Era cuestión de tiempo,
tenía que llegar el primer día de “no hay billetes” en la Real Maestranza de
Caballería. Se ha hecho esperar, quizás algo más de lo previsto, y probablemente
al abrigo del anuncio de la segunda de las cinco tardes que el maestro de La
Puebla del Río tiene programadas en Sevilla a lo largo de la presente
temporada. Eje del abono sevillano, reclamo seguro de la afición, máxime tras
su actuación del pasado domingo de Resurrección, aquel día que bordó el toreo y
que vio como su oponente se iba vivo a los corrales tras escuchar los tres
avisos. Hubiera sido preocupante que no se llenaran a reventar los tendidos de
la plaza sevillana, sabiendo cómo es Sevilla y como es su afición con sus
toreros. Pero no solo Morante ha sido el
motivo del lleno. Junto a él conforman la terna el madrileño Julián
López “El Juli” y el extremeño Miguel Angel Perera, con toros de Victoriano del
Río y Toros de Cortés (tercero y sexto), ganadería madrileña de Guadalix de la
Sierra, procedencia Juan Pedro Domecq, una de las favoritas de las figuras. Un
cartelón, uno más de los varios carteles rematadísimos que conforman esta Feria
de Abril. Y la tarde ha respondido a las expectativas. Si nos atenemos al
número de trofeos cortados podríamos pensar que no ha sido una buena tarde,
puesto que tan solo El Juli ha cortado una oreja, la del segundo. Nada más
lejos de la realidad. Por encima del comportamiento de los de Victoriano ha
estado el compromiso, la profesionalidad, la disposición y la entrega de los
tres espadas, además de grandes dosis de arte y torería. Una tarde en la que se
han visto muchas cosas y muy buenas, con un Morante dando un paso adelante, con
su mágico estilo que acuna al toro en su capote y lo enrosca en su muleta, un
Juli poderoso, pletórico de técnica y mando y un Perera artista, muy seguro, en
un gran momento, que han dejado en los aficionados un regusto torero que seguro
a estas horas aún están paladeando. El toreo es arte, y eso es lo que ha dejado
la terna esta tarde sobre el albero de La Maestranza, puro arte.
Bien presentada la corrida,
de buenas hechuras, entipada, seria, astifiina, estrecha de sienes y cerrada de
pitones, muy al gusto de Sevilla, de comportamiento y juego desigual,
destacando el quinto por nobleza y bravura.
Gran expectación por ver al
duende. Recibe Morante al precioso y bien hecho primero con verónicas de enorme
belleza, dando un paso hacia delante, cargando la suerte, despacioso, jugando
las manos como solo el maestro sevillano sabe hacerlo, rematando con una media
de cartel. Ese “algo”, ese duende, ese pellizco que genera el de La Puebla
cuando tiene el capote en las manos enciende los primeros y sonoros olés de los
tendidos. ¡Qué manera de llevar al toro al caballo!, nuevas verónicas
acompasadas con el cuerpo, largas, eternas, inmensas, rematadas con una garbosa
revolera. Pelea con fijeza en el caballo, toma dos buenas varas a cargo de
Aurelio Cruz, aplaudido al abandonar el ruedo. Quite de Juli con unas
chicuelinas ceñidas y con las manos bajas, grandiosas, rematadsa con otra media
de enorme belleza. Parece que va a menos el toro en banderillas, complicando la
labor de los subalternos. Toma Morante la muleta con la diestra. Decidido,
dando ese paso para delante que tanta emoción impregna a cada pase, inicia el
toreo en redondo, bien colocado, templado y largo, con la muleta por delante,
con mucho sabor, ese sabor a toreo añejo que su figura desprende. Dos tandas de
nivel por ese pitón derecho, muletazos hondos, ligados, jaleadas con olés, a un
toro que se ha movido hasta que las fuerzas han dicho basta. Una tanda tan solo
le ha permitido a Morante por el pitón izquierdo, sacando dos buenos naturales.
Ahí se acabó. Mata de pinchazo hondo arriba y tres descabellos. Ovación y
saludos como premio a su disposición y a lo bien que ha toreado Morante tanto
de capa como con la muleta.
También de magníficas
hechuras el cuarto, negro, serio y astifino. Impresionante el saludo capotero
de Morante, con un farol al que siguen verónicas ganado terrenos con el sello
particular del maestro y una media de remate de magnífica factura. Aprieta el
toro por ambos pitones, pero no parece importarle al de La Puebla, muy firme,
entregado y decidido. No se emplea en el caballo, deslucido tercio de varas,
con el toro tendente a huir, falto de casta y escaso de fuerzas. Torería en el
inicio de faena, con ayudados por alto, acoplando la embestida del toro, con
mucho gusto. Buena serie en redondo, templada, ligada, con hondura, bajando la
mano, tremendamente serio y con sabor a toreo antiguo. Mucho más de lo que
podía presumirse a la vista de lo mostrado en los primeros tercios, todo lo ha
puesto Morante, superior. Se raja el de Victoriano del Río y parece que no haya
más. Nada más falso. Morante ha plantado batalla según la querencia del toro,
alargando la faena como nunca le he visto hacer, entregado, naturales, redondos
y molinetes que ponen de nuevo en pie a los tendidos. Sencillamente magistral. Mata
de estocada habilidosa tras dos pinchazos y sendos avisos que han hecho que
sobre la Maestranza sobrevolara el recuerdo del Domingo de Resurrección, con un
suspiro de alivio cuando dobla el toro. Escucha de nuevo una ovación en
reconocimiento a su disposición, torería y gusto en toda la tarde.
El segundo, otro negro
burraco de buenas hechuras, corresponde a Juli. Lo recibe a la verónica, pleno
de técnica el madrileño, rematando con una media de clase, sin llegar a definirse claramente
la embestida del animal. Poco juego en el caballo, sin emplearse, corta en
banderillas, con ciertas complicaciones, correctos los pares de Álvaro Montes.
Firme y poderoso Julián, ¡que despliegue de técnica!, tapando defectos del
toro, haciendo fácil lo difícil, sacando lo que parece imposible, bien
colocado, llevando despacio al de Victoriano, poniéndole la muleta en la cara,
tapándole la salida para que repita y así ligar los muletazos, bajándole la
mano poco a poco, obligándole, para culminar la tanda con un cambio de mano
excelso. Dicho así parece sencillo pero lo que ha hecho Juli a este toro tiene
mucho, pero que mucho peso y valor. Y si por el derecho ha toreado como lo ha
hecho, al natural ha bordado el toreo. Inmensos naturales, las manos bajas,
largos y templados, con la muleta rota, las zapatillas clavadas en un palmo de
arena, dominador absoluto de la situación, magistral el de Velilla. Mata de
estoconazo arriba volcándose sobre el morrillo, auténticamente entregado
Julián. Oreja de ley para una actuación muy importante de Juli.
De rodillas, a la puerta de
chiqueros, se va a esperar Juli la salida del quinto. Larga cambiada seguida de
magníficas verónicas, chicuelinas y una media a manos bajas extraordinaria a
este serio y magníficamente presentado toro de Victoriano del Río. Desordenado
y deslucido tercio de varas, con el toro encelado en el peto del caballo,
empujando con la cara abajo, sin que nadie sea capaz de sacarlo del caballo.
Nuevo quite de Perera por chicuelinas ceñidas y bajas, con la media de remate,
brillante una vez más con el capote. Aprieta en banderillas a José María Soler
y Fernando Pérez, que resuelven con oficio. Brinda El Juli al público. Nueva
lección de poder y técnica en la muleta de Juli, midiendo los tiempos,
haciéndolo todo bien para que luzca el toro, dándole las pausas necesarias,
para acabar sometiendo la embestida y torear en redondo, largo, con la muleta
adelantada, bajando la mano, ligado y templado, pasándose al toro por ambos
pitones sin casi despegar las zapatillas del suelo. Mejor imposible, Julián.
Dominador absoluto de la situación, gustándose, relajado, disfrutando del
toreo. Repito, lección magistral de lo que es poder y someter a un toro.
Lástima del fallo a espadas, un pinchazo hondo y siete descabellos le han
privado de la que hubiera sido su segunda oreja y la salida a hombros por esa
soñada Puerta del Príncipe. Ovación de despedida para su importante actuación
en esta tarde de Abril.
El tercero es un tío. Negro,
musculado, bella estampa, bonito de cara, tremendamente serio por delante, algo
más ancho de sienes y abierto de cuernas que sus hermanos, dos leños que
asustan. Lo recibe Miguel Angel Perera, quien hoy va vestido con un elegante y
precioso terno verde oliva y oro. No puedo resistirme a destacar este detalle,
no tan banal como algunos puedan pensar. Siempre me he fijado mucho en la
manera en la que los toreros se presentan en la plaza y, en una plaza de la
categoría de Sevilla y en su Feria de Abril hay que estar a la altura en el
vestir. Recibo variado con el capote, mezclando verónicas, chicuelinas,
tafalleras y la media de remate, con gusto, a este toro con recorrido. Derriba
al caballo que monta Francisco Doblado en el primer encuentro, quedando el
picador atrapado bajo el peto del caballo, segundos de peligro que
afortunadamente se resuelven sin consecuencias. Quite de Perera para probar al
animal tras el primer puyazo echándose el capote a la espalda, gaoneras ceñidas
sin moverse, pasándose al toro por la cintura, de tremenda emoción. Toma en
largo el toro un segundo puyazo perfectamente colocado y medido, dando muestras
de bravura. Réplica de Morante con un magnífico quite por tafalleras rematado
por una media verónica sublime, extraordinaria, de cartel, que pone a la plaza
en pie. ¡Vaya tarde de toreo bueno de capote!, ¡qué maravilla!. Grandísimo par
de banderillas de Curro Javier, dejando llegar al toro, cuadrando en la cara,
asomándose al balcón, reuniendo y clavando en todo lo alto. ¡Cómo se ha vivido
este par que cuando Curro Javier se perfila para colocar su segundo par la
banda de la Maestranza arranca a tocar la música! Jamás había visto algo igual. Impresionante, la carne de
gallina. Y responde Curro con otro extraordinario par, aún mejor que el
primero, si cabe. La plaza entera en pie, es un clamor, obligando a
desmonterarse a estos buenos toreros de plata, Curro Javier, Guillermo Barbero con
los garapullos y Javier Ambel en la brega, sensacionales los tres . Ayer lo
decía y hoy lo repito, que importante es la lidia, que importante es la labor
de los subalternos, que importantes son los buenos toreros de plata. Brinda al
público Perera, sabedor de las buenas condiciones que tiene el de Cortés, sobre
todo por el pitón izquierdo, de embestida clara y larga, metiendo la cara con
enorme clase. Se desplaza y repite en los muletazos de tanteo, con suma suavidad
le trata Perera para iniciar el toreo en redondo, obligándole, muy por bajo,
la muleta a ras de suelo, ligando los
muletazos, muy templado. Pero se raja a las primeras de cambio y tiende a irse
el de Cortés, le pone Perera la muleta en la cara y no se la quita, tapándole
la salida, pero el nivel de la faena baja un tanto. Mismo comportamiento por el
izquierdo, hay que taparle mucho para que no se vaya. Visto su comportamiento
se lo lleva hacia las tablas y en los terrenos de dentro hilvana una serie en
redondo de enorme nivel. ¡Lo que hace el conocer los terrenos y a los toros!.
Muy bien Miguel Angel sabiendo aprovechar la querencia del animal. Un pinchazo,
una entera desprendida y dos descabellos
echan por tierra las opciones de tocar pelo ya que, a mi modo de ver, habría
cortado una oreja con total justicia.
También se va a porta gayola
Miguel Angel Perera en el último, de Toros de Cortés, armónico, muy serio, con
trapío, preciosa lámina la de este sexto. Larga cambiada y toreo a la verónica
en el saludo capotero del pacense, con enorme decisión. Cumple en varas, sobre
todo en el segundo puyazo, bien agarrado por Ignacio Rodríguez. Otro buen
tercio de banderillas a cargo de Javier Ambel y Guillermo Barbero, con un gran
Curro Javier en la brega. Brinda de nuevo al público, cumpliendo con su ritual
de depositar la montera en la segunda raya, como también hiciera en su primero.
Inicio de faena marca de la casa, vertical, sin moverse, pasándose al toro
ceñido, en los medios, con cambios de manos, jugando por ambos pitones. Muy
firme el extremeño por el pitón derecho, sometiendo al animal, tratando de
llevarlo en largo. Por el izquierdo le cuesta más al animal, pese a lo cual
saca un par de naturales de mérito. Se apaga el toro y comienza a defenderse. Fiel
a su estilo, acorta distancias Perera y se mete en esos terrenos comprometidos
que tanto le gustan. Poco más hay, salvo irse a por la espada y rematar una
tarde seria e importante de Perera. Una pena que sea la única anunciada en
Sevilla, pienso que este torero merecía al menos otra más. Mata de certera
estocada que fulmina al de Toros de Cortés. Ovación merecida para Miguel Angel,
entergado toda la tarde, muy por encima de su lote.
En resumen, tarde importante
aunque tan solo se haya cortado una oreja en la que hemos visto la enorme
disposición de los tres diestros, toreo de capote de grandísimo nivel, buenos
tercios de varas, grandísimos pares de banderillas y sensacional brega de los
subalternos. Tarde de las que hacen afición, de las que vamos a recordar
durante tiempo. No me extraña nada que se colgara el cartel de “no hay
billetes” y que se despidiera a los tres toreros con una atronadora ovación al abandonar La Real Maestranza. Así sí, así se hace grande nuestra Fiesta.
Antonio Vallejo
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