Tarde de sábado de farolillos, siempre especial en la Feria de Abril tras la intensa semana de mañanas de cante, baile, comida y bebida en el Real y maravillosas tardes de toros en La Maestranza. Pero este año aún más especial si cabe porque se despedía de esta Feria de Abril sevillana un torero singular y un hombre excepcional que me merece la máxima admiración y el máximo respeto por su ejemplar historia de superación y sacrificio tras la terrible cogida de Zaragoza en octubre de 2001. Ese hombre es Juan José Padilla, que debiera servir de ejemplo, como otros muchos maestros, a esta juventud acomodaticia, conformista y relativista que solo vive para lo inmediato y que la palabra entrega y sacrificio no asoma por su vocabulario ni se encuentra en su diccionario. Juan José Padilla, 19 Ferias de Abril consecutivas, nada más y nada menos que once de ellas también de manera consecutiva matando la corrida de Miura en el tradicional cierre de ciclo sevillano, se despedía del abril sevillano, que no de Sevilla porque volverá en Sam Miguel, allá por septiembre. Era sin duda el nombre de la tarde de ayer sábado, el mayor reclamo para los tres cuartos de plaza que registró La Maestranza, y no defraudó. Como tampoco defraudaron sus compañeros de terna, Manuel Jesús "El Cid" y David Fandila "Fandi" ni los toros de Fuente Ymbro, procedencia Jandilla, en una corrida para mi gusto magníficamente presentada, extraordinaria de hechuras, muy seria, en tipo, astifina pero agradable d cara, sin estridencias ni exageraciones fuera de lugar. Una corrida con mucha presencia que tuvo dos toros realmente buenos, con clase y calidad, que fueron primero y sexto, otro con genio, exigente y complicado, el segundo, deslucidos tercero y cuarto y con peligro el quinto. Y tampoco defraudó la afición sevillana una tarde más. Calurosa y cariñosa ovación dedicada al maestro jerezano al romperse el paseíllo en un nuevo gesto de la sensibilidad y categoría de esta plaza y esta afición y que el Ciclón de Jerez recogió desde el tercio con visible emoción. Tan solo hubo un elemento que ayer desentonó. Se llama Gabriel Fernández Rey. Ayer calentaba el asiento del palco presidencial y no sé por qué motivo le salió de sus mismísimos saltarse el reglamento, mejor dicho, pasárselo por el forro de sus...caprichos y robarle una oreja a padilla en su primer toro. Una oreja más que merecida, una oreja pedida por unanimidad en una plaza en la que lo difícil era encontrar a alguien en los tendidos que no agitara su pañuelo blanco. Pues a este notas le dio por decir que no y se negó a sacar el pañuelo. Sin comentarios, porque como siga...me detienen. Ahora bien , frente a este personaje la categoría y el señorío de Juan José padilla cuando es preguntado por las cámaras de Canal Toros acerca de su opinión sobre lo que había pasado. Respuesta de auténtico señor: "Yo sé como he toreado y lo que he sentido. He disfrutado y eso es lo que importa y con lo que me quedo". ¡Olé, maestro!.
Y es que nos ha hecho disfrutar y sentir mucho también a los espectadores en su primer toro, al que ha ido a recibirle a porta gayola con una larga cambiada a la que ha sumado otra en el tercio para incorporarse y torear de lujo con verónicas templadas y acompasadas en los medios rematando con una revolera a este toro con ritmo y compás que metía bien la cara en el capote, con clase. Toma dos varas medidas en el castigo y aprovecha El Cid su turno de quites en uno por verónicas también lentas y templadas. Es el propio matador el que toma los palos y ejecuta un tercio de banderillas con suma facilidad en una línea clásica y ortodoxa, sin alardes, reuniendo y clavando con pureza, por lo que recibe una atronadora ovación. Tras brindar al público inicia la faena de rodillas en paralelo a las tablas llegando a los tendidos. Toro bravo, noble y repetidor, con clase, fijeza y duración al que instrumenta una buena primera serie en redondo, templada y ligada, bien colocado, para rematar con un gran pase de pecho. Sigue toreando por el mismo pitón entre los olés de los aficionados, otra serie en redondo de enorme calidad rematad por un circular lentísimo y otro de pecho eterno a este muy buen toro que por el pitón izquierdo va aún mejor: dulce, suave, noble, humillando, con excelente ritmo y fijeza. De la muleta de Padilla surgen naturales largos, con hondura, muy templados, soberbias tandas de naturales rematadas con tres de pecho literalmente cosidos uno a otro, enormes, lentísimos, una maravilla. Los adornos finales genuflexo cargados de torería ponen en pie a los tendidos antes de matar de una entera trasera pero que acaba con el fuenteymbro. Petición unánime de oreja y el tal Gabriel que dice que no. Allá él. Lo que va a quedar es el toreo con sentimiento y emoción de Padilla y la apoteósica vuelta al ruedo que dio. Eso lo recordaremos, al del palco a lo mejor le esperan en su casa, quien sabe. El cuarto es un toro muy ofensivo y abierto de cara, alto pero propiciando y de buenas hechuras. Echa las manos por delante en el capote del Pirata y sale suelto de la suerte, se queda algo corto en su viaje y tiene un andar descompasado, un tanto descompuesto, soltando la cara. Fea pelea en el caballo, cabecea y pierde las manos al salir del peto en clara muestra de blandura y justeza de fuerzas. Sensacional en este toro Daniel Duarte en la brega, por bajo, sin un capotazo para tratar de hacer humillar al fuenteymbro. A la vista de las complicaciones del toro, que va rubricado como los de los rodeos americanos, deja los pares a su cuadrilla que bastante hacen Manuel Rodríguez "Mambrú" y Miguel Piña "Miguelete" en colocar los garapullos con oficio y solvencia. Inicia la faena por bajo, mucho, para someter las acometidas del toro, misteriosamente, responde con mucha más entrega que en los tercios anteriores. Le pone la muleta Padilla, lo lleva muy templado, poco a poco lo va metiendo en los vuelos, enorme mérito, tragando, aguantando los gañanes que suelta el fuenteymbro. Enorme la entrega y disposición del Ciclón de Jerez que, visto lo visto, lidia a la antigua, sobre los pies, por bajo, de manera acertadísima a mi modo de ver y toma la espada para colocar un sensacional espadazo hundiendo el acero hasta la empuñadura. Justa y gran ovación en el toro de su despedida del abril sevillano.
Recibe El Cid al segundo de la tarde, un toro precioso, con cuello, entipado y muy serio, con verónicas templadas, suaves y cadenciosas rematadas con una gran media. El fuenteymbro humilla con clase, tiene fijeza y repite. Lo lleva al caballo por delantales cargados de sabor y lo deja colocado con un recorte torerísimo para que toro tome dos varas empujando abajo, con celo, metiendo los riñones con bravura, buena pelea. Este segundo es un toro encastado, con movilidad, repetidor, exigente y con emoción, un toro que pide mando y temple para someter sus acometidas. Lo lleva bien Cid con la diestra, templado, sin que toque las telas, para sacar dos buenas series en redondo dándole distancia y largura. Baja un punto por el pitón izquierdo, embestida más incierta, hay menos reunión y colocación, Cid se desconfía un tanto y pierde esa distancia inicial que pedía el toro y los naturales tienen poco lucimiento. El toro desarrolla sentido y al volver el sevillano a torera en redondo se viene abajo y se acaba la faena. Creo que, aunque exigente y con complicaciones, era un toro al que se le podía haber sacado algo más a base de temple y distancia, quizás el de Salteras se ha desconfiado un tanto pronto y ha perdido ese sitio del as dos primeras series. No sé, desde el sofá y por la tele es muy fácil decir de todo, hay que otra ahí abajo, frente a esos pitones para saber lo que hay que hacer, lo demás son especulaciones. En el quinto, sin embargo, creo que se ha visto a un Cid pleno de ganas y disposición. Este de Fuente Ymbro era un auténtico tío, con volumen y cuajo, proporcionado, muy serio. Magníficas las verónicas de saludo de Cid, encajadísimo, muy templado, jugando las muñecas con clase para rematar el ramillete de verónicas con gusto y torería abrochándose el capote a la cintura. El toro echa las manos por delante pero se mueve y repite. En el caballo empuja si demasiada entrega, se deja pegar. Por cierto, magnífico Manuel Jesús Ruiz en este tercio, renunciando a colocar el segundo puyazo cuando el toro ha entrado de casualidad al peto por encontrárselo en su camino y espera a que se colocara como es debido y entonces sí, entonces colocar la vara. Sí señor, así debe ser, cuando lo fácil hubiera sido aprovechar el encuentro y acabar pronto con el tercio . El picador sabía que estaba en Sevilla y que ahí hay que hacer bien las cosas. Gran ovación la que se llevó Ruiz al retirarse por el callejón. Complicado en banderillas, espera, corta y echa la cara arriba pero Curro Robles y Rafa Limón resuelven el tercio con profesionalidad y oficio, que tienen mucho. Emotivo, sentido y cariños brindis de Cid a Padilla, precioso detalle que da muestra de la madera que están hechos estos hombres. Con mucha técnica El Cid en la faena, perdiéndole el paso necesario en cada lance para quedarse bien colocado y ponerle la muleta en la cara, llevándolo en largo y or bajo para someter al fuenteymbro y sacar redondos de calidad y mucha clase a un toro que se desentiende al final del muletazo pero al que El Cid no le deja irse en una faena plena de técnica pero sobre todo de entrega y disposición, sin desfallecer ante la falta de fijeza y lo deslucido del animal. Por el pitón izquierdo los defectos del toro se agudizan pero Manuel Jesús sigue planta´índole la muleta planchada y lo intenta levar siempre por bajo a pesar que el animal suelta la cara constantemente. Macheteo final por bajo ante la imposibilidad de sacar más antes de matar con una media en muy buen sitio y un descabello. Para mi El Cid ha estado por encima de este quinto, enormemente voluntarioso y haciendo todo bien, pero se ha topado con un animal deslucido y con mínimas opciones para el triunfo.
De David Fandila "Fandi" poco vamos a descubrir a estas alturas de su carrera. Un torero con un estilo muy definido y una tauromaquia particular que lleva allá donde torea, sin engañar a nadie, fiel a su concepto del toreo, que puede gustar o no, pero que no engaña a nadie. Recibe al imponente tercero, un torazo, con verónicas cargadas de clase, suaves, sedosas, encajado, acompañando el viaje con el cuerpo. Sensacional Fandi con el capote. Se le pica mal y creo que este toro que se había mostrado bravo y repetidor lo ha acusado. Banderillas a cargo de Fandi en un tercio portentoso, vibrante y arrollador, un despliegue brutal de facultades físicas, con dos pares más cercanos a la ortodoxia y el clasicismo bien ejecutados y un tercero al violín que es un clásico en su repertorio para poner a La Maestranza en pie. Primeros muletazos de tanteo, a media altura, en el tercio, el toro se cuela por el pitón derecho. No sé si habrá sido por los puyazos pero el toro ha perdido la clase que mostraba en el capote y ha tornado a geniudo y bronco, midiendo y reponiendo complicado, soltando la cara aunque Fandi intente templar y bajar la mano en una misión casi imposible. Por el izquierdo peor, mira, mide, busca, se queda muy corto. Faena a menos, deslucida, sin ritmo ni emoción por las condiciones del fuenteymbro, pases suelto a un toro que va y viene sin clase y sin argumento. Mata de entera con enorme facilidad. El sexto es un toro imponente, enseñando las puntas, fuerte y serio. Toma bien el capote de Fandi en las verónicas de saludo y en las vistosas caleserinas con la que lo conduce al caballo, algo embarulladas pero muy en Fandi. En su turno de quites se luce Padilla en uno por chicuelinas a manos bajas cargadas de sabor al que replica Fandi con otro por lopecinas o zapopinas, según estemos en España o México, rematado con una media de rodillas cosida a una revolera en un recital de toreo de capa que entusiasma a los tendidos. Protagoniza d renuevo el tercio de banderillas desplegando todo su repertorio. No falta el de la moviola, uno por dentro con exposición y riesgo con su clásico recorte de adorno y un tercer par magnífico arrancando desde el estribo, de dentro a fuera cuadrando en la cara y ejecutando la suerte con pureza. Todo el público loco con este Fandi exuberante en banderillas, pleno d facultades físicas, jugando con el toro con una facilidad increíble. Inicia la faena en los medios, de rodillas, con intención de incendiar La Maestranza en unos redondos largos, con los pitones del toro cosidos a las telas, sin quitársela de la cara, para rematar de pie con uno de pecho larguísimo. Magnífico Fandi con la diestra, conduciendo muy bien al toro, cada vez más acoplado, templado, con suavidad, grandes tandas en redondo, con largura y por bajo. Por el pitón izquierdo también responde el fuenteymbro, los naturales son largos y templados, le baja la mano y lo lleva muy toreado en series con mucha calidad, sobre todo una de ellas, poderosa, sometiendo al toro. Vuelve de nuevo al pitón derecho y torea más vertical y relajado, muy a gusto, metiendo los riñones, francamente bien, con mucha calidad y belleza. Me ha gustado Fandi, creo que ha estado muy torero, templado y relajado, ha mostrado mando y temple y ha tenido un manejo de la muleta que otras veces no le hemos visto y que es algo que se le echa en cara muchas tardes sobre todo en algunas plazas. Pero sobre todo me ha gustado porque no se ha apartado de su estilo, ha sido fiel a su tauromaquia, y eso es algo que, al menos yo, agradezco. Valoro mucho la fidelidad a los principios de cada uno, más aún en estos tiempos de lo políticamente correcto y del chaqueteo continuo para no dejar de chupar del bote, y Fandi ha sido fiel a los suyos, no ha intentado forzar un toreo que no es el suyo y le ha salido una gran faena. Me alegro, de verdad. Dicen que el mejor aficionado es aquel al que más toreros le entran en su gusto. Sí, lo comparto, y añado lo que siempre digo cuando me preguntan por mi torero favorito (que los tengo, por supuesto); aquel que me haga disfrutar y sentir la emoción del toreo cada tarde que voy a los toros. El epilogo de la faena estuvo cargado de torería en los ayudados por alto para culminar su obra con una estocada monumental hasta la bola volea´adose sobre sobre el morrillo que fulmina al fuenteymbro. Oreja de mucho valor, oreja de peso, oreja a la fidelidad a un estilo para el granadino pedida por mayoría absolutísima. Esta vez el calentador de asiento del palco no se la negó. ¿Por qué?. Ni idea, ni me importa. Nos acordaremos de Juan José Padilla, de su toreo, su dignidad y su valía humana pero jamás recordaremos el nombre del indigno personaje que ayer hizo de okupa. Llamarle presidente me parece un insulto a la Fiesta.
¡Gracias por tanto, Padilla!
¡Gracias por tanto, Padilla!
Antonio Vallejo
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