jueves, 19 de abril de 2018

8ª de Abril: José Garrido, querer y poder


Jornada de miércoles de feria, preciosa, soleada, radiante. Día ideal para ir a la feria, para, entre copa y copa de manzanilla, entre cervecita y cervecita fría, entre platitos de jamón, lomo, gambas, adobito..., en definitiva, todos los elementos necesarios para nutrirse e hidratarse correctamente en las duras jornadas de feria, comentar la locura, la apoteosis, el éxtasis taurómaco de los dos días anteriores. A nadie de los por allí presentes se les olvida lo de Juli, lo de Orgullito, lo de Manzanares, lo de Talavante. Esas imágenes siguen vivas en la retina de todos los aficionados, todos y cada uno de los capotazos, de los derechazos y de los naturales, las estocadas y las embestidas, imborrables, indemnes al paso de las horas, frescas como si estuvieran pasando en ese momento. Comentarios a buen seguro llenos de pasión y emoción, como es esa afición, pasional y que vive los toros con un sentimiento único. Jornada de miércoles de resaca, pero resaca buena, agradable, de las que nos gustaría tener día sí y día también. 
Supongo que esa "resaca" habrá pesado para que en esta tarde la Real Maestranza haya presentado una entrada cercana a los 2/3 de aforo para ver la corrida de El Pilar, ganadería salmantina de procedencia actual Aldeanueva, encaste Juan Pedro Domecq Díez, para la terna compuesta por Juan Bautista, Alberto López Simón y José Garrido. Una corrida que, al menos para mi gusto, ha estado un tanto justa de presentación. Es de esas corridas que a mi parecer hay que ver en la plaza para apreciar bien el trapío y las hechuras de los toros. Por televisión se ven muchos detalles, pero la imagen del toro en la plaza es distinta y ahí es donde se muestra la auténtica presencia del animal. Lo dicho, me ha parecido una corrida alta y grande, características propias de este hierro, zancuda en la mayoría de los toros, toros largos, pero algo vareada, en algunos casos escurridita y alguno de los toros lidiados un pelón justos de trapío, agradable de cara en general y con un juego, eso sí, decepcionante. Es cierto queda habido nobleza, que se han dejado, pero creo que le ha faltado raza y empuje, además de una muy evidente blandura y falta d fuerzas en líneas generales, si bien tercero y sexto han estado por encima del resto de sus hermanos. La nota dominante ha sido la sosería y cierto aburrimiento en algunas fases, rota por un José Garrido que, es cierto que ha lidiado el mejor lote, también ha dado ese paso adelante para atacar al toro y sacar el máximo de lo que llevaba. Para mí tarde importante de Garrido con una oreja cortada al sexto que ya había merecido en el tercero y que no es nada más que la continuidad de lo que el extremeño viene apuntando tiempo atrás.
Abría plaza un toro alto, zancudo, largo, grandón en definitiva, poco lucido en el capote, tan solo un par de verónicas en el saludo y un quite por chicuelinas de Juan Bautista al probarlo tras el primer puyazo y otro por verónicas templadas de López Simón en su turno han tenido algo de emoción. Toro de embestida descompuesta que además apunta justeza de fuerzas y al que se le mide mucho el castigo en el caballo sin que tampoco empuje mucho que se diga. Soso y deslucido en la muleta, lo esperado a la vista de su escaso empuje, noblote, sí, pero sin emoción ni transmisión. Bien el francés, pulcro, técnico, muy solvente, tratando con mucha suavidad al de El Pilar, llevándolo a media altura, sin obligarle salvo en una tanda en redondo y otra al natural con algo más de ritmo y la mano más baja y algunos muletazos sueltos con cierta calidad. Pero el resto del trasteo no ha llegado a transmitir ni conectar con los tendidos por las escasas condiciones del animal y quizás el trasteo de Bautista haya sido un tanto largo visto lo visto. Lo que está claro que al galo no se le puede negar disposición y, sobre todo, una técnica y una facilidad en la cara del toro tremenda. Tampoco el cuarto ha ayudado mucho a Juan Bautista. Toro algo más bajo que el anterior, hecho cuesta arriba, serio, que echa las manos por delante de salida, que se revuelve y aprieta hacia las tablas en el recibo con el capote, apuntando evidente falta de fuerzas. Se le cuida y mide mucho el castigo en el caballo pero pierde las manos ostensiblemente a la salida del peto y es devuelto a corrales. En su ligar salta un sombrero del mismo hierro titular, alto, largo, con mucha caja, agradable de cara que, igual que su hermano aprieta hacia las tablas en el saludo capotero y echa las manos por delante. Embestida descompuesta, deslucido en definitiva. Es cierto que se arranca pronto y con buen tranco al caballo, pero empuja cabeceando, sin emplearse, fea pelea. No mejora en la muleta, soso, deslucido, sin clase, con la cara a media altura, vamos, un auténtico tostón. Igual que en su primer toro enorme de colocación y técnica Bautista, haciendo todo bien, pulcro y aseado, paro la faena carece de emoción y transmisión. Una lástima para este buen torero francés que ha abierto ya muchas puertas grandes, entre ellas Madrid pero sigue, tras ya casi 20 años de alternativa, sin tocar pelo en Sevilla. Hoy no se le puede echar en cara nada porque bastante ha hecho con lo que tenía enfrente.
El que hacía segundo ha sido un toro suelto de carnes, ensillado, hecho cuesta arriba y que me ha parecido justito de trapío para Sevilla. Repite con brío y humillando en el capote pero se frena y echa las manitas por delante evidenciando falta de fuerzas. Se deja pegar en le caballo que monta Tito Sandoval sin emplearse en dos puyazos traseritos y muy medidos en el castigo, tan solo señalados, algo que no gusta en los tendidos y levanta alguna protesta en los tendidos. Entra al quite José garrido en su turno reglamentario y deja claro la disposición con la que ha venido a Sevilla. Precioso quite a la verónica, con gusto y templanza, rematando con una soberbia media de auténtico cartel. Sabedor de lo justo de fuerzas que va el de Pilar plantea López Simón un inicio d faena suave, probándolo por ambos  pitones, sacándoselo a los medios con gusto, tratando de llevarlo por bajo pero sin obligarle en demasía. Bien el madrileño toreando por el pitón derecho con temple, bajando la mano, el toro humilla y repite aunque tiene cierta brusquedad en su embestida. Dándole distancia atempera ese ímpetu del de El Pilar y consigue ligar series cortas con cierta profundidad. Por el pitón izquierdo echa la cara arriba y puntea la tela, se queda corto y repone, en definitiva, no va. A partir de ahí va a menos, soso y vulgar, pasando pero sin más, deslucido y sin emoción. Abrevia el de Barajas y lo pasaporta con un pinchazo y una entera. Alto, vareado, escurrido de atrás y lavado de cara el quinto, justo de fuerzas como toda la corrida, perdiendo las manos ya en los lances decaía y por eso es devuelto a corrales. Salta el segundo sombrero, también del hierro titular, el más ofensivo de la corrida y para mi gusto el más cuajado. Embiste en el capote de manera bronca, sin clase, deslucido, echando las manos por delante, defendiéndose. No se emplea en el caballo, sale suelto, sin fijeza, huye de los capotes  y corta en banderillas comprometiendo a Vicente Osuna que es prendido afortunadamente sin consecuencias. Con todo esto no es difícil adivinar su comportamiento en la muleta de López Simón. Sin clase, descompuesto, saliendo suelto al final del muletazo, va y viene pero sin ritmo, soltando la cara. Mucho mérito el del madrileño tratando de ponerle la muleta en la cara y taparle para lograr una serie en redondo ligada pero con escasa emoción, al igual que ocurre por el pitón izquierdo, naturales sueltos, sin continuidad ni ritmo. Faena enormemente voluntariosa de López Simón pero intrascendente y quizás un poco pasada de metraje. tampoco está fino con la espada y la cosa acaba en silencio. 
El extremeño José Garrido es uno de los jóvenes matadores exponente de esta generación llamada a relevar a las grandes figuras de la actualidad. Condiciones y capacidad tiene, ya lo ha demostrado en muchas plazas, y lo de este miércoles en Sevilla creo que no hace sino confirmar las esperanzas que en él se tienen. Ha ido a La Maestranza con el esporteen lleno de ganas y entrega  y ha salido con una oreja de mucho peso y valor que ha cortado ante el sexto, aunque para mi gusto ya se la había merecido con el tercero que es con el que le he visto pletórico. Era este un toro un poco basto, con poco cuello y, al menos por televisión me lo ha parecido, justo de cara y de presencia. Muy buenas las verónicas de saludo, templadas, acompasadas, acompañadas con el cuerpo,  preciosas. El toro repite y humilla, tiene clase y lo aprovecha Garrido en un garboso galleo por chicuelinas extraordinario rematado con una revolera excelente con el que lleva a toro al caballo, lo mismo que para sacarlo del encuentro con el peto, chicuelinas bellísimas a manos bajas con la que se gana una fuerte ovación. Toma la muleta con decisión, seguro de lo que quiere hacer, sin probaturas, y se pone a torera con la mano derecha en una tanda en redondo templada, bajando la mano, con largura y ligazón, rematando por bajo con una clase y un gusto tremendo. Muy acoplado el extremeño, administrando las pausas  con maestría y dando la distancia que pide el de El Pilar para recitar series en redondo de muy buena factura, con el compás abierto, alargando el viaje, arrebatado, sometiendo al toro y con remates cargados de sabor, trincherazos preciosos que ponen al público en pie. Por le pitón izquierdo le cuesta más pasar, repone el de El Pilar pero a base de colocación , paciencia y temple consigue sacar una serie de naturales  con hondura, muy por abajo que remata con uno de pecho descomunal. El epílogo de faena por el pitón derecho con redondos largos y templados, remates y detalles con gran torería y unos ayudados por alto dejan todo en manos de la espada. Se vuelca en la suerte y deja una entera algo trasera y tendida. El toro tarda en doblar y quizás eso haya enfriado algo la petición de trofeos, aunque sinceramente me parece que había mayoría de pañuelos, pero eso solo se puede apreciar bien en la plaza. En cualquier caso, la vuelta al rueda pedida por unanimidad vale mucho, como siempre lo ha sido, en una costumbre que por desgracia se está perdiendo y devaluando incomprensiblemente. Un tanto desproporcionado el sexto, muy ofensivo, demasiado quizás en proporción a su caja, un tanto escurrido y lavadito de cara. No luce mucho en los primeros tercios, sin darle posibilidad de estirarse con el capote, sin emplearse en el caballo y sin clase en banderillas, siempre echando la cara arriba. Pobre argumentos a priori para soñar con un triunfo. Inicio de faena incierto, con una embestida desconcertante, sin poder adivinar hacia donde podía romper. Trata de someterlo Garrido con paciencia, perdiéndole un paso, poniéndole la muleta, llevándolo muy toreado, poco a poco lo va ahormando para sacar un par de tandas al natural templadas y con hondura de enorme mérito. Entregado y dispuesto a más no poder el extremeño, bien colocado, poderoso y mandón con la diestra para dibujar una buena serie en redondo templada, ligada y baja de mucho valor, dominando las brusquedades del animal. Incluso se permite unos molinetes d rodillas cosidos a una tanda de derechazos con largura y profundidad y unos naturales finales rematados con una una trincherilla que hace crujir a los tendidos maestrantes para rematar la que en mi opinión ha sido una tarde de mucha importancia del pacense. Mata de entera trasera y también tendida que esta vez hace doblar con rapidez al toro y le vale una oreja pedida por aclamación. En mi opinión sale muy reforzado de Sevilla tras una tarde importante y rotunda  de un torero que, aparte de sus indiscutibles cualidades técnicas y artísticas, ha ido a La Maestranza a por todas, un José Garrido que ha querido triunfar y que ha podido con sus toros. Querer es poder, está claro.

Antonio Vallejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario