y un compás sin igual! Y de remate una media a la antigua, plena de sabor. No es mi pasión morantista ni un tópico, pero el sevillano es único en esta suerte del toreo de capa. Tercio de varas medido a cargo de Aurelio Cruz del que sale el Cuvillo defendiéndose, escaso de fuerzas. Tercio de banderillas con oficio a cargo de Antonio Jiménez "El Lili" y Francisco Javier Sánchez Araujo. Toma la muleta José Antonio con la diestra al abrigo de las tablas para resguardarse del molesto viento que sopla esta tarde en Sevilla. Muletazos de tanteo suaves, muy seguro el sevillano, con gusto, pero el Cuvillo se revuelve. Toro noblote, tiene buen principio pero no acaba la embestida, algo rebrincado y falto de recorrido. Le da sitio Morante y saca dos redondos largos con la mano baja que arrancan los olés del público. Muy firme y decidido Morante. Por el izquierdo la embestida es similar, la falta gracia y echa la cara arriba al final del muletazo. Templados naturales, sobre todo uno de ellos, más largo, bellísimo. El toro pasa, sí, pero sin gota de emoción, que la está poniendo el de La Puebla, tirando del toro, tratando de sacar lo que le queda al de Núñez del Cuvillo. Poco más hay, muy por encima Morante. Mata de dos pinchazos, media y descabello. Silencio para Morante. ¡Pero quedaba el cuarto!.
Y el cuarto salió de toriles. Precioso colorado, de nombre "Dudosito", otro de magníficas hechuras, bonito de cara, serio. ¡Dios santo cómo maneja el capote Morante!, si cada verónica es de una belleza sin igual, la media de remate es un cartel de toros. Como lo ha sido la revolera con la que ha dejado colocado al toro para entrar al caballo de Cristóbal Cruz. Chicuelinas del Maestro, molestadas por el viento, para probar al toro, le gusta, le ve la clase que lleva dentro. Tercio de banderillas aseado a cargo de José Antonio Carretero y Francisco Sánchez Araujo. Y es en este momento donde aparece la magia. De repente, sin explicación, el viento cesa en cuanto José Antonio toma la muleta. El reloj de la maestranza se detiene y el tiempo se para. El duende, el pellizco que se siente cuando Morante está en la plaza revolotea por los tendidos, por la elipse de albero, anunciando que algo grande está por llegar. ¡Qué figura la de Morante!, ¡qué estampa de TORERO!, con el cartucho de pescao en su mano izquierda, junto a las tablas. Cita al toro, abre la muleta y se lo pasa de pecho, enlazando con unos ayudados por alto repletos de sabor y unos naturales con la muleta a ras de suelo de antología. Se va a los medios, el viento ahora no sopla. La muleta montada en la diestra. ¡Uno, dos, tres, cuatro redondos y el de pecho con el reloj parado y el tiempo congelado, eternos!. Se puede torear despacio, pero detener el tiempo sólo lo hace Morante, ¡que maravilla!. Temple, temple, temple, impresionante. Otra serie más en redondo ligando derechazos eternos, perfectamente colocado, la mano baja ¡qué sabor!. Naturales inmensos, templados y ligados que ni sé lo que duran, ¡qué torería!. Se pueden imaginar como se puso la Maestranza…y muchos que lo veíamos por televisión, ¡la locura!. Por momentos no sé si he puesto en cámara lenta la retransmisión, es increíble. Como increíble es que, al bajarle la mano en un derechazo, el Cuvillo pisa la muleta de Morante y le rompe el estaquillador. Cualquiera se hubiera ido a prisa, contrariado, en bizca de una muleta nueva. ¡José Antonio Morante de la Puebla no!. Coge la muleta caída sobre el albero y ¡le pega una media verónica de órdago!. Señores, ese es el pellizco, eso es el arte, la personalidad del maestro, eso no se trae ensayado de casa, eso es el duende, ¡por eso soy morantista!. El delirio en los tendidos, toda la plaza en pie. La última serie de naturales es todavía mejor y más lenta si cabe. vamos, la eternidad es un rayo al lado de cada muletazo de Morante, que se va de la cara del toro al estilo de las figuras de otros siglos. Se vuelca sobre el morrillo y coloca un estoconazo en todo lo alto que liquida al buen toro de Cuvillo, premiado con una gran ovación en el arrastre. Dos orejas y apoteósica vuelta al ruedo del sevillano. ¡Olé mi Morante!, ¡que grande es el toreo!. Y en Madrid no lo vamos a ver, que desgracia. Por cierto, el reloj de la Maestranza vuelve a marcar el tiempo.
El segundo, más abierto de pitones, bonito de cara, serio, armónico, bonitas hechuras. Molesta mucho el viento al saludo de capote a la verónica de Julián López El Juli. Derriba aparatosamente el caballo que monta Diego Ruiz, atrapado bajo el cuerpo del equino, que resulta corneado en una pata por el Cuvillo. Se tiene que retira tanto picador como cabalgadura, teniendo que colocar la segunda puya Salvador Núñez, que guardaba puerta. Lucido quite de Roca Rey combinando tafalleras, gaoneras, un farol y media de remate. Réplica de Juli, que quiere dejar claro quien es el maestro. hay que reconocer la valentía de Roca Rey al hacer un quite a un toro de una figura. Pero este chico es así, viene apretando. Sensacional Juli en la réplica, volviendo loco al público con el pique, recetando unas chicuelinas ceñidas a manos bajas, dos medias y una revolera de remate. ¡Qué bonita es la competencia entre toreros!. Solvencia con los palos José María Soler y Fernando Pérez, buenos pares. Inicio de faena muy torero, con la rodilla en tierra, llevando al de Cuvillo por bajo, rematando con un pase desmayado, dejando caer la muleta y uno bueno de pecho. Ovación fuerte para Juli. El toro tiene clase y repite, aunque se queda un poco corto. Buena serie en redondo del madrileño, con el poderío habitual en él. Por el izquierdo le cuesta más, se está quedando sin gasolina, pero Julián le baja la mano y saca dos naturales coreados con olés. Vuelve a la diestra, por ahí va mejor el toro, pero está prácticamente apagado ya el de Cuvillo, al que Juli le baja la mano en una nueva tanda por el pitón izquierdo. Muy por encima del toro el madrileño, derrochando técnica y mando, pudiendo en todo momento al de Cuvillo. Más no se le puede pedir a Juli, entregado, exprimiendo al toro como si fuera una naranja recién cogida de uno de los árboles del Patio de los Naranjos de la catedral sevillana para sacar todo su jugo. Lástima que el toro no haya tenido un punto más de empuje y emoción. Estocada entera volcándose, algo trasera, pero que revienta al de Núñez del Cuvillo. Fuerte y merecida ovación para Juli.
El quinto, negro mulato, un torazo, muy armado, dos puñales, rematado hacia dentro. Poco lucido en los lances de recibo de Juli, molestado de nuevo por el viento que se había tomado un descanso para ver la faena de Morante. Deslucido tercio de varas. Quite de Roca Rey por tafalleras, que no perdona ni una. Buenos pares de Alvaro Montes y Fernando Pérez, con suma facilidad. Poco recorrido tiene el toro en la muleta que le ofrece Juli, que tira de él para alargar el viaje. Pleno de técnica el madrileño ante este toro falto de raza y casta, poniéndole la muleta en la cara, llevándolo despacio, enseñándole a embestir. ¡Qué poderío el del madrileño!. Es increible el dominio y la técnica de Juli, consiguiendo sacar redondos y naturales con paciencia, mimando al toro, tremendo el mérito de lo que está haciendo, y así se lo reconoce la afición. Impresionante la entrega de Juli ante este toro que se para, al que le cuesta un mundo tomar el engaño, al que Juli le ha mostrado el camino. Gran exposición, tanta que en un muletazo con la diestra el Cuvillo corta el viaje y prende a Julián, cornada en el glúteo que tras la corrida sabemos que es nada menos que de 15 cm, y que gracias a Dios no ha pasado a mayores, durante unos segundos ha estado a merced del toro, con los pitones golpeándole el pecho y a milímetros de la cara A pesar de eso le pega otra tanda más y mata al toro. Lo de menos es que haya pinchado al entrar a matar, da igual. Lo que cuenta es lo que ha hecho a este mal toro, el pundonor, la profesionalidad, el compromiso y la vergüenza torera de una figura del toreo. ¡Qué grande Julián!. El gesto del maestro en los medios, golpeándose el corazón en respuesta a la atronadora ovación de la Maestranza, toda puesta en pie, lo dicen todo. No todo son orejas para salir triunfador. Hoy Juli ha demostrado orgullo y torería, ¡y eso es un triunfo!.
El primero de Andrés Roca Rey, colorado, también de muy buenas hechuras, serio, cerradito de cara, preciosa lámina. Lances de recibo con una larga cambiada de rodillas y verónicas, casi delantales, ganado terrenos toro. Presenta sus credenciales y sus intenciones el peruano. Pica Manuel Molina. Bueno, mejor dicho, señala dos puyazos el varilarguero a un toro que se arranca de largo. Bien agarrados, delanteros, eso sí, pero dos simulacros de varas. Ovación de los tendidos. Sinceramente no la comparto; se ha aplaudido el no picar, con lo importante que es la suerte de varas y el valor que cada día se le resta. Y me da igual que al matador le guste dejar a sus toros muy enteros en el caballo. El tercio de varas está para lo que está y hay que ejecutarlo con verdad, como todo en el toreo. No me ha gustado la ovación al picador al retirarse por señalar delantero, lo siento. Quite del propio Roca Rey por gaoneras. La verdad es que el toro tiene buen tranco y ha tomado bien los capotes. Juan José Dominguez y Francisco Gómez "Paquito Algaba" colocan los palos con suma facilidad. Arrecia el viento cuando el limeño brinda al público. Se dirige a la primera raya a iniciar la faena de muleta. A pies juntos, las zapatillas clavadas en el albero, se lo pasa por la espalda, por delante en redondo, sin moverse un milímetro, rematando con el de pecho. Firme y poderos, además de valiente. Primera serie en redondo templada, muletazos largos, bajos, hondos. Magnífico, ¡y qué sereno se le ve!. Le arrastra la muleta en una nueva tanda en redondo de mucha clase, con un sensacional cambio de mano y uno de pecho de pitón a rabo. Nueva ovación. Lo del viento es tremendo, la muleta parece un pañuelo, pero le da igual al peruano, que lo torea en las rayas por ambos pitones, cambiándose la mano, con mucha exposición y riesgo. Está pletórico, no parece para nada un torero que no cumple ni un año de alternativa. Acorta la distancia, le pone la muleta en la cara y tira del toro, sin moverse, perfectamente colocado, derrochando valor, pasándose al toro a milímetros de la barriga en unas bernardinas que parecían imposibles que el toro pasara. Toda la plaza en pie, un clamor. Mata de entera caída volcándose sobre el toro que pasaporta al Cuvillo sin puntilla. Oreja para Roca Rey, que podían haber sido dos si la espada no hubiera caído defectuosa.
El último de la tarde, negro mulato, otro bellísimo de lámina, magnífica presencia, serio, no toma con claridad el capote de Roca Rey. Bien picado por Sergio Molina, que agarra delantero. Pierde las manos al salir del caballo, blandea y surgen las protestas de los tendidos. Deslucido tercio de banderillas a cargo de Francisco Durán "Viruta" y Paquito Algaba. Se va al centro el limeño a brindar al público, caminando como torea, despacio. Deja la montera a sus pies, juntos, clavados al suelo. Lo llama pero no reponed, le lanza la montera. Por fin se decide el Cuvillo, se arranca, ¡se lo pasa a por la espalda, uno de pecho, otro más por la espalda!, y todo sin mover los pies, ¡qué valor!. Torea en redondo en los mismos medios, templado, ligando los muletazos largos. Si continúa a este nivle durante toda la temporada es uno de los que, a buen seguro, va a reventar el escalafón. El toro se va parando, pero le da igual a Roca Rey. Acorta las distancias, pleno dominador de la situación, poniéndole la muleta en la cara, llevándolo toreado por ambos pitones, aguantando sin moverse los parones del de Cuvillo. Hay que tenerlos muy bien puestos para hacer lo que está haciendo, a centímetros de la taleguilla los pitones, se lo pasa por ambas manos, como el que estuviera abanicándose, por delante, por la espalda, le da igual, todo le vale, increíble. Lástima el fallo con la espada. Le ha privado de una oreja seguro, y quizás dos, puesto que la plaza estaba entregada al peruano. Pero lo que nos ha dejado hoy en Sevilla ha sido una imagen y unas sensaciones de torero. Gran ovación de despedida recogida desde los medios.
De nuevo una buena tarde de toros, donde Morante ha parado el tiempo, Juli ha estado TORERO y Roca Rey ha dejado claro a qué ha venido. Tarde de las que hacen afición.
¡Ah! y por si a alguien aún le quedan dudas, ¡soy morantista!
Antonio Vallejo
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